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SUDOR Y TABACO II

Memorias de lucha y dignidad sindical


(Sintraintabaco 1988 – 2018)

Miguel Ángel Romero


Sara López Acevedo
SUDOR Y TABACO II
Memorias de lucha y dignidad sindical (Sintraintabaco 1988 – 2018)

Autores
Miguel Ángel Romero
Sara López Acevedo

Revisión de prensa
Beatriz Valdez

Revisión del archivo histórico de Sintraintabaco


Sebastián Perdomo

Revisión y edición
John Jairo Arboleda (Sintraintabaco) y Corporación Periferia

Diagramación e impresión
Taller de Artes Gráficas Periferia

ISBN: 978-958-56358-9-0
Medellín, Antioquia
Julio de 2018

Fondo Editorial Periferia Sintraintabaco

www.periferiaprensa.com www.sintraintabacocut.org.co

periferiaprensa@gmail.com sintraintabacoweb@gmail.com
Índice
Prólogo: 80 años de lucha (1938 - 2018)...........................9
Introducción...................................................................15

CAPÍTULO 1: TRAYECTORIA DE UNA UNIDAD:


PRIMEROS 50 AÑOS DE LUCHA......................................21
El nacimiento de la Industria Tabacalera....................22
Nacimiento del Sindicato en Coltabaco.......................27
Años cuarenta y cincuenta..........................................30
Sindicalismo independiente y movilización social: los
años sesenta................................................................32
Relevo generacional y reorientación del sindicato: los
años setenta................................................................41
Los años 80.................................................................48

CAPÍTULO 2: CONSOLIDACIÓN DEL SINDICATO DE


INDUSTRIA (1988-1996)..................................................59
Sintraintabaco en el contexto de unidad y lucha
sindical…....................................................................60
Nace la Central Unitaria de Trabajadores - CUT..........63
Arrecia la concentración de la producción.................67
Cierre inminente en la fábrica de Bogotá...................70
Sindicato de industria en Protabaco............................73
Nace Sintraintabaco en San Gil...................................76
Crisis interna..............................................................78
La muerte de un dirigente...........................................80
Un país de contrastes económicos y sociales..............82
Asamblea Nacional Constituyente...............................85
El Consenso de Washington........................................86
Apertura, contrabando y despidos..............................86
“Un derrumbe que no supimos contener”..................89
Se impone la política de recorte social.......................93
Continúa la concentración de la producción: Cali y
Espinal…....................................................................95
Pacto Social, movimiento sindical y violencia.............97
Negociación durante este periodo............................101
Abusos sexuales en Tabaco Rubio.............................106
117 trabajadores menos en Coltabaco: camino al
Sindicato de Industria...............................................107

CAPÍTULO 3: COLTABACO SE PREPARA PARA SER


VENDIDA......................................................................115
La Colombia a final y principio de milenio................116
Reestructuraciones en Coltabaco..............................122
Un nuevo milenio: paramilitarismo y políticas
económicas...............................................................133
El legado de Ciro Arias, un dirigente asesinado.......139
Pliegos y consolidación del Sindicato.......................142

CAPÍTULO 4: “EL VAQUERO COMPRA AL INDIO”......147


Coltabaco, ahora en manos de PMI...........................148
Los cambios en Coltabaco.........................................150
La disputa por el mercado del tabaco en Colombia..160
Impactos de la apertura económica..........................163
La consolidación de la Seguridad democrática.........165
Movilización e incidencia sindical.............................170
Negociación de pliegos.............................................187

CAPÍTULO 5: TRASFORMACIONES EN LA INDUSTRIA Y


DEFENSA DEL TRABAJO (2011-2018)............................193
“Llegaron las multinacionales y absorbieron el
mercado”…..............................................................195
Se profundiza la crisis interna...................................199
Continuaron los despidos..........................................210
Pliego de Peticiones en el año 2013..........................212
“A las multinacionales sólo les importa el mercado”..213
Los debates por los Acuerdos de Paz........................216
Negociación de pliego 2015.....................................218
Impuesto al cigarrillo con la reforma tributaria........219
Transformaciones de la industria tabacalera............220
Negociación en Protabaco........................................222
Represalias contra la labor sindical...........................223
Programas de educación Barranquilla......................224
La agencia Capitanejo en riesgo...............................226
Pliego 2017: los retos de la Organización..................228
2018, año para profundizar las luchas........................231

CAPÍTULO 6: REFLEXIONES SOBRE LA CRISIS


SINDICAL......................................................................235

CAPÍTULO 7: RELATOS DE VIDA TEJIENDO DIGNIDAD ..


.....................................................................................249
Un tabaco amargo......................................................250
La brega de Londoñito................................................254
Una aguerrida lucha por la salud de los
trabajadores...............................................................259
Memorias de lucha y dignidad sindical (Sintraintabaco 1988 – 2018)

Prólogo
80 años de lucha (1938 - 2018)
“Los sindicatos que por su propia naturaleza son organizaciones de clase,
abiertos a todas las opiniones políticas, son también, pequeños compen-
dios de la historia de las luchas sociales, de los sueños, de los triunfos y
las derrotas de los trabajadores. En tal sentido, es positivo el esfuerzo que
hacen algunos sindicatos por escribir su propia historia, sus experiencias,
sus luchas, sus aciertos y sus errores, reivindicando siempre al trabaja-
dor colectivo, como protagonista de su propia historia, con sus virtudes y
defectos, como parte integral de ese conglomerado de obreros, de cam-
pesinos, de indígenas, de negros, de mestizos, de desposeídos todos, que
con su diario sudor, han enriquecido a un pequeño grupo de poderosos,
mientras ellos siguen añorando y luchando por un mundo mejor”.

Ana María Jaramillo A. y Jorge Bernal M.

Son 80 años de historia, de glorias, de triunfos, golpes,


errores, aprendizajes de lucha, movilización y de conquis-
tas que han mejorado la calidad de vida de los trabajado-
res tabacaleros. Son justamente 80 años que conmemora
el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Industria del
Tabaco en Colombia, el cual originariamente fue un sindi-
cato de empresa, por cuanto solo estaba conformado por
los trabajadores de Coltabaco a nivel nacional, y que, gra-
cias a la visión política e ideológica de su dirigencia, se
transformó en un sindicato de industria para continuar las
luchas y gestas de todos los trabajadores tabacaleros en
su conjunto.

Nuestra impronta de lucha quedó marcada con la primera


huelga que realizamos los trabajadores de Coltabaco el 25
de marzo de 1939, en la cual un grupo de trabajadores de
Bogotá enfrentaron a la “señorita orgullosa”, según pala-
bras del asesor del Sindicato, compañero Gerardo Molina,
porque esta empresa siempre se ha caracterizado por su

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SUDOR Y TABACO II

orgullo e intransigencia cuando de resolver las peticiones


de los trabajadores se trata. Posteriormente en 1967 y lue-
go, hasta ahora la última en 1982, han sido las huelgas de
los trabajadores de Coltabaco por la defensa de sus dere-
chos.

Nuestros dirigentes siempre claros y adelantados, pre-


viendo las transformaciones de la industria tabacalera,
llegaron a la conclusión que al paso que llevaba Coltaba-
co de centralizar la producción de cigarrillos en Medellín,
lo mejor era continuar las luchas a través de un sindicato
de industria, que recogiera las aspiraciones legítimas de
otros trabajadores de la industria del tabaco. En ese en-
tonces se comenzaron acercamientos con los compañeros
de la Nacional de Cigarrillos y los de Protabaco, para que
juntáramos nuestras luchas y nos hiciéramos fuertes para
enfrentar al gran capital, en procura de mejores condicio-
nes de vida de los trabajadores y sus familias.

Las convenciones colectivas firmadas con Coltabaco y


Protabaco dan cuenta del espíritu combativo de nuestra
Organización Sindical. No cabe ninguna duda sobre los lo-
gros obtenidos con la lucha sindical, y lo más importante
ha sido generar conciencia entre los trabajadores, en pro-
cura de las grandes transformaciones que requiere nues-
tro país como parte de nuestro papel.

Por esto nunca hemos estado ajenos a la represión estatal


y patronal: el despido de toda la junta directiva de la sec-
cional Bogotá; la detención y tortura de nuestros compa-
ñeros en la seccional Medellín; el intento de sabotaje de
la huelga de los trabajadores de Coltabaco en Medellín en
1982, con el asesinado de dos policías en nuestra carpa y
posterior detención arbitraria de los huelguistas; la desa-
parición, tortura y posterior asesinato de Javier Cifuentes;
el asesinato de Ciro Arias y como consecuencia la extin-
ción de la seccional Capitanejo que hasta el momento no
ha sido posible reestablecerla, además de los múltiples
cierres de fábricas en Pasto, Cartagena, Barranquilla, Bo-
gotá, Cali, Bucaramanga y las plantas de Espinal y San Gil,
así como los despidos colectivos, dan cuenta de los ata-
ques de Coltabaco contra nuestra Organización Sindical.

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Memorias de lucha y dignidad sindical (Sintraintabaco 1988 – 2018)

La industria nacional tabacalera fue asumida por las gran-


des multinacionales Philip Morris International y British
American Tobacco, quienes compraron a Coltabaco y Pro-
tabaco respectivamente. Estas han continuado con políti-
cas agresivas contra los trabajadores y su Organización
Sindical; de eso en nada se diferencian el capital nacional
y el transnacional.

British American Tobacco compró a Protabaco en el año


2012, y en el año 2014, es decir dos años después, cerró
el proceso de producción en Bosa, dejando una estela de
desempleo, miseria y represión a su paso, con el agravante
que contaron con el concurso del Ministerio de Trabajo,
quienes irregularmente aprobaron el cierre varios años
después de terminar el proceso de producción. Con esa
decisión dejaron a más de 600 trabajadores sin trabajo;
por fortuna para nuestro Sindicato, aún 11 valerosos tra-
bajadores resisten en varios escenarios la agresión patro-
nal de BAT, para lograr la reubicación definitiva en el área
comercial y hacer efectiva una de nuestras banderas de
lucha, la defensa del derecho al trabajo en condiciones
dignas y justas.

Cuando de agresión se trata, PMI no se queda atrás. Con la


compra de Coltabaco en el año 2005, se aplicaron varios
proyectos para modernizar el aparato productivo y las for-
mas de realizar el trabajo: la implementación de los oficios
polivalentes; el establecimiento de las células de trabajo;
la integración en un solo proceso de la elaboración y em-
paquetado; la incorporación de tecnología tanto en el pro-
ceso primario como segundario; el exterminio de los tra-
bajos directos en el área de ventas; la tercerización de las
actividades litográficas; el establecimiento de metas de
producción; la superación de indicadores de producción
y productividad; los despidos colectivos y los planes op-
tativos para el retiro del personal más antiguo y enfermo,
entre otros, se han convertido en la forma mediante la cual
esta multinacional ha sacado más de 700 trabajadores del
proceso de producción.

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SUDOR Y TABACO II

Lo anterior corrobora que la inversión extranjera no ge-


nera empleos en Colombia, por el contrario, ha destruido
la industria nacional y el empleo, pues muchas empresas
luego de ser adquiridas por el capital transnacional, han
sido cerradas. Esto indica que solo les interesa el mercado.

En esta conmemoración, capítulo aparte merecen nuestros


compañeros estacionales, porque gracias a ellos hoy con-
tamos con el Sindicato de Industria. El desconocimiento
de Coltabaco de la existencia de una relación laboral di-
recta, llevó a estos trabajadores a organizarse y constituir
a Sintraintabaco en el año de 1975, nombre que sería aco-
gido luego por los demás trabajadores de la industria para
continuar construyendo una historia rica en hechos que
dan cuenta de nuestra existencia jurídica y política como
Organización Sindical.

Ni la represión estatal, ni mucho menos el poder del gran


capital, han logrado desmoralizar nuestro accionar en la
defensa de los intereses de los trabajadores tabacaleros.
Cada dificultad, cada escollo, cada tropiezo ha sido una
gran oportunidad para un aprendizaje permanente, que
ha permitido cualificar la dirección del Sindicato para no
defraudar la confianza depositada. Todas las generaciones
de dirigentes que han pasado por nuestra Organización,
han colocado su granito de arena para que esta expe-
riencia sindical se convierta en un ejemplo de lucha y de
relacionamiento con nuestros compañeros de otras orga-
nizaciones sindicales. No hemos sido inferiores al reto y
aspiramos que la nueva generación de directivos sindica-
les, jóvenes y vigorosos, continúen el legado histórico de
lucha, movilización y solidaridad que llevamos en nuestro
ADN sindical.

Sea esta la oportunidad para recordar a nuestros últimos


presidentes vivos de nuestro Sindicato en los últimos 43
años de existencia. Ellos son: Gabriel Martínez, Jairo Les-
mes, Fernando Moncada, Miguel Zapata, Jorge Vargas, Rei-
naldo Medina, Henry Mancilla, Juan Carlos Ospina, John
Jairo Arboleda y Guillermo Álvarez. Somos conscientes

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Memorias de lucha y dignidad sindical (Sintraintabaco 1988 – 2018)

que son muchos los dirigentes que han pasado por nues-
tra Organización Sindical; cómo olvidar a nuestra eterna y
valerosa compañera María Stella López, incansable lucha-
dora por la salud de los trabajadores: gracias a ella y su
persistencia hoy contamos con el Comité de salud ocupa-
cional conocido como COPASST (antes Copaso).

Este libro que ponemos en las manos de los trabajadores


tabacaleros y público en general, se constituye en fiel tes-
timonio de nuestras gestas y luchas por los trabajadores.
Es un repaso viviente de la historia contada por sus pro-
tagonistas directos, quienes han puesto todo el cuidado y
rigor para que sea referente de memoria histórica para el
movimiento sindical. Esta recopilación de hechos y datos
es nuestra mejor contribución a las nuevas generaciones
de directivos nacionales y seccionales, pues debemos te-
ner presente que lo que ocurre en el pasado vuelve a ser
vivido en la memoria, y para que esa memoria no se borre
la dejamos escrita para siempre.

Juan Carlos Ospina González


Secretario General de Sintraintabaco

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SUDOR Y TABACO II

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Memorias de lucha y dignidad sindical (Sintraintabaco 1988 – 2018)

Introducción
Este trabajo es un ejercicio de memoria que se presta a
contar desde la voz de sus protagonistas, la de los traba-
jadores de la industria del tabaco, las luchas y debates li-
brados en los últimos 30 años por la Organización Sindical
“Sintraintabaco”. El relato que aquí se presenta se inscri-
be no sólo en la historia del sindicalismo en Colombia,
lo hace también en la de este país con tremendas contra-
dicciones sociales, y que, en medio de los esfuerzos por
una solución política del conflicto social y armado desde
mediados de la década del 80, no ha conseguido cerrar
este ciclo de violencias recicladas y desigualdades socia-
les. En este sentido, la voz y propuesta de los trabajadores
organizados tiene aportes desde su experiencia de parti-
cipación, negociación y resolución de los conflictos y en la
conquista de condiciones para trabajo digno.

Como Corporación Periferia participamos entusiastas de


este ejercicio, sabiendo que este contribuye al reconoci-
miento de las apuestas organizativas de Sintraintabaco,
sindicato que con 80 años de existencia ha estado ligado
a los debates nacionales, pero además ha puesto sobre la
mesa de negociación de Coltabaco la defensa del trabajo
como principio para una vida digna.

Su experiencia, consignada en el primer tomo de Sudor


y Tabaco y ahora en este segundo, refleja algunos de sus
aciertos y desaciertos a lo largo de estas ocho décadas.
Además, puede servir de manera pedagógica para enten-
der el papel del sindicalismo en los últimos años, en me-
dio de la apertura de los mercados y de la consolidación
neoliberal; como reflexión de la necesidad del sindicalis-
mo como representante de los trabajadores ante el poder
económico, hoy en día de carácter transnacional, pero

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SUDOR Y TABACO II

también como una mirada crítica del quehacer sindical y


de sus vicios en nuestro país.

Sudor y Tabaco II es una investigación que desde el pe-


riodismo aborda el periodo de 1988 hasta 2018 a partir de
la experiencia de Sintraintabaco. Sus resultados se consi-
guieron a partir de la construcción de una línea de tiempo
elaborada participativamente con los dirigentes de más
larga data del sindicato en la actualidad, en donde se tu-
vieron en cuenta elementos al interior de la Organización
Sindical, de la empresa y del contexto nacional. Esta línea
fue complementada con el rastreo de prensa de medios
nacionales, el archivo histórico del sindicato y entrevistas
a profundidad con los trabajadores de las diferentes sec-
cionales, y otros actores relacionados a esta historia.

De esta manera, se presenta un informe final dividido en


cuatro periodos de tiempo, determinados por hitos de im-
portancia para la Organización Sindical y que marcaron
determinadas disputas y visiones del sindicato o de la in-
dustria: 1988-1996, transición de la apuesta de sindicato
de empresa a sindicato de industria; 1997- 2004, cambios
en Coltabaco de cara a su venta; 2005-2010, venta de Col-
tabaco y reestructuraciones por parte de la Philip Morris
International; y 2011 -2018, transformaciones de la indus-
tria a raíz de la venta de las empresas de capital nacional
a las multinacionales Philip Morris Internacional y British
American Tobacco.

Al inicio, este trabajo se acompaña de un resumen de la


historia de los primeros 50 años del sindicato, recogida
en Sudor y Tabaco de Ana María Jaramillo y Jorge Bernal.
En la parte final, luego de la cronología de los últimos 30
años, se encuentra una reflexión elaborada por la Corrien-
te Sindical Clasista, integrada por dirigentes sindicales al
interior de la CUT, de la cual hacen parte algunos directi-
vos de Sintraintabaco, sobre la crisis del movimiento sin-
dical. Finalmente, se presentan tres textos anexos con las
historias de personajes de relevancia para la historia de
Sintraintabaco.

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Memorias de lucha y dignidad sindical (Sintraintabaco 1988 – 2018)

Es importante resaltar que esta investigación se enmarca


en un contexto en el cual, según proyecciones del Sindi-
cato, se advienen transformaciones determinantes, por
primera vez en 100 años, sobre el consumo y venta del ta-
baco. Si bien durante este siglo han existido cambios en el
tipo de tabaco que se consume y en las tecnologías usadas
para su procesamiento, la transición hacia lo que han de-
nominado las empresas multinacionales como productos
de riesgos reducido, pone en riesgo el empleo y derechos
de miles de trabajadores de la cadena de la industria ta-
bacalera en el país. Asimismo, estas lógicas de producción
transnacional y concentración del mercado por parte de
estas empresas, traen consigo el fin del cultivo y de la in-
dustria de este producto en algunos países en los que es-
tas hacen presencia.

Estas transformaciones fueron precedidas por el Acuerdo


Marco para el Control del Tabaco, un tratado elaborado
por la Organización Mundial de la Salud -OMS-, y firmado
en la Organización de Naciones Unidas por más de 168
países en 2003, con el fin de desincentivar el consumo del
tabaco. El acuerdo planteó una serie de políticas a seguir
por los Estados que se acogieron en materia de precios,
tributación, limitaciones en la publicidad para el cigarri-
llo, entre otras. En Colombia, estas políticas fueron acogi-
das en el año 2009 a través de la Ley Antitabaco (Ley 1335
de 2009). Pese a los supuestos objetivos fijados por este
acuerdo, la paradoja producto de esta medida fue el favo-
recer la concentración del mercado global para las multi-
nacionales del tabaco.

Según Guillermo Álvarez, dirigente del sindicato, estas


dos multinacionales se convirtieron en un duopolio en
América, y se repartieron el mercado, lo que ha generado
desempleo a causa de sus políticas de cierres, arreglos,
despidos, tercerización, tecnificación y polifuncionalidad.
En el caso particular de la PMI, esta tenía 92 mil trabajado-
res en todo el mundo, y hoy son menos de 70 mil. En Co-
lombia tienen repartido el mercado en un cincuenta - cin-
cuenta, y han sacado cada una a más de 700 trabajadores.

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SUDOR Y TABACO II

“En Colombia hay alrededor de unas 23 mil familias que


vivían del cultivo del tabaco. Hoy creemos que son menos
de la mitad, y con una tendencia a acabarse, porque con lo
que producen en Brasil por su gran extensión y tecnología,
les sale más barato traerlo que comprarlo en Colombia.
Entonces no es solo los empleos directos que se pierden
en una fábrica, sino esas 23 mil familias que se han venido
quedando sin el sustento a causa de esas transformacio-
nes”, explica Álvarez.

Este dirigente también señala que con la llegada de las


multinacionales, se han precarizado las condiciones labo-
rales porque estas empresas llegaron con políticas que
pretenden reducir algunos derechos adquiridos. “Si bien
es cierto que con nosotros no lo han logrado, por ejemplo
en BAT el pago es malísimo, no tienen mayores beneficios;
utilizan la tercerización, políticas de polifuncionalidad, po-
líticas de metas… hay una precarización muy tenaz con la
llegada de estas multinacionales, pero el futuro sí lo vemos
muy negro es con estos productos de riesgo reducido”,
comenta.

Los esfuerzos de estas compañías en la actualidad están


dirigidos a conseguir la certificación de los productos de
riesgo reducido, como el IQOS para el caso de la PMI, por-
que según ellas son 95% menos dañinos que el cigarrillo
tradicional. De conseguir su apuesta, con la producción y
comercialización de estos productos que ya han llegado a
Colombia, revolucionarían el consumo del tabaco como lo
conocemos. Estas transformaciones prenden las alarmas
tanto para los trabajadores directos de la empresa como
para los cultivadores del tabaco en el país, y ante lo cual
el Sindicato, para asegurar el empleo, viene levantando la
bandera de la elaboración de estos productos en Colom-
bia. Sin embargo, nada garantiza esto y aún no se ve un
compromiso por parte de la Compañía para que esto sea
una realidad.

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Memorias de lucha y dignidad sindical (Sintraintabaco 1988 – 2018)

De otra parte, hay un segundo elemento central en el cual


se enmarca este trabajo y es la denominada crisis del mo-
vimiento sindical. Esta crisis se puede apreciar en el pe-
riodo de los últimos 30 años a partir del fortalecimiento y
auge del proyecto de unidad sindical regional y nacional
alrededor de la CUT, y sobre unas condiciones de violen-
cia estatal que han limitado la participación sindical, ge-
nerando así ciclos de turbación para su participación po-
lítica.

En este sentido, el papel que el Estado ha jugado ha sido


a varias bandas: la primera expresión de esta ha sido la
violencia paramilitar y la guerra sucia que se ha ensañado
desde los años ochenta contra las organizaciones sindi-
cales, federaciones y dirigentes de la CUT. Una segunda
apuesta ha sido los cambios legislativos de cara a la flexi-
bilización de las condiciones laborales, y una tercera tác-
tica ha buscado la cooptación de líderes sindicales a tra-
vés de escenarios como el Ministerio de Trabajo (Algunos
presidentes de la CUT han saltado a Ministros de Trabajo).
De esta manera, se podría hablar de las dificultades de
construir un movimiento a raíz de una condición acéfala,
es decir, con menoscabo del liderazgo (por la violencia y
la cooptación), para poder hacerle frente, oposición y al-
ternativa al modelo neoliberal que en los últimos años se
ha impuesto en el país.

Pero no sólo el Estado ha sido partícipe de esta crisis del


movimiento sindical. Existen también otros factores como
lo es el contexto de conflicto social y armado que ha pro-
fundizado las diferencias entre los actores políticos del
país y que ha puesto en segundo plano la solución del
conflicto por medio de la palabra. Es así como el movi-
miento sindical no ha sido ajeno a esta profundización de
las diferencias ideológicas, relacionadas a su vez con la
forma de afrontar una situación de movilización determi-
nada. En este sentido, las diferentes corrientes dentro del
movimiento sindical han tenido discusiones y posturas, al-
gunas irreconciliables, que no han permitido afrontar los

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SUDOR Y TABACO II

debates nacionales de manera unificada o incluso los mis-


mos debates al interior de las empresas.

Finalmente, un elemento endógeno al movimiento sobre


esta crisis ha sido una falta de reflexión crítica que per-
mita entender el sindicalismo como una expresión de la
organización por y para los trabajadores, pero que a su
vez ha presentado vicios en la manera de hacer política
dentro de las organizaciones sindicales. Como lo explica
Guillermo Álvarez:

“Mientras que el movimiento sindical no discuta ni reco-


nozca los errores y los vicios que ha tenido durante estos
tiempos, que han agravado y profundizado la situación de
crisis, va a ser muy complejo salir de ella. Uno diría que
eso obedece a una situación especialmente histórica por
allá de finales de los años 80 y principios de los 90, donde
se presentaron grandes cambios en el mundo laboral, con
lo que se denominó neoliberalismo y apertura económica.
A partir de la aplicación de estas políticas, surgen cambios
en materia social y legislativa que afectan las relaciones
laborales y obrero-patronales. El sindicalismo como tal no
tuvo la capacidad de leer correctamente esos cambios, de
entenderlos y de actuar frente a ellos”.

Es así como este trabajo se pone a disposición, desde la


experiencia de Sintraintabaco, para hablar sobre estos te-
mas y proponer algunas reflexiones como aporte al movi-
miento sindical en su conjunto.

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Trayectoria de una unidad: primeros 50 años de lucha

Capítulo 1
Trayectoria de una unidad:
primeros 50 años de lucha

Fotografía 1 – Peña cultural en conmemoración de los 50 años realizada en el


aeropuerto Olaya Herrera en Medellín.

En 1988 fue publicado el libro “Sudor y Tabaco”, una in-


vestigación que se enmarca en la historia de las luchas ta-
bacaleras, realizada por el Instituto Popular de Capacita-
ción, en cabeza de los investigadores Ana María Jaramillo
y Jorge Bernal. Dicho trabajo recoge los análisis e historia
de la Organización Sindical Sintracoltabaco y aborda el
papel que ha jugado la industria tabacalera en el país, y
principalmente la Compañía Colombiana de Tabaco S.A.
La presentación de la investigación se realizó en el marco
de la conmemoración de los 50 años del Sindicato (1938 –
1988) y se llevó a cabo en el Hotel Bacatá, en la ciudad de
Bogotá.

21
SUDOR Y TABACO II

Cabe resaltar que de ese proceso no hicieron parte los


dirigentes sindicales de antes de 1976, debido al conflicto
que se presenta en la transición del cambio generacional
entre los denominados “viejos patronales” y los “peludos
revolucionarios”, dos generaciones con particulares pos-
turas ideológicas que quedaron registradas a lo largo de
ese trabajo, como veremos más adelante.

Recogemos a continuación algunos de los sucesos más im-


portantes abordados en dicha investigación, como punto
de partida y antecedentes de los hechos que fueron re-
levantes para los trabajadores de la industria tabacalera
entre 1988 y el 2018, y que desarrollaremos a partir del
siguiente capítulo.

El nacimiento de la Industria Tabacalera


Entre 1850 y 1869, la industria del tabaco fue considerada
como una de las más importantes en Colombia. Sin embar-
go, las altas importaciones llevaron a un largo periodo de
ruina en la agricultura tabacalera, lo que tuvo como resul-
tado que a comienzos del siglo veinte, la mayor parte, y los
mejores cigarrillos consumidos en el país, provenían del
exterior. A esto sobrevino una monopolización por parte
del Estado en la fabricación e introducción del cigarrillo,
pero su baja calidad en la producción fomentó el contra-
bando, y luego de cálculos económicos, debió suspender
su monopolio para permitir la fabricación e introducción
por parte de terceros. Hasta 1910 solo existían talleres ar-
tesanales y pequeños establecimientos semi-industriales;
también casas importadoras de cigarrillos y/o picadura,
provenientes principalmente de La Habana. Pero ese año
se constituyó la primera empresa manufacturera: la Com-
pañía Industrial de Cigarrillos.

A la par, surgieron numerosas empresas de fabricación de


tabaco en Colombia dentro de un lento proceso de susti-
tución de importaciones, que luego de avances y recaídas
terminaron incorporándose en la Industrial Unida. Así, en
1919, producto de la fusión de la lndustrial Unida con las

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Trayectoria de una unidad: primeros 50 años de lucha

otras empresas del sector surgió la COMPAÑIA COLOM-


BIANA DE TABACO, cuyos socios fundadores fueron Ber-
nardo Mora, con el 50% de las acciones, y Carlos E. Res-
trepo, Lisandro Ochoa, Luis Restrepo Mesa, Basilio Uribe y
Gabriel Hernández, con un 10% de las acciones cada uno.

El grupo de empresarios que fundó la Colombiana de Ta-


baco, fue uno de los más representativos de la pujante élite
empresarial que se configuró en Antioquia a comienzos
del siglo XX. Dicho grupo estaba conformado por acau-
dalados hombres de negocios, comerciantes, banqueros,
industriales y políticos. Se iban tejiendo así las redes de lo
que más adelante sería el llamado “Sindicato Paisa” o Gru-
po Financiero Suramericana, al fusionarse con los Echava-
rría, los Restrepo, los Villa, entre otros.

Coltabaco, entonces, recogió o fue el resultado de toda la


experiencia obtenida por los distintos empresarios del
sector desde finales del siglo XIX hasta 1918 y de alguna
forma fue la culminación de esa primera fase de experi-
mentación, en la que se corrieron los mayores riesgos. Se
generó un fuerte proceso de monopolización y toda em-
presa que surgía tarde o temprano terminaba siendo ab-
sorbida por este gran monopolio. Para esta época, la ge-
rencia de Coltabaco fue asignada a Juan de la C. Posada,
quien tenía un largo recorrido en diferentes empresas e
industrias, y direccionó a la empresa a una alta producti-
vidad.

Hacia los años treinta, la mayor parte del mundo capitalista


se debatía en el estancamiento, mientras que Colombia y
otros países latinoamericanos vivían procesos de intensa
industrialización. Por esto, los trabajadores fueron someti-
dos a altos niveles de explotación en comparación con el
aumento de su productividad.

Para esta época, en lo referente a lo social y político, el


triunfo de E. Olaya Herrera en la elección presidencial de
1930 puso fin a cincuenta años de “República Conserva-
dora”, y la elección de Alfonso López Pumarejo, en 1934,

23
SUDOR Y TABACO II

sin que el partido conservador le hubiese opuesto un ad-


versario, significaba cierta estabilización de la “República
Liberal”. 1930 aparece como un desquite de las élites po-
lítico-económicas respecto de los “políticos” después de
la confusión que reinó de 1926 a 1930. López Pumarejo no
buscó una nueva Constitución sino tan sólo reformar par-
cialmente la carta de 1886, sin estipular separación de los
poderes ni la soberanía del Estado colombiano sobre el
estado civil de las personas. Se configuró el clientelismo
como un método moderno de hacer política y se desarro-
lló junto con el capitalismo. La Revolución en Marcha im-
puesta por López despertó un verdadero fervor entre las
masas, por creer que por primera vez en su historia, ellas
estaban participando activamente en las grandes decisio-
nes nacionales.

Frente a los trabajadores el régimen de López se mostró


progresista, al favorecer tanto la negociación de los plie-
gos sindicales como la afiliación. Ya el gobierno de Olaya
había avanzado en el proceso de institucionalización del
derecho de huelga aunque con elementos negativos como
prohibir a los sindicatos participar en política militante, y
permitir a los patronos el derecho a enganchar esquiro-
les en caso de huelga. Aunque la Revolución en Marcha
no legisló en especial en materia de derechos sindicales,
el trabajador tenía derecho a participar activamente en su
Organización Sindical, que debería ser reconocida por los
patronos, y a negociar y llegar a acuerdos sobre sus peti-
ciones. Por esta razón la derecha, aterrada, lanzó un cla-
mor contra el Gobierno al que acusaba de comunista. Pero
López sólo buscaba crear los canales de negociación y re-
solución de los conflictos obrero-patronales, permitiendo
así que la creciente productividad industrial admitiera un
salario real mayor.

La Organización Sindical a nivel general se vio altamen-


te favorecida durante este período. Según Miguel Urrutia,
en 1935 había cerca de 43.000 sindicalizados. Se fundó en
1936 una confederación única de trabajadores, la CTC,
que centralizó la fuerza de todos los sindicatos del país,

24
Trayectoria de una unidad: primeros 50 años de lucha

constituyendo una herramienta decisiva en la defensa de


sus intereses.

La CTC en estos momentos estaba dirigida por sindica-


listas comunistas y liberales que apoyaron sin reservas a
la administración liberal, bajo la propuesta del llamado
“Frente Popular”, no como un frente orgánico sino con
hegemonía de la fracción política reformista-burguesa, a
cargo del Gobierno. Asistió a la fundación de la CTC el Mi-
nistro de Gobierno, Alberto Lleras Camargo, e igualmente
la celebración del Primero de mayo de 1937 fue una gran
manifestación de apoyo a López y de rechazo a la derecha.

Entre 1934 y 1937 se incrementó notablemente el movi-


miento huelguístico, registrándose alrededor de 100 huel-
gas. La motivación básica de estos movimientos era el
asunto salarial y las condiciones de trabajo, pero también
el que se admitiera la existencia de sindicatos y su dere-
cho a negociar. Por lo demás, las huelgas se producen en
numerosos casos sin que el Sindicato haya sido constituido
previamente, y como ocurría en empresas como Coltaba-
co, los patronos se mostraban más fácilmente dispuestos a
conceder algunas mejoras salariales precarias, antes que
admitir la organización de los trabajadores.

La Colombiana de Tabaco, durante los años 30, disputó con


el Gobierno nacional y departamental por los impuestos y
la reglamentación de la renta del tabaco, hasta que final-
mente lograron una rebaja en el impuesto sobre el consu-
mo de tabaco, superior al 60%. El debate resurgió a raíz
de la reforma fiscal, planteada por López Pumarejo, dentro
de su política de mayor intervencionismo. La gran indus-
tria que hasta entonces había sido tratada con indulgencia,
dejó de disfrutar de algunos privilegios. López había de-
mostrado, con cifras en la mano, que las grandes socieda-
des no pagaban antes sino impuestos simbólicos, por lo
que esta nueva reforma debía garantizar que las grandes
empresas retribuyeran al Estado por las enormes utilida-
des generadas durante años.

25
SUDOR Y TABACO II

En los años 1938-1939, ocurrieron una serie de transfor-


maciones y cambios, en especial de orden político-sin-
dical que significaron retrocesos frente a lo ocurrido en
el periodo 1934-1937. A nivel social se presentó el creci-
miento, aunque no acelerado, de las principales capitales
del país. En términos de profesiones, los artesanos supera-
ban ampliamente a los obreros de la industria, y la fuerza
de trabajo, como al principio de la industria, continuaba
siendo mayoritariamente femenina.

En el plano político “la Revolución en Marcha” de López


Pumarejo llegó a su fin y se afianzó la derecha en el par-
tido liberal, en el Gobierno y en general en la vida na-
cional. En la gran manifestación del 1° de mayo de 1936,
dirigiéndose a las masas allí congregadas, este se cuidó
muy bien de prometer nuevas reformas sociales. Por otra
parte, la gran burguesía industrial se mostró alarmada por
el espectro de la “lucha de clases” y estuvieron cada vez
más en las primeras líneas de la ofensiva contra López. Les
preocupaba la implantación de leyes sociales que podrían
pesar sobre el ritmo de la acumulación de sus capitales.
A fines de 1937, cuando el Gobierno proyectó una ley que
hiciera obligatorias las “cesantías”, algunos vieron en ella
el anuncio de un caos total.

Sin embargo, Alfonso López Pumarejo se mostró en contra


del sindicalismo “político” como el que constituyó la CTC,
y Alberto Lleras Camargo, en su calidad de Ministro de
Gobierno, declaró: ‘’Me alarma que la libertad de trabajo
vaya quedando en poder de los agitadores y que la huelga
haya pasado de instrumento legal de defensa de las clases
económicamente débiles a ser ejercicio de preparación
para sus luchas revolucionarias contra el estado demo-
crático y republicano”. En enero de 1936, cuando estalló
la huelga de la empresa Rosellón en Medellín, el mismo
Ministro denunció a los que quieren “dar una orientación
ilegal y subversiva a los movimientos obreros”. Y así es
que el congreso de la CTC, en enero de 1938 se consagró
a condenar las huelgas; algo similar hizo el Estado Mayor
Comunista. Uno y otro temían que estas sirvieran de pre-

26
Trayectoria de una unidad: primeros 50 años de lucha

texto a la burguesía para liquidar la alianza política cuyo


eje es el partido liberal.

En 1938 Eduardo Santos fue elegido como presidente de


la República, y tenía como urgencia proscribir la lucha de
clases. ‘’Ni lucha de clases, ni privilegios, ni opresión, ven-
ga ella de donde viniera”, advirtió en su primer discurso
presidencial.

La actividad sindical disminuyó, y la CTC no hizo nada o


casi nada por sostener las esporádicas protestas o reivin-
dicaciones de los sindicatos. Por el contrario, desautorizó
y dejó sin respaldo a algunos de esos movimientos. Difícil
era el panorama para la constitución de un sindicato, en
uno de los más grandes monopolios industriales del país,
y más difícil aún la realización de un movimiento huelguís-
tico.

Nacimiento del Sindicato en Coltabaco


En este contexto, la tasa de explotación calculada sobre
los obreros en Coltabaco, registró un 506 por ciento en re-
lación con la producción y el salario obtenido a cambio.
Es decir que por cada 100 pesos que recibía una obrera
como remuneración, entregaba a sus patronos 506 pesos
de excedente. O en relación con el tiempo, una obrera pa-
gaba su salario en una hora y trece minutos, es decir que
en las seis horas y cuarenta y siete minutos restantes es-
taba regalando su fuerza de trabajo y generando riqueza
para los banqueros, el Estado y los patronos de Coltabaco.

Fuera de ese salario, los obreros no tenían nada más, por


eso empezaron a hablar de la necesidad de un sindicato.
Los primeros intentos fueron encabezados por un perso-
nal de más alta categoría, como el personal de máquinas,
pero el Sindicato no logró una contextura para llevar ade-
lante una lucha sindical, dado que estos obreros siempre
se fijaban en los halagos de la Compañía y se fueron dis-
gregando. Fue al tercer intento cuando logró constituirse
definitivamente el Sindicato de Trabajadores de la Com-

27
SUDOR Y TABACO II

pañía Colombiana de Tabaco, en cuya Asamblea General


contaron con la participación de 32 miembros asistentes.
Este último y definitivo intento contó también con la ase-
soría de la CTC y de su Federación Regional, a la cual se
vincularon.

Esto molestó al señor Benjamín Moreno, gerente de la


Compañía, quien manifestó a un representante del Sindi-
cato que “veía con buenos ojos la organización de los tra-
bajadores”, pero siempre y cuando “no estuviera dirigido
por personas extrañas al Sindicato”. En esos años la CTC
estaba dirigida por liberales radicales y comunistas y por
lo mismo era mal vista por los industriales, en especial por
los antioqueños (la mayoría conservadores).

El primer Pliego de Peticiones y primeras acciones


Desde el siete de septiembre de 1938, según consta en el
acta No. 20 se venía preparando el pliego de peticiones
a presentar a la empresa. No obstante, la intervención de
Manuel Marulanda, delegado de la Federación, en favor
de un memorándum, terminó convenciendo a los directi-
vos del Sindicato. De esta manera, el resto del año se invir-
tió en una discusión estéril con el gerente de la Compañía,
quien no permitió solucionar ninguno de los puntos plan-
teados en este memorando. En 1939, se retomó la idea del
pliego y en la reunión del 16 de febrero fue presentada y
aprobada por noventa y cuatro trabajadores asistentes a
la misma. Se nombró la comisión negociadora y el comité
de lucha.

De los nueve puntos del pliego, tres tenían que ver con el
reconocimiento y el respeto a la Organización Sindical, así
como un auxilio para su funcionamiento. Un cuarto pun-
to, sumamente importante, pedía la rebaja de la jornada
de trabajo a 44 horas semanales, pero pagando la semana
completa. Otros dos puntos atendían al asunto salarial, au-
xilio de cesantía a razón de un mes de salario por cada año
de servicio, y aumento salarial diferenciado, de acuerdo
con la categoría salarial vigente. Y otros dos puntos busca-

28
Trayectoria de una unidad: primeros 50 años de lucha

ban alternativas para dos problemas bien sentidos por los


trabajadores, como lo eran la educación y salud.

Como este asunto de la salud era reiteradamente men-


cionado por la empresa, cuando alardeaba de los gran-
des beneficios brindados a los trabajadores por voluntad
propia, la actitud y respuesta de la empresa ante el pliego
de peticiones puso en evidencia lo amañado del discurso
patronal y de los comentaristas de la época, que ponían
a la Colombiana de Tabaco como modelo en términos
de relaciones obrero-patronales y de grandes beneficios
concedidos a sus trabajadores. La Compañía, por interme-
dio de su gerente Benjamín Moreno, negó en su totalidad
el pliego de peticiones. Este desconocimiento le permi-
tía mantener su discurso paternalista, al argumentar dar
cosas a los trabajadores, gracias al “buen corazón” de los
empresarios.

Pese a la intervención del Gobierno, la negativa por parte


de la empresa llevó a que el sábado 25 de marzo de 1939
el Sindicato se lanzara a su primera huelga. Los trabajado-
res se tomaron la fábrica y esta se convirtió en un cuartel
del Ejército con el fin de desalojarlos. La huelga duró cin-
co días y fue la primera que se registró en la historia de la
Colombiana de Tabaco. Fue entonces considerada como
un triunfo, tanto por haber logrado que la empresa recono-
ciera los nueve puntos del pliego de peticiones, como por
el nivel de tenacidad que empezaron a ganar los obreros.

Entonces el Sindicato empezó a expandirse. Aunque la


seccional de Bogotá duró seis años sola, en diferentes re-
giones del país empezó también a evidenciarse la nece-
sidad de la Organización Sindical. Así empezaron a nacer
las diferentes seccionales: Cali, en octubre de 1944 con la
denominación de “Sindicato Único de Empleados y Obre-
ros de la Compañía Colombiana de Tabaco”; Barranquilla
en 1945; Cartagena en 1947, en donde desde ese año hasta
1949, los obreros realizaron dos paros a la empresa; Pasto,
en 1949; Medellín, en donde luego de múltiples intentos se
consolidó la Organización Sindical en 1959; Bucaramanga,

29
SUDOR Y TABACO II

en 1958, con la asesoría de la Unión de Trabajadores de


Santander, Utrasan; y Espinal, en 1959.

La fundación de las seccionales de Medellín y Bucaraman-


ga resultaron especialmente complicadas. En el caso de
Medellín, fue determinante el modelo empresarial im-
puesto por la primera generación de empresarios de la
Compañía –Juan de la C. Posada y Cipriano Jaramillo–. En
Bucaramanga, el modelo paternalista, se desdobló en re-
presivo ante el solo anuncio de la constitución de la Orga-
nización Sindical.

Prácticamente en todas las seccionales la organización se


creó con el número estricto de personas para poder reci-
bir su reconocimiento (los 25 que exige la ley). En un co-
mienzo la mayoría no veía la necesidad de la organización
o temía ingresar a ella. En estas condiciones el crecimien-
to de la organización fue muy lento y exigió mucho trabajo
de parte de sus impulsores.

Desde esta misma perspectiva, cabría decir que al ser me-


nos fuerte el control ideológico empresarial y clerical en
regiones como la Costa Atlántica (Barranquilla y Cartage-
na) y en Valle del Cauca (Cali) se “facilitó” la constitución
del Sindicato. Por lo menos su fundación fue más temprana
y su proceso inicial menos tortuoso. Además, Cali fue clave
en el impulso de otras seccionales y de una línea más in-
dependiente y radical, como se podrá apreciar con mayor
claridad en los años sesentas.

Años cuarenta y cincuenta


Al final de los años cuarenta se reunió la primera CON-
VENCIÓN NACIONAL DE DELEGADOS y se pactó la pri-
mera CONVENCIÓN COLECTIVA DE TRABAJO. Estos dos
acontecimientos significaron la constitución definitiva del
Sindicato en una organización de carácter nacional. Co-
menzando los años cincuenta se fundó el periódico Uníos
como órgano de difusión. Así mismo, ocurrió la desafilia-
ción del Sindicato en 1953 de la CTC. Luego de 15 años de

30
Trayectoria de una unidad: primeros 50 años de lucha

permanencia en ella, según la propia Directiva del Sindi-


cato, debido a la “politiquería” de esa Confederación.

Para la época era evidente el debilitamiento y la crisis


en esa central obrera; mientras tanto, se producía un cre-
cimiento y fortalecimiento de la nueva central, la U.T.C.,
que contaba con el respaldo del gobierno conservador de
Laureano Gómez, de los empresarios y de la iglesia cató-
lica. Al mismo tiempo, el movimiento sindical y popular se
encontraba en un claro estado de descenso y reflujo. En
parte por esta misma circunstancia, los salarios estaban
por el suelo.

Otro factor que influyó decididamente en esa determina-


ción de desafiliación, es el político. En efecto, en 1953 se
sucedió el golpe militar del general Rojas Pinilla y dentro
de su proyecto estaba la constitución de una nueva cen-
tral obrera, la CNT (a semejanza de la Central Peronista en
Argentina). Al respecto, fue evidente la simpatía de direc-
tivos y bases del Sindicato con el proyecto rojista, y nume-
rosos directivos se declararon abiertamente defensores
de este proyecto y claros partidarios de la Anapo, cuando
esta entró en escena.

Pero una muestra fehaciente del poco radicalismo del Sin-


dicato en ese año, es lo sucedido con la Convención Co-
lectiva pactada para el período 1953 a 1955, cuando luego
de la exposición realizada por la dirección de la Compa-
ñía, los negociadores del pliego terminaron por ceder a
que no era posible realizar aumentos de salarios en ese
momento. Es decir que el Sindicato renunció al derecho de
los trabajadores a exigir mejores salarios acordes al alza
ya creciente en el costo de la vida y con el innegable desa-
rrollo de la empresa. A su vez, quedó evidenciado el estilo
prepotente y autoritario de los empresarios de Coltabaco
que desconocían la Organización Sindical y obligaban a
los trabajadores a dirigirse en forma individual y respe-
tuosa en demanda de aumento salarial.

31
SUDOR Y TABACO II

Aunque la empresa aseguraba tener un mal estado econó-


mico, al poco tiempo informó de importantes ensanches
y de un proceso de modernización de los equipos. De la
mano, y contrariamente a lo que aseguraba, las utilidades
seguían creciendo. Para 1954, por ejemplo, las ganancias
netas de un semestre llegan a los $8.761.478. Tan impor-
tante es esa cifra para ese momento que el gobierno mi-
litar de Gustavo Rojas Pinilla amenazó con nacionalizar la
empresa si esta no distribuía mejor sus utilidades (entre
cosecheros, estacionales y trabajadores).

Analizando nuevamente la situación económica de la em-


presa en comparación con los salarios pagados, se notó
que los aproximadamente 1819 trabajadores convencio-
nados en 1958 (según la empresa el número total de per-
sonas ocupadas era de 2274), pagaban su remuneración
en 36 minutos de trabajo, y las 7 horas y 24 minutos res-
tantes al día, significaban las utilidades de los patronos de
Coltabaco.

Sindicalismo independiente y movilización


social: los años sesenta
En los años 60 se instauró el “Frente Nacional” con el que
los partidos políticos tradicionales ensayaron una salida
política a la crisis, en la que el país parecía hundirse sin
remedio a consecuencia de la violencia partidista. Esto
conllevó a una pérdida de legitimidad de los partidos tra-
dicionales que ya no lograban, como en épocas anterio-
res, constituirse en un poderoso factor de dominación de
las clases populares. Los partidos crearon una maquinaria
clientelista, y su funcionamiento en general llevó al surgi-
miento o emergencia de nuevas corrientes opositoras al
bipartidismo.

Nació el Movimiento Revolucionario Liberal –MRL–, la Ana-


po, y a la par, otras fuerzas radicales de izquierda, como las
FARC, el MOEC, el ELN y el EPL. En el país se empezaron a
implementar nuevas estrategias militares de contrainsur-
gencia. También surgieron opciones amplias de partici-

32
Trayectoria de una unidad: primeros 50 años de lucha

pación como la promovida por el padre Camilo Torres en


1965 con el Frente Unido del Pueblo, y en donde se logró
un importante proceso de nucleación de diversos sectores
populares, pero que no logró superar el marco coyuntural,
y se disolvió posterior a la vinculación de Camilo Torres
al ELN.

Aunque la iglesia siguió respaldando el sistema biparti-


dista, también surgieron otras orientaciones tras el Con-
cilio Vaticano II, donde algunos obispos demandaban la
realización de urgentes transformaciones en la estructura
de la Iglesia y la adopción de una mentalidad más abier-
ta y receptiva frente a los problemas humanos, sociales y
políticos que planteaba la sociedad colombiana. Pero las
altas jerarquías de la Iglesia no pudieron realizar cambios
significativos, antes por el contrario, intentaron bloquear
los ímpetus renovadores que traían los Obispos respon-
diendo que las enseñanzas del Vaticano II solo obligaban a
la Iglesia colombiana a cambios litúrgicos y no a cambios
sociales.

Los comienzos del Frente Nacional coincidieron con una


fase recesiva en la economía del país que se inició en
1956 y que duró aproximadamente 12 años. Para enfrentar
esta crisis, la burguesía colombiana optó por una política
económica dependiente de las orientaciones de la admi-
nistración estadounidense de Kennedy (la “Alianza para
el progreso”) y el Fondo Monetario Internacional. Se re-
currió al endeudamiento externo para solventar el déficit
de la balanza de pagos y se adoptaron medidas de índole
monetaria y fiscal (constantes devaluaciones y aumento de
los impuestos) que encarecieron de manera considerable
el costo de vida para las clases populares y favorecieron
muy especialmente a los capitales extranjeros que llega-
ron al país con la ‘’Alianza para el Progreso” y al capital
financiero. Pero esta recesión económica no se constituyó
en un obstáculo insalvable para el crecimiento global de
la economía y principalmente de la industria.

33
SUDOR Y TABACO II

El Frente Nacional se logró poner en marcha no solo en


virtud del apoyo mayoritario de las clases dominantes,
sino también gracias a la profunda desorganización popu-
lar que generó el período de violencia. Sin embargo, los
años 60 son una década de florecimiento de los movimien-
tos sociales, estudiantiles, de pobladores, campesinos
y obreros. Aunque la burguesía valoró a la clase obrera
como una fuerza social vital para restablecer un clima de
normalidad y tolerancia política, la actividad que empezó
a desplegar el movimiento sindical frustró estos anhelos
integradores.

Se presentó una pérdida progresiva de influencia de las


centrales patronales, (UTC y CTC) y un crecimiento con-
siderable de los bloques o federaciones independientes.
En 1964 se fundó una nueva central obrera: la Confedera-
ción Sindical de Trabajadores de Colombia - CSTC. Estas
nuevas fuerzas sindicales jugaron un papel destacado en
la orientación de los más importantes conflictos huelguís-
ticos de esta década.

La lucha huelguística tocó sectores claves de la economía


y asumió características autónomas: fueron huelgas sali-
das de los marcos de la legalidad (varias de ellas se prolo-
garon indefinidamente como la de Celanese en 1961); se
introdujeron nuevas formas de lucha (huelgas de hambre,
tomas de fábricas) y se logró darle una proyección social
a varios conflictos huelguísticos, ganándose el apoyo de
poblaciones enteras y la solidaridad de otros movimientos
sociales.

Para ponerle fin a este movimiento huelguístico, la bur-


guesía muy lúcidamente sopesó la situación y se decidió a
lanzar una contraofensiva, que si bien contempló la repre-
sión (caso de la masacre en medio de la huelga los trabaja-
dores de cementos El Cairo en Santa Bárbara – Antioquia,
y de los petroleros en 1963), apuntó fundamentalmente a
producir un nuevo encuadramiento del movimiento sindi-
cal mediante una reestructuración del régimen jurídico de
la lucha reivindicativa.

34
Trayectoria de una unidad: primeros 50 años de lucha

Para el mes de enero de 1965 las centrales patronales, el


sindicalismo independiente y otras organizaciones popu-
lares proyectaron la realización de un paro general que
perseguía una derogación del impuesto a las ventas y al-
gunas modificaciones a la legislación laboral (abolición de
la cláusula de reserva). Este intento fracasó y el Gobierno
aprovechó el momento para “concertar” con las centrales
patronales las reivindicaciones que se pedían.

El resultado fue la expedición del decreto 2351 de 1965


que si bien contemplaba la legalización de algunas con-
quistas (ampliación del fuero sindical, abolición de la cláu-
sula de reserva) para crear la sensación de que se reco-
gían las aspiraciones de los obreros, introducía también
una serie de normas de control a la lucha reivindicativa
(tribunales de arbitramento, ampliación de las etapas pre-
visivas de la huelga, sanciones para obstaculizar la lucha
reivindicativa, etc.). Sus efectos se hicieron sentir “en un
notorio y pronunciado descenso de la lucha huelguística
de los años 1966 a 1968’’.

La huelga de Coltabaco se desarrolló en este período


(1967) durante el gobierno de Lleras Restrepo. Este llegó a
la presidencia en una “coyuntura de desgaste” del Frente
Nacional, por lo que era necesario emplearse a fondo en
unas reformas que permitieran una oportuna y eficaz mo-
dificación de todos aquellos obstáculos que impedían la
buena marcha del sistema. Las reformas de Lleras propen-
dieron por fortalecimiento del Ejecutivo para que pudiera
tener una decisiva intervención en los aspectos relativos
a la planificación de la economía, la centralización fiscal
y una modernización de los aparatos del Estado. Se reto-
maron los planes de reforma agraria y su propósito era
bloquear la creciente radicalización de las luchas campe-
sinas, realizando concesiones parciales para evitar una ca-
tástrofe revolucionaria.

A finales de 1967 presentó a consideración del Congreso


un proyecto de reforma laboral que luego se convirtió en
la Ley 48 de 1968. De este modo se incorporaron a la le-

35
SUDOR Y TABACO II

gislación colombiana las medidas de emergencia que se


habían promulgado en los años 65 y 66, y se les añadieron
otras no menos perjudiciales para el movimiento sindical,
como la imposición de los tribunales de arbitramento para
toda clase de conflictos y los “contrapliegos patronales”.

El movimiento sindical independiente y Sintracoltabaco


En septiembre de 1960, el 12º Congreso de la CTC expulsó
a dos importantes federaciones sindicales (FEDEPETROL
y FEDETAV) y a otros sindicatos de Bogotá (Philips Colom-
biana, Textiles Monserrate, Talleres Centrales, y Cementos
Portland Diamante) para depurar a la CTC de la “pernicio-
sa influencia del comunismo”. La respuesta a esta arbitra-
riedad no se hizo esperar: en 1961 se constituye el CUASS
(Comité de Unidad de Acción y Solidaridad) que agrupó a
varios de los sindicatos que fueron expulsados de la CTC
y a otros que se habían desafiliado a la UTC. La orientación
de este Comité se basó en una reafirmación de una línea
independiente del sindicalismo frente al Estado, patronos
y partidos políticos.

El Sindicato de Coltabaco tuvo una participación destaca-


da en los bloques Sindicales del Valle y Antioquia. La “lí-
nea independiente” que adoptaron estas organizaciones,
similar a la de Sintracoltabaco, favoreció este acercamien-
to. En la declaración de principios de estos bloques en el
año 64 se proclamó una independencia absoluta frente a
los Partidos Políticos “principales responsables de la di-
visión sindical”, plena libertad de los trabajadores para
profesar cualquier credo religioso, rechazo total a la armo-
nía obrero patronal por considerar que esta “recortaba la
dignidad de los trabajadores”. En lo que se iba más allá de
la tradicional política del Sindicato de Coltabaco, era en
el compromiso de este sindicalismo independiente con la
construcción de una alianza de clases tendiente a la cons-
trucción de un nuevo poder.

La participación en estos Bloques Independientes era un


asunto riesgoso: los partidos tradicionales y el Gobierno

36
Trayectoria de una unidad: primeros 50 años de lucha

los valoraron como “fortines de la subversión”, donde al-


gunos intelectuales desarrollaban una intensa labor de
adoctrinamiento con las bases obreras. La labor educativa
que Andrés Almarales y Marina Goenaga desarrollaron en
la Escuela Sindical del Bloque Sindical Independiente -BSI
del Valle prestó una importante contribución a la forma-
ción de una nueva generación de directivos sindicales, en-
tre los que estaban varios de los dirigentes de la seccional
de Coltabaco. Inician múltiples acciones de solidaridad
entre todos estos sindicatos independientes frente a las
luchas obreras.

La participación de las seccionales de Antioquia y Valle en


los Bloques Independientes y el desarrollo de esta labor
de solidaridad con las luchas de los trabajadores favore-
cieron una mayor apertura de la Directiva Nacional a la
consideración de problemas que afectaban en su conjun-
to la situación de las clases trabajadoras y el movimiento
sindical. A comienzos del año 63, el Sindicato le envió una
carta abierta al presidente Valencia en donde proponían
la nacionalización de la industria del petróleo, el transpor-
te, la congelación de precios en los artículos de primera
necesidad y la aplicación de la “prima móvil” de costo de
vida en todas las empresas. La 14ª Convención de Dele-
gados realizada en mayo de 1963 en Cali aprobó una “po-
nencia sobre la unidad sindical” en donde se reafirmaban
los criterios de independencia frente al Estado, Partidos
y Centrales como la línea que debía orientar la actuación
del sindicalismo independiente.

Por otra parte, la Directiva Nacional consideró la posibi-


lidad de impulsar el sindicalismo de industria para for-
talecer las posibilidades de negociación del Sindicato.
También en las Convenciones de Delegados realizadas en
1961 y 1962 se hizo énfasis en la necesidad de luchar por
la defensa de la industria nacional, y el Sindicato se dispu-
so la conformación de una Comisión cuyo objetivo sería
estudiar la manera práctica de oponer un frente nacional
unido contra los monopolios extranjeros.

37
SUDOR Y TABACO II

La disposición del Sindicato para prestar su colaboración


a la buena marcha de la empresa también contemplaba
el estudio de métodos para corregir las deficiencias y
anormalidades que existían en métodos de trabajo, ho-
rarios, higiene, sistemas de producción, organización de
las fábricas, relaciones obrero patronales, etc. Las nego-
ciaciones con la empresa, a comienzos de los años 60, se
mantuvieron dentro de los parámetros de mutuo respeto y
colaboración. Por ejemplo, en 1961, la Directiva Nacional
al evaluar los logros obtenidos en la Convención resaltó
la contribución de los empresarios de Coltabaco. Las exi-
gencias contempladas en los pliegos de peticiones se ha-
cían ateniéndose al criterio de que no fueran a rebasar las
posibilidades reales de la empresa.

A partir del año 1964 los industriales profundizaron su po-


lítica de recorte a las prestaciones de los trabajadores, y
en 1965, la empresa le presentó al Sindicato un contraplie-
go cuyo principal objetivo era la eliminación de la prima
móvil, “porque la empresa no estaba en capacidad de
sostener todas las prestaciones consagradas en la ante-
rior Convención” y la implantación de una curva salarial.
Entonces el Sindicato presentó en el 65 un pliego de peti-
ciones similar al de años anteriores, centrado en el mante-
nimiento de la prima móvil, aumento de salarios (un peso
en promedio) y reajuste en las pensiones de jubilación y
otros auxilios extralegales.

Esa vez el proceso de negociación no fue nada fácil para


el Sindicato que ya venía afrontando una crisis interna con
la expulsión de varios directivos que se vieron compro-
metidos en una labor divisionista. Esta situación fue há-
bilmente aprovechada por Coltabaco para el montaje de
una campaña de intimidación contra los trabajadores y sus
familias. Los trabajadores lograron resistir esta ofensiva
patronal y el Sindicato convocó a una Convención extraor-
dinaria de delegados (mayo de 1965 en Málaga, Santan-
der) que realizó una declaratoria de huelga. Finalmente,
Empresa y Sindicato pactaron una convención en donde
se congeló la prima móvil.

