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“La dialéctica del amo y del esclavo” Georg Wilhelm

Friedrich Hegel.
Heráclito de Efeso puede ser considerado como 'padre de la dialéctica' en
occidente, es el primero que considera que la contradicción no paraliza sino
dinamiza, decía que "todo pasa"; sostenía que "bajamos y no bajamos al mismo
río, somos y no somos". Significa que el incesante fluir de las cosas destruye
continua y enteramente su identidad. No es el mismo río, pero lo es; somos y no
somos. Heráclito veía a las cosas permanecer cambiando y cambiar
permaneciendo.

La dialéctica (en griego dialektikḗ), es literalmente: la técnica de la conversación;


es una rama de la filosofía cuyo ámbito y alcance han variado significativamente a lo
largo de la historia. Originariamente designaba un método de conversación o
argumentación análogo a lo que actualmente se llama lógica. En el siglo XVIII el
término adquirió un nuevo significado: la teoría de los contrapuestos en las cosas
o en los conceptos, así como la detección y superación de estos contrapuestos.
De manera más esquemática puede definirse la dialéctica como el discurso en el
que se contrapone una determinada concepción o tradición, La dialéctica se
basa en la fundamentación de que una idea (tesis), generalmente histórica, social o
filosófica, al ser desarrollada en detalle abre aspectos diversos que entre sí se
avienen mal (antítesis), pero finalmente surge una manera de re concebirla
conciliando aspectos aparentemente contradictorios (síntesis).

El término adquiere un significado no circunscrito al ámbito de la retórica gracias,


fundamentalmente, a los escritos del filósofo alemán G.W.F. Hegel. En la época en
que escribe una de sus grandes obras (Fenomenología del espíritu, 1808) el
mundo parece haberse puesto en movimiento, transformando de forma visible lo que
había durado siglos. Se trata de los primeros momentos del modo de producción
capitalista que, a diferencia de los anteriores, se basa primordialmente en la
circulación de las mercancías y del dinero. Entonces el viejo problema filosófico
del cambio se agudiza: ¿cómo entender racionalmente que una cosa pueda cambiar
de apariencia y seguir siendo la misma cosa? Hegel concibe la realidad como
formada por opuestos que, en el conflicto inevitable que surge, engendran
nuevos conceptos que, en contacto con la realidad, entran en contraposición
“siempre con algo”””. Este esquema es el que permite explicar el cambio
manteniendo la identidad de cada elemento, a pesar de que el conjunto haya
cambiado. Si bien Hegel nunca usó los términos tesis, antítesis y síntesis, diversos
analistas posteriores popularizaron esta terminología para analizar el desarrollo de la
dialéctica hegeliana de una idea o tesis. Hegel analiza la “dialéctica del amo y del
esclavo” como una “parábola del ser social del hombre”. El esclavo renuncia a
su deseo para satisfacer el afán de dominación del amo, pero a la vez éste
existe en la medida que es reconocido por su antagonista. Hegel escribe que el

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“sujeto” -el amo- se constituye cuando el “objeto” - el esclavo- acepta su
condición. Esto implica muchas consecuencias. La primera es que la acción nace
de la negación de ese vínculo de dependencia por parte del esclavo que quiere
acabar con la supremacía del amo. Y la acción no es otra cosa que deseo que
genera un vacío, una nada que se materializa en algo tras el rechazo de lo existente.
“El deseo es la presencia de una ausencia”, concluye Hegel. La tensión entre el
amo y el esclavo es dinámica y se resuelve mediante el triunfo del deseo del
uno sobre el otro porque la realidad jamás es estática.

Deseo
El hombre es autoconciencia. Consciente de su realidad y de su dignidad humana,
y en esto difiere esencialmente del animal, que no supera el nivel de simple
sentimiento de sí. “Dos autoconciencias que plantea el origen de la historia, de
las relaciones sociales.” Se inicia cuando se enfrentan dos deseos. El deseo
humano “desea el deseo del otro”, desea que el otro lo reconozca. El animal
desea cosas naturales, que las destruye, se las come. La conciencia es deseo, la
saca de la eminencia, conciencia como interioridad, es una conciencia hacia afuera.

Hegel parte de la noción de “deseo”. El deseo presupone una carencia, un


vacío a ser llenado, y un impulso hacia un “otro” donde el primero logrará
satisfacción en la identidad consigo mismo y el segundo al mismo tiempo es tortura,
es acción que satisface al deseo y lo hace por negación, transforma el objeto
deseado, crea una realidad subjetiva, un yo cosificado.

