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ABUSO DE DROGAS EN LA ADOLESCENCIA:

ABORDAJES TERAPÉUTICOS

Dr. Eduardo F. Riquelme García *


Psic. Rocío Romero Reséndez **

En la actualidad, la dimensión del abuso en el consumo de alcohol y


otras drogas entre adolescentes se considera un problema de salud
pública. El panorama se complica aún más por las secuelas tanto
agudas como a largo plazo de trastornos fisiológicos, conductuales y
sociales, que se derivan del uso, el abuso y la adicción a estas
sustancias.

Sin embargo, anteriormente se había prestado poca atención a las


necesidades particulares de los adolescentes respecto al tratamiento,
así como al reconocimiento de las diferencias, en términos de etapas
y requerimientos específicos del desarrollo, que se presentan entre
adolescentes y adultos.

En el plano mundial, es en esta etapa donde se registra el mayor


incremento en el consumo de drogas. Pero la mayoría de las veces, es
un fenómeno pasajero, asociado más con la crisis de adaptación del
adolescente a los rápidos cambios físicos, mentales y emocionales que
experimenta para llegar a la adultez, que con un proceso patológico
grave.

Para explicar el fenómeno del abuso de drogas se necesita entender


el proceso de la adolescencia como promotor de la transición exitosa
desde la niñez hasta la etapa del adulto joven. Este desarrollo ocurre
a través de interacciones dinámicas y recíprocas que tienen lugar en
los jóvenes y en varios aspectos de su entorno social y familiar. Las
variables individuales y las sociales influyen simultáneamente entre sí.

Los caminos hacia la etapa adulta pueden ser diversos y considerarse


puntos críticos para la juventud, durante los cuales se pueden tomar
nuevas directrices durante en la vida del adolescente.

Se puede considerar que se han tomado rumbos positivos en el


desarrollo del adolescente cuando ha alcanzado:

„ Sentido de productividad y competitividad.

*
Subdirector de Hospitalización y Proyectos Clínicos.
**
Sub jefa d el Departam ento d e Norm ativid ad d e Hosp italización y Proyectos Clínicos.
„ Sentimientos de pertenencia y contacto con otros jóvenes y la
sociedad.
„ Firme creencia en el control de su destino en la vida.
„ Identidad personal estable.

La adolescencia se caracteriza por cambios profundos en el desarrollo


alcanzado hasta ese momento y por etapas de reajuste, que se
manifiestan con estrés y ansiedad, haciendo al adolescente más
sensible a las presiones de su grupo de amigos.

En términos del desarrollo emocional (intrapsíquico), es en la


adolescencia cuando se consolida una identidad; es una época para
ensayar nuevos roles y practicar seriamente los papeles y las
conductas que desempeñará como adulto, y no como niño que juega a
ser grande.

Después de los 10 años de edad, el preadolescente experimenta una


serie de conductas que amplían su entorno social conforme va
creciendo, aunque también implican mayores riesgos que generan
tensión y angustia, por lo que el tabaco, el alcohol y otras drogas se
convierten en acompañantes indeseables, independientemente de la
cultura y el país al que pertenezcan.

Desde el enfoque social, el adolescente va adquiriendo más autonomía e


independencia de sus padres aunado a una mayor confianza en su grupo de
compañeros (pares), que lo ayudan a aceptar sus conductas y asumir
responsabilidades asociadas a su nuevo rol, que le permite validar
y valorar la dirección que lleva su desarrollo.

Como se menciona, las actividades en grupo son esenciales para el


desarrollo emocional y psicológico del adolescente; de igual modo, la
aceptación por parte del mismo, evita sentimientos de rechazo,
angustia y depresión que de otra manera podrían ser devastadores.

La pubertad se caracteriza por cambios físicos rápidos y profundos,


los cuales pueden producir conflictos en la autoestima y en la
autoimagen. Las transformaciones se acompañan de mayor interés
en las relaciones de pareja, lo cual genera entre los miembros del
grupo status sobresaliente.

El desarrollo cognitivo promueve cambios característicos en la


capacidad de pensamiento de los jóvenes. El nivel intelectual más alto
se alcanza durante la adolescencia temprana, cuando el muchacho(a)
cambia de las operaciones concretas de la etapa previa al
pensamiento formal o abstracto, que es mucho más flexible.

