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González Prada, Manuel (1848-1918).

Vida
Poeta, ensayista, periodista, ideólogo, político y reformador Nacido en el seno de una familia acomodada en la que dominaba
radical peruano, nacido en Lima el 5 de enero de 1844 y fallecido el conservadurismo ideológico y el catolicismo a ultranza, vivió
en su ciudad natal el 22 de julio de 1918. Defensor apasionado su primera infancia en Chile, donde su padre -fuertemente
de las clases menos favorecidas (indios y trabajadores), vinculado a la oligarquía terrateniente, la Iglesia y el Ejército- se
arremetió con furia contra la injusticia social, y dejó un valioso había tenido que exiliar por causas políticas. En la ciudad chilena
y riquísimo legado literario que, abierto a los más diversos de Valparaíso, el jovencísimo Manuel comenzó a recibir una
frentes genéricos y temáticos, mostró también su radical esmerada formación académica que le permitió, entre otros
oposición a las estéticas del pasado reciente (como el grandes logros atribuidos a su precocidad, aprender y dominar a
academicismo envarado y caduco, o el romanticismo lánguido y la perfección las lenguas inglesa y alemana.
trasnochado), para dar un impulso definitivo a los nuevos
De regreso a su Lima natal, González Prada ingresó -por decisión
postulados artísticos defendidos por el modernismo. Hombre
familiar- en el Seminario de Santo Toribio, donde mostró tan
audaz e impulsivo, abrazó la causa progresista y la ideología
escasa vocación religiosa como la que le siguió faltando, poco
libertaria, se convirtió en una de las voces más críticas contra las
tiempo después, en el Convictorio de San Carlos, segundo centro
oligarquías de su pueblo (el clero, el ejército y los terratenientes),
en el que fue matriculado para que completase sus estudios
y luchó sin desmayo -desde el vigor que le conferían su vasta
secundarios. En ambas instituciones se significó por su rebeldía
formación humanística y su asombrosa capacidad intelectual-
y su falta de interés por los contenidos de los programas
contra cualquier forma de opresión que contribuyera a conservar
educativos tradicionales, si bien destacó, al mismo tiempo, como
el poder omnímodo de las clases privilegiadas. Tanto por la
autor de unos inflamados versos juveniles de marcado acento
calidad literaria de su obra como por la honradez y sinceridad de
romántico que pronto le otorgaron ese halo de poeta que no
sus actividades socio-políticas (encaminadas a regenerar su
habría de abandonarle a lo largo de toda su vida. Compuso,
patria desde unos planteamientos generales de proyección
también por aquellos años finales de su adolescencia, algunas
continental), está considerado como uno de los grandes
piezas teatrales de nulo interés, y comenzó a avezarse en la
intelectuales hispanoamericanos de todos los tiempos.
traducción de los grandes clásicos alemanes como Goethe y
Schiller.

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Su inicial formación positivista comenzó a ceder terreno ante las agrícolas con una frenética actividad intelectual que le permitió
ideas que se iba forjando tras la lectura de las obras de Hegel, completar el conocimiento de los grandes clásicos ingleses,
Schopenhauer y Nietzsche, y, aunque más tarde tendría ocasión franceses y alemanes, así como la redacción de nuevas obras
de conocer también en profundidad el pensamiento marxista, a poéticas originales. Pero un episodio bélico de gran repercusión
la postre habría de decantarse por un discurso ideológico en el devenir histórico peruano vino a sacarle bruscamente de
anarquista elaborado tras su asimilación de las principales obras este apacible retiro: el estallido de la guerra contra Chile (1879-
de Tolstoi, Proudhon y Kropotkin. A pesar de su falta de 1883), acontecimiento capital no sólo en la vida de Manuel
vocación religiosa, el paso por el Seminario habría de serle muy González Prada, sino en la de todos los peruanos de su
útil, años después, para canalizar todo su furor anticlerical. generación.

