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El «know how» de las audiencias.

5 noviembre 2015 por Ed. Microjuris.com Argentina

Autor: Di Guglielmo, Itatí .

Fecha: 13-oct-2015

Cita: MJ-DOC-7434-AR | MJD7434

Sumario:

I. Introducción. II. ¿Qué es una audiencia? III. Circunstancias que hay que tener en cuenta
temporalmente

Doctrina:

Por Itatí Di Guglielmo (*)

Estimados colegas:

Acabamos de conocernos. Soy abogada, graduada en la UBA. Docente universitaria. Y vengo a


contarles un secreto: en mi vida profesional siempre le di muchísima importancia a mi
preparación ante cada audiencia. Asistí a decenas de miles de ellas a través de más de cuatro
décadas de ejercicio profesional. Y confirmé a lo largo del tiempo cuán decisivo es nuestro
desempeño frente a la audiencia en la evolución de la litis en ciernes o en proceso.

Por eso escribo estos consejos, vivencias que la mejor carrera de Derecho jamás podría
transmitir. Glosando con humor a Woody Allen, las llamaría «Todo lo que siempre quisiste
saber sobre las audiencias y nunca nadie te contó».

¿Por qué los escribo?

Porque tuve grandes Maestros del Derecho, a quienes les debo mucho de lo que soy y lo que
hice. Contarles lo que sigue es una forma de saldar la deuda de gratitud con ellos. Y, ¿por qué
no?, inspirarlos para que cuando llegue el momento, también ustedes dejen el legado de su
experiencia a los que vienen.

El éxito profesional tiene por padres a la vocación y el estudio, y por abuelos a la superación y
el esfuerzo, a la inspiración y el criterio.

Prepárense para las audiencias con el ahínco del boxeador ante la defensa del título mundial.
Como el estratega ante la carta de situación de la batalla final. Como el candidato al Nobel
ante la audiencia de la Academia. Exhaustivos y minuciosos. Ese es todo el secreto. Que no es
poco, amigos.

Arriba y adelante.

I. INTRODUCCIÓN
A lo largo de este trabajo, describiremos qué es y qué representa una audiencia dentro de un
litigio, y cómo transitarla con el mayor caudal de información posible a fin de sacar provecho
de ella.Plantearemos las características de las audiencias comunes de las etapas previas al
inicio del juicio, tanto de mediación como de conciliación y las de aquellas que se celebran
durante el proceso judicial.

Hablaremos de las audiencias en que se acuerde el diferendo que se sostiene aportando


variables de negociación aplicables a todo litigio con el fin de disponer de un abanico de
posibilidades para utilizar según el tema y la oportunidad.

Por último haremos una descripción de lo que serían audiencias «difíciles», entendiendo por
tales aquellas en las que pueden presentarse dificultades extras y dando pequeños «tips» que
hay que tener en cuenta para que, contando con información, pueda proveerse remedio
oportuno.

II. ¿QUÉ ES UNA AUDIENCIA?

Dentro de la normativa procesal vigente, el llamado a las partes para celebrar una audiencia
por el Juzgado representa el único momento «en vivo» de un juicio. Allí muchas veces por
primera vez, Ud. verá físicamente (y será visto por él) al colega contrario, al litigante de la otra
parte y también quizás a algunos de los funcionarios que tendrán intervención decisiva en la
resolución del litigio planteado. Salvo -como veremos más adelante- que se acuerde en la
etapa previa.

También será el caso -de no haber concurrido a los procesos de mediación previa- de ver cara
a cara a quien ha desacordado tanto con su cliente como para llevarlo, por su intermedio, a
instar el procedimiento judicial.

Durante el curso de cualquier audiencia, puede ganarse o perderse un litigio, pues todo
transcurre en vivo y en directo: lo dicho en ellas, transcripto en actas, es poco probable que
pueda «borrarse», y las actitudes erradas no reflejadas por escrito solo a veces pueden volver
para atrás.

De allí su importancia y, sobre todo, lo determinante que resulta ir a ellas preparado como
profesional de la abogacía y con su cliente informado por Ud. sobre qué podrá esperar.

