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Ponencia presentada al XIII Congreso Nacional de Ingeniería Civil

C-18 / Autor: Pedro Chacaltana Carlos


Árboles, Edificaciones y Medio Ambiente
RESUMEN.-
Tras una objetiva evaluación de la realidad circundante a las diversas áreas del radio
urbano de una ciudad, en la que se cultivan diversos tipos de árboles con fines urbanísticos, el
propósito que se persigue con el presente trabajo es familiarizar a los profesionales que se
dedican a diseñar y construir variados tipos de edificaciones en ella, mediante la exposición de
ejemplos ilustrativos, con los beneficios y trastornos que generan los árboles en la durabilidad de
estas así como en las consideraciones ambientales de la ciudad, debido tanto a las naturales
propiedades y características de ellos; a las que poseen las propias edificaciones que se levantan
en sus proximidades y a los recursos con que se cuenta en el medio en que vive la ciudad. Para el
efecto, como caso real para la identificación de detalles referentes al objetivo, se eligió, valiéndose
de una observación participante además de testimonios fotográficos, la ciudad de Ica con su
práctica actual, al año 1998, de cultivo de árboles en ella.
Una incongruencia patética en la combinación de la naturaleza y una ciudad cada vez más
alejada de lo regional, muestra de lo que puede suceder a un centro urbano; incluidos
edificaciones y medio ambiente; por una inadecuada selección y desconocimiento en el cultivo de
árboles, fue lo que se derivó como resultado. La inconsistencia entre una efectiva armonía de los
principios novedosos de la ingeniería y la realidad resulta, pues, dramática y la visión sistémica de
sociedad y ambiente deja sentir su ausencia.

INTRODUCCIÓN.-
La ciudad es un organismo vivo y evolutivo, que por si mismo crea una perturbación
negativa al ecosistema del territorio en que se establece, además de una condición de exposición
permanente a los peligros que ofrecen las manifestaciones inherentes al comportamiento natural
del mismo. Ella, adicionalmente, puede agravar además dicha perturbación, originando
situaciones de riesgo para su propia existencia, si por cualquier razón de su metabolismo
introduce, en su ecosistema, cuerpos extraños que produzcan alteraciones a las condiciones
equilibradas del mismo. Esta amenaza es mucho mayor cuando en el territorio de su
emplazamiento los recursos naturales de los que se alimenta son escasos. Es su obligación
entonces, para su seguridad y permanencia, adoptar todas las medidas que le sean necesarias,
sin dejar de ofrecer sus beneficios a sus habitantes, para preservar, mediante la coexistencia
interactiva y regulada de sus múltiples componentes, las características naturales del ecosistema
en que se sitúa. En este aspecto participa la ingeniería, cuando por ejemplo, siendo ella adicta a
las tierras de cultivo, le especifica, hoy, un tratamiento intensivo que desaparece las edificaciones
con grandes huertos para dar lugar a las altas, compactas y con espacios verdes privados,
colectivos o públicos pequeños.

