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Derecho
Privado II
La gestión de negocios
Noción. Incorporación al Código Civil
y Comercial
El nuevo Código incorpora en el Libro III: “Derechos Personales”, Título V: “Otras
fuentes de las obligaciones”, por lo que recepta como “fuente autónoma de las
obligaciones” a la gestión de negocio, enriquecimiento sin causa, declaración
unilateral de voluntad, pago indebido, etcétera.
Cabe aclarar que en todos los supuestos se trata de “obligaciones que no tienen
origen contractual” sino extracontractual (a pesar de la eliminación de la
distinción que el Código realiza, pero con fines didácticos vale la referencia), es
decir, que no surgen de un contrato o acuerdo de partes.
La gestión de negocios
Noción. Requisitos
El Código brinda una definición legal de la gestión de negocios ajenos, que
recepta las nociones doctrinarias que existían en el derecho nacional. El art.
1781 establece: “Hay gestión de negocios cuando una persona asume
oficiosamente la gestión de un negocio ajeno por un motivo razonable, sin
intención de hacer una liberalidad y sin estar autorizada ni obligada,
convencional o legalmente”1.
1
Art. 1.781 – Ley N° 26.994 (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación.
no hubiere “mandato” entre las partes.
Por su parte, cabe aclarar que “El gestor queda personalmente obligado frente
a terceros. Sólo se libera si el dueño del negocio ratifica su gestión, o asume sus
obligaciones; y siempre que ello no afecte a terceros de buena fe”3.
Desde otro costado, las obligaciones del dueño del negocio frente al gestor
(siempre que la gestión haya sido conducida útilmente) son:
2
Art. 1.782. Ley N° 26.994. Op. cit.
3
Art. 1.784. Ley N° 26.994. Op. cit. (El resaltado es propio).
b. a liberarlo de las obligaciones personales que haya contraído
a causa de la gestión;
Borda (2008) expresó que la utilidad debe apreciarse con un criterio objetivo, y
que nuestro derecho positivo no requiere que la gestión sea necesaria, pero sí
útil.
Conclusión de la gestión
Por su parte, el Código establece cuándo concluye la gestión:
Régimen de responsabilidad
Existen distintos supuestos de responsabilidad expresamente consagrados en el
Código en materia de gestión de negocios.
Responsabilidad del gestor por culpa.
4
Art. 1.785. Ley N° 26.994. Op. cit.
El gestor es responsable ante el dueño del negocio por el
daño que le haya causado por su culpa. Su diligencia se aprecia
con referencia concreta a su actuación en los asuntos propios;
son pautas a considerar, entre otras, si se trata de una gestión
urgente, si procura librar al dueño del negocio de un perjuicio, y
si actúa por motivos de amistad o de afección5.
Se mantiene como regla la culpa como factor de atribución subjetivo, y se le
exige la diligencia que hubiera puesto en sus propios negocios.
La regla es que el gestor no responde ante el dueño del negocio por caso
fortuito, pues se trata precisamente de un eximente, por aplicación de la regla
general de la responsabilidad civil (estipulada en el art. 1730). Sin embargo, el
artículo prevé supuestos excepcionales donde sí deberá responder ante aquel,
lo que constituye una de las opciones del art. 1733 inc. b (responsabilidad aun
5
Art. 1.786. Ley N° 26.994. Op. cit.
6
Art. 1.724. Ley N° 26.994. Op. cit.
7
Art. 1.787. Ley N° 26.994. Op. cit.
ante caso fortuito por expresa manda legal que lo impone).
Responsabilidad solidaria.
La ratificación hace referencia a los casos en que el dueño del negocio se vuelve
responsable frente a terceros (se incluye como una de las opciones el caso de
la ratificación).
Trigo Represas y López Mesa (2004) señalaron que existe ratificación cuando
alguien, sin tener poder o ante insuficiencia del facultamiento con que cuenta,
realiza un acto en nombre de otro, quien ulteriormente hace suyos los efectos
del acto celebrado, y por dicho acto, asume todas las derivaciones de la gestión
realizada y cumplida en su beneficio.
8
Art. 1.788. Ley N° 26.994. Op. cit.
9
Art. 1.789. Ley N° 26.994. Op. cit.
Régimen legal subsidiario
El art. 1790 dispone que las normas del mandato se aplican supletoriamente a
la gestión de negocios, es decir, a los arts. 1319 a 1334.
El empleo útil
El art. 1791 brinda una caracterización del instituto en los siguientes términos:
10
Art. 1.791. Ley N° 26.994. Op. cit.
en que haya generado una utilidad para aquel, aun cuando lo haya sido
sólo inicialmente y hubiera cesado. La acción se relaciona con la del
enriquecimiento sin causa, que importa el fundamento de la
legitimación.