Aunque estos cambios cognitivos son notorios y emocionantes para el


adolescente, pueden desencadenar nuevas tensiones con las figuras
de autoridad o las instituciones. Por lo anterior, los adolescentes
cuestionan las reglas que antes aceptaban, y empiezan a considerar
otras experiencias o estilos de vida alternativos.

Las conductas de riesgo aumentan en la adolescencia al explorar


nuevos roles y comportamientos hostiles que podrían conducir al
consumo de drogas. En este sentido, los adolescentes realizan estas
actividades por el simple gusto de sentir el desafío del peligro al que
se enfrentan. En este proceso, participan varios factores, como el
nivel hormonal de testosterona y los cambios cognitivos que se
suceden.

Por otro lado, los adolescentes tienden a consumir alcohol u otras


drogas para atenuar la tensión asociada con el coraje que les
provocan las reglas familiares y sociales establecidas, con lo que se
incrementa la conducta hostil.

Con estas conductas, el adolescente impresiona a sus pares, sin


evaluar el riesgo que corre. Esto es producto de la impulsividad,
propia de esta etapa, y de los cambios fisiológicos, conativos,
afectivos y conductuales que le generan ansiedad.

Abuso de drogas

El uso y abuso de drogas es una enfermedad crónica que afecta


gravemente la salud física y mental de quienes las consumen, pero en
el caso de niños y adolescentes las consecuencias son más profundas.
Esta enfermedad está expuesta a recaídas a lo largo de todo el
proceso, aun durante la intervención de los programas de
tratamiento.

En el origen de la enfermedad y en las recaídas intervienen múltiples


factores causales, entre los que se cuentan los:

„ Hereditarios
„ Individuales
„ Familiares
„ Sociales

En relación con la herencia, estudios más recientes muestran un


estrecho vínculo entre consumo de alcohol por uno o ambos padres y
la consecuente aparición de este fenómeno en alguno de los hijos.

En el aspecto individual, existe evidencia de que en el abuso de


drogas se hallan factores orgánicos que determinan el desarrollo de la
adicción, como consecuencia del abuso y la adaptación del organismo
a la droga que se consume.
Otros contribuyentes importantes en la causa de los trastornos
adictivos son las perturbaciones emocionales, como la depresión y la
ansiedad. En este sentido, los problemas de personalidad, en especial
de tipo antisocial con problemas de conducta, son factores que con
frecuencia se asocian a los trastornos por abuso de sustancias.

Los factores familiares involucrados en la causa de la


farmacodependencia, son la violencia intrafamiliar, el maltrato y
abuso sexual en la infancia, así como las prácticas de educación que
infantilizan y perturban el adecuado desarrollo psicológico de los
hijos.

La perspectiva social más amplia que favorece que el problema de


abuso de drogas se presente cada vez a edades más tempranas,
permite identificar aspectos como la disponibilidad y el fácil acceso a
estas sustancias, tanto lícitas, tabaco y alcohol, como ilícitas, entre
ellas la mariguana, cocaína y los inhalables.

Un factor importante que contribuye al abuso, es la información


contradictoria en los medios masivos de comunicación, que desorienta
a las familias, en especial a niños y adolescentes, al presentar
personalidades de la música, cine y deportes que son admirados por
ellos, consumiendo sustancias adictivas.

Dentro de la perspectiva social, otros factores que con frecuencia se


asocian al fenómeno de la farmacodependencia son el deterioro de la
calidad de vida relacionada con aspectos de migración de zonas
rurales a urbanas, y el aumento de la inseguridad con la creciente
violencia y delincuencia.

Las tareas del desarrollo en la adolescencia, incluyen:

„ Ajuste a los cambios físicos de la pubertad.


„ Logro de la independencia de los padres.
„ Creación de relaciones con los pares.
„ Capacitación y preparación para el trabajo y la productividad.

A pesar de que estas tareas son normales, también presentan


dificultades y desafíos a los adolescentes. La lucha para enfrentarlas
y superarlas puede originar fuertes sentimientos de impotencia,
aislamiento y rebelión. Para el logro de dichas tareas, los
adolescentes deben desarrollar una filosofía de vida que incluya
valores personales, y un sentido o propósito que los motive y los
guíe.