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Los árboles por otro lado, ya sea casual o deliberadamente, siempre han estado presentes
en la vida orgánica de la ciudad. Si bien antaño, desarrollando una identidad con características y
comportamientos propios, ellos más cumplían un ordenamiento paisajístico que a otra razón, en
la actualidad se sabe que con su singular personalidad, lograda en base al clima; suelo y
geografía en la que viven, ofrecen además, hablando desde el punto de vista de la planificación
urbanística, otros invalorables beneficios al ambiente de las ciudades, a la composición de las
edificaciones con su caprichosa arquitectura y a la interacción de ambas, ciudad y edificación, con
las actividades singulares de sus habitantes. En la actualidad por la urbanización compacta
cuentan con pequeños espacios para su desarrollo.
La ciudad, por lo tanto, en el marco de su esfuerzo por mantener su ecosistema, debe
lograr una imprescindible convivencia armoniosa entre los árboles y ella. En este sentido, resulta
indispensable reflexionar acerca del plantado de ellos en la ciudad y tomar en cuenta que si se
quiere obtener al máximo el beneficio que otorgan, se les debe, como a todo recurso
recomendado en un tratamiento, emplear cuidadosa y racionalmente, preferentemente bajo la
prescripción de profesionales especializados. Lo contrario, es decir una selección y aplicación
indisciplinada solo hará que se originen y continúen manifestándose trastornos, ruinas, etc.,
debido a la interacción de las edificaciones y árboles, en perjuicio para los usuarios de ellas, así
como una degradación del ecosistema. Hay que recordar que las consideraciones ambientales
empiezan a tener sentido cuando el medio ambiente se ve en peligro.
Las implicancias de los conceptos expuestos y la participación que le corresponde a la
ingeniería en el proceso de degradación del ecosistema por las obras que siembra, fueron
determinantes para la aparición del presente trabajo, cuyo empeño no es otro que el de mostrar
detalles observados en un hecho real como el de la ciudad de Ica que, sin ser la excepción en el
plantado de árboles en su desarrollo urbano, pone en evidencia los patéticos resultados, que
trascienden en la calidad de vida de sus habitantes, de una inobservancia a la premisa básica
que se sustenta: Deterioro generalizado en las estructuras urbanas y una degradación de los
recursos naturales en su frágil ecosistema, por las características de las especies de árboles
cultivadas.

METODOLOGÍA.-
El presente trabajo se llevó a cabo, mediante periódicos recorridos en el radio urbano de la
ciudad de Ica. Se dio preferencia a las urbanizaciones periféricas, establecidas en los últimos
años, por ser estas las más representativas en el diseño compacto de las edificaciones y en el
plantado de árboles. Como instrumentos se emplearon la observación participante y testimonios
fotográficos de algunas situaciones relacionadas con el objetivo. Se complementó la labor
desarrollada con una recopilación, análisis y evaluación de la información existente de otros

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hechos similares, además de identificar los puntos de interés. Finalmente interpolando y
extrapolando, en gabinete, los datos obtenidos se determinaron los resultados que se muestran.
Antecedentes.
El ecosistema de la ciudad de Ica es frágil en la actualidad. Presenta condiciones hídricas
deficientes, en unos 350 MMC al año. La fuente de agua para consumo de la población,
incrementada de unos 150,000 a 300,000 hbts. en los últimos años, es la subterránea. La misma
fuente, además, también abastece de agua a la agricultura, hoy con unos 1187 pozos, durante
varios meses al año y en sequías. Ello ha hecho descender el espejo de agua, en unos pocos
años, de unos 40 a 100 mts.. Tanto así que actualmente se está aplicando una política de
restricción en el abastecimiento nocturno. La situación se agrava con su condición geografía
desértica, clima seco y cálido, lluvias escasas, vientos que la deshidratan con las paracas.
Ica, desde su fundación, tal vez por la presencia de napas freáticas altas, presenta árboles
de grandes dimensiones, con características de rápido crecimiento, gruesos tallos y de gran
consumo de agua para su supervivencia, sobre todo en lugares de recreo público del centro
urbano. Complementariamente, en la generalidad de sus urbanizaciones, presenta árboles de
otras latitudes, preferentemente tropicales, que igualmente son gigantes, con tallo grueso y
consumen abundante agua.
Por último, sus edificaciones, en la generalidad de sus urbanizaciones, presentan espacios
pequeños para áreas verdes. En sus vías, las bermas laterales y centrales tienen de 0.80 a 1.00
mts. y en ellas, además de árboles plantados, están instalados los servicios de agua y desagüe,
subterráneos, y los de alumbrado público, superficiales.
Observaciones.
• En época de más calor, verano, ciertos árboles, por perder sus hojas, no brindan sombra y
aumentan la sensación de sequedad. En época de invierno, ciertos árboles incrementan el
frío al retener sus hojas, debido a sus características, el rocío de las mañanas.
• En crecimiento, los gruesos tallos de ciertos árboles plantados en las pequeñas bermas de
las vías, al alcanzar los límites de estas, ellos presionan lateralmente y fracturan, para
continuar con su proceso de ensanchamiento y lograr su madurez, a las infraestructuras
superficiales, pequeñas y cercanas. Lo mismo sucede en el caso de las viviendas.
• Los servicios subterráneos, agua; desagüe; etc., que corren instalados en las mismas
pequeñas bermas de las vías, resultan obstruidos primero, con las raicillas, y fracturados
luego, ante el ensanche de ellas, por las propiedades geocéntricas que desarrollan las
raíces de ciertas especies de los árboles que se encuentran sobre ellos.
• En otros casos, cuando las raíces que desarrollan otras especies de árboles, de las
mismas pequeñas bermas de las vías, tienen un crecimiento grueso y radial, ellas invaden
el suelo que sirve de apoyo a las aceras o pavimentos adyacentes, ejerciendo a la vez,

