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A los Flavios les sucedieron los Antoninos (96-193), nombre genérico que se da a los emperadores Nerva, Trajano,
Adriano, Antonino Pío, Marco Aurelio y Cómodo, con una política similar a la de los Flavios.
La consecuencia de estas guerras fue el encarecimiento del mantenimiento del ejército y el alto grado de
endeudamiento para mantenerlo, lo que llevó al empobrecimiento de la población y a la pérdida de su identidad y sus
valores. Un aspecto de su pérdida de identidad fue la crisis religiosa, por la invasión de nuevas religiones orientales.
La persecución de los cristianos por Diocleciano, también llamada Gran Persecución, no fue más que un intento de
eliminar los peligros a los que se enfrentaba el imperio.
En el año 284 una revuelta militar salvó al Imperio, proclamándose Diocleciano emperador. Durante su gobierno se
instauró la Tetrarquía, sistema por el cual el imperio se repartía entre dos augustos y dos césares.
Diocleciano abdicó en el año 305 demostrando la ineficacia del sistema tetrárquico sin alguien de peso que lo dirija.
Desde la abdicación de Diocleciano, en el 305, se sucedieron una serie de luchas que se prolongaron hasta el 312,
cuando Constantino se convirtió en el único emperador de Occidente y último emperador del imperio unificado.
Instituyó el cristianismo como religión oficial del Imperio.
En esta etapa se produce el traslado de la capitalidad del Imperio a la antigua ciudad de Bizancio, reconstruida y
ampliada por decisión del emperador. Bizancio, desde el 8 de noviembre del 324 (fecha de su inauguración) pasó a
denominarse Constantinopla o ciudad de Constantino.
Más tarde Teodosio dividió el Imperio entre sus dos hijos Arcadio y Honorio surgiendo el Imperio Romano de Occidente
y el Imperio Romano de Oriente.
LA CIVILIZACION ROMANA
1. La actividad económica
2. La sociedad romana
La sociedad romana se fue transformando a lo largo del tiempo, pero siempre se fue
desigual y esclavista. Durante la República la sociedad romana estaba
dividida en dos grupos de ciudadanos, con diferente origen: los patricios y
los plebeyos.
Los patricios eran los ciudadanos romanos en pleno goce de sus derechos,
participaban en el Senado y ocupaban los altos cargos políticos y militares. Su
organización se fundaba en la gens (familia extensa), vivían sobre la base del
derecho patriarcal, poseían la tierra y solucionaban sus problemas en los
comicios curiales.
Los plebeyos, en principio, estaban privados de derechos políticos, es posible que su origen estuviera en
poblaciones forasteras (etruscos, latinos...) establecidas en la ciudad. Eran pequeños propietarios, campesinos,
comerciantes y artesanos, que solo después de numerosas luchas consiguieron magistrados que defendían sus
intereses (Tribunos de la plebe), el acceso a los comicios y al derecho al voto.
Los extranjeros, incluso los de ciudades sometidas por Roma, y las mujeres (ya fueran patricias o plebeyas) eran
considerados no ciudadanos, no podían participar en la vida política.
Además, como la gran mayoría de las civilizaciones antiguas, la romana era una sociedad esclavista.
Los esclavos eran prisoneros de guerra o hijos de esclavos. Se consideraban propiedad de su dueño y caracían de
derechos. Sin embargo, podían comprar su libertad o ser manumitidos por sus dueños y pasaban a ser libertos.
La alimentación y el vestido.
El culto doméstico.
- Los lares eran dioses protectores de las familias, las casas y los campos.
- Los penates eran los protectores de los alimentos y del fuego doméstico.
En las casas romanas había un pequeño santuario, llamado lararium, en el que el pater familias dirigía las
ceremonias y ofrendas.
La cultura.
Los romanos dejaron una herencia cultural que en muchos aspectos ha llegado a nuestros días. La cultura romana fue
el resultado de elementos procedentes de civilizaciones como Grecia, Egipto o Mesopotámia que los romanos hicieron
suyas y que transmitieron gracias a la difusión del Latín como lengua común de todos los habitantes del Imperio.
5. El arte romano
Si hablamos de la caída del Imperio Romano nos solemos referir al fin del Imperio de
Occidente, cuyo territorio fue invadido por pueblos bárbaros. Este acontecimiento marca el
inicio de la edad media y el fin de la edad antigua. Tuvo lugar en el año 476 después de Cristo.
Sin embargo, el Imperio Romano de Oriente sí volvió a vivir épocas de gran esplendor. Esta
vez, bajo el nombre de Imperio Bizantino. La caída de Bizancio, su capital, se produjo en 1453
Occidente asediado
La división del Imperio en dos mitades, a la muerte de Teodosio, no
puso fin a los problemas, sobre todo en la parte occidental.
Burgundios, Alanos, Suevos y Vándalos campaban a sus anchas por el
Imperio y llegaron hasta Hispania y el Norte de África.
Los dominios occidentales de Roma quedaron reducidos a Italia y una
estrecha franja al sur de la Galia. Los sucesores de Honorio fueron
monarcas títeres, niños manejados a su antojo por los fuertes
generales bárbaros, los únicos capaces de controlar a las tropas,
formadas ya mayoritariamente por extranjeros.
El año 402, los godos invadieron Italia, y obligaron a los emperadores a trasladarse a Rávena, rodeada de
pantanos y más segura que Roma y Milán. Mientras el emperador permanecía, impotente, recluido en esta
ciudad portuaria del norte, contemplando cómo su imperio se desmoronaba, los godos saqueaban y
quemaban las ciudades de Italia a su antojo.
El saqueo de Roma
En el 410 las tropas de Alarico asaltaron Roma. Durante tres días terribles los bárbaros saquearon la ciudad,
profanaron sus iglesias, asaltaron sus edificios y robaron sus tesoros.
La noticia, que alcanzó pronto todos los rincones del Imperio, sumió a la población en la tristeza y el pánico.
Con el asalto a la antigua capital se perdía también cualquier esperanza de resucitar el Imperio, que ahora se
revelaba abocado inevitablemente a su destrucción.
Los cristianos, que habían llegado a identificarse con el Imperio que tanto los había perseguido en el pasado,
vieron en su caída una señal cierta del fin del mundo, y muchos comenzaron a vender sus posesiones y
abandonar sus tareas.
San Agustín, obispo de Hipona, obligado a salir al paso de estos sombríos presagios, escribió entonces La
Ciudad de Dios para explicar a los cristianos que, aunque la caída de Roma era sin duda un suceso
desgraciado, sólo significaba la pérdida de la Ciudad de los Hombres. La Ciudad de Dios, identificada con su
Iglesia, sobreviviría para mostrar, también a los bárbaros, las enseñanzas de Cristo.
La forma más extrema de la pobreza es la indigencia. Es una supervivencia sin las necesidades más básicas, como
alimentos, agua o techo. En la región subsahariana de África casi la mitad de la población vive así.
El Continente Africano es el mas empobrecido del mundo, con la excepción de tres, 28 de los países mas pobres se
encuentran en África.