Debido a los rápidos cambios que los adolescentes experimentan, se


encuentran en alto riesgo de llegar al abuso de sustancias con más
celeridad que los adultos, aunque se haya empezado por curiosidad o
experimentación.

Las sustancias que con más frecuencia utilizan los jóvenes a pesar de
los altos riesgos a la salud, son el alcohol, el tabaco, la mariguana, la
cocaína, los inhalables y las drogas de diseño, que a continuación se
mencionan brevemente.

Alcohol

Con relativa frecuencia, los adolescentes ingieren bebidas alcohólicas


y muchos hasta el punto de la intoxicación; aún más, la edad de inicio
en este consumo ha venido disminuyendo desde los últimos años, en
la actualidad se reportan casos por debajo de los 15 años de edad.
Las consecuencias y daños a la salud incluyen cambios de conducta y
alteraciones emocionales, así como cuadros de intoxicación y daños a
casi todo el organismo, como cirrosis hepática, pancreatitis y
afecciones cardiacas.

Tabaco (Nicotina)

La nicotina es el principal ingrediente activo del tabaco que se puede


consumir de distintas maneras, la más común es fumar cigarrillos.
Durante la adolescencia es difícil encontrar una adicción a la nicotina,
aunque es la etapa en que mucha gente se inicia en lo que más
adelante será una dependencia grave, con serias consecuencias para
la salud, como sucede con la asociación del fumar y problemas
cardiovasculares, y de cáncer en distintos órganos. Además, con
frecuencia conduce a la adicción de “drogas duras”.

Mariguana

La mariguana, debilita de manera importante a los adolescentes, ya


que suprime la motivación, que puede resultar en un trastorno
llamado “síndrome de motivación aberrante” o síndrome
amotivacional. Al estar bajo el efecto de la mariguana, es común que
se suprima la motivación y voluntad del adolescente, y puede pensar,
por ejemplo, “hoy no voy a estudiar”. Esta condición se va
acumulando y el joven se torna ansioso acerca de su bajo rendimiento
escolar, y así que empieza a fumar mariguana para afrontar la
angustia.

Cocaína

Es una de las sustancias con mayor poder de adicción y, actualmente,


ocupa el segundo lugar entre las drogas ilegales de mayor consumo,
después de la mariguana. El crack, es la forma fumable de la cocaína,
pero con efectos estimulantes mucho más intensos que el polvo de
cocaína. Los daños a la salud física, se ejercen principalmente en el
sistema circulatorio, produciendo arritmias cardiacas graves e
hipertensión arterial, aunque también afecta severamente la salud
mental.

Solventes Inhalables

Son productos químicos que se evaporan a la temperatura ambiente y


los gases que se generan tienen efectos sobre el sistema nervioso
central; alteran la conducta y producen disminución de la oxigenación
de la sangre y los tejidos que puede llevar a la muerte por asfixia.
Los inhalables o sustancias volátiles son el tercer lugar en frecuencia
de consumo, después de la mariguana y la cocaína.

Drogas recreativas o drogas de diseño

Entre los adolescentes y adultos jóvenes se presenta el abuso de


algunas sustancias que se incluyen en un grupo del cual las “tachas”
son el ejemplo más notorio; se consumen preferentemente en
discotecas y fiestas “rave”, aduciendo que son seguras, “recreativas”
y “divertidas”. En realidad, se trata de drogas muy peligrosas que
producen serios daños a la salud física y mental de la juventud y que
nada tienen de divertidas. La mayoría son poderosos estimulantes que
permiten a quien las toma bailar toda la noche, sin notar el cansancio
extremo, que aunado a la deshidratación, puede ser causa de colapso
y shock .

Algunas de estas drogas, son sedantes o hipnóticos que producen


adormecimiento y letargo. La combinación con el alcohol de
cualquiera de estas drogas de diseño, forma una mezcla muy
peligrosa que suma y acentúa los efectos de cada una y puede
resultar en accidentes letales.
Generalidades de tratamiento

En la adolescencia, la adicción a drogas es una conducta compulsiva


que conduce a una serie de complicaciones, incluidos los problemas
sociales, económicos y legales. Tiempo después de abusar de las
drogas, la mayoría de los adolescentes se convencen de los daños a
la salud y los numerosos conflictos familiares y sociales consecuentes
del abuso. En este momento llega a la conclusión de que la única
salida para dejar las drogas e incluso salvar su vida, es la ayuda
profesional, de modo que busca la mejor opción de tratamiento.

