El engaño típico y la competencia

de la víctima en el delito de estafa

A propósito del R.N. Nº 2504-2015-Lima

Renzo VINELLI VEREAU * Daniel LOLI AUSEJO**

Los autores valoran positivamente el precedente emitido por la Corte Suprema en el

RESUMEN
R.N. Nº 2504-2014-Lima, destacando la importancia del criterio de la accesibilidad
normativa de la víctima para la configuración del delito de estafa; de modo que, por
ejemplo, un comprador tiene el deber de verificar si quien pretende venderle vehícu-
los motorizados es quien figura como titular registral de dichos bienes (pues si no lo
hace será competente por su propia situación de error).

I. Resumen de los hechos

La Segunda Sala Penal Transitoria de la

MARCO NORMATIVO:
• CCódigo Penal: arts. 196, 196-A y 197.
PALABRAS CLAVE: Estafa / Engaño típico / Imputación
objetiva / Competencia de la víctima / Accesibilidad
normativa
Fecha de envío: 30/06/2017
Fecha de aprobación: 07/07/2017
Corte Suprema de Justicia de la República,
con fecha 7 de abril de 2017, emitió sen-
tencia con carácter de precedente vincu-
lante en relación con el Recurso de Nulidad
Nº 2504-2014-Lima. El referido pronuncia-
miento tiene como sustento fáctico, la venta
de diversos vehículos motorizados en los
cuales, la vendedora realizó la oferta den-
tro de la cochera de su domicilio, suscri-
biendo contratos de compraventa con pactos
de reserva de dominio sobre dichos bienes
a favor de otros compradores, sin que esta
haya ostentado realmente la cualidad de pro-
pietaria de los automóviles. A pesar de que
dicha titularidad pudo haber sido apreciada
en su oportunidad por los compradores en
el Registro de Propiedad Vehicular de la

* Abogado por la Universidad de San Martín de Porres. Máster en Derecho Penal por la Universidad de Sevilla.
Miembro de Benites, Forno & Ugaz Abogados.
** Miembro de Benites, Forno & Ugaz Abogados.

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Superintendencia Nacional de los Registros
Públicos (en adelante, Sunarp), ello no fue
verificado por los adquirentes durante el trá-
mite de la operación comercial.
Cabe señalar que previamente la procesada
había alcanzado la posesión de los referidos
vehículos en mérito de contratos de arren-
damiento celebrados con empresas que se
dedicaban a la venta y alquiler de vehículos
motorizados, por lo cual los representantes de
estas posteriormente exigieron la devolución
de los bienes muebles que habían cedido al ser
los reales propietarios, hecho que finalmente
sucedió, generando un perjuicio patrimonial en
contra de las personas que habían abonado una
suma de dinero significativa a la vendedora
por la supuesta transferencia de los vehículos.
Finalmente, la Corte Suprema declaró la
nulidad de la sentencia que había condenado
a la vendedora (Hilda Chacaltana Pacheco)
por el delito de estafa y dispuso su absolu-
ción de la acusación fiscal recaída en su con-
tra por el mencionado delito, realizando un
análisis sobre el engaño típico y el criterio de
competencia de la víctima.
II. El engaño típico y la competencia
de la víctima
A raíz de la publicación de la referida Ejecu-
toria Suprema, la finalidad del breve trabajo
es el desarrollo de dos aspectos sustanciales
propios del delito de estafa y que en muchos
escenarios han sido soslayados por nuestros
operadores jurídicos en su campo de aplica-
ción: el engaño típico y la competencia de
la víctima.
Tradicionalmente se ha sostenido que para
la configuración del delito de estafa, princi-
palmente se requiere la verificación de una
secuencia de sus elementos típicos. Así, pri-
mero aparece el uso del engaño por parte del
agente, acto seguido se exige que el engaño
haya sido utilizado para mantener en error
a la víctima y, como consecuencia de este
hecho, que la víctima voluntariamente se
desprenda de su patrimonio para entregarlo
al agente, con perjuicio de aquella y en bene-
ficio ilegítimo de este o de un tercero1.
En cuanto al primer elemento, el engaño
constituye el medio por el cual se sirve el
agente para provocar el desplazamiento patri-
monial de forma voluntaria, pero viciada,
por parte de la víctima; a tal efecto, el agente
reviste los hechos de un determinado ropaje,
haciendo aparecer ciertas características de
las cosas que no se condicen con su verda-
dera naturaleza2.
No obstante, se debe tener en consideración
que el engaño típico se refiere a una falta
de verdad en lo que se dice o hace de modo
bastante, para producir error e inducir el acto
de disposición patrimonial, por lo que el
engaño deberá ser idóneo y capaz de gene-
rar el error en la psique del sujeto pasivo y,
de esta forma, provocar el desplazamiento
patrimonial3.
El engaño bastante, acogido en el ordena-
miento jurídico español4, exige que el meca-
nismo fraudulento utilizado por el estafador
ostente un carácter idóneo, relevante y sufi-
ciente para propiciar que su víctima caiga o se
mantenga en error. Si bien dicha cualidad no ha