Ante todo, habrá que tener en cuenta que una audiencia es una representación:la de un acto
procesal, que como toda «actuación», será vista por diferentes públicos. Así serán
espectadores: los empleados del Juzgado, a veces las autoridades de este, la/s parte/s
contraria/s, los colegas que asesoren a los restantes litigantes. También resultará un
espectador respecto a su propia forma de desempeño su cliente, esto en cuanto a lo
presencial.
No debe olvidarse que también hay espectadores que no se ven, pero estarán de alguna
manera vinculados por un hilo invisible que se generará en la audiencia e irá extendiéndose
desde y a todos los demás empleados del Juzgado, hasta Su Señoría, los allegados o
relacionados con la otra parte de forma directa y personas interesadas, quienes oirán el relato
de lo sucedido, las otras personas que estén dentro del Juzgado durante el curso de la
audiencia haciendo trámites similares o examinando algún expediente, etcétera.

Esto último sucede porque, lejos de lo que muestran las series estadounidenses en estas
tierras del sur dentro de cada Juzgado, sobre todo en las grandes ciudades, es raro que
transcurra dentro del ámbito de este una audiencia. Irán realizándose entre las horas y las
medias horas varias simultáneamente, mezclándose quienes entran y salen de ellas, el
personal del Juzgado que pasa por el ámbito físico en busca de algún expediente perdido y que
lo hace justamente cuando por ejemplo el testigo declara algo que resulta importante oír para
cuidar la forma de trascripción exacta de sus dichos.

En suma: no es un acto único y preponderante, sino un episodio más del día a día del Juzgado,
para el cual ese litigio representa solo un expediente de los tantos que tiene asignados
mensualmente. Así, transcurrimos entre muchos públicos que debemos tener en cuenta a la
hora de desenvolvernos dentro del procedimiento.

De esos públicos se destaca el colega contrario: los clientes pasan, los colegas quedan.Todos
vamos marcando una impronta en la vida, y es muy importante tratar y quedar en buenos
términos con el contrario. Pueden volverse a encontrar y es una enorme ventaja que tengan
buen recuerdo de su trato, su compromiso de honrar la palabra y su extremo cumplimiento en
el pago de los acuerdos que suscriba en cuanto al capital y, sin duda, los honorarios del colega
contrario.

III. CIRCUNSTANCIAS QUE HAY QUE TENER EN CUENTA TEMPORALMENTE

Veremos a continuación el «antes, durante y después» de una audiencia común.

1. «Antes» de una audiencia común


Si no conoce el fuero o el Juzgado en particular, pase por él antes de la fecha designada y
pregunte si toman las audiencias con la media hora (o sea media hora después de la hora de
citación) o en la hora mencionada en la cédula de notificación.

Son pocos los que llaman en hora, y en general tienen la delicadeza de avisarlo a los judiciables
mediante carteles colocados en partes visibles del Juzgado, pero a lo mejor se le ha pasado
inadvertido, y llegar tarde no es bueno; ya veremos por qué.

Recuerde que el documento de identidad de su cliente, el instrumento del que surja que Ud.
es apoderado y la credencial de abogado son indispensables para concurrir a una audiencia.
Estos datos figurarán en el acta que se labre durante la audiencia, y no tener alguno de estos
elementos, como veremos, puede ser muy riesgoso.

Respecto de la credencial de su matrícula, en todas las jurisdicciones se han realizado


modificaciones, pasando del carnet a la tarjeta plástica, y en algún caso, cambiando el diseño o
color de estas. Normalmente, tienen fecha de vencimiento y algunas reparticiones,
conscientes de la importancia del Colegio de Abogados y su sostenimiento, podrán impedirle
actuar si no la tiene vigente; preocúpese de mantenerla actualizada.Normalmente las
audiencias llevan, mínimo, un espacio de tiempo de espera de 30 minutos, ya que como
dijimos en la inmensa mayoría de los Juzgados se toman media hora después de aquella en la
cual han sido designadas.

Durante el tiempo de espera es muy importante que tome Ud. en cuenta la norma ética
habitual:

«Existiendo un abogado que asesora al contrario de su cliente, Ud. no tiene nada que hablar
con este personalmente si aquel no está presente».

Esto no quiere decir que Ud. no cumpla con el mínimo de cortesía de dar la mano y saludar si
ya lo ha visto anteriormente, solo que a eso se debe limitar el contacto.

