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Desarrollo
Esta autora sostiene que hay que tomar las experiencias de los profesores reconocidos
por su ejemplaridad en el desempeño del oficio e identificar qué aspectos o actitudes lo
convirtieron en grandes docentes, para de este modo poder imitarlos. Prioriza también la toma
en cuenta de la biografía del docente en formación y el aprendizaje teórico de la didáctica; la
nueva agenda de la didáctica propuesta invita a los docentes (y aquellos en formación) a
tomar en cuenta las contingencias en las clases, la intuición, el deshacerse de reduccionismos
-como el encadenamiento lineal de la enseñanza al aprendizaje-, el cuestionamiento de las
prácticas cristalizadas, entre otras.
Resumiendo, entonces, lo que esta autora ha dicho en estos artículos, podemos decir
que considera que esta nueva didáctica debe preocuparse por formar docentes que sepan
identificar las dificultades de sus alumnos y proponer estrategias para resolverlas, basándose
en sus propias experiencias y la de docentes más avanzados, y además que sepan generar un
espacio donde se otorgue mayor importancia a la reflexión, la crítica y las preguntas más que
la transmisión y repetición de contenidos.
Esta autora resalta, sobre todo, la satisfacción que le produce al docente el hecho de
sentirse responsable de esta transformación, de haber construido una estrategia que resultara
significativa para la enseñanza y transformación del alumno. Además, destaca la idea de que
el docente debe aprender a lidiar con la idea de que sus alumnos podrán superarlo, y educar
para construir sujetos capaces de tomar sus propias decisiones, aparte de lidiar con el hecho
de no alcanzar sus objetivos transformadores; aparte de esto, también resalta el
reconocimiento que se produce cuando un docente logra una transformación.
Por otro lado, reconoce que la enseñanza implica el contacto del alumno con lo
desconocido, con un tema que lo supere, por lo cual el docente debe brindar la ayuda
necesaria, sin la cual el estudiante no lograría comprender el tema. Hoy más que nunca para
enseñar hay que probar.
3) Con respecto a la configuración del docente como artesano, esta noción nos remite
a uno de los primeros temas desarrollados en la cátedra perteneciente al Ciclo Introductorio, la
de Introducción a la Literatura, y este es el canon. La configuración del canon literario se da,
a grandes rasgos, mediante el diálogo entre los denominados epígonos y efebos, en el cual
estos últimos leen las obras de los anteriores y, mediante un proceso de actualización,
elaboraban una propia creación basándose en la aprehendida, como consecuencia de la
admiración, respeto o incluso frustración que les produce el trabajo del maestro. Si fuéramos a
pensarnos a nosotras mismas como artesanas y configuráramos nuestro oficio a partir de lo
otorgado por docentes más especializados o avanzados, entenderíamos que la visión del oficio
de enseñar como un arte apunta a la creación de una especie de canon docente; es interesante
plantearse la docencia de esta manera, puesto que la palabra más generalmente asociada a los
artistas y artesanos es la de creatividad, y, a veces, la visión cristalizada que tenemos, basada
en nuestra cultura escolar como estudiantes, parece no estar muy asociada a cosas como la
intuición, el diálogo, la flexibilidad, entre otras.