1 SALINAS SICCHA, Ramiro. Delitos contra el patrimonio. Pacífico, Lima, 2015, p. 266.
2 PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso. Derecho Penal. Parte especial. Tomo II, Idemsa, Lima, 2015, p. 536.
3 BAJO FERNÁNDEZ, Miguel. Manual de Derecho Penal. Parte especial. Centro de Estudios Ramón Areces,
Madrid, 1993, p. 274.
4 Artículo 248 del Código Penal español: “1. Cometen estafa los que, con ánimo de lucro, utilizaren engaño bas-
tante para producir error en otro, induciéndolo a realizar un acto de disposición en perjuicio propio o ajeno”.

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sido reconocida expresamente en la normativa

peruana, ello no es impedimento para que sea Comentario relevante
objeto de análisis al momento de calificar la de los autores
relevancia típica de la conducta delictiva.

La mera mentira no resulta propicia para

la configuración del delito, puesto que esta
depende más de los juicios de valor de la per-
sonas e incide más que todo en la presunción
de buena fe del obrar del prójimo5, mientras
que el engaño viene acompañado de deter-
minados datos objetivos y se refiere a la falta
de verdad idónea que conlleva la producción
de un error que genere el posterior acto de
disposición patrimonial.
Al ser la estafa un delito de rela-
ción, por cuanto el agente no puede
alcanzar su propósito criminal sin
la participación de la víctima, se
debe valorar la probable existencia
de un ámbito de responsabilidad de
esta. La víctima cooperará con su
propia defraudación cuando actúe
negligentemente.

Debemos indicar que para realizar un jui-

cio de tipicidad sobre el delito de estafa,
nos remitimos a los alcances de la teoría de
la imputación objetiva6, cuyo alcances en
lo referente a este tipo penal, sostiene que
el engaño debe ser idóneo o, lo que es lo
mismo, adecuado para producir el error que
conduce a la disposición patrimonial de la
víctima. En el supuesto de que el error no
fuera imputable objetivamente al engaño,
por encontrarse relacionado a otros factores
o causas, no estaríamos ante un supuesto de
estafa, lo que existiría sería la asunción pro-
pia del riesgo por parte del sujeto.
Lo anterior se encuentra directamente rela-
cionado con la competencia de la víc-
tima7, cuyo concepto exige un análisis de la
conducta del agraviado, a fin de determinar
si este actuó de forma diligente durante el
proceso ejecutivo.
Al ser la estafa un “delito de relación”, por
cuanto el agente no puede alcanzar su pro-
pósito criminal sin la “participación de la
víctima”, se debe valorar la probable exis-
tencia de un ámbito de responsabilidad del
agraviado8. La víctima dará cooperación a
su propia defraudación cuando actúe negli-
gentemente, dando credibilidad a engaños
cuya inveracidad es fácilmente comprobable
o se desarrolle de un modo tan burdo que no
inducirían a error a una persona mediana-
mente perspicaz9.