También es el momento de mostrar comprensión y solidaridad si, por algún motivo, el otro
abogado demorara su llegada. Lógicamente esto pondrá nervioso a su cliente. Muestre
comprensión y destaque que Ud. puede esperar, y si no, aventure que debe haberse
demorado por ejemplo en otra audiencia y, sin duda, está llegando. El Juzgado determinará al
momento de llamar a la audiencia el curso a seguir; Ud. debe permanecer ajeno a ello, en lo
posible.

Durante el tiempo de espera, debe dedicarse focalizadamente a su cliente, para quien estar en
el Juzgado conlleva una serie de fantasías e ideas preconcebidas que normalmente no lo
tranquilizan.

Una anécdota pintoresca: Recién recibida de abogada llevo a mi primer cliente a una audiencia
de posiciones como exempleador en un juicio laboral iniciado por un trabajador. Era un
solvente empresario, de unos 50 años, y se presentó vestido de traje y chaleco una mañana
fría del mes de julio.

El trámite fue sencillo, pues ambos letrados convinimos en desistir de poner posiciones al otro;
es decir, ni siquiera tuvo que hablar, solo saludar al entrar y al salir. Muy sorprendida, advertí
cuando íbamos saliendo que había transpirado tanto que su saco estaba mojado en el cuello y
en las sisas.Le pregunté preocupada si se sentía bien, y me contestó: «Bien me siento, pero
cuando yo vengo acá, creo que voy a salir preso».

Ahí aprendí que el espacio tribunalicio resulta ajeno y hasta hostil para los justiciables.
Nosotros, los abogados, nos hemos adaptado y, con el correr del tiempo, hasta resulta un
espacio de encuentro con colegas, amigos, etc.; la realidad del judiciable difiere.

Entonces, si no lo hizo previamente, el tiempo de espera anterior al llamado de la audiencia, es


el momento de poner al tanto a su cliente de lo que seguirá: serán llamados de viva voz por
alguna persona del Juzgado, ingresarán a una oficina normal mente poco confortable y llena
de papeles donde un empleado -no el sentenciante como imagina la mayoría de los litigantes-
se ocupará de aquello para lo que han sido llamados.

Si intuye que su cliente, como aquel mío, se siente tan asustado que imagina salir esposado,
avísele que no será el caso… salvo que se tratase de una audiencia en un juicio penal,
naturalmente.

Una de las cosas que no hará falta que le avise a su cliente es que lo siga, la necesidad de
protección lo llevará a hacerlo naturalmente.
Si algún abogado o juez experimentado ingresa al ámbito de una audiencia, inmediatamente
sabrá quién es abogado de cuál parte, pues los clientes tienden naturalmente a «pegarse» a su
letrado, y así al encontrarse, formarán dos campos claramente delimitados: el de la actora
(quien inició el pleito) y el de la demandada (aquel contra el cual se dirigió la acción).

Dado que entre espera y transcurrir de la audiencia puede pasar algún tiempo y que los
Juzgados en general no cuentan con instalaciones sanitarias para las partes, preocúpese de
eliminar las urgencias físicas posibles antes de salir hacia el Juzgado y recomendarle a su
cliente que haga lo mismo.

En este sentido, es útil citarse con quien lo ha contratado en algún café de las inmediaciones,
digamos 15 minutos antes de la hora designada en la cédula de notificación.En ese tiempo,
podrán Uds. tomar contacto, compartir un café, ambos pasar por el «toilette» y después con
alguna anticipación a la media hora, acercarse al Juzgado. Recuerde que si queda en un piso
alto del edificio, tendrán que hacer cola para usar el ascensor, y esto puede demorarlos.

Llegar tarde muchas veces implicará subir muy apurado varios pisos de escaleras, que suelen
ser de tramos largos. Por mejor entrenado que Ud. esté, va a penar digamos del 4.° piso en
adelante, y retomar el aliento puede llevarle un tiempo precioso cuando ya su cliente se vio
llamado e ingresó solo.

Al arribar al Juzgado, identifíquese en la Mesa de Entradas, confirme que la audiencia esté


pautada y averigüe dónde y quién la tomaría en su caso. Esto último conviene porque
normalmente los Juzgados van improvisando sus instalaciones. Es común que el empleado que
salga a llamar de viva voz a las partes lo haga físicamente lejos de la Mesa de Entradas del
Juzgado.