Para llegar a esta conclusión, los adolescentes atraviesan un largo


proceso de cinco etapas o estadios: precontemplativa,
contemplativa, preparación, acción y mantenimiento, las cuales
se describen brevemente a continuación.

Precontemplativa. El individuo piensa que usar drogas es más


importante que los problemas que conlleva.
Contemplativa. El adolescente considera que las dificultades que le
ocasiona el abuso de drogas podría superarlas sin tratamiento y
ayuda externa.
Preparación. Es una etapa intermedia donde el paciente evalúa las
opciones de tratamiento que tiene a su alcance, analiza las
posibilidades de cada una, y se prepara para tomar la decisión de
entrar a un programa de tratamiento.
Acción. En esta etapa el adolescente acepta su rol de paciente e
ingresa a un programa de tratamiento; disminuye el consumo y las
creencias acerca del mismo hasta que logra la abstinencia; no
obstante pueden presentarse recaídas.
Mantenimiento. El paciente controla sus impulsos de consumir
droga; puede ejercer su libertad de decisión, sin las presiones de los
factores de riesgo como son: grupo de pares, familia, escuela y los
es-tímulos condicionados que se asocian al uso de las sustancias
adictivas. Se aprende a vivir sin la droga.

El abuso y la dependencia de sustancias se considera un trastorno


previsible y sujeto a ser tratado, a través de medidas y estrategias de
atención con base en las necesidades individuales de cada paciente.

Al igual que otros pacientes con padecimientos crónicos los


consumidores de drogas, pueden aprender a controlar sus conductas
al efectuar cambios en su comportamiento y siguiendo diversas
modalidades terapéuticas a fin de llevar una vida normal y productiva.

Hasta hace poco tiempo existía cierto rezago en la evaluación clínica


y la investigación que indicaran cómo determinar y ubicar el
tratamiento más adecuado para los adolescentes con dependencia a
sustancias adictivas.

La atención apropiada para el tratamiento de los jóvenes mexicanos


que abusan de estas sustancias, requiere del desarrollo y la evolución
de lineamientos específicos contra el abuso de drogas.

En su labor diaria, los equipos clínicos de CIJ, al tratar adolescentes y


sus familias en su labor clínica diaria, abordan estos lineamientos
para beneficio de la población objetivo. De esta manera, los
especialistas reconocen las necesidades de los pacientes, por lo que
desarrollan lineamientos para usarse en los programas de tratamiento
y así poder otorgar servicios de calidad oportunos y eficaces.
Los programas de atención que ofrecen tratamientos contra el abuso
y la dependencia de sustancias, requieren de la comprensión de la
historia natural del proceso de recuperación del trastorno adictivo.

Recuperarse de la farmacodependencia o el alcoholismo es un proceso


a largo plazo que muchas veces requiere de múltiples intentos y
cambios conductuales. Por este motivo, deben existir alternativas de
tratamiento en contra del abuso de sustancias, en especial, de las
llamadas “drogas recreativas” (drogas de diseño).

Muchos pacientes recaen varias veces en el consumo de drogas, antes


de lograr una abstinencia duradera, independientemente de que la
droga de abuso sea nicotina, cocaína, heroína u otra sustancia
adictiva. Algunos pacientes que logran la abstinencia a largo plazo, en
situaciones estresantes, pueden recaer en el consumo aun después de
varios años de abstinencia.

Al planear con el paciente las distintas opciones de tratamiento, el


médico deberá recomendar un manejo integral. Algunos rechazan las
opciones que se le presenten, en favor de enfoques menos intensivos.
En cambio, otros se resisten a aceptar toda ayuda externa porque
insisten en que no la necesitan, que ellos solos “dejarán la droga”, lo
cual es un mecanismo de negación del problema.

En cualquier caso, la negociación con el paciente resulta más efectiva


que una discusión que trate de imponer un tipo de tratamiento,
determinado más por las necesidades de alguna institución que por
las del paciente y su familia.

Después de un tiempo, es posible establecer un contrato terapéutico


con el paciente para que acepte un abordaje de tratamiento más
intensivo si falló la opción inicial que él había elegido. El personal
responsable deberá ofrecer todo su apoyo sea cual fuera el tipo de
tratamiento que se haya seleccionado.