5 PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso. Ob. cit., pp. 537-538.

6 PASTOR MUÑOZ, Nuria. “El engaño típico en el delito de estafa”. En: KINDHÄUSER. URS; GARCÍA
CAVERO, Percy y PASTOR MUÑOZ, Nuria. Cuestiones actuales de Derecho Penal general y patrimonial. Ara
Editores, Lima, 2005, p. 119 y ss. La autora también explica las teorías de la causalidad natural y de la causali-
dad adecuada, cuyo enfoque es de carácter más subjetivo.
7 Al respecto, cabe referir que cierta doctrina niega parcial o totalmente la trascendencia del análisis de la posible
negligencia de la víctima al sostener el predominio del engaño como causación del error de la víctima. Véase:
PASTOR MUÑOZ, Nuria. La determinación del engaño típico en el delito de estafa. Marcial Pons, Madrid,
2004, p. 99.
8 MATTOS RÁZURI, Sergio. “La intervención de la víctima en el delito de estafa”. Disponible en: http://perso.
unifr.ch/derechopenal/assets/files/articulos/a_20141208_01.pdf, pp. 5-6.
9 CONDE-PUMPIDO FERREIRO, Cándido. Apropiaciones indebidas. Estafas. Tirant lo Blanch, Valencia, 1997,
p. 72.

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Siendo ello así, la negligencia de la víctima
le hace imputable el error, dado que excluye
la eficacia real del fraude en el caso concreto.
Si la observancia de una diligencia mínima
lo hubiera evitado, la omisión del que cae
en error demuestra su indiferencia frente al
posible engaño10.
Previamente, la Corte Suprema ya se había
pronunciado de cierto modo sobre la com-
petencia de la víctima, señalando al respecto
lo siguiente:
“(…) se atribuye a Arbulú Buchacher
haber logrado beneficio económico indu-
ciendo y manteniendo en error a un fun-
cionario público, mediante engaño. (…)
es conveniente incluir para la medición
de la trascendencia del engaño, el princi-
pio de autorresponsabilidad de la víctima
–atento al desarrollo dogmático de la teo-
ría de la prohibición de regreso–, pues es
esta quien es responsable de su deber de
autoprotección y, en algunos casos, con
su comportamiento contribuye de manera
decisiva a la realización del riesgo no
permitido (...). De este modo se advierte
como innecesaria la intervención penal
a aquella víctima que no se comportó de
modo responsable en el cuidado de sus
bienes jurídicos del que es titular, más
aún cuando se trata de bienes jurídicos
disponibles como el patrimonio (…). De
este modo, la conducta de Arbulú Bucha-
cher queda fuera del alcance del tipo,
pues el representante de la víctima no se
comportó conforme a la exigencia que
funcional y socialmente se le exigía, pues
la evitación de la lesión del bien jurí-
dico se encontraba en su propio ámbito
de competencia, contribuyendo con su
actuar negligente a la disposición inde-
bida del patrimonio estatal a favor del
encausado (…)”11.
Por tanto, no recaerá sanción cuando la inve-
racidad hubiera podido ser descubierta sin
especiales dificultades por el sujeto pasivo,
así como cuando este se encontrara en una
situación de duda en cuanto al carácter veraz
o no de las manifestaciones de su interlocu-
tor, y no precisamente de error; o, asimismo,
cuando los deberes del sujeto pasivo, deri-
vados de la posición ocupada por este en el
tráfico económico, le exigían disipar la apa-
riencia de veracidad y salir, con ello, de su
error12.
III. Valoración de la Corte Suprema
La Segunda Sala Penal Transitoria de la
Corte Suprema de Justicia ha afianzado la
sustantividad de los dos aspectos jurídicos
desarrollados (el engaño típico y la compe-
tencia de la víctima), al considerarlos dentro
de la estructura típica del delito de estafa,
cuya falta de verificación conllevaría deter-
minar la atipicidad de la conducta.
Al respecto, la Sala exige que el engaño
propio de la estafa constituya un riesgo típi-
camente “relevante” para el patrimonio, de
modo que cabe la posibilidad de que existan
engaños causales que sean típicos y otros
que no lo sean. Asimismo, comparte la tesis
que indica que la tipicidad del engaño debe

10 NÚÑEZ, Ricardo. Tratado de Derecho Penal. Lerner-Córdoba, Buenos Aires, 1989, pp. 299-300, citado por:
GÁLVEZ VILLEGAS, Tomás y DELGADO TOVAR, Walther. Derecho Penal. Parte especial. Tomo II, Jurista
Editores, Lima, 2011, p. 996.
11 Recurso de Nulidad N° 3115-2007-Lambayeque, Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema de Justicia.
12 SILVA SÁNCHEZ, Jesús-María. “Las inveracidades de los particulares ante el Derecho Penal”. En: SALVA-
DOR CODERCH, Pablo y SILVA SÁNCHEZ, Jesús-María. Simulación y deberes de veracidad. Civitas, Madrid,
1999, p. 98.