Acérquese a donde le indiquen para poder oír el llamado. Si transcurren más de los 30 minutos
de tolerancia que son de uso y costumbre demorar, acérquese y pregunte si pasa algo y avise -
si así fuera- que ya están todos los convocados. Cuide en este caso de no resultar insistente,
sino solícito.

También tome en cuenta que es muy probable que una vez que ingresen al ámbito donde se
celebrará la audiencia, Ud. deba permanecer todo el tiempo de pie, o mal sentado sobre una
pila de expedientes que tienen ganchos metálicos con definida vocación rupturista de telas
finas o frágiles.
Prevea vestirse de acuerdo a ello. «No es» el momento de estrenar zapatos, por muy lindos
que sean, ni de usar ropa muy ajustada, en definitiva: de estar incómodo físicamente.

Puede pasar muchísimo calor tanto en verano como en invierno, y despojarse de lo que tenga
puesto significará llevarlo en el brazo durante el transcurso de todo el tiempo que dure la
audiencia.Esto puede resultar molesto y distractivo, pues quizás deba consultar el expediente
en algún momento, y no podrá hacerlo fácilmente. Evítelo llevando lo mínimo, confortable y
adecuado para la temperatura interna del Juzgado.

Ud. ya conocerá a su cliente normalmente por haberlo entrevistado al tomar el juicio, pero si
no fuera así, o si se tratara de un testigo a quien Ud. conoce solo llegado el momento de la
audiencia, llévese preparados «in mente» un listado de temas que puede tomar del diario o
del informe matutino televisivo que vio al despertarse, como para charlar sobre ellos.

Intercambiar ideas sobre estos temas con su interlocutor llevará a relajar la situación, como
para reducir el «stress» que la perspectiva de una audiencia pueda provocarle. Una vez más,
informar sobre lo que sucederá a continuación es sedante.

Personalmente, me han dado mucho resultado como material de conversación en esos


instantes previos: los deportes con varones, la familia o relaciones cuando se trata de mujeres
y los delitos de mayor repercusión pública en ambos casos. Nunca conviene tocar temas como
religión, política, fundamentalismos varios o valores, salvo que esté seguro que comparten
criterios o alineamientos.

Dato vital: Si su cliente está muy interesado en arreglar el tema y no proseguir judicializando la
cuestión; Ud. tiene un aliado en el Juzgado, el cual está más que dispuesto a ayudarlo. Esto
sucede porque siempre están sobrecargados de trabajo, y ya saben ellos que es mejor arreglar
que obtener la mejor sentencia posible, jurídicamente hablando.

En ese caso, acérquese previamente al empleado que tiene asignado llamar la audiencia y
hágale presente esta circunstancia, solicitándole colaboración para ello y extrema
confidencialidad de lo que le ha dicho.

Este mensaje funcionará más discretamente si Ud.lo hace con la anticipación necesaria,
digamos una hora antes del llamado o el día anterior, si fuera posible, porque así se asegura
que la otra parte no pueda advertir esta circunstancia y tenga mejor poder negocial su
representado.

Deberá hacerle saber a su cliente que la intención de arreglar el tema podría resultar
infructuosa, así podrá mantener la expresión impávida, de no concretarse.

2. «Durante» una audiencia común

Llegado el momento, es decir 30 minutos después o más, del horario citado, alguna persona
saldrá al pasillo donde normalmente se espera y dirá de viva voz los autos:

Por ejemplo: «Audiencia González c/ Martínez».

En ese momento, Ud. y su cliente se acercarán y dirán quiénes son al empleado del Juzgado.
Una vez reunidos e indentificados todos los llamados (pueden ser varios los demandados por
tratarse de un caso de litisconsorcio pasivo o haber varios actores por ser uno activo), serán
invitados a pasar al lugar donde el Juzgado dispone de la computadora necesaria para redactar
el acta que reflejará lo sucedido en la audiencia.

El primer paso de ese documento es identificar autos, fecha, hora y datos de identidad de los
comparecientes. Se pedirán documentos a las partes, credenciales a los abogados, los
testimonios de poderes o contratos sociales a quienes resulten mandatarios o representantes
de personas jurídicas respectivamente.

En caso de tratarse de personas jurídicas, cada una de ellas tiene una representación que le es
propia. Deberá concurrirse con la documentación original o con copias certificadas ante
escribano y una copia simple además. Los originales se exhibirán ante el personal del Juzgado,
dejándose la copia simple o certificada que quedará formando parte del expediente en su
caso.