Tampoco mostró demasiado interés por los estudios jurídicos En cuanto tuvo noticias de la declaración de guerra, el poeta
que emprendió poco después, por lo que pronto abandonó los abandonó su hacienda rural para alistarse, en Lima, entre las
tratados de leyes para consagrarse de lleno al cultivo de la tropas destinadas a la defensa de la ciudad sitiada. La humillante
creación literaria. Su talante impulsivo, alentado por la osadía de derrota peruana, que dio paso a la ocupación de Lima por parte
la juventud, le llevó a abandonar el domicilio familiar en Lima de las fuerzas militares chilenas, obligó a González Prada a
para emprender un romántico recorrido, a uña de caballo, por las recluirse en su domicilio capitalino por espacio de tres años, a la
regiones andinas del país, donde se familiarizó con la población espera de un tratado definitivo que estipulase la desocupación de
indígena y fue sumando experiencias personales y recopilando la ciudad. Durante este forzoso retiro en su propia casa,
abundante material que dieron forma y contenido a muchas de abrumado por el dolor y la humillación de la derrota, Manuel
las composiciones poéticas escritas por González Prada durante González Prada buscó refugio en la creación literaria y compuso
aquella impetuosa aventura. Algunos de estos poemas vieron la varias piezas dramática y numerosos poemas, entre los que
luz entre las páginas de una selección antológica de poetas sobresalen, junto a diferentes romances, epigramas, sonetos y
hispanoamericanos aparecida en Valparaíso en 1871. letrillas, algunas de sus mejores baladas; pero, por encima de
todo, el desolado humanista limeño cobró conciencia de la
misión que le correspondería desarrollar tan pronto como se
Durante casi toda la década de los años setenta, el poeta limeño hiciera efectiva la liberación de la capital: convertirse en el
vivió retirado en una hacienda familiar ubicada al sur de la profeta ideológico de un nuevo Perú, arremeter con furia
capital peruana, donde alternó su dedicación a los cultivos iconoclasta contra todos aquellos que habían llevado al país a su

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actual estado de postración, y promover el desarrollo social y
cultural de los menos favorecidos.
Su primera decisión, tan pronto como hubo regresado del viaje
de novios, fue la de asumir la presidencia del Círculo Literario,
en un acto que quedó subrayado por esta ambiciosa declaración:
Transformado, pues, en un hombre nuevo, en 1884 reapareció en
"Me veo, desde hoy, a la cabeza de una agrupación destinada a
la escena pública limeña convertido en el gran agitador
convertirse en el partido radical de nuestra literatura". Un año
intelectual del país, una especie de fiscal vitriólico de las clases
después, en el transcurso de una encendida soflama que lanzó
dominantes contra las que arremetió con saña en gran cantidad
desde una tribuna de la capital limeña, González Prada
de discursos, ensayos y artículos periodísticos. Convencido de
pronunció una de las máximas que habrían de extender su fama
que la Iglesia, el Ejército y la oligarquía terrateniente habían
por todos los rincones del subcontinente hispanoamericano:
contribuido poderosamente a la desintegración moral del Perú,
"¡Los viejos a la tumba, los jóvenes a la obra!". Cifraba así, en
se hizo célebre por una serie de escritos virulentos cuya amplitud
esta furiosa declaración de propósitos, todo su afán reformista y
temática abarcaba desde la exaltación del héroe nacional Miguel
renovador: llamamiento a la lucha de las nuevas generaciones en
Grau (fallecido el 8 de octubre 1879, en el transcurso de los
pro de la regeneración social; censura de las viejas ideas y los
enfrentamientos navales contra la flota chilenas), hasta el elogio
perniciosos hábitos de las clases dominantes; crítica de la
fúnebre de Víctor Hugo, publicado en 1885.
legislación y las constituciones ajenas a la realidad social y
cultural peruana; rechazo de la peor herencia colonial; y, sobre
todo, prevención contra los agoreros que, al servicio de los más
Inmerso en la vorágine de esta frenética actividad reformista, turbios intereses imperialistas, vaticinaban el hundimiento de
apenas se concedió tiempo para celebra su luna de miel, después una Hispanoamérica justamente empecinada en protagonizar su
de haber contraído matrimonio, en 1887, con la joven francesa propio destino. Poco a poco, el discurso ideológico de Manuel
Adriana de Verneuil, de la que le separaban más de veinte años González Prada, surgido de sus primeras lecturas positivistas y
de edad. A pesar de esta notable diferencia generacional, su su afán cientificista, fue abriéndose a las nuevas perspectivas de
joven esposa pronto dio muestras de estar dispuesta a convertirse lucha procedentes de Europa, al paso que ganaba en claridad,
en la mejor aliada de sus acciones políticas y en la principal intensidad y radicalidad. De ahí que, ya consagrado como la voz
alentadora de su obra literaria. Con este sólido apoyo a su lado, de la conciencia que clamaba por crear un nuevo Perú desde las
González Prada se consagró definitivamente como el mayor ruinas del desastre bélico, el iconoclasta humanista limeño
abanderado de las reformas sociales, políticas y culturales que mostrara sobre todo su preocupación por abolir todos los vicios
estaba reclamando a gritos el Perú. que había arrastrado el país desde la época colonial, encarnados

