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Economía política del TLC con Corea

POR PRENSA EL 4 ABRIL, 2019

Aurelio Suárez Montoya, Bogotá, febrero 1


de 2012

Los neoliberales insisten en que el “libre comercio” actual resulta del mercado de capitales
y de la ventaja comparativa para el intercambio de mercancías. No obstante, las propias
autoridades estadounidenses han resaltado que el “libre comercio también afecta la
seguridad de nuestra nación” (USTR 2001, Annual Report).

No es nuevo. En la segunda pos-guerra, aliados “no comunistas”, como Taiwán y Corea,


recibieron trato especial para “resguardarlos de la tentación del comunismo” (Dugger,
2008). Se les suministró capital subsidiado, fomento para sustituir importaciones y acceso
comercial especial (Suárez, 2009). Eisenhower declaró que “los sacrificios del pueblo
estadounidense en la causa de la libertad…desde el cierre de la Segunda Guerra Mundial,
se mide en miles de millones de dólares” y, en 1954, firmó un tratado de seguridad y
defensa mutua, por el cual aún permanecen 30 mil soldados norteamericanos en Corea, su
relación es estratégica.

Las relaciones militares tienen fundamento económico. Entre 1994 y 2010, la inversión
norteamericana en Corea pasó de 4.334 millones de dólares a 30.165, casi 50% de ellos en
manufactura; también en instituciones financieras, seguros y comercio mayorista. El
intercambio anual es de 80 mil millones y la inversión coreana en suelo americano es 15
mil millones, principalmente en comercio mayorista. En 2007 sellaron un TLC, ya
aprobado.

El crecimiento de Corea se basó en el apoyo estatal a los chaebol, conglomerados


familiares-industriales que abarcan desde comunicación satelital y equipo electrónico,
energía solar y eólica, barcos, maquinaria e instalaciones industriales y siderurgia hasta
bienes de consumo final, como automóviles y electrodomésticos. Hyundai, Samsung, LG,
Daewoo y Kumho, están entre los principales.

Industria compleja, salarios competitivos y mano de obra calificada, con jornada industrial
laboral de 47,4 horas/semana, la mayor entre las economías principales del mundo
(www.salaries.org). Sin embargo, la revista The Economist de noviembre 12 de 2011
advirtió sobre el eventual agotamiento del modelo coreano y sus implicaciones, que ya no
es país en desarrollo, que debe competir con los grandes, que “necesita algo nuevo para
sostener su crecimiento” y que la tasa anual de inversión bajó del 30% del PIB a mediados
de los noventa a 17% en 2010. Preocupa igualmente la concentración en su economía, en
desmedro de los pequeños negocios.

Corea del Sur, duodécima economía mundial, es asociado principal de Estados Unidos en
Asia-Pacífico. Firmas como Chevron, JP Morgan, Cargill, Caterpillar y Boeing han sentado
allí sus reales. El TLC con Colombia, les brinda mayores espacios, refuerza al socio
predilecto que nos propinará un “golpe peor que el de la apertura y el TLC con USA”
(Sarmiento, 2012). El círculo reforzará la especialización colombiana en minería e
hidrocarburos y, así, esta colonia inferior también le cotiza al “aliado estratégico”.
6 Feb 2012 - 11:00 PM
Por: Saúl Pineda Hoyos

Corea: TLC para meditar


Según el Instituto Español de Comercio Exterior, el 70% de las coreanas gasta
más de 20 euros mensuales en productos de belleza. Esta es, en principio, una
buena noticia para el TLC de Colombia con Corea.

Sin embargo, la estructura de las dos economías ya anuncia que nuestras


exportaciones con destino a la nación asiática se concentrarán,
fundamentalmente, en productos básicos del sector agrícola y minero-energético.
Entre tanto las exportaciones coreanas hacia nuestro país seguirán siendo
aquellas de mayor sofisticación: automóviles, productos electrónicos y
maquinaria que hoy ya ingresan de manera muy competitiva, a pesar de los
aranceles.

Habría que decir en beneficio de este acuerdo, que estimula la


complementariedad de las dos economías y fortalece el interés estratégico de
Colombia en los países del Asia Pacífico. Adicionalmente, la experiencia chilena
da cuenta de que es posible mantener una balanza comercial superavitaria a
través del valor añadido a las exportaciones de recursos naturales con destino a
ese mercado y a los demás asiáticos.

No obstante, las estrategias competitivas de Corea deben poner a pensar al país


sobre sus propias políticas ante un TLC que despierta dudas razonables en el
sector automotriz colombiano. En medio de la fuerte apreciación del peso
convendría tener en cuenta que en los últimos cinco años los coreanos han
logrado preservar su competitividad cambiaria, gracias a una devaluación que
supera a todas las economías del este asiático. Esta política activa se viene a
sumar a la conocida estrategia competitiva de Corea, que en muy pocos años le
ha permitido pasar de la incorporación de tecnología importada, a una economía
basada en el conocimiento y la innovación. Todo ello como resultado de una
eficaz alianza público - privada para impulsar sectores estratégicos de
exportación y el consecuente desarrollo de una infraestructura y un recurso
humano de talla mundial.

La actual negociación de un TLC con Corea y los acuerdos próximos a entrar en


vigencia – entre ellos el de Estados Unidos – obligan a las autoridades
económicas colombianas a evitar, a toda costa, cierta resignación frente a la
tendencia actual de la tasa de cambio. Pero al mismo tiempo, dan señales
contundentes sobre la urgencia de dar celeridad a la estrategia de competitividad
e innovación. De esa manera, en el mediano plazo, podríamos tener mayor
certeza en las oportunidades de nuestros cosméticos para sacar provecho de los
altos ingresos de las coreanas.

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