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República bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria

Universidad Nacional Experimental de los Llanos Centrales ‘’Rómulo Gallegos’’

Área de Ciencias Políticas y jurídicas: Programa municipalizado en Derecho

San Juan de los Morros; Estado Guárico

Unidad curricular: Procedimental del Derecho I

Módulo de aprendizaje I: Procesal Civil I

Cuarto año, sección 5. Primer lapso

Taller n°2.
Tema 4: El proceso
Tema 5: La competencia
Tema 6: Las partes

Profesor: Elaborado por:

José Gregorio Guevara Oriana Castillo

CI: 26973216

Mayo del año 2019


El proceso:

Es una serie de actos que se desenvuelven progresivamente, con el objeto


de resolver, mediante juicio de la autoridad el conflicto sometido a su decisión.

Fairen Guillen define el proceso como una serie de situaciones jurídicas


contrapuestas integradas por posibilidades, expectativas cargas de las partes
(naturaleza jurídica), concatenadas ordenadamente (estructura) y destinadas a
obtener satisfacción jurídica (función), bajo la dirección del juez.

Proceso y procedimiento:

Ambas concepciones significan avanzar, progresar y por eso se utilizan


como sinónimos, pero hoy la doctrina está de acuerdo en distinguir las nociones.
El procedimiento es la parte exterior del fenómeno procesal; es el conjunto de
reglas que regulan el proceso. En cambio, el proceso es el conjunto de actos
procesales tendentes a lograr la sentencia definitiva. En este sentido la idea del
proceso es necesariamente teleológica; se caracteriza por su fin, que es
solucionar el conflicto mediante una sentencia que adquiera autoridad de cosa
juzgada. Todo proceso requiere para su desarrollo un procedimiento, pero no todo
procedimiento es un proceso.

En el curso de un mismo proceso, en distintas fases puede cambiar el


procedimiento, por ejemplo el procedimiento especial de intimación, previsto en el
artículo 640 del Código Procedimental Civil. Si hay oposición se tramita por el
procedimiento ordinario, por disposición del artículo 652 eiusdem.

El proceso se caracteriza por su finalidad jurisdiccional de poner el litigio.

Para concluir este punto:

 Procedimiento es el método propio para la actuación ante los tribunales.


 Proceso es el conjunto de relaciones jurídicas entre las partes y los agentes
de la jurisdicción, reguladas por la ley y dirigidas a la solución del conflicto a
través de una sentencia con autoridad de la cosa juzgada.

Todo como consecuencia del principio de la contradicción derivado del conflicto


de intereses jurídico que al hacer crisis se convierte en litigio, y debe ser resuelto
en un acto de justicia por los tribunales.

Naturaleza jurídica del proceso:

Parte de la comunidad jurídica actual afirma que el proceso constituye una


relación jurídica que se denomina relación jurídica procesal, la cual explica la
unidad del proceso y su estructura. A pesar de eso algunos dicen que no es una
relación sino una situación jurídica, siendo para muchos una relación jurídica
pública, entre ellos Chiovenda, Rocco, Bulow y otros. Carnelutti, por su parte, dice
que no es propiamente una relación jurídica, algunos le dan otra denominación,
establecimiento, fundación, etc. Es una cuestión importante, en la medida en que
determina la normativa supletoria a aplicar en los casos de lagunas legales. En
torno a la naturaleza jurídica, han existido dos corrientes contrapuestas; las
privatistas y las publicistas.
Corrientes privatistas y publicistas

-Teorías privatistas:
Consideran que el proceso es una institución integrada dentro del Derecho
privado. Hoy en día no se puede mantener esta tesis, habida cuenta del monopolio
estatal sobre la jurisdicción, que impide considerar al proceso como algo propio
del ámbito privado. Para estos autores, proceso puede identificarse con contrato,
de forma que lo definen como el acuerdo de voluntad de las partes en virtud del
cual deciden someterse a la decisión de un juez. Por tanto, la jurisdicción es
asimilada a una especie de convenio arbitral de las partes, denominado litis
contestatio. El consentimiento, objeto y causa de este contrato serían los
elementos que conceden la fuerza de cosa juzgada a la sentencia dictada por el
juez.
Esta litis contestatio tiene que ver más con el arbitraje que con la
jurisdicción, y es totalmente inadmisible en cuanto al proceso penal, en el cual no
es necesaria la voluntad del procesado de someterse a la decisión del juez, quien
dicta sentencia en virtud de su imperium o potestad, y no por compromiso o
contrato alguno.
Otro sector considera que el proceso debe explicarse a través del
cuasicontrato, de forma que el consentimiento de las partes de someterse a la
decisión del juez es tácito y no expreso; así se salvaba una de las críticas a la
teoría contractualista. Sin embargo, se mostró también inútil, ya que la sentencia
del juez no tiene nada que ver con el consentimiento de las partes.

 Teorías publicistas:
Estos autores creen que el proceso no puede explicarse a través de las relaciones
jurídico-privadas, y por ello acuden al Derecho público.
-Teorías más relevantes

El proceso como relación jurídica


El alemán Von Büllow concebía al proceso como una relación jurídica que se
caracteriza por su autonomía o independencia de la relación jurídica material que
se deducía dentro del mismo. Características de esta relación: Se trata de una
relación jurídica compleja, ya que engloba todos los derechos y deberes que se
producen en las distintas fases del procedimiento. Es una relación de Derecho
público, que tiene su origen en una litis contestatio de naturaleza pública. Por
tanto, el proceso es la relación jurídica formada por derechos y deberes recíprocos
entre el juez y las partes, que se perfecciona a través de la litis contestatio, de la
que surgen dos obligaciones básicas: Por un lado, a que el órgano jurisdiccional
asuma la tarea de decidir la contienda. Por otro lado, a que las partes queden
sometidas a la resolución dada por el juez. Se trata de obligaciones puramente
procesales, y para que éstas se produzcan, es necesario que se cumplan
determinados requisitos, denominados presupuestos procesales, que son los
requisitos de admisibilidad y condiciones previas a la tramitación de cualquier
relación procesal. Las aportaciones fundamentales de la doctrina de la relación
jurídica son dos:

 Nacimiento, con carácter autónomo, del Derecho procesal, que deja de ser un
instrumento del Derecho material para pasar a ser una ciencia autónoma. Por
tanto, se está diferenciando entre la relación jurídica material deducida en el
proceso y la relación jurídica procesal.
 Por primera vez se explica la naturaleza del proceso a través del Derecho
público.
Pero esta teoría sufrió críticas; no se admitió que se fundamentase el
proceso en la litis contestatio, aunque tenga una naturaleza pública, ya que debe
recurrirse a conceptos propios del Derecho procesal. Por otro lado, se criticó su
concepto de relación jurídica, ya que se consideraba que no existe una relación
entre el juez y las partes, sino que la relación existe; bien entre las propias partes,
o bien entre el juez y cada parte por separado. En España, la teoría fue seguida
por autores como Prieto Castro, Gómez Orbaneja, etc. Para éste, el proceso es
una relación jurídica o nexo entre dos sujetos que existe en virtud del Derecho
objetivo, y que es regulado por éste. El contenido de dicha relación será una serie
de obligaciones y derechos procesales.
El proceso como situación jurídica
Su artífice fue Goldschmidt, que critíca a la anterior teoría desde una triple
vertiente: Los presupuestos procesales no pueden ser la condición de existencia
del proceso, ya que estos presupuestos deben ser discutidos dentro del proceso
en sí, que finalizará, si no concurren éstos, con una sentencia absolutoria en la
instancia. El contenido del proceso no lo constituyen derechos y obligaciones; es
verdad que el juez tiene la obligación de dictar sentencia, pero dicha obligación no
deriva de una relación jurídica procesal, sino de la obligación del Estado de
administrar la Justicia, y por tanto, nace del propio Derecho público. Asimismo, las
partes no tienen en puridad obligaciones procesales, ya que la sujeción del
ciudadano al poder del Estado es natural y no deriva de ninguna relación jurídica.
A lo sumo, pueden existir cargas para las partes, pero no obligaciones. La teoría
de la relación jurídica es estática, y no aporta nada nuevo al proceso, el cual se
caracteriza por su dinamismo, ya que se desarrolla de acto en acto hasta
desembocar en la resolución dictada por el juez. Para Goldschmidt, situación
jurídica es el estado en el que se encuentra una persona, desde el punto de vista
de la sentencia que espera, conforme a las normas jurídicas. El proceso progresa
por medio de los actos procesales, cuya meta será el logro de una sentencia
favorable a las pretensiones de las partes, y cada acto procesal crea una situación
en que las partes examinan cuáles son sus posibilidades de obtener esa sentencia
favorable. Cada una de estas situaciones es válida en tanto en cuanto es
condición de la siguiente y tiene como presupuesto la anterior; así, el proceso se
define como un conjunto de situaciones transitorias, que van transcurriendo hasta
llegar a una situación definitiva, cual es la sentencia. En el proceso, todos los
derechos se encuentran en situación de espera, mientras no se produzca la
sentencia. Por eso, lo que caracteriza al proceso es la incertidumbre, tanto por
parte del actor, como por parte del demandado y también por parte del juez. Así,
en el proceso no puede haber derechos, sino expectativas de derechos; de la
situación de incertidumbre solamente derivan cargas y expectativas. En cuanto a
las obligaciones, éstas no existen, propiamente, en el ámbito procesal, sino que
sólo hay cargas; la carga se diferencia de la obligación en que, mientras que ésta
es un imperativo nacido del interés de un tercero o del interés del Estado, la carga
es un imperativo del propio interés, de ahí que no haya sanción para quien decide
no asumir una carga. Desde el punto de vista de la teoría de la situación jurídica,
el proceso puede definirse como el fenómeno jurídicamente reglamentado que se
desenvuelve de situación en situación, produciendo determinadas cargas y
expectativas, con el fin de obtener una decisión judicial.

