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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS

COLEGIO: PEDAGOGÍA

SISTEMA DE UNIVERSIDAD ABIERTA Y EDUCACIÓN A DISTANCIA


(SUAYED)

MATERIA: CORRIENTES DE LA FILOSOFÍA DE LA EDUCACIÓN I Y


ANTROPOLOGÍA PEDAGÓGICA

ASESOR(A): MTRA. ARACELY REYES BERNY

ALUMNO: OCTAVIO GÓMEZ RÍOS

UNIDAD 3

ACTIVIDAD 3

FECHA: 28 DE NOVIEMBRE DE 2018


Actividad de aprendizaje 3

Producción de análisis de las ideas centrales del socialismo utópico, el anarquismo y el


marxismo

A partir de la lectura de la selección de textos de esta unidad, de tu investigación en sitios web


académicos y con tu organizador gráfico de la actividad anterior en mano, realiza lo siguiente:

• En tu procesador de textos redacta en palabras propias un breve ensayo con el tema “La idea del
ser humano del Marxismo” (dos cuartillas aproximadamente, doble espacio, con letra Arial de 11
puntos). Considera escribirlo con base en citas bibliográficas completas y entrecomilladas.
Guárdalo en tu computadora.

Da clic en tu nombre y presiona la pestaña Blog, da clic en Agregar una nueva entrada. Escribe
un título y una breve descripción de tu trabajo, presiona el botón Examinar. Localiza el archivo de
tu ensayo y, ya seleccionado, presiona Subir este archivo para guardarlo en la plataforma, por
último da clic en Guardar cambios.
La idea del ser humano del marxismo

En este breve ensayo, analizaremos la idea del ser humano desde el punto de

vista de la filosofía marxista, que como bien sabemos, fue desarrollada en el siglo

XIX, por Karl Marx, en colaboración con Friedrich Engels, dos revolucionarios cuyo

objetivo, era lograr la emancipación de las clases trabajadoras del yugo capitalista.

No nos detendremos en explicar el contexto histórico en el cual surge la corriente

en cuestión, dada la brevedad del presente trabajo, pero si incluiremos una breve

descripción de la concepción educativa de esta corriente de pensamiento.

Para poder entender la concepción del ser humano del marxismo, es importante

señalar dos autores que tuvieron gran influencia en el pensamiento de Marx y

Engels: Hegel y Feuerbach. Aunque Marx termina rechazando el idealismo de

Hegel, adopta su método dialéctico, el concepto de enajenación y “la idea de que el

hombre no es un producto pasivo de la naturaleza; que el hombre es su propio

creador, que es producto de su propio trabajo” (Curiel Méndez, at. al. 1981, pág.

224), pero quitando todo matiz idealista. De Feuerbach, adopta su concepción

materialista del ser humano, sólo que Marx realiza un replanteamiento, ya que

considera que Feuerbach, aún mantiene una abstracción del ser humano, para

Marx, sólo existe el hombre concreto. “No es el espíritu quien piensa, puesto que el

espíritu, abstractamente considerado, no tiene ninguna realidad; es el hombre el

que piensa, y el hombre concreto es el hombre social” (Curiel Méndez, at. al. pág,

239). El hombre no nace, se hace, es aquel que se construye a través de la historia

y las relaciones sociales.


Ahora bien, el planteamiento de Marx, es que el hombre se diferencia de los

demás animales por su habilidad de crear sus propios medios de subsistencia, es

decir, trabaja para poder suplir sus necesidades básicas, tanto materiales, como

espirituales. Para Marx, el hombre es actividad y mediante el trabajo, transforma la

naturaleza, se construye así mismo y entabla relaciones con otros hombres, no se

puede concebir al ser humano como individuo aislado, es el producto de las

relaciones sociales a través de la historia. El trabajo dignifica al hombre, es

expresión de la vida y, en tanto que el hombre transforma la naturaleza, se

autorrealiza, desarrolla su inteligencia y, de este modo, el hombre se siente feliz con

los objetos que ha creado.