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-mejor que en cualquier otro- en la vergonzante indiferencia con tierras a las comunidades indígenas. Tras dejar la dirección de
que las clases más favorecidas habían tratado durante siglos a la esta formación política en manos de sus más estrechos
población indígena. colaboradores (entre los que se contaba el escritor de Sarín
Abelardo Gamarra), Manuel González Prada se embarcó en
1891, en compañía de su joven esposa, con rumbo a Europa, en
Por aquellos años finales de la década de los ochenta, una serie donde habría de permanecer hasta 1898.
de desgracias familiares irreparables vinieron a perturbar el
ánimo del aguerrido luchador limeño, aunque no lograron
apartarle durante mucho tiempo de sus ensayos literarios, sus Concebida, en principio, como un viaje de ampliación de su
artículos políticos y su siempre sostenida producción poética. A horizonte cultural, esta larga estancia en el Viejo Continente
la muerte de su primera hija, acaecida cuando apenas contaba contribuyó aún más a la radicalización de su ideología política,
cuatro meses de edad, se sumó el fallecimiento de la hermana ahora iluminada por la causa anarquista que González Prada tuvo
mayor del poeta, penosas circunstancias que acentuaron en ocasión de conocer en París y, sobre todo, en Barcelona. En
González Prada su furor anticlerical e intensificaron su efecto, aunque asistió en la capital gala a las más diversas
dedicación a la creación literaria. Poco tiempo después falleció manifestaciones culturales (entre ellas, las conferencias dictadas
también, sólo diez días después de haber llegado al mundo, su en el College de France por el egiptólogo Renan, el sinólogo
primer hijo varón, desgracia que inspiró al autor limeño su bello Maspero y otros muchos expertos en civilizaciones y filologías
texto "La muerte y la vida". orientales), y aunque frecuentó en varias ciudades europeas los
mejores museos, teatros, óperas y universidades, González Prada
se dejó impresionar sobre todo por las ideas libertarias
Su preeminencia en la vida pública peruana atemperó, en la escuchadas en la Universidad de París, ciudad en la que dio a la
medida de lo posible, el inmenso dolor causado por estas tres imprenta, a mediados de dicha década, su libro titulado Pájinas
pérdidas consecutivas. A comienzos de la década de los noventa, libres (París: Tip. Paul Dupont, 1894), compuesto por una
después de haber rechazado varias propuestas para que ocupara recopilación de ensayos y conferencias en los que el humanista
altos cargos en la administración del país, encabezó la limeño postuló una auténtica revolución ortográfica. Después de
reconversión del Círculo Literario en el denominado Partido visitar Bélgica, el matrimonio González Prada se afincó en
Unión Nacional, una agrupación política que, conocida también España en 1896, donde permaneció, instalado primero en Madrid
como Partido Radical, propugnaba en su programa, entre otras y luego en Barcelona, hasta que, en 1898, decidió que había
medidas, el régimen federal de gobierno y la devolución de