El éxito en el tratamiento de adolescentes dependientes de sustancias


adictivas requiere de un enfoque multimodal. El equipo
interdisciplinario:

„ Provee al adolescente una estructura de apoyo y nueva


esperanza de solución al problema de las drogas.
„ Establece límites muy claros con la asistencia de la familia.
„ Desarrolla estrategias específicas de afrontamiento.
„ Detecta y ayuda a resolver las consecuencias del consumo.
„ Apoya a toda la familia en su proceso de recuperación.
Los fundamentos subyacentes a la elección del tratamiento, incluyen
los siguientes:
„ Los adolescentes necesitan servicios de atención y tratamiento
contra las drogas diferentes de los requeridos por los adultos que
abusan o dependen de drogas.
„ Entre estos servicios, están los de:
Evaluación y diagnóstico. Pone énfasis en las necesidades de la
etapa de desarrollo donde se encuentre el adolescente.
Ubicación adecuada. El tipo y nivel de tratamiento que cada
adolescente requiera, consulta externa o tratamiento residencial.
Orientación. Ésta puede ser médica, psicológica y vocacional, con
el reforzamiento pedagógico apropiado.
Terapias. Ya sea individual, familiar o grupal.
Atención continua y prevención de recaídas. Interés especial
en el diagnóstico y tratamiento de la comorbilidad física y
psiquiátrica.
Desarrollo de habilidades. El objetivo es afrontar un estilo de
vida libre de drogas, con énfasis en la independencia y autonomía.
„ Estos servicios básicos, deben diseñarse según las necesidades
propias de cada adolescente.

La capacitación continua del personal ofrece enfoques de


tratamiento actuales y de mayor eficacia que le imprimen dinamismo
y flexibilidad a los programas, a fin de cambiar al mismo ritmo en que
lo hacen los patrones de consumo y abuso de drogas de la juventud
de ahora.

Los programas tradicionales de intervención contra el abuso de


alcohol y otras sustancias, podrían ser inadecuados para satisfacer las
necesidades de adolescentes con este tipo de trastornos.

El éxito de los programas para adultos que en el pasado sirvieron de


modelo a los primeros que se utilizaron en adolescentes, se definió
con base en el mantenimiento de la abstinencia. Esta definición de
éxito en los resultados del tratamiento, resulta limitante para aplicarla
al abanico más amplio de problemas que se encuentran en los jóvenes
que abusan de drogas.

Debido a la actual dimensión del problema de abuso de sustancias


entre adolescentes, al diseñar un programa de tratamiento integral,
las instituciones responsables pueden centrar sus servicios aplicando
un modelo de salud pública, que se basa en las tres etapas de
prevención: primaria, secundaria y terciaria.

La prevención primaria educa a la población acerca de una


enfermedad para que se tomen las medidas necesarias y se protejan
de la misma. La secundaria, conocida también como intervención
temprana, se dirige a los grupos en riesgo de contraer la
enfermedad. Su objetivo es proporcionar a la población información
reciente de la enfermedad y motivarlos a cambiar sus conductas
de riesgo. La prevención terciaria, es el tratamiento de la
enfermedad.

Cuando el modelo de salud pública se aplica a la prevención y el


tratamiento de los trastornos por abuso de sustancias en
adolescentes, la primera etapa provee la protección primaria a los
adolescentes que no presentan el problema.

En la prevención secundaria, se diseñan estrategias para influir


positivamente sobre las conductas de los adolescentes en riesgo de
abuso de drogas.

En la terciaria, el tratamiento se proporciona por consulta externa,


hospitalización o tratamiento residencial. La totalidad de servicios de
tratamiento como un continuum progresivo de servicios cada vez más
amplios y sofisticados, que van del menos intenso (consulta externa),
al más intensivo (medio hospitalario).

El objetivo general, es ayudar a los adolescentes para que logren un


estilo de vida sin drogas. Para alcanzar lo anterior y con objeto de
obtener los mejores resultados, los pacientes deben ser
“habilitados” más que “rehabilitados”. Esto es en contraste con los
trastornos adictivos en adultos, quienes habían alcanzado un nivel de
desarrollo y funcionamiento independiente. En este sentido, los
adolescentes no habían obtenido previamente un nivel exitoso de
desarrollo independiente, al que se les permita regresar a través de la
rehabilitación.