Pero con la aparición de la propiedad privada, apareció la división social del

trabajo, dando origen al surgimiento de dos clases sociales: los opresores y los

oprimidos, y con ellas, la conciencia de clase. Marx analiza los modos de producción

de su tiempo, y llega a la conclusión que, el sistema de producción capitalista,

mantiene al hombre enajenado, es decir, el trabajador ya no mantiene la misma

relación con respecto al trabajo como se dio originalmente. Ahora el hombre es un

desdichado que se siente ajeno con respecto al producto de su trabajo, se siente

ajeno al trabajo mismo y con respecto a los demás hombres, porque ha entrado en

un proceso de competencia con los demás, y se destruyen las relaciones sociales

basadas en la justicia y la igualdad.

Así como la naturaleza es creadora de su propio movimiento, toda la historia de

la humanidad se transforma mediante un proceso dialéctico, la historia de la

humanidad es un proceso en el que las clases sociales se encuentran en pugna, es


decir, la historia de la humanidad es la historia de lucha de clases. Aquí la

importancia de la filosofía, que ha de servir no sólo para explicar la realidad, sino

que debe intentar cambiarla, la filosofía es el arma eficaz del proletariado en la lucha

por su libertad. La filosofía de la praxis, ha de servir para revelar las injusticias y

revolucionar las estructuras de sometimiento, pone el pensamiento, al servicio de la

transformación de la realidad. Para poder devolver al hombre su autorrealización en

el trabajo y el goce pleno, tanto material como espiritual, es necesario cambiar, de

una sociedad clasista a una sociedad sin clases, en la que son necesarias tres

etapas del proceso revolucionario: Etapa democrática, el proletariado toma el poder

político; etapa socialista, se fomenta el desarrollo de los medios de producción y de

la riqueza social; etapa comunista, aquí culmina el proceso revolucionario mediante

la abolición de la propiedad privada y la desaparición de clases sociales.

Ahora analizaremos brevemente el ideal educativo del marxismo. De acuerdo

con Jesús Palacios (1984), Marx y Engels, no escribieron sistemáticamente acerca

de la educación, pero en sus escritos se vislumbra un planteamiento emancipatorio

que se puede llevar a cabo mediante la educación. Proponen la formación para una

sociedad nueva y un nuevo hombre, más humano, que logre superar las

condiciones capitalistas de explotación. Para ello, es necesaria una educación

omnilateral y polivalente, es decir, que promueva el desarrollo total y completo del

hombre, en todas sus facultades y posibilidades, de sus necesidades y capacidades

de satisfacción. Una educación, para que en el sistema de producción, ya no se dé

más la división del trabajo, que mantiene al hombre unilateral, “el hombre que sólo

sirve mientras se le mantiene cerrado en la parcela que le ha enclaustrado la división


del trabajo” (Palacios, 1984, pág. 341), y sin posibilidades de goce espiritual. El

fundamento pedagógico de Max y Engels, apunta a la combinación de la producción

material con la educación, el hombre omnilateral y polivalente, el hombre así

educado, será capaz de adecuarse en cualquier eslabón de la cadena productiva,

gracias a sus aptitudes armoniosamente desarrolladas; para ello se deben abarcar

tres aspectos en la educación: mental y física, educación estética y educación

tecnológica politécnica.

En conclusión, la concepción del ser humano del marxismo, es que el hombre

se construye así mismo mediante el trabajo, el hombre es activo y no pasivo, puesto

que mediante el trabajo construye sus condiciones de existencia, y en ese proceso,

se autorrealiza, desarrolla su inteligencia, se construye como hombre social, pero

con la propiedad privada y el sistema capitalista de explotación, que provocaron la

división social del trabajo, las clases trabajadoras, ya no gozan de los bienes

materiales y espirituales, por lo que es necesario el proceso revolucionario que ha

de cambiar de una sociedad clasista a una sociedad sin clases. Así mismo, la

educación omnilateral y polivalente son un medio de emancipación del hombre del

yugo capitalista.
Bibliografía
Arnau, H. e. (1987). El marxismo. En Temas y Textos de Filosofía (págs. 270-271). México: Alambra.

Curiel Méndez, M. (1981). Aspectos filosóficos del socialismo científico. Algunos aspectos
histórico-económicos del socialismo científico en Marx y Engels. En Historia de las ideas II
(págs. 221-250 y 257-283). México: Universidad Pedagógica Nacional.

Palacios, J. (1984). La perspectiva sociopolítica del marxismo. En La cuestión escolar (págs. 331-
350). Barcelona: Laia.

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