(Docente estable de educación primaria) Para hablar de la autonomía, debemos destacar la idea del desarrollo de la autonomía, tanto en el ámbito laboral como en el intelectual de la persona. La doctora Constanse Kamil en su libro “La autonomía como finalidad de la educación: implicaciones de la teoría de Piaget”.Señala que se alcanza la autonomía cuando la persona llega a ser capaz de pensar por si misma, con sentido crítico, teniendo en cuenta muchos puntos de vista, tanto en el ámbito moral como en el intelectual. Mientras que la autonomía moral trata sobre lo bueno o malo; lo intelectual trata con lo falso o lo verdadero. Se entiende mejor si contraponemos el término autonomía a heteronomía. Se es autónomo cuando la persona es capaz de gobernarse a si misma y menos gobernados por los demás. La esencia de la autonomía es que las personas lleguen a ser capaces de tomar sus propias decisiones considerando la mejor acción a seguir que concierna a todos. La heteronomìa en el campo intelectual significa seguir los puntos de vista de otras personas en forma acritica, creer en lo que se dice aunque no sea lógico. Cuando contrastamos nuestros puntos de vista, damos sentido a nuestras construcciones, fundamentamos nuestros racionamientos y opiniones, negociamos soluciones a determinados problemas, así es que logramos autonomía intelectual. La creación de una teoría nueva es un ejemplo extremo de autonomía intelectual Sin embargo, debemos de reconocer la importancia de los otros en este proceso de construcción de la autonomía intelectual, ya sea a través de la interacción y el intercambio y contraste de nuestros puntos de vista y el momento en que nos valemos de las ideas de otros para hacer las nuestras, en este aspecto reconocemos los aportes del aprendizaje sociocultural de Vigoski. Desde otra perspectiva, pero complementaria a la señalada por Piaget, nos referimos a la autonomía en el aprendizaje como aquella facultad que le permite al estudiante tomar decisiones que le conduzcan a regular su propio aprendizaje en función a una determinada meta y a un contexto o condiciones especificas de aprendizaje (Monereo, C y Castellò, M;1997). Por tanto, una persona autónoma es aquella cuyo sistema de autorregulación funciona de modo que le permite satisfacer exitosamente tanto las demandas internas como externas que lo plantean (Bornas; 1994: 13). Para hablar del desarrollo autónomo tenemos que hablar de Piaget que en la década del 30 se interesó por el estudió del juicio o moral, es decir que investigo cuáles son los criterios que utiliza el niño para explicar y valorar asuntos morales: lo correcto y lo incorrecto, lo justo y lo injusto, en sus investigaciones el autor recurrió a los juegos infantiles, porque considera que toda moralidad consiste en un sistema de reglas y la esencia de cualquier moralidad, hay que buscarla en el respeto que el individuo adquiere a esas reglas. A partir de sus observaciones de los juegos infantiles así como de entrevistas a niños de 3-11 años, Piaget estableció dos etapas en el desarrollo del juicio moral: la heteronomìa y la autonomía. Según esta teoría el paso de la heteronomìa a la autonomía es posible a partir de los 7 años e implica un proceso continuo de madurez moral que no todos los individuos logran alcanzar plenamente a pesar de llegar a ser adultos. El autor concluye que el camino recorrido por el niño, va desde la aceptación obligatoria de las normas que son impuestas por los adultos y mayores (heteronomìa) hasta el consentimiento mutuo, racional por las reglas incluyendo las innovaciones que se pudieran efectuar, así las reglas dejan de ser exteriores y eternas para interiorizarse como libre producto del respeto mutuo y la conciencia autónoma Kohlberg desde la década del 60 ha ayudado a terminar la obra iniciada por Piaget, profundizando muchos aspectos del trabajo de este último y llegando a elaborar una teoría sólida, sobre el desarrollo del juicio moral. A través de la presentación de dilemas morales a sujetos de varias edades, para tantear el proceso de razonamiento que usa la persona para resolverlo. El interés principal se centra en el razonamiento empleado y no tanto en el contenido mismo de la respuesta, es decir que interesa principalmente el porqué y no el que. Kohlberg afirma la existencia de unas estructuras universales que va más halla de una cultura concreta y que están libres de contenido definido por èsta, los sujetos resuelven el dilema moral frente al cual han sido expuestos, contraponiendo las normas que tienen validez, porque nacen de un acuerdo general a ciertos principios morales universales, cuya validez no se ha basado en un acuerdo entre iguales sino más bien surge de una especie de coherencia interna, de una necesidad, comparable a las leyes lógicas Como mencionamos anteriormente la moral autónoma del niño se inicia a partir de la imposición gradual y progresiva de las normas impuestas por parte del adulto, ésta solamente es posible si las normas cumplen su función de favorecer la convivencia y el respeto mutuo, es decir si están debidamente fundamentadas en la necesidad de interactuar. En una de sus obras el educador brasileño Paulo Freire dice: el respeto a la autonomía y a la dignidad de cada uno es un imperativo ético y no un favor que podemos o no concedernos unos a otros. El profesor que menosprecia la curiosidad del educando, su gusto estético, su inquietud, su lenguaje, más precisamente su sintaxis y su prosodia. El profesor que trata con ironía al alumno, que lo minimiza, que lo manda ponerse en su lugar al más leve inicio de su rebeldía legitima, así como el profesor que elude el cumplimiento de su deber de poner limites de la libertad del alumno, que esquiva el deber de enseñar, de estar respetuosamente presente en la experiencia formadora del educando, trasgrede los principios fundamentalmente éticos de nuestra existencia. La autonomía (capacidad de reconocer las propias posibilidades y límites de enfrentar problemas, de realizar acciones en forma independiente) es una de las bases de la convivencia. En la base de la definición de autonomía se halla la posibilidad del estudiante de aprender a aprender, que resulta de ser cada vez más consciente de su proceso de cognición, es decir de la metacognición. Èsta es un proceso que se refiere al conocimiento o conciencia que tiene la persona de sus propios procesos mentales (sobre como aprende) y al control del dominio cognitivo (sobre su forma de aprender). Ambos se orientan al servicio de una mejora personal que le conduzca a resultados satisfactorios de aprendizaje. Entonces, a manera de síntesis puedo afirmar que la autonomía en el aprendizaje o el aprendizaje autónomo es la facultad que tiene una persona para dirigir, controlar, regular y evaluar su forma de aprender, de forma consciente e intencionada, haciendo uso de estrategias de aprendizaje, para lograr el objetivo o meta deseado. Esta autonomía debe ser el fin último de la educación que se expresa en saber “aprender a aprender”.