38
Trayectoria de una unidad: primeros 50 años de lucha

La Huelga de 1967
Para el año 67, el Sindicato presentó un pliego de peticio-
nes centrado en dos puntos básicos: aumento de salarios
mínimos para los trabajadores de la Compañía, y revisión
y/o modificación de algunas cláusulas que el Sindicato
consideraba como lesivas para los trabajadores, sobre
todo, en lo relativo a estabilidad. Para el Sindicato este era
un pliego de peticiones modesto y adecuado a las condi-
ciones del momento.

Por primera vez el Sindicato consultó algunas investiga-


ciones estadísticas para hacer un cálculo aproximado de
lo que costaba el pliego de peticiones a la empresa, “solo
representa una décima parte del superávit y reservas de
la Compañía, no tocando para nada la reciente alza en el
precio de los productos que fueron calculados por el Go-
bierno en la no despreciable suma de cien millones anua-
les’’, según se expresó en una carta de la Directiva Nacio-
nal a las seccionales.

La empresa presentó un contrapliego con la propuesta de


abolición de la prima de costo de vida y una curva de sa-
larios que echaba para atrás lo que se había pactado con
el Sindicato en 1961, sobre la unificación de salarios para
los mismos oficios. Pero a diferencia de los años anterio-
res, esta vez la empresa no logró convencer al Sindicato
para que depusiera sus peticiones “en aras del progreso
de la Compañía”. Al finalizar la etapa de arreglo directo,
la comisión negociadora del Sindicato informó que no ha-
bía sido posible llegar a ningún arreglo, porque Coltaba-
co manifestaba, enfáticamente, que no accedería a ningún
aumento que no fuera por porcentaje y que estos tampoco
podrían tener ninguna incidencia sobre la prima de costo
de vida.

El Sindicato anunció que “la lucha sería encarnizada” y


lanzó a las bases unas directrices para la preparación de
la huelga. Entonces del cinco al siete de agosto se realizó
la 20a Convención Extraordinaria de Delegados, en la que

39
SUDOR Y TABACO II

se votó por unanimidad la huelga y se nombró un comité


nacional de huelga con representantes de todas las sec-
cionales.

El 16 de agosto inició la huelga en las nueve factorías de


Coltabaco en todo el país, que agrupaban a un total de
2290 trabajadores. La huelga contó con un gran respaldo
de las bases que se hicieron presentes en las carpas, mo-
vilizaciones y otras actividades. Para los trabajadores de
Coltabaco esta huelga fue una experiencia de la lucha en
la que se enfrentaron abiertamente al poderío de los pa-
tronos y el Gobierno.

La posición de Coltabaco fue consecuente con las políticas


que había trazado el gobierno de Lleras Restrepo en ma-
teria económica y laboral: estabilización de la economía a
costa del salario real de los trabajadores y severas restric-
ciones al ejercicio del derecho de huelga. Con todos los
medios de comunicación a su favor, la empresa desarrolló
una sistemática campaña de desprestigio aprovechando
su “buena imagen” empresarial. La intervención del Go-
bierno fue evidentemente a favor de los intereses patrona-
les, pero la huelga logró durar hasta principios de octubre.

Otros acontecimientos
A comienzos de 1968 la empresa anunció su propósito de
cerrar la seccional de Pasto. Para responder a esta nueva
ofensiva, el Sindicato se pronunció en contra, y finalmente
logró a un acuerdo con la empresa, que fue considerado
como exitoso pues dicho arreglo incluyó pagos de jubi-
laciones y algunos traslados para la ciudad de Medellín.
Para finales de esta década, el Sindicato también adoptó
medidas para contrarrestar los planes de incremento de
horas extras de trabajo, principalmente en las ciudades de
Medellín y Bogotá.

40
Trayectoria de una unidad: primeros 50 años de lucha

Relevo generacional y reorientación del


sindicato: los años setenta
Esta década inició con un ciclo de recuperación de la
economía, debido principalmente a la expansión de las
exportaciones agrícolas e industriales que tenían un mer-
cado internacional favorable. El aumento de la capacidad
productiva de la industria obedeció a los buenos resulta-
dos que se lograron con la adopción (desde mediados de
la anterior década) de una serie de medidas para raciona-
lizar en la mejor forma posible el trabajo al interior de las
fábricas, y el ahorro de todos aquellos bienes intermedios
y de capital difícilmente importables.

El incremento de la demanda obligó a los patronos a vin-


cular un amplio número de trabajadores. Entre 1970 y 1974
se emplearon cien mil trabajadores nuevos en la industria
manufacturera. Pero la bonanza industrial se frenó a partir
de 1974, por un rendimiento decreciente en la producti-
vidad. Los industriales no pudieron recurrir a una política
de despidos masivos, pues, de todos modos necesitaban
renovar el personal. Tampoco era conveniente despedir a
muchos veteranos por el pago de cesantías. Los sindicatos,
por su parte, ejercían una presión para evitar los despidos
masivos.

La crisis del sector energético hizo que se elevaran los cos-


tos de la energía, un elemento vital para la productividad
de las industrias. También, en las empresas se produjo un
incremento importante de otro tipo de gastos relacionados
con la vinculación de empleados dedicados a las ventas y
a otros servicios no productivos.

La aplicación del modelo neoliberal no produjo los resul-


tados que tanto se anhelaban. Este fracaso se debió, fun-
damentalmente, al auge de las políticas proteccionistas a
nivel internacional, al crecimiento de la economía subte-
rránea que favoreció un considerable flujo del contraban-
do y el consiguiente aumento de los productos de expor-
tación (textiles fundamentalmente).

41
SUDOR Y TABACO II

En lo político, hubo una línea de continuidad entre las me-


didas represivas aplicadas por los gobiernos de Pastrana,
López y Turbay. Se mantuvo, con escasos intervalos, el Es-
tado de sitio y la restricción al ejercicio de las libertades
de expresión y movilización.

La lucha huelguística logró en la década de los setentas


un nivel de permanencia, especialmente durante los años
1964 a 1977 con las huelgas del sector bancario, magiste-
rio y salud. En 1977, el año del paro cívico, se dieron las
huelgas más importantes (Ecopetrol, lndupalma, cemen-
teros y trabajadores de la construcción). El paro cívico de
1977 marcó un “hito” en el avance del movimiento popular.

La crisis de la Directiva Nacional


Después de la huelga de 1967, se inició un período de cri-
sis en la directiva nacional del Sindicato. Se fue perdiendo
el espíritu de combatividad que hubo durante la huelga
y el interés por el impulso a las propuestas de unidad y
la participación en el movimiento sindical independien-
te. En la XXIII Convención de delegados (Medellín, 1971)
algunos miembros de esta directiva expresaron su recha-
zo a la participación del Sindicato en Fenalcerve (Federa-
ción Nacional de Trabajadores Cerveceros) y los Bloques
Independientes, debido a una supuesta penetración de
“influencias izquierdistas”. Pero este replanteamiento no
fue respaldado por la directiva seccional de Bogotá, que
empezó a criticar el descuido de la directiva nacional fren-
te a la preparación de su participación en varios eventos
unitarios.

La falta de iniciativa de la directiva nacional se expresó


también en otros hechos que afectaban el funcionamien-
to del Sindicato como la determinación de suspender la
publicación del periódico Uníos, el principal instrumento
con que contaba la directiva para difundir sus orientacio-
nes a las demás seccionales y a las bases, o el descuido
completamente en la atención a la seccional de El Espinal,
que después de la huelga de 1967 quedó prácticamente
desintegrada.

42
Trayectoria de una unidad: primeros 50 años de lucha

Pero la crisis de la directiva nacional coincidió con la


adopción, por parte de la empresa, de importantes deter-
minaciones tendientes a ampliar sus mercados y elevar su
capacidad productiva. En 1971, la Compañía suscribió un
contrato con la Philip Morris para la producción de ciga-
rrillo Marlboro; así se esperaba ponerle freno al fenómeno
de contrabando que venía disminuyendo las ganancias de
la Compañía. La empresa requería la vinculación de nue-
vos obreros y se decidió a enganchar un contingente de
bachilleres, principalmente en las seccionales de Bogotá
y Medellín. Coltabaco consideró que la vitalidad de estos
jóvenes y su nivel cultural le podrían brindar excelentes
resultados en la producción, pero las cosas no le salieron
completamente como las esperaba.

La llegada a la Compañía de esta nueva generación obrera


tuvo una decisiva influencia en la reorientación del Sindi-
cato desde mediados de los años 70. Su ingreso fue muy
bien recibido por un núcleo de obreros veteranos incon-
formes con la Empresa y con el Sindicato, y depositaron
en los recién llegados sus esperanzas de renovación del
Sindicato. En un corto lapso de tiempo estos obreros ba-
chilleres empezaron a chocar con el trato que les daban
sus jefes más inmediatos y se empezaron a inquietar por
la Organización Sindical.

Las relaciones entre los obreros jóvenes y de algunos de


estos con los obreros veteranos no fue un asunto fácil, pero
se constituyeron algunos pequeños grupos de trabajado-
res que fueron ubicando más claramente la necesidad de
cambiar las cosas en el Sindicato. Poco a poco, se fueron
conquistando algunos puestos en las directivas secciona-
les hasta que en el año 1974 se logró realizar una reunión
conjunta de esta corriente crítica para planificar la parti-
cipación en la Convención Nacional de Delegados del año
75, que resultó en un triunfo, aunque luego se desvaneció
por la contraofensiva de la empresa, quien demandó la
elección de la Junta Nacional por errores de procedimien-
to y se obtuvo su anulación. Simultáneamente la empre-
sa despidió a una buena cantidad de obreros bachilleres,

43
SUDOR Y TABACO II

arrepentida de su ensayo. Este fue un momento crítico


para la nueva dirigencia sindical.

El respaldo de las luchas a la nueva generación de diri-


gentes sindicales se puso a prueba con este hecho. La
represión patronal no logró derrotar la pujanza de esta
corriente renovadora, pues en una Convención Extraordi-
naria realizada en Medellín en 1976, los delegados reeli-
gieron a la misma Junta Directiva Nacional del año 75.

Los “obreros bachilleres” se formaron en unas circunstan-


cias históricas diferentes a las de la primera generación
obrera de Coltabaco; tampoco recibieron ningún tipo de
trato “paternalista” por parte de los directivos de la em-
presa. Estos factores favorecieron la adopción de una po-
sición antipatronal y la reivindicación de unos métodos de
lucha basados en la movilización de los mismos trabajado-
res y no en las “conversaciones amigables” o la firma de
“acuerdos por lo alto”.

Se combatía un estilo de funcionamiento que solo valida-


ba la existencia del sindicato como una organización para
pactar cada dos años aumentos de salarios y para solucio-
nar las necesidades económicas de los obreros. Una de las
consecuencias de esta situación era “la burocratización de
los dirigentes sindicales”, cada vez más alejados de las
bases. Como propuesta alternativa se reivindicaba la apli-
cación de la democracia sindical y el impulso a una labor
de propaganda, educación y movilización en apoyo a las
luchas propias o de otros sectores populares.

Respecto al criterio de “independencia frente a los Parti-


dos” y frente a toda participación en política, los jóvenes
puntualizaban que si los obreros no se metían en política
la política se metía en ellos, aunque sus simpatías ya no es-
taban dirigidas hacia los partidos tradicionales sino hacia
las organizaciones políticas de izquierda. Este nuevo tipo
de militancia se valoraba ya no como un factor de debili-
tamiento sino de cualificación de la misma Organización
Sindical.

44
Trayectoria de una unidad: primeros 50 años de lucha

La nueva etapa del Sindicato


Aunque en teoría se habían logrado definir unos criterios
precisos sobre el “deber ser” de la Organización Sindical,
su puesta en práctica se dificultó por las características
que asumió la lucha interna entre los nuevos directivos
sindicales. Pero las dificultades del Sindicato no provenían
solo de las características que en un comienzo asumió la
lucha de opiniones, sino también de la ofensiva que la em-
presa desarrolló para acabar “con los vagos del Sindica-
to”; esto se materializó en hechos tales como el despido
de numerosos trabajadores de base.

A pesar de las dificultades tanto internas como exter-


nas, las nuevas directivas sindicales, a partir del año 77,
lograron algunas realizaciones muy significativas, como
impulsar una campaña amplia de afiliación al Sindicato, y
retomar el periódico Uníos. También se asignó un papel
fundamental al desarrollo de una labor educativa ya no
meramente restringida a los dirigentes sino con una am-
plia proyección hacia las bases del Sindicato. Por ello fue
muy frecuente la programación de foros, seminarios y cur-
sillos de formación, y la promoción de la participación en
mítines, movilizaciones o jornadas de protesta.

Se logró mantener la continuidad de la tradición que ya se


venía dando a partir de la década de 1960, de solidaridad
de clase. Los hechos más importantes fueron el apoyo a la
organización del proletariado tabacalero principalmente
de los trabajadores estacionales de Coltabaco y la parti-
cipación en el paro cívico de 1977. Con respecto a este
último acontecimiento se destacó la participación de la
seccional de Bogotá, donde hubo parálisis de actividades.

Cuando la Organización Sindical presentó su pliego de pe-


ticiones en 1977, tomó la decisión de luchar por los intere-
ses de los trabajadores estacionales. Hasta ese momento,
el reconocimiento a este importante sector de trabajado-
res había sido formal, se miraba como personas que poco
o nada tenían que ver con Coltabaco y con el Sindicato.

45
SUDOR Y TABACO II

Algunos de los nuevos directivos nacionales del Sindica-


to, con Javier Cifuentes a la cabeza, iniciaron una labor de
análisis y difusión de la problemática social y económica
que afrontaban los trabajadores tabacaleros, explotados a
nivel industrial por el monopolio.

Para promover la organización del proletariado tabacalero


en Santander y en todo el país, el Sindicato impulsó la rea-
lización de varios Encuentros Tabacaleros. El primero de
ellos se realizó en Bucaramanga, en junio de 1978, y para
este evento la XXIII Convención de Delegados del Sindi-
cato aprobó la ponencia “El proletariado tabacalero y su
problemática”, en donde se analizaba la crítica situación
que afrontaban las zonas tabacaleras tradicionales en la
Costa Atlántica y en Santander, y la necesidad de impulsar
un Sindicato de industria como la salida más eficaz para
enfrentar a los capitalistas extranjeros y al monopolio de
Coltabaco.

A raíz de este primer encuentro, se logró constituir una


Coordinadora para el impulso al Sindicato de industria,
compuesta por las seccionales de Sintracoltabaco, Festra,
Utrasan y Sintranalcig, y la presentación de un pliego de
peticiones por parte de los estacionales en el que se in-
cluía: reconocimiento del Sindicato; contratos de trabajo y
estabilidad; salarios; jornada de nueve horas al día y cinco
días a la semana; jubilación; préstamos para vivienda, y
servicios asistenciales.

Coltabaco no permaneció indiferente frente a los avances


en la organización de este amplio sector de trabajadores.
Cuando se presentó el pliego de peticiones del Sindicato
en 1979, la Compañía se negó a discutirlo “hasta tanto se
aclararan las graves irregularidades en el sindicato de los
estacionales”, pero era un pretexto para obstaculizar sus
aspiraciones, pues en el pliego de peticiones se solicitaba
únicamente un aumento de salarios y las prestaciones so-
ciales más elementales para unos trabajadores que labo-
raban sin ninguna seguridad industrial.

46
Trayectoria de una unidad: primeros 50 años de lucha

La Organización Sindical le respondió a la empresa con la


realización de una Asamblea Extraordinaria de Delegados
en Bucaramanga, en la que se aprobó el pliego a presentar
a la empresa, pero no de manera conjunta con el sindicato
de industria de los estacionales, sino incluido en el plie-
go de peticiones de Sintracoltabaco. Finalmente, lograron
que la empresa reconociera a los trabajadores estaciona-
les, y quedaron amparados por la convención.

Entre otros acontecimientos para finales de esta década,


se encuentra la XXXIII Convención de Delegados reunida
en septiembre de 1978, en Cali, en la cual se reformaron
los Estatutos del Sindicato, “porque eran antidemocráticas
y estaban concebidos para perpetuar camarillas en la di-
rección de la organización, con todas las secuelas dañinas
para los trabajadores como se pudo constatar en la ante-
rior dirección nacional de la organización”, según infor-
maba el periódico Uníos. Se estipuló un plazo definido (no
menor de 15 días) para la Dirección Nacional citar a Con-
vención Nacional. Se varió la representación de las seccio-
nales a la Convención. Aunque la elección de delegados
se hacía por períodos anuales se estipula que podrían ser
removidos libremente por la asamblea general.

Luego, Coltabaco replanteó su política de vinculación de


nuevos trabajadores a raíz de la “amarga experiencia”
que había tenido con los “bachilleres”. Estableció un cui-
dadoso estudio de los nuevos candidatos y optó por el
enganché de aquellos provenientes de las zonas rurales
que apenas recién vinculados eran sometidos a un intenso
proceso de adiestramiento que incluía la prohibición de
afiliación a la Organización Sindical. Pero estas medidas
fueron, en buena medida, contrarrestadas por el mismo
sindicato que diseñó un plan de acercamiento hacia estos
trabajadores

De otra parte, la empresa intentó revivir algunos elemen-


tos de su tradicional “estilo de relación paternalista”, pero
que se combinó con la aplicación de todo tipo de medidas
represivas para lograr el desmonte de orientación anti-pa-

47
SUDOR Y TABACO II

tronal del Sindicato (despidos, demandas, sanciones) y la


aplicación de tácticas de saneamiento después de cada
negociación.

El Sindicato y la unidad sindical


En 1974 se produjo otro cambio importante en la Organi-
zación Sindical: fue modificado el criterio de independen-
cia frente a las centrales con la afiliación a la CSTC, pero la
no consulta oportuna a la base generó una serie de reac-
ciones encontradas en la nueva Directiva Nacional tanto a
favor como en contra; la seccional de Medellín se mantuvo
independiente de la Fedeta. Con respecto a Fenalcerve, la
Directiva Nacional define en 1978 su desafiliación debido
a “la reiterada falta de funcionalidad de esta Federación y
la burocratización de sus directivos”.

En la XXIV Convención de Delegados, en 1979, no sola-


mente se logró aprobar un pliego de peticiones, sino
también una propuesta de lucha para todo el movimiento
sindical, cuyos puntos centrales eran la lucha por mejo-
res condiciones de vida y de trabajo, aumentos salariales
por encima del costo de vida, reforma laboral y la creación
de una Central Única de Trabajadores con base en el CNS
(Consejo Nacional Sindical) y el sindicalismo no confede-
rado.

Esta década culmina con la realización de unas jornadas


de protesta por parte de los trabajadores de la seccional
de Cali debido a problemas con la pésima alimentación
que garantizaba la Compañía, quien finalmente tuvo que
cambiar de contratista.

Los años 80
La década de los 80 se caracterizó por una acelerada
agudización de los conflictos de clase. A partir de 1979
la economía del país se enfrentó a una fase recesiva. Se
profundizó la crisis del sector industrial por los problemas
que venían afectando su productividad y la capacidad de

48
Trayectoria de una unidad: primeros 50 años de lucha

competencia en los mercados internacionales. Numerosas


empresas se vieron abocadas, entre 1982 y 1983 a los con-
cordatos y las quiebras. Ello obligó a varias sociedades a
recurrir a los préstamos del sector financiero, que fue uno
de los más beneficiados con esta crisis.

El gobierno de Belisario Betancur se inició con la adop-


ción de medidas de saneamiento del sector financiero. Si
bien se lograron imponer algunas sanciones, ello no impli-
có una intervención a fondo del Estado.

Con respecto a la crisis de la industria, a partir de 1983 el


Gobierno implementó una política que favoreció una re-
cuperación de este sector, mediante medidas de restric-
ción de las importaciones legales y de contrabando. Esta
reactivación no se tradujo en mayores beneficios para la
clase trabajadora; los índices de productividad aumenta-
ron sin que para ellos hubiera sido necesaria la creación
de nuevos puestos de trabajo. Además, la política salarial
del Gobierno, aunque se diferenció de las anteriores ad-
ministraciones liberales en un tratamiento menos represi-
vo a los sectores en conflicto, terció a favor de los intereses
empresariales con la promoción del salario integral y el
ataque al derecho de negociación colectiva al decretar la
baja real de los salarios.

El aspecto más relevante de la gestión de Belisario fue el


de su política de paz, pues logró las firmas de unos acuer-
dos de paz, primero con las FARC y luego con el M-19 y el
EPL, quienes se comprometían a un cese de hostilidades
y a iniciar un proceso de integración a la sociedad civil.
Por su parte, el Gobierno se comprometía con el impulso a
una amnistía, importantes reformas económicas, políticas
y sociales y un plan de rehabilitación en las zonas afecta-
das por la violencia. Pero en el aspecto político, la política
de paz no logró generar un consenso a nivel de las cla-
ses dominantes. Belisario no contó con el respaldo de los
partidos tradicionales, ni siquiera de su propia agrupación
política, el partido conservador.

49
SUDOR Y TABACO II

El gobierno de Belisario Betancur terminó con una situa-


ción muy compleja: un proceso de paz seriamente debili-
tado pero que aún se mantenía con las FARC y una pola-
rización de las opiniones tanto en el seno de los partidos
tradicionales como entre las fuerzas de oposición y el mis-
mo movimiento guerrillero sobre la conveniencia o no de
continuar con este proceso.

En lo social, el fenómeno de la guerra sucia se intensificó


a niveles alarmantes, arrojando un crecido número de ase-
sinatos y desapariciones de militantes y simpatizantes de
la Unión Patriótica, otras agrupaciones políticas de oposi-
ción, líderes cívicos, defensores de los derechos humanos
y personalidades reconocidas por su contribución a la so-
ciedad en la esfera académica y cultural. El ejercicio de
la violencia, en todas sus formas, se constituyó en algunas
regiones del país, como Medellín.

No obstante, este clima de violencia y de intimidación, se


siguió abriendo paso al proceso de lucha y reorganización
del movimiento popular. Se crearon diversos mecanismos
de coordinación entre organizaciones de base, tanto en el
plano regional como nacional. Tal es el caso de la constitu-
ción de una Coordinadora Nacional de Movimientos Cívi-
cos, la unificación del movimiento guerrillero en la Coor-
dinadora Simón Bolívar y la creación de la CUT en el mes
de noviembre de 1986.

Mientras tanto, el estado económico de Coltabaco seguía


mejorando, y seguía creciendo más rápido el nivel de
productividad del trabajador que el de su remuneración.
El nivel de explotación continuaba siendo alto, y seguía
existiendo concentración del capital y concentración de
la producción.

Ante esto, las directivas del Sindicato decidieron darle


continuidad a los lineamientos que se definieron desde
mediados de los años 70, principalmente en aspectos re-
lacionados con la defensa de los intereses de los trabaja-
dores, la participación en el proceso de unidad del sindi-

50
Trayectoria de una unidad: primeros 50 años de lucha

calismo en torno a la CUT, la solidaridad con los pueblos


nicaragüenses y salvadoreño, y las luchas del pueblo co-
lombiano por la defensa del derecho a la vida y el mejora-
miento de sus condiciones de subsistencia.

Esta década se inició con un espontáneo acto de protesta


realizado por los trabajadores de la seccional de Bogotá
contra los atropellos que la empresa venía cometiendo,
principalmente en cuanto a la prestación de un pésimo
servicio de alimentación en el casino. La empresa respon-
dió con el despido de ocho directivos y cuatro trabajado-
res de base, lo que constituyó un duro golpe para los tra-
bajadores de Coltabaco y su Organización Sindical.

En la 38a Convención de Delegados realizada a fines de


1980, la Directiva Nacional hizo una evaluación de esta si-
tuación; se hizo un reconocimiento a la combatividad de
los trabajadores de la seccional de Bogotá, pero también
se reconoció autocríticamente la necesidad de corregir al-
gunos errores que se cometieron y que fueron hábilmente
aprovechados por la empresa.

A fines de 1981, la Organización Sindical participó en el


segundo Paro Cívico Nacional. En la seccional de Mede-
llín se presentó una difícil situación debido a la detención
de varios directivos por parte de las autoridades militares;
como si esto fuera poco el seis de enero de 1982 hallaron
asesinado a Luis Javier Cifuentes, ex-directivo Nacional
del Sindicato, quien había sido desaparecido el 31 de di-
ciembre de 1981 y quien fue uno de los más brillantes ex-
ponentes de la nueva generación de “obreros bachilleres”
que ingresó a Coltabaco a comienzos de los años 70.

Unos meses después de haberse producido estos hechos,


se iniciaron las negociaciones con la empresa sobre el
pliego de peticiones, que culminaron con la Huelga de
1982, la tercera en la historia de Coltabaco. En un prin-
cipio, la organización presentó el tres de noviembre del
año anterior un Pliego de Peticiones con 23 puntos; era un
pliego corto que aspiraba llegar a un acuerdo. Las conver-

51
SUDOR Y TABACO II

saciones se iniciaron el 23 de noviembre, y con la fuerza


de los trabajadores, trascurrió la etapa de arreglo directo
sin ofertas importantes de parte de la Compañía.

En enero del 82, luego de las vacaciones, continuaron la


segunda etapa de negociación. En esta etapa se hicie-
ron algunos acuerdos y se mejoraron otras ofertas, pero
no llenaron las aspiraciones de los trabajadores, por eso
la Asamblea Nacional de Delegados se reunió en forma
extraordinaria; allí se votó por unanimidad la huelga, y se
ratificó esta decisión en cada una de las seccionales. Ya ro-
tas las negociaciones se reunió el Comité de huelga para
declarar la hora cero.

La salida en todas las seccionales fue de fiesta. Primero


fue la toma por los trabajadores y luego el desalojo de “los
corbatas”. A pesar de que el Sindicato presentó dos nue-
vas fórmulas mostrando el ánimo de llegar a un acuerdo
directo con la Empresa, esta nunca presentó una notifica-
ción positiva, con el convencimiento de que la Ministra del
Trabajo declararía ilegal el conflicto.

Coltabaco nombró al abogado Francisco Antonio Páez y


el Presidente del Tribunal fue Abel Naranjo Villegas. De
las conclusiones del Tribunal de Mediación, se sacó una
fórmula así: retroactividad al tres de enero, pero sin con-
tar los días de huelga; se aceptaron todos los puntos de
pre huelga; aumento salarial de $2,40 más al ofrecimiento
anterior, y un compromiso por parte de la Empresa de no
tomar represalias contra los trabajadores. De esta fórmula
no aceptó la Empresa la retroactividad y el acuerdo sobre
las no represalias. Los trabajadores tampoco aceptaron la
fórmula porque los avances eran insignificantes y además
era necesario que las dos partes llegaran a un acuerdo.

Ante este fracaso, la Ministra del Trabajo declaró el Tribu-


nal obligatorio para dirimir el conflicto. Se citó a Asamblea
Nacional Extraordinaria después de 65 días y allí decidie-
ron realizar la Asamblea el 24 de abril, e ingresar a laborar
el día 26 de abril. Los trabajadores continuaron la lucha al

52
Trayectoria de una unidad: primeros 50 años de lucha

interior de las dependencias con la realización de asam-


blea. El 24 de junio el Tribunal de arbitramento falló por
mayoría. Hubo salvamento de voto por parte del represen-
tante del Sindicato.

Algunos vieron esta huelga como un error, porque los tra-


bajadores dejaron de ganar unos pesos, pero muchos tra-
bajadores de la base posteriormente vieron que fue una
oportunidad para la cualificación política. Los resultados
también pueden mirarse en los pliegos posteriores donde
comienzan a verse el logro de algunos puntos que antes
no se podían obtener. Pero las contradicciones fueron más
antagónicas y hubo una mayor separación entre los traba-
jadores sindicalizados y no sindicalizados.

Poco tiempo después de haber concluido esta huelga,


los trabajadores y su Organización Sindical afrontaron un
momento crítico para su estabilidad: los empresarios de
Coltabaco, argumentando una situación de crisis debido
al incremento del contrabando y los altos impuestos, des-
pidieron desde diciembre de 1982 a más de 150 trabaja-
dores en la seccional de Medellín y licenciaron a más de
250 a nivel nacional.

En el mes de febrero de 1983 se convocó a una Conven-


ción extraordinaria de delegados con el objetivo de de-
finir una táctica para responder a esta situación. En este
evento se hizo un detenido análisis de los factores que
habían generado la crisis de Coltabaco como el contra-
bando, los altos impuestos a los productos nacionales “no
correspondiéndose esto con la facilidad con que entran
al país otros productos extranjeros”, la pésima adminis-
tración de la empresa, la mala y costosa publicidad y el
enganche de personal innecesario para reforzar la buro-
cracia de empleados.

Como consigna de acción se enarboló “la defensa del tra-


bajo y la industria, nacional”. Internamente existían dis-
crepancias con respecto a la validez o no de asumir por
parte de los trabajadores un compromiso con la “defensa

53
SUDOR Y TABACO II

de la industria nacional”. La Directiva Nacional hizo es-


fuerzos por llegar a un acuerdo sobre este punto y pro-
puso como fórmula de acuerdo, enmarcar la defensa de la
industria nacional con relación exclusivamente a la lucha
por la defensa del derecho al trabajo y el combate al pa-
trón y el Gobierno.

Se impulsaron diferentes actividades y movilizaciones, y


producto de la presión de los trabajadores y de los mis-
mos empresarios, el gobierno de Belisario Betancur adop-
tó una serie de medidas económicas que le facilitaron una
pronta recuperación a la Compañía. A finales de 1983, Col-
tabaco publicó en los principales diarios del país un aviso
publicitario en donde hacía alarde del apoyo que había
recibido por parte de “todos los colombianos” y en donde
anunciaba el reintegro de los trabajadores licenciados.

A mediados del año 1984 el Sindicato emprendió la ne-


gociación de un nuevo pliego de peticiones. Ya la Compa-
ñía, no podría argumentar, como en anteriores ocasiones
que estaba en crisis y que por eso no podía satisfacer las
demandas de los trabajadores. Esta circunstancia fue bien
aprovechada por la Organización que logró firmar una
Convención en donde se obtuvieron algunos logros.

A partir del año 85, la Directiva Nacional asumió con mayor


decisión el impulso de una serie de medidas para mejorar
la preparación de las bases y los Directivos en las próxi-
mas negociaciones, tales como la realización de una en-
cuesta donde se le consultaría a los propios trabajadores
sobre sus necesidades socioeconómicas (en 1984 se hizo
una primera encuesta pero sobre la marcha y con poca
acogida por parte de los trabajadores); la preparación de
un equipo de negociadores; la centralización de la exigen-
cias planteadas por cada una de las seccionales y un se-
guimiento a las políticas laborales y sociales del régimen.

Con motivo de la firma de la Convención de 1984, Colta-


baco, por intermedio de su Director de Relaciones Indus-
triales, manifestó que estaba interesada en “normalizar

54
Trayectoria de una unidad: primeros 50 años de lucha

las relaciones con los trabajadores y con el sindicato” y se


comprometió a “impartir la orden a las fábricas y plantas
para que cesen los abusos y se procesa a respetar la Con-
vención y los derechos de los trabajadores”.

Por su parte, el Sindicato precisó que “lo anterior no es


un acuerdo firmado, simplemente palabras empeñadas...
Esta posible tregua no significa que la lucha terminó, es
simplemente una expectativa de que la empresa respete
nuestros derechos, aunque sea por un determinado tiem-
po”. Pero la “tregua” de la empresa fue todo lo contrario
de lo que había prometido:

En agosto de 1985, la Organización Sindical denunció que


en lo que iba corrido del año la empresa había despedido
a 18 trabajadores entre sindicalizados y no sindicalizados
y a otros 20 en la seccional de Bogotá. También se tenía
conocimiento de que tramitaban con el Ministerio del Tra-
bajo permiso para laborar horas extras en la seccional de
Medellín mientras que en Cali se tenía a más de 13 traba-
jadores parados.

Para colmo, la Compañía nuevamente tomó represalias


contra la seccional de Bogotá, a raíz de la participación en
el tercer Paro Cívico Nacional convocado en octubre del
85 por la CSTC y el sindicalismo independiente contra la
ola de detenciones y asesinatos contra dirigentes popula-
res.

Avances y disputas
El proceso de renovación de las directivas del Sindicato,
que se inició en la década del 70, produjo cambios con-
siderables en su composición no solo desde el punto de
vista cualitativo (una orientación progresista) sino también
generacional, ya que el 80% de sus directivos no rebasaba
los 30 años de edad. En su mayoría eran dirigentes dota-
dos de un gran espíritu combativo pero inexpertos y con
un nivel de capacitación incipiente para el desempeño de
sus funciones. De ahí, el interés de la Directiva Nacional

55
SUDOR Y TABACO II

por el impulso a una labor de capacitación de esta nueva


dirigencia mediante la realización de varios cursos de ca-
pacitación. Pero el factor que en mejor medida contribuyó
a su formación fue su participación en las luchas desarro-
lladas por el Sindicato durante este período.

Los avances cualitativos logrados por la Organización Sin-


dical en esta década en su persistente lucha contra los
patronos de Coltabaco, no se correspondió, en la misma
medida, con un fortalecimiento cuantitativo de la organi-
zación. Desde el momento en que se produjo el cambio de
orientación del Sindicato, la empresa se empeñó en una
labor de desprestigio y debilitamiento del Sindicato por
todos los medios posibles (sanciones, despidos, inmediata
jubilación de los obreros veteranos más progresistas, cam-
pañas de relaciones públicas con los empleados y los no
sindicalizados).

En Bogotá despidió a trabajadores con más de 20 años de


servicio caracterizados por su combatividad y apoyo a las
luchas sindicales, y como esto no le dio resultado para di-
solver la organización, decidió disminuir al máximo la pro-
ducción, jubilar e indemnizar trabajadores.

En Bucaramanga aprovechando el descontento del grupo


de trabajadores inconformes con la huelga, los hizo re-
nunciar al Sindicato planteando que el problema no era
laboral sino ideológico, e impulsó la macartización de los
Directivos, a quienes acusó de agentes del comunismo.
En Cali combinó las dos cosas de los despidos y la dis-
minución de la producción, con la amenaza del cierre de
la Fábrica, responsabilizando siempre al Sindicato como
culpable de lo que sucedía.

Con los Estacionales quiso hacer un trabajo similar. Dismi-


nuyó el enganche de personal en más de un 50%, redujo el
tiempo de los contratos y manifestó que todo ocurría por
culpa de la huelga y la dirección equivocada que tenía la
organización. Pero allí la Empresa cometió un grave error
al pretender, por intermedio de los Administradores, des-

56
Trayectoria de una unidad: primeros 50 años de lucha

conocer los derechos adquiridos ya por la Convención.


Esto hizo que los trabajadores retomaran las banderas de
la lucha, reagrupándose todos en el Sindicato y dando un
claro ejemplo a los permanentes de que con unidad y or-
ganización se podían defender los derechos. En Medellín
por ser la matriz de la Empresa y dado el gran número
de trabajadores, se dificultó más el trabajo de la Empresa,
pero los despidos y sanciones arbitrarias e injustas fueron
permanentes.

57
SUDOR Y TABACO II

58
Consolidación del Sindicato de Industria (1988-1996)

Capítulo 2
CONSOLIDACIÓN DEL SINDICATO
DE INDUSTRIA (1988 - 1996)

Fotografía 2 – Participación de Sintracoltabaco en movilización del Primero


de Mayo

De la investigación de Jaramillo y Bernal (1988), es impor-


tante resaltar la clasificación que se hace de los trabaja-
dores en tres generaciones de sindicalizados: una primera
fundadora del Sindicato, una segunda de un sindicalismo
patronal y una tercera de un sindicalismo clasista. Esta úl-
tima (1975-1988), catalogada como la generación de los
obreros bachilleres, es a la que le corresponde afrontar
los sucesos que marcan el desarrollo del Sindicato para
los próximos años.

Además, son dos los hechos significativos que marcan los


debates internos y de contexto que se desarrollarán du-
rante este siguiente periodo: “el efecto del reconocimien-

59
SUDOR Y TABACO II

to de los estacionales como trabajadores de la empresa


Coltabaco y el impulso de un trabajo de organización del
proletariado tabacalero con miras al Sindicato de indus-
tria”, como también “El compromiso [del sindicato] con el
proceso de unidad del sindicalismo que [se materializó]
con la constitución de la CUT, a fines de 1986”.

Sintraintabaco en el contexto de unidad y lucha


sindical

Fotografía 3 – Trabajadores estacionales en la agencia de Capitanejo a princi-


pios de la década del 90

El debate sobre Sindicato de Industria apareció en la or-


ganización en los años 60, liderada por Sintracoltabaco,
sindicato de empresa. Sin embargo, solo hasta la siguiente
década empezó a tomar forma a través de la lucha de los
trabajadores estacionales, por el reconocimiento de sus
demandas por parte de Coltabaco.

En este sentido, durante los años 70 el Sindicato empren-


dió varias acciones de movilización que iban más allá de
Coltabaco y comprendían a otros actores de la producción
del tabaco y de otras empresas, como Tabacos Rubios de

60
Consolidación del Sindicato de Industria (1988-1996)

Colombia, Colkin y la Nacional de Cigarrillos. En 1975


promovió la creación de un sindicato para esos estaciona-
les, que llevaría por nombre Sintraintabaco: “Estaba claro
que Sintracoltabaco era sindicato de empresa, pero Sin-
traintabaco en principio surge como sindicato de gremio,
porque iba a agrupar solo a los compañeros estacionales,
y efectivamente cuando salen los documentos del Ministe-
rio del Trabajo, en la clasificación dice que es un sindicato
de gremio”, recuerda Juan Carlos Ospina, uno de sus diri-
gentes sindicales.

A principios de la década del 70, esos trabajadores esta-


cionales que realizaban la clasificación del tabaco no te-
nían un vínculo directo con la empresa. Sintracoltabaco, en
pliegos posteriores, como el del año 1979, continuó insis-
tiendo en su reconocimiento como trabajadores directos
de Coltabaco, aludiendo que ellos realizaban un trabajo
que tenía que ver con la materia prima del cigarrillo. La
respuesta de la empresa al pliego de 1979 y a las accio-
nes de movilización, fue expresar que Sintracoltabaco no
representaba a los trabajadores estacionales y que por lo
tanto, las peticiones que se llevaran sobre estos no serían
atendidas por la Compañía, ya que el proceso de negocia-
ción solamente era para trabajadores de Coltabaco.

Finalmente, en la negociación del pliego de 1979 se consi-


guió que los trabajadores estacionales fuesen reconocidos
por la empresa, aunque en un capítulo aparte en la Con-
vención Colectiva. De igual manera, ese año se realizó el II
Encuentro Tabacalero en Cartagena, en donde se aprobó
la creación de una Coordinadora de los tabacaleros de la
Costa y Santander. Posteriormente en 1989 se nombró la
Junta Directiva Nacional de Sintraintabaco en Bucaraman-
ga, e igualmente se creó la primera seccional del Sindicato
de Industria en Bogotá, con los trabajadores de Protabaco
y Coltabaco, para presentar posteriormente un Pliego de
Peticiones a Protabaco.

61
SUDOR Y TABACO II

Según la Ley 23.551 y Decreto Reglamentario 467 de 1988,


expedidos durante el gobierno de Virgilio Barco, sobre
asociaciones sindicales y garantía de libertad sindical,
existen tres tipos de asociaciones sindicales de trabaja-
dores, constituidas de la siguiente manera: trabajadores
de una misma actividad o actividades afines (sindicato de
industria); trabajadores del mismo oficio, profesión o ca-
tegoría, aunque se desempeñen en actividades distintas
(sindicato de gremio); o trabajadores que presten servi-
cios en una misma empresa (sindicato de empresa).

Sintracoltabaco, entonces, era un sindicato de empresa, y


Sintraintabaco quedó inscrito como un sindicato de gre-
mio. Sin embargo, a mediados de la década de los 80, se
solicitó al Ministerio de Trabajo clarificar el registro sindi-
cal de Sintraintabaco, por haber sido clasificado como sin-
dicato de gremio y no de industria, como fue su espíritu,
por lo que posteriormente se corrigió como sindicato de
industria. Este proceso fue asesorado jurídicamente por la
Doctora Luz Marina Quevedo.

Así expresó Sintracoltabaco a los trabajadores la apuesta


hacia un sindicato de industria en el editorial de La Hoja,
en su edición de enero de 1989:
“Se llama Sindicato de Industria porque cobija a todos los
trabajadores de una rama industrial. [...] Es decir, ya no es
el sindicato parcelado de una fábrica en particular. El te-
mor de los patronos se centra ahí. En que ya no es sólo los
trabajadores de una fábrica, a quienes fácilmente puede
acabar cerrando factorías, cambiándole de razón social,
dividiendo la empresa en pequeñas empresas. [...] La es-
trategia de Coltabaco con esta política es reducir al sindi-
cato de base (Sintracoltabaco) a su mínima expresión. Y al
paso que van las cosas, parece que lo va a lograr. Por eso
compañeros para no dejarnos ahogar por esa política hay
que tomar aire, oxigenarnos y eso sólo lo encontramos en
el sindicato de industria. Ya que mientras ellos tratan de
acabarnos, por un lado, nosotros le salimos por otro con
los trabajadores de otras empresas tabacaleras (Tairona,
Tabacos Caribe, Protabaco, Tabacos Rubios de Colombia).
[...] Se calcula que en todo el país pueden haber más de

62
Consolidación del Sindicato de Industria (1988-1996)

10.000 trabajadores aptos para hacer parte de un sindicato


de industria, ya que los estatutos del sindicato de industria
recoge trabajadores industriales, cosecheros, recolectores,
etc.”1.

Mientras esta apuesta tomaba forma, Reinaldo Medina,


quien ha participado de la negociación de pliegos desde
1986, cuenta que:
“Conseguimos en las negociaciones a finales de la década
de los 80, que se nivelara lo que se establecía en la Conven-
ción Colectiva para los trabajadores permanentes, con los
estacionales. Antes se tenía diferencial. Los trabajadores
estacionales que trabajan solo algunos meses la cosecha,
tenían sus primas especialmente, sus bonificaciones, por
debajo de las nuestras. Entonces el argumento nuestro era:
si alguien va a matricular a un hijo en un colegio, allá no le
van a preguntar si es permanente o estacional, le van a co-
brar lo mismo. Eso fue en varias negociaciones terminando
los 80”.

Nace la Central Unitaria de Trabajadores - CUT

Fotografía 4

1 1/ 09 / 89. La Hoja. Editorial.

63
SUDOR Y TABACO II

Durante la década de los 80, la lucha sindical inició pro-


cesos de cara a la unidad de los trabajadores organizados
en diferentes federaciones y confederaciones, y con ello,
apareció también la perspectiva de lucha estratégica en
sindicatos de industria, ya que la mayoría de sindicatos
de Antioquia y del país, eran sindicatos de base, categoría
que existía en el antiguo Código de Trabajo y que hacía
referencia a los trabajadores organizados de cada em-
presa. Algunos ejemplos de este tipo de sindicatos eran
Sintraproenvases, Sintrapintuco, Sintrasofasa, Sintrafuresa
y dentro de esta categoría también se encontraba Sintra-
coltabaco.

De estos aires de unidad nació en el año 1986 la Central


Unitaria de Trabajadores CUT, con el respaldo de varios
sectores sindicales conservadores, liberales y comunistas,
provenientes de la UTC, la CTC y la CSTC.

Es importante resaltar que para este momento histórico


también existía como forma de expresión organizativa el
Sindicalismo independiente. Este era un bloque que no se
identificaba ni política ni ideológicamente con las corrien-
tes de dirección del movimiento sindical, principalmente
los agrupados en la UTC, la CTC y la CSTC, pero conse-
cuente con los procesos de unidad participó también en
la creación de la CUT. Tras la constitución de la CUT se dio
paso a la creación de las subdirectivas departamentales,
que en casos como Antioquia, tuvo varios pasos previos y
se prolongó hasta la siguiente década (1990).

La CUT nació en un momento convulsionado de la vida po-


lítica del país, marcado entre otros aspectos por los diálo-
gos con las insurgencias que iniciaron en el gobierno de
Belisario Betancur, y por la conformación de movimientos
sociales como la Unión Patriótica, A Luchar y el Frente Po-
pular, expresiones que tuvieron bastante dinámica política
y organizativa a partir del año 84, como plataformas y pro-
puestas de participación de sectores excluidos del Frente
Nacional. De igual manera este fue un momento de ascen-
so de la guerra sucia y asesinatos contra el movimiento

64
Consolidación del Sindicato de Industria (1988-1996)

social y en contra de los diálogos de paz por parte de las


fuerzas paramilitares y estatales, con el objetivo de abor-
tar todos estos procesos de unidad del movimiento sindi-
cal, social y popular.

Fotografía 5

Sintracoltabaco, que históricamente ha estado al lado de


las luchas del pueblo, también participó activamente en
este proceso de constitución de la CUT. Así lo recuerda Je-
sús Alfonso Ruiz, más conocido en el gremio sindical como
Chucho Ruiz, quien fue uno de los miembros fundadores
de la subdirectiva CUT Antioquia: “Los compañeros [Sin-
tracoltabaco] eran de la Fedeta, entonces hicieron parte
de la fundación de la CUT en su condición de afiliados
a la CSTC y a la Fedeta. En el proceso de unidad, ellos
aquí en Antioquia vivieron el proceso, participaron de los
congresos que hicimos de la conformación de la Fesutran,
después de la Futran, y además, el compañero Juan Carlos
Ospina fue directivo de la Fesutran”.

Al fundarse la CUT, el primer momento de organización


en Antioquia, tuvo lugar en el proceso de unificar las fe-

65
SUDOR Y TABACO II

deraciones existentes y que determinaron ser filiales de


la CUT: Fesutran (anteriormente llamada Fedeta), Fetralan,
Utran y Festran. “Eran relaciones que no atendían a una
única dirección y que al llegar y quedar todas esas fede-
raciones en la CUT, vimos la necesidad de que si se había
fundado la CUT, para unificar al movimiento sindical, no se
justificaba que en el departamento hubiesen tres o cuatro
federaciones filiales de la CUT; había que hacer algo por
unificarlas”, recuerda Chucho Ruiz sobre este momento
que prosiguió con la consolidación de la Federación Uni-
taria de Trabajadores de Antioquia (Futran), con las cuatro
filiales en el departamento, y que posteriormente daría vía
libre a la creación de la subdirectiva de la CUT Antioquia
en julio del año 19932.
“Yo creo que una de las fortalezas [de la CUT], podemos
decir de alguna forma, es sostener el proyecto como cen-
tral unitaria. Segundo, trabajar por una línea que es la de la
consolidación de los sindicatos de industria. Tercero, dar la
pelea para que efectivamente se desarrolle la negociación
por industria, y se han hecho varios intentos”, puntualiza
Chucho Ruiz.

Para el año 1988, la CUT emprendió una serie de movili-


zaciones, entre ellas se resaltan un paro nacional a raíz de
una masacre perpetrada en el Urabá antioqueño el cuatro
de marzo en Currulao, Turbo, por un grupo paramilitar al
servicio de Fidel Castaño, autodenominado el Movimiento
Obrero Estudiantil Nacional Socialista, Moens. “Se busca
protestar por los asesinatos de 95 trabajadores afiliados
a la CUT en 15 meses, 11 de Cementos Nare y los 21 de
la reciente masacre de Urabá”, expresó el entonces pre-
sidente de la CUT, Jorge Carrillo a El Tiempo3. A su vez se
adelantaron acciones conjuntas con la CGT para el Prime-
ro de Mayo en contra de la política económica y social de
gobierno de Barco, en específico con el apoyo al paro del
magisterio del 29 de abril de ese año4.

2 Informe “nos hacen falta” de la ENS


3 3/8/1988. Centrales democráticas no apoyan paro de la CUT. El
Tiempo.
4 4/8/1988. CUT y CGT anuncian unidad de acción para jornada del
primero de mayo. El Tiempo.

66
Consolidación del Sindicato de Industria (1988-1996)

“[...]Pareciera que las pretensiones gubernamentales de


los directorios de los partidos tradicionales, el macartismo
del tiempo y el espectador (sic) y las amenazas del milita-
rismo sobre Jorge Carrillo, estuvieran destinadas a lograr
que la CUT y el movimiento sindical, lo que no lograron con
la demagogia y la represión del pasado 27 de octubre.[...]
La burguesía dice que el 27 no pasó nada y que antes por
el contrario fue un día normal, pero nos preguntamos en-
tonces por qué el Ministerio del Trabajo suspendió la Per-
sonería Jurídica de más de 70 sindicatos, ¿qué pasa con los
miles de detenidos el día de la Huelga? ¿Los Centenares de
Trabajadores detenidos (sic) el 27 fue producto de qué?”5.

La respuesta a las peticiones del Pliego de Exigencias pre-


sentado por la CUT, CGT y la CTC, en aquella jornada del
27 de octubre, fue la militarización de campos y ciudades,
cárcel para toda persona que hiciera uso del derecho a
la huelga, cancelación de personerías jurídicas a las Or-
ganizaciones Sindicales y un gran número de despidos y
detenidos. Posterior a esto salieron varios artículos en la
prensa, como en El Tiempo, en los cuales se adoptó una
postura crítica contra la CUT, presentándola “como un lu-
gar indeseable”, de izquierdas y comunismo6.

Arrecia la concentración de la producción


El cinco de enero de 1988, los 102 trabajadores de La Na-
cional de Cigarrillos, de Bucaramanga, denunciaron el
cierre de la empresa y el recorte de sus derechos presta-
cionales. Según se registró en El Tiempo, “la organización
[Sintracoltabaco] planteó a Coltabaco, entidad poseedora
de la mayoría de acciones, el reconocimiento y pago de la
totalidad de las cargas prestacionales”7. Los trabajadores
denunciaron igualmente que los administradores de la Na-
cional de Cigarrillos los estaban presionando para que re-
nunciaran a su cargo, y así a sus derechos prestacionales.

5 Huelga de la CUT. 17/11/1988 - La Picadura


6 4/12/1988. En la CUT - EL Tiempo.
7 1/5/1988. En la Nacional de Cigarrillos trabajadores denuncian
recorte en prestaciones - El Tiempo.

67
SUDOR Y TABACO II

El desenlace de esta acción, guiada por las decisiones


de la Asamblea General de Accionistas, terminó con un
acuerdo sobre la liquidación de cesantías y demás dere-
chos laborales. De esta manera quedó registrado en el pe-
riódico El Tiempo: “La Nacional de Cigarrillos reconoció
y pagó a sus antiguos operarios las prestaciones sociales
consolidadas: vacaciones, dominicales, y festivos, dotacio-
nes, becas, cesantías e intereses a las mismas”8. No hubo
nadie que recibiera más de dos millones de indemniza-
ción y el Sindicato reconoció que los resultados fueron fa-
vorables para los trabajadores a pesar de las experiencias
que habían dejado los concordatos en Bucaramanga.

Sintracoltabaco, en su Quincuagésima Quinta Convención


Nacional de Delegados llevada a cabo el 19 de noviembre
de 1988, en la Ciudad de Bucaramanga, resaltó la presen-
tación del Pliego de Peticiones, a través de un acto político
cultural, realizado en la portería de la fábrica, “vinculamos
a trabajadores de Coltabaco y otros sectores obreros en
una clara manifestación de lo que sería el apoyo a la Ne-
gociación y al Pliego mismo”. Allí, al ritmo de la música y
al sonar de la pólvora y las consignas agitadas por trabaja-
dores y demás participantes, buscaban demostrarle a Col-
tabaco cuál era el grado de disponibilidad que tendría la
lucha por conquistar nuevas reivindicaciones, teniendo en
cuenta que los estacionales comenzaban a tener vigencia
en la Convención Colectiva, y sus preocupaciones a raíz
del cierre de la Nacional de Cigarrillos.

Algunas de estas preocupaciones quedaron consignadas


en las conclusiones de dicha convención y publicadas en
su órgano de comunicación “La Picadura”, donde consi-
deraban este hecho como represalia por el trabajo que
venían realizando en la consolidación del Sindicato de In-
dustria, en este caso en Bucaramanga:
“La represión desatada por Coltabaco contra el Sindicato
de Industria es brutal, desde el cierre de la Nacional de Ci-
garrillos hasta el no llamamiento a laborar de trabajadores
estacionales en una de las tantas medidas lo que nos llamó
8 2/2/1988. Acuerdo en Nacional de Cigarrillos sobre liquidación a
trabajadores - El Tiempo.

68
Consolidación del Sindicato de Industria (1988-1996)

a tomar mayores salidas a corto y largo plazo para salirle al


paso de las pretensiones de la patronal [...] Hoy Coltabaco
en su afán por producir más y a menor costo se ha dedi-
cado a despedir trabajadores por el Art. 7 y 8, rebajando
así la planta personal. No contenta con eso ha manifestado
que cerrará la seccional Bogotá, pues la producción que
allí saca la produce en Cali y Bucaramanga a menor costo.
Este es el inicio, pues Coltabaco se dedicó a otras cosas tal
como lo demostró en el informe que presentó a la Asam-
blea de Accionistas y que calificó como fructífero”9.

Con represiones se referían a sanciones, despidos, recar-


gos de trabajo, rebajas de categoría, no solución de los re-
clamos, entre otras.

Sus discusiones incluían también la posibilidad de que se


acabara la emblemática marca de la empresa, el “Pielro-
ja”, que históricamente había hecho presencia en el mer-
cado colombiano. También el evidente cierre de la fábrica
de Bogotá, motivado en las proyecciones de la administra-
ción de Coltabaco con su política de comenzar a centra-
lizar la producción para reducir costos, en la medida que
promocionaba nuevos productos con filtro; anteriormente
ya habían cerrado las fábricas de Pasto (1969), Barranqui-
lla y Cartagena (1979), las cuales solo producían Pielroja
sin filtro. En Bogotá se producía cigarrillos Pielroja con y
sin filtro, Fortuna e Hidalgos.

Con el cierre también se buscaba debilitar a la Organiza-


ción Sindical, pues fue en Bogotá donde nace Sintracolta-
baco el 19 de julio de 1938, y en donde existía gran acogi-
da y fuerza de los trabajadores organizados y relación con
el movimiento social. “Las pretensiones patronales no son
solo contra la Seccional Bogotá sino contra los intereses de
los Trabajadores a nivel nacional, por eso compañeros es
que no solamente debemos estar en estado de alerta, sino
que también estar disponibles y preparados para ante
cualquier llamado de nuestra Organización Sindical, salir
de inmediato a la defensa de nuestros derechos”10.
9 30/11/1988 - La Picadura. Convención Nacional de Delegados: Sus
resultados
10 30/11/1988. La Picadura, Sucede en Coltabaco

69
SUDOR Y TABACO II

De esta manera alertaba la seccional Medellín a sus tra-


bajadores, quienes además al regresar de vacaciones
se encontraron con que la empresa había entregado las
funciones del casino a una firma llamada Restaurantes In-
dustriales, o como jocosamente lo denominaban los tra-
bajadores “Residuos Industriales”, llevando con esto al
despido de 40 trabajadores que laboraban en el casino
con contrato directo en Coltabaco. Para este momento,
también denunciaron que en servicios generales, los tra-
bajadores en esta sección eran temporales. Su llamado era
a defender el derecho al trabajo ya que consideraban que
lo que Coltabaco hiciera en Bogotá, más adelante lo haría
con otras seccionales o secciones de las factorías.

Cierre inminente en la fábrica de Bogotá

Fotografía 6 – Asamblea Nacional de Delegados en Bogotá

El cierre de la fábrica de Bogotá fue un camino prepara-


do con antelación desde la administración de la empresa,
quien durante un año y medio emprendió acciones enca-
minadas a esto. La primera acción fue comenzar a desman-
telar la fábrica, sacando las máquinas. Este hecho generó
resistencia entre los trabajadores que en varias ocasiones
se opusieron; algunos se atravesaban a los camiones y

70
Consolidación del Sindicato de Industria (1988-1996)

les impedían desplazar las máquinas, lo que les generó


sanciones por parte de la administración hasta de 30 días.
Después de esto comenzaron despidos, algunos arreglos,
adelantos de pensión, y en la parte final de este proceso
se paró la producción y se mantuvo a los trabajadores un
poco más de seis meses sin labor alguna. Así explica Rei-
naldo Medina, quien vivió este hecho como dirigente de la
seccional, las razones políticas que motivaron a la adminis-
tración a tomar esta decisión:
“¿Por qué se da el cierre en Bogotá? Siendo la capital, allí
la Compañía tenía tecnología mayor que en Cali o Bucara-
manga, fábricas en ese momento... su decisión es política.
No nos olvidemos que el sindicato nace en Bogotá, se desa-
rrolla en Bogotá, y tenía una incidencia muy importante en
el conjunto de la organización a nivel nacional. En Bogotá,
como capital, había una relación y unos vínculos muy im-
portantes. Había una base muy aguerrida, muy curtida, ahí
no solo en las negociaciones sino en constante actividad.
Cualquier conflicto, cualquier movilización, se sabía que
de Sintraintabaco llegaba uno o dos buses… en todo lado
sabían. En cuanto al desarrollo político en la Compañía en
Bogotá, cuando se desarrolla el proyecto de la UP, se crea
una junta patriótica con alrededor de 80 participantes. De
los periódicos de izquierda, especialmente Voz, se vendían
hasta 60 a la semana, con una línea absolutamente de iz-
quierda.

Teníamos injerencia y presencia en el comité ejecutivo de


la CSTC, la que antecedió a la CUT. Cuando la CUT, también
teníamos una presencia muy importante. Había un desarro-
llo de la base muy importante y fuerte. Unos líderes que
eran de los ejecutivos de la dirección, entre otros, muy des-
tacados dirigentes, Jairo Lesmes, Pedro Piracon, Fernando
Acosta, Juan de Dios Jiménez, y unas nuevas generaciones
que llegamos a recoger esos legados. Algunos nombres
que recuerdo: Rolando López, Nelson Murcia, en fin, que re-
cogió esa escuela de lucha. Éramos el dolor de cabeza para
Coltabaco. Allá se hacían muchos paros de casino por la
mala alimentación, duraban hasta un mes, pero no era solo
el paro de casino, sino que repercutía en la producción.
En los pliegos se bajó la producción al 15%. En la huelga
[del año 82] se jugó un papel determinante. Entonces fue

71
SUDOR Y TABACO II

una decisión política, porque para efectos productivos, si


bien es cierto el cambio del consumo de Pielroja sin filtro a
productos con filtro, pudo haber cerrado mucho más fácil-
mente Cali o Bucaramanga, pero optaron por una decisión
política para golpear a la Organización Sindical”.

Durante los seis meses que los trabajadores se mantuvie-


ron cumpliendo horario y sin trabajo, se fortaleció el tra-
bajo político de este grupo que oscilaba entre 100 y 120
personas. Los vigilantes, supervisores y algunos directivos
se solidarizaron con los trabajadores e hicieron causa co-
mún con ellos en su defensa del derecho al trabajo. Asi-
mismo, el Sindicato inició un arduo trabajo a nivel externo,
de esta manera junto con la CUT, se realizó una toma de la
comisión séptima de la Cámara de Representantes, en el
Congreso de la República. Se realizaron también tomas a
las instalaciones de medios como El Tiempo, El Especta-
dor y también del Palacio de Nariño, y se realizaron deba-
tes en el Consejo y Asamblea Departamental.

