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HACIA UN DESARROLLO AUTONOMO Y RESPONSABLE DE LA

EDUCACIÓN

Por Guillermo Torres Ruiz


(Docente estable de educación primaria)
Para hablar de la autonomía, debemos destacar la idea del desarrollo de la autonomía,
tanto en el ámbito laboral como en el intelectual de la persona. La doctora Constanse
Kamil en su libro “La autonomía como finalidad de la educación: implicaciones de la
teoría de Piaget”.Señala que se alcanza la autonomía cuando la persona llega a ser capaz
de pensar por si misma, con sentido crítico, teniendo en cuenta muchos puntos de vista,
tanto en el ámbito moral como en el intelectual. Mientras que la autonomía moral trata
sobre lo bueno o malo; lo intelectual trata con lo falso o lo verdadero. Se entiende mejor
si contraponemos el término autonomía a heteronomía. Se es autónomo cuando la
persona es capaz de gobernarse a si misma y menos gobernados por los demás. La
esencia de la autonomía es que las personas lleguen a ser capaces de tomar sus propias
decisiones considerando la mejor acción a seguir que concierna a todos. La heteronomìa
en el campo intelectual significa seguir los puntos de vista de otras personas en forma
acritica, creer en lo que se dice aunque no sea lógico. Cuando contrastamos nuestros
puntos de vista, damos sentido a nuestras construcciones, fundamentamos nuestros
racionamientos y opiniones, negociamos soluciones a determinados problemas, así es
que logramos autonomía intelectual. La creación de una teoría nueva es un ejemplo
extremo de autonomía intelectual
Sin embargo, debemos de reconocer la importancia de los otros en este proceso de
construcción de la autonomía intelectual, ya sea a través de la interacción y el
intercambio y contraste de nuestros puntos de vista y el momento en que nos valemos
de las ideas de otros para hacer las nuestras, en este aspecto reconocemos los aportes del
aprendizaje sociocultural de Vigoski.
Desde otra perspectiva, pero complementaria a la señalada por Piaget, nos referimos a la
autonomía en el aprendizaje como aquella facultad que le permite al estudiante tomar
decisiones que le conduzcan a regular su propio aprendizaje en función a una
determinada meta y a un contexto o condiciones especificas de aprendizaje (Monereo, C
y Castellò, M;1997). Por tanto, una persona autónoma es aquella cuyo sistema de
autorregulación funciona de modo que le permite satisfacer exitosamente tanto las
demandas internas como externas que lo plantean (Bornas; 1994: 13).
Para hablar del desarrollo autónomo tenemos que hablar de Piaget que en la década del
30 se interesó por el estudió del juicio o moral, es decir que investigo cuáles son los
criterios que utiliza el niño para explicar y valorar asuntos morales: lo correcto y lo
incorrecto, lo justo y lo injusto, en sus investigaciones el autor recurrió a los juegos
infantiles, porque considera que toda moralidad consiste en un sistema de reglas y la
esencia de cualquier moralidad, hay que buscarla en el respeto que el individuo adquiere
a esas reglas.
A partir de sus observaciones de los juegos infantiles así como de entrevistas a niños de
3-11 años, Piaget estableció dos etapas en el desarrollo del juicio moral: la heteronomìa
y la autonomía. Según esta teoría el paso de la heteronomìa a la autonomía es posible a
partir de los 7 años e implica un proceso continuo de madurez moral que no todos los
individuos logran alcanzar plenamente a pesar de llegar a ser adultos. El autor concluye
que el camino recorrido por el niño, va desde la aceptación obligatoria de las normas
que son impuestas por los adultos y mayores (heteronomìa) hasta el consentimiento
mutuo, racional por las reglas incluyendo las innovaciones que se pudieran efectuar, así
las reglas dejan de ser exteriores y eternas para interiorizarse como libre producto del
respeto mutuo y la conciencia autónoma
Kohlberg desde la década del 60 ha ayudado a terminar la obra iniciada por Piaget,
profundizando muchos aspectos del trabajo de este último y llegando a elaborar una
teoría sólida, sobre el desarrollo del juicio moral. A través de la presentación de dilemas
morales a sujetos de varias edades, para tantear el proceso de razonamiento que usa la
persona para resolverlo. El interés principal se centra en el razonamiento empleado y no
tanto en el contenido mismo de la respuesta, es decir que interesa principalmente el
porqué y no el que. Kohlberg afirma la existencia de unas estructuras universales que va
más halla de una cultura concreta y que están libres de contenido definido por èsta, los
sujetos resuelven el dilema moral frente al cual han sido expuestos, contraponiendo las
normas que tienen validez, porque nacen de un acuerdo general a ciertos principios
morales universales, cuya validez no se ha basado en un acuerdo entre iguales sino más
bien surge de una especie de coherencia interna, de una necesidad, comparable a las
leyes lógicas
Como mencionamos anteriormente la moral autónoma del niño se inicia a partir de la
imposición gradual y progresiva de las normas impuestas por parte del adulto, ésta
solamente es posible si las normas cumplen su función de favorecer la convivencia y el
respeto mutuo, es decir si están debidamente fundamentadas en la necesidad de
interactuar.
En una de sus obras el educador brasileño Paulo Freire dice: el respeto a la autonomía y
a la dignidad de cada uno es un imperativo ético y no un favor que podemos o no
concedernos unos a otros. El profesor que menosprecia la curiosidad del educando, su
gusto estético, su inquietud, su lenguaje, más precisamente su sintaxis y su prosodia. El
profesor que trata con ironía al alumno, que lo minimiza, que lo manda ponerse en su
lugar al más leve inicio de su rebeldía legitima, así como el profesor que elude el
cumplimiento de su deber de poner limites de la libertad del alumno, que esquiva el
deber de enseñar, de estar respetuosamente presente en la experiencia formadora del
educando, trasgrede los principios fundamentalmente éticos de nuestra existencia.
La autonomía (capacidad de reconocer las propias posibilidades y límites de enfrentar
problemas, de realizar acciones en forma independiente) es una de las bases de la
convivencia.
En la base de la definición de autonomía se halla la posibilidad del estudiante de
aprender a aprender, que resulta de ser cada vez más consciente de su proceso de
cognición, es decir de la metacognición. Èsta es un proceso que se refiere al
conocimiento o conciencia que tiene la persona de sus propios procesos mentales
(sobre como aprende) y al control del dominio cognitivo (sobre su forma de aprender).
Ambos se orientan al servicio de una mejora personal que le conduzca a resultados
satisfactorios de aprendizaje. Entonces, a manera de síntesis puedo afirmar que la
autonomía en el aprendizaje o el aprendizaje autónomo es la facultad que tiene una
persona para dirigir, controlar, regular y evaluar su forma de aprender, de forma
consciente e intencionada, haciendo uso de estrategias de aprendizaje, para lograr el
objetivo o meta deseado. Esta autonomía debe ser el fin último de la educación que se
expresa en saber “aprender a aprender”.

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