11
Art. 1.792. Ley N° 26.994. Op. cit.
12
Art. 1.793. Ley N° 26.994. Op. cit.
13
Art. 1.794. Ley N° 26.994. Op. cit.
produce el empobrecimiento en una persona y un enriquecimiento correlativo
en otra, sin causa legítima que los vincule” (López Mesa, 2001, p. 11).
En definitiva, la ley impone a toda persona que sin una causa lícita se enriquezca
a expensas de otro, la obligación de resarcir el detrimento patrimonial del
empobrecido, en la medida de su beneficio, y aclara que si el enriquecimiento
se traduce en un bien, debe restituirlo siempre que todavía lo conserve en su
poder al tiempo de la demanda.
Improcedencia de la acción
El Código prevé expresamente el carácter subsidiario de la acción de
enriquecimiento sin causa en el art. 1795: “Improcedencia de la acción. La
acción no es procedente si el ordenamiento jurídico concede al damnificado
otra acción para obtener la reparación del empobrecimiento sufrido”14.
14
Art. 1.795. Ley N° 26.994. Op. cit.
Pago indebido. (Casos. Irrelevancia del
error. Alcances de la repetición.
Situaciones especiales)
En los fundamentos del Anteproyecto de este Código, se señaló que en este
tema se siguió la regulación prevista en el Proyecto de 1998, y en consecuencia:
“se incluye el pago indebido dentro de este Capítulo. La doctrina ha estudiado
este tema y ha señalado que, en realidad, no hay pago, porque no se da el
cumplimiento de una obligación ni concurren los elementos tipificantes”
(Lorenzetti, Highton de Nolasco y Kemelmajer de Carlucci, 2011,
http://www.nuevocodigocivil.com/wp-content/uploads/2015/02/5-Fundamentos-del-
Proyecto.pdf), pese a lo cual, curiosamente, se lo titula “pago indebido”.
El Código no brinda una noción del pago indebido, sino que se limita a regular
la acción de repetición que concede a quien lo realizó en los casos que estipula
en el art. 1796, y manda que en estos el pago es repetible si:
López Mesa (2014) sostuvo que se simplifica notablemente la materia del pago
de lo indebido, y se elimina directamente la categoría del pago por error.
15
Art. 1.796. Ley N° 26.994. Op. cit.
Con respecto al alcance de la repetición, el art. 1798 aclara que la “repetición
obliga a restituir lo recibido, conforme a las reglas de las obligaciones de dar
para restituir”16.
Con esta remisión específica a las obligaciones de dar cosas ciertas para
restituirlas a su dueño, se confirmaría el criterio que el pago indebido sólo
comprende la entrega de cosas o cantidades de dinero, lo que se confirma con
la redacción del art. 759 del Código: “en la obligación de dar para restituir, el
deudor debe entregar la cosa al acreedor”17, y se excluye la prestación de
servicios, lo que se derivaba de la letra del art. 784 del CC, y que había generado
cierto debate en la doctrina.
16
Art. 1.798. Ley N° 26.994. Op. cit.
17
Art. 759. Ley N° 26.994. Op. cit.
18
Art. 1.799. Ley N° 26.994. Op. cit.
content/uploads/2015/02/5-Fundamentos-del-Proyecto.pdf), y que: “Por lo
tanto, es necesario regular este instituto de modo sistemático, superando las
deficiencias que presenta actualmente y en ello hemos seguido el Proyecto de
1998” (Lorenzetti, Highton de Nolasco y Kemelmajer de Carlucci, 2011,
http://www.nuevocodigocivil.com/wp-content/uploads/2015/02/5-
Fundamentos-del-Proyecto.pdf), lo que fue reasumido por los redactores de
este Código.
El Código dispone en el art. 1800 que la regla general es: “La declaración
unilateral de voluntad causa una obligación jurídicamente exigible en los casos
previstos por la ley o por los usos y costumbres. Se le aplican subsidiariamente
las normas relativas a los contratos”19.
Para esta declaración unilateral de voluntad, la ley exige una forma especial,
esto es: el reconocimiento de conformidad al art. 733, el que lo define como la:
“manifestación de voluntad, expresa o tácita, por la que el deudor admite estar
obligado al cumplimiento de una prestación”21.
Otro supuesto legalmente consagrado en el art. 1802 son las cartas de crédito:
“Las obligaciones que resultan para el emisor o confirmante de las cartas de
crédito emitidas por bancos u otras entidades autorizadas son declaraciones
unilaterales de voluntad. En estos casos puede utilizarse cualquier clase de
instrumento particular”22.