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apreciarse desde la perspectiva de la imputa- Siguiendo los criterios expuestos en la Ejecu-

ción objetiva13.
En relación con la competencia de la víctima,
en la Ejecutoria Suprema se ha indicado que
el juez debe cuestionarse por quien es el
competente por el déficit de conocimientos
(error) de la víctima, para lo cual propone
el criterio de accesibilidad normativa, a fin
de determinar el reparto de incumbencias
respecto al deber de averiguación de la infor-
mación. En esa línea, habrá accesibilidad
normativa cuando el disponente tiene acceso
a la información que necesita para tomar una
decisión de disposición y goza de los conoci-
mientos necesarios para descifrarla.
En el caso que nos ocupa, el Colegiado
Supremo ha procedido a analizar si los com-
pradores tenían accesibilidad normativa a
la información necesaria a fin de tomar
una decisión libre frente al ofrecimiento de
vehículos por parte de la procesada Chacal-
tana Pacheco. De comprobar dicha accesibi-
lidad, se estaría ante la existencia de compe-
tencia de la víctima y, por tanto, la conducta
resultaría atípica, mientras que, en el caso
contrario, correspondería sostener el engaño
típico en el supuesto concreto.
Siendo ello así, para determinar si es que los
agraviados tenían accesibilidad normativa, el
Colegiado se cuestiona si estos tenían facilida-
des para verificar la titularidad de los vehículos
que pretendían adquirir en Registros Públi-
cos, para lo cual se fundan en el principio de
publicidad en materia registral reconocido en
el artículo 2012 del Código Civil, el cual esta-
blece que se presume, sin admitirse prueba en
contrario, que toda persona tiene conocimiento
del contenido registral.
toria Suprema, los agraviados tenían la carga
de conocer el contenido de las inscripciones,
cuya información se encontraba normativa-
mente accesible a ellos antes de realizar la
disposición patrimonial. Asimismo, procede
a realizar un examen de índole subjetiva, en
virtud del cual analiza el nivel de instrucción
y ocupación laboral de los agraviados, con-
cluyendo que al tratarse de dos profesionales
(uno incluso era un comerciante de auto-
móviles), no tenían dificultad alguna para
acceder al contenido del registro público
vehicular y comprobar la titularidad de los
vehículos, a fin de verificar si se correspon-
día con quien afirmaba ser su propietaria.
Finalmente, la Sala termina señalando que el
engaño empleado por la procesada sobre los
datos inscritos en el Registro de Propiedad
Vehicular resulta típicamente irrelevante,
toda vez que los agraviados tenían la carga
mínima de consultar los datos registrales al
interactuar dentro del mercado automotriz,
siempre y cuando no se esté ante la presencia
de víctimas estructuralmente débiles.
Estimamos que el razonamiento de la Sala es
acorde con el criterio de la competencia de la
víctima en el delito de estafa, por cuanto se
le debe de exigir al portador del bien jurídico
un nivel mínimo de diligencia al momento
de tomar una decisión de disposición sobre
su patrimonio. En esa línea, los compradores
tenían la carga de verificar si la afirmación
vertida por la vendedora era acorde a la infor-
mación registral contenida en el Registro de
Propiedad Vehicular del Registro de Bienes
Muebles14, lo cual podía ser apreciado sin
mayor esfuerzo, a través de diversos meca-
nismos que ofrece nuestra entidad registral:

13 La teoría de la imputación objetiva dentro del examen de la tipicidad del engaño en el delito de estafa ya había
sido recogida en el Exp. N° 1219-2004 emitido por la Tercera Sala especializada en lo penal para procesos con
reos libres (caso “Botito-Hot Box”).
14 Conforme al artículo 2 del Reglamento de inscripciones del Registro de Propiedad Vehicular (Resolución
Nº 039-2013-SUNARP-SN), el presente Registro forma parte del Registro de Bienes Muebles.