Hegel utiliza dos tipos de deseo: el animal (donde el goce inmediato del objeto
deseado destruye la objetividad de este), el yo animal tiene una función en un objeto
natural, no se revela a él mismo, jamás llegará a la autoconciencia y el deseo
propiamente humano, que es el del reconocimiento. Para que haya deseo
humano es indispensable la pluralidad de deseos. Se enfoca hacia el mundo de
la praxis histórica en Hegel, la relación de las autoconciencias – los sujetos, y donde
cada una de ellas encuentra su verdad. La historia humana es la historia de los
deseos deseados. Por eso “la realidad humana solo puede ser social” a
diferencia del deseo animal, que constituye un ser natural, sólo viviente, y que
no tiene más sentimiento que el de su vida.” Nos diferenciamos del resto de
animales en que estos desean cosas, de las cuales se alimentan. Nosotros, como
se ve, deseamos deseos.

Reconocimiento

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Todo deseo humano, de la realidad humana, se ejerce en función del deseo de
“reconocimiento”. Desear que el valor que yo soy o que “represento” sea el valor
deseado por ese otro: quiero que él “reconozca” mi valor como su valor, quiero
que él me “reconozca” como un valor autónomo. Quiere decir, que el hombre no es
humano sino en la medida en que quiere imponerse a otro hombre.

El reconocimiento es aquello que define a la autoconciencia pues ella solo es en


sí misma, en tanto es reconocida por “un otro” que le sucede lo mismo, es
decir, solo puede relacionarse consigo misma mediante su relación con otra. Las
autoconciencias “se reconocen como si se reconocieran recíprocamente”, en
el interior de una totalidad en relación. Hegel entiende la relación como un silogismo,
(razonamiento que está formado por dos premisas y una conclusión que es el
resultado lógico que se deduce de las dos premisas.), cada conciencia cumple el
papel de un extremo en sí misma, en un término medio para con la otra, que solo
puede reconocerse a sí misma habiendo pasado por el reconocimiento de la otra.

El origen de la autoconciencia implica hablar de una lucha a muerte por el


reconocimiento. Cada autoconciencia-sujeto es parte de una totalidad -sociedad,
en la que adquiere sentido, la totalidad es entendida por Hegel como un
“entrelazamiento” o una “interrelación”. En esta relación se desarrolla una lucha a
muerte entre las autoconciencias. Que la lucha sea a muerte significa que cada
autoconciencia debe estar dispuesta a renunciar a la vida, debe tener miedo
del otro, corriendo el riesgo de perder su existencia meramente singular, con
miras a la satisfacción de su deseo de reconocimiento.

Origen histórico
Para esto Hegel recurre a dos figuras de origen histórico: el señor y el siervo, o el
“amo y el esclavo”. Por ello el primero impone su dominio sobre el segundo, el
reconocerlo sin ser reconocido por él, trata de suprimir al otro afirmándose,
suprimiendo al otro, que ha quedado atado a su existencia singular, ante el
temor de la muerte, debe abandonar su deseo y satisfacer el deseo del otro y
en consecuencia ha quedado reducida a su pura negatividad absoluta.
“Reconocer” así implica “reconocerlo” como amo y reconocerse y hacerse
reconocer como esclavo del amo. El amo por su lucha ya es humano, mediatizado
tanto por las cosas, es decir el objeto cosificado del deseo y por la conciencia-
esclavo, que se solidariza con las cosas de las cuales depende.

La mediatización cumple un papel diferenciado entre el amo y el esclavo, “el amo”


se relaciona con la cosa (el deseo) por el esclavo, que la niega, la destruye, la
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consume se satisface en el goce. “El esclavo” se vincula con la cosa (el deseo)
de manera negativa, la suprime, para él la cosa es autónoma, el no hace más
que transformarla por el trabajo. La materia prima la prepara para el consumo,
pero no la consume él mismo.

“Solo si se pone en juego la vida se conserva la libertad” y el siervo no ha


podido por angustia y temor ponerla en juego, entonces no será libre y estará
subordinado como conciencia con carácter de cosa al dominio del señor.
“Pero”, está dispuesto al cambio; en su mismo ser es cambio, trascendencia,
transformación; es devenir histórico desde su origen. La mediación del amo la hace
a través del trabajo del esclavo, es libre frente a la naturaleza, está petrificado en su
dominio. Para el esclavo la mediación es el trabajo, el trabajo es una forma de
liberarse en un devenir autónomo verdadero, es la fuente de todo progreso
humano, social, histórico, la libertad humana.