A pesar de este trabajo de agitación y denuncia, la Com-


pañía planteó que era irreversible el cierre, y así comenzó
un proceso de varios meses de negociación, en los cuales
el Sindicato defendió el derecho al trabajo. Con este pro-
ceso se consiguió finalmente el traslado de 25 de esos 100
trabajadores, pues anteriormente la empresa decía que no
podía realizar ninguno. Reinaldo Medina se refiere a este
proceso de negociación:
“Se consigue un cupo de diez para Bucaramanga, 15 para
Medellín y tres para el Espinal. Se fue haciendo el listado,
depurando, y para Medellín, en ese momento el orden pú-
blico estaba vuelto nada, era cuando las bombas de Pablo
Escobar, situación que llevó a que muchos compañeros que
tenían en mente la posibilidad de traslado, se echaran para
un lado y optaran por la fórmula económica. La fórmula
económica mejoró con respecto a la de la Convención Co-
lectiva. La convención hoy establece que cuando hay cierre,
se les paga a los trabajadores una tabla de indemnización
más una tabla por el cierre, nada despreciables. Para el cie-
rre son 50 días por cada año. Aun así, mejoramos esas dos
tablas, porque planteamos que como la Compañía nunca

72
Consolidación del Sindicato de Industria (1988-1996)

pidió permiso de cierre... la Compañía solo pidió permiso


cuando cerró Pasto, y se le demoró varios años, porque el
Sindicato demostró que era una decisión unilateral de la
Compañía por su estado financiero, su mercado, etc, y eso
mientras se hace un estudio, le llevó mucho desgaste”.

En la convención se estableció determinar entre la Empre-


sa y el Sindicato las condiciones de pensión y de trasla-
do. Los trabajadores consiguieron los pasajes aéreos para
conocer con su familia los nuevos lugares de trabajo. Con
esto también se mantuvo el contrato, la antigüedad y to-
das las prestaciones. De lo conseguido con relación a los
traslados, solamente se fueron 10 trabajadores para Buca-
ramanga y 3 para Espinal, los puestos para Medellín nadie
los optó. Los traslados a pesar de ser una conquista en la
defensa del derecho al trabajo, para muchos trabajadores
también representan un reto de adaptación social, pues las
familias y sus rutinas se ven afectadas. Varios directivos
sindicales de esta seccional arreglaron con la empresa y
no aceptaron el traslado a otras ciudades a pesar de poder
elegir esta opción.

Sindicato de industria en Protabaco


El cierre de esta fábrica también dio paso a un nuevo ca-
pítulo en la historia del Sindicato. Al analizar la política de
cierres que venía implementando Coltabaco, y sumado
esto a las orientaciones que desde la CUT y el movimiento
sindical se venían proponiendo alrededor de conformar
sindicatos de industria, Sintracoltabaco comprendió que
pronto se podía quedar con poco rango de acción en la
negociación.

Por su parte, Sintraintabaco, la Organización de rama in-


dustrial, había tenido que afrontar diferentes problemas:
después de lograr incorporar en la Convención Colecti-
va un capítulo especial para los trabajadores estacionales
en Coltabaco, en su reactivación, fue cerrada la Nacional
de Cigarrillos en Bucaramanga. Posteriormente, cuando
se constituyó su seccional en Ovejas (Sucre), tuvieron que
afrontar la persecución; luego en la constitución de la Sec-

73
SUDOR Y TABACO II

cional Medellín, Coltabaco no aceptó por ninguna circuns-


tancia la creación de esta y despidió al Presidente11.

En Protabaco el rumbo del sindicato de industria no tuvo


un camino diferente. El resultado inmediato al constituirse
la seccional de Bogotá de Sintraintabaco al interior de Pro-
tabaco, donde nunca antes se podía hablar de sindicato,
fue que al presentarse un pliego de peticiones, pararon
los despidos que, por el rumor de constituir sindicato, ve-
nían sucediendo. En Protabaco existía un Pacto Colectivo
que no se aplicaba a todos los trabajadores, con la presen-
tación del pliego se pretendía cambiar el pacto por una
Convención Colectiva para todos los trabajadores. Como
respuesta de la patronal, decidieron promover otra Orga-
nización Sindical y extenderles el pacto a todos, con el fin
de cerrarle el camino a Sintraintabaco.
“En el año 89 se crea la seccional del Sindicato de Indus-
tria en Bogotá con muchos trabajadores de Protabaco. La
respuesta de la Compañía inmediatamente es promover y
fomentar otro sindicato, sindicato de base llamado Sintra-
protabaco. Llama a los propios administrativos, superviso-
res y a mucho personal a que se afilien a Sintraprotabaco
como paralelismo directo a Sintraintabaco. Desde luego,
cuando se crea la seccional, inmediatamente se presenta
pliego, pliego que no negocia la administración de Prota-
baco, sino que deja pasar el tiempo, crean otro sindicato y
ahí sí negocian con ellos. Y realizan alrededor de unas tres
negociaciones, más o menos seis años, marginándonos a
nosotros”, afirma Reinaldo Medina.

Por su parte, las condiciones en Coltabaco Bogotá conti-


nuaron adecuándose tras el cierre de la fábrica, ya que
aún se mantenía el área de ventas, área que antes del
cierre fue trasladada para una bodega. Varios de los tra-
bajadores de esta área estaban en reserva, es decir, eran
afiliados, pero nadie lo sabía, esto debido al miedo a ser
despedidos, sobretodo en donde ya no existía seccional.
En este momento se dio un periodo de transición, entre los
años 89 y 90, y cuando en esta área vieron la posibilidad se
11 21/04/1990. Acta - Quincuagésima quinta convención nacio-
nal de delegados

74
Consolidación del Sindicato de Industria (1988-1996)

nombró un comité de Sintracoltabaco. Estos trabajadores


se vieron afectados por el lugar de trabajo que era una
bodega sin las mejores condiciones de salubridad y segu-
ridad. Sobre esto comenta Eliseo Rubio, quien hizo parte y
fue presidente de este comité:
“Montamos el comité, que es la representación del Sindi-
cato estatutariamente cuando no se tienen a los 25 para
conformar una seccional. Nombramos un presidente y un
secretario que eran los que quedaban con fuero. Comenza-
mos a hacer algunos reclamos en la empresa, a hacer res-
petar los horarios, alguna persecución que se desató, por-
que cuando se cerró la fábrica, nosotros estábamos dentro
de la fábrica, el departamento de ventas, y a nosotros nos
sacaron para una bodega, en el barrio Cundinamarca. Allá
quedamos casi que hacinados, trabajando con un poco de
incomodidades. Una bodega que era al lado de otra bode-
ga de reciclaje, y había roedores, se trabajaron en condi-
ciones precarias. [...] Nosotros comenzamos a pelear con
la empresa, a reclamar algunas cosas y eso, entonces no se
dejó esperar como la persecución ahí y la presión, enton-
ces nos echaron al presidente del comité, que tenía fuero.

Acá quedamos casi que ‘manicruzados’, porque no tenía-


mos ni la experiencia, ni el recorrido de directivos sindi-
cales. Teníamos gente conocida de la Federación de Traba-
jadores de Cundinamarca (FTC). Nos recomendaron a una
abogada y nos fuimos para poner el proceso por acción de
reintegro, porque él tenía fuero, y no lo podían despedir.
Fuimos, conseguimos esa abogada, le dimos el poder y
toda la cosa. La señora siempre nos tomó del pelo, nos con-
fiamos, y dejó vencer los términos. Supuestamente se había
metido la demanda y resulta que no la metió, perdimos. El
compañero se quedó por fuera. Ahí pasó un lapso de tiem-
po mientras se iniciaba la supuesta acción de reintegro, en-
tonces volvimos a elegir el comité. Yo ya había salido a la
luz pública como afiliado, entonces yo asumí la presidencia
del comité mientras lográbamos completar los 25 para ele-
gir la junta directiva otra vez. Iniciamos la pelea, y la em-
presa tomaba represalias… ya no hubo más trabajo con la
gerencia por estar en la Organización Sindical. El gerente
era un acérrimo enemigo de la Organización Sindical, y no
quería saber nada de mí. Entonces volví al departamento
de ventas a manejar vehículo y a salir a calle”.

75
SUDOR Y TABACO II

Nace Sintraintabaco en San Gil


Cómo se mencionó anteriormente, en Bucaramanga se
constituyó la Junta Nacional de Sintraintabaco. Santander
históricamente ha sido tierra tabacalera, en donde se pro-
duce la mayor cantidad del tabaco que demanda el país,
según la Cooperativa Tabacalera de Santander12. Fue allí
en San Gil, donde por lo realizado en Bucaramanga, y lue-
go con pliego presentado en Bogotá a Protabaco, comenzó
a tener eco la conformación de un sindicato, e iniciaron
entonces a reunirse los trabajadores de Coltabaco y Prota-
baco para hablar sobre su creación. Gerardo Torres, quien
participó de este momento recuerda:
“En Protabaco existía un pacto colectivo, hacía nueve años
que estaba funcionando ese pacto colectivo, aplicándolo a
todos los trabajadores, porque ahí hablaba que era a nivel
nacional, pero en San Gil los trabajadores desconocíamos
esas garantías. Entonces en la formación de la seccional de
aquí de San Gil, usted sabe que no faltan los traidores, y a
un día de conformar la seccional, hubo una compañera que
nos echó al agua y nos despidieron”.

De todas maneras la seccional continuó su camino, junto


con las reuniones en la sede del Sindicato en San Martín y
en San Gil. El día que se fue a constituir la seccional, Ge-
rardo recuerda que fue de los últimos en ir a esa reunión,
pues tenía experiencia sindical y sabía cómo era el com-
portamiento de la empresa Protabaco. Estos trabajadores
fundadores fueron asediados por la administración de ese
entonces:
“Se conformó la seccional, a mí me nombraron como vice-
presidente, y como presidente nombraron a un compañero
Gerardo Correa. El resto de gente no tenía conocimiento
de qué era un sindicato, sin embargo, dentro de la reunión
el que quedó de presidente propuso que yo asumiera la
presidencia y que él, que era el presidente, quedaba como
vicepresidente. La asamblea aceptó. Seguimos con el pro-
12 08/02 /2018. Así se produce el tabaco en Santander - Vanguardia.
com

76
Consolidación del Sindicato de Industria (1988-1996)

ceso. Al otro día de conformada la seccional, nos volvimos


a reunir en la sede del Sindicato para firmar documentos y
presentar todo al Ministerio del Trabajo. El que había que-
dado como vicepresidente llegó tarde a la reunión y todos
los integrantes de la junta directiva habíamos firmado el
documento. Este llegó a hacer la propuesta de que lo bo-
rraran de los papeles, que él no quería hacer parte porque
la empresa lo iba a mandar a Bogotá a un curso, para entrar
a manejar personal en una oficina. Él quería que le borra-
ran todo. Se le dijo que no, que ya no se podía hacer eso.
Sin embargo, la seccional del Sindicato de industria quedó
constituida, con él incluido”.

De ahí para adelante la situación se tornó crítica, porque


los trabajadores que decidieron encabezar la seccional de
San Gil, fueron registrados en una lista negra. A los traba-
jadores de Protabaco les prohibieron hablar con los inte-
grantes del Sindicato y entonces, al igual que en Bogotá, la
empresa empezó a motivar un pacto colectivo que existía
y se aplicaba solo en Bogotá desde hace algunos años. De
esta manera todos los obreros que no estaban en el sindi-
cato de industria, firmaron ese pacto colectivo:
“Tan pronto firmaban, empezaban a aplicar las garantías
que tenía el pacto colectivo. Dentro de esa desbandada se
llevaron compañeros del Sindicato de industria. La misión
era acabar con la seccional del Sindicato de industria. A
raíz de eso, la situación fue bastante crítica. Yo como presi-
dente duré dos meses que no podía dormir porque todos
los días tenía que presentar problemas diferentes por mu-
chas situaciones de la empresa, las arremetidas… Se llegó
el momento en que me mandaron a un sitio de la empresa
a donde nadie me podía ver allá, no iban a mirarme ni a sa-
ludarme ni nada. Empezaron a aplicar la alimentación que
había para los trabajadores, se les daba un refrigerio que
consistía en un vaso de leche, agua de panela y pan. Enton-
ces se les daba eso, un vasito a todos, y pasaba una compa-
ñera repartiendo en una cantinita a cada uno. A los que no
estábamos en eso no nos daban.  A él sí, a él no... La misma
situación pasaba con el almuerzo. El almuerzo era llevado
a un sitio, les traían el almuerzo y los que estábamos en
el Sindicato de industria, nos tocaba que salir a tomar lo
que nosotros llevábamos en una cajita, a una caseta. Allá la

77
SUDOR Y TABACO II

metíamos dentro de una máquina que era la secadora de


venas, había unos espacios donde había un radiador. Noso-
tros colocábamos las tacitas ahí para que se nos calentara
la comida para salir a la hora del almuerzo a comer. Eso fue
una situación bastante crítica durante dos meses. No se dio
la negociación del pliego en Bogotá”.

De esta manera la empresa conformó Sintraprotabaco. Un


sindicato de base que manejaba buena relación con la em-
presa y que surgió para contener a Sintraintabaco, creado
en San Gil en el año 1990, y los avances que podrían tener
los trabajadores tomando como ejemplo la convención
existente en Coltabaco.

Crisis interna
Las diferencias al interior del Sindicato son parte del de-
sarrollo de la Organización Sindical. Esto se debe a la di-
versidad de formas de entender la lucha sindical desde
lo ideológico, lo cual también determina el accionar del
colectivo, pero a su vez, en un contexto como el colombia-
no hay elementos exógenos a la organización, relativos al
ámbito de la empresa o nacional, que también favorecen e
intensifican las divergencias al interior del Sindicato.

En este sentido, en 1989 se dio un primer episodio dentro


de lo que se denominará como “crisis interna”, que busca
reflexionar sobre diferentes momentos en donde las fuer-
zas al interior del Sindicato han tenido conflictos con reso-
luciones más allá de la organización, y que han avanzado a
escenarios como el jurídico.

Para este año, en la seccional Medellín existía una junta


compuesta por 10 miembros que representaban dos sec-
tores a nivel nacional en el Sindicato. El primero de ascen-
dencia mayoritaria durante los años 80 y parte de los 90, y
un segundo, que se consolida desde entonces, consiguien-
do ser mayoría en la década del 2000. Estos dos grupos
han marcado sus diferencias a través de la correlación de
fuerzas en las juntas nacionales para la toma de decisiones
frente su accionar.

78
Consolidación del Sindicato de Industria (1988-1996)

En ese momento, ambos sectores tenían de a cinco repre-


sentantes en la junta directiva y debían elegir la comisión
de reclamos. Para entonces, la comisión de reclamos era
por seccional, es decir, que al existir seis seccionales de
Coltabaco, existían seis comisiones de reclamos. Este as-
pecto se modificó en 1990 con la reforma al Código Sus-
tantivo del Trabajo, la Ley 50 de 1990, en donde se estipuló
que solo debía existir una comisión de reclamos por em-
presa.

La crisis se desencadenó al no existir consenso con res-


pecto a quien debía ser parte de la comisión de reclamos.
Ante el Ministerio de Trabajo se presentó un acta donde
se nombró a Fernando Martínez y a Carlos Arturo Rodrí-
guez, pero el otro sector no estuvo de acuerdo con esto,
entonces vedó la manera de su elección y sacó una serie
de comunicados al respecto.

En este capítulo la empresa tomó como referencia las de-


nuncias públicas realizadas por sectores del Sindicato, e
inició el proceso judicial para el despido de los compañe-
ros nombrados, aduciendo que no tenían fuero sindical. El
desenlace, por lo tanto, fue desfavorable para los trabaja-
dores organizados.
“La empresa lo que hizo fue decir: no tienen fuero. Inició
un proceso no administrativo sino judicial, es decir ante los
jueces, para demandar ese fuero. Inició el levantamiento y
aportaron como pruebas los diferentes comunicados que
se sacaron. Los jueces le dieron la razón a la Compañía y
efectivamente fueron despedidos los compañeros. Ese fue
un error histórico de la Organización Sindical, pero nació
de una discusión interna. Fue como en el 89, había trans-
currido poco tiempo de mi llegada a la organización. Esa
situación marcó un camino negativo. Aprendimos que la pa-
tronal no nos podía resolver los problemas. Debajo hay in-
tereses de correlaciones de fuerzas y políticos”, relata John
Jairo Arboleda, directivo sindical.

79
SUDOR Y TABACO II

La muerte de un dirigente

Fotografía 7 – Anibal León

El 13 de octubre de 1991 falleció a los 33 años de edad,


Aníbal León León, dirigente destacado de la seccional Bu-
caramanga y quien trabajó durante 13 años en Coltabaco.
Su muerte se debió a un accidente de tránsito después de
haber asistido a una Asamblea General en el municipio de
Capitanejo.

Desde que llegó a Coltabaco, Aníbal mostró su interés y


compromiso con los intereses de los trabajadores de la
industria tabacalera y en especial de los estacionales. Rá-
pidamente se afilió a Sintraintabaco y pocos años después
consiguió ser presidente de la seccional Bucaramanga, y
luego miembro de la Junta Directiva Nacional, en donde se
destacó por aportar precisamente en la organización de
los trabajadores estacionales.

Con este mismo ímpetu apoyó, junto con Henry Mancilla,


la reactivación de la Junta Directiva de la seccional del
Sindicato de industria en Capitanejo, haciendo múltiples
esfuerzos para involucrar en este proceso a los trabajado-
res de la Nacional de Cigarrillos. También contribuyó a la
creación de la seccional del Sindicato de industria en Ove-

80
Consolidación del Sindicato de Industria (1988-1996)

jas, conformada principalmente por los trabajadores de


Tabacos Rubios, y en el año 1990, fue uno de los gestores
de la creación de la seccional de Sintraintabaco en Bogotá.

Aníbal tuvo un paso transitorio como presidente nacional


de Sintracoltabaco, antes que asumiera la presidencia Jor-
ge Vargas. Sin embargo, recuerda Reinaldo Medina “cuan-
do fue nombrado desistió de ser presidente porque tenía
encima su matrimonio y este cargo viene con la responsa-
bilidad de radicarse en Medellín por ser sede de la direc-
ción de la Compañía, y por esto, desiste”.

Su esfuerzo y compromiso lo hizo un digno representante


de los trabajadores en procesos de negociación colectiva
con Coltabaco, fue elegido como miembro del comité eje-
cutivo de Usitras – Santander, y posteriormente miembro
del comité ejecutivo de la subdirectiva Santander. Sobre el
momento de su muerte, Medina recuerda:
“El presidente del Sindicato, en ese momento Jorge Var-
gas [y quien se transportaba con Aníbal] queda bastante
golpeado, adolorido por el accidente, estuvo al borde de
la muerte. Es lamentable para el Sindicato el fallecimien-
to en ese momento del compañero Aníbal, porque era un
compañero con una postura muy de clase, compañero ab-
solutamente respetable. Muchas veces presidente de la

81
SUDOR Y TABACO II

seccional de Bucaramanga. En la huelga jugó un papel muy


importante allá en Bucaramanga porque hubo bastantes di-
ferencias, una base de pronto un poco incomprensible del
proceso de huelga… él lideró eso. Igualmente estuvo muy
de cerca en proyectos en Bucaramanga, como fue una coo-
perativa, la cual persiste, y que jugó un papel muy bueno
incluso para toda la región como regulador de precios, y
para el servicio de los tabacaleros”.

Es importante resaltar que Aníbal León también fue un


líder sindical y político, militante del Partido Comunista,
que aportó con su experiencia y conocimiento en la ase-
soría y organización del movimiento sindical en el depar-
tamento de Santander.

Un país de contrastes económicos y sociales


Durante el gobierno de Belisario Betancur se consiguieron
diálogos y acuerdos parciales con las guerrillas, como las
FARC y el M-19, sin embargo, estos se vieron entorpecidos
por el ascenso del paramilitarismo, que a través de ma-
sacres y asesinatos selectivos comenzó a atemorizar a la
población civil y a organizaciones sociales en los lugares
donde estas insurgencias tenían presencia, estigmatizan-
do a su vez el ejercicio político de organizaciones como
los sindicatos. Dentro de esta época se sitúan diferentes
operaciones coordinadas entre militares y paramilitares,
en donde se comenzó con el exterminio de movimientos
sociales provenientes de corrientes como las de La Unión
Patriótica, A Luchar o Fuerza Popular.

En 1987 se creó la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar


(CGSB) integrada por las FARC, el M-19, el ELN, el EPL, el
PRT y el Movimiento armado Quintín Lame. El objetivo de
esta coordinadora era unificar acciones de estas guerrillas
frente el Estado. Por su parte, otro actor que emergió en
este periodo es el del narcotráfico, que se hizo sentir a tra-
vés de acciones terroristas como el uso de carros bombas
en las principales ciudades, y el asesinato de personalida-
des de la vida política del país, en asocio en ocasiones con
organizaciones paramilitares.

82
Consolidación del Sindicato de Industria (1988-1996)

Con estos antecedentes, el gobierno liberal de Virgilio


Barco (1986- 1990) decidió continuar los diálogos con las
guerrillas y consiguió un acuerdo de reformas políticas
con la guerrilla del M-19, que finalmente fue tumbado en el
Congreso de la República. Sin embargo, posteriormente y
con el ánimo en el país de la convocatoria a una Asamblea
Nacional Constituyente, esta guerrilla junto con el EPL, el
Quintín Lame y el PRT entregaron sus armas a cambio de
asientos y representación en esta Asamblea. Este periodo
es recordado también como uno de los más sangrientos en
la historia política del país, ya que resultaron asesinados
los candidatos presidenciales Jaime Pardo Leal (1987) y
Bernardo Jaramillo Ossa (1990) de la Unión Patriótica; Luis
Carlos Galán del nuevo liberalismo y Carlos Pizarro (1990)
de la Alianza Democrática M19.
Durante el gobierno de Barco el movimiento sindical y la
clase obrera del país afrontó una difícil situación que se
veía reflejada en un aumento mínimo del salario compara-
do con la inflación. Por esta razón durante 1989 las centra-
les obreras CUT, CTC, CGT y la CTDC se movilizaron para
rechazar de manera directa la política económica y social
de este Gobierno. Sintracoltabaco para esta época mani-
festó que los trabajadores de Coltabaco no escapaban de
esta política económica del Gobierno que cada día los as-
fixiaba más, ya que el incremento de los artículos de pri-
mera necesidad los golpeaba directamente13. Los análisis
que hicieron en La Picadura sobre la situación económica
y social de este momento se ven reflejados en estos dos
fragmentos:
“A partir del 1o. de enero de 1989 y en una forma unilateral
el gobierno autorizó un aumento en el salario mínimo del
27%, aumentó que de hecho se constituye en una burla a
los intereses del proletariado si tenemos en cuenta que la
inflación en el año de 1988 fue del 28.12% y en el mes de
diciembre de ese mismo año, la canasta familiar alcanzó ci-
fras de $62.210 para obreros y $163.541 para empleados; y
eso que estas cifras son tomadas de las informaciones que
rinde el Dane, que es una entidad oficial y por supuesto
nos brinda una información manipulada por los estamentos
oficiales”14.
13 8/03/1989. La Picadura. Editorial: 9 de Marzo A La Calle.
14 30/01/1989. La Picadura.

83
SUDOR Y TABACO II

“Todo indica que la violencia vivida durante el año 88 con-


tinúa con mayor fuerza en este año, de manera más directa
por parte de grupos paramilitares que abundan a lo ancho
y largo del país, contra dirigentes sindicales, demócratas y
revolucionarios. [...] Antes de entrar a exigir la desmovili-
zación y la reincorporación de la guerrilla a la vida civil, se
hace necesario que el gobierno demuestre su voluntad de
diálogo y se exige de parte del gobierno acciones concre-
tas como desmantelar los grupos paramilitares y escuelas
de sicarios que se han ubicado en el territorio colombiano,
hay que aplicar la reforma agraria, además presentar infor-
mes detallados de todos los procesos judiciales que hasta
hoy se adelantan por las masacres y asesinatos políticos
donde han estado comprometidos miembros activos de las
fuerzas armadas y policiales”15.

De esta manera, en Colombia se comenzaban a sentir los


vientos de cambio con la aplicación del modelo neoliberal
que ya se venía aplicando en otros países del continente y
de Europa. Estos cambios buscaban —según los integran-
tes del Sindicato— modificar la correlación de fuerzas
del movimiento social, y en este caso del sindical, para su
puesta en marcha.
“El movimiento sindical para esos años estaba fuerte, ve-
nían jugando un papel importante algunas organizaciones
políticas como la UP. Recordemos que en ese momento
tenía alcaldes, concejales en Urabá, Antioquia, en Cauca,
Nariño, casi que en todo el país tenían presencia, y recor-
demos que hubo unas elecciones presidenciales donde el
candidato fue Pardo Leal, que alcanzó una votación históri-
ca para las luchas del movimiento revolucionario, que fue-
ron como unos 300 mil votos después de una hegemonía
liberal y conservadora en nuestro medio. Se asustaron y
vino la desbandada, estamos hablando del genocidio de la
UP. Esto vino acompañado de toda una ofensiva militar con-
tra el movimiento. Ahí la CUT tuvo cerca de unos 2000 diri-
gentes asesinados en todas las regiones. En Urabá mataron
cinco juntas directivas seguidas. El sistema buscaba con
eso atemorizar al movimiento, porque se venía la aplica-
ción de esas medidas, solo así podían aplicar acá el mode-
lo neoliberal. La apertura económica es parte del modelo
15 8/03/1989. La Picadura. Sobre el diálogo.

84
Consolidación del Sindicato de Industria (1988-1996)

neoliberal. Se combina, primero cambiando la correlación


de fuerza para que el movimiento no tuviera capacidad de
respuestas, entonces lo debilitaron a punta de bala. Segun-
do, crearon toda una normatividad jurídica que transformó
el Código Sustantivo del Trabajo. Lo que denominamos la
contrarreforma laboral. Ahí fue donde se perdió la estabili-
dad laboral, a los diez años, la retroactividad de las cesan-
tías, entre otros derechos”, recuerda John Jairo Arboleda.

Asamblea Nacional Constituyente


En 1990 los trabajadores afrontaban una época difícil. La
inflación era de 32.36%, la más alta desde los últimos 27
años, y así mismo, la CUT estimó la caída de tres puntos en
el poder adquisitivo del salario mínimo. De esta manera,
el país se preparó para la nombrada apertura económica
que pondría a la industria nacional en el mercado interna-
cional, lo cual incluía la reestructuración del sistema aran-
celario.

A nivel político en el país un movimiento encabezado por


universitarios comenzó a impulsar la “Séptima Papeleta”,
con la cual se buscaba la convocatoria a una Asamblea
Nacional Constituyente durante las elecciones de corpo-
raciones públicas. A este movimiento se sumaron pronto
diferentes sectores políticos que estaban en la contienda
por la presidencia. El resultado de esta jornada fue que
con un 89% de votos ganó el sí, dando paso a la convoca-
toria de la asamblea. Ese día también ganó la presidencia,
con un 48% de los votos, el liberal Cesar Gaviria, candi-
dato tras el asesinato de Luis Carlos Galán, y célebre por
la frase “Bienvenidos al futuro” que pronunció durante su
discurso de posesión presidencial, haciendo referencia a
la entrada en vigor del neoliberalismo.

Para las elecciones del siguiente año, la Organización Sin-


dical apoyó la plancha de la Unión Patriótica encabezada
por Aída Avella y Alfredo Vázquez Carrizosa como delega-
dos de la izquierda en la Asamblea Nacional Constituyen-
te. Así mismo realizó varios seminarios sobre este tema de
interés nacional con los trabajadores. Esta Asamblea fue la

85
SUDOR Y TABACO II

encargada de reemplazar la carta constitucional que regía


desde 1886. El cuatro de julio de 1991 fue erigida la nueva
Constitución Política de Colombia, en la que participaron
sectores del conservadurismo y el liberalismo, y sectores
alternativos como la Alianza Democrática M-19 y la UP.

El Consenso de Washington
La aplicación del modelo neoliberal en Colombia venía
marcada, en gran medida, por las orientaciones de orga-
nismos internacionales como el Banco Mundial y el Fondo
Monetario Internacional, cuyas apuestas en materia de re-
formas para que los países “en vía de desarrollo” lograran
salir de la crisis, fueron recogidas en 1989 por el econo-
mista John Williamson, en el llamado Consenso de Washin-
gton. Este se convirtió en la guía para la aplicación de una
serie de medidas, que en Colombia y muchos otros países,
dejó resultados desfavorables en materia social, de igual-
dad y de derechos humanos.

Entre los diez puntos de este Consenso se recogen: dis-


ciplina fiscal; reordenación del gasto público; reformas
tributarias para aumentar impuestos; liberalización de las
tasas de interés, del comercio y de la inversión extranjera;
privatización de las empresas estatales; desregulación y
derechos de propiedad.

Apertura, contrabando y despidos


Desde el año 1990 Fenalco pidió al Gobierno nacional ra-
cionalizar los niveles arancelarios para productos como
cigarrillos, licores y computadores que enfrentaban un
fuerte contrabando. Argumentaban que bajando los aran-
celes se combatiría este problema16. En el Estudio Econó-
mico de Coltabaco S.A. realizado en 1992 se expone:
“Los cerebros de la estrategia empresarial de Coltabaco
S.A. convivieron largo tiempo con dos epidemias: Contra-
bando y lavado de dólares, pero no supieron manejar la
enfermedad en una coyuntura que se veía venir y estaba
16 3/10/1990. Reducir arancel para cigarrillos. El Tiempo.

86
Consolidación del Sindicato de Industria (1988-1996)

avisada: Apertura y crisis de mercados externos […] En el


mismo artículo octavo se dice que la «calidad de los ciga-
rrillos nacionales es perfectamente comparable con la cali-
dad de las marcas extranjeras, los cigarrillos de contraban-
do eluden el pago de los impuestos que les corresponden.
Se llega así a un problema de precios, pues los cigarrillos
nacionales pagan impuestos y los de contrabando no». […]
Si el cigarrillo no estuviera gravado con un desproporcio-
nado impuesto al consumo del 100% y un 10% a Colde-
portes (sin contar el IVA que es general), su valor sería
perfectamente competitivo, no sólo a nivel de costos sino
de precios, tanto en el mercado interno como en el exter-
no, y podría enfrentar a las importaciones legales y al con-
trabando. Es más, al desaparecer el diferencial de precios
actual, se desestimularían notablemente las importaciones
ilegales”.

Por su parte, el Sindicato recordaba que en años pasados


se incrementó la producción y por ende un incremento de
personal, creándose nuevas vacantes y buscándose una
solución para llenar dichas vacantes en corto plazo. Todo
esto fue creando un clima de tranquilidad al interior de los
trabajadores. Después todo fue cambiando y según ellos,
la tal Apertura Económica no fue una solución para los
problemas de los trabajadores:
“El gobierno colombiano abrió el mercado a las empre-
sas multinacionales monopolizando el mercado y obligan-
do a las empresas nacionales a modernizar la maquinaria,
lo que está conduciendo a reducir la mano de obra y por
ende a crear más desempleo en nuestro país. Coltabaco
fiel a la aplicación de esta política ha venido golpeando por
esta vía a los trabajadores tabacaleros, prueba clara, son
los despidos que se han venido presentando en Medellín
y Cali, a la fecha han salido 24 compañeros por diferentes
modalidades, la empresa ha recurrido en Medellín a jubi-
lar trabajadores habilitándoles el tiempo que les falta; otro
hecho es el llamado que hizo a algunos compañeros de más
de 15 años para que cambiaran su trabajo por unas irriso-
rias sumas de dinero, vale destacar el valor de estos com-
pañeros al no caer en las mezquinas pretensiones de Col-
tabaco, con lo que han dado moral al resto de trabajadores
para no entregar sus derechos. Habilidosamente Coltabaco

87
SUDOR Y TABACO II

colocó en cartelera una circular donde hacía una cordial


invitación para que los trabajadores antiguos se acogieran
al nuevo Régimen de Cesantías”17.

Uno de los análisis que hizo Sintracoltabaco en su editorial


de La Picadura en octubre del 1994, fue que entre los años
1992 y 1993, las ganancias de Coltabaco oscilaban entre
los 27 mil millones de pesos, pagando impuesto del 124%.
Comparado ese período con el año 1994, se apreciaba
que solo en el primer trimestre declararon en su balance
de ganancias siete mil millones de pesos, que son más del
50% del periodo anterior. Sumado a esto, en el segundo
semestre se rebajó el impuesto a un 45% y sus aspiracio-
nes para final del año eran de 24 mil millones de pesos.
Sin embargo, durante los pliegos, la empresa se limitaba a
mostrar un Coltabaco al borde de la quiebra, como un ne-
gocio poco rentable y a las puertas de dejarlo todo como
parte de la Historia Industrial del país18.

En 1994 Coltabaco lanzó al mercado el Boston, como una


forma de contrarrestar la presencia en el mercado del Bel-
mont, y logró que el Congreso de la República rebajara el
impuesto al cigarrillo del 124% al 45%.

La crisis de la industria, entonces, la asumieron principal-


mente los trabajadores, quienes afrontaron la apertura de
los mercados y leyes como la 50/90, que permitió la con-
tratación de trabajadores temporales. El efecto de abrir las
fronteras para ingresar los mercados, donde se tecnificó el
aparato productivo del país, desplazó mano de obra y des-
truyó la industria nacional. “De ahí se desplazaron muchas
empresas… con la apertura económica y la presencia de
ese capital internacional, las empresas locales llegaron a
la quiebra. También están buscando flexibilizar la relación
laboral”, explica John Jairo Arboleda.

Durante esta época se dieron los cierres de importantes


empresas como: Telsa, Apolo, Furesa, Basquímicas, Si-
17 1/01/1993. Documentos Seccionales Medellín y Directiva Nacional.
Acta.
18 1/05/1994. Boletín. Alerta trabajadores de Coltabaco.

88
Consolidación del Sindicato de Industria (1988-1996)

mesa, Caribú, Erecos, Tejicondor, Grulla, Idease, Gacela,


Quintex, Formas Metalmecánicas, Cafesua, Plásticos y Va-
rios. Todas estas empresas terminaron su producción, los
trabajadores fueron despedidos o arreglados con planes
optativos. En todas había organizaciones sindicales, pero
fueron destruidas, y el movimiento sindical entró en crisis
por su atomización. “Lo que viene es una serie de cierre
y liquidación de empresas. Yo tengo por ahí en la histo-
ria más de 300 empresas en el departamento de Antioquia
que fueron cerradas en ese período de la aplicación del
modelo... Simesa, que era una empresa grande, con 1.100
trabajadores”, recuerda Chucho Ruiz.

“Un derrumbe que no supimos contener”


Los vientos de cambios en el país comenzaron a aterrizar
en Coltabaco en el año 1990, con la reforma al Código Sus-
tantivo del Trabajo, conocida como la Ley 50 del 90. En tér-
minos generales esta ley afectó a los trabajadores en tres
aspectos: estableció un nuevo sistema para las cesantías,
eliminando la retroactividad de las mismas; permitió el
despido colectivo, y eliminó la acción de reintegro de los
trabajadores después de diez años de servicio, a cambio
de una pírrica indemnización, que luego fue desmejorada
con la Ley 789 de 2002, con su artículo 28. El objetivo de
esta ley, según el Sindicato, fue el de flexibilizar las rela-
ciones laborales, con lo cual se fomentó la tercerización y
la contratación a término fijo inferior a un año.

Con el nuevo régimen de cesantías se crearon los fondos


privados. En el anterior sistema cada empresa era quien
tenía el fondo de cesantías, y la cesantía iba al fondo que
manejaba el patrón, quien también dejó de llamarse así en
la Ley 50 para ser el “empleador”. Este sistema anterior
les garantizaba a los trabajadores retroactividad, es decir,
al trabajador cada aumento o cualquier ingreso que tuvie-
ra valor salarial o incidencia salarial de una prima o de
cualquier otro ingreso distinto, extra legal, se le computa-
ba por los años de servicio que llevaba. De esta manera se
acumulaba un retroactivo que era puesto al valor del día

89
SUDOR Y TABACO II

de la liquidación, lo que significaba una alta cesantía para


el trabajador que abandonaba una empresa. Pero con la
Ley 50/90 también se terminó la retroactividad. Juan Car-
los Ospina explica cómo afectó este cambio legislativo a
los trabajadores de Coltabaco:
“El promedio de antigüedad en Coltabaco para ese mo-
mento era por ahí de 15 o 17 años. Quiere decir que el tra-
bajador que llevara menos tiempo en Coltabaco, llevaba 15
años, por lo que la antigüedad era muy importante. Todos
esos trabajadores tenían retroactivo de cesantías. La em-
presa lo que hizo fue parte del plan del sistema, que era
que a 15 o 20 años todos los trabajadores deberían estar
en el régimen de la Ley 50. Para eso despidieron u ofrecie-
ron dinero al trabajador para que cambiara de régimen, y
como el trabajador ya no tenía estabilidad, entonces si no
se pasaba, quedaba amenazado con el despido. Coltabaco
le ofrecía a un trabajador, de acuerdo a la antigüedad, entre
tres, siete, ocho, diez o doce millones de pesos a los más
antiguos para que cambiaran de régimen. Los trabajadores
por temor dieron el paso, y hoy en día si hay 36 trabajado-
res en Coltabaco con retroactividad de cesantías, podemos
contar muchos. Indica que el resto o se pasó o en los pro-
cesos de transformación que ha tenido la Compañía, o han
sido despedidos”.

Con esta Ley, a las personas que cumplieron los diez años
de antigüedad se les garantizaba su retroactividad, pero
los que quisieran ponerse en común acuerdo con el patrón
para pasarse al nuevo régimen lo podían hacer. “Los pa-
trones dijeron: esta empresa, con la norma anterior, no va
a subsistir, se va a quebrar, entonces llamaban al trabaja-
dor, le decían: ¿usted quiere el trabajito, o qué hace? Si se
acoge la Ley 50, puede seguir trabajando, y le damos 200
mil pesos, o 300 mil pesos, o un millón de pesos. El trabaja-
dor decía: prefiero quedarme”, explica Belisario Restrepo,
miembro fundador de la CUT.
“Muchos se cambiaron de régimen de cesantías, ahí la em-
presa hizo un ahorro bastante grande. Lo que hicimos cuan-
do vimos que no podíamos detener esa avalancha, porque
a pesar de que sacamos carteleras, hicimos asambleas, sa-

90
Consolidación del Sindicato de Industria (1988-1996)

camos una cartilla ilustrativa y explicativa para mostrarle al


trabajador cuánto perdía con ese cambio, no fue suficiente,
entonces presentamos una tutela. La perdimos. El argumen-
to de la juez no fue ni siquiera un argumento jurídico sino
político. Dijo que como la Ley 50 les había permitido eso,
las empresas tenían todo el derecho de rebajar los costos
de producción, así de sencillo”, menciona Juan Carlos Os-
pina.

Por su parte, Chucho Ruiz recuerda este momento “como


si se nos hubiera venido un derrumbe que no fuéramos
capaces de contener”, haciendo referencia a la racha de
despidos colectivos que se crearon con esta Ley, pero a
su vez a los múltiples asesinatos que se estaban dando de
sus compañeros y que generaron miedo y dispersaron al
movimiento sindical:
“Empezaron con Avianca, Simesa, Furesa… Fue una cosa
muy violenta porque, además de que estábamos enterran-
do compañeros, estábamos viendo salir la gente de las fá-
bricas. Llegaron a ser tan descarados los empresarios, que
con la autorización del despido por parte del Ministerio,
incluso echaron a los dirigentes sindicales, como en Avian-
ca, que después los jueces de la república, dijeron: no, re-
intégrenlos porque es que el único que puede autorizar el
despido de un dirigente sindical es un juez laboral y no
el Ministerio. Entonces qué hicieron las empresas, aprove-
charon esa coyuntura y echaron los trabajadores de mayor
antigüedad, los más enfermos, y como le digo, incluso los
que tenían fuero sindical”.

Este ambiente de zozobra para la actividad sindical favo-


reció, según Belisario Restrepo, la aprobación de esta Ley
expedida el día 28 de diciembre por parte del presidente
liberal, Cesar Gaviria: “Ya no teníamos fuerza, quedó muy
fácil a Gaviria a pupitrazo limpio aprobar la Ley 50”.

Otra consecuencia de la Ley 50 del 90 fue que eliminó la


acción de reintegro. Antes, cuando un trabajador cumplía
diez años de servicio, ya garantizaba su estabilidad en la
empresa, y si era despedido con 11 años, por ejemplo, ese
trabajador tenía derecho a demandar y un juez ordenaba

91
SUDOR Y TABACO II

el reintegro de esa persona. Con esta Ley se estableció


una tabla de indemnización dependiendo la antigüedad
del trabajador, pero sin posibilidad de apelar.
“El que pasara los diez años ya no podía ser despedido
sin justa causa. Muchos compañeros que eran activistas sin-
dicales llegaban a la dirección sindical a los siete u ocho
años de servicio en la empresa, y en ese proceso en la di-
rigencia cumplían los diez años, y ya pasaba a la base, no
podían ser despedidos, y aparecían abajo nuevos cuadros
en la dirigencia sindical. Entonces estaban los que estaban
aquí, los que ya habían pasado que tenían un compromiso
con el Sindicato, la lucha de los activistas era más conscien-
te... cuando eso sucede, ya nadie puede perder el fuero
sindical, porque así tenga diez años, si lo pierde, chao, lo
echan de la empresa. Eso hace que se atomice la dirigencia
también, se atornilla, no quiere perder el fuero, y además
muchos de ellos lo que hacen es, digamos, estar ahí vege-
tando”, reflexiona Chucho Ruiz.

Con la Ley 50, como se mencionó anteriormente, se creó


también la posibilidad de que las empresas pudieran des-
pedir colectivamente a un grupo de trabajadores con la
autorización del Ministerio del Trabajo. De esta manera
Coltabaco presentó una solicitud ante el Ministerio para
despedir a 268 trabajadores a nivel nacional, de los cua-
les la gran mayoría se encontraba en Medellín. Algunas
características de estos trabajadores es que eran enfer-
mos, muy antiguos, y en este grupo hasta se encontraba
una trabajadora en embarazo. Finalmente, por las acciones
del Sindicato, la empresa solo consiguió despedir a 117
trabajadores.

Para el año 1993, los primeros análisis sobre los impactos


económicos y sociales debidos al cambio de régimen de
cesantías que hizo el Sindicato arrojaron que el trabaja-
dor debía recurrir a su salario para cubrir lo que antes se
podía hacer con las cesantías, las cuales –aseguraron- no
rendirían lo mismo colocadas en el sistema financiero19.

19 1/01/1993. Documentos Seccionales Medellín y Directiva Nacional.


Boletín.

92
Consolidación del Sindicato de Industria (1988-1996)

Se impone la política de recorte social


En la Sexagésima Segunda Convención Nacional de dele-
gados, realizada el cuatro de marzo de 1992, se expuso la
situación del país, que la Organización Sindical caracteri-
zó como la débil economía colombiana “que aún no tie-
ne los medios para modernizar su aparato productivo sin
tener que recurrir a los grandes empréstitos de la Banca
Mundial, pero conllevaría a un endeudamiento tal, que el
gravoso peso de la deuda externa sería imposible de lle-
var. Si analizamos sólo la deuda que hoy tenemos, para su
cancelación gastaríamos muchos años de austeridad y re-
corte social”20. En efecto, este pronóstico de recorte social
sería la política impuesta en la legislación del país desde
la Ley 50 del 90.

De esta manera, en 1993 se realizó la Reforma a la Salud


y Pensional, conocida como la Ley 100. Con esta Ley se
crearon las EPS privadas y públicas, servicio que hasta el
momento se prestaba, a nivel nacional, con el Instituto de
los Seguros Sociales - ISS. Con este cambio se ganó en co-
bertura, más no en calidad y prestación del servicio. Con
relación a los fondos de pensiones, se crearon dos servi-
cios, privados y públicos. Esta Ley empezó a operar en el
año 1994, aumentando la edad de pensión de 55 a 57 años
para las mujeres, y de 60 a 62 años para los hombres. Re-
bajó además la mesada pensional del 90% al 80% para
quienes no quedaron en transición. Aumentó las semanas
de cotización de 1000 a 1300 semanas, igual para quienes
no quedaron en transición. Para el Sindicato esta Ley aca-
baba con la seguridad social existente en el país y era la
culminación del proceso de flexibilización laboral imple-
mentado por el modelo neoliberal. Así lo reseñaban en La
Picadura en 1994:
“Con el “Pastranazo” de 1973, el Estado se liberó de la obli-
gación de aportar para las pensiones de los colombianos;
con la Ley 100/93 [23 de diciembre] a mediano plazo se
exoneran los patronos, y la pensión, entonces será el resul-
20 4/04/1992. Acta – En la Sexagésima segunda convención nacional
de Delegados.

93
SUDOR Y TABACO II

tado de la capacidad de ahorro de cada trabajador; cesa la


responsabilidad social para dar paso a la obligación indivi-
dual. El trabajo deja de ser protegido por el Estado, pierde
su carácter laboral y se convierte en una mercancía que
entra a jugar en el mercado de la oferta y la demanda, con
las consecuencias de la miseria, hambre y violencia que
empezamos a ver”21.

Antes de la Ley 100, eran los empleadores los que mane-


jaban las cesantías de los trabajadores. Esta Ley le quitó
capital de trabajo a las empresas y se lo dio al capital pri-
vado, tanto el de las pensiones como el de las cesantías.
Otro efecto es que el seguro social empezó a marchitarse,
porque ya había menos trabajadores que se afiliaban al
régimen de prima media con prestación definida, y mu-
chos trabajadores que comenzaban su vínculo laboral de
una vez los condicionaban a tener que afiliarse a fondos
privados. Fue el inicio del marchitamiento del régimen
público de pensiones.
“A esos trabajadores estacionales, compañeros que traba-
jan cierta época del año, cada que se vinculaban laboral-
mente, tenían que escoger el fondo, y como en ese momento
la empresa pertenecía al Sindicato antioqueño, y este tenía
su propio fondo, que es Protección. A esos compañeros los
hacían afiliarse ahí, y cuando llegaron a la edad adulta no
tenían las semanas suficientes porque muchos de ellos es-
taban todavía en esos fondos privados y ahí no cumplían
los requisitos para el derecho a la pensión. Incluso no nos
vamos muy lejos, no solo trabajadores estacionales, tam-
bién tenemos compañeros permanentes que se dejaron
convencer de las mujeres que mandaban con sus minifal-
das bien altas a hacer la promoción. Entonces los compa-
ñeros a pesar de que les hicimos pedagogía sobre el tema,
no iban tanto pensando en si era bueno o malo, sino que
verdaderamente les llevaban unas muchachas muy bonitas
y terminaban firmando. Ya después, con el tiempo, cuando
se iban a devolver les era imposible porque la norma no se
los permitía. Muchos de esos compañeros hoy están pen-
sionados con pensiones muy cercanas al salario mínimo,
porque ya nunca más se pudieron devolver para lo que hoy
21 1/04/1994. La Picadura. Órgano informativo. Ley 100: Seguridad
Social.

94
Consolidación del Sindicato de Industria (1988-1996)

es Colpensiones que sigue administrando el régimen de


prima media con prestación definida. Ese es un efecto de
la Ley 100”, explica Juan Carlos Ospina.

Esta táctica de Coltabaco de buscar que los trabadores


se afiliaran a Protección, específicamente, fue motivo de
diferentes asambleas y escenarios en donde el Sindicato
socializaba cuales eran los inconvenientes de esto, así por
ejemplo se evidenciaba este conflicto en La Picadura:
“En los últimos días, en Coltabaco, hemos tenido oportu-
nidad de escuchar las “fabulosas e increíbles” ofertas que
brinda el fondo de pensiones PROTECCIÓN; oportunidad
que no es la primera ni será la última, ya que todos los fon-
dos hoy continúan en la rapiña por usufructuar la poca se-
guridad social que les queda a los trabajadores, ya que los
resultados que han tenido en esa rapiña desde que se dio
la Ley 100 aún no son los mejores. Nos encontramos en una
guerra propagandística y competitiva por vender un poco
de mentirosas promesas mostrando panoramas alegres y
llamativos como si se tratase de una subasta”22.

Durante esta época continuaron las reformas al Estado y


se vivió el escenario para leyes como la 30 de 1992, que
regiría el modelo de educación pública desfinanciado, y
la Ley 142 del 94, la cual dio paso a la privatización de im-
portantes empresas estatales, principalmente las empre-
sas de servicios públicos domiciliarios y electrificadoras.
Con esto llegaron las multinacionales al país, para quedar-
se con los renglones más rentables de la economía, entre
ellas Telecom.

Continúa la concentración de la producción: Cali


y Espinal
En Cali, la política de despidos en Coltabaco se mantuvo
durante 199223. El objetivo de esta política tuvo como fin
el cierre de esta fábrica, y teniendo en cuenta lo sucedido
en Bogotá, la empresa se propuso cambiar su estrategia y
22 1/06/1995. La Picadura. Fondos de Pensiones, ¿rentables para
quién?”.
23 4/04/1992. Acta – Sexagésima segunda convención nacional de
delegados.

95
SUDOR Y TABACO II

lograr arreglos de liquidación con los trabajadores de esta


seccional. Así relata Renaldo Medina este momento:
“Posterior a ese cierre de Bogotá, se da el de Cali, en 1992.
Este tiene una particularidad, para la empresa fue relativa-
mente el desenlace, porque ya había arreglado con alguna
gente, pensionado, el número no era mayor, y demostró a la
gente o les argumentó que no había forma de resistir, pero
entonces lleva las fórmulas que se habían acordado en Bo-
gotá, y la gente rápidamente optó por ello. Con los dos o
tres primeros que arreglaron, inmediatamente les fueron a
hacer fila... la Junta Directiva nacional reaccionó de forma
inmediata, fuimos con el compañero presidente que en ese
momento era Jorge Vargas, el suscrito y otros compañeros,
pero no, eso fue una situación muy rápida porque había
preparado el terreno la empresa. Ya había llevado a gente
para vender taxis, para electrodomésticos, para inversio-
nes, etc. Solamente se consiguieron tres traslados de Cali
al Espinal”.

En un comunicado publicado el primero de marzo del año


93, el Sindicato les expuso a los trabajadores tabacaleros
la situación. Según manifestaron, estos trabajadores fue-
ron víctimas de las políticas neoliberales del capitalismo,
materializadas en el proceso aperturista, en la tecnifica-
ción industrial y en la centralización de la producción que
estaba desarrollando Coltabaco. “Afrontamos hoy la más
aberrante arremetida patronal al cerrar la factoría de Cali
y al licenciar más de 150 trabajadores de la Seccional de
Medellín (creando de esta forma condiciones para que en
un futuro no muy lejano le sea aprobada su solicitud de
despidos masivos)”24. Refiriéndose de esta manera tam-
bién a la solicitud de despido colectivo que aún estaba en
trámite y debate en el Ministerio de Trabajo.

Asimismo, en el Espinal, Tolima, había planta de tratamien-


to de tabaco. Allí Coltabaco inició arreglos con el personal
y todo indicaba que no había camino distinto al cierre en
1993. Ante esto, el Sindicato fue de inmediato a la seccio-
nal y llamó a todos los trabajadores, permanentes y esta-
24 1/04/1993. Sintracoltabaco - Directiva Nacional. Informe. Sintracol-
tabaco - Directiva Nacional (Comunicado).

96
Consolidación del Sindicato de Industria (1988-1996)

cionales. La decisión de la Compañía iba dirigida a sacar


un personal estacional, pero lo que sucedió fue que en el
paquete de ofertas resultaron tentados los trabajadores
permanentes, muchos de ellos directivos sindicales, quie-
nes, entusiasmados por unos ofrecimientos económicos,
poco hicieron por evitar el cierre; a lo que apeló su resis-
tencia fue a valorizarse para su salida.

Finalmente, a la Compañía le quedó muy fácil arreglar


con ellos y cerrar. Ante los hechos, el Sindicato consiguió
en medio de la negociación la indemnización correspon-
diente al tiempo trabajado para los estacionales, y para los
permanentes la aplicación de las dos tablas existentes de
indemnización. Así comenta Reinaldo Medina este hecho:
“Se hace una carpa en las instalaciones de la portería, per-
manece un tiempo muy considerable, como unos 25 días.
La Compañía hizo todo artificio legal, jurídico, en fin, in-
cluso de penalizar la actividad, pero a la postre, sin ser el
cierre una declaración evidente o muy diáfana como fue
en las anteriores, aquí se dio fue por vía de los hechos. La
presión misma, la ansiedad de los compañeros, o la necesi-
dad, llevaron a que se diera esto. El objetivo del Sindicato
era resistir, porque no estaba declarado el cierre, no estaba
anunciado, sin embargo, los hechos condujeron a ello”.

Pacto Social, movimiento sindical y violencia


“1994 ha sido el año de las elecciones (cuatro en total) y es
el período en que se evidencia más claramente la rapiña,
el fraude y la corrupción de la burguesía en la búsqueda
del poder; empezando por las elecciones para Presiden-
te, recordemos los NARCOCASSETES que dejan ver a las
claras el patrocinio del narcotráfico en las campañas poli-
tiqueras de liberales y conservadores [...]”25. Así presenta-
ba Sintracoltabaco a sus trabajadores el contexto de este
año, en el que resultó elegido como Presidente de la Re-
pública Ernesto Samper, candidato liberal, quien inició su
gestión con la sombra de la financiación por parte del nar-
cotráfico a su campaña, conocido como el “Proceso 8000”.

25 1/12/1994. La Picadura. La rapiña por el poder.

97
SUDOR Y TABACO II

Sin embargo, a pesar del escándalo que se tomó el país,


el Congreso de la República, facultado para investigar a
Samper, no consiguió juzgarlo.

Fotografía 8 – Consigna de movilización por el derecho a la vida durante este


período

De esta manera, el objetivo de su Gobierno estuvo en ba-


jar la inflación del país, para lo cual convocó a un “Pacto
Social”, con la idea de negociar salarios, precios y pro-
ductividad entre empresarios, trabajadores y Gobierno. El
Pacto Social fue acogido principalmente por el denomina-
do sector “socialdemócrata” de la CUT. Y este escenario
le permitió a Orlando Obregón, expresidente de la CUT,
llegar a ser Ministro de Trabajo, contribuyendo así a la di-
visión de la central.

El sector clasista dentro de la CUT –según Chucho Ruiz–


sostenía que no se debía hacer ningún pacto con un Go-
bierno “nombrado por el narcotráfico”. “Nosotros decía-
mos que en medio de todas las dificultades, el sindicalismo
lo que necesitaba era unificarse en torno a una ofensiva de
lucha y de confrontación a las políticas de ese modelo”,
recuerda Ruiz. Sin embargo, el otro sector denominado
como el socialdemócrata, al cual pertenecía Obregón, li-
deró y suscribió dicho Pacto Social.

98
Consolidación del Sindicato de Industria (1988-1996)

“Yo no puedo decir que yo le puedo servir a los trabajado-


res desde ese escenario, ese es un error político, porque
quién da las órdenes: la Presidencia de la República, no
las da el Ministro; él sólo es responsable de una cartera,
entonces por eso decimos que traiciona al movimiento y
lo que ha generado eso es división”, menciona Chucho so-
bre la práctica de cooptación de líderes sindicales desde
el Ministerio de Trabajo por parte de los gobiernos de las
últimas décadas. La postura de Sintracoltabaco sobre este
Pacto era compartida con la del sector clasista:
“La propuesta del Gobierno de PACTO SOCIAL presentada
por el presidente Samper y al cual se han acogido algunos
sectores de la sociedad colombiana ha desatado una pro-
blemática social particularmente en los trabajadores co-
lombianos. Pero esta no es una propuesta nueva. Su origen
viene del nuevo Orden Económico Mundial. La dirección
de este proceso de PACTO SOCIAL lo tiene el sector finan-
ciero y no el industrial y no es otra cosa que el desarrollo
del Modelo Neoliberal que buscan: políticas de concerta-
ción, conflictos de baja intensidad, flexibilidad laboral, de-
bilitamiento de las organizaciones sindicales de los proce-
sos de negociación y contratación colectiva”26, expresó la
Organización Sindical en La Picadura.

El Sindicato, entonces, promovió procesos de unidad del


movimiento obrero, democrático y revolucionario para
buscar derrotar las políticas que impusieron los gobiernos
de Gaviria y Samper. Así mismo, participó en la consolida-
ción de la Federación Regional – Fesutran, y posteriormen-
te en la unificación de las diferentes federaciones en la
subdirectiva de la CUT. El liderazgo del Sindicato en este
momento se vio reflejado en que en 1994, Juan Carlos Os-
pina fue nombrado el primer Fiscal de la CUT Antioquia.

Durante este año también se vivieron momentos de alta


tensión, pues resultaron asesinados diferentes dirigentes
sociales y sindicales como Manuel Cepeda, senador de la
UP, y Hugo Zapata, dirigente de la CUT:

26 1/04/1995. La Picadura. Asalto social.

99
SUDOR Y TABACO II

“Una de las tantas reivindicaciones que levantaron en el


movimiento era la defensa a la vida, porque desde la funda-
ción de la CUT hubo una arremetida violenta contra nuestra
dirigencia sindical. Nosotros en Antioquia estábamos casi
semanalmente en una movilización enterrando a un com-
pañero, y a veces hasta dos veces en semana enterrando
compañeros. Aquí eso fue una cosa violenta; hasta en el
Magdalena Medio, por ejemplo, los compañeros de Ce-
mentos Nare y Caracolí, que eran de la misma empresa, allá
en un año nos acabaron prácticamente dos juntas directivas
a punta de balín. En Colcarburos, que también pertenecía a
esa región, nos asesinaron a mucha gente.

Y acá pues estuvo el asesinato del compañero de Adida,


Luis Felipe Vélez, y en el velorio asesinaron a Leonardo Be-
tancourt y a Héctor Abad Gómez. O sea que ahí enterramos
tres grandes personalidades y dirigentes sindicales y po-
líticos. Hasta 1994, que en menos de dos meses le asesi-
naron dos dirigentes a la Futran. Asesinaron al compañero
Guillermo Marín, que era el secretario de derechos... de
educación de la federación, y asesinaron en la propia sede
de la CUT Antioquia, en el edificio Suramericano, en el piso
14, a Hugo Zapata, que era el secretario de solidaridad. Ahí
quedó gravemente herido el secretario de derechos huma-
nos Carlos Posada. Eso fue el 26 de septiembre del 94, y el
28 de julio habían asesinado a Guillermo Marín”, recuerda
Chucho Ruiz.

El asesinato de Guillermo Marín resultó particularmente


doloroso para Sintraintabaco, pues este era uno de sus
asesores sindicales, y el hecho ocurrió después de la ne-
gociación del Pliego de Peticiones de este año. Marín era
uno de los dirigentes sindicales más reconocidos en An-
tioquia para aquella época, y días antes su nombre había
aparecido en la lista de varios dirigentes a los cuales diez
paramilitares tenían la misión de asesinar. Su militancia
era de tiempo completo, y el día que lo asesinaron, según
relata Ferney Jaramillo en un artículo publicado por la ENS,
salía de la sede del sindicato del Seguro Social, donde es-
taba realizando una charla sobre la Ley 100. “Le descerra-
jaron tres tiros de pistola en la cabeza y a su lado arrojaron
un maletín que contenía un papel con la sigla Colsingue:

100
Consolidación del Sindicato de Industria (1988-1996)

Colombia Sin guerrilla”27, relata este artículo.

Por medio de Acción Social, la familia de Marín intentó


que se le reconociera como una víctima del conflicto anti-
sindical, por lo cual debería ser reparada. En dos ocasio-
nes esta entidad negó la petición, argumentando que para
entonces no operaba ninguna estructura paramilitar. Sin
embargo, “a partir de la Ley 1448 de 2011, conocida como
Ley de Víctimas, que reemplazó a Acción Social, la familia
presentó derecho de petición […] a fin de que retomara el
caso y revaluara lo actuado y calificado por su antecesora;
y sobre todo para que lo asumiera como una grave viola-
ción a los derechos humanos”. Esta gestión surtió efecto,
y aunque judicialmente el caso sigue impune, la familia
de Guillermo en algún momento deberá ser reparada por
estos hechos.