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consulta vehicular por la web de la Sunarp15,
solicitud de partida registral16, obtención de
certificado negativo, entre muchos otros ser-
vicios de publicidad propios que brinda el
referido Registro17.
Sin embargo, ello no es óbice para que en
ciertos casos prevalezca, lo que en efecto
ocurra en la realidad frente al contenido de
los Registros Públicos, en virtud de la vera-
cidad material. Al respecto, el artículo 2013
de nuestro Código Civil18 reconoce que si
bien el contenido de la inscripción se pre-
sume cierto, dicha presunción es iuris tan-
tum, motivo por el cual se admite prueba
en contrario, existiendo la posibilidad de su
rectificación o de que se declare arbitral o
judicialmente su invalidez.
asientos, estos no son convalidantes de las
causales de nulidad o anulabilidad que pue-
dan contener19.
En lo que nos concierne, pueden existir
supuestos en los cuales en los que, a pesar
de que el agraviado haya verificado regis-
tralmente que el ofertante no sea el titular del
bien que pretende transferir, desconfíe del
contenido de los registros, debido a que ha
apreciado otros medios materiales contun-
dentes que le hayan generado cierta duda en
cuanto a la titularidad que figura registral-
mente (v. gr., posesión del bien por parte del
ofertante, documentos notariales de fecha
posterior a los actos inscritos) y que le per-
mitan inferir que se logrará la rectificación o
declaración de invalidez del asiento registral.

Por tanto, dado que en nuestro ordenamiento Dicho aspecto debe tomarse en considera-
la inscripción no tiene carácter constitutivo, ción con mayor razón en una realidad como
si bien los registros dotan de validez a sus la nuestra, en la cual ya se ha demostrado

15 Cabe señalar que este servicio no constituye publicidad registral en sí, puesto que solo tiene carácter informati-
vo. Dicha consulta puede ser realizada únicamente con el número de placa a través del siguiente enlace: <https://
www.sunarp.gob.pe/ConsultaVehicular/>.
16 Reglamento General de los Registros Públicos (Resolución N° 126-2012-SUNARP-SN).
“Artículo 127.- Documentos e información que brinda el Registro
Toda persona tiene derecho a solicitar sin expresión de causa y obtener del Registro, previo pago de las tasas
registrales correspondientes:
a) La manifestación de las partidas registrales o exhibición de los títulos que conforman el archivo registral o
que se encuentran en trámite de inscripción (…)”.
17 De acuerdo a lo indicado en artículo 101 del Reglamento de inscripciones del Registro de Propiedad Vehicular,
los servicios de publicidad que brinda el Registro de Propiedad Vehicular son:
a) Certificados literales de partidas registrales y títulos archivados.
b) Certificados compendiosos: certificados positivos, certificados negativos, certificados de historial de dominio
y certificados de gravamen.
c) Búsquedas de índices: búsquedas por nombre de titular, búsquedas por número de serie y búsquedas por nú-
mero de motor.
d) Manifestaciones: boletas informativas, manifestaciones de la partidas registrales, exhibición de los títulos
que conforman el archivo registral o que están en trámite de inscripción.
18 “Artículo 2013.- El contenido del asiento registral se presume cierto y produce todos sus efectos, mientras no se
rectifique por las instancias registrales o se declare su invalidez por el órgano judicial o arbitral mediante resolu-
ción o laudo firme. El asiento registral debe ser cancelado en sede administrativa cuando se acredite la suplanta-
ción de identidad o falsedad documentaria y los supuestos así establecidos con arreglo a las disposiciones vigen-
tes. La inscripción no convalida los actos que sean nulos o anulables con arreglo a las disposiciones vigentes”.
19 ALCA ROBLES, Wuilber. Los registros públicos: perspectivas desde la Sunarp-Reniec. Idemsa, Lima, 2016,
p. 129.

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que el sistema registral en muchas ocasiones