Si la realidad humana es la historia universal, esa historia es la interacción entre


tiranía y esclavitud: la “dialéctica” histórica es la “dialéctica” del amo y el
esclavo. Esta evolución deja expuesta la desigualdad de las autoconciencias.
Entidad-reconocida y entidad-reconocedora, realidad esencial y objeto cosificado
absoluto.

El dominio del señor al esclavo lo coacciona y obliga a cumplir un servicio, el


trabajo. Esta inmediatez, no es reproducida por un proceso activo creador, es una
entidad particular y aislada. Lo distinto existe para el amo como objeto cosificado
privado de la realidad esencial, es reconocido con carácter negativo. El esclavo
deviene en amo de la naturaleza, en primer lugar era esclavo de ella, pero
solidarizándose con ella y subordinándose a sus leyes por la aceptación del
instinto de conservación. Al devenir por el trabajo, amo de la naturaleza, se libera
por lo tanto de su propia naturaleza. Al liberase de la naturaleza, el trabajo lo
libera de sí mismo, y lo libera del amo.

Hegel utiliza conceptos de evidente origen histórico (los de “señor” y “siervo”,


“amo” y “esclavo”), el problema analizado está en la realidad y el papel que de ella
desempeña el trabajo en la formación y constitución del hombre y de su
autoconciencia – sujeto, que parte de un análisis rigurosamente histórico. Quiere dar
cuenta en que emerge el sujeto – autoconciencia, del fondo natural, la mediación de
la inmediación, su objetivo es encontrar la lógica de la historia, el despliegue
histórico de la humanidad.

La historia humana.
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Ésta vivió tres momentos: afirmación-negación-negación de la negación

La dialéctica del Amo y el Esclavo representa la dialéctica de la historia. En un


primer momento, en el de la afirmación, se da la afirmación de dos deseos: el deseo
de A de ser deseado por B y el deseo de B de ser deseado por A. Este momento
desemboca en el segundo: la negación. Cuando B somete a A, niega el deseo de
A. Sin embargo, la inevitable ociosidad de B lleva al tercer momento de la historia:
la negación de la negación. A niega la negación de B sobre su deseo de ser
deseado por B, gracias a su labor servil que, paradójicamente, lo convierte en un
ser libre (por ejemplo, un zapatero puede hacer zapatos de color verde si le gustan).
Termina el sometimiento de B por A y la dialéctica del amo y el esclavo finaliza.

¿Quiénes son A y B? ¿Y qué hay de C?

Cuando B sometió a A se convirtió en señor feudal. Y A se convirtió en vasallo


o en artesano de ciudad. Hubo un tiempo en que B se dedicó a someter a todos
los seres vivientes y en el que A trabajaba para satisfacer a B. Sin embargo, la
época de las batallas entre señores feudales llegó a su fin, así que B se dedicó a
coleccionar relojes, a viajar a París y a hablar francés porque eso era fino y
elegante. Mientras, la parte de A que se había dedicado a la artesanía en las
ciudades prosperó y se hizo rica. Una parte de A se convirtió con el tiempo en
la “burguesía”, (Clase social formada por los habitantes de los burgos, ciudades
alejadas y protegidas por un muro que tenían unos privilegios laborales
reconocidos) o sea personas refinadas pero con oficio conocido. La burguesía
surgió en la Edad Media, específicamente en Europa, y eran, en general, los
comerciantes de ropa, joyas y especias. No eran ni señores feudales ni
siervos, y no pertenecían ni a los estamentos privilegiados (nobleza y clero) ni al
campesinado. La burguesía se dividió en tres categorías: la alta burguesía, que
era responsable de los medios de producción; la burguesía media, que eran las
personas que ejercían una profesión liberal; y la baja burguesía, que eran las
personas de la industria y del comercio. En el concepto actual, la burguesía son los
que pertenecen a la clase media, que tienen su propio negocio. Pero también hay
un término despectivo, son gente común y vulgar, son las personas que no
tienen muy buen gusto.

Ahora bien La burguesía, viéndose con poder y que no tenía sentido que
continuara su sometimiento a B, avaló la Revolución Francesa, expresando
ideológicamente sus valores e intereses, como el individuo, el trabajo, la innovación,
el progreso, la felicidad, la libertad, la igualdad de condiciones (resumidos en el lema
revolucionario francés: Liberté, égalité, fraternité, junto con los miembros menos
afortunados de A. Así que B dejó de someter a A y todos se sometieron a un
Estado recién creado.

