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PROGRAMAS BASURA
I. INTRODUCCION
En el siguiente trabajo se reflexiona sobre el impacto negativo que genera el mal empleo
de la televisión en nuestro medio y de como afecta de manera directa el derecho a la
intimidad de las personas que están entorno a los medios de comunicación. Revisaremos
su uso y abuso y el fenómeno de la “televisión basura” como uno de los factores que
propician una serie de deficiencias en la mente y la conducta de las personas,. Se
recordarán una serie de importantes investigaciones y conclusiones alcanzadas por
especialistas en el área y plantearemos una serie de recomendaciones para intentar detener
el daño ya iniciado.
¿Hasta cuándo los medios seguirán sumergidos en esa especie de “Torre de Babel”, de
“caos mediático”, en el que solo parece que imperan las leyes de mercado, la rentabilidad
económica muy a corto plazo? Pero hay más asuntos en la vinculación de este fenómeno
con la sociedad. El mundo del Derecho en su práctica cotidiana es un importante
indicador de aquellos hechos que determinan la relación social. El panorama actual está
lleno de demandas interpuestas vinculadas a este mundo mediático, pero ¿con qué
respuestas?,
II. DESARROLLO
terceros lo divulgan o tergiversan esta información sin importarles el daño que pueden
ocasionar?
El Jurista (Garcia Amigo, 1979) define a la intimidad como “La vida privada de cada
particular es el circulo de actos y actividades personalísimas que forman el núcleo de la
vida”
La constitución, en la que establece mediante el inciso 7, del artículo 2 que establece que
Nuestra constitución política del Perú de 1993 en su articulo 2 inciso 6 establece: -“que
toda persona atiene derecho: a que los servicios informáticos, computarizados o no,
públicos o privados, no suministren información que afecte la intimidad personal y
familiar. ”
Vemos, pues que en el número 16 del código civil; se bien se presentan los casos en los
cuales el sujeto de derecho debe manifestar del asentimiento para la divulgación de
documentos que inciden en su derecho a la intimidad, no se han contemplado los casos
en los cuales no es necesario tal asentimiento. Pienso, junto a Fernández Sessarego que
se debe agregar el articulo siguiente párrafo.
“No será preciso el asentimiento a que se hace referencia en estos casos, cuando la
divulgación de documentos o comunicaciones obedezca afines judiciales o en defensa de
la honra persona o familiar siempre que medie mandato motivado del juez y se adopten
las medidas que garanticen el secreto de los asuntos ajenos al hecho que originan la
exhibición”. (ESPINOZA ESPINOZA, 2004)
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El término “televisión basura” o “TV basura” viene dando nombre, desde la década de los
noventa, a una forma de hacer televisión caracterizada por explotar el morbo, el
sensacionalismo y el escándalo como palancas de atracción de la audiencia. La telebasura
puede quedar definida por los asuntos que aborda, por los personajes que exhibe y coloca
en primer plano y, sobre todo, por el enfoque distorsionado al que recurre para tratar
dichos asuntos y personajes (tomado de Manifiesto contra la telebasura en (Cieza Puggy,
2016)
Para ( Bueno Martínez, 2003), filósofo español, por televisión basura “se designa a cierto
tipo de programas que se caracterizan por su mala calidad de forma y contenido, en los
que prima la chabacanería, la vulgaridad, el morbo y, a veces, incluso la obscenidad y el
carácter pornográfico”
definitorias de las conductas de sus concursantes. Televisión basura fue el nombre que se
le dio a este grotesco estilo de generar entretenimiento.
Creo que no es falso lo que se dice con respecto a la televisión basura, y que en apretadas
líneas acabo de reseñar. Pero, a un tiempo, creo que la postura desde la cual se la condena
considerándola algo así como un aislado «foco de infección»– es generada a partir de una
mirada que presenta una miopía evidente: se toma el efecto por la causa. La televisión
basura no es un vector de transmisión de podredumbre moral; es, más bien, el síntoma de
una sociedad en que la anomia y la ausencia de una preocupación ciudadana por respetar
un orden de convivencia racional han sido generadas por las raquíticas políticas culturales
y el descuido supino e inveterado de la educación. La podredumbre moral tiene su origen
allí. En nuestro país, las reformas educativas nunca han llegado a buen puerto y han sido
desarticuladas antes de haber podido dar frutos. En el Perú, por lo general, la cultura
humanista, aquella que pone en primer lugar el enriquecimiento espiritual de la persona,
ha sido objeto de escasísima atención; casi siempre, ha sido impunemente soslayada.
III. CONCLUSION
Sin ánimo de ser exhaustivos se puede enumerar una serie de perjuicios que puede
ocasionar la difusión de la denominada telebasura al público en general pero que son
mucho más preocupantes son las personas que se ven expuestas de manera involuntaria
dentro del contenido de estos programas que no se responsabilizan si es que dañan o no la
imagen de la persona a la que están exponiendo, y también a las personas que están
recibiendo la emisión televisiva, por cualquier contenido de que se trate, son menores de
edad. Los niños y jóvenes se encuentran en un período de aprendizaje y por ello deben
interiorizar normas de comportamiento, de urbanidad, o de buenas maneras y nunca los
mensajes derivados de la telebasura. En consecuencia, enumeramos los posibles
perjuicios:
BIBLIOGRAFÍA
Bueno Martínez, G. (2003). Telebasura y democracia. Cada pueblo tiene la televisión que se
merece. Madrid: Ediciones Punto de Lectura.
ESPINOZA ESPINOZA, J. (2004). Derecho de los Personas (4° ed.). Lima: Gaceta Jurídica.
Garcia Amigo, G. (1979). Instituciones de Deercho Civil. Madrid: Derecho Reunidas S.A.