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una presión lateral y vertical sobre ellos que los fracturan o desnivelan, finalmente. La
orientación horizontal de las raíces no siempre puede ser genética, sino que también
puede ser provocada cuando por la característica que tienen las raíces de dirigirse a la
humedad, buscan la que abundantemente se origina cuando se da mantenimiento a áreas
verdes vecinas. La presión de las raíces provocan también empujes en estructuras
subterráneas de las edificaciones.
• Debido a las reducidas distancias existentes desde las bermas de las vías a las fachadas
de las edificaciones, que en algunos casos se hallan en el límite con las primeras, las
voluminosas copas que desarrollan algunas especies de árboles plantados en aquellas,
sobrepasan aéreamente las aceras colindantes con las bermas y cubren los pequeños
espacios internos de las viviendas, entre las aceras y la parte frontal de ellas, llegando a
chocar inclusive con las propias fachadas y cubriendo parte de la cobertura. Esta situación
tiene efectos como:
1. Sobre las superficies de las aceras; las propias fachadas y la cobertura, caen
secreciones de los árboles; sustancias químicas acumuladas en sus hojas o
excrementos de aves, que ocasionan un manchado superficial o profundo, capaz
de eliminarse con mantenimiento pero sin evitar desgaste y deslucimiento como
efecto, o un ataque a los materiales de sus estructuras.
2. Sobre las superficies de las aceras y la cobertura, caen flores de pétalos gruesos y
vainas de semillas, causantes de accidentes por resbalamiento o golpes, y hojas
que, acumuladas en capas, causan, por la humedad que retienen, aparición de
hongos en las estructuras.
3. Se anula el lucimiento de edificaciones de hermosa arquitectura colonial.
• Debido a la gran altura y amplitud que desarrollan las copas de los árboles plantados en
las bermas de las vías; la presencia de servicios en las mismas y la presencia de viviendas
de poca altura, próximas a ellos, se obstruye la iluminación natural en las edificaciones,
bajando además su temperatura interna, y se cubren instalaciones aéreas, disminuyendo
su grado de iluminación artificial y causando corrosión en su estructura por la humedad
que retienen
• El concreto de algunas estructuras enterradas de las edificaciones, al ingresar por sus
poros las raicillas de los árboles cercanos, es erosionado, acción que al llegar hasta los
anclajes del acero, causan corrosión.
• La práctica común de acumular materiales en las vías de las urbanizaciones para la
construcción de las edificaciones, permite que los foliolos pequeños y volátiles de las hojas
de ciertos árboles, luego de ser arrastrados por la acción del viento, se depositen en
aquellos, causando un debilitamiento.

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• La presencia de grandes árboles muy próximamente a edificaciones, ocasiona que al caer
ellos por factores como sismos, vejez, vientos, etc., destruyan la edificación o causen
pérdida de vidas.