Negociación durante este periodo

Fotografía 9 – Convención del 92

A pesar del escenario de violencia contra el movimien-


to sindical y el proceso de legislación en torno al mode-
lo neoliberal, el Sindicato consiguió durante esta época
importantes logros en materia de derechos para los tra-
27 S/F. Después de muchas trabas, el Gobierno por fin lo registra
como víctima que debe ser reparada. Agencia de Información Laboral.
ENS.

101
SUDOR Y TABACO II

bajadores de Coltabaco. Para esto es muy importante la


preparación del pliego, en donde el Sindicato realizó una
escuela para estudiar varios elementos como el contexto
interno de la empresa, es decir, sus estados financieros.
También estudiaron los resultados de distintos indicado-
res, como sus ganancias, sus inversiones (en ese momento
del conglomerado del Sindicato antioqueño), su producti-
vidad, la ganancia bruta y operacional.

Pero la preparación no incluyó solamente a la mesa o sus


directivos, sino a las propias bases que pusieron parte, al
igual que el movimiento sindical. Este siempre ha estado
presente con cartas de solidaridad y con distintas tareas:
“Nunca ha habido una negociación sin hacer mítines en las
porterías de la empresa. De un día completo o por varias
jornadas, hemos tenido el acompañamiento del movimien-
to sindical porque tanto en la negociación como en las dis-
tintas convocatorias de las organizaciones, hemos estado
presentes. Es decir, recogemos lo que sembramos. Esta
organización ha sido muy activa en la participación de la
CUT, antes de la CSTC. Algunos compañeros hemos estado
en comité ejecutivo de Antioquia, de Santander, de Bogotá.
Hemos estado presentes entonces y hay un vínculo direc-
to con el movimiento sindical, incluso con organizaciones
populares en la medida en que hay dirigentes que hemos
tenido también posibilidad de estar en organizaciones po-
líticas de izquierda, entonces hay un vínculo y cuando te-
nemos los conflictos, llamamos, publicitamos y la gente nos
acompaña”, relata Reinaldo Medina.

La negociación del pliego siempre se ha realizado en Me-


dellín por ser sede de la oficina central. La empresa nunca
ha aceptado negociar en las instalaciones de Coltabaco,
porque saben que cualquier cosa repercutiría inmediata-
mente en la mesa y la presión de los trabajadores se hace
sentir. El objetivo del Sindicato en la negociación es que la
Convención Colectiva se le aplique a todos los trabajado-
res, pero la empresa siempre se ha jugado su carta políti-
ca, para excluir al personal de empleados o de manejo y
confianza, por esto desde la convención se acuerda quié-
nes quedan cobijados en la misma y está determinado por

102
Consolidación del Sindicato de Industria (1988-1996)

un tope salarial; arriba del tope quedan por fuera de la


convención, abajo del tope, quedan con todas las garantías
convencionales. La Organización Sindical por su parte, ha
buscado favorecer los trabajadores que la empresa exclu-
ye, por eso se ha peleado otro tope salarial más alto en
caso de despido, para que a ellos también se les aplique
la tabla convencional.

Entre 1986 al 2006, la negociación ha estado marcada por


el referente de la huelga de 1982. Allí se mostró que la
Organización Sindical era capaz de realizar una huelga, y
aunque la empresa y el Gobierno buscaron su ilegalidad
bajo el supuesto de que afectaba el fisco nacional, se de-
mostró que a pesar de los tribunales, los trabajadores es-
taban dispuestos a salir a movilizarse. Entonces eso marca
una correlación favorable a los trabajadores.
“Se recogía año tras año, producto de esa reparación y de
esa disposición, y esa beligerancia... hoy en día la conven-
ción tiene 139 artículos, eso no es producto del azar sino de
un acumulado histórico importante. Del 86, en la que estu-
ve, hasta el 2000, la Compañía tuvo un equipo... dijéramos
que se mantuvo en el tiempo a través de lo que era enton-
ces relaciones industriales, que hoy es recursos humanos.
Su director estuvo porque Coltabaco tenía una política o
un manejo del recurso humano absolutamente distinta a la
actual. La política de Coltabaco, nacional, era mantener en
sus cargos de dirección una estabilidad de sus trabajado-
res, incluso a nivel general, pero muy reflejado en sus ór-
ganos de dirección. Era famosa la frase del presidente de
la Compañía que estuvo por más de 40 años, Darío Múnera
Arango, cuando llegaba algún trabajador de alta dirección:
bienvenido, entras hoy y saldrás cuando salgas pensiona-
do. Era la frase célebre. Y de hecho para muchos se dio, era
una política conservadora en ese aspecto y se reflejaba en
sus representantes en la mesa de negociación. Muy conser-
vadora en la toma de decisiones para llegar a los acuerdos.

Si bien es cierto estaban unos equipos de dirección, el que


daba la aprobación final, la bendición, era el presidente a
través del teléfono. Cuando en las distintas instancias ha-
bía un tipo de preacuerdo o acuerdo o puntos de llegada,

103
SUDOR Y TABACO II

tenían que hacer la famosa llamada para que obtuvieran


la bendición. El presidente de la Compañía era en últimas
quien decidía pese a que en los procesos en todo el tiempo
estaban sus delegados. Producto del estudio, de la prepa-
ración, del juicio de esta organización, se fueron mejorando
muchos elementos. El tabaco es muy rentable, la industria
tabacalera siempre ha sido enormemente rentable. Enton-
ces en la parte económica nunca fueron capaces de demos-
trarnos que nosotros poníamos en riesgo, frente a cualquier
petición, la estabilidad financiera de la Compañía. Pero por
su política conservadora eran muy difíciles los temas de or-
den normativo. Por eso el conseguirlo fue absolutamente
lento”, recuerda Reinaldo Medina.

Como parte de logros obtenidos entre 1988 y 1996 se des-


tacan son los siguientes: se consiguió el servicio odontoló-
gico total y gratuito para los trabajadores. Para los estacio-
nales, pese a que trabajan solo por temporadas (dos, tres
o cuatro meses) se lograron las mismas primas, los mismos
valores de los permanentes. A finales de los 80 e inicios
de los 90, se consiguieron algunos auxilios que prevé la
ley, que están tasados por el nivel de ingreso que tienen
los trabajadores, quedando sin un límite. Por ejemplo: el
auxilio de transporte legal se establece solamente para
aquellos que ganan hasta dos salarios mínimos; en Colta-
baco se paga independientemente de esto. Otro ejemplo
son las dotaciones, pues se dan más de las que contempla
la ley, sin importar el salario. “Algunos beneficios que trae
la ley fueron superados producto de la negociación colec-
tiva, quitando esos topes” recalca Medina.
En 1990, en materia de indemnizaciones, cuando la Ley 50
del 90 les arrebató a los trabajadores colombianos la ac-
ción de reintegro a partir de los diez años, se compensó
con una tabla de indemnización, superando la que existía
en la ley. Esto se reflejó, en el caso del Sindicato, en un
incremento considerable de la tabla, pese a que ya existía
una que significaba alrededor de tres veces la existente
en la ley. Al subir por ley, en ese instante, también subió la
de la convención.

104
Consolidación del Sindicato de Industria (1988-1996)

La jornada de trabajo se estableció de lunes a viernes en


1992, como un logro muy significativo para los trabajado-
res, porque garantizaba que el fin de semana se dispusiera
para el beneficio social, las familias, el estudio, la recrea-
ción, el ocio, etc. Eso es muy importante y muy reconoci-
do por los trabajadores. Antes de establecer la jornada, se
extendía hasta los días sábados.

Durante estos procesos de negociación no faltó la pre-


sentación de contrapliegos por parte de la Compañía, sin
embargo, estos no han prosperado. “Nunca en el pasado,
dijéramos los últimos 35-40 años, hemos perdido ni una
sola coma de la Convención Colectiva, y en toda nego-
ciación, en toda, hemos ganado alguna cosita, algún ele-
mento, cualquiera que sea complementando a las conven-
ciones que ya venían anteriormente”, afirma Medina. En
1994, en el instrumento comunicativo que creó la Organi-
zación Sindical para anunciar la preparación y avances de
las negociaciones, conocido como “La Voz del Pliego”, la
Organización les expuso así a los trabajadores la forma en
que presentaba Coltabaco el contrapliego, sin frutos en la
negociación:
“Pero mientras los trabajadores mostramos una actitud se-
ria, responsable y de buena voluntad y esperamos respues-
tas positivas a nuestras peticiones, la burguesía (Coltaba-
co), por el contrario responde con sus afiladas garras en la
cara de los trabajadores y nos notifica con fecha 25 de abril
de 1994 un absurdo y descarado contrapliego, mostrando
con esto una vez más su catadura salvaje y demencial. En
este contrapliego, la patronal pretende desmontar impor-
tantes conquistas adquiridas durante arduas jornadas de
lucha por los trabajadores tabacaleros como son: los artí-
culos 100 y 101 que hacen mención al permiso permanente
del Presidente de la Junta Directiva Nacional, viáticos para
delegados, negociadores, conciliadores [...]”28.

28 1/04/1994. La voz del pliego. Boletín. Negras intenciones de Colta-


baco.

105
SUDOR Y TABACO II

Abusos sexuales en Tabaco Rubio


En un diagnóstico de la cotidianidad de los trabajadores
de Coltabaco, presentado por la seccional Medellín a la
directiva nacional en 1990, salieron a relucir las condicio-
nes de las mujeres como trabajadoras de industria. Según
este, “Desde décadas atrás, las mujeres conscientes de
nuestra problemática hemos tratado de organizarnos en
una ardua lucha por conquistar y defender nuestros dere-
chos, por conseguir la igualdad entre hombres y mujeres
ya que siempre hemos sido relegados, discriminados por
nuestra cultura imperante, manifestada en lo económico,
político y social”. Este informe hizo parte de un documen-
to realizado en el Encuentro Regional de la Mujer Trabaja-
dora, que tuvo lugar en Medellín los días 27 y 28 de sep-
tiembre de 1990, y fue convocado por Fedetex y Fesutran.

Dichas condiciones de desigualdad enunciadas en el do-


cumento, las vivían más latentemente las trabajadoras que
no eran sindicalizadas. Este es el caso de las trabajado-
ras de Tabacos Rubios, en su planta en Barranquilla. Allí
no había ningún tipo de Organización Sindical, y el jefe
valiéndose de su posición abusaba de sus trabajadoras.
Desde la humillación, la selectividad o hasta abusos se-
xuales soportaron las trabajadoras de esta empresa que
eran estacionales. Por el hecho de trabajar unos meses y
depender del jefe para ser llamadas en la siguiente tem-
porada, guardaban silencio sobre estos abusos. Nelvis He-
redia actualmente es una trabajadora estacional sindicali-
zada. Ella ingresó a los 23 años a esta empresa y recuerda
que las condiciones eran complicadas, ya que el jefe no
solo abusaba de las mujeres de la planta sino que también
les quitaba la seguridad, salud y pensión. Así relata Nelvis
esta situación:
“Nos insultaba mucho… porque el señor fue de la base na-
val, él fue un militar que cuando hablaba, todo el mundo
tenía que correr. Que él te podía insultar y no pasaba nada.
Te podía agarrar, y no pasaba nada… Era horrible. Ahí des-
de el más grande hasta el más chiquito tenía que correr. Y
él era una persona pequeñita. Imagínate tú que tanto era el

106
Consolidación del Sindicato de Industria (1988-1996)

miedo que se le tenía a ese señor, había unas más que otras,
porque el señor te miraba y si tenías unas buenas pompis,
él te ponía el foco enseguida (…) En últimas la gente estaba
tan aburrida que decía “no doctor tengo la regla”, y las mu-
jeres teníamos que tener toallas higiénicas sucias de labial
rojo y decirle que tenía la regla. Él se enojaba, era una cosa
sistemática. Nos sentíamos desprotegidas, no teníamos esa
persona que de pronto dijera: haz esto, haz lo otro. No ha-
bía. No teníamos un respaldo de decir: un paro. Porque la
necesidad del trabajo nos conllevaba a ser partícipe de
esas violaciones. Teníamos un contrato laboral, pero que no
era directo con Tabacos Rubios, éramos tercerizados tam-
bién en ese momento. Cuántas mujeres de Tabacos Rubios,
por ejemplo, en esa época. Era el flujo más alto que había”.

Algunas de las situaciones que tenían que soportar estas


mujeres era que el jefe les pidiera que se desnudaran o
ser tocadas por él, sumado a los malos tratos y humilla-
ciones. Además de estas agresiones sexuales, la empresa
no les reconocía como trabajadores. “Ellos no querían te-
ner ninguna clase de vínculo con nosotros, pues él era el
gerente, pero como él tenía su monopolio, tenía todo ahí.
Entonces la empresa únicamente decía, yo contraté a Nel-
vis, yo le pago esto a Nelvis por tanto, pero no tengo nada
qué ver como empresa con ella. O sea, él hacía todo eso,
y realmente hoy nos damos cuenta que gracias a nuestra
Organización Sindical esto ha cambiado, o sino nosotros
ya no estuviéramos vinculados, con los miles de achaques
y más llevados del verraco, y sin nada”, expresa.

117 trabajadores menos en Coltabaco: camino al


Sindicato de Industria
En el informe a la Directiva Nacional del año 1993, se ex-
pusieron varios puntos sobre cómo estaba la situación de
la solicitud de despidos de trabajadores ante el Ministerio
de Trabajo por parte de Coltabaco: “Bajo la supuesta pér-
dida del mercado, Coltabaco descargó la crisis sobre sus
trabajadores licenciando 268 obreros y solicitando el des-
pido de 180 de estos, fundamentalmente trabajadores de la
fábrica de Medellín. Con la solicitud de despido colectivo

107
SUDOR Y TABACO II

interviene el Ministerio del Trabajo Regional Antioquia, a


través de su director Fabio Zuluaga Henao, de la inspectora
Nohra Vélez B. y posteriormente delegan a la economista
Lucía del Pilar Matiz. Los cuales supuestamente analizaron
las perspectivas de la industria tabacalera y con datos que
le suministró Coltabaco solamente, llegaron a la apresura-
da conclusión de despido de 177 trabajadores”.

Fotografía 10 – Visita permanente a las instalaciones del Ministerio de Trabajo


en Medellín.

Desde un principio, la empresa argumentaba que, a raíz


de la apertura económica, los productos extranjeros, espe-
cialmente el Belmont, se habían posicionado en el merca-
do, y como consecuencia de ello se había visto disminuido
el volumen de producción de cigarrillos. “Quería justificar
que la industria del tabaco estaba en quiebra, por los altos
impuestos y por el ingreso de esos productos de afuera, en
ese momento el Belmont de Venezuela. Ese cigarrillo copó
nuestro mercado, que era más barato y de buena calidad,
y prácticamente dijeron: aquí no tengo forma de competir.
Entonces buscaban rebaja de impuestos y a la vez, des-
pedir trabajadores”, afirma John Jairo Arboleda, directivo
sindical.

108
Consolidación del Sindicato de Industria (1988-1996)

La reacción del Sintracoltabaco no se hizo esperar y tuvo


varios frentes. Por una parte, se dispuso a demostrar ante el
Ministerio del Trabajo la inconveniencia de esos despidos,
y a controvertir los argumentos que Coltabaco presentó.
Es decir, se buscó evidenciar que no estaba la empresa en
una situación económica difícil como decía para proceder
con los despidos de estos trabajadores. Por otra parte, se
dispusieron a la denuncia frente al accionar de la empresa.

El Sindicato solicitó al Ministerio del Trabajo que antes de


autorizar los despidos colectivos, debía de propender por
garantizar el empleo de los colombianos y hacer respetar
el derecho constitucional al trabajo consagrado en su ar-
tículo 25. De esta manera la Organización Sindical llamó a
los trabajadores y al movimiento sindical a defender los
derechos adquiridos a través de largas luchas e invitó a
permanecer unidos en la Organización Sindical.

El Sindicato decidió emprender acciones de movilización


y agitación, entre ellas programó una visita durante cinco
días a la sede del Ministerio de Trabajo, en Medellín. Así
se lee en la prensa el desarrollo de esto en 1993:
“Hoy desocuparían sede de Mintrabajo: Un principio de
acuerdo para la desocupación de las instalaciones de la
oficina Regional del Trabajo lograron anoche funcionarios
de esta dependencia con los delegados de los trabajado-
res de Coltabaco, que permanecen allí desde el pasado
martes, anunciaron voceros sindicales. El acuerdo se logró
luego de que las partes, incluidos Polímeros y Futran, acep-
taran la mediación del Ministro del Trabajo para la solución
del conflicto, Marco Aurelio Villate (…) Según expresaron
los voceros gremiales, la presencia del delegado del Mi-
nisterio les posibilitará exponer sus inquietudes y consi-
deraciones frente a las investigaciones adelantadas por la
regional Antioquia, con respecto a los despidos colectivos
en Coltabaco y Polímeros”29.

29 1/01/1994. Documentos Seccionales Medellín y Directiva Nacional.


Recorte de periódico. Desconocido. Hoy desocuparían sede de Mintra-
bajo.

109
SUDOR Y TABACO II

Fotografía 11

Fotografía 12

Otras de las acciones emprendidas por el Sindicato fue


la revisión de las implicaciones que estos despidos ten-
drían, y como medida preventiva comenzó con la creación
de otras seccionales del Sindicato de Industria – Sintra-
intabaco-. “Entonces estaba Sintracoltabaco enfrentando
todo ese proceso del Ministerio de Trabajo, y empezamos
a crear algunas seccionales de Sintraintabaco, entre esas
la de aquí de Medellín. Y se nombró una junta nacional”,
sostiene Juan Carlos Ospina, quien explica:

110
Consolidación del Sindicato de Industria (1988-1996)

“Por eso se trazó el plan, y un proyecto que la empresa tenía


para hacerlo en tres meses, nosotros se lo demoramos más
de cuatro años. Incluso hasta por ahí algo debe quedar en
el Consejo de Estado que aún no se ha resuelto, pero por lo
menos logramos dos cosas: que se demorara en el tiempo,
y que no fueran despedidos la totalidad de los trabajado-
res que la empresa había solicitado. De esos, el Ministerio
finalmente autorizó el despido de 117 trabajadores, por lo
que se logró salvar a 150 trabajadores del despido”.

El Sindicato anunció así este resultado a los trabajadores:


“Hoy somos 117 trabajadores menos en Coltabaco. Ha-
blando solo de los que autorizó el Ministerio de Trabajo, es
decir, somos menos si tenemos en cuenta los trabajadores
que han sido retirados mediante “arreglos”, despidos, “re-
nuncias” y jubilados. Muchos no creían que se fuera a dar
tal masacre laboral en Coltabaco, pero es un hecho y hoy a
esos trabajadores sólo les queda la vía de la demanda, es
duro reconocerlo, pero es así. El Sindicato hizo todo lo que
estuvo a su alcance y hubo logros. Más de ciento cincuenta
trabajadores que iban a correr igual suerte fueron salvados
del despido”30.

Fotografía 13

30 1/03/1994. La Picadura. Órgano informativo. No todo está consuma-


do.

111
SUDOR Y TABACO II

Sintraintabaco, la nueva fuerza de los trabajadores


de la industria
A principios de los años 90 el Sindicato se había dado a
la tarea de analizar las implicaciones de dar el paso de
consolidarse como sindicato de industria, en la personería
jurídica ya existente de Sintraintabaco. De esta manera ex-
tendieron una solicitud de claridades jurídicas al Ministe-
rio de Trabajo. También con el análisis de contexto en ma-
teria legislativa y las discusiones que tenía el movimiento
social, el camino de sindicato de industria era cada vez
más el opcionado para continuar alzando las banderas por
la defensa al trabajo en la industria tabacalera.

“Nosotros logramos que se diera la clarificación en el Mi-


nisterio del Trabajo de que era un sindicato de industria.
Y ya, a raíz de los despidos que la empresa promueve des-
pués de la Ley 50 del 90, nosotros como que ya más en
forma damos el paso a mirar a Sintraintabaco como una
alternativa para evitar que Sintracoltabaco se acabara”,
recuerda Juan Carlos Ospina.

Fotografía 14 - Fusión en Bogotá de Sintracoltabaco con Sintraintabaco

En 1996, se fusionó el sindicato histórico de Coltabaco,


Sintracoltabaco, con el nuevo sindicato, Sintraintabaco, que

112
Consolidación del Sindicato de Industria (1988-1996)

con apenas una década había conseguido agrupar a traba-


jadores más allá de Coltabaco. Este ejercicio tuvo muchas
discusiones previas, pero con los debates venideros esta
fusión fue vanguardia dentro del movimiento sindical. En
este sentido, el Sindicato procedió a cancelar la matricula
sindical (personería jurídica) de Sintracoltabaco, y desde
entonces Sintraintabaco se volvió el interlocutor en varias
empresas como Coltabaco y Protabaco.

“Nosotros pertenecimos fue a Sintracoltabaco, y


como teníamos Convención Colectiva y toda esa
cosa, entonces era un proceso que había que hacer
para llegar nosotros a fusionarnos ya hacia el sindi-
cato de industria. La visión siempre fue: los sindica-
tos de base son llamados a recoger y efectivamente
así en la actualidad nos hemos dado cuenta que es
la única salida... sindicato de base es sindicato de
empresa, pero nosotros en ese proceso duramos
un lapso de tiempo largo (…) primero aseguramos
la Convención Colectiva para que no se perdiera
ninguno de los derechos y la empresa reconociera
a Sintraintabaco como sindicato único de los traba-
jadores en Coltabaco. Entonces eso se dio así efec-
tivamente y ya nos fusionamos”, recuerda Eliseo
Rubio, quien logró permanecer en la empresa tras
el cierre de la fábrica de Bogotá.

Fotografía 15 - Pliego del 96 tras la fusión de Sintracoltabaco con Sintraintabaco

113
SUDOR Y TABACO II

Para 1998 se agitó el debate sobre este tema a nivel nacio-


nal: el Gobierno por su parte estaba de acuerdo con pro-
mover el sindicalismo de industria, pero los empresarios
no lo veían con buenos ojos. Durante la celebración del día
del trabajo de este año, el Ministro de Trabajo para enton-
ces, Carlos Bula, propuso decretar la creación del sindica-
lismo por sectores, mientras los gremios como la Andi, el
Consejo Gremial Nacional y Asobancaria lo rechazaban31.

31 5/1/1998. Debate por sindicalismo de industria. El Tiempo.

114
Coltabaco se prepara para ser vendida (1997 – 2004)

Capítulo 3
coltabaco se prepara para
ser vendida (1997 - 2004)

Fotografía 16 – Marcha 1° de mayo en 1998, en apoyo al pliego de peticiones


presentado por Sintraintabaco el mismo año. Medellín.

La consolidación del Sindicato de industria en el año 1996,


marca un hito que permite vislumbrar, a su vez, los retos
que se imponen para este ejercicio. Inicia un periodo de
reestructuración administrativa, económica y laboral en
Coltabaco, que allana el camino para que esta empresa,
finalmente, dejase de ser capital nacional, sumado esto a
un contexto político y social álgido, con el escalamiento de
las fuerzas paramilitares y la persecución sindical, y con la
imposición de fuertes y regresivas leyes en materia labo-
ral y pensional.

115
SUDOR Y TABACO II

La Colombia a final y principio de milenio

Violencia y paramilitarismo
El gobierno de Ernesto Samper estaba a poco más de un
año de finalizar, cuando, en abril de 1997, se constituyeron
las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), quienes al
mando de Carlos Castaño, se presentaron como un grupo
con plan y agenda programática. Su objetivo, además de
combatir a las insurgencias y copar los lugares donde es-
tas tenían presencia, era posicionarse como actor político
reconocido y lograr negociaciones con el Estado.

En 1998, con el compromiso de lograr una salida nego-


ciada al conflicto social y armado, y de continuar la im-
plementación de las reformas neoliberales, llegó a la
presidencia Andrés Pastrana. Este efectivamente inició
las negociaciones con las FARC, cuyo proceso de acerca-
miento se había adelantado también en la administración
anterior. Para este mismo año “coincidiendo con el inicio
del proceso de paz, las AUC asesinan a 40 personas e inci-
neran alrededor de 100 casas en Bolívar, Antioquia, Meta
y Vichada”, indicó el portal Verdad Abierta32. Desde este
año y hasta 2001, los hechos violentos (asesinatos, masa-
cres, desapariciones) en el país se incrementaron, dando
cuenta del exponencial crecimiento de las Autodefensas.
La población civil fue quien en mayor medida se vio afec-
tada, bien por quedar cercada entre los actores armados,
o por el fuerte control de la vida cotidiana y la estigmati-
zación hacia los discursos políticos democráticos, progre-
sistas o de izquierda.
En ese sentido, las agresiones y persecución al movimien-
to social y sindical no cesaron. Como lo relata Chucho
Ruíz, dirigente sindical en la Central Unitaria de Trabaja-
dores - CUT, en esta época se presentó una situación muy
compleja hacia el movimiento sindical:

32 20/08/2008. La expansión: el nacimiento de las Autodefensas Uni-


das de Colombia (1997-2002). Verdad Abierta.

116
Coltabaco se prepara para ser vendida (1997 – 2004)

“[...] porque el paramilitarismo es un instrumento que se


crea supuestamente para combatir la guerrilla, entonces,
para los empresarios, quienes nos oponíamos a las políti-
cas de represión, de despidos, de ultrajes y todo eso, en-
tonces teníamos ese remoquete como de guerrilleros, que
teníamos influencias de la guerrilla, y entonces como el pa-
ramilitarismo se creó para combatir la guerrilla, entonces
hay que darle al dirigente sindical. Al guerrillero no lo iban
a perseguir, porque él estaba allá, y estaba atrincherado y
tenía con qué defenderse, los que no teníamos con qué de-
fendernos sino la palabra, el discurso, el tratar de conven-
cer a la gente éramos nosotros, entonces éramos el blanco
fácil del exterminio”.

Varios sucesos marcaron esta época. En primer lugar, el


asesinato del abogado y defensor de derechos humanos
Jesús María Valle Jaramillo, quien se había dedicado a de-
nunciar el terror y masacres promovidas por las Autode-
fensas, principalmente en su tierra natal, Ituango - Antio-
quia. El 27 de febrero de 1998 tres personas ingresaron
a su oficina, propinándole dos disparos. Más adelante, en
2001, sicarios confesaron “que Carlos Castaño les pagó
por este y otros crímenes contra defensores de derechos
humanos”33.

Las centrales obreras tenían prendidas sus alarmas, y el


Primero de Mayo de 1998 los trabajadores marcharon, no
solo en contra de las políticas neoliberales impulsadas
por el Gobierno y los candidatos presidenciales, el des-
empleo, o la privatización de empresas estatales, sino tam-
bién, en contra de la violencia y el atentado a los derechos
humanos. Luis Eduardo Garzón, para entonces presidente
de la CUT, llamó ese día a una gran movilización nacional
en contra de la guerra sucia, y manifestó que: “Las centra-
les obreras debemos movilizarnos y crear un frente anti-
fascista que derrote la violencia y la persecución contra
los trabajadores. El próximo 19 de mayo marcharemos
para reivindicar la paz y demostrar que el movimiento sin-
dical tiene la fuerza suficiente para cambiar el país”34.
33 4/01/ 2010. Jesús María Valle, abogado asesinado en 1998. Verdad
Abierta.
34 5/2/1998. Protestas contra el desempleo y la violencia. El Tiempo.

117
SUDOR Y TABACO II

Para finales de este año, en octubre, ocurrió también el


asesinato del entonces vicepresidente de la CUT, Jorge
Luis Ortega García, tras haber participado en el Coman-
do Nacional del Paro Estatal de Trabajadores, que surgió
luego de que el presidente Pastrana decidiera congelar
los salarios de los trabajadores. Ortega ya había recibido
amenazas días antes, “y aun así el Gobierno no aportó la
seguridad necesaria. En efecto, solo horas antes del hecho
responsabilizó al Estado de su seguridad, ya que toda la
comisión de la CUT se encontraba amenazada y él había
sido detenido por la fuerza pública sin motivos en una oca-
sión anterior”, relató ADIDA en un escrito para el aniversa-
rio 18 del asesinato de Ortega35.

Luego, en 1999, el país estuvo marcado por el asesinato


del abogado, periodista, activista y pionero del humor po-
lítico en el país, Jaime Garzón Forero, crimen por el que
en 2004 sería condenado como coautor el jefe paramilitar
Carlos Castaño. 17 años después del suceso, en 2016, “la
Fiscalía estableció que Garzón fue asesinado por sicarios
de la llamada banda criminal la ‘Terraza’ de Medellín, al
servicio de Diego Fernando Murillo, alias ‘Don Berna’, y
con el apoyo de miembros del Ejército”36, por lo que ade-
más este fue considerado un crimen de Estado.

Frente a este contexto movido entre la escalada parami-


litar y los esfuerzos de paz, Sintraintabaco manifestó que:
“Esta justa reivindicación [de paz con justicia social] está
sujeta y manipulada por los intereses burgueses, proimpe-
rialistas, los monopolios nacionales y extranjeros y con un
tinte profundamente económico más no democrático [...]
De todas maneras, de fondo lo que se nota es la relación
expresa de la maniobra de paz de Pastrana con la políti-
ca Estados Unidos para el narcotráfico y la superación del
conflicto del país, con miras al mejoramiento de las garan-
tías para los inversionistas y la reactivación económica. [...]
Por ello debemos denunciar que parte de la violencia an-

35 2016. En el aniversario 18 del asesinato de Jorge Ortega, un verda-


dero líder de la CUT. ADIDA.
36 3/10/2016. ¿Quiénes asesinaron a Jaime Garzón? Semana.

118
Coltabaco se prepara para ser vendida (1997 – 2004)

tipopular que ha asignado las últimas décadas de nuestra


historia están ligadas al tratamiento contrainsurgente de
este problema y desenmascarar que los elementos de tinte
progresista que contiene el programa de Pastrana busca es
“neutralizar” la insurgencia o incluso buscar su derrota y
aniquilamiento por esto dentro de este propósito soterra-
damente nada se menciona de los nexos entre los militares
y el narcotráfico que son ya de dominio público y la alianza
entre estos dos sectores para crear y financiar los grupos
paramilitares[...]”37

Neoliberalismo y disputa política


Andrés Pastrana, además de intentar ofrecer soluciones
a la preocupación existente entre los bloques del poder
hegemónico sobre los efectos del conflicto armado en la
economía, también se propuso la implementación y con-
solidación de reformas neoliberales, en un país que atra-
vesaba por una profunda crisis económica. Jairo Estrada
Álvarez, académico y activista, en su artículo Proyecto neo-
liberal e intervención imperialista en Colombia (2010), ex-
plica así lo sucedido en materia económica en el gobierno
de Pastrana:
En el marco de la crisis, se adoptó por parte del gobierno
de Pastrana una plan de ajuste económico pactado con el
Fondo Monetario Internacional, con el cual los lineamien-
tos de la política económica del período, entre diciembre
de 1999 y diciembre de 2002, quedaron predeterminados
a lo definido en el acuerdo extendido. [...] En efecto, en el
acuerdo con el FMI se incluyó una agenda legislativa cuyo
eje consistía en la implantación de una política de sanea-
miento de las finanzas del Estado con miras a reducir sus-
tancialmente el déficit fiscal y garantizar el pago juicioso
del servicio de la deuda pública para posibilitar los flujos
de capital requeridos para la financiación del Estado.

Las políticas de ajuste en la administración Pastrana se cen-


traron en el llamado ajuste territorial, con el cual se produ-
jo un golpe certero a la política de descentralización. Por
otra parte, durante ese gobierno se inició la discusión y el

37 18/10/1999. Asamblea nacional de delegados. La política de Paz.

119
SUDOR Y TABACO II

trámite de reformas de “segunda generación” en materia


laboral y de seguridad social, que luego serían aprobadas
bajo el mandato de Álvaro Uribe Vélez. Así mismo se propi-
ciaron medidas para favorecer al capital extranjero, espe-
cialmente mediante la redefinición del contrato petrolero
que habría de favorecer a las multinacionales del sector.

Durante el gobierno de Pastrana se acentuó dramáticamen-


te la crisis económica. Las medidas de ajuste fiscal dete-
rioraron las condiciones del crecimiento y desmejoraron
sensiblemente las condiciones de vida y de trabajo de la
población. En términos de los propósitos de la política neo-
liberal, el saldo de esa administración puede considerarse
favorable en tanto que se avanzó en los procesos de refor-
ma neoliberal de carácter estructural. [...] El descontento
social se encontraba en aumento. Por otra parte, el proceso
de diálogo iniciado con las Farc no pudo avanzar hacia una
negociación política del conflicto social y armado. Al fina-
lizar el gobierno se produjo la ruptura de los diálogos con
la insurgencia armada y se activó nuevamente, con mucha
fuerza, el discurso de la guerra en el país38.

En materia de regulación laboral, algunas de las medidas


de flexibilización establecidas no tomaron en cuenta los
códigos nacionales e internacionales sobre los derechos
de los trabajadores, presentándose como una contribución
para superar el desempleo. Así, se disminuyó el recargo
por trabajo dominical, festivo y horas extras a los nuevos
trabajadores contratados, y los empleadores fueron auto-
rizados para contratar a trabajadores jóvenes con o sin ex-
periencia laboral devengando menos del salario mínimo,
algunos incluso, contratados bajo una modalidad exenta
del pago de prestaciones sociales. También, para finales
de 1999, fue aprobada la Ley 550, o Ley de Reestructura-
ción Empresarial, para que las empresas que estaban en
dificultades pudieran recomponerse mediante acuerdos
con sus acreedores, afectando o limitando en principio las
convenciones colectivas de los trabajadores.

38 Jairo Estrada Álvarez (2006) Proyecto neoliberal e intervención


imperialista en Colombia. Revista Espacio Crítico, Nº4.

120
Coltabaco se prepara para ser vendida (1997 – 2004)

Más adelante, en 2001, se sentaron las bases de un pacto


político y social, donde partidos políticos, centrales obre-
ras y empresarios deberían discutir y llegar a acuerdos en
torno a la reforma del régimen pensional vigente desde la
Ley 100 de 1994. Tal como lo informó el 16 de abril de 2001
el periódico El Tiempo: “El documento será la base de dis-
cusión del proyecto de ley qué debatirá el Congreso, pieza
clave dentro de los acuerdos con el Fondo Monetario In-
ternacional para equilibrar las finanzas públicas”.

Ya para el año 1999, la Asamblea Nacional de Delegados de


Sintraintabaco se había manifestado frente a este contexto
económico y político que se pintaba en la administración
de Pastrana: “lo peor y más difícil para la clase trabajado-
ra, es que este gobierno se propone acelerar la aplicación
de las orientaciones neoliberales del Fondo Monetario
Internacional y el Banco Mundial, mientras hace gala de
un autoritarismo ante los reclamos de la clase obrera con
lo que continúa el endurecimiento del régimen político y
trabaja por una maniobra de pacificación con el proceso
de paz indispensable para atraer inversión extranjera y
mejorar el clima de negocios”39. Por estas y otras razones,
ya en agosto de ese año el país presenció el Paro Cívico
Nacional llamado por el Comando Nacional de Paro, quien
convocó a nuevas protestas para octubre ante el fracaso de
las negociaciones.

Sintraintabaco fue enfático en la necesidad de trabajar en


una propuesta económica alternativa que surgiera de las
clases populares; avanzar en la unidad programática para
confrontar al régimen político y al proyecto neoliberal;
y luchar por un Gobierno verdaderamente democrático.
“En Colombia y el mundo vuelve a estar claro que la única
alternativa de fondo frente al neoliberalismo, el imperia-
lismo y el capitalismo, es el socialismo”40, manifestó.
39 18/10/1999. Asamblea nacional de delegados. Situación nacional:
El gobierno de Pastrana y el papel de las fuerzas y grupos políticos en
este período.
40 18/10/1999. Asamblea nacional de delegados. La flexibilización
laboral otro golpe a los trabajadores y una mano más a las multinacio-
nales.

121
SUDOR Y TABACO II

Coincidió esta apuesta con la creación del Frente Social


y Político, coalición de izquierda integrada por la CUT, la
CTC, el Partido Comunista Colombiano, Presentes por el
Socialismo, Dignidad Obrera, Colectivo Guillermo Marín,
Unidad Democrática, entre otras colectividades, sindica-
listas, activistas y personalidades como Alfredo Molano,
Alejo Vargas, y Orlando Fals Borda. Se reivindicó como
una opción alternativa al bipartidismo, incluyendo en su
agenda política temas como la superación del conflicto
armado y las desigualdades sociales; la ampliación de la
democracia; la construcción de un modelo económico que
garantizara la igualdad y el bienestar social; una reforma
política que permitiese la participación más allá de los
partidos tradicionales, entre otros. Con esta plataforma se
presentaron candidatos a las elecciones locales y depar-
tamentales del 2000. Posteriormente en el 2002 se propuso
la candidatura presidencial de Luis Eduardo Garzón, y se
logró que Carlos Gaviria, exmagistrado de la Corte Cons-
titucional, alcanzara una curul en el Senado.

Reestructuraciones en Coltabaco

Polivalencias
Con el propósito de acomodarse a esta nueva legislación
de flexibilización laboral y a la implementación de refor-
mas neoliberales, Coltabaco inició, a partir del año 1996,
la aplicación de las políticas de las polivalencias. Estas
consisten, básicamente, en el paso de un trabajo especiali-
zado del operario a un trabajo multifuncional, en el que el
trabajador debe realizar tareas enmarcadas en diferentes
oficios. Enmarcadas también en los cambios fundamenta-
les para los procesos de producción de la Compañía, las
polivalencias empezaron agrupando en una sola categoría
(la siete) las categorías de la uno a la seis. Estas contenían
más de 30 oficios, entre ellos: oficios varios de picadura,
oficios varios de producción, aseo, movilizadores de rode-
ros, revisores de producto, braceros, auxiliares de produc-
ción, bodegueros, etc.

122
Coltabaco se prepara para ser vendida (1997 – 2004)

Posteriormente, dentro de los denominados proyectos de


reestructuración, se continuaron dando cambios sustan-
ciales, y fue así que concentraron las categorías 26, 27, 28,
29, 30 y 31, en una sola, que fue la 32. Los trabajadores de
esta categoría recibieron un salario un poco más alto, pero
tenían una sobre carga laboral, porque se eliminaron los
ayudantes en los oficios de elaboración y empaquetado.
Fue tan profundo el cambio que de los 210 oficios descri-
tos en la curva salarial, hoy solo quedan aproximadamente
20. Los demás fueron recogidos en estas polivalencias con
la consecuente oleada de despidos.

Desde ese momento, la dirección sindical se enfocó en la


capacitación sindical y política, y empezó a investigar con
profundidad las implicaciones de las políticas de poliva-
lencias. Después de muchas reuniones y análisis con los
trabajadores, la Organización Sindical orientó a los tra-
bajadores no aceptar los ofrecimientos de ascensos a las
nuevas categorías que se venían creando, porque estas re-
cogían varios oficios que se cargarían a un solo trabajador,
lo que originaba el desplazamiento de otros compañeros,
que podían ser despedidos, como efectivamente con el
tiempo ocurrió.

Tercerización en ventas
Un segundo momento que evidencia esta etapa de rees-
tructuración, es la terminación de la venta directa del ci-
garrillo en Coltabaco, a partir del año 1997. Esta parte de
la cadena productiva fue tercerizada y entregada a tres
distribuidoras. Eliseo Rubio, dirigente sindical de la sec-
cional Bogotá, explica cómo sucedió este cambio:
“Eran como 25 rutas. Si era para Cundinamarca, teníamos
el mercado de Cundinamarca, pero despachábamos para
todas las agencias que eran Huila, Tolima... y despachába-
mos para Medellín, porque ese cigarrillo no lo hacían en
Medellín. De Medellín nos mandaban unas marcas que no
se hacían aquí, y de aquí se hacían las marcas hacia las
otras regiones, porque en ese tiempo todavía estaba la fá-
brica de Cali, y allá también hacían Pielroja, como acá en

123
SUDOR Y TABACO II

Bogotá, porque esa marca fue una de las más representati-


vas de la Compañía, y fue el que más se fabricó... cigarrillo
sin filtro. Pero ya hacia el 97 comenzó la tercerización, y a
partir del 98, que fue como lo más duro, las comercializa-
doras entraron a funcionar. Ingresó una empresa llamada
Corbeta, lo que hoy es Colombiana del Comercio, y una
que se llama el Altipal. Mantuvimos algunas rutas directas a
las poblaciones en tres carros. Manejamos la venta directa
en esa transición como hasta más o menos el 99, lo que era
en poblaciones. Para Bogotá, la empresa le entregó la dis-
tribución a una empresa que se llamaba Tienda Activa, que
era una empresa de POP, o sea solo publicidad, manejaba
publicidad, algunos proyectos con Comcel en esa época, y
otras empresas a los que ella le manejaba la publicidad”.

Esta reestructuración en el departamento de ventas impli-


có, claramente, el despido de trabajadores tanto de la par-
te administrativa, como vendedores y conductores, antes
contratados directamente por la empresa. Con la entrada
en funcionamiento de Tienda Activa, explica Eliseo Rubio,
quedaron aproximadamente diez conductores, quienes
pasaron a ser promotores, lo que permitió temporalmente
que la empresa, a través de ellos, siguiera controlando di-
rectamente la venta:
“Montaron una serie de rutas, se armó todo un cronograma
de distribución pero nosotros estábamos ahí, los conducto-
res estábamos al frente. Pasamos a trabajar en ventas con
ellos pero ya los vendedores eran tercerizados con Tienda
Activa. Eso fue a partir del 98 como hasta el 2006 más o
menos. Por decir, yo manejaba acá en Bogotá toda una loca-
lidad que se llama Bosa, al sur de la ciudad. Tenía siete ven-
dedores a mi cargo, era responsable de toda esa zona. En
ese mismo sentido estaban mis otros compañeros en otras
zonas de Bogotá y controlábamos prácticamente eso por-
que trabajábamos los carros de la Compañía, quien puso
los vehículos. Tienda Activa solo tenía un vehículo, y de
pronto uno alquilado por ahí, de resto eran de Coltabaco.
Cada uno tenía un carro a su responsabilidad, y el producto
que era de Tienda Activa, el cual llevábamos para la ven-
ta, porque nosotros respondíamos por él, lo protegíamos,
lo cuidábamos, nosotros manejábamos los inventarios. El
esquema de venta era: nosotros citábamos a los vendedo-

124
Coltabaco se prepara para ser vendida (1997 – 2004)

res en un punto en la zona, ellos llegaban allá a las 7am, se


les entregaba el producto, uno los acompañaba, les hacía
supervisión, que como eran zonas complicadas, trabajaban
con uno un rato, y así funcionaba. En la tarde se recogía el
producto, ellos consignaban en los bancos, o entregaban el
dinero en la caja de la Compañía, que estaba en bodega”.

Cierre de Bucaramanga y concentración de la producción


Un tercer momento en las reestructuraciones que enfren-
taron los trabajadores fue la concentración de la produc-
ción de cigarrillos en Medellín, tras el cierre de la fábrica
de Bucaramanga en 1999. Para el Sindicato, según lo ma-
nifestaron en su Asamblea Nacional de Delegados (AND)
de ese año, este cierre fue quizá uno de los más prepa-
rados, dado que un año y medio antes la empresa inició
la adecuación y montaje de la maquinaria para producir
en Medellín el cigarrillo Pielroja sin filtro, único produc-
to que para ese momento se elaboraba en la fábrica de
Bucaramanga. Aunque no se había anunciado oficialmente
el cierre, la empresa empezó a disminuir la producción,
adelantó pensiones a algunos trabajadores, con otros hizo
arreglos voluntarios y otros fueron despedidos. En el caso
de los trabajadores más antiguos, su maniobra fue presen-
tarles una propuesta de arreglo pagando las dos tablas de
indemnización, con lo que lograron sacar a un primer gru-
po considerable que representaba altas sumas de dinero.

La Organización Sindical inició con anterioridad un proce-


so amplio de difusión de los riesgos que significaban estas
pruebas para la estabilidad laboral de los trabajadores en
Bucaramanga; convocó alrededor de diez Asambleas Ge-
nerales, reuniones de Junta Nacional, y dos Asambleas Na-
cionales. Además, hizo presencia en la Defensoría del Pue-
blo durante tres días, así como en el Ministerio de Trabajo
durante dos días, y convocó a plantones, concentraciones,
mítines y marchas, en un principio ante la posibilidad, y
posteriormente ante el inminente cierre que dejó a 130
trabajadores por fuera de la empresa.

125
SUDOR Y TABACO II

“Entonces también hubo una resistencia muy fuerte al pun-


to que a diferencia de las anteriores, la empresa dijo: lis-
to, vamos a trasladar a todos aquellos que quieran, con las
condiciones que se habían dado desde Bogotá pero con
otras incluso mejores. Algunas de las más considerables:
además de mantener contrato, la antigüedad, todas las
prestaciones, dan un período de gracia para el traslado un
poco mayor. Es decir, en Bogotá para que nos trasladára-
mos habían dado si no estoy mal unas tres semanas, un mes;
aquí para que viniera el trabajador dieron más tiempo. Y
además le dieron tres meses de gracia, además de arrien-
do, de venir no sólo a explorar la ciudad sino también el
trabajo, al cabo de los cuales podía revertir su decisión de
quedarse trabajando con pago de arriendo”, relata Reinal-
do Medina.

Según explica Medina, la fórmula económica incluyó las


dos tablas de la Convención Colectiva, y otra más, lo cual
en términos económicos no era despreciable. El Sindicato,
sin embargo, mantuvo su férrea defensa del derecho al tra-
bajo. De los 130 trabajadores, 28 fueron trasladados a Me-
dellín y seis para San Gil, de los cuales 10, al cabo de esos
tres meses de gracia, optaron por la fórmula económica.
En Medellín, cinco trabajadores fueron asumidos como
parte de la directiva seccional, y en San Gil otros cuatro.

En los informes presentados para la Asamblea Nacional


de Delegados, Sintraintabaco evaluó así este suceso:
“La política de esta Compañía recogió en esta última etapa,
unos resultados pretendidos desde muchos años atrás. Co-
lombiana de Tabaco culminó su proceso de centralización
de la producción, emprendido tal vez desde el cierre de la
factoría de Pasto en 1969. Producto de la tecnificación, del
desplazamiento del cigarrillo negro al rubio con filtro, pero
fundamentalmente a la reducción de costos en especial los
laborales, hoy se cuenta solo con la fábrica de Medellín. El
argumento que siempre expuso la Compañía, era la “nece-
sidad de salvar al enfermo” pues producto de los males del
contrabando, competencia desleal e impuestos, tenía que
amputar algunos de sus miembros para poder sobrevivir”.

126
Coltabaco se prepara para ser vendida (1997 – 2004)

La realidad es que esta centralización de la producción ge-


neró una alta rentabilidad para Coltabaco, dado que con
los trabajadores que llegaron, y con una maquinaria más
moderna, se logró producir más de lo que se hacía antes
en la fábrica, ahorrándose los costos administrativos, de
vigilancia y demás que representaban la producción des-
centralizada. Por otro lado, para el Sindicato esto significó
un cambio en la correlación de fuerzas, que midió el pulso
en su intento de consolidar el sindicato de industria, a la
vez que llamó a fortalecer aún más esta tarea, si su meta a
mediano plazo era no desaparecer. Así mismo lo planteó la
Organización Sindical en su informe sobre la situación in-
terna para la Asamblea Nacional de Delegados, poniendo
de manifiesto el otro reto que significó el paramilitarismo,
que desde 1997 venía en crecimiento tras la conformación
de las AUC, hecho que detallaremos más adelante:

“En Colombia, a pesar de llevar mucho tiempo ha-


blando de los sindicatos de industria, es poco lo que
se ha logrado avanzar, tanto en materia de legislación,
como en materia de funcionamiento; de los existentes
son muy pocos los que obedecen a una real concien-
cia de centralizar sus luchas y en la mayoría de los ca-
sos ha sido por necesidad, como en nuestro caso, que
la arremetida del régimen y los patronos nos obliga-
ron a tomar la decisión, este aspecto es bueno tenerlo
claro, para entender el porqué de su escaso desarro-
llo, las fusiones han sido para no desaparecer del pa-
norama, nosotros como Sintraintabaco sólo agrupamos
en nuestro sindicato a dos empresas productoras de
cigarrillos como son Protabaco y Coltabaco, quedándo-
nos cortos en el crecimiento hacia otros frentes distin-
tos de la Costa, pues para todos es conocido que esta
región es fuertemente azotada por los paramilitares
impidiéndose la consolidación de nuestro trabajo en
Ovejas y Carmen de Bolívar; pero debemos retomar
la senda del crecimiento para explorar otros frentes
de crecimiento [...]”

127
SUDOR Y TABACO II

Reorientación del Sindicato antioqueño y escisión


La estocada final en este proceso de reestructuraciones
administrativas y económicas, se da cuando a finales de
los años 90 el Sindicato antioqueño, mayor conglomerado
empresarial de Colombia para ese momento, y al cual per-
tenecía Coltabaco, inició un proceso estratégico para so-
brevivir y hacer frente a los retos que le implicó el cambio
en la política económica del país, que con la apertura creó
para las empresas nacionales una fuerte competencia des-
de el exterior. Este conglomerado, “con activos que a di-
ciembre de 1998 superaban los $22,5 billones, vinculados
por una intrincada maraña de cruces de propiedad accio-
naria entre empresas”, según datos proporcionados por la
Revista Dinero en junio de 1999, tuvo como transformación
principal la focalización de su actividad en un grupo de
negocios con fuertes ventajas competitivas, como Argos,
Suramericana, Bancolombia y la Nacional de Chocolates.
Así mismo, decidió excluir otros negocios que no conside-
raba estratégicos, como lo era Coltabaco.

Desde entonces, el Sindicato antioqueño pasó a llamar-


se Grupo Empresarial Antioqueño - GEA, y se orientó a
generar alianzas estratégicas con socios internacionales.
Esta reestructuración, que tocó a todo el grupo, determi-
nó entonces el futuro de Coltabaco, empresa que venía en
crecimiento no precisamente por la producción del ciga-
rrillo, sino por su portafolio de inversiones, el cual tenía
representación hasta entonces en el sector hotelero y la
industria del papel, entre otros. De esta manera, bajo la
necesidad de sacar el capital acumulado, se dispuso la
escisión de Coltabaco, y en el 2001 la Asamblea General
de Accionistas tomó la decisión de separar las actividades
industriales (tabaco) y las de inversiones. Así, se dio naci-
miento a la Compañía Colombiana de Inversiones, Colin-
versiones S.A., sociedad que, luego de ser protocolizada
esta decisión, recibió el 70% del patrimonio total de Col-
tabaco.

Esta decisión fue recibida con preocupación por la Orga-


nización Sindical, pues al no ser considerada Coltabaco

128
Coltabaco se prepara para ser vendida (1997 – 2004)

como estratégica para los propósitos del GEA, solo podría


esperarse que pasara a manos de capital extranjero, más
cuando mundialmente las multinacionales tabacaleras ex-
pandían su consolidación. En 2001 la JP Morgan estudió los
puestos de trabajo en la administración de la empresa, y
en el 2002 Coltabaco inició el embellecimiento y adecua-
ción de su fábrica en Medellín, dando señales claras de su
proceso de venta. En su Asamblea Nacional de Delegados
de este año, Sintraintabaco evaluó así la escisión:
“Luego, a mediados del año 2001, cuando la Compañía cita
a asamblea extraordinaria de accionistas para la escisión
de la Compañía, vimos con gran preocupación tal determi-
nación, pues durante muchos años de crisis de la industria
tabacalera, nuestra salvación y en especial en varias ne-
gociaciones del Pliego de Peticiones, fueron las inversio-
nes de Coltabaco, y basta con recordar por ejemplo cómo
en la negociación del 2000, la Compañía mantuvo toda
la argumentación del nefasto contrapliego basada en los
17.583 millones de pérdidas operacionales de 1999, y que
aun así la Organización Sindical con los argumentos de la
utilidad no operacional logró derrotar dicho contrapliego,
mantener y mejorar nuestras conquistas en dicha negocia-
ción. Esta preocupación aumenta aún más cuando [en] la
asamblea extraordinaria realizada el 31 de julio de 2001, se
aprobó la escisión, trasladando aproximadamente el 70%
del patrimonio de Coltabaco a la nueva empresa llamada
“Colombiana de Inversiones S.A.” y además dejándole más
del 79% de las deudas”41.

Ante tal situación, Sintraintabaco empezó a desarrollar


desde 2001 una serie de acciones ante la Superintenden-
cia de Sociedades y el Ministerio de Trabajo. Estas accio-
nes fueron principalmente administrativas, como dere-
chos de petición para obtener información de los trámites
que adelantaba ante Superintendencia y a la vez, para que
cumplieran la tarea de fiscalización en los procedimientos,
que permitieran asegurar las acreencias laborales de los
trabajadores.

41 1/01/2002. Asamblea nacional de delegados. Situación interna:


Otros antecedentes de la negociación, La escisión.

129
SUDOR Y TABACO II

Desde ese momento la Organización Sindical inició tam-


bién una exhaustiva investigación sobre las multinacio-
nales de la industria tabacalera, especialmente sobre la
British American Tobacco - BAT, la Philip Morris Interna-
cional - PMI, y la Japan Tobacco International - JTI, cuyo
primer informe fue presentado en la Asamblea Nacional
de Delegados de 2003, abordando sus políticas de despi-
dos, arreglos, tercerización, tecnificación, entre otras. En la
exposición Balance Análisis de Venta anotaron los siguien-
tes elementos:

“Preparación de la pista para:


¿Qué se preveía? Alianzas (Comercial y Estratégica);
Venta (Philip Morris, British Company Tobacco)

¿Por qué se preveía?


* TLC - ALCA
* Cambio de la estructura del GEA
* Escisión
* Cambio en la revisoría fiscal (Price Waterhouse
Cooper)
* Nuevas estrategias de mercado
* Tecnificación
* Centralización
* Embellecimiento
* Declaraciones desde la presidencia... entre otros.

Análisis a partir de la venta de Philip Morris:


> Situación geopolítica
> Tipo de gobierno
> Leyes favorables al capital
> Mano de obra barata”.

130
Coltabaco se prepara para ser vendida (1997 – 2004)

A partir de esto, entonces, la Organización Sindical se en-


focó en la realización de actividades para mitigar los posi-
bles efectos de una venta. Entre sus propuestas se incluyó
una campaña agresiva de sensibilización; reuniones con
compañeros que tenían acción de reintegro y sus familias,
así como con los trabajadores antiguos; reuniones con per-
sonal no convencionado; campaña de sensibilización con-
tra los arreglos económicos, que incluía un vídeo sobre
las experiencias vividas, la elaboración de propaganda y
carteles, obras de teatro con el tema, y tertulias con los
trabajadores.

En este contexto, durante los años 2001, 2002 y 2003, se


presentó un incremento en la producción por algunas ex-
portaciones que logró la Compañía hacia Estados Unidos
(una especie de maquila), y la empresa requirió trabaja-
dores nuevos. Por este motivo, entre Sindicato y Empresa
suscribieron un acuerdo para vincular aproximadamente
a 120 trabajadores a término fijo, por diez meses, condi-
cionados a que se les reconocerían los salarios y derechos
consagrados en la Convención Colectiva; también a que,
si al término de los plazos estipulados los requería, serían
contratados a término indefinido, reconociendo que su an-
tigüedad sería a partir de la fecha del inicio del primer
contrato a término fijo, como efectivamente sucedió.

Otros factores. Políticas sugeridas por la Organización


Mundial de la Salud
En 1997, el debate por las implicaciones en la salud del
humo de cigarrillo creció en el mundo, cuando los ‘fuma-
dores pasivos’ (es decir, aquellos que no son fumadores y
están expuestos al humo generado por otros) demandaron
a la Philip Morris y a otras nueve compañías tabacaleras
por poner en peligro su salud. Para finales de década, la
Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización
Panamericana de Salud (PMS), empezaron a presentar in-
vestigaciones y a hacer llamados a los gobiernos y empre-
sas tabacaleras sobre los efectos en la salud. Según estas
dos organizaciones, en el hemisferio occidental, hasta el

131
SUDOR Y TABACO II

año 2000, murieron cada año 625.000 personas por enfer-


medades asociadas al consumo del tabaco, y estipulaban
que en meses estas cifras crecieran exponencialmente.
Los tratamientos médicos, además, representaban altas
cifras de dinero a los países donde se producía, vendía y
consumía el cigarrillo. Guillermo Álvarez, actual presiden-
te nacional de Sintraintabaco, explica que:
“Anteriormente no había ningún tipo de prohibición, en-
tonces desde esos estudios de la OMS y la OPS, comien-
zan a orientar a los gobiernos para que tomaran medidas
frente al consumo de cigarrillo por los problemas de salud
y también por los costos en el tratamiento de esas enfer-
medades. A partir de estas iniciativas de la OMS, se genera
cierto temor y a la par, por los desarrollos tecnológicos, se
comienza a concentrar [la industria]. Por ejemplo, en Co-
lombia teníamos siete fábricas de cigarrillos. Hoy hay una
sola. Pero esa sola hace mucho más que lo que producían
esas siete fábricas hace años, producto de la tecnificación”.

Pese a los estudios, las empresas y los gobiernos no actua-


ron de inmediato, por lo que en el año 2003 la OMS aprobó
el Convenio Marco para el Control del Tabaco, en el que
se estipularon una serie de medidas, como el aumento al
precio de los cigarrillos por medio de impuestos; la pro-
hibición a la industria para realizar publicidad o patroci-
nar cualquier tipo de evento; la regulación de la venta a
menores de edad, o el consumo de cigarrillos en lugares
cerrados, entre otros. Colombia, para entonces, no tomó
medidas para darle aplicación al convenio. Sin embargo,
tal como lo menciona Álvarez, la aplicación de las medidas
a nivel mundial, directa o indirectamente empezó a favo-
recer el crecimiento y posicionamiento de las multinacio-
nales, dado que empresas nacionales, como Coltabaco, se
escudaron en su imposibilidad de competir con el merca-
do mundial debido a los altos impuestos y a lo poco renta-
ble que parecía convertirse la industria.

132
Coltabaco se prepara para ser vendida (1997 – 2004)

Contrabando
En este mismo sentido, otro de los factores que influencia-
ron en la decisión de venta de Coltabaco, estuvo relaciona-
do con el problema del contrabando, hasta el momento di-
fícil de controlar por parte del Gobierno, aunque algunas
estrategias frente a esto, fueran esbozadas precisamente
en el Convenio Marco. Como se ha visto hasta ahora, Col-
tabaco desde décadas había puesto este tema durante las
negociaciones del Pliego de Peticiones, como impedimen-
to para mejorar las condiciones de sus trabajadores.

En 2001 un escándalo estalló, cuando se pudo comprobar


la participación de multinacionales como Philip Morris In-
ternacional y RJ Reynolds, en una red de contrabando de
cigarrillos hacia Europa, en alianza con narcotraficantes
de Colombia y América Latina.

Un nuevo milenio: paramilitarismo y políticas


económicas

Plan Colombia
Durante el gobierno de Andrés Pastrana quedó suscrito
e implantado el Plan Colombia, un acuerdo entre Colom-
bia y Estados Unidos para la lucha contra las drogas y el
narcotráfico y la guerra contra el terrorismo, en pro de
una “revitalización” económica y social para el país. Este
acuerdo, de carácter geopolítico, permitió una mayor pre-
sencia de las fuerzas militares estadounidenses en Colom-
bia, quienes junto con las fuerzas militares colombianas, y
desconociendo los orígenes y causas económicas, socia-
les y políticas de la expansión de los cultivos de uso ilícito
y del conflicto armado, irrumpieron por la vía armada y
forzosa.

La estrategia de erradicación de los cultivos dejó un resul-


tado poco positivo, de aproximadamente 1.6 millones de

133
SUDOR Y TABACO II

hectáreas fumigadas con glifosato, afectando no solo los


cultivos convencionales, sino las fuentes hídricas, los ani-
males y las personas. Los combates con las insurgencias
también se intensificaron, provocando un incremento en el
número de víctimas del conflicto armado, desplazamien-
tos forzosos y múltiples violaciones a los derechos huma-
nos contra la población en general.