Intervenciones breves

El objeto de las intervenciones breves es proporcionar al paciente


información del trastorno y ofrecer sugerencias que le ayuden a
modificar su comportamiento. El responsable del caso debe enfatizar
las posibles consecuencias negativas por consumo de drogas, tanto
las inmediatas como las que surjan a largo plazo. Para hacer más
clara la intervención, puede apoyarse en material educativo.

Posteriormente, el terapeuta podrá hacer señalamientos y


recomendaciones específicas a efecto de disminuir o dejar el
consumo. El paciente puede regresar cada mes a citas subsecuentes o
bien, es posible instalar una intervención más intensiva si éste no se
sujeta a los límites acordados; también, puede ingresar a un grupo de
ayuda mutua.

Desintoxicación
Para muchos pacientes es factible realizar el proceso de reducción
gradual de la droga (desintoxicación) en la consulta externa. Este
procedimiento causa menos complicaciones en la vida cotidiana del
paciente, que si se llevara a cabo de manera hospitalaria. Igualmente,
permite que el proceso se efectúe en el entorno donde vive, estudia y
debe permanecer abstinente.

Consulta externa

La atención ambulatoria o en consulta externa, tiene la ventaja de


que el paciente acude a tratamiento en un horario específico, en un
centro cercano a su hogar y sus actividades, y además no altera su
vida cotidiana. Los pacientes asisten a varias modalidades
terapéuticas sin que deban quedarse hospitalizados, lo que les ayuda
a reincorporarse a las responsabilidades que dejaron de realizar por
el abuso de drogas.

El tratamiento a las familias es un recurso valioso, ya que el manejo


terapéutico abarca diferentes niveles de intervención que van desde
la orientación, el grupo de padres, hasta la terapia familiar formal.

Este abordaje presenta como objetivos:

„ Proporcionar herramientas, elementos y estrategias que los guían


en el proceso de cambio hacia la abstinencia del paciente.
„ Detectar factores estresantes en el núcleo familiar que ponen en
riesgo los logros alcanzados.
„ Finalmente, ayudar a las familias para que mantengan una
dinámica estable y funcional que garantice un ambiente saludable,
libre de drogas.

Por lo anterior, es esencial el apoyo de la familia para el desarrollo de


la resilencia que se requiere para proteger a los pacientes y otros
miembros, y de esa forma, poder modificar conductas negativas
aprendidas por el abuso de drogas.

La intensidad de la intervención por consulta externa es variable


según cada caso en particular, y puede ir desde lo menos intensivo,
con citas espaciadas a los diferentes servicios, hasta la modalidad de
hospital de día.

Hospitalización
Esta modalidad incluye tratamientos intensivos proporcionados por un
equipo multi e interdisciplinario, compuesto por médicos, psicólogos,
psiquiatras, trabajadores sociales y apoyo de enfermería.

El modelo de Comunidad Terapéutica es la filosofía subyacente en las


Unidades de Tratamiento Residencial contra la farmacodepen-dencia
en CIJ. Conserva elementos de la atención clínica hospitalaria
tradicional, pero se extiende con la participación libre y democrática
de los residentes; favorece el mayor involucramiento con el equipo de
trabajo dentro de una relación de respeto, lo que permite que
rápidamente asuman su rol social, primero al interior de la unidad y
después en su propia comunidad.

Una de las ventajas de esta modalidad es que el tratamiento procede


de un marco de seguridad, protegido contra influencias y estresores
externos que propician el abuso de sustancias. La comunidad
terapéutica garantiza la calidad de sus servicios, y se demuestra
cuando los residentes alcanzan la etapa de permisos terapéuticos,
donde pueden salir de la unidad durante el fin de semana para visitar
a sus familiares. En esta etapa los residentes se exponen de nuevo a
situaciones de alto riesgo de abuso de sustancias;
a su regreso, cuentan con el apoyo de la Asamblea Comunitaria para
expresar sus sentimientos, debilidades y temores que les produce la
posibilidad de contacto con circunstancias que amenazan los logros
terapéuticos.

Asimismo, la Asamblea Comunitaria es fuente de fortalecimiento para


que los residentes desarrollen su asertividad y la practiquen, por
ejemplo, “Decir NO a las drogas”.