19
Art. 1.800. Ley N° 26.994. Op. cit.
20
Art. 1.801. Ley N° 26.994. Op. cit.
21
Art. 733. Ley N° 26.994. Op. cit.
22
Art. 1.802. Ley N° 26.994. Op. cit.
Fontanarrosa (1997) explicó que las cartas de crédito son documentos emitidos
por una persona a otra para que la destinataria entregue a la persona indicada
en el texto cierta cantidad de dinero, y que el Código de Comercio les
atribuyó carácter mercantil en el art. 8 inc. 10.
Con respecto al plazo de la promesa, el art. 1804 reza: “La promesa formulada
sin plazo, expreso ni tácito, caduca dentro del plazo de seis meses del último
acto de publicidad, si nadie comunica al promitente el acaecimiento del hecho
o de la situación prevista”23.
23
Art. 1.804. Ley N° 26.994. Op. cit.
El Código dispone que la promesa puede ser retractada en el art. 1805.
La norma establece que, en todos los casos, la retractación surte efectos recién
desde su publicación, la que se exige que sea realizada por el mismo o
equivalente por el que se dio a conocer la promesa (televiso, radial, gráfico,
internet, etcétera).
Así:
Concurso público
Un supuesto especial de promesa de recompensa es la realizada en un concurso
público, que el Código regula de modo expreso en los arts. 1807 a 1809.
En este caso:
24
Art. 1.805. Ley N° 26.994. Op. cit.
25
Art. 1.806. Ley N° 26.994. Op. cit.
La promesa de recompensa al vencedor de un concurso requiere
para su validez que el anuncio respectivo contenga el plazo de
presentación de los interesados y de realización de los trabajos
previstos.
López Mesa (2001) define al concurso como una promesa dirigida a quienes se
encuentren en determinada situación, acrediten cierta experiencia o solvencia
en alguna rama científica, reúnan ciertas condiciones, o desarrollen alguna
actividad especial, y afirmó que quien convoca al concurso promete a los
participantes que a quien resulte triunfante en la competencia, le adjudicará un
premio, previa apreciación de méritos por parte de un jurado designado al
efecto.
En segundo lugar, se estipula una regla relacionada con los jurados. Si el anuncio
contiene la designación de sus miembros, la decisión de estos obliga a los
interesados, pero si no fuera así, se establece que el promitente será quien
realice la adjudicación, sin referir a si la decisión en tal caso es o no vinculante.
26
Art. 1.807. Ley N° 26.994. Op. cit.
27
Art. 1.808. Ley N° 26.994. Op. cit.
Garantías unilaterales
Las garantías unilaterales no tenían recepción normativa específica en los
códigos Civil ni Comercial, sino que surgieron de la práctica comercial, y los
Proyectos de modificación desde 1987 ya preveían su incorporación.
El nuevo Código las estipula en el art. 1810, y establece tres cuestiones: brinda
una noción de la figura, luego aclara cuáles son las acciones derivadas del pago,
y finalmente, prevé el caso de su utilización fraudulenta o abusiva.
Trigo Represas y López Mesa (2004), con cita de Grosso, señalaron que estas
garantías se dan generalmente por compañías de seguro, habitualmente por
medio de los seguros de caución, por lo que se trata más bien de un contrato
de garantía que de uno de seguro, que son una forma de fianza por cuanto se
garantizaba el cumplimiento de las obligaciones a cargo de una de las partes del
negocio, sólo para el supuesto de incumplimiento de aquella, por lo que se
asume una deuda futura, que anticipadamente toma la entidad que cauciona,
por el monto por el que se otorga la garantía, durante el plazo pactado, y sin
ningún desembolso de capital de su parte, que sólo hará si debe efectivizar su
garantía. Los autores también destacaron que era viable la incorporación de la
figura en la declaración unilateral de voluntad.
Los sujetos que pueden emitir estas garantías están expresamente establecidos
en el art. 1811:
Con respecto a la forma en que deben constar, el art. 1812 señala que debe ser
por escrito en instrumento público o privado, es decir, de conformidad a las
28
Art. 1.811. Ley N° 26.994. Op. cit.
disposiciones del Código, arts. 289 y 313, siguientes y concordantes, que
regulan la forma de los actos jurídicos.
Régimen general de la
responsabilidad civil
Definición. Funciones de la
responsabilidad civil: preventiva,
resarcitoria y punitiva
Noción. Antecedentes. Método del Código Civil y
Comercial
En esta última unidad se estudian las nociones básicas de la responsabilidad
civil o derecho de daños, pues si bien constituye una materia de la carrera en sí
misma, está íntimamente relacionada con las obligaciones.