El proceso como institución jurídica


Según Jaime Guasp, el proceso debe ser considerado como una institución
jurídica. Este autor desecha la teoría de la relación jurídica por considerar que,
dentro del proceso existen varias correlaciones de derechos y deberes, y por lo
tanto no se produce una sola relación jurídica, sino múltiples, que son susceptibles
de ser reconducidas a la unidad a través de la idea de institución. El proceso para
Guasp se define como el conjunto de actividades relacionadas por el vínculo de
una idea común y objetiva, a la que están adheridas las diversas voluntades
particulares de los sujetos de los que procede aquella actividad. La institución
procesal la configuran dos elementos fundamentales:

 La idea común y objetiva: la satisfacción de la pretensión.


 Las voluntades particulares que se adhieren a ella.
Los caracteres fundamentales del proceso serán los siguientes:

1. Jerarquía entre las personas que intervienen.


2. Universalidad, ya que el proceso no reconoce particularidades territoriales
dentro de los límites de una misma soberanía.
3. Permanencia, porque el proceso no se agota en el momento de producirse,
sino que perdura a lo largo del tiempo, a través de la sentencia.
4. Elasticidad formal, para adaptarse a las vicisitudes de cada caso concreto.
Esta teoría es muy poco práctica, ya que la elaboración del concepto de
institución es muy co La teoría del proceso como servicio público fue promovida
por los administrativistas franceses. Parten de la calificación de la actividad
jurisdiccional como actividad administrativa, a los efectos de explicar el proceso
como un servicio público. La función jurisdiccional es una actividad técnica puesta
al servicio de los particulares, para ayudarles en la consecución del fin que
persiguen; la composición del litigio. De esta forma, las normas que regulan este
servicio público no serían normas jurídicas, sino técnicas, porque no tienden a
crear relaciones jurídicas, sino a satisfacer fines que persiguen los particulares.
Esta teoría es inadmisible en opinión del la doctrina más autorizada que cita varias
razones: en primer lugar, no es compatible con el proceso penal, en el cual no
existen fines propios de los particulares. En segundo lugar, es absurdo comparar
la función jurisdiccional con otros servicios públicos, ya que el proceso deriva de
una actividad estatal: lo que un día es un servicio postal, o de salud, etc., al día
siguiente puede ser un servicio privado. Pero la actividad jurisdiccional es algo
consustancial al propio Estado de Derecho, desde el momento en el que el Estado
asume el monopolio de la tutela jurisdiccional, obligándose a crear órganos
adecuados y a poner los medios necesarios para acceder a ellos. La función
jurisdiccional no puede concebirse como servicio público, porque el cumplimiento
del deber de administrar Justicia por parte del Estado no es discrecional, sino
consustancial al Estado de Derecho, y además debe administrarla en la forma
constitucionalmente señalada, es decir: a través del debido proceso.
Las formas procesales:

Son los requisitos que deben cumplirse en la realización de los actos que
componen el proceso.

Estos requisitos son objetados por quienes sostienen el criterio de la


libertad de las formas procesales. Estos partidarios preconizan las posibilidades
de realizar los actos del proceso sin cumplir el complejo grupo de requisitos
establecidos en la ley procesal.

En contraposición a la tesis anterior están los partidarios del sistema de la


legalidad de formas, quieres sustentan la conveniencia de realizar los actos
procesales como los requisitos legales, ya que solo así se cumple con la certeza
que debe rodear al proceso para un mejor desempeño de la función del juez.

Los principios constitucionales procesales tales como el derecho a la


defensa y a la igualdad de las partes, no podrían cumplirse si los litigantes no
saben de antemano los requisitos de los actos destinadas a alcanzar la justicia
reclamada.

Sin caer en formalismos procesales que sacrifiquen la justicia con el


pretexto de la omisión de formas no esenciales al acto, es evidente que el proceso
sin formas equivale a la anarquía. Las formas garantizan el orden y la certeza que
aseguran la igualdad de las partes.

El sistema que rige en nuestras leyes procesales es el de la legalidad. La


libertad solo es permitida en los casos en que excepcionalmente, la ley no
establece la forma del acto. El principio de la legalidad de las formas lo recoge el
Código de Procedimiento Civil en el artículo 7:

Los actos procesales se realizaran en forma prevista en este Código


y en las leyes especiales. A falta de ellas, serán admitidas todas aquellas
que el juez considere idóneas para lograr los fines del mismo.

A su vez la Ley Orgánica Procesal del Trabajo establece su Arti. 11:

Los actos procesales se realizaran en la forma prevista en la ley; en


ausencia de disposiciones el juez del trabajo determinara los criterios a
seguir para su realización, todo ello con el propósito de garantizar la
consecución de los fines fundamentales del proceso.
Estructura del proceso:

Se trata del estudio de los principios fundamentales y de las formas, que


caracterizan a nuestro sistema procesal y nos periten diferenciarlo de otros
sistemas, se trata de las características constantes, uniformes, de nuestro sistema
procesal que constituyen los principios rectores y nos permiten diferenciar su
estructura de otros sistemas procesales. Así podemos establecer en qué consisten
los principios de la oralidad u la escritura, concentración y fraccionamiento,
mediación e inmediación, dispositivo, inquisitorio y acusatorio; los principios de
probidad procesal, la preclusión, la economía procesal, la igualdad, entre otros.

Oralidad y escritura:

Nuestro proceso civil, al igual que el penal, el laboral y el contencioso-


administrativo, ha sido tradicionalmente escrito, porque la escritura domina
prácticamente la totalidad de los actos, tanto de las partes como del tribunal; y es
asi como la ley dispone que las partes harán sus solicitudes mediante: diligencias
escritas, o mediante escritos, ambos presentados ante el secretario del tribunal.

Igual principio de la escritura establece el artículo 188 del Código de


Procedimiento Civil, en relación a los actos del tribunal.

Existen diferencias entre la diligencia y el escrito.

El escrito consiste en un documento más formal que la diligencia, dirigido


en un documento más formal que la diligencia al tribunal y presentado al
secretario, en el que las partes, luego de identificar el órgano jurisdiccional
destinatario, se identifican y hacen sus planteamientos de los hechos y del
derecho, expresan la fecha y lo forman. Se redactan fuera de la sede del tribunal.
En cambio, la diligencia es un escrito manuscrito o impreso, en el que las partes
en forma breve y precisa, redactan ante el secretario del tribunal y se lo presentan
con motivo principalmente de trámites de procedimiento. Las diligencias de
acuerdo con la practica forense se encabezan con la fecha y la suscribe el
diligenciante y el secretario.