En este entorno se pueden analizar e investigar a profundidad los


factores que se relacionan con la causa, mantenimiento, daños a la
salud física del abuso de drogas y comorbilidad psiquiátrica; también
se puede ayudar al adolescente a identificar recursos cognitivos,
afectivos y conductuales, y a desarrollar nuevas habilidades que no se
lograron por el trastorno adictivo.

Además de las actividades psicoeducativas, característica de la


comunidad terapéutica, el tratamiento residencial ofrece una
diversidad de servicios, entre los que se encuentran:

„ Cuidados médicos de desintoxicación . Tratamiento de síndromes


de abstinencia y atención general a la salud.
„ Servicio psiquiátrico . Proporciona diagnóstico y tratamiento a los
síndromes y trastornos subyacentes (comorbilidad). Asimismo se
lleva a cabo la farmacoterapia necesaria.
„ Atención psicológica . Ofrece diversas técnicas de psicoterapia:
individual, familiar y de grupo. En la individual, se da especial
énfasis a las estrategias del Modelo Cognitivo–Conductual. Dentro
del plano familiar, el enfoque que predomina es el sistémico, que
aborda a la farmacodependencia como un síntoma de disfunción
familiar y se aboca a la solución de problemas. El Modelo
Cognitivo–Conductual en la terapia grupal, enfatiza la búsqueda
de identidad y autonomía en los adolescentes.
„ Atención psicosocial. Brinda orientación a la familia y coordina los
diversos apoyos de la comunidad a través de una red de atención
social, que será útil al paciente y a su familia en el proceso
adaptativo de reinserción social y reintegración a estilos de vida
sanos.
„ Cuidados de enfermería . Incluyen actividades como vigilancia de
signos vitales en pacientes con síndromes de intoxicación o
abstinencia, administración de medicamentos y apoyo a las
actividades psicoeducativas del modelo de comunidad
terapéutica; asimismo, Asimismo, la Asamblea Comunitaria es
fuente de fortalecimiento para que los residentes desarrollen su
asertividad y la practiquen, por ejemplo, “Decir NO a las drogas”.

En este entorno se pueden analizar e investigar a profundidad los


factores que se relacionan con la causa, mantenimiento, daños a la
salud física del abuso de drogas y comorbilidad psiquiátrica; también
se puede ayudar al adolescente a identificar recursos cognitivos,
afectivos y conductuales, y a desarrollar nuevas habilidades que no se
lograron por el trastorno adictivo.

Además de las actividades psicoeducativas, característica de la


comunidad terapéutica, el tratamiento residencial ofrece una
diversidad de servicios, entre los que se encuentran:

„ Cuidados médicos de desintoxicación . Tratamiento de síndromes de


abstinencia y atención general a la salud.
„ Servicio psiquiátrico . Proporciona diagnóstico y tratamiento a los
síndromes y trastornos subyacentes (comorbilidad). Asimismo se
lleva a cabo la farmacoterapia necesaria.
„ Atención psicológica . Ofrece diversas técnicas de psicoterapia:
individual, familiar y de grupo. En la individual, se da especial
énfasis a las estrategias del Modelo Cognitivo–Conductual. Dentro
del plano familiar, el enfoque que predomina es el sistémico, que
aborda a la farmacodependencia como un síntoma de disfunción
familiar y se aboca a la solución de problemas. El Modelo
Cognitivo–Conductual en la terapia grupal, enfatiza la búsqueda de
identidad y autonomía en los adolescentes.
„ Atención psicosocial. Brinda orientación a la familia y coordina los
diversos apoyos de la comunidad a través de una red de atención
social, que será útil al paciente y a su familia en el proceso
adaptativo de reinserción social y reintegración a estilos de vida
sanos.
„ Cuidados de enfermería . Incluyen actividades como vigilancia de
signos vitales en pacientes con síndromes de intoxicación o
abstinencia, administración de medicamentos y apoyo a las
actividades psicoeducativas del modelo de comunidad terapéutica;
asimismo.

B IBLIOGRAFÍA
„ Ray, O. Drugs, Society, and Human Behavior , 3rd. edition. St
Louis: CV Mosby Co., 1983.
„ Donovan, J.E., and R. Jessor. “Adolescent problem drinking”.
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