29
Art. 1.814. Ley N° 26.994. Op. cit.
cumplir”, recogiendo las observaciones efectuadas acerca de que
esa mención (deber de cumplir) excede el ámbito de la
responsabilidad civil y es materia de las obligaciones en general.
Esta función deriva en una pena privada, expresamente prevista por la ley o la
voluntad de las partes, que sanciona graves inconductas mediante la imposición
al responsable de una suma de dinero a favor de la víctima, del Estado u otros
terceros (Pizarro y Vallespinos, 1999).
El daño
El primer presupuesto para que exista el eventual deber de reparar se trata del
daño, que fundamenta el famoso principio: “sin daño no hay responsabilidad”.
Nicolau señala que: “si quien reclama no acredita el daño padecido no es
necesario continuar indagando los otros presupuestos, pues no habría
responsabilidad civil” (Nicolau, 2009, p. 359), por lo que siempre el daño es el
primer presupuesto a determinar.
Antijuridicidad
El concepto fue explicado por la doctrina de manera extensa, y así puede
decirse que la ilicitud o antijuridicidad, tal como la conceptualizan Trigo
Represas y López Mesa (2004) consiste en un proceder que infringe un deber
jurídico preestablecido en una norma o regla de derecho y que causa daño a
otro, obliga a su reparación a quien resulte responsable en virtud de una
imputación o atribución legal. De tal modo, los autores citados explican que el
comportamiento humano que contraría el ordenamiento jurídico configura el
substratum del hecho ilícito, y constituye, a la vez, el elemento material u
objetivo imprescindible para que nazca la responsabilidad civil.
Factor de atribución
Este requisito también es denominado “imputabilidad”, ya que hace referencia
al modo de atribuir a una persona una conducta antijurídica, o la forma de
imputarle el daño ilícito a ella.
Zavala de González (1999) define que los factores de atribución son las razones
que justifican que el daño que sufrió una persona sea reparado por alguien, es
decir, sea trasladado económicamente a otro.
30
Art. 1.737. Ley N° 26.994. Op. cit.
31
Art. 1.717. Ley N° 26.994. Op. cit.
siguiente forma: “constituye el elemento axiológico o valorativo, en virtud del
cual el ordenamiento jurídico dispone la imputación de las consecuencias
dañosas del incumplimiento obligacional o de un hecho ilícito ‘strictu sensu’ a
una determinada persona” (Pizarro y Vallespinos, 1999, p. 575).
Por otro lado, el factor de atribución puede ser objetivo, es decir, cuando el
reproche se fundamenta en valoraciones sociales, económicas, políticas,
etcétera, que el legislador ha tenido en cuenta a fin de asignar responsabilidad
a determinado sujeto. Entre los factores objetivos de atribución se pueden
mencionar: el riesgo creado, la garantía, el deber de seguridad, la equidad.
Desde este punto de vista, resulta útil relacionar el tema con la clasificación de
las obligaciones según sean de medios o de resultado, tal como ya se ha
analizado.
Relación de causalidad
Para que una persona pueda ser tenida civilmente como responsable por un
acto ilícito dañoso, es necesario que ese perjuicio pueda ser objetivamente
atribuido a la acción u omisión de un hombre o al hecho de una cosa (Trigo
Represas y López Mesa, 2004), lo que determina la existencia de la relación de
causalidad entre el daño y el autor.
Tal como enseña Nicolau (2009), existen diversas teorías relativas a la relación
de causalidad que buscan determinar la manera más justa posible de limitar
hasta dónde responde la persona a quien se imputa la conducta dañosa, ya que
de lo contrario, las consecuencias pueden ser infinitas.
32
Art. 1.726. Ley N° 26.994. Op. cit.
33
Art. 1.736. Ley N° 26.994. Op. cit.
Referencias
Alterini, A. A., Ameal, O. J., López Cabana, R. M. (2000). Derecho de las obligaciones
Civiles y Comerciales, 2º edición, 1º reimpresión. Argentina: Abeledo Perrot.
López Mesa, M. (2001). Curso de Derecho de las Obligaciones. Tomo III. Argentina:
Depalma.
López Mesa, M. (2001). “El enriquecimiento sin causa en el derecho actual”. En Ley,
Razón y Justicia, Revista de Investigación en Ciencias Jurídicas y Sociales, Año 3, Nº 5,
febrero-julio de 2001. Argentina: Alveroni.
Vázquez Ferreyra, R. (2012). Los presupuestos del deber de reparar. La Ley: Diario
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