La mentalidad jurídica venezolana tradicional, la técnica de los jueces y


abogados ha sido la del juicio civil escrito.

El llamado procedimiento oral del Código de Procedimiento Civil, en


realidad ha sido previsto con cautela, porque la demanda como la contestación se
hace por escrito. Se le llama oral porque el acto central es una audiencia o debate
oral y porque la sentencia la dicta el juez oralmente y luego se extiende por escrito
dentro de los 10 días siguientes. No obstante, la falta de instrumentación del
procedimiento oral, todavía existe la expectativa de imponerlo en nuestro medio
porque a través de él se puede lograr una justicia ágil, sencilla, rápida y leal.

Cargas procesales:

Una carga procesal son actos que realizamos para obtener resultados
procesales favorables de acuerdo a nuestros intereses legales y evitar en ese
sentido que sobrevenga un perjuicio procesal.

La carga procesal es en ese sentido, un derecho que la Ley nos otorga


para realizar un acto dentro de un procedimiento que a través de él consigamos
ciertos beneficios a nuestro favor.

 ¿CUÁLES SON ALGUNOS EJEMPLOS DE CARGA PROCESAL?


Como ya te diste cuenta, la carga procesal no es una obligación impuesta
por el Juez o Magistrado que si no las promueves en un juicio, seguramente lo
perderás, más bien, las cargas procesales son actos que si los llevas a cabo te
van a beneficiar porque refuerzan tu defensa jurídica, sin embargo, en ningún
momento existe la obligación y la imposición de una multa de no presentarlas,
aunque por supuesto, vale la pena que las presentes, estos son algunos ejemplos:

1. CARGA DE DEMANDAR: Nadie te sancionará si no promueves una


demanda.

2. CARGA DE IMPULSO PROCESAL: Nadie te obliga promover un escrito en el


que le solicites al Juez que cause ejecutoria la sentencia, sin embargo, de
hacerlo resultarás beneficiado.

3. CARGA DE CONTESTAR: En un juicio de amparo, cada vez que una


autoridad responsable presenta su informe justificado, el Juzgador te otorga
un plazo para que promuevas tus manifestaciones de acuerdo al contenido
del mismo. Sin embargo, si no lo haces, no serás sancionado, pero si lo
haces, quizá puedas hacerle ver al Juez que es ineficaz lo que señala la
autoridad responsable en el contenido de su informe justificado.

4. CARGA DE PROBAR: Volvamos al ejemplo del juicio de amparo, pensemos


que tienes una prueba documental pública que reforzará y acreditará el interés
jurídico que tienes para acudir al juicio de amparo, en ningún momento
tienes la obligación de presentar dicha prueba, sin embargo, de hacerlo,
quizá el Juez tenga los elementos necesarios para dictar a tu favor la
sentencia.
5. CARGA DE ALEGAR: Nuevamente, en el juicio de amparo tienes el derecho
mas no la obligación de presentar tus alegatos en el momento procesal
oportuno, sin embargo de no presentarlos, no hay sanciones en tu contra.

6. CARGA DE SOMETERSE A INSPECCIONES DEL TRIBUNAL A EXHIBIR


DOCUMENTOS: Cuando se te previene para que realices la conducta de
permisión de la inspección o la conducta de la exhibición de documentos. Si
no lo haces no se te obliga coactivamente a hacerlo, sólo se te hará efectivo el
apercibimiento de que se tengan por ciertas las afirmaciones de la parte
contraria que pretendían demostrarse con el desempeño de la conducta
integradora de la carga procesal.

Imaginemos que ofreciste una prueba de peritaje contable, y el Juez ya te


otorgó el plazo para que la presentes y se desahogue su contenido, sin embargo,
de no presentarla, no serás sancionado, lo que sí podrá pasar es que preclulya tu
derecho a presentarla en otro momento y que si a través de ella podías lograr
demostrar ciertos hechos a tu favor, en esta ocasión, ya no será posible.

 ¿LA CARGA PROCESAL ES UNA OBLIGACIÓN?


De ninguna manera, las cargas procesales son derechos que otorga la ley
para que lleves a cabo un acto a favor de tu defensa jurídica, mientras que una
obligación como su nombre lo indica es un acto procesal que debes de llevar a
cabo necesariamente, pues su incumplimiento te generará una sanción.

La carga procesal es lo opuesto a una obligación.

La obligación procesal existe cuando la Ley ordena a alguien tener


determinado comportamiento para satisfacer un interés ajeno, sacrificando el
propio.

El incumplimiento de una obligación procesal puede dar lugar a la


imposición de sanciones, como son los medios de apremio, la condena en costas
o el pago de los daños y perjuicios.

En la carga procesal, la Ley fija la conducta que debe asumir quien quiera
conseguir un resultado favorable a su propio interés.
El incumplimiento de una carga procesal de ninguna manera producirá una
sanción o penalización, sino que en función de su naturaleza procesal, constituye
una omisión en la verificación de un requisito procesal.

Mediación e inmediación:

El principio de la inmediación rige cuando todos alegatos y pruebas se


realizan con la intervención directa del mismo juez que debe sentenciar; de allí
que no se le permita al juez comisionar.

Este principio no es exclusivo del procedimiento oral, porque también puede


cumplirse en el juicio escrito. Pero en nuestro procedimiento escrito se faculta a
los jueces que deben sentenciar a comisionar en otros jueces de igual jerarquía
(exhorto) o comisionar a jueces inferiores (despacho) para que realicen algunas
actuaciones, tales como el examen de testigos, previsto en los artículos 234, 235 y
236 del Codigo de Procedimiento Civil.

El principio de la mediación, se caracteriza por el hecho de que el


procedimiento se lleva a cabo formando la opinión o el criterio del juez bajo la
influencia de actuaciones realizadas por otro juez comisionado. En los sistemas
procesales donde rige el principio de mediación se establece la obligación de lo
jueces de auxiliarse mutuamente a través de la comisión que puede denominarse:
exhorto para un juez de igual jerarquía, despacho para el inferir y, suplicatoria para
el juez superior.

Principio dispositivo e inquisitorio

Principio dispositivo: este principio rige nuestro proceso civil y esta


consagrado en los artículos 11, 12 y 254 del Código de Procedimiento Civil.

Efectos de este principio:

 Nadie está obligado a intentar una acción en contra de su


voluntad.
 Los jueces deben sentenciar conforme a lo alegado y probado.
 Las artes tienen la facultad de intentar sus recursos en contra de
las decisiones que los perjudiquen.

Excepciones:
 Los jueces pueden suplir el derecho no invocado.
 Los jueces tienen facultades inquisitivas en materia de prueba
(auto para proveer).
 Se pueden declarar incompetentes de oficio.
 Tienen iniciativa probatoria.
En los juicios de nulidad de matrimonio, cuando la demanda es
declarada con lugar, los jueces superiores deben revisar las
sentencias; también tienen consulta obligatoria de las sentencias
en juicio de interdicción y privación de patria potestad.
 Y en definitiva proceder de oficio cuando la ley los autorice o
cuando se trate de resguardar el orden público o las buenas
costumbres. El juez, por ser director del proceso, puede reanudar
la causa paralizada.

El principio inquisitorio: rige en los casos en que las partes no tienen la libre
disponibilidad de la relación jurídica, como ocurre en materia civil en las causas
sobre el estado o la capacidad de las personas, el juez esta desvinculado de la
iniciativa de las partes para investigar la verdad. Este es el principio que también
regia en materia penal balo la vigencia del C.EC de 1926, donde el juez podía
proceder de oficio para iniciar la investigación penal, salvo en los casos de los
delitos de acción privada.

