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RELACIÓN DE NUESTRA PROFESIÓN COMO ABOGADOS Y LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE

COLOMBIA
Asignatura: Constitución política y democracia
Integrantes: Leidy Bustamante - Esteban Salazar Linares- Giovani Vargas cano - Fredy
Delgado
Grupo: 157

Inicialmente queremos aclarar quienes son abogados, se consideran abogados todas


aquellas “persona legalmente autorizada para asesorar y defender los derechos e intereses
de otra persona en materia jurídica y representarla” podemos decir que la profesión del
derecho presenta algunas dificultades de imagen, cuestionamientos éticos y demás sin
embargo, el derecho ha asumido nuevos retos, en el contexto de un estado social de
derecho, dada la complejidad de las situaciones sociales.
La Constitución política de Colombia establece: El Pueblo de Colombia en ejercicio
de su poder soberano, representado por sus delegatarios a la Asamblea Nacional
Constituyente, invocando la protección de Dios, y con el fin de fortalecer la unidad
de la Nación y asegurar a sus integrantes la vida, la convivencia, el trabajo,
la justicia, la igualdad, el conocimiento, la libertad y la paz, dentro de un
marco jurídico, democrático y participativo que garantice un orden político,
económico y social justo, y comprometido a impulsar la integración de la
comunidad latinoamericana, decreta, sanciona y promulga la siguiente
Constitución Política de Colombia (Asamblea Nacional Constituyente, 1991).

En las sociedades modernas gran parte de esa función la cumplen los abogados como
expertos en el conocimiento y manejo de las reglas establecidas para gobernar las
relaciones entre personas y entre estas y su respectiva organización Estado social.

Un país como Colombia, en el que gran parte de la población sufre por una serie de
necesidades insatisfechas como son salud, educación, desempleo, inseguridad, corrupción,
delincuencia común, la carencia de servicios públicos por mencionar algunos, que no le
permiten gozar a la mayoría de la población de una vida digna, constituye un gran reto; no
solo para los gobernantes y demás personas que lideran la actividad estatal y la
administración pública, sino para todos los ciudadanos que desde sus diferentes espacios
de actuación e interacción puedan contribuir a la reivindicación de los derechos de las
poblaciones más desfavorecidas o vulnerables.

Con mucha más razón es un reto para los abogados, que tienen la ventaja de conocer la
normatividad, los mecanismos y las vías de acceso a la administración de justicia.
En esa realidad social tan difícil podemos entender que es insuficiente la capacidad
cognitiva, se hace necesario potenciar cualidades personales, lo que puede lograrse con
una formación más humanista, rescatando los valores y principios que deben orientar su
desempeño, como un noble servicio de vocación para la defensa y permanente
promoción de los derechos humanos y de la solución pacífica de los conflictos. Y buscar
siempre fortalecer sus competencias como la capacidad de escucha, la empatía, la
comprensión, la capacidad negociadora y conciliadora, la búsqueda de la justicia y del
desarrollo humano.
La actuación profesional basada en los principios que fundamentan los derechos
humanos, tales como la solidaridad, la autonomía y la dignidad humana, son
imprescindibles en el abogado o abogada, en el momento histórico que atraviesa el país.
Por otro lado, no pueden olvidarse las competencias comunicativas, como competencia
verbal, la redacción, interpretación, argumentación y la aplicación de la lógica en la
solución de problemas sometidos a su estudio.
En lo administrativo, el Estado Social de Derecho implica una actitud de servicio y entrega
al cumplimiento idóneo de los deberes por parte del colectivo de sus servidores,
comprometidos con un mejor aprovechamiento de los recursos, para llevar a los
gobernados cada vez a mayores niveles de satisfacción que incidan en la elevación de su
calidad de vida.
Toda conclusión que se nos ocurre apunta a que no debe haber persona que esté más al
tanto de los lineamientos que propone la ley, que el abogado. Este es un promotor de la
paz y conciliación social que debe usar el único y recurso más fuerte que tiene a su alcance
para lograr esto: la ley.
Si no existiesen personas destinadas a hacer cumplir esto, definitivamente la sociedad se
volvería un caos, y en consecuencia, el correcto desarrollo de la misma no sería posible.
En resumen, la profesión del abogado se relaciona con la constitución política en que este
cumple funciones básicas como mediador, conocedor y defensor del derecho y la justicia,
que son de mucho valor para la sociedad. Definitivamente, sin la presencia de una persona
encargada de hacer cumplir las leyes sería más difícil desenvolvernos dentro de un sistema
político, económico y social justo.

Bibliografía
Vásquez, R. (2012). El rol de los abogados en el Estado Social de Derecho:
Tendencias y perfiles contemporáneos

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