Por su parte, Karl Marx se dio cuenta que el hecho de que de A surgiera la
burguesía, a la que seguiremos llamando A, conllevaba el nacimiento de otro
nuevo personaje: “C” el proletariado. Esos eran los miembros de A que no se
enriquecieron, aunque sí que trabajaban para B. C, al igual que ocurriera con A y
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B en el pasado, estaba sometido a A. Así es como se formaron las sociedades
modernas.

Conclusión:
La metáfora del Amo y el Esclavo de Hegel está destinada a graficar la
imposibilidad de un "lugar" (lugar del amo, lugar del esclavo) sin la otra posición.

Todo parte de la "lucha" por el reconocimiento. El hombre, para "ser" necesita


el reconocimiento del "otro". El hombre busca el deseo de otro deseo para ser
reconocido como ser superior. El hombre no quiere la cosa (objeto material) por
lo que es materialmente sino por lo que representa: al tener la cosa puede atraer
reconocimiento, el deseo del hombre hacia ese objeto es un deseo mediato ya que
lo que conecta al hombre con la cosa es un deseo de reconocimiento.

En la dialéctica del amo y el esclavo se enfrentan dos conciencias, la que mayor


deseo de reconocimiento tenga sobre miedo a la muerte (de una forma
metafórica) resultara victoriosa. En contraste de la mente vencida que tiene un
mayor miedo a la muerte que deseo de reconocimiento.

El Amo es un ser para sí, dueño de un "deseo" que desea el "deseo" de otro
hombre. Todo el resto no es para él más que un medio. Se reconoce a sí mismo
a través del reconocimiento de "ese" otro (el esclavo es "ese" otro pero él no
reconoce a este otro como un hombre). Pero la conciencia por la cual es
reconocido no es más que la conciencia de un Esclavo. Existe para un hombre
pero este hombre no es más que un Esclavo. El amo arriesgará así su vida
biológica natural para satisfacer su deseo no biológico, histórico, social,
humano. Y Hegel dice que el ser que es incapaz de poner en peligro su vida
para alcanzar los fines no inmediatamente vitales, es decir, que no puede ni
quiere arriesgar su vida en una lucha por el Reconocimiento, en una lucha de
puro prestigio, no es un ser verdaderamente humano.

El Amo combate como hombre por este reconocimiento, pero consume sin
haber trabajado, es decir, como un mero ser viviente, como un animal. Tal es su
inhumanidad. No puede superar este estado porque es ocioso. Puede morir como
hombre, pero no puede vivir más que como animal.

Y de alguna manera el esclavo tiene una posición ventajosa, si se quiere, porque


hace lo que tiene que hacer y queda liberado de responsabilidades. El amo
tiene las tareas resueltas, pero debe tomar decisiones.

Trasladémoslo a los tiempos que estamos viviendo. ¿Por qué la gente vota
presidentes demagogos y/o antidemocráticos? Tal vez porque hay un ser
"excepcional", un Amo que va a resolver todo. Entonces, nada de democracia, de
compromiso, nada de participar, exigir y demandar. Trabajemos y "gocemos",
mientras otros toman las decisiones. Entonces adoptamos el rol de esclavos.

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El amo puede sobrevivir sin el esclavo muere, porqué no. Pero, ya no sería
"amo" porque no tiene "esclavo". En cambio el esclavo tiene más posibilidades
de sobrevivir si el amo muere, pero tiene que tomar decisiones. Entonces
¿Aumenta las tarifas, se endeuda en el exterior, baja los sueldos y jubilaciones o
subvenciona todo, reparte lo que no existe, crea puestos públicos como solución del
empleo?... ¿Guerrea con los poderosos o hace alianzas?, necesita por tanto
alguien a quien mandar ahora porque es Amo. Ocupa por tanto posición de
"Amo" y la dialéctica continúa.-

Entonces el núcleo de la historia humana es el deseo. Esta dialéctica se puede


distinguir hasta en los más comunes aspectos de la vida. Ejemplo: En las
parejas siempre hay un dominador y un dominado, en el trabajo, jefes y
empleados, entre amigos, compañeros, Grupos, etc.

BIBLIOGRAFIA

LA DIALÉCTICA DEL AMO Y DEL ESCLAVO EN HEGEL

la pléyade ALEXANDRE KOJEVE

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