Principio de contradicción

Consonó con la garantía constitucional que consagra el derecho a la


defensa, se pretende con este principio que los actos de procedimiento deban
realizarse con la intervención de la contraparte, o al menos con la posibilidad de
que la contraparte se entere de la realización del acto para tener la posibilidad de
oponerse antes de su realización, o después, dentro del lapso que le fije la ley. Así
tenemos el supuesto de la oposición a las pruebas promovidas por la contraparte
dentro de los tres días de despacho siguientes al vencimiento del lapso de
promoción (artículo 397 del Código de Procedimiento Civil). Otro ejemplo es la
fijación que el tribunal hace por auto de la oportunidad en que debe realizarse la
inspección judicial o el examen de los testigos.

El principio de la contradicción aspira que las partes tengan no solo


oportunidad para atacar, sino también para defenderse, contrariar los distintos
argumentos y controlar los medios probatorios.

Principios del procedimiento

Concepto: las partes son el sujeto activos del proceso ya que sobre ellos
recae el derecho de iniciarlo y determinar su objeto , mientras que el juez es
simplemente pasivo pues solo dirige el debate y decide la controversia .
Características:

Iniciativa: el proceso solo se inicia si media de la correspondiente petición


del interesado por conducto del acto que en el civil y los que siguen sus
orientaciones se les denomina demanda y en el penal acusación, responde al
aforismo latino - nemo iudex sine actore (no hay juez sin actor) y -ne procedt iudex
ex officio (el juez no puede proceder o actuar de oficio.

Tema de decisión: lo que constituye el tema del debate o controversia de


las partes ejemplo: tema de divorcio separación de bienes etc.

El tema es fijado por las partes correspondiéndole al demandante


determínalo en la demanda y al demandado en la contestación: esto constituye
la materia sobre la cual el juez da su sentencia sea para considerar cosas
superiores o ajenas, en el penal lo constituyen la acusación y el pronunciamiento
que en relación adopte el acusado.

Hechos: es complementario de lo anterior, el tema de los hechos se funda


en los hechos los cuales invocan las partes en las mismas situaciones
mencionadas en lo penal lo conforman los constituidos del ilícito y los eximentes
de culpabilidad responsabilidad que le invoquen.

Pruebas : la iniciativa para que se decreten la pruebas y practiquen para


demostrar los hechos materia del tema recae sobre las partes de acuerdo con el
principio de la carga de las pruebas , es decir, el demandante le corresponde
probar los hechos en que sustenta sus peticiones , mientras que al demandado le
establece interesa demostrar los que significan la defensa , el juez carece de
facultad para decretar pruebas de oficio tendientes a aclarar hechos del debate
limitándose a lo que aparezca de las solicitudes por las partes.

Disponibilidad del derecho: como secuela de tales aspectos la


disponibilidad del derecho que constituye el tema de la decisión recae también
sobre las partes, es así como el demandado puede renunciar a los pedimentos de
su demanda mediante lo que se denomina Desistimiento o bien en virtud de
acuerdo directo con el demandado en lo que se llama transacción fenómenos
estos que implican la terminación del proceso . El principio dispositivo a sido
adoptado para aquellos procesos en donde se considera que la cuestión debatida
solo interesa a las partes y, por tanto es de índole privada como sucede con el
civil, labora, etc. Pero no se aplican algunos de los presupuestos que lo
caracterizan particularmente lo relativo a la proposición de la prueba por cuanto
ese criterio ha cedido paso al de qué administración de justicia es
de interés general y , por ende, de carácter público para la cual es necesario dotar
al ges de mayores poderes invistiéndolo al poder de la facultad de ordenar las que
considere útiles para aclarar hechos en el penal rige en el sistema del common
law vigentes en los países anglosajones como gran Bretaña estados
unidos de América.

Principio de economía procesal

Según Chiovenda, es la obtención del máximo resultado posible con el


mínimo de esfuerzo. Este principio de refiere no sólo a los actos procésales sino a
las expensas o gastos que ellos impliquen.

Modalidad: más que un solo principio es un conjunto de principios con los


cuales se consigue aquél. Entre ellos se encuentran:

Principio de la Concentración: consiste en reunir todas las cuestiones


debatidas o el mayor número de ellas para ventilarlas y decidirlas en el mínimo de
actuaciones y providencias. Así, se evita que el proceso se distraiga en cuestiones
accesorias que impliquen suspensión de la actuación principal.

Principio de Eventualidad: guarda estrecha relación con el de preclusión,


pues toma como referencia las fases o términos del proceso. Consiste en que si
en determinada etapa o estanco del proceso una parte puede realizar varios actos,
debe llevarlos a cabo de manera simultánea y no sucesiva, esto es, todos en el
mismo lapso y no primero uno y luego otro.

Esto ocurre, por ejemplo, en relación con una providencia, cuando contra
ella puede interponerse el recurso de reposición y el de apelación. Como el
término para interponer dichos recursos es común, la parte interesada puede optar
exclusivamente por cualquiera de ellos, o bien proponer los dos, caso en el cual
debe hacerlo conjuntamente: la reposición como principal y la apelación como
subsidiaria. Esto significa que la apelación sólo se concede en el supuesto de que
la reposición no prospere. Lo que la ley prohíbe es que primero se interponga la
reposición, para luego, si es negada, proponer la apelación, pues el término para
ésta ya se encuentra vencido.

Principio de Celeridad: consiste en que el proceso se concrete a las


etapas esenciales y cada una de ellas limitada al término perentorio fijado por la
norma. En observancia de este principio se descartan los plazos o términos
adicionales a una determinada etapa, esto es, los que se surten como
complemento del principal y las prórrogas o ampliaciones. También implica que los
actos se surten en la forma más sencilla posible, para evitar dilaciones
innecesarias.

En aplicación de este principio, el Código de Procedimiento Civil establece


limitaciones a las prórrogas; otorga al juez la facultad de señalar ciertos términos,
fijando el estrictamente necesario, y consagra medios sencillos para efectuar la
notificación de las providencias.

Principio de saneamiento: Consiste en que las situaciones o actuaciones


afectadas de nulidad sean susceptibles de ser convalidadas por la parte en cuyo
favor se establece.

La nulidad es una sanción que la norma prevé para determinadas


situaciones o actuaciones irregulares y cuando con ellas se viola el derecho de
defensa de una de las partes. Pero la nulidad no siempre se impone, pues es
viable que la parte afectada como consecuencia de ella la convalide, esto es, que
mediante cierta conducta no se aplique esa sanción y, por ende, la actuación sea
válida, que es lo que se denomina saneamiento.

La tendencia actual es la de consagrar en la norma positiva el mayor


número de nulidades susceptibles de saneamiento. Por ejemplo, si el demandado
ha sido indebidamente citado o emplazado y éste no lo alega en la primera
actuación que realice, tal irregularidad queda convalidada.

Principio de Gratuidad de la Justicia: Como la justicia es un servicio que presta


el Estado a la colectividad, a él le corresponde sufragar todos los gastos que esa
función entraña, como proporcionar los locales y elementos necesarios, atender la
remuneración de los funcionarios y empleados, etc.

Aunque el principio, en su acepción más amplia, incluiría las expensas o


gastos que implique el proceso, esto entre nosotros no tiene vigencia, por cuanto
recae sobre las partes, sobre todo en aquellas ramas en donde se rige el sistema
dispositivo, como acontece con el civil, concretamente en lo relativo a honorarios
de peritos, secuestros, gastos de diligencias, etc.

En nuestro medio, en ese aspecto, se ha registrado un considerable


avance, puesto que el empleo de papel sellado que se exigía en el civil y el
contencioso fue eliminado. Además, tradicionalmente no hay lugar a expensas en
el campo penal y son reducidas en el laboral.

Principio de motivación de la sentencia: Consiste en que los actos


procésales no pertenecen a la parte que los haya realizado u originado sino al
proceso. Significa esto que el acto procesal es común, o sea, que sus efectos se
extienden por igual a las dos partes (demandante y demandado). De ahí que la
prueba solicitada por una de las partes puede llegar a beneficiar a la contraparte,
pues con base en ésta el juez puede llegar a determinado convencimiento.

Principio de adquisición: Algunos tratadistas consideran que estos dos


principios son diferentes, pero en verdad se trata más bien de dos manifestaciones
del mismo aspecto, por cuanto ambas se refieren a la conducta de las partes y con
el fin de obtener la recta administración de justicia.