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llegado la hora de regresar al Perú. En el transcurso de este largo Presbiterianas (Lima: Imp. El Olimpo, 1909), un original
periplo europeo había nacido su tercer hijo. poemario conformado por sus mejores composiciones
anticlericales, al que siguió, al cabo de dos años, otro volumen
de versos titulado Exóticas (Lima: Tip. El Lucero, 1911). Al año
De regreso a Lima, González Prada empezó a divulgar por la siguiente, Manuel González Prada venció su habitual rechazo a
capital peruana las ideas anarquistas que había descubierto en los cargos oficiales y aceptó su nombramiento como director de
Europa, lo que a su vez le condujo a integrarse progresivamente la Biblioteca Nacional, puesto que permanecía vacante desde la
en los movimientos obreros anarcosindicalistas que comenzaban renuncia del escritor Ricardo Palma, antiguo adversario literario
a florecer en su país. Entretanto, su esposa editó en su propia e ideológico del humanista limeño. Humillado por los
casa, con la única ayuda de una pequeña máquina de imprimir correligionarios de Palma (que le tildaron de "Catón de
tarjetas, el que habría de convertirse en el primer poemario del alquiler"), González Prada se vio obligado a responderles con la
gran vate limeño, publicado bajo el título de Minúsculas (Lima: publicación de su famosa Nota informativa sobre la Biblioteca
[Ed. privada], 1901). Las sucesivas decepciones que le fue Nacional (Lima: Imp. La Acción Popular, 1912), opúsculo en el
causando el reencuentro con sus antiguos colaboradores que señalaba los principales errores de su predecesor al frente de
políticos e intelectuales, cada vez más integrados en las altas dicha institución. Este escrito dio lugar a una de las polémicas
instancias burocráticas o doblegados por los ofrecimientos de intelectuales más intensas de la vida cultural peruana de aquellos
cargos y prebendas, le acercaron aún más a la causa de los años, ya que Ricardo Palma contraatacó, a su vez, con la
trabajadores ácratas; se significó, entonces, por sus frecuentes publicación de Apuntes para la historia de la Biblioteca de Lima
colaboraciones publicadas en el periódico Los Parias, de claro (1912), donde hacía un recuento de sus logros como director.
sesgo libertario, casi todas centradas en la denuncia de la Cinco años después, González Prada volvería a ocuparse de este
injusticia social y en la defensa de la población indígena. Fue asunto en su obra Memoria del Director de la Biblioteca
muy leído y comentado, por aquellos primeros años del siglo Nacional: 1917 (Lima: Tip. La Opinión Nacional, 1917).
XX, su célebre ensayo titulado "El intelectual y el obrero", que
al cabo de tres años quedó recogido en el libro Horas de lucha
(Lima: Tip. El Progreso Literario, 1908). El derrocamiento del gobierno constitucional por parte de un
golpe militar obligó a Manuel González Prada a hacer pública su
renuncia al frente de la Biblioteca Nacional, así como a escribir
Un año después, lanzado ya a una constante labor de recopilación un interesante libro antimilitarista que, titulado Bajo el oprobio,
y edición de su obra, dio a la imprenta su cuarto libro, permaneció inédito hasta quince años después de la desaparición

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de su autor (París: Louis Bellenand et Fils, 1933). Restituido el Memoranda (México: Fondo de Cultura Económica, 1945) y
orden constitucional, González Prada volvió a asumir la Optometría: apuntes para una rítmica (Lima: Universidad Mayor
dirección de la Biblioteca Nacional, en donde, consagrado como de San Marcos, 1977).
uno de los grandes patriarcas de las Letras hispanoamericanas,
desempeñó una importante labor de mecenazgo y apoyo a los
autores peruanos de las nuevas generaciones. Allí permaneció En general, todos los ensayos de González Prada están escritos
hasta que, el 22 de julio de 1918, una fulminante afección en una prosa directa y contundente, plagada de bellas imágenes
cardíaca acabó con su vida. audaces que acentúan la radicalidad de algunos de sus
contenidos. El tema principal de estos escritos, siempre
orientado a la regeneración del país y a la búsqueda de la
Obra identidad nacional peruana, atraviesa obligatoriamente por los
senderos de la crítica socio-política, la defensa del indigenismo
Ensayo
y el anarquismo, y la feroz diatriba anticlerical.
Considerado como uno de los pensadores más lúcidos de la
literatura hispanoamericana de finales del siglo XIX y
comienzos de la siguiente centuria, Manuel González Prada Entre las ideas anticlericales de González Prada (forjadas, en lo
redactó, a lo largo de su fecunda trayectoria literaria, numerosos personal, por su rechazo a la obsesiva religiosidad que vivió en
textos ensayísticos que dio a conocer, de manera dispersa, en su casa desde niño, y encauzadas, en su dimensión pública, a
forma de artículos periodísticos, conferencias, discursos o -en través de la corriente cientificista que surgió del liberalismo
menor medida- a través de ediciones individuales. En vida, sólo positivista decimonónico), sobresalen su convicción de que la
vio impresos dos volúmenes recopilatorios de este género (los ya tiranía clerical tiene su asiento en la ignorancia del pueblo; su
citados Pájinas libres y Horas de lucha); pero, tras su muerte, su defensa de la ética por encima del dogma y el culto religiosos;
hijo Alfredo González Prada y el escritor, político y pedagogo su propuesta de separación tajante entre Iglesia y Estado; su
Luis Alberto Sánchez recogieron, anotaron y editaron los petición de un sistema educativo científico y laico; y su
restantes escritos ensayísticos del pensador limeño, que reclamación de la necesidad de establecer legalmente la libertad
quedaron englobados bajo los títulos de Anarquía (Santiago de de cultos.
Chile: Ed. Ercilla, 1936), Nuevas páginas libres (Santiago de
Chile: Ed. Ercilla, 1937), Propaganda y ataque (Buenos Aires:
Imán, 1941), El tonel de Diógenes. Seguido de Fragmentario y