Una omisión en esta documentación puede ser muy complicada, por ejemplo, como veremos
al tratar la audiencia de posiciones. Como dijimos más arriba, examinarlos previamente y
comprobar que todo está en orden o no, es vital para Ud.y el progreso de la estrategia de
defensa que tenga pensada para su cliente.
Es común que en casi todas las audiencias, pero sobre todo en la primera, el Juzgado invite a
las partes a intentar lograr un acuerdo.

Ahí Ud. dirá, de ser actor, que su pretensión está en la demanda. El manejo de una oferta
correrá por cuenta de la demandada en su caso. De ahí en adelante el proceso negocial que
podría seguir será detallado cuando abordemos el tema de las variables negociales.

De no acordarse, seguirá entonces el procedimiento de acuerdo con el motivo del llamado de


la audiencia, la designación de la audiencia de posiciones, la que oirá la declaración de los
testigos, la de alegar en su caso, o la toma de decisión sobre las medidas de prueba ofrecidas
en las audiencias llamadas del art. 360 del Código de Procedimientos Civil y Comercial de la
Nación.

Durante todo su transcurso, si su cliente está presente en la audiencia y no fuera el caso de


posiciones, lo mejor es que este permanezca callado y Ud. tome la palabra y conduzca el
discurso. Siempre respete al colega contrario en el uso de la palabra y al representante del
Juzgado cuando intervenga.

En caso de que Ud. sostenga opinión contraria a cualquiera de los otros, pida disculpas antes
de insistir, admitiendo de entrada que podría estar equivocado, pero que Ud. sostiene por
ejemplo que la interpretación de tal artículo es la que ha expresado. Esta conducta marca su
posición, pero no genera conflicto, lubrica la relación.

Algunas veces, pleiteará con gentes muy educadas, otras veces con personas muy agradables
y, de vez en cuando, con gente menos accesible o gentil. Esto no debe condicionar su
conducta, siempre manténgase en una línea cordial y de buenos modos, el Juzgado lo va a
apreciar y los demás asistentes también.

Recuerde: de todas las personas presentes en la audiencia, sus colegas son los únicos que
pueden comprender sus circunstancias y, llegado el caso, colaborar en la dificultad que fuera.El
Juzgado, aun cuando esté representado por alguien de menor jerarquía que el futuro
sentenciante, es quien precisamente decidirá la cuestión y, muchas veces, dará referencias
sobre los sucesos acaecidos «en vivo» en las audiencias al Juez para que forme un criterio, el
empleado que estuvo presente.
Existen colegas que, no obstante haber trasncurrido décadas de ejercicio profesional, han
aprendido un único registro de conducta: el conflictivo, contestatario y acosador. Esto
lógicamente complica la vida de todos los que interactúen en el ámbito judicial con él o ella.

En el momento de resolver algún tema planteado (incluso podría llegar a suceder al


sentenciar), ante la duda sobre cómo resolver el tema, esta «fama» les trabaja en contra y se
decide por el recuerdo de los malos momentos o tratos que han brindado a las demás
personas intervinientes en el pro ceso, en consecuencia lo hacen desfavorablemente para él /
ella.

Siempre -dentro de lo posible- conviene a sus intereses y a los de su cliente circunstancial que
Ud. se manifieste accesible, paciente, tolerante, y si alguna vez esto resulta inalcanzable, ya
veremos al tratar «audiencias difíciles» cómo podrá Ud. manejarse para disolver el conflicto
puntual.

Finalizado el acto del que se trate, se imprimirá el acta que deja constancia de lo sucedido.
Leerla es importante, sobre todo para poder remediar errores materiales que pudieran
haberse cometido al transcribirla el Juzgado: en tiempos de notificaciones electrónicas, un
punto mal puesto, una mayúscula equivocada, una «y» en lugar de la «i», ocasionan que Ud.
aparezca como notificado cuando no lo está, o que quieran comunicarse con Ud. y no lo
logren.

En la primera acta, puede destacarse al empleado que la tomó algún error en su apellido,
domicilio constituido o tomo y folio registrados.Normalmente en las actas o audiencias
siguientes, el Juzgado copia el encabezado, y por si así fuera, siempre hay que leerlo antes de
firmar.