El principio de concreta a que las partes no utilicen el proceso o las


actuaciones de éste para lograr fines fraudulentos o dolosos, o alegar hechos
contrarios a la realidad, o emplear medios que tiendan a entorpecer la buena
marcha del procedimiento.

Tales actuaciones entrañan la inobservancia de un deber y por ello acarrea


sanciones de tipo patrimonial y de índole penal, que se imponen tanto a las partes
como a su respectivo apoderado.

Principio de la buena fe o lealtad procesal: Este principio consiste en


revestir a las sentencias de una calidad especial, en virtud de la cual no se permite
que las partes frente a quienes se profiere puedan volver a instaurar un segundo
proceso con base en los mismos pedimentos y sobre iguales hechos. Obedece a
la necesidad de darles el carácter de definitivo a las sentencias y evitar así que se
susciten por las mismas cuestiones otros procesos.

Guarda, en cierto sentido, relación con el principio de la preclusión, pues los


efectos de ambas se concretan a impedir actuaciones posteriores. La diferencia
reside en que la cosa juzgada tiene efectos fuera del proceso, mientras que la
preclusión obra dentro de este y con respecto a una etapa o estanco. Por ello
CHIOVENDA afirma que la cosa juzgada es la summa preclusione.

Principio de la cosa juzgada: Los litigios, de acuerdo con la terminología


de CARNELUTTI, que surgen entre los miembros de la sociedad pueden
resolverse de dos maneras, según la persona encargada de hacerlo: La
Heterocomposicion y la autocomposición.

La Heterocomposicion implica la intervención de un tercero, ajeno a los


sujetos entre quienes se suscita el conflicto, función que se atribuye el Estado y
realiza por conducto de la rama judicial, mediante la sentencia, previo el respectivo
proceso.

La autocomposición es la solución del litigio por los propios sujetos entre


quienes surge. En este caso no hay intervención ajena alguna y la forma usual de
lograrlo es mediante la transacción, que las partes pueden efectuar antes o en el
curso del proceso.

Frente a esas dos posiciones, la Heterocomposicion y la autocomposición,


se encuentra una intermedia o mixta, por participar de la naturaleza de ambas,
pues son las partes las que logran u obtienen el acuerdo que le pone fin al litigio,
pero a él llegan merced la intervención de un funcionario, a quien se le atribuye
esa específica función, sea en el curso o antes del proceso, constituida o
representada por la conciliación.

La conciliación, pese a las críticas que ha recibido, fundadas en algunos


aspectos que la justifican, presenta un balance general favorable, pues ha
permitido obtener la finalización de muchos procesos, cumpliendo el objetivo con
ella perseguido, cual es el de la descongestión de los despachos judiciales.

Principio de la conciliación: La jurisprudencia ha sido reiterativa en el


sentido que el juzgador al considerar la demanda para pronunciarse sobre la
pretensión impetrada debe, en caso que sea oscura, interpretarla para
desentrañar el derecho que se reclama. Para ello le corresponde analizar la
demanda en su totalidad, es decir, no solo los pedimentos, sino también lo hechos
en que se fundan y aun los las disposiciones citadas en su apoyo. No significa
esto que se eliminen ciertos requisitos, que perentoriamente debe observar ese
acto procesal y que consagran los diferentes ordenamientos procésales, sino que
cada uno de ellos no se sujetan a fórmulas sacramentales.

Este principio ha adquirido mayor relevancia con la acción de tutela consagrada


por el artículo 86 de la Constitución Política y la reglamentación que de ella hizo el
ejecutivo mediante el decreto 2591 de 1991, el cual, en su artículo 14, inciso 2°,
preceptúa que puede ser ejercida sin formalidad alguna.

Principio de la informalidad: Consiste en la concordancia que debe existir


entre el pedimento formulado por las partes y la decisión que sobre él tome el
juez.

Modalidades.

Puede adoptar dos modalidades: La interna y la externa.

La externa: Que es la propiamente dicha – se refiere a la concordancia o


armonía entre la demanda y la sentencia que se pronuncia sobre ella.

La interna: es la que mira a la concordancia entre la parte motiva y la


resolutiva de la sentencia.

Principio de la congruencia: Se entiende por instancia, en su acepción


más simple – de acuerdo con DE SANTO – cada uno de los grados del proceso, o,
en sentido amplio, el conjunto de actuaciones que integran la fase del proceso
surtida ante un determinado funcionario y a la cual entre le pone fin mediante una
providencia en la cual decide el fondo del asunto sometido a su consideración.
La instancia se caracteriza porque, de una parte, comprende toda la fase, grado o
actuación del proceso efectuada por un funcionario judicial, y, de otra, por
corresponderle decidir en forma amplia sobre el fondo de la cuestión debatida. Se
habla de primera instancia para referirse a la comprendida desde que se inicia el
proceso hasta cuando se profiere la correspondiente sentencia. La segunda se
surte ante el superior jerárquico en virtud del recurso de apelación y va desde que
este se admite hasta que se decide mediante la correspondiente sentencia. En
una y otra sentencia, esto es, tanto la que decide la primera como la segunda
instancia, el juzgador goza de autonomía para decidir en el marco señalado o
establecido por la ley.

El recurso de casación, al igual que la apelación, forma parte del proceso,


por comprender toda la actuación realizada por un funcionario, pero a diferencia
de ella, no tiene la condición de instancia, porque, como medio de impugnación
extraordinario que es, solo faculta al juzgador para pronunciarse sobre la causal
invocada. Sin embargo, en nuestro medio, como el mismo funcionario que decide
la casación debe proferir la sentencia de reemplazo, en ese caso obra como
juzgador de instancia.

Este principio – como el de impugnación, del cual es solo una modalidad,


quizá la más importante – tiene por objeto que el funcionario jerárquicamente
superior, con mayor conocimiento y experiencia, pueda, en virtud de la apelación,
revisar la providencia del inferior y subsanar los errores cometidos por este.

Al principio de la doble instancia se opone el de única instancia,


generalmente consagrado cuando el funcionario que decide el proceso es
colegiado, por la mayor garantía que ofrece con respecto al singular. Sin embargo,
no es esa la regla imperante en nuestro medio, en donde, excepto en el
contencioso administrativo actual, cuando aún no han sido creados los juzgados ,
los asuntos de única instancia están a cargo de los juzgadores singulares.

Principio de las dos instancias: Guarda estrecha relación con el de


preclusión, pues toma como referencia las fases o términos del proceso. Consiste
en que si en determinada etapa o estanco del proceso una parte puede realizar
varios actos, debe llevarlos a cabo de manera simultánea y no sucesiva, esto es,
todos en el mismo lapso y no primero uno y luego otro.

Esto ocurre, por ejemplo, en relación con una providencia, cuando contra
ella puede interponerse el recurso de reposición y el de apelación. Como el
término para interponer dichos recursos es común, la parte interesada puede optar
exclusivamente por cualquiera de ellos, o bien proponer los dos, caso en el cual
debe hacerlo conjuntamente: la reposición como principal y la apelación como
subsidiaria. Esto significa que la apelación sólo se concede en el supuesto de que
la reposición no prospere. Lo que la ley prohíbe es que primero se interponga la
reposición, para luego, si es negada, proponer la apelación, pues el término para
ésta ya se encuentra vencido.

Principio de la eventualidad: El principio de la inmediación es aquel de la


evacuación de pruebas quien directamente se encarga el juez, es obligar al juez
para que utilicé o evacue los casos.

Tema 5: La competencia

Es difícil que todos tribunales ejerzan la jurisdicción plena en todos sus


grados h clases dentro del país, y por ello es necesario limitarle a los jueces el
ejercicio de la función jurisdiccional por la extensión del territorio, por la
especialidad de los asuntos que puedan conocer y además, deben estar divididos
en categorías o grados, de tal manera que los interesados sepan antes de acudir a
ellos si tienen posibilidad de impartir justicia en el caso concreto, de acuerdo con
las atribuciones y poderes que objetivamente le asigna la ley al tribunal respectivo.
La función jurisdiccional la ejerce el Estado a través de muchos tribunales, y para
cumplir con la garantía constitucional de la justicia para todos los ciudadanos, es
necesario dividir la función entre un número de tribunales creados
proporcionalmente con la población y de acuerdo a división político-territorial del
país.