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Aunque González Prada no elaboró en sus ensayos una doctrina económicas o las medidas sociales, era la clave indispensable
política propiamente dicha (ni tan siquiera un programa de para devolver al indígena su verdadera condición humana, abogó
acción sistemática), sí tuvo el convencimiento de que era por la necesidad de inculcar en los indios unos valores
imprescindible una revolución que, propagada a escala mundial, pedagógicos que estimulasen su orgullo y su rebeldía, para que
impusiera la libertad y la justicia entre todas las razas y en así pudiesen recuperar su dignidad por medio de su propio afán
cualquier lugar del planeta. Rechazó, por ello, la revolución de superación, y no merced al hipócrita -y siempre interesado-
proletaria o cualquier otra forma de cambio radical implantado humanitarismo de las clases dominantes. Desde su optimismo
en nombre de un sector concreto de la población, pues temía que, positivista, amparado en la firme convicción de que la educación
tras su posible éxito, surgieran nuevas formas dictatoriales en las laica y científica sería capaz de cambiar la faz del planeta, el
que los anteriormente oprimidos se convertirían en los nuevos humanista limeño alentó a todos los grupos sociales y raciales
opresores. En sus ataques políticos, fustigó con crudeza a los del Perú a enfrascarse en una continua acción constructiva que
tipos más negativos de la clase dirigente peruana (y, por podía traer al país (y, por extensión, a todas las naciones de
extensión, de toda Hispanoamérica), como el legislador corrupto Hispanoamérica) la paz, el progreso y el racionalismo; su lucha
y nepotista, el magistrado a sueldo de los poderosos, el fue, por ende, siempre constructiva, aunque para lograr sus
aristócrata inmovilista y decadente, el militar parásito y enemigo objetivos idealistas fuera necesario abolir (en ocasiones, como
del pueblo (el militarismo era para él "la peste de las naciones"), ya se ha indicado más arriba, recurriendo al uso de la fuerza) los
el periodista medrador y complaciente, etc. Y, aunque abogó por grandes males que, durante siglos, habían asegurado la
la paz universal y el control de la violencia, defendió con ahínco permanencia de los opresores en las altas instancias del poder: el
el uso de la fuerza en determinadas acciones que, como el militarismo cerril y levantisco, el feudalismo anacrónico, el
tiranicidio, podrían evitar un mayor derramamiento de sangre. caudillismo epidémico, el falso paternalismo de gobernantes e
instituciones, el nepotismo de la clase política, el servilismo del
pueblo acomodado, y, sobre todo, el fanatismo y la ignorancia
Respecto a su enconada defensa del indigenismo, conviene alentados por la religión.
recordar, antes que nada, que para Manuel González Prada el
problema de la población amerindia constituye una parte
inseparable del problema general de la decadencia peruana, Como anarquista teórico -pues bien es cierto que el escritor de
aunque las soluciones que aportó para lograr algunas mejoras en Lima no protagonizó en persona ninguna acción armada de sesgo
la vida de los indios tienen una vocación y un alcance universal. ácrata-, González Prada se convirtió en el principal difusor en el
Convencido de que la educación, antes que las propuestas continente americano de las ideas de Proudhon, Kropotkin y