Seguridad democrática y paramilitarismo


Tras el fracaso de los diálogos entre las FARC y el gobier-
no de Pastrana, el discurso anti-insurgente tomó fuerza, y
se convirtió esta en la oportunidad precisa para la con-
solidación de la política de Seguridad Democrática, con
la llegada de Álvaro Uribe Vélez al Gobierno. “El recluta-
miento de los llamados soldados campesinos para refor-
zar las zonas donde éstos son oriundos, la conformación
de redes de informantes para alimentar los servicios de
inteligencia, las recompensas por información, el estímulo
a la deserción de combatientes ilegales y la creación de
zonas de rehabilitación y consolidación en dos áreas de
influencia guerrillera completaron el esquema inicial de
la “política de seguridad democrática”42.
Uno de los puntos más polémicos, sin duda, fue la conso-
lidación de estas redes de informantes, conocidas como
Convivir, y cuyo experimento se había realizado ya en An-
tioquia, durante su mandato como gobernador de este de-
partamento. El objetivo de estas redes era que civiles vo-
luntarios hicieran vigilancia e informasen a las autoridades
sobre posibles acciones de las insurgencias. Esta iniciati-
va, además de promover la participación de la población
civil en la guerra, se convirtió en fachada para integrantes
de grupos paramilitares, o dio nacimiento a muchos de
ellos. La estrategia, además, generó una continuidad de la
guerra sucia y el incremento a la persecución, estigmati-
zación y exterminio de organizaciones sociales, dirigentes
sindicales, y líderes sociales, campesinos o populares. En
el caso del movimiento sindical:

42 Leal B, Francisco (2006) La política de seguridad democrática:


2002-2005. Análisis político, N° 57. Bogotá.

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Coltabaco se prepara para ser vendida (1997 – 2004)

“La Central Unitaria de Trabajadores, CUT, por interme-


dio del Departamento de Derechos Humanos, denunció
ante los medios de comunicación, la creciente situación de
asesinatos de sindicalistas que a la fecha son 58, así como
el desplazamiento forzado crece desafortunadamente a
la par con las amenazas con las que tienen que convivir
cientos de dirigentes de la mencionada central. Durante la
última semana el propio de director del Departamento de
Derechos Humanos de la CUT, Domingo Tovar Arrieta, reci-
bió una llamada telefónica en la que desconocidos le dicen:
“pagará con su vida la pérdida del referendo””43.

Así lo hizo saber Sintraintabaco en La Hoja del cuatro de


noviembre de 2004, haciendo alusión a la amenaza que se
hizo contra el dirigente Tovar Arrieta días después que el
Tribunal Administrativo de Cundinamarca declarara cul-
pables al Ministerio de Defensa, al Ejército Nacional y al
Fiscal General por daños y perjuicios ocasionados con la
privación de la libertad de que fue objeto en febrero de
1994. Mientras tanto, en el país el temor a la sindicalización
era palpable a causa de los múltiples asesinatos.

En julio de 2003, luego de seis meses de fase explorato-


ria, el Gobierno y las AUC anunciaron el Acuerdo de Santa
Fe de Ralito, por medio del cual se daba paso a una mesa
de negociación que concluiría en la entrega de armas y
desmovilización por parte de esta organización parami-
litar. Así, dando cumplimiento a dicho acuerdo, según el
portal Verdad Abierta “las desmovilizaciones de las auto-
defensas se iniciaron el 25 de noviembre de 2003 en Me-
dellín, con el bloque Cacique Nutibara y terminaron el 15
de agosto de 2006, con el bloque Elmer Cárdenas. En 38
actos se desmovilizaron 31.671 de los integrantes de los
grupos irregulares. Las organizaciones con mayor núme-
ro de desmovilizados fueron el bloque Central Bolívar con
6.348, el bloque Norte con 4.760, el bloque Mineros con
2.780, el bloque Héroes de Granada con 2.033 y el blo-
que Elmer Cárdenas con 1.538”44. Con la desmovilización,
43 4/11/2003. La Hoja. La CUT denuncia: Arremetida contra dirigencia
sindical.
44 11/02/2008. La desmovilización: el proceso de paz (2003-2006).
Verdad Abierta

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SUDOR Y TABACO II

tuvo lugar también la Ley de Justicia y Paz o Ley 975 de


2005, que otorgó grandes beneficios penales (entre cinco
y ocho años para delitos graves) a quienes “confesaran”
sus delitos.

Sigue ganando camino el modelo neoliberal


En 2002 se hizo pública la intención del gobierno de Uri-
be de proponer a Estados Unidos un Tratado de Libre
Comercio, como alternativa al proceso agonizante de las
negociaciones del ALCA (Área de Libre Comercio de las
Américas), realizadas desde 1994 y en donde se preten-
día extender el TLC de América del Norte a todos los paí-
ses del continente, excepto Cuba. George W. Bush, presi-
dente de Estados Unidos, respondió positivamente a esta
propuesta, e incluyó, que las negociaciones se realizaran
también con Perú y Ecuador. Inició desde entonces un
camino tortuoso, dando inicio así a las negociaciones el
18 de mayo de 2004. El debate a nivel nacional no se hizo
esperar, y la preocupación se extendió a múltiples secto-
res dada la desequilibrada balanza en la que estaría Co-
lombia con Estados Unidos en materia de exportaciones;
se continuaba poniendo en riesgo, además, la soberanía
nacional.

Ley 789 de 2002, Ley 797 de 2003 y referendo


Con el mandato de Uribe, también iniciaron una serie de
reformas que afectaron notoriamente la calidad de vida y
estabilidad económica de los colombianos. Entre tantas,
se puede contar la Ley 789 del 2002 de reforma laboral,
la cual modificó el Código Sustantivo de Trabajo, recor-
tando beneficios a los trabajadores, bajo el argumento de
promover a las empresas a generar nuevos empleos. Juan
Carlos Ospina explica así las consecuencias de la reforma:
“Esa reforma nos perjudicó básicamente en lo económico:
primero, a los trabajadores que tienen turno nocturno, les
modificó la jornada. Entonces ya la noche no empezaba a
las 6 pm sino a las 10 pm. Eso significa que los trabajadores
perdieron en un 50% de ingresos por concepto de recar-

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Coltabaco se prepara para ser vendida (1997 – 2004)

go. ¿Por qué 50%? Porque el recargo nocturno lo cogían


de 6pm a 6am, y en el caso de Coltabaco ellos salían a la
1:30am. Al pasarlo a partir de las 10, solo cogían tres horas
de recargo. El dominical bajó el recargo del 100% al 75%, y
adicionalmente, le estableció una diferencia. Le dijo: si us-
ted habitualmente trabaja los domingos, no tiene derecho
a recargo, solamente tiene derecho a un compensatorio re-
munerado.Y si no es habitual el trabajo, entonces se le paga
el recargo dominical al 75%. Si es habitual, derecho a des-
cansar un día a la semana. Si no es habitual, le paga el re-
cargo del 75%, pero no es habitual si usted trabaja más de
dos domingos. Si trabaja los cuatro domingos, es habitual,
entonces le pagan el compensatorio. Si trabaja dos domin-
gos, entonces ahí si le pagan el recargo nocturno, entonces
muchas empresas ponen a trabajar a los empleados tres
domingos, y con esos tres domingos les tumbó el recargo
dominical, y eso vale platica para un trabajador.

Adicionalmente quitó el subsidio familiar para los hijos de


los trabajadores mayores de 18 años. O sea que lo que afec-
tó esa Ley básicamente fue el ingreso de los trabajadores.
Mejor dicho, nos metió la mano al bolsillo y nos sacó un
poco de plata, porque eso impactaba en la liquidación de
prestaciones. El argumento de esta Ley era incentivar la
generación de empleo, bajarles los costos laborales a las
empresas para la generación de empleo. Lo único que hizo
fue que sí les bajó los gastos laborales, pero no generó em-
pleo”.

Otra de las reformas nocivas en materia laboral y pensio-


nal fue la Ley 797 de 2003, por medio de la cual se rea-
lizan varias modificaciones en el sistema de pensiones.
Con esta ley, aumenta la tasa de aportes o cotizaciones;
incrementa el tiempo mínimo para acceder a la pensión;
y reduce la vigencia del periodo de transición estableci-
do desde la Ley 100. Así mismo, los regímenes especiales
de pensiones empezaron a tambalear, y luego, con el Acto
Legislativo 01 de 2005 serían eliminados excepto para el
Presidente de la República y las Fuerzas Militares.

Finalmente, otro de los proyectos polémicos a tener en


cuenta para estos primeros años de mandato de Álvaro

137
SUDOR Y TABACO II

Uribe, es el Referéndum que promovió con el objetivo de


modificar la constitución. Este incluía 15 puntos, entre los
cuales se resaltan: suprimir contralorías y personerías;
abolir auxilios con recursos públicos; eliminar suplencias
de congresistas, diputados, concejales y miembros de las
JAL; congelar por dos años los gastos de funcionamiento
de las entidades descentralizadas o autónomas que admi-
nistraran recursos públicos.

Frente a este momento, la Organización Sindical manifestó


en su órgano informativo La Hoja lo siguiente:
“Nuestra Organización Sindical teniendo en cuenta las con-
clusiones de la XXV Asamblea Nacional de Delegados y al-
gunos hechos ocurridos en los últimos días, en el marco
político nacional principalmente con el Referendo; y en la
situación interna concluye lo siguiente:

Reafirmar nuestra caracterización al Gobierno de turno,


como de derecha, represivo, autoritario y fascista, pero a
más de ello hoy con honda preocupación: el unanimismo
alrededor de esta política crece por parte de la burguesía
quienes se unifican en una política militarista, una econo-
mía de guerra y en torno a la denominada “seguridad de-
mocrática” que en últimas llevó a este engendro fascista al
palacio de Gobierno.

De ahí la importancia en este contexto histórico de la lu-


cha de clases que el movimiento […] haya logrado darle
la gran primera derrota al imperialismo y a la burguesía
lacaya y arrodillada al imperio.

La derrota al referendo debe marcar el camino a unos pro-


yectos organizativos, de movilización y de unas posturas
alternativas y democráticas para el bien del pueblo colom-
biano”45.

45 4/11/2003. La Hoja. A defender la organización y la contratación


colectiva.

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Coltabaco se prepara para ser vendida (1997 – 2004)

El legado de Ciro Arias, un dirigente asesinado

Fotografía 17 – Retrato de Ciro

El 24 de marzo del año 2001, fue asesinado por un grupo


paramilitar el presidente de la seccional Capitanejo de
Sintraintabaco, Ciro Arias, quien además de dirigente sin-
dical era un gran líder cívico en la región, en la promoción
de beneficios para el sector tabacalero.

Ciro Arias nació el nueve de marzo de 1963, en Boavita


Boyacá. Ingresó a trabajar en Coltabaco como estacional,
en labores de asistencia técnica en el municipio de Capi-
tanejo, en 1983. Ciro se destacó desde su llegada a Colta-
baco por su carisma, su amor por su familia, el compañe-
rismo y el compromiso con la labor social en la región y
en especial con la problemática económica y social de los
cultivadores y los estacionales de la provincia de García
Rovira. Es por esto que, a mediados de los años 80, se afilió
a Sintraintabaco y finalizando esta década, hizo parte de la
Junta Directiva Seccional Capitanejo.

Fue tal la responsabilidad y compromiso del compañero


Ciro con la causa de los cultivadores y los estacionales,
que a inicios de los 90 fue elegido como Presidente de la

139
SUDOR Y TABACO II

Seccional Capitanejo y como miembro de la Junta Direc-


tiva Nacional. Luego fue nombrado como negociador del
Pliego de Peticiones presentado en 1994, en representa-
ción de los estacionales; negociación en la cual la Organi-
zación Sindical logró que fuera contratado a término inde-
finido en la misma labor de técnico de campo.

Ciro Arias, ya como trabajador permanente de Coltabaco,


nunca abandonó su lucha por los cultivadores y los esta-
cionales, por lo que se mantuvo hasta el día de su muerte
como Presidente de la Seccional Capitanejo y miembro
de la Junta Directiva Nacional. Esta lucha y compromiso,
igualmente, lo llevaron a la participación política en la re-
gión, integrando una lista para el Concejo municipal en
San Mateo, Boyacá, en el año 1999.

Días antes de su asesinato, los grupos paramilitares ha-


bían proferido amenazas. Armando Báez, hoy trabajador
de compras en Capitanejo, para entonces no estaba direc-
tamente en Coltabaco, pero como habitante de la zona re-
cuerda que ese tiempo de los paramilitares fue muy difícil
en Capitanejo: “Ellos llegaron para un diciembre y empe-
zaron a pintar los carros, y a poner letreros de Autodefen-
sas... inclusive de entrada, mataron a unos señores ahí en
el puente La Palmera, muy cerca a la Colombiana de Taba-
co. Debido a eso, pues se formó una guerra muy tremenda
porque muchas veces la gente hacía matar a los otros por-
que simplemente le caía mal, entonces decían que eran de
la guerrilla y los hacían matar”.

Reinaldo Medina, quien para entonces llevaba poco tiem-


po como presidente nacional, relata así lo sucedido:
“Estando reunida la junta, llegaron los paramilitares y les
dijeron que esa sinvergüenzada tenía que acabarse. De
hecho, inmediatamente tomaron la decisión: no se vuelvan
a reunir... y el caso de Ciro salió de Capitanejo, unos días
después, dijimos salga, váyase a Bogotá. Estuvo algún tiem-
po con permiso sindical. Le dijimos que no volviera, que
estaba muy difícil la cosa, que buscáramos incluso algún
mecanismo para que estudiara, y como las becas para los

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Coltabaco se prepara para ser vendida (1997 – 2004)

trabajadores les permiten bajar la jornada incluso no ir a


laborar, pensábamos eso. Él dijo que tenía que hacer unas
vueltas urgentes con su familia, porque estaban allí, esta-
ban sus chicos muy pequeños, entonces él tenía que volver.
Volvió y en efecto fue a trabajar dos días, y un día de esos
se encontró casualmente en el recorrido con un incidente o
con un enfrentamiento que había tenido la insurgencia con
los paramilitares”.

Báez complementa esta versión así:


“El compañero Ciro Arias supuestamente decían que él
estaba en San Miguel, y en esos días que él estuvo en San
Miguel, un pueblito cercano a Capitanejo, hubo un combate
entre guerrilla y paramilitares, entonces decían que a Ciro
lo habían asesinado porque pertenecía al sindicato y que
él había sapeado la ubicación de los paramilitares. Enton-
ces a él lo agarraron cerca de su casa, en frente de la casa
de él, y lo montaron a una camioneta (su hijo de tres años
estaba con él). Y a las afueras del pueblo lo bajaron y lo
amarraron de manos con un lazo, y le dijeron: Bueno, corra,
y usted verá si se deja caer. Y ellos a toda velocidad en la
camioneta, y él corra atrás de la camioneta hasta que se
cayó y lo arrastraron. Y en un sitio llamado El Carmen, fue-
ron y pues... lo asesinaron, y lo dejaron ahí tirado. Esa fue
la historia de la muerte del compañero Ciro Arias. Mucha
gente de Capitanejo se fue del pueblo, daban las casas re-
galadas, debido a eso también mucho campesino se fue de
García Rovira, de Capitanejo”.

Al entierro, realizado en Capitanejo, no pudo asistir ningu-


no de los compañeros del Sindicato: “En el entierro noso-
tros nos comunicamos con la dirección de CUT para poder
de pronto sacar el cuerpo, poder ir... la familia dijo que no,
que ellos lo iban a enterrar pero en el entierro los paracos
en motos y eso volvieron, custodiando”, cuenta Medina,
quien además explica que con este suceso la Seccional
Capitanejo se acabó en términos operativos, “nunca más
se volvió a elegir junta”, pero los servicios del sindica-
to para atender especialmente a los estacionales se han
mantenido.

141
SUDOR Y TABACO II

Frente a este caso Sintraintabaco, en compañía del abo-


gado Elkin Ramírez de la Corporación Jurídica Libertad,
emprendió una serie de acciones jurídicas y de denuncia.
Solo hasta el 2009 se pudo conocer parte de la verdad de
estos hechos, cuando Robinson Solano González, alias “Bu-
chequito”, exintegrante de las autodefensas, reconoció
ante un fiscal de Derechos Humanos su participación en el
asesinato de Ciro Arias, y se acogió a sentencia anticipada
como coautor de homicidio agravado. Por los mismos he-
chos, la Fiscalía aseguró a Rodrigo Pérez Alzate, alias “Ju-
lián Bolívar”, excabecilla de las autodefensas, en calidad
de determinador.

Hoy en día, Sintraintabaco aspira continuar las acciones ju-


rídicas y de denuncia, en procura de ser reconocido como
sujeto colectivo víctima del conflicto armado, teniendo en
cuenta las implicaciones que el asesinato de Ciro Arias
tuvo para la consolidación del sindicato de industria y su
lucha por los derechos de los trabajadores tabacaleros, en
este caso principalmente estacionales.

Pliegos y consolidación del Sindicato


Durante este periodo, comprendido entre 1997 y 2004, Sin-
traintabaco realizó cuatro negociaciones de Pliegos de Pe-
ticiones (uno cada dos años), que le permitieron, en medio
de toda la implementación y consolidación del modelo
neoliberal, mantener y mejorar su Convención Colectiva,
en defensa de los derechos laborales de los trabajadores
acogidos en ella. Veamos algunos aspectos generales de
cada pliego, así como del momento general que atravesa-
ba el Sindicato en cuanto a su consolidación y acomoda-
ción como sindicato de industria:

Pliego de 1998: la Organización Sindical derrotó el con-


trapliego presentado por la empresa, y logró un incremen-
to salarial importante. Conquistaron además una prima
adicional de asistencia, de medio día de salario básico por
mes, como factor salarial, que mejoró sustancialmente el
ingreso de todos los trabajadores.

142
Coltabaco se prepara para ser vendida (1997 – 2004)

En esta época, el sindicato se enfocó en la capacitación


sindical y política, promoviendo el estudio académico y
profesional de su dirigencia, especialmente en derecho y
otras áreas. Inició también la discusión sobre el Plan Estra-
tégico de Sintraintabaco, aunque quedó en el tintero ante
el inminente cierre de la fábrica de Bucaramanga, suceso
relatado en páginas anteriores. Estos años también fueron
cruciales en el reconocimiento de los trabajadores esta-
cionales como parte activa de la Organización Sindical,
principalmente en la seccional San Gil, donde este trabajo
ya venía en consolidación.

Pilar Bautista, quien fue trabajadora estacional, explica


que para el año 1999 la situación laboral de los estacio-
nales en esta región de Santander empeoró con el cierre
de la boca de compra en Villanueva, por lo que guiados
por el liderazgo de dirigentes como Ciro Arias y Gerardo
Torres, lograron integrar la junta directiva de la seccional
San Gil: “nosotros no teníamos voz, pero voto sí, podíamos
ir a votar por ellos, pero no teníamos derecho de estar en
la mesa directiva, no podíamos saber qué era lo que había
en esas reuniones, y a causa de tanta pelea si uno llegaba
se venía el grupo que estaba en contra mía, y se formaban
esas trifulcas. Yo dije es que tenemos que luchar por lo de
nosotros. Y seguimos a Ciro y a la junta directiva de Me-
dellín, pero no todos porque no todos tampoco querían en
ese tiempo que hubiera gente nueva... pero logré entrar a
la junta directiva como vocal de la seccional”.

Pliego del 2000: esta negociación se evalúa también


como satisfactoria para los trabajadores. La Organización
Sindical logró avanzar en conquistas y se unificaron en la
Convención Colectiva algunos puntos de las seccionales
desaparecidas, en materia de becas, auxilio y permisos
sindicales. Para la vigencia de este pliego, sin embargo,
ocurrieron varios sucesos, desarrollados en líneas ante-
riores, que afectaron directa o indirectamente la consoli-
dación y fortalecimiento de la Organización Sindical. La
primera fue la reestructuración del Sindicato antioqueño,
con lo cual se debilitó Coltabaco en términos de sus in-

143
SUDOR Y TABACO II

versiones, dando muestras claras del proceso de venta; la


segunda, fue el asesinato del dirigente sindical Ciro Arias
en el año 2001, con lo que se acabó la seccional de Capi-
tanejo-Santander. Esta seccional, al día de hoy, no se ha
podido recomponer, y para ello han influenciado la guerra
y las duras condiciones económicas de los trabajadores.
Así lo explica Armando Báez, quien trabaja en compras en
Capitanejo, y aunque no tiene fuero sindical mantiene la
tarea de impulsar la dinámica organizativa:
“En la provincia de García Rovira (Santander), mucha gente
de Encizo, Málaga, San Miguel, Capitanejo... se fueron de
por ahí debido a esa guerra, pues a esa época de violencia
se fue mucha gente. Y los pelados hoy en día tampoco tra-
bajan en el campo porque hay unos que se ponen a hacer
domicilios, mototaxismo. Otros se van para el Ejército y se
quedan, y pues la Compañía, creo que no los dejan que uti-
licen la mano de menores de edad en los cultivos, entonces
todo eso ha llevado a que la gente haya dejado de cultivar.
Lo otro es que el río Chicamocha también hay momentos
donde se crece mucho y ha dañado bocatomas, entonces
todos esos canales de riego están prácticamente destrui-
dos y secos, entonces la gente no tiene cómo sembrar, y si
van a sembrar con motobomba, pues lo que les iba a que-
dar por ahí para la comida les queda en ACPM, entonces
es muy difícil. De todas maneras esta es una región taba-
calera. Hay compañeros que ellos prácticamente han vivi-
do ahí, y me decían que cuando empezaban las compras
de tabaco en Capitanejo eso era como ver una feria hoy
en día. Bajaba gente con tolditos de ropa, de candados, de
linternas, comida... Capitanejo fue uno de los pueblos que
movían mucha más plata que Málaga”.

Pliego del 2002: para ese año, la negociación del pliego


de peticiones se desarrolló con contrapliegos muy fuertes
por parte de la empresa, buscando atacar la contratación
y la tabla de indemnización. Pese a esto, la negociación fue
satisfactoria, con buenos indicadores económicos. La Con-
vención Colectiva se mantuvo intacta. A partir de este año,
el Sindicato planteó en los pliegos varias reivindicaciones
para los practicantes del Sena. También se caminó hacia la
recuperación de la jornada nocturna.

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Coltabaco se prepara para ser vendida (1997 – 2004)

Fotografía 18

Durante la negociación de este año, los trabajadores reali-


zaron una protesta en las oficinas en la fábrica, y se paró la
producción durante media hora en la jornada del segundo
turno que era de 3:30 pm a 1:30 am.

Para esta negociación también se vivió un momento de


tensión con la presentación de una denuncia de la Con-
vención Colectiva por parte de la Compañía, previo a la
presentación del pliego.

Pliego de 2004: este pliego tuvo de particular que fue


la última negociación colectiva con capital nacional. Allí,
en palabras de los directivos, se presentó una de las “en-
cerronas más largas con Coltabaco”, de tres noches se-
guidas, ante la insistencia de la empresa de imponer su
contrapliego. Este era bastante agresivo, pues la empresa
insistía en modificar la jornada de trabajo y la contratación
colectiva. Sin embargo, la Organización Sindical logró sa-
lir victoriosa y la convención se mantuvo íntegra.

Durante estos años inició también el trabajo de consolida-


ción de la Organización Sindical en Barranquilla, con los
trabajadores estacionales de Tabacos Rubios. Nelvis Here-
dia, directiva sindical de la actual Seccional, relata así las
condiciones para entonces:

145
SUDOR Y TABACO II

“Mira que había tanta discriminación, que ellos [los per-


manentes] tenían un casino, una cafetería, donde podían
entrar a tomar agua helada, el café, almorzar en el casino,
todo eso. Y ellos también, o sea, nos tenían como margina-
dos donde nosotros los estacionales no podíamos entrar a
la cafetería de ellos. Eso se los hizo creer Mauricio Botero
y ellos también se apoderaron de eso, que los estaciona-
les no podían entrar ahí. Después nos habilitaron un casino
por allá atrás que era donde llevábamos la comida y nos
la comíamos al medio día. Eso como en el 2004, y de ahí
para atrás. [...] La contratación era por cosechas. Comen-
zábamos en enero, salía una parte en mayo o junio, que era
lo que se llamaba el despulgue, que todo el mundo tenía
temor, cuando nosotros veíamos, llegaba el doctor y ya sa-
bíamos que a la tarde ya cierta cantidad de personal no
iba a ir a laborar. Y él, donde se paraba, esa persona era la
que quedaba, entonces ya no sabíamos, porque como eran
piques y había mujer de lado y lado, donde él se paraba, ya
daba el aviso que iba a quedar. Y en la tarde todo el mundo
salía era mirando lista.

Había unas que trabajaban más, otras menos, pero las que
teníamos más tiempo, él nos dejaba, dependiendo también
la habilidad, o de la atracción física que él tuviera. Comen-
zaríamos de febrero a mayo, en junio él sacaba una parte.
Quedaba una parte hasta julio, cortaba y cogía agosto. Ya
en agosto, volvía a llamar. En julio sí salíamos todo el mun-
do. Quedaban únicamente los permanentes, entonces en
agosto volvía a llamar y nos podíamos pasar hasta media-
dos de diciembre, o a principios. No nos pagaban las pres-
taciones porque a pesar de que la empresa pagaba todo
eso, el señor manipulaba todo eso que no teníamos. Había
que esperar, mira cómo trabajaban la plata de nosotros los
estacionales, porque de hecho al salir la empresa tuvo que
haberles pagado a ellos todo, y nosotros por la necesidad
de volver a entrar que teníamos, por tener el poquito de
sustento en nuestros hogares, teníamos que esperar todo
eso y nunca nos quejábamos.

Las precarias condiciones y los abusos laborales fueron


detonante un par de años más tarde, de un fuerte proceso
de organización y consolidación de la seccional Barran-
quilla, en momentos cuando Tabacos Rubios y Cicolta S.A
inician su fusión con Coltabaco, para ser parte luego de la
Philip Morris International.

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El vaquero compra al indio (2005 – 2010)

Capítulo 4
el vaquero compra al indio
(2005 - 2010)

Fotografía 19 – Montaje elaborado para la Voz del Pliego del año 2006

Luego de un proceso intenso de reestructuración, final-


mente Coltabaco pasó a manos del capital extranjero.
Philip Morris International, nueva dueña de esta empresa,
continuó implementando una serie de cambios para adap-
tarla al mercado mundial. Pese al contexto social y político
adverso en materia laboral, económica, y de derechos hu-

147
SUDOR Y TABACO II

manos, la Organización Sindical activó sus mecanismos de


movilización e incidencia, emprendiendo un proceso de
fortalecimiento como Sindicato de Industria. Así mismo, a
pesar de las políticas agresivas de PMI, Sintraintabaco lo-
gró mantener intacta su Convención Colectiva.

Coltabaco, ahora en manos de PMI


Luego de varios meses de trámites y procesos previos, el
25 de abril de 2005 los colombianos conocieron la noticia:
oficialmente Philip Morris International adquirió el 96%
de las acciones de Coltabaco. “En menos de dos horas,
la multinacional Philip Morris se quedó con el 96.65 por
ciento de Coltabaco, en una operación de 700.007 millo-
nes de pesos, la más grande en la historia de la Bolsa de
Valores de Colombia. La empresa ahora es la dueña del 51
por ciento del mercado del tabaco del país y, según sus di-
rectivas, espera desde aquí expandirse a Latinoamérica”46,
informó un día después el periódico El Tiempo.

Esta venta, en la que 61.414.222 acciones pertenecientes


en su mayoría al Grupo Empresarial Antioqueño fueron
negociadas a 11.398 pesos, incluyó también a las empre-
sas Tabacos Rubios S.A (encargada del proceso primario
del tabaco) y Cicolta (encargada de la comercialización
y distribución del producto final), las cuales habían sido
creadas anteriormente por Coltabaco como una manera,
según lo explica la Organización Sindical, de evadir la
Convención Colectiva de los trabajadores. El dinero de
esta venta fue canalizado por Colinversiones (empresa
creada con la escisión de Coltabaco), y junto con inver-
siones de Argos, fue creada la empresa de generación de
energía, Celsia.

Días después, en el órgano informativo La Hoja, Sintrainta-


baco se refirió así a la venta:
“Listo el negocio del año: con la adquisición del 96.5% de
las acciones, mediante la Oferta Pública de Adquisición
(OPA) la Philip Morris coronó definitivamente a la “novia
46 4/26/2005. El Pielroja ya pasó a manos extranjeras. El Tiempo.

148
El vaquero compra al indio (2005 – 2010)

bonita”. Excelente negocio para los señores accionistas,


pues recibieron por triplicado el valor de sus acciones,
pero además quedaron con la Compañía Colombiana de
Inversiones, empresa constituida en el 2001 con el 70%
de los activos que tenía Coltabaco en esa fecha y a ello le
agregamos las inmensas utilidades que durante 86 años
fueron pasando a sus bolsillos.

Se insiste por los funcionarios de Philip Morris que los


cambios proyectados serán para crecer y para mejorar, y
que en un año estarán produciendo el Marlboro, así como
seguir impulsando los productos bandera de Coltabaco, la
compra y fomento del tabaco, etc. Hasta ahí no habría nin-
gún inconveniente, el problema estriba en cuáles son los
cambios que pretenden introducir para hacer viables esas
políticas y si las mismas van a vulnerar los derechos y con-
quistas de los trabajadores”47.

Y es que precisamente los cambios comenzaron un día


después de la venta, cuando los integrantes de la junta
directiva de Coltabaco, tanto principales como suplentes,
presentaron “renuncia irrevocable” a sus cargos. Con ellos
salieron también los escoltas del presidente de la empre-
sa, Darío Múnera Arango. Este último fue protagonista en
la consolidación del portafolio de inversiones de Coltaba-
co, así como en todo el proceso de reestructuraciones y
finalmente, en la venta.

Ante los cambios que se avecinaban, el Sindicato reac-


cionó emprendiendo una serie de tareas. Además de los
trámites legales ante Ministerio de Trabajo y Superinten-
dencia de Sociedades (que como se reseñó antes, fueron
tareas principalmente administrativas, como derechos de
petición para obtener información de los trámites que ade-
lantaba ante Superintendencia, y a la vez, para que cum-
plieran la tarea de fiscalización en los procedimientos, que
permitieran asegurar las acreencias laborales de los tra-
bajadores), la Organización Sindical realizó una serie de
Asambleas generales a nivel nacional donde proclamaron
tres banderas de lucha: defensa de la Convención Colec-
tiva, defensa del derecho al trabajo en condiciones dignas
47 1/05/2005. La Hoja. Listo el negocio del año.

149
SUDOR Y TABACO II

y justas, y defensa de la Organización Sindical. Posterior-


mente, ante las situaciones dadas, proclamaron la bandera
de lucha por la defensa de la soberanía nacional.

Los cambios en Coltabaco

Fotografía 20 – Coltabaco, en su revista Panorama de enero, presenta la moder-


nización en la planta de Medellín para el año 2008.

Área de ventas y tercerización


Como se mencionó al finalizar el capítulo anterior, con el
objetivo de hacer la transición hacia Philip Morris Inter-
national, la empresa Cicolta S.A, encargada de la logísti-
ca, venta y distribución, se fusionó con Coltabaco. De este
proceso fueron pocos los trabajadores del departamento
de ventas que continuaron como trabajadores de Coltaba-
co. Desde entonces, este departamento se ha enfrentado
a un proceso continuo de reestructuración. Alex Polo, tra-
bajador de esta área en Barranquilla, y directivo de Sin-
traintabaco, explica la manera en que se han desarrollado
estos cambios:
“Cuando éramos Cicolta, estábamos los vendedores y la
parte operativa, que éramos cajeras, bodegueros (en mi
caso), archivos, conductores. Todo eso era Cicolta. El ven-

150
El vaquero compra al indio (2005 – 2010)

dedor era el mismo que te pegaba la publicidad y te ven-


día el cigarrillo en los puntos de ventas. [...] esta empre-
sa para nosotros era como una empresa fachada, ya que
todo lo que tenía que ver con producción de cigarrillos y
todos los planes y estrategias de ventas, eran manejadas
por Coltabaco. Cuando llega PMI, se da la fusión, y desa-
parece Cicolta, saliendo la mayor parte del personal, que
era prácticamente la parte operativa de las ventas. Los que
quedamos pasamos a Coltabaco, entre julio y agosto del
año 2005. Sin embargo, duramos un período ejerciendo las
mismas funciones en la bodega, pero ya como Coltabaco y
beneficiados de la Convención Colectiva que traía Colta-
baco, porque aunque Cicolta era de Coltabaco, nosotros no
nos beneficiamos de la Convención Colectiva de trabajo,
por esto como dije, la denominábamos una empresa facha-
da. La Compañía en ese tiempo decide acabar con la ope-
ración logística de la bodega y se acabó mi puesto, pero las
pocas personas a las que nos dieron continuidad pasamos
al departamento de ventas desarrollando diferentes activi-
dades, algunos entraron como ejecutivos de venta directos,
otros entramos como... en ese momento se llamaba mer-
chandiser”.

Para poder realizar estas reestructuraciones, la empre-


sa empezó a salir del personal, por medio de despidos y
arreglos. El objetivo final era la tercerización de este pro-
ceso a través de distribuidoras, pues para entonces Colta-
baco, con Cicolta, vendía los productos a mayoristas y por
segmentos de mercado. Con el cambio, la distribución y
venta del producto pasaron a ser manejadas por distribui-
doras y personal tercerizado. De acuerdo al nuevo modelo
implementado por PMI, muchos de los que quedaron con-
tratados directamente por Coltabaco, no se desempeña-
ban como vendedores:
“Ellos decían: no podemos manejar las operaciones así
como se manejan, entonces tú, vendedor, ya deja de serlo y
pasa a ser ejecutivo... o te daban otro nombre para el cargo,
como ejecutivo, desarrollador de negocios... entonces tú no
eres el que va a ir a vender sino a persuadir a un cliente
para que se dé la venta cuando lo visite el distribuidor. Mi
trabajo entonces, por ejemplo, es ir a persuadir al cliente y

151
SUDOR Y TABACO II

también montar planes, incentivos, y todo, ese es el trabajo


de nosotros como tal”, detalla Polo.

El cambio en la estructura de trabajo implicó un trabajo


por área, denominada territorio, y no por segmento de
mercado (almacenes, chazas, mayoristas), como era hasta
ese momento. En el caso de Polo, actualmente este tiene
una zona asignada dentro de la ciudad por la cual respon-
de. Allí tiene asignados tres vendedores, a quienes debe
hacer acompañamiento y seguimiento para que los obje-
tivos sean cumplidos. Sin embargo, durante estos años, su
cargo ha cambiado varias veces de nombre y de objetivo:
de merchandiser pasó a llamarse desarrollador de nego-
cios, y posteriormente ejecutivo de territorio.

Así mismo, desde entonces ha visto pasar por su departa-


mento de ventas a seis gerentes, por los cambios y los pro-
yectos de reestructuración. Cabe destacar también que
para PMI no funcionaron muchos de sus primeros cambios,
principalmente por la falta de control sobre el producto fi-
nal y el proceso de distribución, lo que los llevó a perder
participación en el mercado, por lo que hoy en día la venta
se realiza igualmente con personal tercerizado, pero con-
trolado dentro de las instalaciones de Coltabaco.

Con la transición, para los trabajadores que quedaron con-


tratados directamente mejoraron considerablemente las
condiciones laborales y salariales, dado que con la fusión
pudieron integrarse al Sindicato, como se detallará más
adelante, y lograr que se les fuera aplicada la Convención
Colectiva de Trabajo.

Estacionales: concentración y modernización del proceso


primario
Igual que como sucedió con Cicolta, Tabacos Rubios, en-
cargada del proceso primario del tabaco, se unificó con
Coltabaco de cara a la transición a PMI. En este caso, la
reestructuración implicó principalmente un proceso de
modernización en la maquinaria, con lo que a más bajos

152
El vaquero compra al indio (2005 – 2010)

costos, y con menos personal, se pudiera generar mayor


producción. En este mismo sentido, se centralizó el proce-
so en Barranquilla, se eliminó el tratamiento de la hoja de
tabaco en San Gil, y la reclasificación en Capitanejo, pues
esta se la asignaron al cultivador.

Nelvis Heredia, estacional en Barranquilla, resume así las


reestructuraciones vividas a partir de la venta a PMI: “con
la llegada de la multinacional se creía que íbamos a tener
más trabajo, pero no fue así, porque ellos comenzaron a
modernizar los equipos y con la nueva tecnología a des-
plazar la mano de obra. Cuando yo empecé éramos casi
150 personas. Yo empecé en 1992 y éramos cantidades de
personas. Hoy en día no somos ni la mitad. Somos 65 esta-
cionales”.

Le suma además otro factor: “Ellos no solamente nos han


desplazado con la tecnología, sino también con la terceri-
zación, porque antes todo... el que barría, el que pintaba,
el que construía... todo era con personal estacional, o sea,
teníamos ese grupo grande de estacionales, en muchas
funciones. Hoy prácticamente hemos sido desplazados
por la tercerización y la tecnología”.

Con la llegada de maquinaria más moderna, explica Nel-


vis que han pasado de procesar 3500 kilos de tabaco por
hora, a procesar, a 2016, 5200 kilos, y hoy por hoy 8500
kilos, con la proyección de seguir aumentando. Si bien se
trata de procesos más ágiles, esto ha implicado, como se
decía, menos personal por menos tiempo de trabajo, que
para el caso de un estacional implica menos meses de tra-
bajo durante el año y menos ingresos.
“Ahora trabajamos seis meses por año, y es lo que tenemos
que coger. Si a mí me sale un trabajo todo un año, yo me voy,
pero no lo voy a encontrar ni por un año, ni por un mes ¿Tú
sí crees que yo a mis 48 años toco la puerta, y si la toca una
jovencita, a cuál de las dos le dan el trabajo? Eso es lo que
nos ha estado generando la tercerización, porque yo gano
X o Y cantidad, mientras tanto, si una joven va, como tiene
la necesidad... le pagan por debajo del sueldo, aunque te

153
SUDOR Y TABACO II

duela, pero no, yo lo voy a coger porque yo los necesito. En-


tonces mira cómo nos ha ido acabando esta multinacional
con cada una de sus políticas macabras”.

Recuerda Nelvis que cuando ingresó a la Compañía, en


1992, el área de desvenado era la más grande; tenía 54
personas en total -45 tratando la hoja, cuatro mujeres ba-
rriendo, y cinco mecánicos-, y hoy en esta área solo que-
dan siete personas realizando el mismo proceso.

La política de la empresa para sacar el personal fue la de


implementar planes optativos para los permanentes. Debi-
do a estos cambios fomentados por PMI, en total quedaron
65 estacionales pero pocos permanentes, entre los cuales
hay administrativos -antes supervisores y hoy auxiliares-,
y mecánicos. Algunos permanentes hicieron arreglos de
acuerdo a su antigüedad. En el caso de los estacionales,
los menos antiguos no fueron llamados, y aún hoy se en-
cuentran en un listado de espera.

Para Nelvis, todas las violaciones a sus derechos laborales


son la motivación para que hoy haya un 90% de trabaja-
dores sindicalizados entre estacionales y permanentes, a
quienes se les suma también personal de ventas. Como se
desarrollará más adelante, esta seccional Barranquilla fue
constituida en 2006 luego de la fusión de Tabacos Rubios y
Cicolta con Coltabaco.

En el caso del departamento de Santander, dadas las difí-


ciles condiciones que afrontaban los estacionales en esta
región del país en materia de contratación, la Organización
Sindical logró llegar en 2006 a un acuerdo con la empresa
para que aproximadamente 60 estacionales de Santander
(San Gil y Capitanejo) salieran del listado de contratación,
con el pago de hasta 12 años del salario mensual y la segu-
ridad social. Esto, sin embargo, conllevó a la centralización
del proceso primario en Barranquilla, y su reducción total
en esta región santandereana.

Pilar Bautista, quien fue trabajadora estacional y dirigen-


te sindical de la seccional San Gil, explica que para este

154
El vaquero compra al indio (2005 – 2010)

momento las bocas de compra quedaron únicamente en


Barichara y en Villanueva, Santander. En San Gil solo se
compraba los viernes.
“Solo como unos diez no tuvimos el beneficio que se lo-
gró con el arreglo, porque nos necesitaba la empresa, y nos
daba la opción que cuando no hubiera más trabajo podía-
mos entrar a un grupo de los que se habían beneficiado
del acuerdo, podía ser de los de diez o de los de doce años,
hasta que uno tuviera el tiempo para la jubilación. Todavía
hay unos trabajando de los antiguos que no se han pen-
sionado. Pero ahí sí metieron gente nueva, gente por coo-
perativa, porque nosotros éramos de aseo, servir tintos, y
muchas veces servir de carteros. Hasta el 2010 que llegó
por cooperativa y salimos nosotros”, cuenta Pilar.

En el caso de Capitanejo, Armando Báez explica cómo fue


su proceso:
“Cuando llega PMI, dicen que a los vendedores no nos ne-
cesitaban, entonces yo salgo como en el 2006, pero el señor
Ricardo Almeida, que era para ese entonces el administra-
dor, me comenta que los obreros antiguos que había en
Coltabaco, habían viajado a San Gil a una reunión, para ha-
cer un arreglo, entonces él me dice que si no me daba pena
trabajar como obrero estacional, yo le dije: no, tranquilo, de
todas maneras trabajar con Coltabaco, pues es bueno. En-
tonces empiezo prácticamente a trabajar por tiempo, por
unos días sin contrato y sin nada, o sea, sólo el día.

De ahí ya Sintraintabaco empieza a decir que al haber arre-


glo en San Gil, las personas que estábamos en Capitanejo,
teníamos que ingresar con todas las de la ley, directamente
por la empresa, entonces nos hacen como una selección
allá en Capitanejo, y yo quedo en la cuadrilla más antigua,
éramos aproximadamente, en ese entonces, unas 16 per-
sonas en las bocas de compras. De ahí pues, ya con PMI se
empieza a reducir personal. Saca a las dos señoras que to-
maban el peso de los bultos de tabaco y anotaban la clase
de tabaco, a una señora que tomaba muestras de la hume-
dad del fardo del tabaco... a un comprador también lo sa-
can para otra agencia, y queda un solo comprador. También
sacan a tres estacionales más de la boca de compra y a dos

155
SUDOR Y TABACO II

de las tres señoras del aseo de bodega; la que queda luego


sale pensionada y es reemplazada por un tercerizado. En
estos momentos somos un comprador y cinco obreros, o
sea que han sacado diez trabajadores”.

A partir del 2010 hay cambios estructurales en el departa-


mento de compra de tabaco a nivel nacional. La empresa
tenía dividido el territorio por regiones productoras de
tabaco, donde se destacan las zonas de Santander, el cen-
tro y sur del país. En cada zona había un departamento de
compra de tabaco, que era el punto donde el cultivador
llevaba el producto, se clasificaba y se le pagaba. Era una
relación directa empresa cultivador, a través del compra-
dor. Coltabaco como capital nacional ya había realizado
algunos cambios en este sentido, por ejemplo, la elimina-
ción de algunas bocas de compra y su centralización en
otras regiones, es así que, de 23 que existían a nivel nacio-
nal, Coltabaco cerró 13 puntos de bocas de compra.

Con la presencia de la PMI en Colombia, se continuó la


política de centralización y se realizaron ajustes más seve-
ros. La política trazada para este caso fue la de eliminar los
centros de compra y trasladarle la clasificación y el em-
pacado del tabaco directamente al cultivador, para luego
recogerlo en el punto de cultivo y enviarlo directamente a
la planta de procesamiento en Barranquilla. Esto originó
el cierre de varias bocas de compra, al punto que, de las
diez que recibió, solo quedan dos, una en Villanueva y otra
en Capitanejo.

El efecto es por lo tanto la reducción del personal y los


incrementos en costos para el cultivador de tabaco, por las
distancias y desplazamientos a la hora de venderlo. En el
2011, finalmente, se dio el cierre de la planta de San Gil,
y la Organización Sindical logró reubicación de personal
en la agencia de Villanueva, en donde quedó la compra y
despacho del tabaco, así como el centro de investigación
del tabaco. También logró el traslado de cinco trabajado-
res para Medellín.

156
El vaquero compra al indio (2005 – 2010)

Cierre de Litografía, Contabilidad y Finanzas


Como parte de la política de cierres y tercerización im-
plementada por PMI, en el año 2007 se dio el cierre de
Litografía, departamento encargado de toda la impresión
de marquillas, cajetillas, etc. John Jairo Arboleda explica
cómo se vivió ese momento:
“Al capital internacional no le interesa ese producto por-
que ellos dicen: la razón social nuestra es hacer cigarrillos
y no cajetillas, eso hay mucho quién lo haga. Coltabaco
de pronto lo hizo en su momento, cuando no estaba muy
desarrollada la tecnología de la imprenta. Uno de los pri-
meros cambios de la PMI es cerrar la litografía. Ahí había
unos 60-65 trabajadores, unos muy antiguos, y algunos con
retroactividad de cesantía por su antigüedad y que no se
pasaron al régimen nuevo. Después de muchas diferencias
que tuvimos, la empresa cierra la litografía, y para que la
gente aceptara que ese cambio era una necesidad ofreció
un bono de traslado de nueve millones, que lo llamó bono
de desarraigo. Lo ofreció para los que no tenían estabili-
dad, acompañado del ofrecimiento de reubicación en la
producción. Ahí la empresa no mostró despidos sino que
mostró plata y trabajo. Y otros, los más antiguos, salieron
por el plan optativo. Los que quedamos, aunque teníamos la
opción de arreglar e irnos por la tabla de indemnización, o
que nos dieran cualquier peso más, optamos por el empleo.
Pero lo importante para la empresa era salir de la gente. En
últimas logramos que unos 25 se quedaran, otros salieron
por antigüedad y los otros fueron reubicados en las dife-
rentes secciones, principalmente en producción. Entonces
ahí inicia la política administrativa de PMI, y empieza a eje-
cutar un plan, que nosotros denominamos el proyecto de
reestructuración”.

En el balance realizado en el órgano informativo La Hoja48,


la Organización Sindical manifestó que era imposible ha-
blar de un resultado positivo, pues se trataba de más de
45 fuentes de empleo difíciles de recuperar en el tiempo.
Sin embargo, consideró que aunque no fue posible parar
dicho cierre, lograron salir con inteligencia de las cuatro
paredes de litografía, para atacar la política central de la
48 1/09/2007. La Hoja. Cierre de la Litografía.

157
SUDOR Y TABACO II

multinacional, acabando con el manejo que la empresa le


venía dando al tema de reemplazos y escalafón. Así pues,
en dicho momento valoraron que este suceso dejaba gran-
des experiencias para el presente inmediato y el futuro,
entendiendo que se pusieron por encima las banderas de
lucha de la Organización.

Posterior a este cierre, en el 2008, se dio el traslado de


Contabilidad y Finanzas para Argentina, dejando por fue-
ra a los trabajadores de esta área, que estaba muy ligada a
la dirección de la Compañía. Allí había pocos trabajadores
afiliados y por fuera de la Convención Colectiva, sin em-
bargo, la Organización Sindical decidió acompañar a estos
trabajadores afectados. Así lo recuerda Reinaldo Medina:
“Mejoramos algunas condiciones y demandamos poste-
riormente. A la postre se perdió. Se buscaba la aplicación...
como estaban fuera de convención algunos de ellos, que
fuera la tabla convencional que sabemos que es mucho más
considerable que la de ley, pero en los tribunales se perdió.
Sin embargo, se hicieron acciones importantes también de
denuncia. Actualmente [a 2017] se siguen los cierres. De
los traslados algunos a Argentina y otros a México. En este
momento está en proceso de terminación de lo que es ca-
dena de suministros, que es digamos para compra y toda
esta cuestión, y de, incluso, algunas secciones en materia
de la dirección. Me explico. El departamento de calidad, de
laboratorio... igualmente eso ya va a ser manejado desde
México”.

Despidos, planes optativos y polivalencias


Como vemos, esta oleada de cambios y cierres se recogió
entonces en una agresiva política de despidos, que arran-
caron con el proceso de tecnificación y modernización de
la planta y las instalaciones físicas. Pero esta reestructu-
ración del aparato productivo además se hizo de la mano
con la aplicación de las políticas de polivalencias. Así, no
solo era necesario reemplazar el personal antiguo por
uno que acceda a más trabajo por más bajos salarios, sino
que en el camino ha habido una reducción considerable
del personal empleado. Esto lo demuestran los números,

158
El vaquero compra al indio (2005 – 2010)

dado que en la era de PMI se han perdido, producto de las


polivalencias y la reconversión industrial, más de 750 em-
pleos, entre despidos, planes optativos y pensiones, por-
que el personal que sale no es reemplazado.

Esto se explica si observamos que de una clasificación de


210 oficios en la curva salarial, la empresa pasó a una de
14. “Te juntaron tres, cuatro, cinco oficios en una categoría,
o sea, se crearon categorías y les dijeron: esta es la suya, y
le aumento cinco pesos más, pero le recogí cinco oficios.
Era supuestamente un ascenso y un salario mejor, pero lo
real fue que se generó una sobrecarga de trabajo, despla-
zamiento de mano de obra y despidos”, detalla John Jairo
Arboleda.

En el 2007, siguiendo la política de polivalencias, varios


oficios fueron recogidos en las categorías 24, 27 y 32. En
2007 y 2008 se presentaron las dos primeras olas de pla-
nes optativos o planes de retiro, en ambos casos dirigidos
a personal antiguo o enfermo. En la misma lógica de rees-
tructuración y aplicación de las polivalencias la Compañía
reorganizó el trabajo, migrando hacia uno por células, lí-
neas o procesos. Por ejemplo, la elaboración de empaque-
tado se juntó con los procesos de producto terminado.

En el 2009, además de presentarse un nuevo plan de reti-


ro, la estrategia de la empresa fue cooptar o debilitar a la
Organización Sindical. Este nuevo plan cobijó a 79 trabaja-
dores, de los cuales 62 aceptaron: 49 de ellos eran de Me-
dellín, y cuatro eran directivos de la Organización Sindical.
Por lo tanto, Sintraintabaco envió una carta a la empresa
indicando que en los planes optativos no fueran tenidos en
cuenta directivos del Sindicato, pues el fuero pertenece a
la organización y no al individuo.

En este mismo año la empresa ofreció a directivos sindi-


cales pasajes para conocer la planta de México y oficinas
dentro de la empresa para su funcionamiento, pero estos
para no comprometerse no aceptaron. Debido a estos su-
cesos, la Empresa y el Sindicato firmaron un acuerdo mar-

159
SUDOR Y TABACO II

co donde la empresa se comprometió a respetar el libre


derecho de asociación y a la Organización Sindical, sacan-
do de estas propuestas a directivos sindicales.

Para este momento, Sintraintabaco ubicó unos ejes centra-


les en las políticas de PMI: además de estar dirigidas a los
despidos, planes optativos, reestructuración física y tecno-
lógica de la planta, cierres de plantas y agencias, el propó-
sito central fue desarticular la Organización Sindical, pues
su estrategia buscaba neutralizar su acción, restarle fuerza
y voz para reducir el conflicto y así poder realizar los cam-
bios que pretendía.

La disputa por el mercado del tabaco en Colombia

Fotografía 21 – Mitin de respaldo al pliego de peticiones en Coltabaco. Fue el


primer pliego presentado a la multinacional Philip Morris. Medellín, 2006.

Ley antitabaco

Desde el 2006, enmarcándose al parecer en la discusión


propuesta por la OMS, que tomó forma con el Acuerdo
Marco para el Control de Tabaco aprobado en el 2003,
el presidente de PMI en Colombia, Jon Ruiz, presentó un
anuncio que fue considerado como revolucionario, pero
que para Protabaco no sería más que un golpe que la de-
bilitaría: PMI estaba decidida a impulsar y apoyar el pro-

160
El vaquero compra al indio (2005 – 2010)

yecto de ley que se tramitaba en el Congreso de la Re-


pública para regular el consumo del cigarrillo en el país,
principalmente en los jóvenes; quería además que en este
se incluyera un artículo que definiera un precio mínimo de
venta promediando el valor de los cigarrillos al público.

Para Jaime Humberto Delgado, gerente de Protabaco, PMI


no tenía las buenas intenciones que esgrimía en sus argu-
mentos, pues esto solo le serviría para ganar más mercado
en el país a costa de las marcas nacionales de más bajos
precios, como las manejadas, precisamente, por Protaba-
co.

Sin embargo, más allá del lobby hecho por PMI, la Ley An-
titabaco que acogió las sugerencias del Acuerdo Marco
fue aprobada en el 2009, y tuvo como objetivo principal
prevenir los daños en la salud de los menores de edad y
de población no fumadora, así como prevenir el consumo
del tabaco y contribuir al abandono de la dependencia en
los fumadores.

Algunas de las medidas más importantes, en ese sentido,


fueron la prohibición de la venta a menores de edad, la
implementación de espacios 100% libres de humo, con
la prohibición del consumo de cigarrillos en lugares ce-
rrados o públicos. Así mismo, reguló la publicidad y em-
paquetado del tabaco, para que allí se incluyeran las ad-
vertencias sanitarias e información sobre los efectos del
consumo de cigarrillo. También prohibió a las empresas
tabacaleras patrocinar cualquier tipo de eventos, en espe-
cial deportivos o culturales, con el fin de promocionar sus
productos o el consumo del tabaco.

Según lo explica Guillermo Álvarez, Presidente Nacional


del Sindicato, a partir de que los países empezaron a aco-
ger el Acuerdo Marco, se dio una concentración del mer-
cado. Los empresarios tabacaleros nacionales se dieron
cuenta que no tenían forma de competir con las multina-
cionales más grandes del mundo, y vieron en ello un pe-
ligro para su estabilidad económica y de mercado, lo que
los llevó a vender sus empresas a estas multinacionales,
especialmente a la PMI y BAT.

161
SUDOR Y TABACO II

“Otra de las consecuencias de estas políticas fue la concen-


tración de la producción. En el caso de PMI, que compró
Coltabaco, esta llegó a tener 80 fábricas en más o menos
unos 60 países; en el caso de BAT, tenían mercado en alre-
dedor de 180 países. Esta situación se prestó para que las
dos multinacionales se volvieran un duopolio a nivel mun-
dial, con el mercado muy bien repartido. Sin embargo, a
partir del 2008 lo que hacían era comprar y cerrar, por eso
hoy en el caso de PMI sólo tienen 35 fábricas”, puntualiza
Álvarez.

PMI intenta comprar a Protabaco


En el intento por ganar mayor participación en el mercado
nacional, en el 2009 Philip Morris International anunció la
compra de Protabaco, segunda empresa tabacalera más
grande del país después de Coltabaco, por un valor de
452 millones de dólares. Dicha transacción, sin embargo,
quedó sujeta a la aprobación de la Superintendencia de
Industria y Comercio (SIC). Como explica Gilberto Mon-
taño, trabajador de Protabaco afiliado a Sintraprotabaco,
a esa fecha el mercado nacional estaba aproximadamente
de la siguiente manera: Coltabaco-PMI tenía un 50% del
mercado; la BAT tenía un 27% del promedio de la venta
de tabaco, y Protabaco tenía entre un 18% y 20%. Con la
compra de Protabaco, PMI quedaba con alrededor del 70
u 80% del mercado, consolidándose como un monopolio.

BAT era la segunda oferente en este negocio, y la decisión


no sería muy favorable para ella, pues al tener ese porcen-
taje en el mercado, PMI quedaba con una posición predo-
minante que le permitiría imponer precios y fortalecerse
como su competidora. Por eso, BAT fue la primera en obje-
tar ante la SIC, y finalmente el negocio no pudo progresar,
dejando así libre el camino para que Protabaco pudiera
pasar a manos de la BAT. En el órgano informativo La Hoja
se registró así este suceso:

162
El vaquero compra al indio (2005 – 2010)

“Mediante resolución 29937 proferida el 11 de junio por


la Superintendencia de Industria y Comercio, se objetó la
compra de Protabaco por parte de la multinacional Philip
Morris, anunciada desde julio del año pasado, ello por los
términos y condiciones que se habían establecido en el
negocio y que según la Superintendencia, quedaba mono-
polizada la producción tabacalera en detrimento de culti-
vadores, al ser objeto de imposición de precios y también
para los consumidores, que se verían sometidos a los va-
lores del mercado impuestos también por Philip Morris”49.

Según Gilberto Montaño, para ese momento las organiza-


ciones sindicales tuvieron varios encuentros con los direc-
tivos de la Compañía, en los que analizaban que el peor
final para ellos como empresa es que esta fuera adquirida
por la BAT, dado el referente de compras que tenía a nivel
mundial: esta más que comprar una empresa, compraba
sus marcas y mercados, desapareciendo la producción lo-
cal, por lo que para Protabaco era preferible que PMI fuera
su compradora. Esto, sin embargo, ya no sería posible por
dicha resolución emitida por la SIC.

Impactos de la apertura económica

Privatización, inversión extranjera y TLC


La reestructuración del Grupo Empresarial Antioqueño -
GEA, la escisión de Coltabaco y su posterior venta a PMI
no fueron casos aislados de lo que venía sucediendo en
el país y en el mundo en materia económica. “La acele-
rada globalización económica de los últimos 20 años ha
impulsado dos fuertes tendencias estratégicas entre las
grandes empresas del mundo: el desmantelamiento de los
conglomerados muy diversificados y la consolidación de
las industrias. Por la primera, las empresas escogen unos
pocos negocios nucleares en los que concentran todos sus
esfuerzos y desinvierten en los demás; por la segunda, en
buena parte como consecuencia de lo anterior, las dife-
rentes industrias van quedando cada vez en manos de un
menor número de competidores”, explicó Francisco Pie-
49 1/07/2010. La Hoja. Aplazada compra de Protabaco.

163
SUDOR Y TABACO II

drahita, rector de la universidad Icesi, en un artículo publi-


cado en la revista Semana en diciembre de 200450.

Bajo esta lógica, entre muchos otros ejemplos, el Grupo


Santo Domingo vendió Avianca a Sinergy Group, conglo-
merado de German Efromovic; Movistar adquirió la ope-
ración de Bellsouth en Colombia; Corona adquirió una
decisoria participación en la Compañía de porcelanas
Mansfield en Estados Unidos; Exxon-Mobil regresó a la
explotación de petróleo en Colombia y Bavaria fue vendi-
da a SABMiller. Por otro lado, Coltejer, acudiendo a la Ley
550, de reestructuración empresarial, presentó una fórmu-
la para ser liquidada y luego vendida a la mexicana Kaltex.

Otro fenómeno económico y político se estaba viviendo


para esta época: bajo el argumento de la ineficiencia del
sector público, desde principios de los años 90 empezó un
proceso de privatización de las empresas nacionales esta-
tales, profundizado en el gobierno de Álvaro Uribe Vélez.
Este último, en su primer mandato, además de materializar
la venta de Granahorrar, de Bancafé —último banco esta-
tal y antiguo banco de los cafeteros—, y de Ecogas, logró
vender 51% de las acciones de Telecom (o Colombia Te-
lecomunicaciones) a Telefónica de España.

Ya la Organización Sindical, meses antes, se había referi-


do a esta situación en su órgano informativo La Hoja, ma-
nifestando que las empresas del Estado no pertenecían
al Gobierno de turno sino a todo el pueblo colombiano:
“Siguiendo fielmente las imposiciones del amo del norte,
contenidas en el mandato privatizador del Consenso de
Washington, que ordena la venta de los recursos del esta-
do, para superar el déficit fiscal, el gobierno uribista pro-
sigue con la política entreguista del patrimonio nacional
que con tanto esfuerzo y por tantos años hemos construido
los colombianos”.