Las atribuciones, facultades y deberes que la ley le asigna al juez viene a


ser una mediada a la función jurisdiccional y en este sentido podemos afrmar que
la competencia es la medida de la jurisdicción que ejerce un juez de acuerdo a la
materia, el valor y el territorio; y a los criterios de desplazamiento de competencia:
conexión, continencia, accesoriedad y litispendencia de la causa.

Alsina citado por Calvo Baca define la competencia así: ‘’es la aptitud del
juez para ejercer su jurisdicción en un caso determinado’’.

Incompetencia y falta de jurisdicción:

La incompetencia se plantea solamente dentro del orden judicial interno, y


se configura por el hecho de excluir a un juez del conocimiento de una causa por
las limitaciones señaladas en la ley, toda vez, que el asunto debe ser conocido por
otro juez de la Republica.

El juez incompetente, tiene jurisdicción en Venezuela, ya que esta investido


de la función de administrar justicia, pero no tiene competencia para conocer el
asunto concreto sometido a su conocimiento, porque dentro de la esfera de
poderes y atribuciones, que establecen las normas competencia, el asunto debe
conocerlo otro juez venezolano.

En cambio hay falta de jurisdicción cuando el asunto sometido a la


consideración del juez, no corresponde al conjunto de poderes, atribuciones y
deberes, porque más bien el asunto corresponde a otras atribuciones y deberes
asignados por la Constitución y demás leyes, a otros entes del Poder Público: o
porque el asunto debe ser considerado por un juez extranjero.

El primer supuesto se refiere a que el asunto, no solo no lo puede conocer


el juez, sino que tampoco puede conocerlo otro juez, ya que corresponde a otro
funcionario de la administración pública. Así por ejemplo anteriormente las
calificaciones de despido de un trabajador las conocía la Comisión Tripartita, de
allí que un juez laboral no tenía jurisdicción para calificar el despido.

Clasificación de la competencia:

Según los criterios previstos en las leyes procesales, entre otras, el Código
de Procedimiento Civil, La Ley Orgánica del Consejo de Judicatura, el Código
Orgánico Procesal Penal, la Ley Orgánica Procesal del Trabajo y en la Ley
Orgánica del Poder Judicial, los limites impuesto a los jueces en el ejercicio de la
función jurisdiccional, nos permiten clasificar la competencia en:

Competencia en razón del territorio: en este supuesto el juez solo puede


ejercer su función jurisdiccional dentro de un determinado territorio, que se
denomina Circunscripción Judicial.

Competencia por materia: se toma en cuenta la naturaleza de la relación


jurídica objeto de controversia, y con fundamento a esa naturaleza se determina el
conocimiento e la casusa. Así lo dispone el artículo 28 del Código de
Procedimiento Civil. Esa distribución de los asuntos es que determina la existencia
de la jurisdicción ordinaria: civil, penal, contencioso-administrativo; y las llamadas
jurisdicciones especiales.

Así dentro de la jurisdicción civil están las jurisdicciones especiales


siguientes: mercantil, agraria, familia, niño, niña y adolescente, laboral y tránsito.

Dentro d la jurisdicción penal esta la jurisdicción especial fiscal, militar y de


adolescentes.

Junto a la jurisdicción contencioso-administrativa esta la jurisdicción


especial contencioso-tributaria.
En los asuntos penales la calificación de la naturaleza del hecho, como
delito o falta, y el tipo de delito determinan la competencia por materia. Así por
ejemplo los tribunales de Juicio son los competentes para conocer del delito de
daño a la propiedad previsto en el artículo 475 del Código Penal (arts. 64, 382 y
401 del C.O.PP).

Competencia en razón de la cuantía: según el valor de la demanda se


reparten el asunto los jueces. Este criterio permite a un determinado grupo de
jueces conocer del litigio y de allí la importancia de saber cómo determinar el valor
de la demanda.

Modificación de la competencia por razón de conexión y continencia:

La Litispendencia: Entre las causas que están siendo conocidas por


jueces diferentes puede existir una identidad absoluta entre sujetos, objeto y título.
Este supuesto se conoce como litispendencia. Es el supuesto de proponer una
misma causa dos veces, y en este caso el legislador aspira que sean decididas
por jueces distintos. Por ejemplo, el gerente de la empresa vendedora, en un
contrato de venta con reserva de dominio, demanda al comprador la resolución del
contrato de venta del vehículo, ante el juez del lugar donde debio ejecutarse la
obligación de pagar. Y además, con una copia certificada del contrato el
apoderado judicial de la empresa vendedora demanda al comprador ante el juez
de domicilio. Como se puede observar:

 Se trata de os mismos sujetos, actor y demando. El actor es la


empresa vendedora.
 Se trata del mismo objeto, la resolución del contrato para
recuperar el mismo vehículo.
 Se trata del mismo título, porque el contrato de venta con reserva
de dominio es la causa petendi.

El supuesto lo resuelve el artículo 61 del Código de Procedimiento Civil al


establecer que cuando una misma causa se haya promovido ante dos autoridades
judiciales igualmente competentes, el tribunal que haya citado con posterioridad,
declarara la litispendencia. Esta norma está relacionada con el articulo 51 eiusdem
que atribuye la decisión del asunto al tribunal que haya prevenido, es decir al
tribunal que haya practicado primero la citación al demandado.

La continencia: es el supuesto de una litispendencia parcial, la relación


entre dos causas se por el hecho de que el objeto de una de ellas abarca al objeto
de la otra.
Hay una causa continente y otra contenida; hay una relación de parte a
todo.

La característica fundamental es que en la continencia hay una identidad


parcial entre los objetos. Los sujetos son iguales, porque si son distintos sería un
supuesto de conexión y no de continencia.

La conexión: la conexión puede ser genérica o especifica.

La genérica consiste en que dos o más causas tienen en común uno o más
de sus elementos.

Se distingue de la litispendencia, porque en estas ambas causas tienen los


tres elementos iguales. Y de la continencia, porque esta supone una causa
continente de mayor cuantía que absorbe otra contenida.

La norma general que regula la conexión es el primer aparte del artículo 51


del Código de Procedimiento Civil que establece:

‘’Cuando una controversia tenga una conexión con una causa ya


pendiente ante otra autoridad judicial, la decisión competerá a la que
haya prevenido’’.

La accesoriedad: la relación entre dos causas se presenta cuando una


causa llamado accesoria se encuentra subordinada por el título a la otra causa
llamada principal.

La causa llamada accesoria no se declara con lugar si no se declara con


lugar la principal. Pero esto no es reciproco porque la principal si puede ser
declarada con lugar y la causa accesoria negada, por ejemplo, ‘’A’’ demanda a ‘’B’’
por resolución de contrato por falta de cumplimiento. También lo demanda para
que le indemnice los daños y perjuicios ocasionados por el incumplimiento.

Se podría declarar con lugar la resolución pero sin condena por daños y
perjuicios. El legislador permite que la causa accesoria sea conocida por el
Tribunal de la causa principal.

Fiadores o garantía: estos supuestos están previstos en el artículo 48 del


Código de Procedimiento Civil, conjuntamente con la accesoriedad.

a) Se distinguen las demandas accesorias de las de garantía, en que


en estas hay una identidad parcial de los sujetos que intervienen en
la demanda principal y en la garantía, porque el demandado en la
demanda principal es actor en la demanda de garantía del garante.
b) Se asemejan las de garantía con las accesorias, en que ambas
tienen como presupuesto que se declarada con lugar de demanda
principal.