RESULTADOS.
1. La verificación de los efectos que causa la interacción de árboles y edificaciones, pone de
manifiesto una relación estrecha entre la ingeniería civil y los dos elementos, en
situaciones específicas como es:
• Que los árboles existan plantados antes de la construcción de la edificación.
• Que el agente sembrador sea el promotor y constructor de las edificaciones.
• Que sean decisiones municipales, con sus profesionales, las que promuevan el plantado.
2. Los efectos, además, de la referida interacción, dejan entrever una lamentable y
desafortunada participación profesional, puesto que las etapas del proyecto de la
edificación, diseño; construcción; operación y mantenimiento, así como el principio básico
de seguridad, son descuidados. En el primer caso lo aseverado se pone de manifiesto por
no considerar el efecto del árbol en su arquitectura; por una impropia selección de
materiales; por la no protección de los materiales e inobservancia de los procesos
constructivos; etc., y en el segundo, por omitir al árbol como un factor de riesgo capaz de
provocar, ante su probable caída, la destrucción de la edificación. Los costos finalmente
recaen en el usuario.
3. Como corolario, se advierte que conforme los árboles desarrollen una mayor o menor
velocidad de crecimiento, se producirá también, en la edificación, una más temprana o
tardía aparición de muestras del deterioro en la durabilidad de la misma.
4. El plantado generalizado de especies gigantes; frondosas y de crecimiento rápido, con
fama de ser empleadas para el desecamiento de pantanos por su alta velocidad de
consumo y avidez de abundante agua para su existencia, así como de especies originarias
de latitudes tropicales, que exigen un riego superficial constante, ocasionan un consumo
continuo y rápido del citado recurso desde la fuente subterránea disponible, contribuyendo
con ello; entre otros factores y como se entenderá, al descenso del nivel de la napa
freática cuyo efecto se refleja en la degradación del ecosistema

CONCLUSIONES.-
• Resulta absolutamente imprescindible el desarrollar un conocimiento de las características
y comportamientos de las diferentes especies de árboles, en relación con su entorno
(suelo, clima, etc..), a fin de generar, de su coexistencia con las edificaciones, acciones
que permitan ofrecer, en el espacio y tiempo, una edificación en armonía con su propia

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arquitectura, segura como confortable y con una construcción duradera. Hecho que
además aseguraría un incremento en el valor agregado de estas últimas.
• Complementariamente, en el caso del manejo de la ciudad, para elegir opciones que, por
su singularidad ecológica, coadyuven con el objetivo de la ciudad en proteger su
ecosistema, en el caso de Ica con especies que consuman poco agua, además de
conseguir la identificación de la ciudad con la naturaleza y los usuarios de ambas.

REFERENCIAS.-
1. Feld, Jacob. Biblioteca del Ingeniero Civil. Limusa, 1ra. Ed. México, 1989.
2. Grupo de Estudios y de Coordinación del Urbanismo Subterráneo. Enciclopedia de la
Construcción. Editores Técnicos Asociados. España 1982.
3. Singh, Balwant. Construcción en Climas Cálidos Secos. Limusa, 1ra. Ed.. México, 1987.
4. Díaz, Isabel. Fundamentos de Corrosión y Prevención. ICP-PUCP. Perú, 1996.
5. Editor: Camacho, Jairo. Enciclopedia del Saber: Plantas. 3ra. Ed. Colombia, 1991
6. Enkerlin, Ernesto. Ciencia Ambiental y Desarrollo Sostenible. International Thomson Editores.
México, 1997.
7. Chacaltana, Pedro. Arboles y Edificaciones. CIP- Ica, 1ra. Ed. Perú, 1996.

Testimonios Fotográficos.

Árboles que pierden hojas en pleno verano y no Árboles que con su copa cubren instalaciones
producen sombra. aéreas y obstruyen luz artificial. Nótese vainas
grandes de semillas.

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Árboles que con sus raíces fracturan y levantan las Árboles que con su tallo ejercen presiones laterales
aceras cercanas. Las raíces se dirigen a la humedad fracturando infraestructuras adyacentes.
del parque colindante

Árboles frondosos, que eliminada su gran copa Materiales que resultan contaminados por los
dejan apreciar la arquitectura colonial. pequeños foliolos de las hojas de los árboles.

Destrucción de infraestructuras por caídas de Árboles de tallos y raíces gruesos en bermas


árboles. pequeñas. Obsérvese manchado de la acera.

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Árboles gigantes con tallos de hasta 2 metros de Árboles gigantes y de crecimiento rápido
diámetro, consumidores de grandes cantidades de (eucaliptus) consumidores de grandes cantidades de
agua. agua.

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