Hecho esto y cambiado lo errado en su caso, firmarán de acuerdo con la voluntad de cada
Juzgado en tinta negra o azul, en el orden de presentación o como se vaya dando. De esa acta,
podrán darle una copia o subirla a internet para que Ud. la pueda bajar e imprimir.

En caso de ser una audiencia donde se resolvieron cosas apelables, el recurso debe plantearse
en ese mismo momento, y también, a partir de allí, correrá el plazo de las impugnaciones.

Algunas cuestiones que hacen al devenir mismo de la audiencia, por ejemplo: en el planteo de
rebeldía de una absolvente a quien se cuestiona la acreditación suficiente de la calidad que
invoca, el Juzgado le va a dar la palabra a quien acusa en rebeldía. Este profesional procede de
viva voz a dictar al Juzgado, quien transcribe, y deberá fundar las razones por las que cuestiona
la personería. Terminado su discurso, el Juzgado le da el traslado y la palabra a la otra parte,
quien debe contestar por qué cree que está equivocado el planteo formulado, si es posible
fundándolo en derecho.

Como todo el articulado no se tiene en la memoria, es posible a más de recomendable que el


que está fundando solicite al audiencista la provisión del Código o ejemplar del convenio o la
ley, de alguna recopilación que tenga disponible el Jugado que contenga la norma que esté
invocando a fin de poder citar el artículo de que se trate.

Una vez cerrada la contestación de este traslado, el empleado tomando todas las constancias
del expediente, se trasladará a otro despacho donde un funcionario resolverá la cuestión.

Esto puede llevar algún tiempo, en el que el ambiente lógicamente se tensará si es el caso de
que se esté jugando una rebeldía que, como veremos oportunamente, invierte los términos
del pleito de ahí en adelante.

Durante ese lapso, conviene mantenerse Ud.y su cliente serenos. Si la otra parte pretende
algún movimiento para aprovechar la supuesta -hasta ese momento- «desventaja» para
presionar sobre su cliente, hacer caso omiso o agarrar viaje si conviene a los intereses de él,
para poder tener el tema avanzado y, si es posible resuelto, cuando regrese el empleado.

El audiencista, al retornar, leerá en voz alta la resolución que tomó el Juzgador, ahí se notifican
las partes y si es apelable habrá que plantear el recurso en ese mismo momento. Bastará para
ello un simple:

«Por favor deje constancia de que apelo».

Una vez cumplido el objetivo de la audiencia, y de ser consecuente el procedimiento, se fijan


las próximas audiencias en fechas que se van conformando coordinadamente con las agendas
de los abogados y del Juzgado mismo.

Es el momento de informar viajes, ausencias forzosas o futuras internaciones, si fuera el caso,


solicitar algún horario que resulta más conveniente que otro, etcétera.
Normalmente, el Juzgado está abierto a adecuarse a las necesidades que se planteen
meramente en forma oral, y así queda conformada la futura agenda. Las partes quedan
notificadas en ese acto, los testigos (si fuera el caso) serán notificados por el Juzgado a
posteriori. Si alguna de las partes no compareció a la audiencia, el Juzgado notifica la próxima
designada mediante el formato vigente.

Firmada el acta y recibida su copia, es el momento de despedirse todos y salir de la sala.

3. «Después» de una audiencia común

Una vez terminada la audiencia, conviene conversar con su cliente. Hágalo fuera del alcance de
la vista de la parte contraria. Dé todas las explicaciones que le sean pedidas; si es posible, qué
se ganó y qué se perdió, informe cómo seguirá el procedimiento.

De no dar resultado la gestión del Juzgado y si su cliente tenía expectativas al respecto,


recuérdele al salir que llegar a un acuerdo es posible hasta el instante previo a cerrar el tema
un eventual recurso extraordinario ante la Corte Suprema de Justicia. Siempre es tiempo de
acordar.

(*) Abogada, UBA. Posgrado en Globalización y Estado Social, Universidad de Castilla La


Mancha (España). Máster en Programación Neurolingüística. Conciliadora laboral. Mediadora.
Profesora Titular de Derecho Administrativo y Procesal del Trabajo, UBA. Directora del
posgrado «Mediación, conciliación laboral y negociación colectiva», UBA. Consultora en
procesos de capital humano especializada en generación de alternativas en conflictos
complejos. Autora de publicaciones sobre temas de su especialidad.

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