A este momento político y económico se sumó la firma del


Tratado de Libre Comercio entre Colombia y Estados Uni-

50 19/12/2004. Los grandes negocios del año. Francisco Piedrahita.


Revista Semana.

164
El vaquero compra al indio (2005 – 2010)

dos en 2006, luego de más de dos años de negociaciones.


Aunque no entró en vigencia hasta el 2012, continuó po-
niendo en el debate el asunto de la soberanía nacional.

Acto legislativo 01 del 2005  


Producto de esta balanza económica para el país, y como
parte de la implementación de las políticas neolibera-
les, fue aprobada la reforma pensional a través del Acto
legislativo 01 de 2005, con el cual el Gobierno pretendía
superar el déficit pensional. Esta reforma, que tuvo como
antecedente la Ley 797 de 2003, elevó a rango constitu-
cional algunas disposiciones ya existentes, modificando el
artículo 48 de la Constitución. Este Acto Legislativo homo-
geneizó requisitos pensionales, y como se mencionó en el
capítulo anterior, acabó con los regímenes de transición,
especiales y exceptuados, pero dejó vigentes los de la
Fuerza Pública y Presidente, que paradójicamente son los
de mayor peso fiscal en el sistema pensional. Lo cierto es
que además de representar “paños de agua tibia” frente a
la crisis, afectó considerablemente el bolsillo de miles de
colombianos, pues cambió los requisitos para pensión al
eliminar el régimen de transición establecido tras la Ley
100 del 93.  

La consolidación de la Seguridad democrática


En materia social y política, Colombia atravesaba uno de
los momentos más difíciles. Con la política de seguridad
democrática, la situación de derechos humanos en el país
seguía empeorando, pero paradójicamente la populari-
dad del entonces presidente Álvaro Uribe crecía expo-
nencialmente. Su discurso contra el narcotráfico y el te-
rrorismo no solo caló en algunos sectores élites del país,
sino también en los más empobrecidos, que redujeron sus
preocupaciones económicas y sociales a la derrota militar
de las guerrillas por parte del Ejército.

Tomó fuerza la denominación de enemigo interno, y toda


la población se polarizó alrededor de los amigos y enemi-

165
SUDOR Y TABACO II

gos de la patria. En ese sentido, por estar en contra de las


políticas estatales, muchos sectores de la sociedad, como
defensores de Derechos Humanos, organizaciones, movi-
mientos sociales y sindicales que abogaban por la salida
negociada al conflicto, periodistas que informaban desde
un punto de vista diferente al “oficial”, magistrados de las
Altas Cortes con la responsabilidad de investigar irregu-
laridades, y gran parte de la población civil, fueron objeto
de persecución y catalogados como cómplices, simpati-
zantes o aliados del terrorismo.

Ejecuciones extrajudiciales y violaciones a los DDHH


Fue de esta manera que los ataques a la población civil
se incrementaron, tanto así que para el año 2005 Sintrain-
tabaco denunció en La Hoja que durante ese periodo la
seguridad democrática había representado ya la muerte
en ejecuciones extrajudiciales de 1794 colombianos, la
desaparición forzada de 244, el asesinato de 109 dirigen-
tes sindicales, la tortura de 303 ciudadanos y el secuestro
de 17, así como miles de amenazas51. Para el 2010, Según
el Banco de datos de Derechos Humanos SINDERH de la
Escuela Nacional Sindical52, las cifras solo para los sindica-
listas serían de la siguiente manera:

A nivel nacional preocupaba además un tema: “toda la


ilegalidad que emanaba del Gobierno tuvo impactos se-
51 1/10/2005. La Hoja. Democracia prisionera.
52 6/08/2010. Violencia antisindical e impunidad durante los 8 años
del Gobierno Uribe. AIL – ENS.

166
El vaquero compra al indio (2005 – 2010)

rios en los derechos humanos de la población, y estuvo


íntimamente relacionada con la práctica de los asesinatos
ilegales e intencionales de civiles por parte de fuerzas es-
tatales. En la “lógica del todo vale” que justificó la alianza
con las estructuras narcoparamilitares, fue frecuente que
se utilizaran las personas asesinadas por grupos parami-
litares para que mandos militares pudieran mostrar re-
sultados positivos y reconocimiento del Gobierno por su
desempeño en el curso de la guerra”. Así se registró en
el informe Ejecuciones extrajudiciales en Colombia 2002-
2010, presentado por el Observatorio de Derechos Huma-
nos y Derecho Humanitario de la Coordinación Colombia
Europa Estados Unidos- CCEEU53, en donde además se
explica que todo el sistema perverso de incentivos y san-
ciones impulsado por el gobierno de Uribe, para mostrar
éxito en su combate a las organizaciones insurgentes, fue
el que llevó a actuar por fuera de la legalidad a la Fuerza
Pública.

Aunque en este informe se registran alrededor de 3000 ca-


sos de ejecuciones extrajudiciales, o falsos positivos como
comúnmente se denominó esta práctica, recientes inves-
tigaciones como la publicada por el oficial retirado de la
Policía, Omar Eduardo Rojas, y titulada Ejecuciones extra-
judiciales en Colombia, 2002-2010. Obediencia a ciegas en
campos de batalla ficticios, registran aproximadamente
10.000 de estos casos.

Reelección presidencial
En medio de esta situación, era claro que el ascenso y
permanencia en el poder se hacía por medio de estra-
tegias ilegales y alianzas con estructuras paramilitares y
mafiosas, quienes desde la elección presidencial del 2002
manifestaron su apoyo e incidencia en los resultados elec-
torales. Así mismo, “Para la reelección del año 2006, el
Gobierno hizo cambiar la Constitución Política apelando
a prácticas ilegales para torcer la voluntad del Congreso
53 2013. Ejecuciones extrajudiciales en Colombia 2002-2010. Observa-
torio de derechos humanos y derecho humanitario. CCEEU

167
SUDOR Y TABACO II

para que aprobara una Reforma Constitucional que solo


a él lo beneficiaba, hechos por los cuales se encuentran
investigados varios de sus ministros y altos funcionarios
de Presidencia”, según registró el mismo informe de la
CCEEU.

Se refiere esto al escándalo que se destaparía un par de


años después, en el 2008, producto de las declaraciones
de la exrepresentante a la Cámara Yidis Medina en las que
reconoció que recibió prebendas políticas, de tipo buro-
crático, a cambio de apoyar y dar su voto favorable en el
proyecto de reforma constitucional que permitió la reelec-
ción presidencial de Álvaro Uribe Vélez. Esta reforma fue
aprobada en noviembre de 2004 por el Congreso de la Re-
pública y declarada exequible por la Corte Constitucional
en octubre de 2005.

Para las elecciones presidenciales del 2006, por primera


vez en la historia un presidente en ejercicio sería candi-
dato. Por otro lado, se logró una amplia coalición de iz-
quierda, con una alianza entre el Frente Social y Político
y el partido Alternativa Democrática que dio nacimiento
al Polo Democrático Alternativo - PDA. Allí se agruparon
diversos sectores sociales, de izquierda, académicos y
algunos desmovilizados del M-19. Carlos Gaviria era el
candidato presidencial por este partido, y la bandera era
ser alternativa a las políticas de gobierno de Álvaro Uribe
Vélez durante su primer mandato.

El movimiento social en su mayoría rodeó al PDA, y Sin-


traintabaco, mediante Asamblea Nacional de Delegados,
tomó la decisión de afiliarse y apoyar la candidatura pre-
sidencial de Gaviria. Así lo registró en el boletín La Pica-
dura: “Sí, este 28 de mayo tendremos la gran oportunidad
de expresarnos a través de las urnas a favor de un cambio
en el manejo político y social del país. Los sectores margi-
nados y excluidos por fin podremos respaldar con nuestro
voto a un hombre ético, transparente, sencillo y sensible
a esa grave situación de pobreza que en más de un 63%
sufre la población colombiana. [...] Votar el 28 de mayo por

168
El vaquero compra al indio (2005 – 2010)

Carlos Gaviria Díaz es votar por un programa de gobierno


que incluye al pueblo [...]”54.

Pese a esta amplia coalición, en el 2006 resultó electo nue-


vamente en primera vuelta Álvaro Uribe, con el 62.2% de
los votos. Sin embargo, la votación para la izquierda fue
histórica, logrando un 22.02% del total de la votación, con
2.613.157 votos, lo que empezó a perfilar y fortalecer, me-
dianamente, la oposición en el país.

Prácticas de ilegalidad y escándalos


Meses después de la reelección presidencial, en noviem-
bre, empezó a salir a la luz pública la primera información
que daba cuenta de los vínculos con paramilitares que sos-
tenían varios congresistas de la coalición uribista, lo que
desató el escándalo de la parapolítica. A partir de esto,
varios de los jefes paramilitares desmovilizados empeza-
ron a dar versiones libres ante la Unidad de Justicia y Paz
dando cuenta de dichos vínculos. Según el portal Verdad
Abierta “60 casos corresponden a representantes a la Cá-
mara y 56 a senadores de la República. A nivel de partidos
políticos, la coalición uribista o partidos en alineación con
el uribismo han reportado el mayor número de congresis-
tas procesados por sus vínculos con paramilitares”55.

En ese mismo sentido, según lo relata el informe de la


CCEEU, por medio de varios estudios al respecto la evi-
dencia concreta de que durante los dos periodos presi-
denciales de Uribe “este ascendió al poder y cogobernó
con los narcoparamilitares”, fue que alrededor del 92% de
los congresistas vinculados al escándalo hacían parte de
la colación que lo apoyó.

Un nuevo escándalo de ilegalidad no se hizo esperar. En


el 2009 salieron a la luz las primeras evidencias de las
“chuzadas” del DAS (Departamento Administrativo de Se-
guridad). Se trataba de interceptaciones ilegales que este
54 1/05/2006. La Picadura. Sintraintabaco le dice sí a la presidencia de
Carlos Gaviria Díaz.
55 27/07/2010. La ‘para-política’. Verdad Abierta

169
SUDOR Y TABACO II

organismo de inteligencia estaba realizando a las conver-


saciones de partidos políticos de oposición, integrantes de
ONG’s y de entidades de derechos humanos, periodistas,
y especialmente a magistrados de la Corte Suprema de
Justicia, principales investigadores de los casos de para-
política. Según se relata en algunos informes, Álvaro Uribe
recibía personalmente los audios de las interceptaciones.
Por el caso, fueron condenados varios altos funcionarios y
posteriormente, durante el siguiente Gobierno, fue decre-
tada la desaparición del DAS.

La ambición del entonces presidente por permanecer en


el poder trajo consigo una nueva práctica de ilegalidad.
Con el objetivo de lograr una nueva reelección para un
tercer periodo de Gobierno en el 2010, los subsidios dise-
ñados para fortalecer el desarrollo agrícola del país y apo-
yar a los productores afectados por los Tratados de Libre
Comercio, fueron desviados beneficiando a familias de te-
rratenientes y a aportantes de la campaña de Uribe Vélez.
Por estas irregularidades, en el 2010 debió someterse a la
justicia el entonces Ministro de Agricultura, Andrés Felipe
Arias, quien luego de empezar a destaparse el escándalo
y de que fuera negada la reelección, había renunciado a
su cargo para perfilarse como precandidato presidencial.

Movilización e incidencia sindical

Fotografía 22

170
El vaquero compra al indio (2005 – 2010)

Fotografía 23 – Durante movilización del 1º de mayo se usó el llamado Pulpo, en


modo de representación de los tentáculos de las multinacionales para golpear a
los trabajadores. Se simbolizó además la muerte de los derechos de los trabaja-
dores y de la industria nacional a causa de la entrada del TLC. Medellín, 2008.

A pesar de los cambios estructurales en Coltabaco tras la


llegada de PMI, y de la arremetida neoliberal, acompaña-
da de la guerra sucia y el atentado a los derechos huma-
nos a nivel nacional, Sintraintabaco emprendió diversas
acciones de resistencia, movilización y fortalecimiento de
su Organización:

Conformación seccional Barranquilla


Como se dijo, la unificación de Tabacos Rubios y Cicolta
con Coltabaco, permitió que tanto los estacionales como
los trabajadores de ventas pudieran beneficiarse con la
Convención Colectiva, sin embargo, esto fue posible gra-
cias a un proceso sólido de organización. En Barranquilla
el contexto era adverso pero propicio, debido a la infor-
malidad, alta violación a los derechos laborales, e intimi-
daciones que recibían las mujeres estacionales, que eran
mayoría en esta planta.

Nelvis Heredia fue una de las primeras en adelantar la lu-


cha por la conformación de esta seccional, porque como
ella lo recuerda, aunque sabían que sus derechos estaban

171
SUDOR Y TABACO II

siendo violados, necesitaban el trabajo, pero no tenían


quién los defendiera hasta ese momento. Además, pese
a llevar mucho tiempo como estacionales, en el momento
de la fusión el gerente en la planta les manifestó que para
el siguiente proceso ellos no entrarían. Entonces inicia-
ron las “reuniones clandestinas” para poder adelantar el
proceso de conformación de la seccional, con el acompa-
ñamiento de directivos de la Organización Sindical, y los
señalamientos y amenazas laborales por parte del gerente
Mauricio Botero no se hicieron esperar. Recuerda Nelvis
que:
“[…] tenía a la gente amedrentada. Por necesidad habían
muchas compañeras que llegaban donde el doctor y le de-
cían “se reunieron en tal parte, en la casa de tal persona”.
Entonces nosotros en pleno proceso, y el doctor mandaba
con una de las muchachas de la cafetería: “llámeme a fula-
no”. Como a meterte en la oficina, y a presionarte: “usted
está haciendo esto… por qué lo está haciendo… usted si es
sapa, chismosa… ya saben que la próxima no entran”. Nos
trató así, fue una cuestión de persecución, pero nosotros
éramos los de la necesidad, ya no le estábamos comiendo
cuento, a pesar de que había ese temor, porque era todos
los días”.

María Stella López fue una dirigente sindical nacional que


acompañó ese proceso. Su labor se había centrado en el
tema de la salud ocupacional en las plantas de produc-
ción, y hasta el momento era de las pocas mujeres perte-
necientes al Sindicato. María Stella explica que la mayo-
ría del trabajo con el tabaco, paradójicamente, sí es muy
femenino, o por lo menos lo que concierte al tratamiento
primario, dado que la mujer es más delicada y detallista
con la hoja de tabaco. Por eso no fue sorpresa para ella
llegar a Barranquilla en el año 2005 y encontrarse con una
mayoría femenina:
“Cuando yo llegué hicimos la reunión en una calle; en una
esquina acomodamos la silla. Llegó yo y el 80% eran mu-
jeres. Para mí fue una gran felicidad porque, más en esa
empresa y en esa época, el trabajo de la mujer siempre ha
sido despreciado, visto como inferior, etc. Estas son muje-

172
El vaquero compra al indio (2005 – 2010)

res muy trabajadoras, todas con sus familias, con hijos, y en


condiciones difíciles. Yo entré, conseguí entrar a esa planta,
y salí que me daban ganas de llorar. Y llamé a la jefe de
relaciones industriales de aquí de Medellín, y le dije: “le
juro que yo me sentía en el siglo XVIII o antes pisando esa
planta. Cómo es posible que haya seres humanos y mujeres
trabajando en estas condiciones”. Y peleé mucho para que
esas condiciones mejoraran, y mejoraron. Eran condiciones
ambientales, de ruido, polvo, baños para cambiarse, todas
las condiciones pésimas, incluso una situación de acoso se-
xual gravísimo. Empiezo yo a tener una conversación con
ellas, y me acerqué mucho a ellas, mucho. Empecé a infun-
dirles como la seguridad de que la mujer tiene una ventaja
sobre el hombre en las luchas sociales: cuando la mujer se
decide, es más entregada. Entonces empecé a darles como
mayor seguridad: venga, ustedes no están solas, vamos a
trabajar, yo voy a estar con ustedes… Encontramos una
fuerza grande”, rememora con alegría María Stella.

En el 2006, finalmente, y luego de varias reuniones, se lo-


gró la conformación de la seccional Barranquilla. En La
Hoja fue anunciado así este suceso:
“Recibamos a los compañeros de la Planta de Barranquilla
con un caluroso aplauso, esta decisión nos muestra que uni-
dos podemos crecer como organización, […] por lo tanto
hoy podemos informar a todos los trabajadores la confor-
mación de una nueva seccional en la ciudad de Barranqui-
lla, la cual fue conformada los días 8, 9, y diez de junio de
2006”56.

Aunque nadie en Barranquilla tenía experiencia sindical,


tenían de por medio la esperanza de lograr, con el acom-
pañamiento constante de los directivos nacionales, mejo-
res condiciones laborales y humanas para ellos. Además,
los motivaban los cambios que estaba viviendo la empresa
con la llegada de PMI, pues aunque en un principio creían
que era para mejorar, lo cierto fue que empezó a reducirse
su tiempo laboral como estacionales, y como se mencionó
en líneas anteriores, muchos estaban siendo despedidos.

56 1/07/2006. La Hoja. Unidad y lucha de los trabajadores.

173
SUDOR Y TABACO II

Con la primera negociación del pliego, en 2006, se logra-


ron importantes conquistas para estos trabajadores es-
tacionales. Lo primero fue la nivelación salarial, porque
como lo detalla Nelvis, pasaron de ganar un salario míni-
mo, a ganar aproximadamente un millón doscientos mil
pesos. En adelante, se ha conseguido mejorar la situación
de los estacionales en las negociaciones; hasta ahora se
han conquistado alrededor de 20 puntos, en los que se in-
cluyen auxilios escolares, alimentación, permanencia en
el listado de antigüedad, entre otros:
“Educación, porque también tenemos eso. Anteriormente
una fiesta nunca fue para nosotros, y hoy en día, lo mínimo
es que nosotros hacemos parte de todos los programas que
tiene Coltabaco, pero gracias a nuestra Organización Sindi-
cal. Porque no vamos a decir que fue gracias a la empresa
porque ha sido benévola con nosotros. No, gracias a la lu-
cha que ha dado esta organización”, explica Nelvis.

Uno de los sucesos y grandes logros que recuerdan duran-


te este proceso de conformación de la seccional y prime-
ra negociación, fue el reintegro de John Almanza Arjona,
trabajador permanente que fomentó desde un inicio la
Organización Sindical en Barranquilla, y quien fue despe-
dido sin justa causa. “El compañero fue reintegrado nue-
vamente, y hoy ya tiene 30 años en la empresa. Empezó
como mensajero, a él lo sacan de mensajería y lo mandan
a planta. Y hoy hace un oficio como nosotros. Está en pro-
ducto terminado. Él saca las cajas y los coloca en una zona
de enfriamiento”, cuenta Nelvis.

En un principio, la conformación del Sindicato estuvo con-


centrada en producción, con los estacionales, pero para la
consolidación de esta seccional también fue importante,
tiempo después, la afiliación y liderazgo de trabajadores
del área de ventas. Alex Polo relata que en un principio
había cierto rechazo, por temor a que estos trabajadores
de ventas se quedaran con lo logrado; por eso había cierta
estigmatización. Vladimir Forero, quien hacía parte de la
junta directiva, fue quien comenzó a empaparlo del tema,
y Alex por lo tanto empezó a asistir a algunas reuniones.

174
El vaquero compra al indio (2005 – 2010)

En una de las elecciones de Junta lo invitaron a hacer par-


te, y efectivamente logró ingresar como vocal: “tocó traba-
jar duro, tocó demostrarles que estamos empapados de lo
mismo, que somos de los mismos, que somos una misma
Compañía, que somos los mismos trabajadores, que no so-
mos algo aparte ni nada por el estilo, y gracias a Dios ya
hemos logrado esa aceptación, que ya la gente incluso lo
reconoce a uno, y ya habla bien del trabajo”, relata Alex.

En ventas, cuenta Alex, tal vez por su nivel de prepara-


ción había mucha gente que también se sentía diferen-
te, o como él los llama, “gente de la burocracia”; por eso
mantenían distancia frente al Sindicato, pero la labor fue
concientizar y adelantar una campaña de afiliación, para
que estos trabajadores reconocieran sus propios derechos
y los reclamaran.

Conformación de Asotacol
Sintraintabaco tenía la decisión política de continuar or-
ganizando a todos los trabajadores que a nivel nacional
tuvieran que ver con la cadena del tabaco. Se discutieron
internamente varias posibilidades de crecimiento, entre
ellas lógicamente, la de organizar a los cultivadores de ta-
baco, un sector muy importante en esta cadena, pero que
jurídicamente no tenía posibilidades de representación,
porque el tipo de relación contractual que los liga a los
empresarios de las tabacaleras, es a través de contratos
civiles o comerciales, más no contratos de trabajo. Esto, de
entrada, los desliga de las posibilidades de presentar di-
rectamente como Organización Sindical un pliego de peti-
ciones a la empresa.

Conscientes de la difícil situación y la necesidad de or-


ganizarlos gremialmente para la defensa de sus intereses,
se tomó la decisión de crear para ellos una organización
independiente. Esta tarea fue bastante difícil, por las difi-
cultades de comunicación, de infraestructura, las distan-
cias para atender los contactos, las mismas condiciones
materiales en que vive el campesino, su falta de recursos

175
SUDOR Y TABACO II

para el desplazamiento de sus veredas, y ante todo, los


problemas de seguridad para los encargados por Sintra-
intabaco que debían desplazarse a las zonas. Pese a esas
circunstancias adversas, se inició el trabajo aprovechando
los contactos que se tenían en las zonas tabacaleras.

Una ventaja para la labor fue que muchos de estos cultiva-


dores no se identificaban con Fedetabaco, pues este reco-
gía un impuesto del 2% sobre la venta del tabaco a las em-
presas, que no se invertía en ellos, dado que muchos eran
aparceros. Debido a esta problemática que tanto afectaba
a los cultivadores de la hoja del tabaco, y por iniciativa de
las bases de los cultivadores, nació en Villanueva, Santan-
der, el 27 de noviembre del 2006, la Asociación Nacional
de Tabacaleros de Colombia- Asotacol. Esta se agrupaba
en una Junta Directiva Nacional y diferentes seccionales
a nivel nacional, como en Santander: la de Barichara, Los
Santos y Villanueva.

En el 2010 y con el apoyo del trabajador José Benítez, se


logró desarrollar un trabajo organizativo en la Costa At-
lántica, principalmente en la zona de los Montes de María,
y es así como se crearon las seccionales de Asotacol en
Ovejas, Sucre, en el Carmen de Bolívar y El Salado. Ya para
el año 2017, se crean en el Huila las seccionales de Gar-
zón, Algeciras y Campo Alegre. Todo esto en medio de un
trabajo bastante difícil por ser zonas abandonadas por el
Estado y muchas de ellas azotadas por la violencia para-
militar, como es el caso, principalmente, de los Montes de
María. Así lo confirma John Jairo Arboleda, quien fue asig-
nado por Sintraintabaco para realizar este trabajo:
“El trabajo organizativo en estas regiones no es fácil y hay
muchos factores que influyen en ello. Por ejemplo, estos
municipios de la costa han sido azotados por la violencia
y el campesinado vive entre la zozobra y la desesperanza
por el abandono del Estado y la explotación de los empre-
sarios tabacaleros; no tienen infraestructura para sacar sus
productos de las veredas, no tienen carreteras y el agua
escasea; sus viviendas no son las más adecuadas, muchas
son en choza y en tierra, ahí deben convivir niños, ancia-

176
El vaquero compra al indio (2005 – 2010)

nos, hasta con el perro y el gato; sus alimentos son escasos,


y claro está, los acecha la desconfianza por todo extraño
que llegue a sus territorios, porque en ellos han sufrido la
agresión paramilitar. Sus rostros aún reflejan el horror de la
guerra, y pervive el recuerdo de esas incursiones, cuando
filaban a los pobladores para fusilarlos en presencia de sus
hijos, esposas o madres. Era escalofriante cuando nos rela-
taban sus historias, y al recordar cómo jugaban balón con
las cabezas de los campesinos asesinados, ellos rompían
en llanto”. Estas escenas se vivieron más que todo en El
Salado, manifiesta John Jairo.

Los foros tabacaleros


Como parte de las acciones de fortalecimiento y moviliza-
ción, la Organización Sindical promovió dos importantes
foros tabacaleros en el Congreso de la República. Bajo el
lema “Quien genera la riqueza, merece bienestar social”,
fue convocado el primer foro en el año 2005, en la Cámara
de Representantes, a través del representante Wilson Bor-
ja. En este se buscó que todos los actores de la cadena
tuvieran la oportunidad de expresar sus planteamientos
sobre el presente y futuro de la Industria Tabacalera en
Colombia. Además, participaron los alcaldes de San Gil,
Capitanejo, Villanueva, Barichara, Los Santos, San José de
Miranda, el Secretario de Agricultura del Huila y Santan-
der.

Fotografía 24 – Foro tabacalero en el Congreso, 2005. Bogotá. Al frente (de


izquierda a derecha), en el centro Wilson Borja (senador de la República por el
Polo Democrático y convocante del foro), Jairo Andrade

177
SUDOR Y TABACO II

Fotografía 25

Del Gobierno nacional participaron los delegados del Mi-


nisterio de Protección Social, de Agricultura, de Industria
y Cultura, de Vivienda y Desarrollo Social. También fueron
invitadas las empresas tabacaleras, haciéndose presente
Protabaco S.A. y la British American Tobacco; paradójica-
mente no se hizo presente la Philip Morris. Este foro fue
fortalecido con la presencia de organizaciones sociales y
sindicales como CUT, Sintraprotabaco, Fedetabaco, Coo-
tracolta, Asociación de Pensionados, y cultivadores de ta-
baco de las regiones de Santander, Norte de Santander,
Boyacá, Cundinamarca, Huila y Antioquia.

Cuatro fueron los ejes temáticos del foro: el tabaco en la


Industria Tabacalera; el tabaco en el agro colombiano;
el tabaco como fuente de comercio y desarrollo; y posi-
ción de las compañías industriales del tabaco en Colom-
bia. Se destacan como las conclusiones más importantes
las siguientes: proponer que con aportes económicos de
las empresas productoras de cigarrillos, exportadoras de
tabaco, y el Gobierno nacional se cree el fondo para el
diseño de planes de inversión, que permita sistemas de
riego, construcción y mejora de la vivienda del cultivador,
centros de educación, mejoramiento de carreteras, y ca-

178
El vaquero compra al indio (2005 – 2010)

minos que permitan el transporte fácil y económico de los


diversos productos agrícolas. Para asegurar esto, debía
conformarse una comisión integrada por Gobierno, Indus-
tria, cultivadores y trabajadores encargada de estudiar y
aplicar los planes de inversión. Igualmente, se le solicitó
al Gobierno la creación del documento Compes, para el
sector tabacalero y campesino.

Otra conclusión fue la de exigir a las empresas subsidiar


la construcción de caneyes para el secado del tabaco, y
la construcción de bodegas para la clasificación y alma-
cenamiento de los bultos de tabaco. Ante la firma de los
Tratados de Libre Comercio, que de hecho rechazó el foro,
se llamó al Gobierno nacional a proteger el cultivo y la
producción nacional, para que con ello se protegieran los
puestos de trabajo. Ante la presencia de las multinaciona-
les del tabaco y los TLC, se exigió que se mantuviese el
fomento del cultivo y compra del tabaco en Colombia; que
se garantizaran créditos blandos al cultivador para poder
acceder a insumos; que las compañías se comprometieran
a no importar tabaco, para asegurar el empleo y el ingreso
de las familias campesinas y cultivadoras de tabaco; desa-
rrollar una política de concertación para los precios de la
compra del tabaco, entre otros puntos no menos importan-
tes. Este foro fue transmitido en vivo por televisión duran-
te siete horas.

El segundo Foro Tabacalero fue realizado en el 2010, con-


vocado por el Senado de la República, en cabeza de la
congresista Gloria Inés Ramírez. Este fue un poco más allá,
pues cobijó a diversos sectores con presencia de inver-
sión extranjera directa, como era el caso del sector mine-
ro-energético, el financiero, de salud, servicios públicos,
alimentario, y evidentemente el tabacalero. Este foro tuvo
importantes debates; fue una tribuna para la denuncia de
los diferentes sectores que en él participaron, y los trabaja-
dores tabacaleros, incluidos los cultivadores, reafirmaron
la agenda de reivindicaciones que venían exigiendo des-
de el año 2005, agudizados con la presencia y mayor posi-
cionamiento de las empresas multinacionales, los cambios

179
SUDOR Y TABACO II

tecnológicos, el desplazamiento de la mano de obra, los


planes optativos para sacar el personal y los despidos. La
lucha para este momento estaba centrada en el derecho
al trabajo en condiciones justas y dignas, la defensa de la
Convención Colectiva, la defensa de la Organización Sin-
dical y la soberanía nacional.

Denuncias y Campamento Obrero y Popular


Producto de la política de reestructuración, despidos y
arreglos, Sintraintabaco se enfocó tanto en la consolida-
ción y fortalecimiento interno, como en la denuncia y vi-
sibilización de su situación laboral por todos los medios
posibles.

Se fortalecieron las vías administrativas para la exigencia


de los derechos. Por ejemplo, en 2008, el incumplimien-
to de la entrega de dotación de uniformes de trabajo por
parte de la empresa, fue motivo de una demanda a PMI
ante el Ministerio de Trabajo, con lo que se logró un acuer-
do para que fueran entregados bonos en reemplazo de los
uniformes.

Sin embargo, nunca se dejó de lado la movilización como


mecanismo propio del movimiento sindical. En el año 2010
también tuvo lugar un campamento de tres días continuos
–8, 9 y 10 de septiembre– en la portería de la fábrica de
Medellín, con la presencia de trabajadores a nivel nacio-
nal, como una respuesta a esta política de despidos, arre-
glos y principalmente a la exclusión y arremetida hacia los
trabajadores estacionales. Allí también participaron es-
tudiantes, diputados, concejales, y dirigentes de muchos
otros sindicatos. “Lo primero que hacíamos era poner la
olla y el fogón, o la hoguera; fue como muy simbólico, por-
que referenciaba lo que era la huelga. Este primer campa-
mento en Medellín tuvo una extraordinaria participación
y fue reconocido por el movimiento sindical y popular”,
recuerda Reinaldo Medina.

180
El vaquero compra al indio (2005 – 2010)

Fotografía 26 y 27 – Movilización en el Parque de la 93

Este mismo año se realizaron otros dos campamentos, esta


vez en Bogotá y en San Gil. El de Bogotá fue realizado fren-
te a las instalaciones de la presidencia de la Compañía, y
participaron cultivadores y trabajadores de todas las sec-
cionales. “Lo particular de Bogotá es que se hizo en el co-
razón de la oligarquía y del centro empresarial. La propia
central dijo que eso era una aventura total. Que allá no se
hacía eso, y que no nos iban a dejar una hora. Sin embar-
go montamos el campamento de dos días y la noche allá
completa. Finalmente estuvimos dos días con el Ministe-

181
SUDOR Y TABACO II

rio Trabajo y con compromisos de revisar, cosa que nunca


cumplieron. Ahí estuvimos acompañados por muchos cul-
tivadores”, cuenta Reinaldo.

El campamento en San Gil también fue durante dos días


seguidos, debido a la situación de los trabajadores esta-
cionales de esta región del país, y el inminente cierre de
esta planta. En ese momento, se anunciaba la salida de es-
tacionales, y los pocos que quedaron no estaban siendo
llamados a laborar, ni se les presentaba ninguna solución.

Pilar Bautista, como estacional, participó en cada uno de


estos tres campamentos, que recibieron el nombre de
“Campamento Obrero y Popular por el Derecho al Traba-
jo”. Así recuerda ella estos sucesos:
“Fuimos a Medellín a un campamento y nos estuvimos unos
días. Nos llovió, hubo muchas cosas, pero fue bonito por-
que al menos fuimos por allá, debido al posible cierre. Uno
creía que llegaba, hacía su reunión y tal, uno se devolvía...
pero la experiencia fue bonita porque yo nunca la había vi-
vido... fuimos varios de acá, Barranquilla, Capitanejo, Bari-
chara, Villanueva, y con los cosecheros que nos acompaña-
ron, los cultivadores. Después fuimos a Bogotá, porque no
querían nada con nosotros. Fue en el norte al frente de las
instalaciones de Coltabaco... allá simbolizamos una cruz y
nos crucificamos. Yo fui la primera, yo dije: “allá voy y si me
toca, me toca”. Luego, cuando fue el campamento aquí [San
Gil], fue en el puente Rojas Pinilla, ahí sobre la vía princi-
pal. Ahí hay un letrero donde dice “50 compañeros despe-
didos”, escrito en piedra”.

La Empresa estuvo reacia a negociar con la organización


alguna salida para los estacionales. La idea era sacar el
mayor número de trabajadores a nivel nacional, pero la
organización siempre estuvo “dando la pelea”. Era difícil
porque la modalidad de contratos de estos trabajadores
era por obra o labor determinada a cuatro o máximo cinco
meses que duraba la cosecha. La posición de la Empresa
era que una vez terminaran sus contratos se rompía el vín-
culo jurídico contractual, y que la obligación no iba más
allá de mantenerlos en un listado de espera para el llama-
do, dejando a varios entre diez o más años sin llamar.

182
El vaquero compra al indio (2005 – 2010)

Todas las anteriores acciones finalmente permitieron que


en diferentes procesos de negociación colectiva se logra-
ra el reconocimiento de una indemnización convencional,
de acuerdo al tiempo de servicio, para estos trabajadores,
en su mayoría mujeres cabeza de familia, con una avanza-
da edad y sin posibilidades de alcanzar una pensión.

Entre otras de las acciones de movilización emprendidas


por la Organización Sindical, cabe recordar la visita reali-
zada en el año 2010 a la portería de la fábrica de Mede-
llín. Durante una hora los trabajadores, acompañados por
la CUT y su comisión de solidaridad, permanecieron allí
sin ingresar a laborar. Originó esta acción la cantidad de
despidos que la empresa Philip Morris venía realizando a
nivel nacional, principalmente en Medellín.

Esta decisión causó varios debates al interior de la Orga-


nización, especialmente por el tipo de acción. Algunos en
el Sindicato eran partidarios de mantener la protesta al-
rededor de los campamentos en la portería de la fábrica,
mientras otros veían la necesidad de cambiar de táctica,
en vista que la acción de la carpa, aunque importante, no
aglutinaba a todo el personal de Coltabaco.

“Aunque era importante como denuncia, pues era una ac-


tividad de acompañamiento del movimiento, alrededor de
la comisión de solidaridad de la CUT, pero no golpeaba
lo que más le duele al capital: la producción. Finalmente
logramos unificar criterios entorno a las visitas en portería
de fábrica, durante el ingreso a jornada laboral, principal-
mente en Medellín, por dos razones. La primera porque
políticamente era más representativa en la medida que
contaba con la participación directa de todos los traba-
jadores de Coltabaco, más el acompañamiento del movi-
miento sindical, y una segunda razón, porque se golpeaba
la producción”, explica John Jairo Arboleda.

183
SUDOR Y TABACO II

Internacionalización del movimiento sindical y algunas


diferencias
Como iniciativa de Sintraintabaco, en el año 2006 y en me-
dio de la ofensiva de la empresa, se constituyó un comité
de sindicatos de multinacionales que hoy continúa vivo y
con el acompañamiento de la Central Unitaria de Traba-
jadores - CUT. La Organización Sindical buscaba que se
atendieran cuatro ejes frente a la presencia de las multi-
nacionales en Colombia: investigación, movilización, soli-
daridad y comunicación. “Esto inicia con el auspicio y la
dirección directa de Sintraintabaco. Después con otros.
Pero eso hoy nos tiene un poco diferenciados, porque la
organización los últimos años ha optado mayoritariamente
por no participar en este espacio. Hay diferencias al inte-
rior de Sintraintabaco, algunos consideran que eso no tie-
ne ningún efecto, y que más bien podría obedecer a algo
más folclórico por el asunto de las chivas, y que de pronto
no ha cumplido los otros ejes de trabajo”, manifiesta Rei-
naldo Medina.

En la postura oficial del Sindicato, sin embargo, se argu-


mentan detalladamente las razones por las cuales se tomó
la decisión de no participar más en el espacio, tal y como
estaba planteado. Veamos algunas:
“[…] Esta actividad se ha repetido desde el año 2009, pero
ha caído en un desgaste, por carecer de dinámicas polí-
ticas, organizativas y de innovación en nuevas y variadas
formas de lucha, que tengan una real y efectiva repercu-
sión en las políticas de las multinacionales, a tal punto que
la discusión sobre su organización solo se limita a su re-
corrido y las empresas donde se haría la denuncia y no
precisamente sobre los efectos que este evento le genera a
las multinacionales, en el cual se invierte unos importantes
recursos de los ya recortados ingresos de los sindicatos.

[…] Los balances que se han realizado desde el COSEM,


sobre las actividades de las caravanas, solo se han referido
a los aspectos organizativos, la participación y los costos,
pero en los aspectos prácticos de afectación a los intereses
de las multinacionales y de neutralización a sus políticas,

184
El vaquero compra al indio (2005 – 2010)

los resultados han sido muy pobres, por no decir que nulos,
puesto que ni siquiera son considerados en los balances, y
en las mismas caravanas se incrementa el consumo de los
productos de las multinacionales, porque no hay una orien-
tación y una concientización del papel político que se debe
jugar, lo que demuestra que se nos convirtió más en una
actividad costumbrista que de efectividad política y no se
trata de hacer por hacer ni el gastar por gastar”.

Además de estas consideraciones, en el mismo documen-


to la Organización Sindical elaboró un cuerpo de propues-
tas, entre las cuales detallamos las siguientes:

1. Previo a la conmemoración del día mundial contra


las políticas de las multinacionales se realizarán a
nivel nacional y en un mismo día, foros sobre las po-
líticas de las multinacionales y el que hacer del mo-
vimiento frente a ellas.

2. Un día antes de la jornada, cada una de las subdirec-


tivas de la CUT, convocará a los medios de comuni-
cación a rueda de prensa y/o desayuno de trabajo,
en el cual se entregará un documento de denuncia
de los efectos devastadores de las políticas de las
multinacionales en materia de derechos humanos,
desempleo, tercerización y precarización del em-
pleo en Colombia, entre otros y se invitará a la co-
munidad en general a no consumir durante el 22 de
julio productos de las multinacionales.

3. El día 22 de julio se realizará una jornada de movili-


zación en las porterías de cada una de las empresas,
a la hora de ingreso del personal, dirigida y organi-
zada por cada una de las organizaciones sindicales
del frente de trabajo respectivo, que incluya el no
ingreso de los trabajadores a laborar, mínimo du-
rante media hora, en la cual se dará lectura al docu-
mento de denuncia y demás actividades contra las
políticas de las multinacionales y se invitará a los
trabajadores al no consumo de los productos de las
multinacionales, mínimo durante ese día.

185
SUDOR Y TABACO II

4. Terminada esta jornada, los directivos de la CUT y


de cada uno de los sindicatos, nos trasladaremos
para las principales estaciones de trasporte masivo
de cada una de las principales ciudades, en las cua-
les entregaremos la respetiva denuncia y se realiza-
rá perifoneo invitando a la comunidad al no consu-
mo de los productos de las multinacionales.

Estos planteamientos fueron recogidos por la CUT, sin em-


bargo, las condiciones organizativas de la mayoría de sin-
dicatos afiliados no han permitido que las propuestas sean
desarrolladas en su totalidad, pese a la validez o vigencia
de las mismas.

Hacia el 2010 también se inició un trabajo internacional, y


se crearon vínculos con trabajadores de PMI en otros paí-
ses como Ecuador, Venezuela, Argentina y Brasil. La Orga-
nización Sindical participó en dos encuentros internacio-
nales de tabacaleros, sin embargó, tampoco fue posible
hallar un consenso frente a esta apuesta por diferentes vi-
siones sobre cómo debía enfocarse tácticamente.

En una tesis construida por la Organización Sindical so-


bre este tema, se manifestó que “la necesidad del trabajo
internacional no va a ser el factor de diferencia, ahí todos
muy seguramente estaremos de acuerdo, o sea que este no
sería el tema de discusión, el tema de discusión a nuestro
entender, son los métodos y estilos de trabajo que se tie-
nen para desarrollar el trabajo internacional, en el cómo,
el para qué y quién lo debe realizar (es el Sindicato o las
fuerzas políticas)”.

Así, quedaba claro pues que si hay algo que unifica es la


necesidad de realizar un trabajo internacional para hacer
frente a las políticas de las multinacionales, pero enfocado
estratégicamente. Por eso, una apuesta importante de la
Organización Sindical y sobre la cual hay algún consenso,
es el llamado y la promoción de sindicatos con los traba-
jadores de las multinacionales a nivel internacional, o lo
que han llamado Federaciones latinoamericanas de rama
de industria, por ejemplo, la Federación por rama de la

186
El vaquero compra al indio (2005 – 2010)

industria del tabaco. Esta apuesta empezó a pensarse en


el 2010, producto de las políticas de las empresas multina-
cionales y las amenazas de los TLC. Como explica Guiller-
mo Álvarez:
“Encontramos más posibilidades de pronto en la legisla-
ción internacional. Algunos desarrollos se han dado pero
muy escasos y muy pequeños. Por ejemplo, la posibilidad
de una negociación para todos los trabajadores a nivel in-
ternacional de una multinacional, que sería lo ideal, pero ni
siquiera a nivel regional, como Latinoamérica. Philip Mo-
rris tiene presencia en Venezuela, México, Argentina, Brasil,
Ecuador, Colombia, y cada uno se rige por Convenciones
Colectivas diferentes. A pesar de esfuerzos por crear con-
federaciones a nivel internacional por rama de industria, se
han dado algunos acuerdos en materia general de algunas
cosas a nivel internacional. Pero en materia económica, re-
glamentaria y de salud no hay avance”.

Negociación de pliegos
Con la compra de Coltabaco por PMI, la negociación co-
lectiva de los Pliegos de Petición presentó algunos cam-
bios notorios por las políticas de esta multinacional. Cabe
recordar que la negociación colectiva del 2004, última con
capital nacional, fue bastante agresiva pues Coltabaco
buscaba entregar unas condiciones a PMI que permitie-
ran, entre otras cosas, el recambio de personal a bajo cos-
to.

Fotografía 28 - Mitin informativo a los trabajadores de Coltabaco sobre el estado


de la negociación del Pliego de Peticiones 2011.

187
SUDOR Y TABACO II

En materia normativa uno de los cambios es que PMI es


más práctica y menos conservadora de lo que era ante-
riormente Coltabaco. “En la parte económica, si bien tie-
nen un mayor músculo, no es que nos regalen nada. Se ha
mantenido en todas las negociaciones los contrapliegos
queriendo arrebatar cosas a los trabajadores”, cuenta Rei-
naldo Medina. Con PMI también se han mejorado algunas
reacciones frente a discusiones minúsculas, y ha sido más
fácil tramitar aspectos como mejorar la redacción de la
convención sin modificar lo sustancial; con Coltabaco esto
no era posible.

A pesar de todo esto, se mantienen esquemas antiguos y


algunas dificultades en cuanto a la aplicación de la Con-
vención. “La Coltabaco vieja, en su postura conservadora,
respetaba mucho lo conversado. Con PMI esto es más di-
fícil porque presenta un cambio constante en su personal
de dirección; con esto ha cambiado el reglamento interno
muchas veces. Para esta Compañía, todo trabajador, des-
de el presidente hasta el más humilde, después de tres
años, comienza a ser ineficiente. Producto de esto, desde
el 2005 para acá encontramos por ejemplo seis directores
de recursos humanos, seis presidentes de la Compañía...
Entonces esto genera unos cambios significativos. Con la
anterior, que era conservadora manteniendo su gente, se
respetaba la Convención porque estaban los mismos”.

La Organización Sindical, por su parte, ha mantenido cosas


muy claras. Antes de cada negociación se delimitan unos
objetivos, que independientemente de la comisión nom-
brada por el Sindicato, son los que rigen todo el proceso.
Son objetivos medibles, claros y precisos que evitan cual-
quier postura confusa o mediada por cuestiones persona-
les. Entre esos objetivos está la no revisión de la Conven-
ción Colectiva por parte de la Empresa; los negociadores
saben que las facultades que se les asignan son para me-
jorar, pero nunca para desmejorar, y por eso se ha logrado
mantener una convención íntegra. Es por esto que en las
negociaciones no se escuchan los contrapliegos presenta-
dos por la Compañía, o cuando se escuchan no se hacen

188
El vaquero compra al indio (2005 – 2010)

propuestas referentes a estos, sino que se parte del pliego


presentado por la Organización Sindical.

Para el año 2006, con la primera negociación con PMI, se


mantuvo en principio una línea beligerante en busca de
arrebatar ciertas conquistas a los trabajadores. Para esta
negociación, igual que la anterior en 2004, hubo con-
trapliego. En esta fue evidente su necesidad de modificar
las jornadas laborales: “La jornada de trabajo para PMI y
todas las compañías, es central porque para ellos es inau-
dito que sus máquinas, que son las que cuidan más que
a los mismos trabajadores, estén paradas determinado
tiempo. Para ellos, no solo PMI, sino para todos los empre-
sarios del mundo, las máquinas deberían funcionar las 24
horas al día, los 365 días del año, para que les produzcan
más. Entonces el tema del tiempo se ha debatido desde
cuando la clase obrera peleó las ocho horas, que fue una
conquista para la humanidad, no solo para los trabajado-
res afiliados, sino para toda la humanidad que tomó como
referente esto. Entonces ellos expresan sus negociaciones
a través de la jornada de trabajo”, explica Reinaldo.

En La Voz del Pliego de ese año, Sintraintabaco motivó así


a los trabajadores a rodear la negociación y defensa de
la convención: “Nuestra lucha es justa, pues quien produ-
ce la riqueza merece bienestar social, nuestra convención
es el resultado no solamente de algo que nos merecemos
por razón de nuestro trabajo sino también por la lucha, la
unidad y la movilización histórica de todos los trabajado-
res, esta es la razón para considerar inconcebible permitir
que nos arrebaten cualquier punto de nuestra Convención
Colectiva, por esto llamamos a todos los trabajadores a ce-
rrar filas en torno a la Organización Sindical [...]”57.

Los resultados de esta primera negociación de pliego con


Philip Morris, fueron favorables. Llegaron a acuerdos im-
portantes para estacionales que venían de Tabacos Rubios.
La Organización Sindical consiguió el tiempo del almuer-
zo como parte de la jornada de trabajo; tabla de cierre con
57 1/03/2006. La voz del pliego. Unidos derrotaremos el contrapliego

189
SUDOR Y TABACO II

la salida de 20 o más trabajadores por proyectos; y pago


de la prima de marzo desligada de la Asamblea de Ac-
cionistas. Para este año, como ya se mencionó, se logró el
reintegro del trabajador Almanza en Barranquilla.

Para la negociación del Pliego 2008, la empresa también


presentó contrapliego, siendo nuevamente derrotado. To-
dos los objetivos de la Organización Sindical se consiguie-
ron, incluyendo la incorporación de la prima móvil al sala-
rio. En materia de permisos, se lograron incorporar en la
Convención Colectiva sesenta días de licencia para even-
tos sindicales a la seccional Barranquilla. Por otro lado, se
incorporó también la póliza de seguro de vida para que
todos los trabajadores con cobertura de 5 años reciban 10
mensualidades; de 5 a 10 años, 18 mensualidades; de 10 a
15 años, 20 mensualidades; de 15 a 20 años, 22 mensuali-
dades; y más de 20 años, 24 mensualidades. Si ocurre
una muerte por causa de un accidente de trabajo, la em-
presa debería conocer el doble del seguro de vida.

Por su parte, en la negociación del 2010 se recuperó el


tiempo de vigencia de la convención al primero de enero,
pues había sido corrido por el laudo arbitral, constituido
luego de la huelga de 1982, hasta el 24 de junio. En esta ne-
gociación, la Organización Sindical logró sacar adelante
las orientaciones de la Asamblea Nacional de Delegados,
como lo fueron: el arreglo por vía directa; incrementos por
encima del IPC, y la no revisión de la Convención Colecti-
va. Este año, además, la Organización Sindical creció cua-
litativa y cuantitativamente.

En cuanto a la negociación entre Sintraintabaco y Colta-


baco en 2011, nuevamente la empresa presentó un con-
trapliego, pretendiendo arrebatar conquistas de la Con-
vención Colectiva en materia de contratación, jornada de
trabajo, becas, tabla de indemnización, vigencia, entre las
más fundamentales.

190
El vaquero compra al indio (2005 – 2010)

Con la participación y movilización de las bases, bajo la


consigna de “no al contrapliego, sí a la huelga” y con la
creación del fondo pre huelga, donde cada trabajador
aportó voluntariamente $10.000, la Organización Sindical
logró derrotar este contrapliego el último día de la etapa
de prórroga, que en esta oportunidad fue acordada a cin-
co días.

En esta negociación no solo se logró mantener, sino me-


jorar la Convención Colectiva en aspectos económicos y
sociales, en especial becas y auxilios escolares para los
trabajadores estacionales; el reconocimiento de la tabla
de indemnización a un personal de manejo y confianza
que estaba excluido de los beneficios convencionales, y
el traslado de cinco trabajadores de San Gil para Medellín
debido al cierre de esta seccional.

191
SUDOR Y TABACO II

192
Transformaciones en la industria y defensa del trabajo (2011-2018)

Capítulo 5
Transformaciones en la industria
y defensa del trabajo
(2011 - 2018)

Fotografía 29

En 2010 fue elegido Juan Manuel Santos como Presidente


de la República de Colombia. Este, quien fue ministro de
Defensa durante el gobierno de Uribe, recibió las bande-
ras de la denominada Seguridad Democrática y Confianza
Inversionista del anterior Gobierno. La primera, la política
de seguridad, tenía el objetivo de la lucha contra las gue-
rrillas de las FARC y ELN, pero terminó generando grandes
violaciones a los derechos humanos y persecución contra
el movimiento social y opositores del Gobierno. La segun-
da política constaba de garantías jurídicas y tributarias a
las multinacionales para su arribo al país, especialmente
las empresas del sector minero energético.

193
SUDOR Y TABACO II

En este sentido el gobierno de Santos inició con la inten-


ción de una serie de reformas sociales que continuarían
las apuestas del modelo neoliberal de las últimas décadas.
Sin embargo, a raíz del descontento social, algunos secto-
res comenzaron a movilizarse, como es el caso del sector
estudiantil con la reforma a la Ley 30 de 1992, que preten-
día profundizar la relación mercantil de las instituciones
de educación superior, en menoscabo de la universidad
pública que ya se encontraba en déficit.
De esta manera, en el 2011 se realizó uno de los paros más
importantes en la historia por parte de los estudiantes, con
grandes movilizaciones en los centros urbanos y la solida-
ridad de distintos sectores como el sindical. Para entonces
Sintraintabaco expresó en La Hoja:
“El movimiento Sindical y la clase obrera en general, tene-
mos la obligación moral de acompañar la lucha y la movi-
lización de los estudiantes, pues ahí están nuestros hijos,
nuestros hermanos o vecinos o sencillamente el hijo de un
proletario, y pese a las amenazas de la Ministra de cancelar
el semestre o judicializar las protestas, estas deberán ser
cada día más contundentes y llevar a las calles a miles y
miles de jóvenes y a la comunidad inconforme”58.

En el año 2012 entró en vigencia el TLC con Estados Uni-


dos, el cual tenía el supuesto para el sector tabacalero de
consolidar y mejorar el acceso del tabaco y sus productos
hacia Estados Unidos. En contraste con lo que se vendía y
auguraba como beneficios de este Tratado, el Sindicato lla-
mó la atención sobre las afectaciones que se vendrían con
su firma, teniendo en cuenta que los productores en esta
potencia reciben subsidios del Estado, haciéndoles más
baratos sus costos de producción; sumado esto al atraso
tecnológico en nuestros campos con respecto al desarro-
llo tecnológico de los Estados Unidos, entre otros factores,
crearían una competencia desigual, y el tabaco colombia-
no no tendría el acceso a estos mercados. Por el contrario
podría causar, por los altos costos de producción, un des-
estimulo al cultivo del tabaco en Colombia, como efectiva-
mente ha venido ocurriendo en los últimos años.
58 1/11/2011. La Hoja. Reforma educativa: Otra cara neoliberal de
Santos.

194
Transformaciones en la industria y defensa del trabajo (2011-2018)

El gobierno de Santos comenzó a tener matices en sus


apuestas, mostrando diferencias con el anterior gobier-
no, principalmente con respecto a la solución política del
conflicto armado. Este asunto comenzó a dirimirse con la
discusión y aprobación de Ley 1448 del 2011, conocida
como la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras, la cual
reconoce a las víctimas del conflicto armado y por ende
al conflicto mismo, el cual su antecesor con la política de
Seguridad Democrática negó siempre.
De esta manera el país conoció, en agosto de 2012, que el
Gobierno había decidido entablar un diálogo de paz con
la guerrilla de las FARC. La apuesta fue hacerlo en medio
del conflicto, sin cese al fuego, y a partir de una agenda en
la que se abordarían cinco puntos: el problema agrario,
la participación política, las víctimas, el narcotráfico, el fin
del conflicto y la implementación del acuerdo.
“Llegaron las multinacionales y absorbieron el
mercado”
La venta de Protabaco a PMI resultó fallida tras desistir por
una serie de observaciones y condiciones que impuso la
Superintendencia de Industria y Comercio -SIC- para esta
transacción. Una de las razones que enunció la SIC para
que esta no se llevara a cabo fue su preocupación sobre las
condiciones que Protabaco y Coltabaco-PMI impondrían a
los cultivadores, en específico con “cláusulas contractua-
les que estas compañías imponen a los agricultores de ta-
baco, las cuales exigen aceptar contratos de financiación
y prohíben a los agricultores sembrar otros productos”59.
De igual manera también se enunciaron preocupaciones
por el aumento de los valores en los cigarrillos, por las
cláusulas de exclusividad entre la Compañía y distribui-
dores, entre otras. En últimas, la SIC no autorizó la venta a
PMI porque se crearía un monopolio que al no tener com-
petencia impondría dóciles condiciones a cultivadores y
consumidores.

59 La Fusión BAT\Protabaco: Efectos Unilaterales, Colusión y Oligopo-


lios Multimercados, Foco económico, David Harbord y Álvaro Riascos

195
SUDOR Y TABACO II

Tras la venta fallida, fueron meses de incertidumbre para


los trabajadores. Protabaco se encontraba en una situa-
ción de contrastes y cambios. A partir del año 2004 había
comenzado a exportar cigarrillos a Estados Unidos. Esas
marcas de cigarrillos tuvieron acogida en el mercado nor-
teamericano, lo que le generó buenas utilidades a la Com-
pañía, logrando crecer considerablemente en infraestruc-
tura y en otros mercados internacionales como Venezuela,
Ecuador, Perú, e incluso las Antillas Holandesas, esto a pe-
sar de las políticas antitabaco internacionales, y la llegada
de PMI al país.
Sobre este momento recuerda Gilberto Montaño, miembro
de la junta directiva de Sintraprotabaco, que “empezaron a
hacer unos movimientos a nivel de mercado de fluctuación
del precio del cigarrillo, la venta en la calle, que ya no hizo
rentable para esta empresa seguir en el negocio, por lo
menos seguir solo en el mercado como tal. Entonces pri-
mero buscó alianzas, hacer alianzas con otras empresas, y
en vista de que ya no pudo o no resultó ninguna alianza,
entonces decidió ponerse a la venta en el mercado”. De
esta manera en octubre de 2011, BAT anunció la compra
de Protabaco por el mismo valor que en su momento había
ofrecido PMI, 452 millones de dólares. Ese mismo año, BAT
asumió la dirección de la empresa.
Desde antes de su llegada a Colombia esta multinacional
tenía definida su estrategia para obtener más ganancias
a menos costos. Fue así que inició con una serie de me-
didas que afectaban directamente a los trabajadores y
a las organizaciones sindicales. Por ejemplo, tal como lo
hizo Philip Morris, empezó a ofrecer planes de arreglos y a
quienes no se acogían, el despido. Esta arremetida preten-
día terminar la producción de cigarrillos en Colombia y
traerla de Chile. En últimas la British American compró fue
el mercado. En esta trampa e ilusionados por unos pesos,
cayeron muchos de los trabajadores, entre ellos algunos
directivos como el presidente de Sintraprotabaco, facili-
tando de esta forma la salida de más de 700 trabajadores.

196
Transformaciones en la industria y defensa del trabajo (2011-2018)

A partir de este momento empezaron a afiliarse al Sindi-


cato de Industria nuevos trabajadores. Es el caso de José
Cañón, quien comenzó a hacer parte de Sintraintabaco al
ver la arremetida que trajo contra los trabajadores la BAT.
“El 14 de diciembre del mismo año [2011], la empresa hizo
unos ofrecimientos económicos a los trabajadores que lle-
vaban suficiente tiempo dentro de la Compañía. Realmente
en ese 14 de diciembre se comenzó digamos a extinguirse
la gente de lo que fue Protabaco, porque se fueron aproxi-
madamente un centenar de personas, entre 80 y 100 perso-
nas. Mirábamos con gran preocupación que la empresa no
había comprado a Protabaco para producir, sino que había
comprado realmente era el mercado de los cigarrillos que
fabricaba Protabaco, para ellos crecer en su mercado, por-
que si bien es cierto British American Tobacco tendría por
ahí una participación de un 20%, 25% en el mercado en
Colombia, con las marcas que tenía en su momento, como
era el Kool, el Belmont… pero entonces la participación en
el país no era considerable”, relata Cañón.

Motivados por el quehacer de Sintraintabaco, varias ac-


ciones se hicieron conjuntamente entre las organizacio-
nes sindicales, principalmente aquellas que conducían a
la resistencia de los pocos que quedaban dando la pelea,
entre ellos algunos compañeros con fuero sindical, porque
como ya se mencionó, varios arreglaron, y los pocos traba-
jadores que quedaban se resistían a perder sus empleos.
Así, entre denuncias, movilizaciones, acciones administra-
tivas y jurídicas se logró alargar un conflicto que inició en
el año 2012 y que a la fecha aún continúa. Esto, aunque con
muy pocos trabajadores, pues de todos solo doce conti-
núan dando la pelea por el derecho al trabajo en condi-
ciones dignas y justas. En conclusión, con este frente de
trabajo podemos decir que la British American Tobacco
llegó a Colombia a generar desempleo, hambre y miseria,
porque muchas de las familias que dependían de esta em-
presa, se encuentran en condiciones económicas y socia-
les bastante difíciles.
Con esta venta, además, se vino una serie de cambios que

197
SUDOR Y TABACO II

afectaron, no solo a los trabajadores, sino también a los


cultivadores del tabaco, paradójicamente una de las razo-
nes por las que anteriormente la SIC condicionó la venta
a PMI.
Según Sintraprotabaco, eran casi siete mil familias que vi-
vían del cultivo de tabaco, en zonas de Santander, como
García Rovira, San Gil, Capitanejo y también en el depar-
tamento del Huila. Cuando la empresa era de capital na-
cional, había una relación cercana entre los campesinos y
la empresa que estaba dada por la tecnificación del cul-
tivo y también en el proceso de la compra. La planta de
procesamiento de tabaco en San Gil era una de las más
importantes de Latinoamérica en materia de tecnología.
Allí se compraba el tabaco a los cultivadores y se les brin-
daba asistencia técnica. En palabras de Gilberto Montaño,
“el campesino no tenía que bregar con su tabaco, llevarlo
a los centros de acopio, sino que llegaban con sus técnicos
y les compraba”.
La empresa por su parte anunció que habían acordado con
el Ministerio de Agricultura fomentar el cultivo del taba-
co, y que continuarían trayendo tecnología de punta para
la planta de Bogotá. Sin embargo, su política de despidos
apuntaba a cerrar la fábrica de Bosa y con nuevas exigen-
cias comenzaron a desincentivar el cultivo y producción
de tabaco. Al respecto Montaño comenta:
“Había una relación muy cercana, la gente cultivaba para
venderle a Protabaco, porque resultaba siendo negocio
para ellos, pero con la llegada de la BAT les empezaron a
hacer una serie de exigencias a los campesinos, a solici-
tarles que cada cultivador debería tener su horno de seca-
do, que el tabaco debía ser de determinadas condiciones,
que en ciertas regiones el tabaco negro ya no se compraba,
porque ellos no trabajaban con tabaco negro. Esta empre-
sa es global, y tiene unos precios internacionales. Es de-
cir, compran tabaco en Brasil o en África, y como tienen un
precio y una calidad internacional, argumentan que el que
se cultiva acá no es bueno para ellos. Por eso empezaron a
desincentivar el cultivo”.