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Bakunin. Habiendo soñado una sociedad futura basada en la libre valiosas aportaciones: el enriquecimiento de las estrofas clásicas
asociación de ciudadanos libres, consideró que todas las formas españolas por medio de las innovaciones importadas de las
de gobierno llevaban implícito ese germen de corrupción que líricas francesa e italiana, de los modelos ingleses (con especial
nace de la ostentación del poder, por lo que propuso, más que rendimiento de la denominada "estrofa spenserina"), e, incluso,
abolirla plenamente, reducir a su mínima expresión la delegación de algunos moldes orientales (como las famosas rubaiyyat o
del poder en manos de los gobernantes. Convencido, también, de "cuartetos persas", tomadas de las traducciones al inglés de la
que el anarquismo era la meta final de cualquier pensamiento obra de Omar Jayyam, realizadas por el poeta Edward
revolucionario, no desdeñó la acción violenta siempre que Fitzgerald); y la recuperación de la dignidad artística y estética
estuviera destinada a abolir la injusticia y la desigualdad social, del tema político, casi siempre repudiado (o reducido a meras
en una audaz línea de ataque que, muchos años después, iluminó composiciones panfletarias) en la lírica escrita en lengua
los fundamentos teóricos de algunos militantes del grupo castellana.
revolucionario armado Sendero Luminoso. Defendió, en suma,
lo que él mismo denominó "propaganda por medio de los
hechos", ya que resulta imprescindible "romper los huevos para Relación de sus obras
hacer la tortilla".
Dada la dispersión con que vieron la luz los distintos escritos de
Manuel González Prada (que, en vida, sólo alcanzó a ver
impresos cinco títulos -al margen de los citados opúsculos
Poesía
polémicos sobre la Biblioteca Nacional-, aunque después de su
En los inicios de su fecunda trayectoria poética, Manuel muerte aparecieron nueve volúmenes de ensayos y doce
González Prada partió de una tradición romántica cuya poderosa poemarios suyos), parece necesario concluir esta apresurada
influencia había dejado un considerable poso en su formación semblanza bio-bibliográfica con la relación completa de sus
literaria juvenil. Sin embargo, su espíritu transgresor e obras:
iconoclasta pronto le llevó a reaccionar con dureza contra los
viejos moldes y los manidos tópicos del pasado, reacción que
halló un cauce adecuado en la nueva corriente modernista que - Pájinas libres (París: Tip. Paul Dupont, 1894).
comenzaba a conmover los cimientos de todas las literaturas
hispanoamericanas. Gracias a su impagable labor de precursor - Minúsculas (Lima: [Ed. privada], 1901).
en la difusión y el cultivo de los postulados modernistas, la - Horas de lucha (Lima: Tip. El Progreso Literario, 1908).
poesía escrita en lengua castellana se vio beneficiada con dos

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- Presbiterianas (Lima: Imp. El Olimpo, 1909). - Cantos de otro siglo (Lima: Universidad Nacional Mayor de
San Marcos, 1976).
- Exóticas (Lima: Tip. El Lucero, 1911).
- Optometría: apuntes para una rítmica (Lima: Universidad
- Nota informativa sobre la Biblioteca Nacional (Lima: Imp. La
Mayor de San Marcos, 1977).
Acción Popular, 1912).
- Obras [Prólogo y notas de Luis Alberto Sánchez] (Lima:
- Memoria del Director de la Biblioteca Nacional: 1917 (Lima:
PetroPerú, 1985-1988). 5 vols.
Tip. La Opinión Nacional, 1917).
- Bajo el oprobio (París: Louis Bellenand et Fils, 1933).
- Trozos de vida (París: Louis Bellenand et Fils, 1933).
- Baladas peruanas (Santiago de Chile: Ed. Ercilla, 1935).
- Anarquía (Santiago de Chile: Ed. Ercilla, 1936).
- Nuevas páginas libres (Santiago de Chile: Ed. Ercilla, 1937).
- Grafitos (París: Louis Bellenand et Fils, 1937).
- Figuras y figurones (París: Louis Bellenand et Fils, 1938).
- Libertarias (París: Louis Bellenand et Fils, 1938).
- Baladas (París: Louis Bellenand et Fils, 1939).
- Prosa menuda (Buenos Aires: Imán, 1939).
- El tonel de Diógenes. Seguido de Fragmentario y Memoranda
(México: Fondo de Cultura Económica, 1945).
- Adoración (Lima, 1947).
- Poemas desconocidos (Lima, 1973).

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