Las demandas de garantía pueden ser de acuerdo a su origen:

 Garantía formal real: son aquellas que provienen de un acto de


enajenación de un derecho de una atribución de un derecho real. Se
refieren a una obligación de dar. Por disposición del Art. 1504 del
Código Civil el vendedor debe garantizar al comprador, frente a la
evicción del bien como consecuencia de la pretensión de un tercero.
Este es el supuesto de la cita en saneamiento o garantía prevista en
el ordinal 5 ° del Art. 370 del Código de Procedimiento Civil, cuando
la parte pretenda un derecho de saneamiento o garantía respecto del
tercero garante y pida su intervención en la causa.
 Garantía simple o personal; nace de un vínculo obligatorio entre el
garante y el garantizado. Por ejemplo, ‘’B’’ se convirtió en fiador de
‘’a’’, este no cumple y el acreedor demanda a ‘’B’’ cita en garantía, es
decir demanda a ‘’A’’.
Se modifica la competencia porque la cita se hace en el tribunal que
conoce la causa principal porque otro seria el competente si la cita
con la pretensión de saneamiento se plantea en demanda autonomía
y separada.

Compensación: este es uno de los supuestos en el artículo 50 del Código


de Procedimiento Civil; se desplaza la competencia del juez que conoce la causa
en favor de otro juez competente por la cuantía.

La compensación, es un modo de extinguir las obligaciones que se


presentan cuando do personas son recíprocamente deudoras: se extinguen las
dos deudas hasta los montos concurrentes. ‘’A’’ le debe a ‘’X’’ BsS 180.000 y ‘’X’’
lo demanda ante un tribunal de municipio de Valencia con competencia por el
valor de 3.000 U.T.; ‘’A’ pide compensar otro crédito que tiene frente a ‘‘X’’ por BsS
600.000. En este caso se desplaza la competencia al juez de primera instancia
que es el que conoce de asuntos de más de 3.000 U.T, y ante este se extinguirán
las deudas hasta los montos concurrentes y ‘’X’’ será condenado por 420.000 BsS.

La reconvención: en este caso el juez debe considerar también un


derecho distinto, al igual que en la compensación, de aquel que fue objeto de la
demanda principal.

En la reconvención el demandado no se limita a defenderse sino que


contraataca al actor o sea lo contra demanda. Los sujetos son los mismos actor y
demandado, pero se invierten las posiciones porque el demandado reconviniente
pasa a demandar al actor reconvenido.

Las leyes procesales establecen normas rectoras sobre la reconvención. La


oportunidad de convenir es antes de que precluya el lapso de contestar la
demanda.

La prejudicialidad: consiste en una relación de conexión entre la causa


principal y la causa prejudicial, y para decidir la causa principal es necesario
decidir la prejudicial.

La cuestión prejudicial es un supuesto de crisis objetiva en el proceso civil,


porque hay que resolver forzosamente el asunto prejudicial en otro proceso (penal,
administrativo o laboral) antes que pueda dictarse la sentencia en el civil.

Esta conexión la prevé nuestro legislador en el ordinal 8° del Art. 346, al


enumerar dentro de las cuestiones previas, la cuestión prejudicial que debe
resolverse en un proceso distinto. Por ejemplo, ‘’A’’ demanda a ‘’B’’ como
consecuencia de los daños que le causo en una riña. La decisión del tribunal civil,
queda supedita a la decisión del tribunal penal sobre la culpabilidad de ‘’B’’ en las
lesiones.

El efecto de oponer la cuestión previa prejudicial es que el proceso civil


sigue su curso hasta llegar a sentencia y esta debe esperar, vale decir, se
suspende hasta que se produzca la decisión del juicio penal con efecto de cosa
juzgada, porque el legislador no quiere una contradicción, entre la sentencia civil a
favor del agente demandado que declare improcedente la indemnización y la
sentencia penal lo declare culpable.

El Recurso por Defecto de Jurisdicción: se interpone contra la resolución


firme en que el órgano del orden jurisdiccional indicado en la resolución a que se
refiere el apartado 6 del artículo 9 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, declare
su falta de jurisdicción en un proceso cuyos sujetos y pretensiones fuesen los
mismos, podrá interponerse en el plazo de 10 días recurso por defecto de
jurisdicción.

El artículo 9.6 de la Ley Orgánica del Poder Judicial establece que la


jurisdicción es improrrogable. Los órganos judiciales apreciarán de oficio la falta de
jurisdicción y resolverán sobre la misma con audiencia de las partes y del
Ministerio Fiscal. En cualquier caso, esta resolución debe estar fundada y se
efectúa indicando siempre el orden jurisdiccional que se considere competente.
El recurso debe ser interpuesto ante el órgano que dictase la resolución. Después
de oír a las partes personadas (si las hay) debe remitir las actuaciones a la sala de
conflictos.

Esta sala reclamará del juzgado o tribunal que declaró en primer lugar su
falta de jurisdicción que le remita las actuaciones. Oído el ministerio fiscal por un
plazo no superior a 10 días, dictará auto dentro de los 10 días siguientes.

La incompetencia: Se puede definir la incompetencia judicial como la


ausencia de competencia, apreciable de oficio o a instancia de parte, de un
determinado órgano judicial para conocer de un concreto asunto ante él planteado,
de conformidad con lo previsto en las reglas generales establecidas en las leyes
procesales para determinar los criterios de conocimiento de los procesos entre la
totalidad de los órganos judiciales del Estado.

Hay que destacar que la incompetencia, al igual que la propia competencia


judicial, no es un concepto general en su aplicación, sino que la misma debe de
ponerse en relación con el concreto procedimiento que sea objeto de conocimiento
por un determinado órgano judicial, lo que supone un examen individualizado de
las exigencias de competencia.

Tema 6: Las partes.

El concepto de parte procesal se adquiere por el solo hecho de proponer


una pretensión ante el órgano jurisdiccional, aunque sea infundada; o por el hecho
de ser llamada la persona a juicio.

Para ser parte basta intentar una pretensión, contra otra persona, aunque
sea temeraria. También son parte los terceros intervinientes.

El concepto procesal de parte es un concepto formal ‘’son partes el sujeto


activo y el sujeto pasivo de la demanda judicial.

Capacidad procesal: la capacidad de ser parte se refiere a la capacidad


jurídica, o sea a ser titular de derechos y obligaciones.

La capacidad procesal se refiere al libre ejercicio de esos derechos en un


litigio; se refiere a la posibilidad de actuar en un juicio. Es la medida de la aptitud
para comparecer en juicio, para realizar actos procesales válidos. Y son capaces
para obrar en juicio las personas que tengan el libre ejercicio de sus derechos, los
cuales pueden gestionar, directamente asistidas de abogado, según lo previsto en
el Artículo 4 de la Ley de Abogados, o a través de apoderados.
Las personas que sean titulares de derecho pero no tengan el libre ejercicio
de los mismos, deben actuar en juicio a través de representante legal, y si este no
es abogado deberá ser asistido por un abogado, o representado por un abogado.

Sustitución procesal: consiste en la cesión de derechos litigiosos, que


permite a uno de los litigantes ceder sus pretensiones a un tercero que no era
parte en el asunto.

Requisitos:

 Siempre que se haga antes de la contestación de la demanda.


 Después de la contestación, antes de la sentencia, y si el otro litigante lo
acepta.

El litisconsorcio: supone la presencia de varias personas como parte


actora contra un demandado, o un actor contra varias personas como parte
demandada, o de varios actores contra varios demandados, que se presentan en
la relación procesal, unidas voluntariamente en una posición, aunque concurran
con pretensiones.

El litisconsorcio implica una pluralidad de partes, pero esta no


necesariamente supone un litisconsorcio. Este se presenta frecuentemente en el
inicio de la relación procesal, pero también puede ocurrir después de iniciada, si
por ejemplo, muere una de las partes y el juicio lo continúan sus herederos.

La intervención procesal:

En general se entiende por tercero a una persona natural o jurídica que no


interviene en la realización de un acto jurídico, y por permanecer extraña, no
puede ser favorecida ni afectada por el acto. Así ocurre con los contratos: obligan
y otorgan derechos solamente a los contratantes. Es lo que la doctrina denomina
principio de la relatividad de los contratos.

No obstante, que la aceptación común del termino tercero es de una


persona ajena a una relación jurídica o a una controversia suscitada entre otras,
hay terceros que pueden tener vinculación con el asunto.