198
Transformaciones en la industria y defensa del trabajo (2011-2018)

En la fábrica de Bosa, donde se hacía el procesamiento del


tabaco y el empaque del producto, trabajaban alrededor
de mil personas. 11 meses después de los primeros despi-
dos, comenzaron a ofrecer arreglos y sacaron 76 trabaja-
dores de esta fábrica.
“Ellos nos crearon falsas expectativas, que esa gente que el
14 de diciembre se iba era como para refrescar y que los
que quedábamos dentro de la Compañía realmente íbamos
a ser el futuro de esta empresa en Colombia, en la produc-
ción de cigarrillos, y que íbamos a mejorar en calidad del
producto como tal, y en calidad de vida como trabajadores.
Pero eso fue una gran mentira porque posteriormente en el
2012, si no estoy mal el 30 de agosto del 2012, la empresa
nuevamente le puso a los trabajadores unos paquetes eco-
nómicos, no con grandes sumas de dinero, pero sí casi que
presionados porque dijeron que si no aceptaban esa opor-
tunidad económica que la empresa les estaba brindando,
que eso era un dinero muy bueno para que invirtieran, para
que crearan industria, su propio negocio, que trabajaran
para ellos, que entonces iban a perder una gran oportuni-
dad.
Algunos compañeros que salieron tienen trabajo, pero ya
en unas condiciones muy diferentes a las que de pronto no-
sotros teníamos y tenemos, nosotros que no accedimos a
esos arreglos, las tenemos dentro de la Compañía, y por tal
razón es que muchos compañeros están en nada, están fre-
gados. Algunos ya, después de los 30 o 35 años son viejos
para trabajar, y para pensionarse pues obviamente muy jó-
venes, porque toca esperar 57 años las mujeres, o 62 años
los hombres en este momento”, relata José Cañón.

Se profundiza la crisis interna


A partir de 2012 se profundizaron las diferencias entre los
dos sectores del Sindicato, a raíz de la estrategia que usó
Coltabaco durante las negociaciones de Pliego, para di-
suadir a las partes con la idea de que existían dos líneas
dentro del Sindicato, una dura y una blanda. Con esto con-
siguió que una señalara a la otra de ser la blanda, y que se
iniciara una puja relacionada con la participación de los
sectores en los escenarios de representación, y en cada

199
SUDOR Y TABACO II

una de las Seccionales. “Teníamos que ser más inteligen-


tes y no dejarnos dividir, pero no lo logramos. Nos deja-
mos dividir. La pugna se encarnizó más al escucharse que
supuestamente había un sector más fuerte que el otro, por
la correlación de fuerzas, y hubo hechos dañinos”, admite
John Jairo Arboleda.
Crisis en San Gil
En el año 2011 se realizó una asamblea para elegir nueva
junta y delegados a la asamblea nacional. Recientemen-
te habían ingresado nuevas personas que se proyectaban
como líderes de la Seccional San Gil. Durante la asamblea
participaron personas que no estaban relacionadas con la
industria tabacalera y agricultores, en favor de un sector.
“La asamblea estaba citada para las 9:00 a.m. Una vez lle-
gamos a la Asamblea nos encontramos con la sorpresa que
ya se había iniciado, el informe iba como por la mitad y en-
tonces yo solicité la palabra para que me aclararan por qué
la asamblea había empezado antes de la hora, y que me
verificaran el orden del día y el quorum de la misma. Ahí
se armó la de Troya, los compañeros que estaban al frente
del desarrollo de la asamblea se enojaron muchísimo, que
porque íbamos a sabotear la asamblea. Allí estaba el Presi-
dente nacional, que para la época era John Jairo Arboleda,
y esos compañeros no lo dejaban hablar y querían pasar
por encima de él. El motivo del enojo era porque se inició
la asamblea sin el quorum estatutario y con unos afiliados
nuevos que ya habían aprobado, pero no eran trabajado-
res de las empresas sino cultivadores de tabaco, algunos
otros ni siquiera eran cultivadores, el afán de hacerlo así
era para poder elegir los delegados y la junta con unas ma-
yorías que no eran. Al final vino la discusión y se disolvió
la asamblea, tocó programarla para otro día pero ya con las
garantías para todos los sectores”, rememora Gustavo Gó-
mez, quien para entonces era el presidente de la Seccional
San Gil.

Crisis en Bogotá
En el año 2012, a partir de la citación a una asamblea para
analizar la difícil situación de los trabajadores tabacaleros

200
Transformaciones en la industria y defensa del trabajo (2011-2018)

y la presentación del pliego de peticiones del siguiente


año, se tomó además de manera improcedente la decisión
de revocar el mandato a tres miembros de la Junta Directi-
va Seccional Bogotá y como delegados a la Asamblea Na-
cional de Delegados.
Los afectados con la decisión llevaron a cabo acciones
legales por la revocatoria del mandato y de esta manera
presentaron una acción de tutela por parte de Luis Alberto
Milanés, Omar Monroy y Edward Rojas contra el Sindicato
seccional Bogotá, por violación al derecho a la igualdad,
al debido proceso, a la libertad de asociación sindical y
participación política ciudadana.
Este hecho trajo muchas discusiones y desacuerdos en la
Seccional y a nivel nacional, que traumatizaron el funcio-
namiento de la Organización Sindical y que solo vino a su-
perarse con el desenlace jurídico. El resultado fue un fallo
favorable para estos tres miembros por parte del juzgado
32 penal municipal de Bogotá, el cual resolvió tutelar los
derechos por violación al derecho de asociación y porque
esta revocatoria podría conducir a sus despidos. Poste-
riormente estos trabajadores fueron reincorporados a los
cargos de junta directiva y delegados, con previo acuerdo
de la Junta Directiva Nacional para no presentar recursos
de apelación y dar por finalizado este conflicto entre los
sectores del Sindicato.
Crisis en Junta Directiva Nacional
De estos espacios regionales, la crisis escaló al escenario
nacional en la elección de la directiva a finales de 2012. En
esta ocasión, las fuerzas al interior de la Organización Sin-
dical quedaron con igual número de miembros en la junta,
es decir, cinco y cinco para cada una.
Al quedar empatados, comenzó la discusión sobre quiénes
ocuparían los cargos y el resultado fue que no existía un
consenso. Normalmente la Asamblea Nacional de Delega-
dos –AND- es el espacio organizativo en donde se elige la
junta directiva, pero además también se da la aprobación

201
SUDOR Y TABACO II

del Pliego de Peticiones y la elección de los negociadores


y asesores del Pliego de Peticiones.
Durante la semana en que se desarrolló la AND, el conflic-
to se mantuvo, de esta manera se convocó a la junta directi-
va y no fue posible llegar a un acuerdo. Para este momento
se activaron las normas jurídicas que llegaron con el des-
enlace del conflicto: si la junta directiva no se registra a
los cinco días de elegida, automáticamente se prorroga el
período de la junta anterior, porque no hay junta directiva
registrada. Por eso esta vez, al no existir acuerdo al quinto
día a las 5pm, continuó la junta directiva anterior.
Esto implicó, evidentemente, que no se registró la junta re-
cién electa porque no se hizo la respectiva asignación de
cargos, y la negociación del Pliego de 2013 se realizó en
medio de esa división. A pesar de esto se lograron impor-
tantes acuerdos en la misma. Así cuenta John Jairo Arbole-
da, quien entonces era presidente nacional, la resolución
de este conflicto:
“La organización venia pasando por momentos bastantes
difíciles de unidad a nivel nacional. Ya se habían presenta-
do varias situaciones, como era el caso de San Gil y Bogotá.
Todo pasaba por una pugna interna por las correlaciones
de fuerzas, lo que originó varios actos en contra de la or-
ganización y este momento no fue la excepción, agravado
con el desafortunado cinco - cinco que no daba margen de
decisión. La salida fue prorrogar el mandato de la junta di-
rectiva saliente. Como era un empate, no había forma de
decidir. Uno de los sectores presionaba al otro para que,
a pesar de haberse vencido el plazo normativo para el re-
gistro ante el Mintrabajo, pasara una carta notificando esta
elección e informando que posteriormente se haría llegar
la papelería con la respectiva asignación de cargos. Pro-
ceder así era dejar en un limbo jurídico la Junta Directiva,
porque se iría a acreditar el registro posterior a los cinco
días, y como había en medio la presentación y negociación
de un Pliego de Peticiones, quedaríamos sin Representante
Legal para asumir los actos jurídicos correspondientes, y
quedaba en entre dicho las tareas del pliego, el futuro de
los trabajadores y sus familias.

202
Transformaciones en la industria y defensa del trabajo (2011-2018)

Como Presidente me reuní con los demás compañeros y


tomamos la decisión de no notificar y apostarle a la prórro-
ga de la anterior junta, pues eso nos daba piso legal para
actuar jurídicamente, y después resolveríamos lo de esa
nueva junta. Consideramos que era el proceder más res-
ponsable con los trabajadores y sus familias. Esta decisión
originó la reacción del otro sector, quien en pleno conflicto
de pliego interpuso una tutela solicitando incluso al juez
algo insólito: que destituyera al actual presidente, algo que
no es facultativo del juez sino que es propio de la autonomía
sindical como resultado de la gobernabilidad que se da en
los estatutos. Finalmente los jueces le dieron la razón a la
Organización Sindical, que fue la entutelada, porque los es-
tatutos indicaban los pasos que había que cumplir para te-
ner validez la junta. No es el acto solamente de la elección,
son los actos jurídicos complementarios que la ley exige,
como el registro, y los estatutos decían en qué momento
actuaba la junta directiva nombrada a partir del registro,
y como no se registró, no podía actuar. Era una situación
difícil, incluso vinieron comportamientos de señalamientos
como denominarnos que éramos de derecha y nos seguían
llamando así porque no actuamos como ellos querían... de-
cían, incluso, que íbamos a actuar en favor de la empresa...
digamos que lo importante de todo esto fue que los jueces
nos dieron la razón, la Organización tuvo piso jurídico y le-
gal para actuar y se logró negociar un buen pliego”.

Este problema se da porque en los últimos años uno de los


sectores había tenido las mayorías, y así conseguían nom-
brar presidente, secretario, los cargos más importantes
sobre todo de la directiva nacional, y esa misma mayoría
entonces elegía negociadores para un pliego y definía las
políticas del accionar de la Organización.
Después de esto, el Sindicato decidió modificar sus Estatu-
tos, para que la Junta Directiva estuviese conformada por
11 miembros y así evitar nuevamente empates de este tipo.
Finalmente, reflexiona John Jairo: “Ambos [sectores] tenían
tácticas diferentes para enfrentar el problema. Combina-
mos de pronto la denuncia y la movilización, también con
el quehacer político. La diferencia se marcó en la táctica,
esto lo sabía la empresa y leyó que había dos grupos y ahí

203
SUDOR Y TABACO II

jugó partido, a lo mejor intencionalmente cuando manifes-


tó que había dos líneas, una dura y otra más suave. Esto fue
lo que en parte agudizó las diferencias, porque los otros
compañeros se comieron el cuento que en verdad ellos
eran la línea dura. Pero era que los dos venían en una con-
frontación desde rato atrás por hechos que se presentaron
internamente”.
La situación interna de Sintraintabaco afrontaba momen-
tos difíciles. Las discusiones pasaban por si las diferencias
eran personales, esto por los ataques y señalamientos que
se hacían, tanto públicos como escritos, o eran diferencias
políticas e ideológicas. Esta reflexión se llevó al seno de la
XLIII Asamblea Nacional de Delegados de Sintraintabaco,
donde se logró hacer un análisis de las similitudes y dife-
rencias de cada uno de los sectores del Sindicato. Con res-
pecto a las diferencias, ubicaron los siguientes elementos
sobre los cuales no se compartía la misma postura o visión:

• Estructura sindical.
• Proliferación de organizaciones sindicales.
• La renovación sindical.
• El manejo y administración de las sedes, utilización
de las estructuras sindicales para fines personales,
de grupos, etc.
• Amparos forales, (Sintraintabaco, Protabaco, Asotra-
ciga).
• El fuero sindical, interpretación de este y su papel
político de clase.
• El acatamiento a las políticas institucionales y defini-
das colectivamente.
• Trabajo internacional: el cómo y el para qué.
• Métodos y estilos de trabajo en el tratamiento de si-
tuaciones internas y externas.

204
Transformaciones en la industria y defensa del trabajo (2011-2018)

• Toma del poder y alternativas democráticas: con-


cepto del poder, movimientos sociales, partidos po-
líticos, gobiernos democráticos.
• Tácticas y estrategias para enfrentar las políticas pa-
tronales y gubernamentales.
• El capital monopolista de Estado y las multinaciona-
les.
También enunciaron en lo que coincidían ambos sectores
del Sindicato. En ese sentido expusieron que compartían
ideas con respecto a:
1°) La caracterización del imperialismo como un sis-
tema oprobioso que esclaviza a la humanidad y atenta
contra la dignidad del ser humano, al negarle sus mí-
nimos derechos fundamentales para una vida digna,
como son: los derechos laborales, pensionales, eco-
nómicos, políticos, sociales y hasta morales.
2º) La caracterización de la crisis del sistema capita-
lista y el derrumbe de sus maniobras para contener
su crisis, cercenando los derechos de los pueblos,
tanto en Europa como en los mismos EEUU, que tien-
den a agudizarse por la misma pugna imperialista
por el control de los mercados y el sometimiento de
unas potencias a otras por un lado, pero por otro, por
las contundencias de las movilizaciones que las ma-
sas populares han desarrollado en contra de la crisis,
contra el modelo neoliberal y sus efectos y el grito
unánime en todo el mundo de la necesidad de cam-
bios democráticos que favorezcan al pueblo.
3º) La necesidad de globalizar la lucha ante la globa-
lización de los mercados, la lucha internacional por
procesos de cambios democráticos populares que
nos permita derrotar el modelo neoliberal, para ello,
respaldamos los procesos que en este sentido se vie-
nen dando, con sus respectivas diferencias claro está,
en Venezuela, Ecuador, Bolivia, y Argentina, principal-
mente y en otra medida los de Brasil, Uruguay y Nica-
ragua. En este mismo sentido respaldamos el proceso

205
SUDOR Y TABACO II

cubano y su lucha digna por la liberación del yugo


imperialista.
4º) Todos estos procesos los respaldamos y saluda-
mos con sentido solidario de clase, pero igualmente
llamamos la atención en que estos son procesos en
construcción, con reformas y avances progresistas
que ayudan a organizar y a generar conciencia al pue-
blo dentro de los cambios progresistas, en marcha al
socialismo.
5º) Reivindicamos todo nuestro respaldo a las luchas
de los pueblos contra la invasión militar imperialista,
contra el asesinato de los pueblos, la violación de los
derechos humanos y el saqueo de los recursos natura-
les, por el respeto a la auto determinación de los pue-
blos. De ahí que todas las luchas que se desarrollen
en este sentido y que estén en la búsqueda de recon-
quistar para los trabajadores sus derechos laborales,
políticos y civiles gozan de todo nuestro respaldo.
En el marco nacional:
6º) Nos identifica la caracterización del régimen,
como guerrerista, militarista, violador de los dere-
chos humanos y su carácter sanguinario contra el
pueblo, pero muy particular contra los trabajadores
sindicalizados y sus dirigentes, sobre todo de la CUT,
que ha colocado más de 3000 muertos en esta lucha
por la paz, la democracia y el socialismo.
7º) La necesidad de mantener la lucha por la cons-
trucción de un Gobierno democrático en marcha al
socialismo.
8º) La caracterización del gobierno del Sr Juan Ma-
nuel Santos, de ser continuista, neoliberal y violador
de los derechos humanos.
9º) Este Gobierno no solo es continuista, también es
un Gobierno entreguista, no solo al imperialismo nor-
teamericano, sino a los imperios europeos y asiáticos.
Es evidente la entrega a través de la firma de los TLC

206
Transformaciones en la industria y defensa del trabajo (2011-2018)

con estos imperios, que traen para la economía nacio-


nal, principalmente, para el agro colombiano, el cam-
pesinado y los trabajadores colombianos.
10º) El rechazo a sus políticas neoliberales y privatiza-
doras, como: la educación pública, el régimen pensio-
nal y laboral, entre otras.
11º) El rechazo a sus políticas reformistas antipopula-
res, para darle paso al favorecimiento de la inversión
extranjera a las multinacionales con su saqueo a los
recursos naturales y económicos, a más de la viola-
ción a los derechos laborales de los trabajadores.
12º) La lucha por la paz, la salida negociada al conflic-
to social y armado que vive el país.
13º) La caracterización de las multinacionales como
engendros económicos y comerciales internaciona-
les, que con la complacencia del Gobierno saquean
nuestros recursos y violan los derechos laborales y
sociales de los trabajadores.
14º) Nos unifica la lucha por la conquista de un Go-
bierno democrático, a partir de la construcción de una
organización social del pueblo, con amplio contenido
social y respaldo de masas, en este sentido el trabajo
por la unidad del movimiento, que nos permita avan-
zar en un plan organizativo, táctico y estratégico hacia
una alternativa como esta.
15º) El combate al sistema capitalista y su modelo
neoliberal, con su carga de privatizaciones y viola-
ción a los derechos del pueblo.
16º) Rechazamos las políticas tendientes a reprimir
las protestas ciudadanas contra la crisis capitalista,
los TLC, y todas aquellas medidas de corte represivo
impuestas desde las políticas gubernamentales.
17º) Nos unifica igualmente la necesidad de organizar
a las masas para la movilización, la lucha y combate
contra esas políticas de corte represivas, aprovechan-

207
SUDOR Y TABACO II

do las condiciones y los aires de movilización a nivel


internacional y nacionalmente, como las que vienen
dando los movimientos estudiantiles, los estatales, los
movimientos sociales, como, la Marcha Patriótica, la
Minga Indígena, el PDA y otros de denuncia interna-
cional como el Tribunal de los Pueblos.
18º) El trabajo por aportar en la unificación de las lu-
chas latinoamericanas para enfrentar el imperialismo,
fortaleciendo alternativas democráticas y diferentes
a las del TLC que brinda el sistema, como el Alba, la
Celac, a más del estímulo a la movilización.
19º) Nos unifica el trabajo por la preparación del VI
congreso de la CUT y su realización en lo posible, an-
tes de la realización de la elección del comité ejecuti-
vo de la Central.
20º) El trabajar por una reforma estatutaria de la cen-
tral, más democrática y que brinde garantías de parti-
cipación a las Organizaciones minoritarias.
21º) El rechazo a los acuerdos burocráticos, a los com-
portamientos corruptos, a los intereses grupistas, y
partidistas de cualquier índole, alejados de los va-
lores y principios clasistas que nos deben inspirar y
que en nada favorezcan los derechos de los trabaja-
dores y que atentan contra la estructura y la unidad
de la clase.
22º) Respaldamos y continuamos acogiendo la plata-
forma de lucha de la CUT y sus decisiones, principal-
mente las que fueron de aprobación unánime en el V
congreso, para esto, debemos estudiarlas, retomarlas
y ajustarnos a ellas, en las políticas que no hayamos
actualizado.
23º) La necesidad de la movilización por parte de
los trabajadores, exigiendo a la CUT su convocatoria,
contra las políticas antiobreras del Gobierno y los pa-
tronos y por sus reivindicaciones políticas, económi-
cas y sociales.

208
Transformaciones en la industria y defensa del trabajo (2011-2018)

24º) Nos unifica la lucha por la politización de la cla-


se obrera, los dirigentes, para combatir su cooptación
por parte del capital para sus políticas corporativas.
Dentro de esto, debemos desarrollar una lucha frontal
contra la venta de fueros y su corrupta manipulación
de quienes en él se amparan para oscuras prácticas y
zanganerías que se alejan de los principios de clase.
25º) La denuncia contra las políticas de las multinacio-
nales PMI y BAT.
26º) La preparación del pliego unificado en Protaba-
co.
27º) impulsar reuniones con la izquierda para unificar
criterios para desarrollar el VI congreso de la CUT.
28º) El estudio de algunos términos o categorías filo-
sóficas.
El objetivo de este ejercicio fue que la organización cen-
trara su discusión en el quehacer político y en las diferen-
cias ideológicas, con el fin de poder enrutar la discusión
y darle salida a las diferencias con altura y respeto por las
ideas del otro. “Con esta agenda se pretendía darle sen-
tido a las diferencias, que no son malas, por el contrario
donde hay diferencias, donde hay crítica y autocrítica las
organizaciones ganan y el nivel político e ideológico de
los dirigentes crece. Pero como algunos compañeros par-
tían de hacer una oposición desde el señalamiento sesga-
do e infundado, sobre el desprestigio mal intencionado a
los individuos, y como se mezclaban las diferencias per-
sonales con las políticas, se perdía el objetivo y solo con-
tribuía al desgaste institucional; era sacar una discusión
del plano personal al político, que le permitiera a la Or-
ganización Sindical en medio de las diferencias, avanzar
y unificar criterios de lucha para enfrentar la arremetida
de los despidos por parte de la patronal”, manifiesta John
Jairo Arboleda.

209
SUDOR Y TABACO II

Reforma de estatutos del sindicato


Como se decía anteriormente, después de la crisis inter-
na, una de las resoluciones y reflexiones que le quedaron a
la Organización Sindical fue la necesidad de reformar sus
estatutos de manera que favoreciera el debate de ideas y
no el inmovilismo a raíz de las diferencias entre los secto-
res de la Organización Sindical. Los principales cambios
que trajo esta reforma fueron: periodo a dos años de las
juntas directivas; aumento en el número de delegados; la
junta directiva nacional va con voz y voto a las asambleas
nacionales, y a 11 se elevaron los miembros de las juntas
directivas. Estos cambios se realizaron en la XLVIII AND
llevada a cabo del 20 al 25 de abril de 2015 en Barranqui-
lla, con el fin de buscar blindar el futuro y la estabilidad de
la Organización Sindical.
Continuaron los despidos
En el año 2010 durante una sesión ordinaria en el Concejo
de Medellín, el concejal por el Polo Democrático, Carlos
Alberto Ballesteros Barón, hizo la lectura de un comunica-
do del Sindicato que exponía la situación de despedidos,
y la calificó de “muy preocupante, teniendo en cuenta el
alto índice de desempleo en Colombia”. Este comunicado
hace un balance general de los primeros cinco años de la
PMI y de sus políticas antiobreras, de esta manera expone:
“Philip Morris la tabacalera más grande del mundo con-
tinúa desarrollando una política antisindical y antiobrera,
al emprender una nueva masacre laboral despidiendo in-
justamente en las dos últimas semanas a 25 trabajadores,
sumando en el año 80 despidos de trabajadores con amplia
antigüedad y muchos con problemas de salud. Ha desa-
rrollado el más cruel acoso laboral al imponer extenuan-
tes jornadas y oficios polivalentes que le han permitido
prescindir en sus cinco años de presencia en Colombia, de
500 trabajadores en total, con lo cual demuestra la falacia
de que los capitales foráneos crean empleo y desarrollo,
al contrario, se evidencia que solo les interesa el saqueo
de nuestros recursos y la explotación de nuestra mano de
obra, así sea violentando la ley y la Constitución Política de
Colombia y las convenciones colectivas”60.
60 Acta 412, sesión ordinaria, abril 14 de 2010, concejo de Medellín.

210
Transformaciones en la industria y defensa del trabajo (2011-2018)

Este panorama expuesto continuó durante los siguientes


años con la política de despidos, de la mano de la sobre-
carga y la explotación laboral. En el año 2012 el Sindicato
mantuvo su movilización mediante protestas en portería
de varias horas, para rechazar esta política de despidos y
arreglos de la PMI. La denuncia de estos hechos también
se elevó a instancias internacionales como lo fueron la OIT
y el Congreso de los Estados Unidos, a través del Partido
Demócrata.
Esta situación de despidos que se agravó para esta época,
era parte del proyecto de reestructuración, pero también
tenía el objetivo de despedir en Coltabaco a todo trabaja-
dor que se pronunciara a favor de unas condiciones dig-
nas de trabajo, según el Sindicato, “bien sea porque recla-
men por las sobrecargas de trabajo y el estrés que esto les
produce, o porque informen del acoso laboral del que son
víctimas…”61. En este sentido el Sindicato hizo un llamado
en su órgano informativo La Hoja durante este año, para
hacer las denuncias correspondientes de acoso y no re-
currir al “Compliance”, una oficina creada en la empresa
para, en teoría, investigar las denuncias que los trabajado-
res consideraran llevar ahí.
Los afectados por esta situación fueron en casi todas las
áreas. En ventas por ejemplo, este año se denunció so-
bre “MAP [metas] imposibles de cumplir, acoso laboral
por doquier, más de 20 despidos, renuncias presionadas,
jornadas extenuantes, sobrecarga laboral, situaciones de
inseguridad”. En el caso de los trabajadores contratados
por SERDAN, empresa de subcontratación o tercerización,
además de la situación anteriormente descrita, se les des-
conocían los derechos de estos trabajadores. “Son some-
tidos a constantes cambios en su contrato de trabajo, des-
mejorándoles sus condiciones salariales y contractuales
mediante presiones y engaños, obligados a trabajar jor-
nadas de más de 18 horas diarias, sin el respectivo reco-
nocimiento de las horas extras, una sobrecarga laboral al
mejor estilo esclavista”, se explicó en La Hoja62.

61 08/2013. La Hoja. Sucede en Coltabaco: Políticas de despido, al


estilo mafioso.
62 09/2013. La Hoja. Si en Ventas llueve, en SERDAN no escampa.

211
SUDOR Y TABACO II

La empresa mantuvo la política de despidos, arreglos vo-


luntarios y tercerización, pero además sustituyó varios
puestos, principalmente de empleados de oficinas, por
aprendices y practicantes universitarias. Era tan fuerte la
ofensiva de la empresa que para este entonces habían sa-
lido más de 300 trabajadores por estas vías.
Pliego de Peticiones en el año 2013
La negociación para este año fue igual o más difícil que
las anteriores, no solo porque la empresa presentó nueva-
mente un contrapliego, sino por lo que se mencionó ante-
riormente: la organización pasaba, producto de la elección
de la junta directiva que arrojó como resultado el cinco
- cinco, una difícil situación de unidad. Afortunadamen-
te para los intereses de los trabajadores, internamente se
actuó con mucha responsabilidad e inteligencia, logrando
al final derrotar el contrapliego y mantener intacta su Con-
vención Colectiva y obtener puntos nuevos.

Fotografía 30

Particularmente durante esta negociación tuvieron repre-


sentación y asiento los trabajadores estacionales de San
Gil que no volvieron a ser llamados a trabajar a partir del
2006. “Lo más bonito fue que pude ir a una negociación”,
recuerda Pilar Bautista, quien sin trabajo continuó su lucha
en el Sindicato. Ellos esperaban ser llamados nuevamente
a trabajar, ya que hacían parte del listado de aspirantes

212
Transformaciones en la industria y defensa del trabajo (2011-2018)

que quedó del acuerdo del 2006, cuando salieron 60 per-


sonas estacionales. Con el pliego de este año se consiguió
una indemnización equivalente al 45% de la tabla conven-
cional de acuerdo al tiempo de antigüedad, igualmente
para los trabajadores estacionales que eran llamados a la-
borar se conservaron los derechos convencionales vigen-
tes, mejorados con logros obtenidos en esta negociación
para este grupo de trabajadores estacionales de Santan-
der.
“A las multinacionales sólo les importa el mercado”
Como ya ha quedado en evidencia, las reestructuraciones
que trajo consigo la venta de las empresas de la industria
tabacalera colombiana de capital nacional a capital ex-
tranjero, perjudicó en primera mano el derecho al trabajo
del proletariado de la industria. El principal objetivo de
las multinacionales fue copar el mercado nacional, esto re-
duciendo costos de producción e importando materiales
primarios o el producto terminado, generando procesos
de producción transnacionales y perjudicando entonces a
los trabajadores y cultivadores colombianos.
En el año 2014 Coltabaco ya cumplía nueve años de su
venta a PMI, momento para el cual la multinacional ya ha-
bía consolidado sus apuestas en el ámbito laboral: había
sacado mediante despidos y planes de retiro a más de 600
trabajadores; también implementó la tercerización más
alta en la historia de Coltabaco; con la apuesta de la poli-
funcionalidad llevó a la curva salarial de 210 oficios, a una
de escasamente 20. Esto aunado al acoso que tenía el ob-
jetivo de promover las renuncias entre los trabajadores63.
Cierre de la fábrica en Bosa
En este mismo sentido, cuando la BAT compró Protabaco,
la transacción fue calificada como el negocio del año 2011
y la multinacional manifestó públicamente por diferentes
medios de comunicación que llegaban a Colombia a ge-
nerar empleo, bienestar social, que respetarían las leyes

63 1/08/2014. La Hoja. Nuestra industria tabacalera hecha ceniza

213
SUDOR Y TABACO II

y los derechos de los trabajadores. Tres años después de


esto, la nueva administración que había emprendido una
política antiobrera reflejada en los despidos y arreglos, te-
nía ahora la pretensión de cerrar la planta de producción
en Colombia ubicada en Bosa, Cundinamarca.
Según Sintraintabaco, también se buscaba acabar con la
Convención Colectiva de Trabajo y las Organizaciones
Sindicales existentes en ella, pasando por encima de los
acuerdos internacionales, entre ellos, los referidos al de-
recho al trabajo, el de asociación sindical y el de negocia-
ción colectiva, lo que según ellos, demuestra claramente
que estas multinacionales solo les importa el mercado64.
Finalmente, en el año 2014 la BAT anunció el cierre de la
fábrica de Bosa, dejando por fuera a más de 300 trabaja-
dores. Este anuncio, como se mencionaba anteriormente,
se dio en medio de la tutela interpuesta por un grupo de
trabajadores que dejaron a la junta de Sintraintabaco en un
limbo. La tutela falló a favor de Sintraintabaco, pero desa-
fortunadamente no permitió que el Sindicato atendiera el
cierre de la factoría de BAT de la mejor forma. Así recuer-
da José Cañón este anuncio:
“La empresa hacia el 27 de junio del 2014 emprendió su
último rumbo de exterminar lo que era la planta de produc-
ción en Bosa, con el argumento de que no era una fábrica
sostenible por todos los gastos que tenía, que la maquina-
ria que había dentro de la Compañía era muy ineficiente
para asumir todo el mercado nacional. Es decir, un poco de
excusas que realmente eran una farsa porque la Compa-
ñía cuando Abraham [Kovalski] era el dueño, actualizó su
maquinaria industrial, importó mucha máquina de última
tecnología para fabricar cigarrillo, y a pesar de todo, la BAT
en el anuncio de ese cierre aprovechó para mandar esas
máquinas a otras plantas del mundo como fue a Chile, a
México, y a otras plantas en Europa, porque eran máquinas
buenas, pero ellos manifestaron que no, que las máquinas
eran muy ineficientes. Con gran claridad dijimos que no,
eso no era así, eso estaba encaminado a otra cosa, que era
a traer el cigarrillo procesado solamente para comerciali-
zarlo aquí en el país”.

64 1/08/2014. La Hoja. Nuestra industria tabacalera hecha ceniza

214
Transformaciones en la industria y defensa del trabajo (2011-2018)

Tras este anuncio comenzaron a aparecer carteles en la


planta invitando a los trabajadores a realizar sus retiros
voluntarios, e incluso se amenazaba con iniciar acciones
ante el Ministerio de Trabajo, para solicitar el cierre y el
despido colectivo de todos los trabajadores. Esta situación
asustó a la mayoría de los trabajadores, quienes decidieron
arreglar con la empresa; incluso varios dirigentes sindica-
les con larga trayectoria decidieron hacerlo. Esto compli-
có mucho más la decisión de quienes querían defender su
derecho al trabajo y generó desconfianza y temor en los
trabajadores que inicialmente no querían ningún arreglo
sino seguir trabajando.
“Nosotros hicimos caso omiso a todo eso y en últimas ins-
tancias la empresa, cuando prácticamente nos encontrába-
mos 25 trabajadores, inició un proceso jurídico para levan-
tar el fuero sindical y el permiso para despedirnos. Como
la empresa no tenía un permiso del Ministerio para el cie-
rre de la planta de producción, entonces eso encaminó a
que los procesos del fuero sindical no les prosperaran”,
recuerda José Cañón.

Los trabajadores que decidieron resistir a aquel atropello


ganaron los procesos judiciales, porque los jueces le ne-
garon a BAT el permiso para levantar el fuero sindical y el
despido de los trabajadores. Sin ningún tipo de defensa,
la respuesta de los trabajadores fue crear otros dos sindi-
catos y tratar de aforarse para protegerse. Finalmente 25
trabajadores quedaron dando la pelea por el derecho al
trabajo.
Cierre en Los Santos, Santander
En el año 2014, Coltabaco llevó a cabo una restructura-
ción administrativa en la agencia de Los Santos, Santander,
iniciando con el traslado de algún personal a la agencia
de Villanueva, y el arreglo de permanentes y estaciona-
les con cierto tiempo de antigüedad en la empresa. Este
proceso está montado con la terminación del cultivo de
tabaco en esta zona, posteriormente y una vez terminadas
las labores de campo y trasladadas todas las actividades

215
SUDOR Y TABACO II

administrativas a Villanueva, se dio el cierre por la vía de


hecho de esta agencia. En el caso de los líderes sindicales
como Gustavo Gómez, quedaron en la Seccional con pocas
funciones. Así relata Gustavo sus difíciles condiciones:
“Una vez arreglaron al comprador de la agencia (Ignacio
Sarmiento) y a unos tres estacionales que laboraban en
la Bodega, quedamos dos personas en la agencia, era el
compañero William Ossa y yo. Luego viene una negocia-
ción con la Organización Sindical, que incluye en prime-
ra instancia el traslado de William a Villanueva y como yo
estaba estudiando con una beca convencional, se acordó
que continuaba con algunas funciones en la casona o sea
en la agencia histórica de Los Santos. Se anunció que una
parte se iba a sellar por seguridad y que en una parte ad-
ministrativa quedaba yo, con otro compañero de nombre
Gustavo Mayorga, que en ningún momento fue incluido en
el traslado.
Entonces finalmente se aceptó mi estadía en la casona. Pos-
teriormente la empresa, aduciendo problemas de seguri-
dad por el deterioro de la casa, propuso trasladarme a una
oficina arrendada cerca al parque. Ahí montaron la oficina
con todo lo necesario para realizar alguna actividad más
administrativa, porque como ya se había terminado lo del
cultivo de tabaco, no había funciones para desempeñar. Al
poco tiempo también terminaron las labores que me tenían
asignadas en la oficina y entonces llamaron a la organiza-
ción para una nueva negociación, en este caso para trasla-
darme a Villanueva, donde estoy actualmente, con el nom-
bramiento de técnico de campo, aunque sin las funciones
de técnico”.

Los debates por los Acuerdos de Paz


El gobierno de Santos a pesar de su propuesta de solu-
ción política del conflicto armado, en materia económica
continuó los lineamientos neoliberales provocando así
descontento en diferentes sectores sociales. Por esa razón,
nacieron en el año 2012 la Marcha Patriótica y el Congre-
so de los Pueblos, dos expresiones del movimiento social
que aglutinaron a diferentes sectores de los trabajadores,
estudiantes, indígenas, mujeres, campesinos, entre otros.

216
Transformaciones en la industria y defensa del trabajo (2011-2018)

De esta manera, después de las movilizaciones estudian-


tiles en 2011 por la reforma a la Ley 30/92, durante este
primer periodo presidencial de Santos se realizaron otras
grandes movilizaciones como fueron la del paro agrario
del 2013 y 2014. Así consignó el Sindicato en La Hoja las
razones del paro del 2014:
“Estos sectores han sido vulnerados y olvidados histórica-
mente por nuestros gobernantes, principalmente desde la
apertura económica del expresidente Gaviria, quien enfo-
có la economía a la inversión extranjera, regalando el mer-
cado de los sectores agrícolas a las multinacionales, con la
importación de los productos de los países con los cuales
se firmaron tratados de libre comercio, afectando su pro-
ducción, comercialización, y posterior ganancia. Llamamos
a la unidad de todos los sectores sociales del país a organi-
zar y apoyar el paro agrario que se está programando para
el mes de abril del presente año”65.

Producto de estas movilizaciones, nació en 2014 la Cum-


bre Agraria, Campesina, Étnica y Popular, como platafor-
ma de unidad de los sectores organizados del país y como
forma de interlocución con el Gobierno nacional, de cara
a mantener los acuerdos alcanzados con la movilización
social. Este mismo año finalizó el primer gobierno de San-
tos y se abrió paso la carrera por la Presidencia de la Re-
pública, atravesada por el proceso de paz que se llevaba
a cabo con las FARC, en La Habana, Cuba, y por la guerra
sucia entre la campaña de Santos y de Oscar Iván Zuluaga,
representante del uribismo y los sectores más conserva-
dores del país.
En este sentido, y a pesar del descontento de los sectores
sociales frente a políticas como la tributaria y laboral en
el primer periodo de Santos, muchos de estos decidieron
apoyar su segundo mandato de cara a la segunda vuelta
presidencial, con el objetivo de favorecer el buen término
del proceso de paz que se adelantaba en Cuba.

65 1/04/2014. La Hoja. Apoyemos el paro agrario.

217
SUDOR Y TABACO II

“El reto más grande del Gobierno colombiano en este año


que empieza, será sin duda alguna, llegar a un acuerdo con
las guerrillas de las FARC y el ELN, para terminar con más
de 50 años de conflicto en Colombia, así lo ha manifestado
públicamente el presidente Juan Manuel Santos [...]. Reto
que se hace más grande con el anuncio del ELN, de iniciar
en firme un proceso de paz, después de estar varios meses
en una fase exploratoria con el Gobierno colombiano”, ma-
nifestó Sintraintabaco al inicio del 2015 en La Hoja66.

Así, fue reelecto Juan Manuel Santos con el mandato de


la paz, con el que consiguió comenzar también un proce-
so de negociación con el ELN en Ecuador, y culminar un
Acuerdo con las FARC el 26 de septiembre de 2016. Pos-
terior a esto, la refrendación del Acuerdo se realizó a tra-
vés de un Plebiscito llevado a cabo el 2 de octubre del
2016. Este marcó un nuevo capítulo en el que se impuso la
campaña del “NO”, que se oponía a lo acordado en La Ha-
bana. Esta negativa en las urnas, aunque por un estrecho
margen, obligó a renegociar el Acuerdo entre las partes e
incluir modificaciones que solicitaron los sectores del NO.
Negociación de pliego 2015
Durante esta negociación nuevamente la empresa elabo-
ró contrapliego, pero no lo presentó oficialmente, y en la
mesa tampoco hizo alusión al mismo. En esta negociación
nuevamente quedó a salvo la Convención Colectiva al no
permitir su revisión, y por el contrario se logró incorporar
20 puntos nuevos, donde se destacan, entre otros puntos
igual de importantes: garantías del debido proceso; de-
rechos para educación a hijos de trabajadores hasta los
24 años, respetándoseles la terminación de su carrera;
nombramientos y nivelación salarial de trabajadores; in-
corporación de la licencia por luto y garantía del pago la
de prima de asistencia; compromiso del llamado de esta-
cionales; plan de retiro de estacionales que llevaban has-
ta más de 10 años sin llamar, pagándoles 45% de la tabla
convencional de acuerdo al tiempo de servicio; garantía

66 1/01/2015. La Hoja. La paz: El anhelo del pueblo colombiano en el


año 2015.

218
Transformaciones en la industria y defensa del trabajo (2011-2018)

de cumplimiento convencional en caso que la Compañía


cambie de razón social, cinco días para presentar los do-
cumentos y para liquidar las cesantías; reconocimiento de
un fuero sindical más para un miembro de la junta direc-
tiva; incorporación del trabajador a la póliza de cirugía y
aumento en los valores de pago de la póliza, 80% por la
empresa y el 20% por el trabajador.
En el marco del pliego de peticiones se logró una indem-
nización especial para los trabajadores estacionales que
desde hacía 10 y 15 años no eran llamados a trabajar. Tam-
bién, “con el artículo 120 a partir de la vigencia de esa
Convención Colectiva de trabajo, los trabajadores esta-
cionales o de cosecha, disfrutan de beneficios como au-
mentos de salarios, auxilios de transporte…”, relata Nelvis
Heredia sobre logros en la convención de ese año.
En esta negociación se logró que con ocasión de la licen-
cia por luto el trabajador no pierda la prima de asistencia.
Se reconoce como tiempo extra remunerado la capacita-
ción de los brigadistas de bomberos.
Ese año terminó con una paradoja para la Organización
Sindical: dos trabajadores de Sintraintabaco se afiliaron a
SintraONGS y presentaron un pliego el 7 de diciembre. El
Sindicato les propuso suscribir una convención con alre-
dedor de 20 puntos. No aceptaron y solicitaron la interme-
diación de un Tribunal de Arbitramiento, el cual emitió en
diciembre de 2016 el Laudo Arbitral, con beneficios infe-
riores a los que les ofrecía Sintraintabaco.
Impuesto al cigarrillo con la reforma tributaria
En el año 2016 el gobierno de Santos presentó al Congre-
so de la Republica una reforma tributaria, que entre otras
cosas, incluía un nuevo gravamen para la Industria del Ta-
baco, y que iba encaminada a las orientaciones de la Orga-
nización Mundial de la Salud (OMS). En esta reforma cada
cajetilla de 20 cigarrillos se incrementó $750 para el 2016
y $750 para el 2017. Para el 2018, otros $700 y a partir del
2019 el incremento dependerá del IPC más cinco puntos.

219
SUDOR Y TABACO II

El supuesto objetivo de este tributo era desincentivar el


consumo de cigarrillo, sin embargo, el aumento del precio
de venta terminó generando que el que paga el impuesto
es el consumidor.
De esta manera Coltabaco emprendió entonces la pro-
ducción masiva de cigarrillos previa a la aprobación de
la reforma. Después de que entró en vigencia este nuevo
gravamen, los mayoristas le compraron con el incremento.
“Se pusieron de acuerdo, ellos dicen que para regular el
mercado, para que no se desgraciara... para que no se ga-
naran los $700 los mayoristas sino ellos. No estaban pen-
sando en el consumidor final, se la sacan todo porque los
impuestos al cigarrillo no los paga la empresa, los paga el
consumidor”, afirma Juan Carlos Ospina.
Transformaciones de la industria tabacalera
En la Asamblea Nacional de Delegados del 2015 Sintrain-
tabaco presentó el primer informe de la investigación so-
bre la transformación de la industria tabacalera, en donde
se puso en evidencia varias apuestas: la concentración de
la industria tabacalera; las políticas regulatorias producto
del Acuerdo Marco de Control del Tabaco de la OMS; los
productos de nueva generación que desplazan al cigarri-
llo tradicional; el contrabando y la competencia a nivel in-
ternacional, entre otros elementos que evidencian un gran
peligro para la Organización Sindical y sus banderas, prin-
cipalmente el derecho al trabajo en condiciones dignas y
justas. Al respecto, Guillermo Álvarez, actual presidente
de la Organización, quien además participó de esta inves-
tigación, cuenta:
“Esta situación se prestó para que las dos multinacionales
se volvieran un duopolio a nivel mundial, dándose circuns-
tancias como por ejemplo de que BAT domina en algunos
mercados, pero PMI en otros. Por ejemplo, BAT domina en
Chile, pero PMI en Argentina, México, Brasil, y aquí en Co-
lombia tienen el 50/50 más o menos. Tienen el mercado
muy bien repartido. Estas situaciones del Acuerdo Marco
lógicamente generan, además de la venta de las empresas,
una concentración del mercado, y lógicamente también de

220
Transformaciones en la industria y defensa del trabajo (2011-2018)

la producción. ¿Qué significa eso hoy? Pues que el merca-


do está, prácticamente, en manos de estas dos multinacio-
nales. Esto sin contar a la GT One que tiene una presencia
muy grande en Japón, y hay otra que es la que produce en
China, que por su tamaño solo abastece ese mercado, por-
que ya existía la Reinus, pero esta, por ejemplo, que era
otra multinacional, la compró la BAT en 2016. Entonces el
mercado está concentrado en estas dos…”.

En esta investigación, el Sindicato también se refiere a las


proyecciones de la industria y las implicaciones que trae-
ría esto en su defensa del trabajo. Al respecto señalaron
que existe el proyecto de acabar con el cigarrillo tradi-
cional a través de productos de riesgo reducidos como
el IQOS. Estos son cigarrillos que se calientan. No tienen
combustión, no hay necesidad de prenderlo, sino que un
dispositivo eléctrico los calienta.
“Entonces la apuesta la tienen en estos productos, lo que
denominan cigarrillos o productos de riesgo reducido. En
el caso de PMI, tienen varias plataformas, entre ellas el
IQOS, que consta de un cargador, un holder donde se co-
locan las unidades de tabaco llamadas heets, que tienen el
mismo grosor de un cigarrillo tradicional pero miden la mi-
tad de su longitud, y un limpiador. Estos heets se introducen
en el holder que es una pequeña lámina que calienta a una
temperatura de unos 300 grados centígrados, pero genera
calor mas no combustión, o sea que no quema, solo emite
vapor. También existen otras plataformas como el cigarrillo
de carbono y electrónicos clasificados como desechables,
recargables y con vaporizador recargable, productos que
contienen nicotina extraída de las hojas de tabaco, pero no
tabaco. Consiste en el calentamiento de un líquido que con-
tiene nicotina y saborizantes, mediante un sistema eléctri-
co para generar un vapor. Esta plataforma incluye produc-
tos de cigarrillos electrónicos como Nicocig y Vivid, Solaris
y MESH. El presidente de la Compañía a nivel internacional
ha reiterado que con estos productos acabarían con el ci-
garrillo tradicional, lo que dejaría en alto riesgo la estabili-
dad de los trabajadores”, afirma Guillermo.

Durante este mismo año Coltabaco empieza la mutación


de las marcas nacionales a marcas internacionales con

221
SUDOR Y TABACO II

productos como Boston, Green y otros, para posicionar


otros productos como Marlboro, Chesterfield, L&M. De
igual manera se dio un proceso de modernización total del
proceso primario que trajo como consecuencia el despi-
do de varios trabajadores, el desplazamiento o el arreglo
económico. Igual ocurrió en el proceso secundario, donde
se reemplaza una elaboradora y una adocenadora por dos
empaquetadoras. Con esta tecnificación nuevamente se
dio el desplazamiento de la mano de obra, presentándose
despidos y arreglos económicos del personal más antiguo.

En el marco de estas reformas también ocurrió la rees-


tructuración del departamento de suministros (partes de
materias primas, proveedores, compras). Posteriormen-
te se llevó a cabo el cierre del laboratorio de tabaco, y
del área de finanzas, trasladando estas operaciones para
Argentina y México. Estos cambios también generaron el
desplazamiento de la mano de obra, el despido o los arre-
glos económicos, principalmente de personal de manejo
y confianza.

Negociación en Protabaco
Antes de la compra de la BAT a Protabaco, esta era una
pequeña empresa nacional en la que también se presenta-
ban dificultades en las negociaciones del pliego, y aunque
pocas, en estas negociaciones los sindicatos consiguieron
durante las últimas décadas algunas reivindicaciones po-
líticas, económicas y sociales. Sin embargo, con la llegada
de la multinacional se han vuelto más complejos los pro-
cesos de negociación. Así comenta esta situación José Ca-
ñón, quien hace parte de Sintraintabaco en esta Compañía:
“La British tiene unas 47 o 45 plantas a nivel mundial y re-
presentación comercial en unos 183 países. Así vemos la
magnitud de que es un gran capital el que se maneja en
este tema del cigarrillo y que ellos por encima de lo que
sea pueden comprar algunas cosas bajo cuerda, pueden
contratar abogados en este tema de negociación, pero a
pesar de todas las dificultades y que no han sido fáciles
en BAT, hemos logrado conseguir cosas buenas para los

222
Transformaciones en la industria y defensa del trabajo (2011-2018)

trabajadores, pero todo producto de la unión de las orga-


nizaciones sindicales, porque cuando es una Organización
Sindical fortalecida, el trabajo es muy diferente. Nuestras
organizaciones sindicales son minoritarias, pero de una u
otra manera nos hemos unido para hacer esas negociacio-
nes que afortunadamente hemos sacado adelante”.

En las negociaciones colectivas, las organizaciones sin-


dicales en Protabaco han obtenido importantes logros
como: la vigencia de la convención a dos años; servicio
de casino; permisos para calamidad doméstica para aten-
der enfermedades de los padres, por nacimiento de hijos,
matrimonio de los trabajadores; en caso de embarazo de
una trabajadora un descanso, a partir del quinto y sexto
mes, de treinta minutos diarios, y a partir del séptimo mes,
descanso de cuarenta minutos diarios; licencia por luto en
seis días hábiles, superior a la de ley; en primas extralega-
les: de mitad de año, de fin de año y de vacaciones. Tam-
bién han conseguido una póliza odontológica y auxilios
para: matrimonio, nacimiento, defunción, educación, por
enfermedad prolongada, de anteojos o lentes, de medi-
camentos no incluidos en el POS, por muerte del trabaja-
dor, por antigüedad, sindicales, por jubilación, y permisos
sindicales remunerados, entre otras ganancias no menos
importantes.

Represalias contra la labor sindical


A raíz del cierre de la planta de Protabaco en Bosa, se
generó un fenómeno laboral muy difícil para quienes lo-
graron sobrevivir a los despidos o arreglos, y decidieron
mantenerse en la defensa de su derecho al trabajo a tra-
vés de los fueros sindicales. La decisión de la empresa con
relación a esta resistencia fue buscar despedir a estos 17
trabajadores sindicalizados, para lo cual inició los proce-
sos judiciales para el levantamiento de su fuero sindical.

El desenlace de este pleito jurídico fue que la empresa


perdió los 17 procesos y al no autorizarse ningún despido,
Protabaco decidió sacar a estos trabajadores de la planta
y enviarlos a una bodega, separándolos por su actividad

223
SUDOR Y TABACO II

sindical del resto de trabajadores, para que no tuvieran in-


cidencia sobre estos, en una clara persecución a la labor
sindical. Para el presente trabajo, quedan 12 trabajadores
del cierre de la fábrica de Bosa.
Según este grupo de trabajadores, los cargos en los que
la empresa los podría ocupar sí existen, no obstante, no le
son asignados debido a las políticas de la multinacional
que tienen el objetivo de aislarlos. La situación de cese
de actividades entonces busca encerrar a los trabajadores
organizados para –en sus palabras- aburrirlos y conseguir
que estos renuncien a causa del desespero por esta difícil
condición de trabajo.
“Nosotros lo que buscamos dentro de todo este aguante, de
toda esta pelea, es que nos reubiquen. La empresa no tiene
puestos en el área de producción, excepto los puestos que
tienen en San Gil en la planta de desvenado, pero en Bogotá
sí hay puestos, porque es que no es solo la parte comercial,
nosotros hicimos parte en Protabaco, en los últimos años,
del área de almacenamiento y distribución, donde trabajá-
bamos como montacarguistas, auxiliares de bodega, y esos
cargos existen dentro de la bodega de almacenamiento
que tiene la BAT en Bogotá”, relata José Cañón.

Situación similar afrontan algunos trabajadores de la sec-


ción de ventas de Coltabaco en Bogotá: “Voy y cumplo el
horario. A veces salgo, me piden el favor de ir a organizar
algunas rutas, entonces yo voy, les colaboro con eso y tan
pronto termine la jornada regreso a la oficina. En eso se
ha ido el tiempo, cumplí hace poquito 36 años en la Com-
pañía…”, cuenta Eliseo Rubio, trabajador de Coltabaco y
miembro de la seccional Bogotá.
Programas de educación Barranquilla
Desde la década del 90, el Sindicato ha entendido la im-
portancia de la profesionalización para los debates y lu-
chas en el ámbito sindical, y así es que varios de sus diri-
gentes han conseguido estudiar diferentes pregrados, que
le han aportado conocimientos en ámbitos como el jurídi-
co, económico, sociológico, entre otros. En este sentido, en

224
Transformaciones en la industria y defensa del trabajo (2011-2018)

el año 2017 la seccional Barranquilla hizo una evaluación


de la población de estacionales y vio necesaria la alfa-
betización de estos trabajadores, por esta razón se inició
un proyecto de semiescolarizado para todos los afiliados
que no hubiesen terminado la primaria y el bachillerato.
“Inicialmente arrancamos con 14 compañeros validando
bachillerato y primaria, en estos momentos nos quedan
13, renunció uno que desistió, y se encuentran validando
el bachillerato para recibir su grado de bachiller. De esos
13, tres son de primaria, 10 de secundaria, y para iniciar
procesos de educación superior”, nos cuenta Alex Polo,
directivo sindical del área de ventas.

Fotografía 31 – Participación de la mujer en un 1º de mayo en Barranquilla.

El objetivo de este proyecto es cualificar a los trabajado-


res estacionales, para afrontar la tercerización que hoy im-
plementa la empresa bajo la excusa de la falta de capa-
citación del personal actual. “Me siento muy complacida
porque eso es lo que me va a abrir las puertas para yo
poder obtener un título, porque si nosotros no estudiamos,
no hacemos unas pruebas ICFES, no tenemos como esa

225
SUDOR Y TABACO II

oportunidad de ir a buscar una universidad. Entonces ese


es nuestro primer proyecto”, relata Nelvis Heredia, traba-
jadora estacional quien también hizo parte en el 2017 de
este proceso de alfabetización, y quien posteriormente in-
gresó al pregrado de Derecho, mientras otros trabajadores
adelantan sus estudios tecnológicos.

La agencia Capitanejo en riesgo

Fotografía 32 – Estado de la agencia de Capitanejo

Como se relató anteriormente, el asesinato de Ciro Arias


trajo consigo también el fin de la seccional del Sindicato
en Capitanejo. Desde entonces la labor sindical en este
municipio de Santander se ha visto cruzada por el miedo,
producto de la violencia paramilitar que sufrió esta región,
que se dice, produce uno de los mejores tabacos del país.
A pesar de esto, la Organización Sindical actualmente con-
tinúa la atención a estos trabajadores, que son la represen-
tación allí de esta Organización.

En la agencia de Capitanejo se recibe en fardos el tabaco


y también desde allí se presta asistencia técnica a los cul-
tivadores del tabaco. A pesar de que en esta agencia no
se ha podido constituir una junta directiva del Sindicato,

226
Transformaciones en la industria y defensa del trabajo (2011-2018)

siguen disfrutando de los beneficios convencionales con-


quistados por la Organización Sindical como salud, educa-
ción, vivienda, préstamos de calamidad, permisos sindica-
les, entre otros.

Esta agencia no está exenta de los proyectos de reestruc-


turación que la multinacional ha venido desarrollando en
Coltabaco, principalmente para el área de tabaco, de ahí
que su futuro sea incierto. Actualmente solo hay 38 traba-
jadores de los cuales 18 son afiliados al Sindicato, entre
estos, dos administrativos. Esta situación de restructura-
ción se suma a las exigencias en materia de calidad para
los cultivadores y a los bajos precios que desincentivan a
quienes han tenido la vocación del cultivo del tabaco.

Al respecto Armando Báez cuenta: “nosotros vemos que si


no se hace un control sobre eso [el precio], estaremos en
riesgo, y más nosotros los estacionales que dependemos
del mismo volumen de tabaco que llegue en la cosecha.
De eso dependen nuestros contratos, estabilidad de las fa-
milias, y del mismo pueblo. Porque yo digo que el mismo
día que la Colombiana de Tabaco salga de acá, este muni-
cipio quedará como muerto”. Esto debido a la dependen-
cia económica del municipio a esta actividad tabacalera.
Pero esta decadencia del cultivo no solo se evidencia en
los precios y en los rigores exigidos a los cultivadores,
sino que también se puede apreciar en la infraestructura
de la misma:
“De las instalaciones ya no queda sino la mitad, la otra la
demolieron, ha decaído en su cuidado y mantenimiento,
hay mucho palo y pasto seco, lo que se va dañando no lo
arreglan sino que dicen: corrámonos más para allá y más
acosados. Y como le digo, lo de los precios, donde obligan
al comprador a bajarle la calidad al tabaco con lo que se
castiga al agricultor, lo que ha originado su reacción y es-
tán muy enojados con esos precios. Así la gente dejará de
cultivar tabaco y buscará otras fuentes de trabajo. Posible-
mente vemos que la seccional de Capitanejo o la agencia
de acá pueda desaparecer”, afirma Báez

227
SUDOR Y TABACO II

Pliego 2017: los retos de la Organización

Fotografía 33 – movilización en la porteria durante el pliego de 2017, en Medellin

Esta negociación se presenta en un contexto en el que


el debate de las huelgas de los trabajadores regresa a la
opinión pública, debido a la realizada por los pilotos de
Acdac, sindicato de Avianca, durante septiembre y oc-
tubre de ese año, con 51 días de cese de actividades. La
declaratoria de ilegalidad por parte del Tribunal Superior
de Bogotá colocó el debate sobre esta herramienta de los
trabajadores para ejercer presión a la hora de negociar,
sobre esto Reinaldo Medina comenta:
“Nosotros tenemos un criterio frente a la huelga. Las res-
ponsables de las huelgas son las compañías por su intran-
sigencia, pero no renunciamos a ella y antes de optar por
un tribunal sin duda alguna llamaríamos a que todos los tra-
bajadores optemos por la huelga, pero la huelga no es en sí
un fin sino un medio legal y válido para buscarle solución
a un conflicto laboral. Es una herramienta muy grande e
importante pese a todas las ofensivas que hay en el orden
nacional e internacional para hacer más difícil la huelga,
después que en la 101 conferencia de la OIT se revelaron
los patronos directamente y convencieron a los Estados

228
Transformaciones en la industria y defensa del trabajo (2011-2018)

para poner más condiciones. Hoy en el mundo las huelgas


están casi inexistentes, hay mucha declaración de ilegali-
dad, más trabas, en fin. Supuestamente porque la OIT des-
de 1920 que nace, que no tiene expreso ese derecho, pero
es connatural al derecho de asociación y negociaciones de
huelga. Tenemos el objetivo de en lo posible llegar a acuer-
do directo salvo que la terquedad o la postura irracional o,
en fin, de la empresa, nos lleve a eso, pero haríamos sobre
el Tribunal de Arbitramento, huelga”.

En medio de esta coyuntura nacional, el Sindicato preparó


a través de comisiones el borrador del pliego con ideas
generales, sobre las cuales buscaron una identidad en los
objetivos comunes para defender en la mesa de negocia-
ción, entre los que se encontraban: mantener la Conven-
ción Colectiva de trabajo (no permitir su revisión); la par-
ticipación de la base; lograr la integración y solidaridad
del movimiento obrero y sindical; mejorar la Convención
Colectiva de trabajo y las condiciones de trabajo y espe-
cíficamente resolver la situación de algunas trabajadoras
estacionales de Barranquilla con problemas de salud, con
una avanzada edad y que no podrían tener las semanas
necesarias cotizadas para su jubilación.