ha fallado y ha sido instrumentalizado por
organizaciones criminales para apropiarse
ilícitamente de diversos bienes20.
IV. Conclusiones
1. El engaño es un elemento dentro de la
estructura típica del delito de estafa. No
obstante, a fin de verificar su tipicidad,
deberá comprobarse la idoneidad en el
engaño para generar el error en el sujeto
pasivo.
2. En los delitos que recaen sobre bienes
disponibles, el Estado parte de la base de
que los ciudadanos se manejarán con un
mínimo de diligencia para protegerse21.
En tal sentido, a fin de determinar si se
configura el delito de estafa, es menes-
ter determinar quién es competente por
la situación de error en la que recayó la
víctima: si incumbe a esta última obte-
ner la información por tener accesibilidad
normativa, o si, en cambio, era compe-
tencia del agente, en virtud de un deber
de veracidad, brindar al agraviado los
conocimientos necesarios para tomar una
decisión informada en cuanto a la dispo-
sición de su patrimonio.
3. Así, para determinar si la víctima tiene
dicha accesibilidad normativa, se deberá
analizar, por un lado, si tiene acceso a
la información necesaria para tomar una
decisión adecuada respecto a la dispo-
sición patrimonial y, por otro lado, si
tiene la suficiente aptitud cognoscitiva
para comprender cómo analizar dicha
información.
Comentario relevante
de los autores
Para determinar si la víctima tiene
accesibilidad normativa, se deberá
analizar, por un lado, si tiene acce-
so a la información necesaria para
tomar una decisión adecuada res-
pecto a la disposición patrimonial
y, por otro, si tiene la suficiente ap-
titud cognoscitiva para comprender
cómo analizar dicha información.
4. En el caso examinado, la Corte Suprema
ha determinado, en materia del delito de
estafa, que un comprador con un nivel de
conocimiento adecuado, por un deber de
diligencia, se encuentra obligado a verifi-
car que quien pretende venderle vehícu-
los motorizados sea quien figure como
titular registral de los bienes objeto de
la operación comercial, dado que se pre-
sume, sin prueba en contrario, que todos
conocemos el contenido registral por los
mecanismos publicitarios que nos brinda
la Sunarp.
Si bien dicho razonamiento resulta ade-
cuado, no se debe soslayar que las par-
ticularidades de nuestra realidad nos ha
demostrado que el contenido registral
no siempre se corresponde con la verdad
fáctica, por lo que habrá supuestos en los
que razonablemente la víctima, a pesar de
haber actuado diligentemente, desconfíe

20 Al respecto, funcionarios de la Sunarp han admitido que la organización criminal liderada por Rodolfo Orellana
aprovechó ciertos vacíos jurídicos del sistema de dicha entidad registral. Véase: <http://larepublica.pe/impresa/
politica/5941-la-mafia-de-rodolfo-orellana-aprovecho-debilidades-juridicas-para-poder-operar>.
21 GÁLVEZ VILLEGAS, Tomás y DELGADO TOVAR, Walther. Ob. cit., p. 995.

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 del contenido que figure en el Registro
de Propiedad Vehicular al momento de
disponer de su patrimonio.
ŠŠBibliografía
ƒƒ ALCA ROBLES, Wuilber. Los registros
públicos: perspectivas desde la Sunarp-
Reniec. Idemsa, Lima, 2016.
ƒƒ BAJO FERNÁNDEZ, Miguel. Manual de
Derecho Penal. Parte especial. Centro de
Estudios Ramón Areces, Madrid, 1993.
ƒƒ CONDE-PUMPIDO FERREIRO, Cán-
dido. Apropiaciones indebidas. Estafas.
Tirant lo Blanch, Valencia, 1997.
ƒƒ GÁLVEZ VILLEGAS, Tomás y DEL-
GADO TOVAR, Walther. Derecho Penal.
Parte especial. Tomo II, Jurista Editores,
Lima, 2011.
50 pp. 43-50 • ISSN: 2075-6305 • JULIO 2017 • Nº 97 | GACETA PENAL & PROCESAL PENAL
ƒƒ KINDHÄUSER. URS; GARCÍA CAVERO,
Percy y PASTOR MUÑOZ, Nuria. Cues-
tiones actuales de Derecho Penal general y
patrimonial. Ara Editores, Lima, 2005.
ƒƒ MATTOS RÁZURI, Sergio. “La interven-
ción de la víctima en el delito de estafa”. Dis-
ponible en: http://perso.unifr.ch/derechope-
nal/assets/files/articulos/a_20141208_01.pdf.
ƒƒ NÚÑEZ, Ricardo. Tratado de Derecho
Penal. Lerner-Córdoba, Buenos Aires, 1989.
ƒƒ PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso.
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Idemsa, Lima, 2015.
ƒƒ SALINAS SICCHA, Ramiro. Delitos con-
tra el patrimonio. Pacífico, Lima, 2015.
ƒƒ SALVADOR CODERCH, Pablo y SILVA
SÁNCHEZ, Jesús-María. Simulación y
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