Desde el punto de vista de una relación procesal civil, mercantil, laboral o


agraria, integrada por la trilogía del juez, del actor y del demandado, puede
intervenir en la contienda, voluntariamente o por llamado del juez o de las partes,
otra persona denominada tercero.

Intervención voluntaria:
1) En el caso de llamadas terciarias: la terciaria es una
pretensión que puede proponer una persona contra las partes
del juicio original alegando alguno de los supuestos
siguientes:
 Que tiene derecho preferente al actor.
 Que debe concurrir con el actor en el derecho
demandado, porque ambos tienen el mismo título.
 Que es propietario de los bienes demandados,
embargados o sometidos a secuestro o a una medida
de prohibición de enajenar y gravar; o que tiene algún
derecho sobre tales bienes.

2) Oposición al embargo: otra manera de intervenir


voluntariamente además de la terciaria, es el supuesto de
hacer oposición al embargo, que le confiere la ley también al
propietario, de acuerdo con lo previsto en el Art. 546 del
Código de Procedimiento Civil.
3) El interviniente adhesivo: los podemos clasificar en
coadyuvante y Litisconsorte:
 Coadyuvante: esta forma es una innovación del
Código de Procedimiento Civil vigente y consiste en
una persona que pretende ayudar a uno de los
litigantes, porque tiene un interés jurídico actual en
sostener las razones de uno de las partes e interviene
para ayudarla a ganar el juicio.
 Litisconsorte: el interviniente adhesivo puede
intervenir como litisconsorte para hacer valer una
pretensión propia, conexa con la causa pendiente en la
que interviene. Ambos supuestos de intervención, tanto
la de interviniente adhesivo coadyuvante como la del
interviniente adhesivo con pretensión propia, están
previstos en el Art.52 de la Ley Orgánica Procesal del
Trabajo.
4) Por apelación: otro caso de intervención voluntaria está
contemplado para apelar una sentencia, por quien por tener
un interés en el objeto del juicio, resulte perjudicado por la
sentencia. El tercero podrá apelar de la sentencia que le
cause un perjuicio, le haga nugatorio su derecho, lo
menoscabe o desmejore.
La intervención coactiva, forzada o necesaria: es impropia la
terminología coactiva o forzada porque pareciera que el tercero puede ser traído a
juicio compulsivamente a través de la fuerza pública, como si fuese un acusado
penal. Quizás es más técnico llamarla intervención necesaria.

Hay dos supuestos en los que terceros pueden ser llamados a la causa por
alguna de las partes. En ambos casos la llamada del tercero a intervenir en la
causa se hará en la oportunidad de contestar la demanda.

Los supuestos son:

1) Cuando una de las partes pida la intervención del tercero por común
a este la causa pendiente.
2) Cuando una de las partes pretenda un derecho de saneamiento o de
garantía.

Representación de las partes:

Consiste en realizar actos jurídicos con efectos directos, en provecho y en


contra de una persona jurídica o física, según lo prevé el art. 1169 Código Civil.

El poder: dispone la ley que cuando las partes gestionen en el proceso civil
mediante apoderados, estos deben estar facultados por mandato o poder.

Es la facultad conferida por una persona capaz, mediante un instrumento


otorgado ante un funcionario autorizado para dar fe pública, para que otra persona
haga en nombre del otorgante lo mismo que este haría en un determinado juicio
para la mejor defensa de sus derechos.

El otorgamiento del poder:

Forma del poder y ante quien se otorga:

El poder para actos judiciales debe otorgarse en forma pública o autentica.


Por tanto, el poder debe ser autorizado con las solemnidades legales por un
registrador, un juez o un notario u otro funcionario que tenga facultad para darle fe
pública, según lo estipula el Art. 1375 del Código Civil, o ante un agente del
servicio exterior de la Republica en el país del otorgamiento.

Poder apud acta: es un poder especial para el juicio en el cual se otorga,


pero, en nuestra opinión, al contrario del criterio dominante, puede también
conferirse en forma genera, o sea, para todos los juicios en los que intervenga la
parte otorgante.
Igualmente se puede hacer la sustitución de poder en el expediente, la cual
podemos denominar sustitución apud acta.

Otorgamiento del poder en el extranjero: se trata de un instrumento de


poder otorgado en otro país, para utilizarlo en un juicio en Venezuela.

Poder en nombre de otro: este es el supuesto de una persona que otorga


un poder en nombre de otra persona jurídica o física o que sustituye el poder
previamente otorgado. En ambos casos el otorgante debe enunciar en el poder y
mostrar al funcionario-notario-juez, registrador o cónsul- el documento autentico,
bien sea el poder que sustituye, o la gaceta o periódico donde se publicó el
documento constitutivo de la empresa, o el libro de asambleas donde está inscrito
el documento constitutivo, o copia certificada o fotostática del registro mercantil,
para acreditar la representación que ejerce.

El funcionario ante quien se otorga el poder, hará constar en la nota


respectiva los documentos, gacetas, publicación, libros o registros que le han sido
exhibidos, con expresión de sus fechas, origen, procedencia y otros datos de
identificación, sin adelantar interpretación sobre los mismos.

Clasificación del poder:

 Poder especial: se llama así porque se le confiere al apoderado la facultad


de representad al poderdante en un solo juicio, o en un acto procesal
determinado.
 Poder general: se le confiere la facultad al apoderado de representar al
mandante en todos sus asuntos judiciales.

En ambos casos poder especial o general, el poder faculta al apoderado de


lo siguiente:

1) Para actuar en todas las instancias y ejercer todos los recursos.


2) Para cumplir y realizar todos los actos del proceso, con excepción de
los siguientes:
 Los actos procesales reservados expresamente a la parte
misma, como en el caso de absolver posiciones juradas.
 Se requiere facultad expresa en el poder para convenir,
transigir, desistir, comprometer en árbitros, solicitar la decisión
según la equidad, hacer postras en remates, recibir dinero y
disponer del derecho en litigio.
Obligaciones del mandante:

 Pagar la retribución convenida.

 Reembolsar las expensas o gastos que haya realizado el mandatario.

 Indemnizar al mandatario por los daños y perjuicios que éste hubiera sufrido
con motivo del cumplimiento del mandato.

Obligaciones del mandatario:

 Obligación de ejecutar el mandato.

 Debe ejecutar el mandato personalmente. Si hay sustitución, ésta puede ser


amplia o restringida.

 Se debe sujetar a las instrucciones recibidas del mandante. En caso de que el


mandatario no recibiera instrucciones concretas, debe actuar prudentemente,
como si se tratara de su negocio propio.

 Debe rendir cuentas acerca de la ejecución del mandato.

Sustitución del mandato:

Es el acto jurídico en el cual, el apoderado pasa la representación de su


mandante a otro abogado, transmitiéndole toda o alguna de sus facultades.

La sustitución supone una aceptación del poder. No coincidimos con una


parte de la doctrina que dice que el abogado que no acepta el poder está obligado
a sustituirlo; la ley solo lo obliga a notificar al poderdante, por la vía más rápida, la
no aceptación, pero no a hacer la sustitución.

Extinción del poder:

La representación de los apoderados y sustitutos cesa por:

1) Revocación del poder: no se entiende revocado el sustituto por la sola


revocación del apoderado, a menos que se haga constar que se extiende a
la sustitución.
2) Por renuncia del poder: solo surte efecto entre las partes desde que se
haga constar en juicio la notificación de la renuncia al poderdante.
3) Por muerte, interdicción o quiebra del otorgante o del apoderado o del
sustituto y por cesión de bienes del mandante: en caso de muerte del
apoderado o del sustituto no se suspende la causa. En caso de muerte del
mandatario o del cesionario se suspende la causa hasta la citación de sus
herederos. También se suspende en caso de muerte del tutor y del síndico
hasta la designación de quien lo remplace.
La muerte del apoderado no suspende el curso de la causa se extingue la
representación pero la causa sigue.
4) La representación de los apoderados y sustitutos termina por la
cesión o transmisión a otra persona de los derechos por el litigante, o
por la caducidad de la personalidad con que obraba.
5) Por la representación de otro apoderado en el mismo juicio. Es una
revocatoria tacita.

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