Esta negociación duró los 20 días de la etapa de arreglo


directo, más diez días de los 20 de prórroga que establece
la ley. Durante este tiempo, estuvieron acompañados por
la movilización de la base y el acompañamiento de la CUT,
logrando así que el contrapliego presentado por la Com-
pañía no tuviera éxito y una serie de beneficios detallados
a continuación:

1.) El auxilio para planes complementarios de salud,


pólizas o medicina prepagada, que le permite a un
número importante de trabajadores una solución
diferente a la póliza actual, que ha perdido mucho
valor.

2.) Prima de vacaciones para los estacionales, que la


organización luchó por muchos años.

229
SUDOR Y TABACO II

3.) Becas para especializaciones de los trabajadores.

4.) El arreglo de tres trabajadores estacionales, con


problemas de salud, con una avanzada edad, que
nunca reunirían los requisitos de salud y que jurí-
dicamente no tenían derecho a indemnización, que
nos permitió demostrar al resto de estacionales que
es mucho mejor un arreglo por intermedio de la Or-
ganización Sindical que de forma individual.

5.) Nombramiento de 6 trabajadores de forma directa


(ascensos).

6.) Dos nivelaciones salariales para técnicos de campo.

7.) Programa de capacitación para el personal próximo


a pensionarse.

8.) Algunas mejoras en los reglamentos de los servicios


convencionales.

9.) Nuevo mecanismo para obtener el beneficio del


lente transitions.

10.) Un tercer préstamo de vivienda para mejora.

11.) Incremento para el bono de alimentación.

12.) Un auxilio para el aniversario del sindicato.

13.) Prima por firma, incluyendo los estacionales que es-


tán en listado y hace tiempo no llaman a laborar.

14.) Auxilio para la central unitaria de trabajadores CUT


y para la Organización Sindical.

De este ejercicio de negociación, es importante resaltar el


uso de herramientas comunicativas como La Voz del Plie-
go, el instrumento a través del cual se informa a los traba-
jadores sobre el proceso de negociación; de comunicados
físicos y digitales, así como de otras herramientas como
el bono pre huelga. Durante décadas la organización ha

230
Transformaciones en la industria y defensa del trabajo (2011-2018)

entendido la importancia de la comunicación en el proce-


so de negociación con ejercicios como el de La Picadura,
en la época de Sintracoltabaco y en la actualidad, el de La
Hoja.

A la fecha, las conquistas logradas por Sintraintabaco han


estado marcadas por toda una historia de lucha; recogidas
en los diferentes pliegos de peticiones; defendidas en las
mesas de negociaciones y respaldadas dignamente por
sus afiliados mediante la movilización y la unidad. Gracias
a esto, Sintraintabaco cuenta hoy con una significativa Con-
vención Colectiva con importantes reivindicaciones, pero
no se ha quedado solo en las conquistas sindicales. Inter-
namente ha tenido sus propios programas de educación,
cultura, deportes, artes, manualidades y recreación. De
sus ingresos, igual ha destinado partidas para garantizar
auxilios médicos, de laboratorio, farmacia, lentes, servicio
para libre inversión, etc., pensando siempre en el bienes-
tar de los trabajadores y sus familias.

También se ha destacado por su acompañamiento y res-


paldo a los conflictos laborales y sociales, lo que ha mar-
cado su signo de solidaridad. Esto se ha reflejado en las
asesorías políticas, jurídicas y organizativas a sus herma-
nos de clase, en sus diferentes procesos de negociación.
Esto, además, los ha llenado de experiencia y cualificación
interna.

Hoy se puede afirmar que Sintraintabaco tiene una de las


mejores Convenciones Colectivas del país, brindando a
sus afiliados una vida más digna en materia social y eco-
nómica.

2018, año para profundizar las luchas


Durante el 2018, la incertidumbre ha seguido rondando
a los trabajadores de la cadena del tabaco en Colombia.
Como quedó registrado a lo largo de este trabajo, son
muchas las amenazas que se ciernen sobre su futuro. Por
ejemplo, con el desarrollo de los productos de riesgo re-
ducido, como el IQOS, y los cigarrillos electrónicos.

231
SUDOR Y TABACO II

Es evidente que el cultivo del tabaco también se extingue,


y que producto de la transformación de la industria, la tec-
nificación, la centralización de la producción, la monopo-
lización, y las políticas en contra del cigarrillo, se pone en
alto riesgo la producción del cigarrillo en Colombia, dis-
minuyendo la mano de obra tanto en los sectores urbanos
como rurales. Con estos cambios en la industria del tabaco
en Colombia y en el mundo, se puede decir que esta tiene
un futuro promisorio, a diferencia de los trabajadores, que
les queda el dilema de la miseria, el desempleo, el caos
social y familiar.

En medio de todo esto, Sintraintabaco, sin abandonar la


lucha ideológica que siempre lo ha caracterizado, ha lo-
grado la estabilidad interna. Para esto ha sido fundamental
la visión de unidad para enfrentar la diagnosticada situa-
ción. La movilización es fundamental, acompañada de cri-
terios programáticos y orgánicos, con objetivos, políticas,
tácticas y estrategias bien definidas, para poder defender
la vigencia de sus banderas de lucha: derecho al trabajo
en condiciones dignas y justas, la defensa de la Conven-
ción Colectiva y la defensa de la Organización Sindical.
“Es inconcebible que se esté extinguiendo el cultivo y la
producción en Colombia y los trabajadores sigamos frag-
mentados en varias organizaciones, esto crea más división
y dispersión”, manifiesta John Jairo Arboleda, Directivo
sindical.

Pero los retos planteados para este Sindicato no se limi-


tan a su situación interna, ni a sus reivindicaciones como
trabajadores de la industria tabacalera. El contexto social
y político del país pone de presente la necesidad de con-
tinuar defendiendo, como lo ha hecho hasta ahora, el de-
recho a la vida y la justicia social. Esto se ilustra con las
elecciones legislativas y presidenciales de este 2018, en
donde se disputaron dos modelos y visiones diferentes de
país.

En el caso de las elecciones presidenciales, Gustavo Petro,


ex alcalde de Bogotá y candidato de las minorías, los mo-
vimientos sociales y ambientales, y las comunidades más

232
Transformaciones en la industria y defensa del trabajo (2011-2018)

marginadas del país, se enfrentó a Iván Duque, candida-


to del uribismo y la política tradicional. Sintraintabaco se
comprometió con la candidatura de Petro, tomando parti-
do por la “política de la vida y la paz con justicia social”; le
apostó al cambio y llamó, por medio de sus órganos infor-
mativos, a votar por esta posición. El Sindicato interpretó
en esta opción un respaldo a una salida política al conflic-
to social y armado en el país, el destierro de las posturas
autoritarias, reaccionarias y derechistas “que impulsan la
violencia y la guerra contra el pueblo desprotegido y mar-
ginado de las grandes decisiones de la vida política nacio-
nal”. Así lo manifestó en La Hoja del mes de mayo:
“[…] por su propuesta seria, argumentada y fundamentos
políticos, es que trabajadores, campesinos, estudiantes,
profesores, pensionados, comerciantes, mujeres, jóvenes,
animalistas, ambientalistas, vendedores informales, etc.,
vemos en Petro la oportunidad de tener un gobierno inclu-
yente que nos muestra un camino de cambio, donde priman
las soluciones a las necesidades más urgentes del pueblo
y esto solo lo logramos si salimos el próximo 27 de mayo
a votar por el programa de la COLOMBIA HUMANA, rom-
piendo de paso con la corrupta política tradicional y con la
abstención que durante décadas ha condenado a nuestro
país al despojo, el hambre y la violencia”67.

Gustavo Petro logró sumar el respaldo de amplios secto-


res, y para primera vuelta logró 4.855.069 de votos, equi-
valentes al 25.08% de la votación total, sobrepasando
así la votación histórica de la izquierda colombiana con
la candidatura en el 2002 de Carlos Gaviria. Por su parte,
Iván Duque, con toda la maquinaria de la derecha acei-
tada para esta primera vuelta, consiguió una votación de
7.616.857 equivalente al 39.34%. Es así como el mapa po-
lítico empezó a clarificarse, y todas las fuerzas democrá-
ticas se sumaron a la candidatura de Petro, con las que al-
canzó un 41.77% de la votación en segunda vuelta. Por su
parte, Iván Duque recibió el apoyo de todos los sectores y
fuerzas tradicionales, logrando así llegar a la presidencia
con un 54.03% de la votación.

67 05/2018. La Hoja. Petro: una luz de esperanza y dignidad.

233
SUDOR Y TABACO II

Pese al triunfo de este candidato, las organizaciones so-


ciales, movimientos y ciudadanos comprometidos con el
cambio han estado en permanente movilización y denun-
cia, consolidando un fuerte proceso ciudadano y político
en oposición al continuismo, que ha traído consigo el re-
troceso en materia social, política y económica, seguida
de un fuerte contexto de derechos humanos, con el asesi-
nato de líderes sociales, al estilo de las épocas más difíci-
les del siglo pasado. Ante ese contexto, Sintraintabaco se
manifestó así en La Hoja del mes de julio:
“Hoy el llamado es unánime, Unidad para la movilización
y la resistencia. Ya el contexto es diferente, no es el 2002,
somos 8 millones de inconformes que le apostamos a un
cambio para una sociedad más justa. Esta resistencia es
la ruta para bloquear las pretensiones de aniquilación de
un pueblo que sigue demandando cambios en temas sen-
sibles como salud, educación, trabajo digno. En todos los
sectores populares, sociales campesinos, sindicatos, traba-
jadores, indígenas, se debe definir una hoja de ruta para la
acción extraparlamentaria, para derrotar el fascismo y para
resistir los vientos de tiranía que piensan instalarse desde
el 7 de agosto”68.

68 07/2018. La Hoja. Iván Duque, el alfil de la derecha.

234
Reflexiones sobre la crisis sindical

Capítulo 6
reflexiones sobre
la crisis sindical

Sintraintabaco, como organización clasista, se ha preocu-


pado por el futuro del movimiento sindical y la suerte de
los trabajadores colombianos. Es por eso que, producto
de la lucha ideológica interna, han nacido reflexiones y
debates sobre el movimiento sindical y su quehacer en la
defensa de los derechos de los trabajadores.

En el medio de esta discusión está la concepción y recu-


peración de principios sindicales como lo son la indepen-
dencia, la unidad y la solidaridad de clase; las banderas
de lucha como la huelga, la movilización, las tomas de
empresas como alternativa de lucha para que los traba-
jadores recuperen sus acreencias laborales; la recupera-
ción de los valores éticos e ideológicos; el rechazo a todas
las formas de deslaboralización existentes; la condena al
contrato sindical; la erradicación de corrupción en algu-
nas organizaciones sindicales, bajo la consigna de “cero
tolerancia con la corrupción”; la oposición frontal a la pro-
liferación sindical en entidades o instituciones donde ya
existen sindicatos, con lo que se desnaturaliza el carácter
y significado del fuero sindical; la defensa y respeto por el
fuero sindical.

Con lo anterior como agenda política amplia que encabe-


zaba un sector de la Organización Sindical, surge la idea
de convocar varias organizaciones sindicales y políticas

235
SUDOR Y TABACO II

que estuvieran por defender estos principios. Fue así que


en el marco de la preparación del VI Congreso de la CUT,
las elecciones del Ejecutivo Nacional y de los regionales,
se logró convocar a un grupo de directivos sindicales per-
tenecientes a la Central con diversas tendencias pero con
sentido clasista a un Foro Ideológico. Tras reunirse el 19 de
enero de 2013, y luego de haber acordado estos elemen-
tos básicos, que serían motivo de discusión y defensa en
el VI Congreso y que impulsarían los candidatos a orga-
nismos de dirección de la CUT, nace la corriente sindical
clasista, forjando poder y unidad en los trabajadores.

A continuación se presentan las reflexiones en torno a la


crisis sindical, propuestas por los sectores clasistas de for-
ma unificada al foro ideológico en Antioquia, sobre crisis
sindical, en preparación del VI congreso de la CUT, bajo la
consigna “por una central al frente de las luchas obreras”
y que recoge en gran parte las diferentes formas de pen-
samiento que existen en Sintraintabaco:

***

En la crisis que está viviendo el sindicalismo desde hace


más de tres décadas, las diferentes expresiones de pen-
samientos del sector clasista, hemos tenido importantes
puntos de encuentro en los análisis sobre las principales
causas de la misma, externas como: la política antiobrera y
antisindical de gobiernos y patrones, el asesinato, desapa-
rición, amenaza, exilio y cooptación de importantes líde-
res sindicales, políticos, populares y del movimiento obre-
ro, así como el desarrollo de políticas gubernamentales
mediante reformas de toda índole (pensionales, labora-
les, de la salud, tributarias, en materia de educación, etc.)
que han reformado de forma drástica y negativa temas y
derechos fundamentales de los trabajadores en materia
económica, social, política, de contratación, organización,
sindicalización y negociación colectiva, etc., con el ánimo
de darle todas las posibilidades y garantías a la inversión

236
Reflexiones sobre la crisis sindical

extranjera. En este sentido es urgente que la central y los


sindicatos analicemos y busquemos acciones contunden-
tes contra la tercerización, los contratos sindicales y otras
formas de tercerización que afectan fuertemente el dere-
cho de asociación y negociación colectiva.

Situaciones sobre las cuales se ha dado suficiente ilustra-


ción, se ha escrito bastante, se ha realizado la correspon-
diente denuncia nacional e internacional, sin embargo,
teniendo toda esta política clara y en la que hemos coin-
cidido todos los sectores, la crisis del movimiento obrero
hoy es mucho más profunda que hace 30 años, por lo que
le estamos dejando la peor herencia a las actuales y futu-
ras generaciones.

De esta crisis se puede afirmar sin titubeo alguno, que no


se escapa ninguna de las estructuras organizativas de la
izquierda: centrales obreras, sindicatos, movimientos y
partidos políticos; esta ha llegado a tal punto que confun-
dimos la misión de cada una de ellas, las “utilizamos” para
beneficios particulares o de grupos, donde por vicios y
desenfoques alejados de categorías filosóficas, dialécti-
cas, de tácticas y estrategias, alejan en la teoría y en la
práctica al movimiento de su verdadero quehacer político
y unitario, en su papel y aporte al proceso revolucionario.
Situaciones de la que dan claro ejemplo estructuras tan
importantes como el PDA y la CUT, que están hoy afecta-
das por estos comportamientos.

De ahí la importancia de apostarle a un proceso que real-


mente logre unificar al movimiento con una identidad po-
lítica y filosófica, unos intereses propios y con un plan de
acción estratégico único y en real desarrollo con el aporte,
participación y compromiso de todos.

Una clase que logre entender los cambios que se han


dado en el mundo del trabajo y en la propia estructura del
proletariado, que entienda sus consecuencias, pero que
igualmente, responda y confronte al enemigo.

237
SUDOR Y TABACO II

Durante mucho tiempo se viene discutiendo sobre cuál


debe ser la estructura organizativa de los trabajadores e
incluso se tomó la decisión unánime en el V Congreso de
la CUT, el organizarnos en 18 grandes sindicatos por rama
de actividad económica. Pero mientras damos este eter-
no debate, hoy somos más sindicatos, pero con seguridad
con menos afiliados, más dispersos, por ende más débi-
les, más divididos, sin un proyecto claro de clase y total-
mente alejados de las bases. Porque han surgido, no como
resultado de un crecimiento político en la conciencia del
proletariado y su necesidad de organizarse para enfrentar
el capital, sino como un escampadero o como un simple
mecanismo de asegurar una estabilidad laboral, situación
que también ahonda la crisis.

Hoy, frente la arremetida de la inversión extranjera en los


países dependientes, se hace necesario pensar en nuevas
y diversas formas de organización de los trabajadores,
no a la luz de la corta legislación colombiana, sino en el
marco de los tratados internacionales, partiendo de la li-
bertad y autonomía de los sindicatos para darse su propia
estructura. Hoy como están las cosas, hasta los sindicatos
de industria se quedan cortos como alternativa de organi-
zación, por cuanto hay multinacionales que prestan múlti-
ples servicios que no encajan en la definición clásica de la
industria como tal. Por eso pensamos que es necesario re-
pensar nuestra estructura sindical desapasionadamente y
sin pensar en los feudos o el control partidista, para alejar
en medio del debate sano, desapasionado, desprevenido,
sincero y con la mayor altura posible, la dispersión en par-
celitas del movimiento sindical. Nuestro VI Congreso debe
ocuparse de ello.

La dirigencia debe analizar el papel que hemos jugado


en la dirección del movimiento sindical en estas últimas
tres décadas. En dicha crisis, es la oportunidad de exami-
narnos profundamente, de sacar a flote de manera crítica
y auto-critica los errores, males y vicios que hemos tenido
en la conducción de las luchas. La realidad nos muestra
que es necesario avanzar más allá de lo que tenemos hoy;

238
Reflexiones sobre la crisis sindical

un sindicalismo centenario enfrentando un capitalismo


mucho más agresivo pero renovado en su accionar.

Es nuestro deber moral y político ante los trabajadores y la


sociedad en general ahondar en ese análisis. No podemos
continuar en el retroceso en que hoy estamos y en el que
todos tenemos responsabilidad; el no reconocer los erro-
res, males y vicios, que lesionan fuertemente cualquier
posibilidad de unidad, para confrontar al capital, disper-
sa aún más las masas, perdemos la poca credibilidad que
nos queda y aborta cualquier esperanza de una Colombia
mejor.

Debemos combatir y desterrar de dichos espacios vicios


que nos vienen carcomiendo hace rato: el vanguardismo,
el sectarismo, el dogmatismo, el protagonismo, el burocra-
tismo, el acomodamiento interesado, los métodos y estilos
de trabajo que priorizan los intereses personales sobre los
colectivos, y otros no menos dañinos como el desprestigio
sin fundamento a compañeros, el chisme, el señalamiento
rastrero, e incluso amenazas para imponer posiciones. Es-
tilos que han llevado al divisionismo y pérdida de imagen
y credibilidad, no solo de los individuos, sino de las es-
tructuras organizativas del proletariado, que han conlleva-
do incluso a la destrucción o desaparición de importan-
tes estructuras de lucha y que vienen generado brotes de
corrupción en el propio movimiento sindical, atentando
contra la ética que nos debe caracterizar.

Situaciones que se acaban de mostrar en el proceso elec-


cionario de la Central, en el cual cometemos los propios
vicios y errores de la burguesía, vicios y errores de los
cuales no se escapan ni los sectores clasistas que debería-
mos dar ejemplo, lo que nos demuestra que nuestra crisis
está tocando fondo y requiere de una reingeniería en este
próximo Congreso.

Cada una de las fuerzas sindicales de la izquierda, tiene la


obligación moral y política de evaluar su participación y
compromisos en estos procesos, revisar su concepto ideo-

239
SUDOR Y TABACO II

lógico sobre la unidad en los mismos, para que la CUT sal-


ga del atolladero en que está inmersa, pues los resultados
nuevamente muestran una Central dirigida por el Magis-
terio y Sintrainagro, alejada de las masas y llena de opor-
tunismos burocráticos, como lo demuestran los acuerdos
regionales y nacionales que cada rato cambian según los
regateos de puestos y no frente a mínimos ejes o planes
programáticos.

Estos resultados obedecen a la falta de unidad y responsa-


bilidad política de la propia izquierda, que solo entiende
la unidad si mi fuerza es la que encabeza lista, y si no le
pongo zancadilla, señalo y hasta amenazo a mis contrin-
cantes por ganar unos votos; izquierda que a diario cae
en los mismos errores y vicios que tanto le criticamos a la
derecha y a la socialdemocracia y que nos tienen llegando
a acuerdos (por lo general de tipo burocrático) más fácil
con sectores de la socialdemocracia que entre la propia
izquierda.

Por lo tanto este VI Congreso tiene que ser la gran oportu-


nidad de la izquierda para recuperar la Central, sus prin-
cipios y valores, su papel protagónico y su democracia,
mediante una reforma de sus estatutos y plataforma de
lucha, que cambie radicalmente los pobres resultados que
ha tenido, como lo demuestran las propias estadísticas es-
tatales sobre la negociación colectiva, principal labor de
los sindicatos y su Central, veamos algunas:

Datos oficiales del Ministerio del Trabajo que se registra-


ron en el año 2012, los cuales se deben tener en cuenta en
los análisis de la crisis.

Convenciones Colectivas Pactos Colectivos Contratos Sindicales

379 261 723

240
Reflexiones sobre la crisis sindical

Se inscribieron 485 Sindicatos por la transformación de las


Cooperativas de Trabajo Asociado en Contratos Sindica-
les.

Se convocaron 447 Tribunales de Arbitramento

Se realizaron 19 huelgas

Se constataron 1.709 ceses de actividades

Se solicitaron 17.346 Investigaciones Administrativas.

Proponemos a consideración los siguientes aportes como


elementos esenciales en la salida política que le debemos
dar a nuestra crisis.

Principales ejes de trabajo

• DEFENSA DE LA CENTRAL: si bien reconocemos que


la CUT tiene muchos factores, como los anteriormente
enunciados, que requieren ser replanteados y que ade-
más la composición de su dirección no genera confia-
bilidad a sus dirigidos por sus comportamientos, que
mayoritariamente se distancian de los principios del
proletariado, consideramos que la Central es un instru-
mento válido de organización para la unidad y movili-
zación de los trabajadores y trabajadoras del país, en
consecuencia, no consideramos válido que aspiren a
cargos de dirección de la CUT, sectores que reiterada-
mente asumen una posición anti-CUT.

• RECUPERACIÓN DE LAS BANDERAS DE LUCHA: se


hace necesario recuperar la HUELGA como el principal
instrumento de presión y de educación del proletaria-
do. La MOVILIZACIÓN como elemento de confronta-
ción de las políticas lesivas contra los trabajadores y el
pueblo, pero también como el fundamental aspecto de
aplicación de las políticas de alianza. LAS TOMAS DE

241
SUDOR Y TABACO II

EMPRESA, también son formas válidas de lucha que no


podemos tirar al ostracismo, por el contrario hay que
incentivar los trabajadores para que a través de ese
instrumente recuperen las acreencias que les preten-
den robar.

• RECUPERACIÓN DE LOS VALORES ÉTICOS E IDEOLÓ-


GICOS: Ello significa no escatimar ningún esfuerzo por
defender y representar los intereses de los trabajado-
res. RECHAZAR de plano todas las formas deslaborali-
zadas existentes, CONDENAR el contrato sindical por
cuanto deslegitima el carácter de lo que significan los
sindicatos, controvierte el derecho fundamental de aso-
ciación.

ERRADICAR de las organizaciones sindicales la corrup-


ción que se ha venido enquistando en los directivos sin-
dicales y se convierten en formas de vida a costa del
mal manejo de los recursos de los sindicatos. Es nece-
sario cerrar filas contra esta a todos los niveles, debe-
mos deslindar con la corrupción y levantar la consigna
de “cero tolerancia con los corruptos”.

OPOSICION a la creación de sindicatos en las empre-


sas, entidades o instituciones donde ya existen sindica-
tos. Con lo anterior y con otras prácticas se está prosti-
tuyendo el carácter y significado del fuero sindical. En
otras palabras, nos oponemos radicalmente a la prolife-
ración de sindicatos, lo cual no significa que donde no
exista organización no hay que trabajar por sindicalizar
los trabajadores y trabajadoras. Hacer uso correcto de
los permisos sindicales y denunciar a quienes hagan
uso indebido de él; estos hacen parte de las conquistas
de los trabajadores y deben ser utilizados en pro de los
intereses de estos y no para hacer simplemente uso de
un descanso laboral.

El fuero sindical no pertenece a los individuos, el fuero


pertenece a la organización, por lo tanto no tiene pre-
cio monetario, no podemos tolerar más ventas de fueros

242
Reflexiones sobre la crisis sindical

sindicales. Es el momento de discutir si el fuero sindical


es una mercancía más del capitalismo que se vende, o
si por el contrario lo defendemos como una conquista
de los trabajadores para hacer frente a la voracidad ca-
pitalista.

Para lograr rescatar a nuestra central de esta crisis, es


fundamental la unidad programática de los sectores
clasistas, por lo tanto de este evento deben salir tareas
concretas en torno a ello, para lo cual es indispensable
un censo de los delegados que nos representarán en el
sexto congreso y planificar nuestro que hacer.

• RECUPERAR LOS PRINCIPIOS SINDICALES: los princi-


pios fundacionales de la Central tienen plena vigencia,
pero la crisis del movimiento ha conllevado a que los
diferentes sectores o pensamientos al interior de ella,
realicen malas interpretaciones, desconfiguraciones
políticas y/o malas aplicaciones de los mismos, por ello
la Corriente Sindical Clasista comparte y defiende los
principios fundacionales de la CUT, pero considera que
cada uno de ellos deben tener un soporte político, ideo-
lógico y filosófico, mediante unas tesis, de tal manera
que no haya lugar a dudas y/o interpretaciones dife-
rentes a las planteadas en las respectivas tesis creadas
desde el propio congreso de la Central.

En otras palabras el VI Congreso debe dejar claro que


la Central Unitaria de Trabajadores —CUT— es una Or-
ganización Sindical UNITARIA, CLASISTA, DEMOCRÁ-
TICA, PLURALISTA y PROGRESISTA, independiente del
Estado, de las instituciones religiosas, de los patronos
y de los partidos y movimientos políticos, que practica
una auténtica democracia sindical, defiende la autono-
mía de los sindicatos. Que la movilización es su forma
principal de lucha, incluida la huelga, que practica la
más amplia unidad de acción y solidaridad con las or-
ganizaciones populares, el irrestricto respeto por el
pensamiento y la militancia política de los trabajadores
y sus dirigentes, trabajará por el derecho al trabajo en

243
SUDOR Y TABACO II

condiciones dignas y justas, rechaza la tercerización, la


subcontratación, los contratos sindicales y toda acción
que degrade y explote el ser humano, debe tener una
guía de comportamiento y control periódico en las ac-
tuaciones de todos los que la representen, acorde con
estos principios.

Igualmente, conscientes que las condiciones del año


que vivimos no son iguales a las de 1986, cuando se
fundó la CUT y cuando se realizó el último Congreso, se
hace necesario hacerle ajustes a la plataforma de lucha
que contenga como mínimo los siguientes compromi-
sos:

1. Por el derecho a la vida, la democracia, la libertad y la


paz con justicia social.

2. Por una reforma política democrática.

3. Por la conquista del estatuto de trabajo.

4. Por una salida negociada al conflicto armado.

5. Por la defensa de los recursos naturales.

6. Renegociación o anulación de los tratados de libre co-


mercio.

7. Nacionalización de los recursos naturales mineros y


energéticos.

8. Por una reforma agraria democrática y apoyo integral a


la economía campesina.

9. Industrialización de nuestras materias primas y desa-


rrollo de un modelo productivo respetuoso de la natura-
leza.
10. Renegociación de la deuda pública (externa e inter-
na).

11. Por la defensa de la educación pública y la cultura po-


pular.

244
Reflexiones sobre la crisis sindical

12. Educación y salud universal, pública, de calidad y fi-


nanciada por el Estado.

13. Recuperación de los servicios públicos domiciliarios


para “lo público” y lo comunitario.

14. Por una reforma urbana democrática.

15. Por la plena soberanía nacional y el progreso social.

16. Por la solidaridad con los conflictos de los trabajado-


res y las luchas populares.

17. Por la solidaridad con la lucha de los trabajadores y


los pueblos del mundo.
18. La integración social, política, económica y cultural de
los países de Latinoamérica colocando el espíritu boliva-
riano al servicio de los trabajadores y los pueblos.

En lo referente a los estatutos, consideramos que el VI


Congreso debe profundizar a conciencia sobre la estruc-
tura que le dio el V Congreso a la Central, los mecanismos
de elección de sus organismos de dirección y sus finan-
zas, lo cual significa hacer una reforma estatutaria que se
adecúe a la realidad sindical que vivimos en el país, para
lo cual la Corriente Sindical Clasista propone se tenga en
cuenta los siguientes elementos en la reforma que se le
debe hacer a los mismos:

Los contextos en 1986, año donde se funda la CUT, y 2006


en el que se realiza el V Congreso que reformó los estatu-
tos, eran muy diferentes al que vivimos hoy. En el 86 no se
había expedido la actual Constitución Política que dio vía
libre al gobierno de Cesar Gaviria para implantar la aper-
tura económica con su programa “bienvenidos al futuro”.
Apenas asomaba el plan de exterminio físico de los sindi-
calistas. Los sectores tenían muy altos grados de coordi-
nación, como la CNMC, la ANUC, también el movimiento
estudiantil contaba con su coordinación nacional, el movi-
miento insurgente lo hacía en la CGSB y los trabajadores
creamos la CUT.

245
SUDOR Y TABACO II

La dirigencia sindical era más estructurada política e ideo-


lógicamente, hacía buen uso de los permisos sindicales y
no se veía tanta corrupción en las organizaciones de los
trabajadores. Las contradicciones se resolvían por medio
de la discusión ordenada y con elementos de carácter po-
lítico. Hoy se resuelven creando un sindicato paralelo.

No existía un conocimiento generalizado de los convenios


87 y 98 de OIT, la gran mayoría de los sindicatos eran de
base y su coordinación la hacían fundamentalmente por
medio de las federaciones de rama o regionales. La com-
posición de los sindicatos para efectos de la contratación
colectiva, en un alto porcentaje era mayoritarios, por ello
tenían la huelga como su principal instrumento de presión
ante los patronos, de ahí que se lograran importantes con-
quistas.

En el 2006, año en que se realiza el V Congreso, habían


sucedido muchas cosas, pero la cultura anti sindical del
Estado y los Patronos era una constante. Aún no entraba
en vigencia ningún TLC, no obstante a que se aplicaba la
apertura económica y con ella se profundiza la terceriza-
ción laboral, por ello y muchas cosas más que hacen parte
del día a día del mundo laboral, la consigna de menos sin-
dicatos, más afiliados, fracasó. Y fracasó porque la unidad
no se decreta como lo pretendimos hacer con la reforma
estatutaria en el V Congreso, soñando que en medio de
una gran ofensiva del capital contra los trabajadores y
sus organizaciones, se podía simplemente por cumplir un
mandato renunciar a la protección foral.

Ingenuos también fuimos al creer que en un sistema don-


de prima el individualismo, los sindicatos se iban a des-
prender de sus bienes para que fueran administrados por
los dirigentes de los sindicatos más fuertes. Lo real es que
en el V Congreso de la CUT, el número de sindicatos afi-
liados a la central era del orden de 542 con un poco más
de 800.000 trabajadores afiliados, y el informe en la pasa-
da junta nacional se indicó que el número de sindicatos
afiliados es de 813 que agrupan 505.476 trabajadores. Es

246
Reflexiones sobre la crisis sindical

decir, que el lema del V se invirtió. EL LEMA FUE MENOS


SINDICATOS, MÁS AFILIADOS, pero hoy son “más sindica-
tos menos afiliados”.

Pero recordemos también que existía la prohibición de co-


existencia de sindicatos de base en una misma empresa.
Por ello si hacemos el balance desde el V Congreso hasta
hoy, podemos deducir que comparativamente con el año
2006, hoy somos menos afiliados en más sindicatos.

Estamos de acuerdo que los trabajadores nos debemos


agrupar en grandes sindicatos, pero consideramos que
los sindicatos únicos por rama es un objetivo lejos de al-
canzar mientras persistan los elementos legales, organiza-
tivos, políticos e ideológicos que hacen parte del contexto
descripto en esta ponencia. Debe de entenderse que esta
propuesta de reforma estatutaria que puede ser polémica,
no tiene la intención de oponernos por oponernos, sino
la de tratar de adecuar la central a las reales condiciones
que atraviesa el mundo del trabajo y la organización de los
trabajadores.

Corriente Sindical Clasista


VI Congreso de la CUT

247
SUDOR Y TABACO II

248
Relatos de vida tejiendo dignidad

Capítulo 7
relatos de vida
tejiendo dignidad

249
SUDOR Y TABACO II

Un tabaco amargo

Ingrid era estudiante de Contaduría Pública, vivía en Bo-


gotá, y no conocía el campo más allá de los paseos fami-
liares. Pero en unas vacaciones hace 18 años, cuando fue
a visitar a su tía, quien vivía en la vereda Santa Helena, de
Barichara, Santander, se enamoró de los animales, la tie-
rra, las flores… y también de Sergio, su actual esposo y
padre de sus dos hijos. Sergio, desde pequeño campesino
y tabacalero, como su familia, le enseñó a Ingrid todas las
mañas del tabaco durante su proceso, y ella, aunque con
dificultad, logró adaptarse y aprender lo propio de esta
labor, así como de la vida en el campo.

250
Relatos de vida tejiendo dignidad

Mientras habla de su vida, sus flores y sus cultivos, Ingrid


sonríe. Sus ojos brillando son el mejor retrato de ese espí-
ritu campesino, que tal vez no heredó de nadie, pero que
labra con firmeza. Los días en la finca son, como ella mis-
ma lo dice, comunes y corrientes: “Levantarse uno a las
5:00 am, prender fogón, el tinto, alistar a mi hijo que me
colabora con el desayuno porque le gusta la cocina, mien-
tras que con mi esposo vamos limpiando el caney (el lugar
donde se seca el tabaco), alistar el guarapo, la jarra, los
vasos, las cabuyas, las agujas… todo eso antes del desayu-
no. Cuando ya hemos desayunado, cada uno por su oficio”.
Además de tabaco, Ingrid y su familia cultivan café, maíz,
fríjol, yuca y cítricos, aunque es el primero su principal
fuente de sustento. El proceso inicia con la preparación de
las cubetas para los semilleros, a los que le hacen segui-
miento durante 40 a 60 días. En este tiempo, arreglan el
terreno para la siembra. El tabaco estará en el lote cuatro
meses, durante los cuales hacen riego y fumigación con
venenos orgánicos. En la mitad de este tiempo, es decir,
dos meses después de la siembra, inicia la recolección,
una cada quince días durante los dos meses siguientes.
Ya en el caney, el tabaco empieza su proceso de secado,
que tarda más de 22 días, y luego es escogido y empacado
para la venta. Todo este último proceso, de secado y esco-
gida, tarda alrededor de dos meses, lo que quiere decir
que en total son ocho meses desde el semillero hasta la
venta.
Con esta labor, y sin imaginarlo, Ingrid hoy hace parte de
las pocas familias que han logrado subsistir en Colombia
de cuenta del cultivo del tabaco. Y es que desde la llega-
da en 2005 de Philip Morris, multinacional hoy dueña de
Coltabaco, y en 2012 de British American Tobacco, dueña
de la antigua Protabaco, el cultivo de esta materia prima y
su transformación, en Latinoamérica, se concentraron en
otros países como Brasil, Argentina o México. Para el caso
de Coltabaco, empresa que le compra a Ingrid la cosecha,
Guillermo Álvarez, actual presidente del Sindicato de la
Industria Tabacalera –Sintraintabaco–, cuenta que de 12

251
SUDOR Y TABACO II

mil millones de cigarrillos producidos antes de la llegada


de la multinacional, hoy se producen 6.3 mil millones. En
ese sentido, de 23.000 familias campesinas que se dedica-
ban al cultivo del tabaco, calculan que hoy quedan menos
de la mitad, y con tendencia a seguir disminuyendo, “por-
que con lo que producen en Brasil por su gran extensión,
por la tecnología y todo, les sale más barato traer el tabaco
a Colombia que comprarlo acá mismo”, dice este dirigen-
te sindical.
Algo de esto confirma Ingrid, cuando su entusiasmo al ha-
blar se va convirtiendo en indignación. Contrario a lo que
han vivido los trabajadores de la industria en cuanto a la
precarización laboral, Ingrid cree que algunas condicio-
nes para los campesinos han mejorado, porque por ejem-
plo la empresa le presta dinero a cada cultivador al inicio
del cultivo y los dota de algunos productos. El problema,
cuenta ella, es cuando al momento de la venta lo recibido
no se acerca a lo esperado.
Cada kilo de tabaco, según el grado en que se encuentre,
puede ser pagado desde 3230 hasta 7692 pesos. Ingrid y
su familia, por lo general, alcanzan a recolectar 1000 ki-
los o un poco más, pagados a un promedio de 6000 pesos,
es decir, unos seis millones de pesos, con los que tendrán
que cubrir los gastos de ochos meses y pagar las deudas
adquiridas para el cultivo. “Eso fue lo peleé la vez pasa-
da, porque en la primera cosecha nos pagaron muy bara-
to, entonces saqué al ingeniero de una reunión que tenían
allá, y le dije bueno, con esto qué hago, ¿me compro una
miseria de mercado? ¿O pago el transporte? Porque es
que con esto no se hizo nada, me descontaron el 70% de
la deuda... Uno no se siente satisfecho porque el pago es
muy barato para tanto trabajo… ocho meses, porque lleva-
mos ocho meses”.
Ingrid cree que el problema de fondo viene desde el Go-
bierno, por su abandono estatal y por las políticas que en
lugar de fortalecer la economía campesina, favorecen a
las multinacionales. “Voy en contra de las políticas del Go-

252
Relatos de vida tejiendo dignidad

bierno totalmente, porque uno no es bruto para caer en


esa mentira. ¿Que el comité de cafeteros a quién pertene-
ce? ¿Y las multinacionales con quiénes hacen los conve-
nios? Digo, ahí le dejo la inquietud. Ahoritica el Gobierno
le está dando prioridad a las multinacionales para que se
vuelvan centros de acopio de todas nuestras cosas y que
no tengan valor”.
A inicios del 2017, en Santander, Philip Morris animó y pa-
trocinó a los cultivadores para que salieran a marchar en
las cabeceras municipales en contra de la reforma tributa-
ria y el alza del IVA, con la promesa de sentarse a dialogar
sobre los problemas que afrontaban estas familias frente a
los precios del tabaco, costos de producción y demás. Los
cultivadores marcharon, pero las promesas rápidamente
se olvidaron. Ingrid cuenta decepcionada que “nosotros
peleamos contra la reforma tributaria, pero de nada nos
iba a servir. Eso ya estaba aprobado, entonces jodidos to-
dos, menos las multinacionales. Para mi concepto yo he
visto el cambio de la reforma tributaria con las ventas de
estos días. Sé que les subieron muchísimo los impuestos
a ellos, pero eso a quién se lo achacan, ¿a la empresa o a
nosotros? Digo, pequeña pregunta global”.
Muchos cultivadores ahora quieren terminar o achicar sus
cultivos, debido a la situación económica. En el caso de
Ingrid, la empresa familiar que significa el tabaco, está a
punto de acabarse. Sus dos hijos, quienes desde muy pe-
queños han ayudado en la labor, así como en todos los ofi-
cios de la finca, van a graduarse pronto del colegio y tienen
menos tiempo, lo que implica gastos extras para contratar
otros dos trabajadores. Pero los ingresos no alcanzan para
eso, porque “lo que uno cosecha no tiene precio –dice con
tristeza–. Tendremos que buscar entradas económicas sin
seguir perdiendo tanto dinero”, y la alternativa para ella,
esta vez, parecer ser regresar a la ciudad, esa selva de ce-
mento de la que salió hace 18 años, y ahora en compañía
de sus hijos y de Sergio.

253
SUDOR Y TABACO II

La brega de Londoñito

Suena un coro de pericos en el patio, junto con el de los


vehículos que entra por la puerta abierta de su casa, ubi-
cada en Cristo Rey, un barrio de cada vez más viviendas
y menos bodegas, y de una cercanía idónea a la fábrica
principal de Coltabaco en Medellín, donde laboró y se
sindicalizó.
– ¿Vas a fumar? –, me pregunta antes de iniciar este diálo-
go.
-No, gracias, ya no fumo–, le contesto mientras nos senta-
mos en la sala de su casa.
José Alfonso Londoño o Londoñito, como lo conocen en el

254
Relatos de vida tejiendo dignidad

gremio tabacalero, toma un cigarrillo de un paquete de


Starlite y lo enciende, comienza a fumar y luego se excusa
por comenzar unos minutos tarde. Me explica que ahora,
con 83 años, cuida de su esposa 10 años mayor y esto le
toma mucho tiempo en las mañanas. Su voz baja y ronca
hace alarde del gusto por el tabaco, el cual no llegó con
las labores en la fábrica sino de antes, desde que comenzó
a trabajar a los 18 años en graneros, cantinas y en la plaza
de mercado.
La figura del hombre jubilado sentado en la sala de su
casa, de ropas cuidadosamente arregladas, de cabello es-
caso y blanco como las poltronas, se convierte pronto en la
de un joven enérgico en su bicicleta, que recorre Medellín
del sur al centro llevando facturas y documentos, desde la
fábrica al edificio Coltabaco en el Parque de Berrío.
En 1953, este joven mensajero enfrentó el primer obstácu-
lo de cualquier hombre que crece en este país en guerra.
Al entrar un día en su bicicleta a la fábrica, fue intercepta-
do por uno de sus patrones que le advirtió que el Ejército
estaba allí reclutando. Pero él, terco, decidió presentarse y
terminó prestando servicio militar en Florencia, Caquetá.
A pesar de esto, su madre consiguió que su hijo volviera
después de tres meses, con el argumento de que era hijo
único y sostenía su casa.
Al regresar pasó por muchos puestos de trabajo. De men-
sajero a expendios, luego a ayudante y se demoró más de
20 años para pasar a maquinista. Son 37 años de su vida
que le entregó a este trabajo. Las razones para hacerse
parte del Sindicato surgen de su memoria con varias anéc-
dotas marcadas por la humillación que existía y existe por
parte de los patrones, hacia quienes mueven sus fábricas,
empresas y el país: los trabajadores. Una de ellas, cuenta,
fue cuando comenzó a buscar un hogar, entonces optó por
un préstamo de vivienda y así recibió una llamada:
–Hombre Alfonso, usted que necesita casita, le tengo una–,
era el doctor Restrepo, uno de los administradores.

255
SUDOR Y TABACO II

– ¿Qué será? –, le respondió Londoñito.


– ¿Recuerda los tranvías que se acabaron? Con eso están
haciendo viviendas, yo le puedo conseguir una de esas.
–Yo soy pobre pero no estoy acostumbrado a que me humi-
llen… buena vivienda un tranvía… ¡Es como decir un bus!
No, doctor, le agradezco mucho–, no dudó en sentenciar
este trabajador a su jefe con la dignidad hasta la cabeza.
Como esta, fueron otras las situaciones en donde comenzó
a ver que no se respetaban los derechos, ni con la dotación
o descansos de sus compañeros, y fue entonces cuando
en la álgida década de los 70, Londoñito decidió afiliarse
a Sintracoltabaco. “A mí inclusive me llamó don Eduardo
Bayona, el gerente, y me dijo: usted que ha sido tan buen
trabajador –porque yo trabajaba sábados, domingos, fes-
tivos– ¿cómo se metió al Sindicato? Yo le respondí que no
me daba pena reclamar los derechos de los trabajadores.
Y el Sindicato lo hace, así que uno va cogiendo conciencia,
entonces necesita a alguien que le respalde y reclame sus
derechos, por eso la organización es muy importante”, re-
cuerda, mientras apaga el cigarrillo en el cenicero.
Uno de los momentos más importantes en su historia en
Sintracoltabaco lo vivió durante los años 80, en medio de
la arremetida contra el movimiento sindical que tocó a mu-
chos de sus compañeros, los cuales resultaron encarcela-
dos o asesinados, como Luis Javier Cifuentes. A él mismo
muchas veces lo llamaron a la casa para amenazarlo, sin
embargo, sostiene que no tuvo miedo “porque ya uno es-
taba ahí, tenía que sacar las cosas adelante porque si con
las amenazas se echa uno para atrás, se acabaría práctica-
mente el sindicalismo y la lucha democrática”.
Una de las luchas que más recuerda fue en la que consi-
guieron la nivelación salarial, y esto fue muy importante
porque anteriormente se ganaba según el puesto, y a ve-
ces el salario dependía también del beneplácito de los
patrones. Otro hito en su memoria es la huelga del 82, don-
de los trabajadores sindicalizados cesaron labores por 65

256
Relatos de vida tejiendo dignidad

días y demostraron su fuerza ante una administración que


no quería ceder en la negociación del pliego. De estos
días recuerda especialmente las conferencias y el apoyo
moral de los trabajadores y sindicatos.
En 1986 faltaba un año para jubilarse y acostumbraba a in-
gresar, junto a otros compañeros, ejemplares del periódi-
co Voz para repartir y hacer agitación entre los trabajado-
res, gracias a que en la fábrica sólo requisaban al ingreso,
pero nunca a la salida. Sin embargo, un día el vigilante de
turno lo detuvo a la salida e insistió en requisarlo, esto le
molestó a Londoñito, quien le retó a que lo hiciera.
–Una requisa es ver, no tocar. A ver qué quiere que le
muestre.
–Los pantalones–, respondió el celador y procedió a re-
quisarlo.
–Tenga–. Se quitó los pantalones y quedó así en pantalon-
cillos en la entrada de la fábrica.
– ¿La camisa también? –, insistió Londoñito y se la quitó.
Después de esto lo llamaron a descargos y consiguió 19
testigos a su favor, sin embargo, terminarían por suspen-
derlo 20 días argumentando inmoralidad e indecencia.
La rebeldía de Londoñito se mantuvo hasta el último día
que trabajó. Incluso después de jubilarse y con las políti-
cas administrativas que no lo dejaban volver a la fábrica,
continuó acompañando al Sindicato en sus manifestacio-
nes y discusiones. Mientras pueda no falta a una marcha
del Primero de Mayo porque considera que este día la
ciudad se vuelve de los trabajadores y sus luchas por la
dignidad.
Del Sindicato aprendió sobre la importancia del derecho
a la salud con el comité de seguridad; del derecho al estu-
dio con el que consiguieron varias becas para los directi-
vos e hijos de los sindicalistas; de los derechos laborales,
o sea a las ocho horas de trabajo, con almuerzo y desayu-
no dentro de la empresa. Todo esto adquirido gracias a la
organización y al Sindicato. “A mí me perseguían mucho,

257
SUDOR Y TABACO II

pero yo bregaba a servir y reclamaba por los trabajado-


res”, me enfatiza antes de terminar esta conversación. Sus
memorias y palabras son un bálsamo para el embrujo que
viven los trabajadores y les impide organizarse.

258
Relatos de vida tejiendo dignidad

Una aguerrida lucha por la


salud de los trabajadores

Mi nombre es María Stella López Álvarez, y los últimos 30


años de mi vida los he dedicado a luchar, desde Sintrainta-
baco (antes Sintracoltabaco), por la salud ocupacional de
los trabajadores en Coltabaco. En 1978 ingresé a la Em-
presa, y un año después me vinculé al Sindicato. Era una
época muy difícil por la persecución al movimiento políti-
co, sindical y social.

La primera disputa: el derecho al trabajo


Desde que entré a la Compañía, muy joven por cierto, tra-
bajé en Control de Calidad. Para entonces, las que traba-

259
SUDOR Y TABACO II

jábamos allí éramos las niñas mimadas, y por lo mismo,


las títeres de la Compañía. Yo siempre he sido como salida
del común, y empecé a aportar a las luchas de los presos
políticos, pero coincidió esta época también con un pro-
blema muy delicado de salud, por lo que estuve hospita-
lizada seis meses. Cuando regresé a laborar, la gente en
las oficinas empezó a decir que la Empresa estaba con in-
tenciones de sacarnos. Yo no podía quedarme sin trabajo
porque mi enfermedad era muy costosa.

Un día me llamaron de la oficina de Recursos Humanos y


me dijeron que había una carta para mí. Me estaban ci-
tando a medicina laboral del seguro, pues la Empresa so-
licitó que me evaluaran para poderme pensionar. Como
yo había trabajado con médicos, logré que me pusieran
otro, que era conocido, y fui la cita. Hablé con el médico
sobre mi enfermedad y me dijo: “vete a trabajar, que yo
voy a mandar una carta a Coltabaco”. Y los amenazó, les
dijo que ellos no pensionaban niñas. Aunque también me
dijo: “usted tiene, de mil posibilidades, una”. Yo le dije: “¿Y
usted me la va a negar? Yo quiero estudiar y trabajar, quie-
ro pagarme mi estudio”.

Para entonces, había otro trabajador de Producción que


tenía una artritis deformativa; también le estaban hacien-
do la jugada para echarlo. Mi papá, que fue dirigente sin-
dical en los ferrocarriles, me dijo que me metiera al sindi-
cato. Yo tenía muy buena relación con algunos dirigentes
sindicales, pero ya el mismo jefe me había dicho: “usted
no puede juntarse con ellos, no puede hablarles”. Ahí fue
cuando salió lo que hay dentro de mí, porque son momen-
tos en que le sacan a las personas lo que tienen por dentro.

Ese año a mí me ascendieron, pero el supervisor que tenía


era un “atarván”, y como manejaba mujeres, todas las pela-
ditas se dejaban. Fue un acoso muy grande; me perseguía
e incluso se escondía detrás de las máquinas a ver dónde
estaba yo. Mi papá me decía: “¿Usted va a permitir que
una persona pase por encima suyo? Yo no puedo creer que
una hija mía aguante una cosa de esas”. Entonces tomé la

260
Relatos de vida tejiendo dignidad

decisión; llamé a uno de los compañeros de la sección que


era dirigente sindical, y le dije, yo voy a firmar. Firmé, y me
invitó a la sede del Sindicato.

Una labor titánica


Yo seguía muy enferma, entonces me sindicalicé, y con-
seguimos una cita con el director regional del Seguro So-
cial. Le conté todo y me dio una incapacidad de 15 días.
Cuando volví a la empresa el jefe mío les prohibió a las
compañeras mías que me hablaran. Yo le dije a él que aho-
ra estábamos de igual a igual: “ay donde yo vea que usted
persigue a una de mis compañeras. Entonces hagámonos
pasito y verá como nos va de bien”. Entonces inicié mi lu-
cha tanto en la Empresa como en el Sindicato.

En la primera Asamblea de Trabajadores, yo estaba muy


nerviosa porque todos eran hombres; pedí la palabra y me
la negaron. Entonces me dije que eso no podía funcionar
así. Di un golpe en la mesa y les dije: “¿Ustedes creen que
yo vine aquí a quedarme como una muñequita? No, si vine,
es porque voy a participar. Entonces si yo pido la palabra,
me la dan. Tengo el mismo derecho de ustedes”. Y empe-
zaron, no muy evidentes, pero sí ciertos roces que afortu-
nadamente hubo inteligencia para manejarlos de parte y
parte.

Yo entré derecho a la directiva, porque de lo contrario me


hubieran echado de la Empresa. Empecé a vincularme
mucho con el movimiento sindical y político de la región,
pero mi primera pelea fue por montar el Comité de Salud
Ocupacional. Tuvimos que ir al Ministerio de Trabajo du-
rante ocho días para obligar a la Empresa a montar ese
Comité. Efectivamente logramos montarlo con el nombre
de Comité Paritario de Salud Ocupacional - Copaso.

El Sindicato me dio la posibilidad de que yo lo representa-


ra en ese aspecto, porque había sido socorrista de la Cruz
Roja y amo el área de la salud. Fue una de las carreras por
las que tenía mucha pasión, pero definitivamente la vida

261
SUDOR Y TABACO II

lo va ubicando a uno donde debe funcionar. Empecé mi


labor, pero fue un reto enorme porque me tocó aprender
empíricamente del tema de la salud para poder defender
ese derecho, que para la época se limitaba a ese Copaso.
Me tocó sentarme a leer del tema, a estudiarlo, pero no era
mucho lo que se encontraba.

Sin embargo, a través de las negociaciones colectivas


empecé a sacar un boletín y un librito sobre protección
auditiva, porque en ese momento, además del polvo del
tabaco, era uno de los riesgos más grandes. Pero mi pelea
no fue solo con la Empresa, sino también con el Sindicato.
En décadas pasadas a los trabajadores les enseñaron a pe-
lear primas y aumentos de salarios, pero era jugar con sa-
lud del trabajador, porque de qué sirve un mejor salario si
se lo van a gastar en médicos y tratamientos. No había me-
didas correctivas, ni educación para el trabajador saber
en qué riesgo estaba; ni el empleador lo conocía tampoco.

Fue duro empezar, porque preparando un Pliego de Pe-


ticiones como en los años 80 o 90, yo hablé de pedir una
ambulancia por los altos riesgos que había en la empresa,
y fue motivo de risas, igual que cuando hablé de los “ca-
lambres calóricos”. Entonces para tratar de cambiar esa
dinámica de pensamiento, y que la gente se metiera en el
tema, propuse en cierta ocasión que los informes de salud
ocupacional, regionales o seccionales, fueran llevados a
la Asamblea Nacional de Delegados; que cada seccional
presentara un informe, sobre los problemas, las quejas, los
accidentes, etc.

Además de empezar a meter dentro de los informes la ne-


cesidad de que fuera el Sindicato el que se apersonara del
problema de la salud de los trabajadores, insistí en que
para esta labor había que nombrar a trabajadores con fue-
ros sindicales, para que pudieran estar al frente de su jefe
y poder discutir sin miedo a ser despedido o perseguido.

Aunque quería estudiar Medicina, viendo cómo estaban


las cosas en la Empresa, en la Organización y con el Copa-

262
Relatos de vida tejiendo dignidad

so, como en 1997 me metí a estudiar Derecho. Me gradué,


y así con mayor razón, con más argumentos y con la norma
en la mano podía decirle a los empleadores a qué estaban
obligados. Empecé a tomarme mucho más en serio mi pa-
pel en el Copaso. Cuando yo iba a entrar a algún lado, me
iban a parar el paso: “¿Usted me va a parar? Listo, yo me
voy al Ministerio, usted me está impidiendo desarrollar mi
trabajo como dirigente y representante de los trabajado-
res en el Copaso”. Empezaban a echar para atrás. Y algún
día se los dije: “ustedes no tienen idea de lo que están ha-
blando, no tienen idea de qué es salud ocupacional”.

Grandes logros en materia de salud para los tra-


bajadores
En medio de toda esta labor, fueron muchos los avances
en materia de salud ocupacional. Desde cosas sencillas
hasta las más importantes, pero todas grandes conquis-
tas logradas desde la Organización Sindical. Por ejemplo,
acá en Colombia uno de los problemas es que la mayoría
de la maquinaria la traen desde Europa o Estados Unidos,
donde las tallas de las personas son mucho más grandes;
entonces el trabajador tenía que hacer un sobreesfuerzo
operando la maquinaria, porque son altas y los botones
quedan lejos. Yo hice que en Coltabaco nos pusieran unos
banquitos para que uno se pueda subir sin necesidad de
esforzar la columna.

Pero otro de los temas, bien delicados, es que encontra-


mos que más o menos el 7% de la población de Coltabaco
tenía hipoacusia, que es la pérdida de la capacidad auditi-
va debido al ruido. Como a nosotros no nos habían hecho
a la entrada ninguna audiometría, la Empresa no podría
en determinado momento alegar que la persona venía o
no sorda. Entonces yo les dije: “o ustedes hacen un arre-
glo aquí y atacan la fuente, que eso es lo primero que tie-
nen que hacer ustedes (porque había una caldera que era
monstruosa) y ponen los correctivos con los protectores
auditivos, o yo voy y hago con eso lo que yo crea que debo
hacer, y eso es por vía legal”. Entonces cambiaron la cal-

263
SUDOR Y TABACO II

dera, algo supremamente costoso, pero empezamos el se-


gundo programa con el Copaso frente a riesgos, que fue la
protección auditiva.

Otro programa que yo hice fue la detección de cáncer


temprano de cuello uterino y de seno. Yo tuve cáncer y fui
operada, entonces empecé a hablar de eso, y a crear un
programa de sensibilización. Logramos salvar a tres muje-
res porque detectamos el cáncer a tiempo.

En esas llegó la Philip Morris, y en el empalme con Colta-


baco la administración quería conformar el Copaso a su
gusto, y negarme la participación. Me di esa pelea por el
derecho a participar, porque es lo que me apasionaba a
diferencia de ellos, que ni sabían ni les gustaba el tema. Fi-
nalmente fue como un triunfo para nosotros, porque logra-
mos hacer la elección como la propusimos. Ahí yo empecé
a plantear la necesidad del Copaso a nivel de la empresa,
para que no se supeditara a una reunión de quejas y recla-
mos. Esto tenía que ser más práctico que ejecutivo... más
participativo en la vida de la Empresa.

Por eso, nombramos uno del sindicato y uno de los del


Copaso para dividir la empresa en un mapa, y las parejas
atendieran razones y revisaran si la gente sí usaba la pro-
tección adecuada. Eso nos dio pie para empezar a trabajar
en un mejor ambiente, interviniendo directamente en la
producción. A lo último ya no se me daba nada hacer parar
un trabajo: “¿Usted qué hace ahí, compañero? ¿Lo manda-
ron? No, bájese de ahí. Y si le dicen quién lo paró, diga que
María Stella lo hizo, porque no hay condiciones de seguri-
dad”. Eso fue un total éxito, pero había una preocupación
mayor, por los accidentes gravísimos que se presentaban
en la Empresa, y para ellos sí importaban los índices, no
tanto la salud.

Por su parte, el Sindicato también empezó a entender la


importancia del tema, y por fortuna, hoy por hoy, es de los
que más ha avanzado en el tema de la salud de los tra-
bajadores. Empezamos a meter artículos en el Pliego de

264
Relatos de vida tejiendo dignidad

Peticiones. Uno de esos puntos que metimos, que aparen-


temente no tienen mucho, pero sirvió, fue la participación
en el congreso de salud ocupacional a nivel nacional pa-
gado por la empresa. Era la oportunidad de nosotros para
conocer el mercado de la salud ocupacional, porque eso
va a la par con una feria donde están exponiendo todos los
elementos de protección personal, los libros, las revistas,
los paneles con expertos, etc.

El último programa que hicimos mientras estuve, fue muy


bonito. Coltabaco nunca dio herramientas a los operarios.
Las mejores herramientas hechizas las hicieron los obre-
ros con las máquinas de Coltabaco. A raíz de un accidente
de un trabajador, que casi se lleva la mano con un bisturí,
yo fui e intervine la sección. Después de una reunión con
la Empresa, les dije: “la culpa la tienen ustedes, porque
nunca han cambiado las herramientas”. Entonces empeza-
mos en el cuarto piso; llamé a todos los trabajadores y les
dije: “traigan todas las herramientas hechizas que tienen
aquí”. Eso sí, pero también le dije al jefe que nos trajera
un catálogo de herramientas, porque íbamos a cambiar
las herramientas. Le pedí entonces a cada trabajador que
escribiera, según ese catálogo, cuál es la herramienta que
necesitaba.

Eso parecía que hubiera entrado la Fiscalía a la cárcel y


allanado las celdas. Pero bueno, empezamos un programa
y cambiamos todas las herramientas de trabajo. Fue como
un desarme. En Coltabaco había un compañero que tra-
bajaba en el taller de mecánicos, muy bueno trabajando
esculturas en metal, y le propuse que nos hiciera una es-
cultura con todos esos cuchillos, para ponerla en la entra-
da de la fábrica. Efectivamente nos hizo una escultura, y
abajo le colocamos una frase que dice: “Aquí yacen las he-
rramientas hechizas que cambiamos por seguridad”. Eso
fue como en el 2009.

Yo ya llevo unos añitos pensionada, pero hasta que yo salí


la gente misma decía: ustedes no han ido, allá hay esto, lo
otro, no nos dieron esto, nos falta eso, y la gente reporta-

265
SUDOR Y TABACO II

ba. Uno creería que hemos avanzado, sin embargo todavía


falta mucho. Yo creo que los trabajadores aún ahora no han
dimensionado la importancia de la salud ocupacional y
de los Copaso, ahora que es una herramienta fundamen-
tal para los trabajadores y su salud. Y del tema, pocos jue-
ces, pocos abogados, médicos menos... los empresarios
tampoco. Ahora de pronto con la norma del sistema de
gestión los están metiendo en cintura, y los han obligado,
pero tienen desconocimiento total. La pelea por la salud,
entonces, tendrán que seguir dándola los trabajadores. Es
la única forma de exigir y defender los derechos.

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