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Materiales de Construcción Vol.

20, nº 140
Octubre, noviembre, diciembre de 1970

607-7

Prueba de calidad de estabilizaciones de suelos


con cemento
R. SPRINGENSCHMIDT y H. SOMMBR, Viena
Betón, fi° 10, octubre 1969, págs, 442'446

INTRODUCCIÓN

Por estabilización del suelo con cemento se entiende, como se sabe, un procedimiento se-
gún el cual, de suelos heterogéneos y sueltos puede hacerse un nuevo material, resisten-
te al agua y a las heladas y que, además, acusa una suficiente resistencia a la compresión.
Para ello, se mezcla el suelo con el cemento y se le compacta con el contenido de agua
óptimo (según Proctor).
Entre estabilización del suelo con cemento y hormigón existen diferencias técnicas funda-
mentales, por lo cual las pruebas de la calidad también se efectuarán de forma total-
mente distinta.
Con hormigón se supone siempre una compactación prácticamente absoluta, de modo que
los huecos entre los diferentes granos de grava y arena se hallan casi totalmente rellenos
de pasta de conglomerante. Por lo tanto, el determinante de la calidad del hormigón es la
pasta de cemento, es decir, la relación agua/cemento.
En estabilizaciones de suelo no se consigue una compactación prácticamente total. A la
composición granulométrica del suelo no se le puede exigir aquí nada especial con res-
pecto a un mínimo de huecos. Por consiguiente, quedan en la estructura del grano más
huecos que con hormigón, incluso habiendo hecho una buena compactación. Así, por
ejemplo, arenas de grano homogéneo, después de la compactación con contenido de agua
óptimo todavía tienen inclusiones de aire entre 10 y 15 %. En estabilizaciones de suelos
se añade también mucho menos cemento (de acuerdo con el suelo, de 80 a 220 kg por m^),
precisamente el suficiente para que el suelo se endurezca convirtiéndose en un material
consistente y con la suficiente resisteincia a las heladas. En estabilizaciones de suelos el
cemento ya no envuelve los granos, sino que los aglutina únicamente en distintos puntos.
Incluso con arena gruesa bien escalonada queda todavía del 3 al 5 % de aire ocluido, es
decir, más del doble que en el hormigón (1 a 2 %).
En estabilizaciones de suelo, por lo tanto, además de
1) Contenido de agua y
2) contenido de cemento,
3) la medida de la compactación

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es determinante de la calidad y, por consiguiente, hay que precisarla siempre. En la prue-
ba de calidad hay que trabajar siempre con un esfuerzo constante de compactación. Las
probetas cúbicas, que se confeccionan para el hormigón, no van bien, ya que con mezclas
relativamente secas no se consiguen densidades en seco reproducibles. Igual que en me-
cánica del suelo, para la confección de las probetas se utiliza el aparato de Proctor, con
el que se puede mantener un esfuerzo de compactación perfectamente determinado.

La prueba de calidad tiene por objeto:


1. Adquirir la seguridad de que el suelo es adecuado para su estabilización con ce-
mento (estimar su idoneidad puede hacerse previamente).
2: Predecir en la construcción eventuales dificultades que, por ejemplo, tienen in-
ñuencia en la disposición de la maquinaria.
3. Determinar el contenido necesario de cemento.
4. Determinar el contenido necesario de agua en la compactación.
5. Determinar la densidad mínima.

Condición previa y decisiva para la prueba de calidad es que la muestra que se analiza
sea característica del suelo a estabilizar en el lugar de la obra.
Si son de esperar oscilaciones en las propiedades del suelo, hay que tomar varias mues-
tras, acaso una media y dos extremas, y se las analiza por separado. Como quiera que las
propiedades del suelo oscilan frecuentemente con más intensidad en el lugar de la obra,
es mejor ensayar varias muestras en un análisis sencillo, que con una sola muestra reali-
zar un amplio trabajo de laboratorio. El tamaño de las muestras necesarias para la prue-
ba de calidad se tomará de la tabla 1.

T ABL A 1

Cantidad de muestra para la prueba de calidad.

Suelo Cantidad de muestra mínima

Suelos con grava mayor de 20 mm 100 kg

Suelo sin grava mayor de 20 mm 50 kg

Con el fin de obtener factores comparables internacionalmente, actualmente se realizan


esfuerzos tendentes a estudiar un método de ensayo unificado en los países europeos. Es-
te método ha de poder realizarse en forma sencilla, segura y rápida. No obstante, para una
prueba sencilla de calidad se necesitan de 2 a 4 semanas (fig. 1). En casos especiales sir-
ven métodos de prueba complementarios.

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- • E N S A Y O DE LEJÍAS SOOICAS-*OSCU«ol POSIBLES
MUESTRA DE SUELO
- ^ I VALOR pH DEL SUELO h ^ < 7 " ^ g^lS^n'I^Ts^
PERJUDICIALES

SECAR A ^ 60°C

JL
TAMIZ DE 6 0 m m J - * • PESAR LA FRACCIÓN > 6 0 m m - ^ POSIBLE AVERÍA
DE LOS
MEZCLADORES

TAMIZ DE 2 0 mm • PESAR PORCIÓN 2 0 / 6 0 m m

X INADECUADO PORQUE
-PESAR FRACCIÓN < 5mm—•^cJOr.- • HAY DEMASIADO

r^
TAMIZ DE 5mm
¡TAMIZADO DE ENSAYO POCO MORTERO

CALCULAR
CONTENIDO DE
PORCIÓN DE 2 0 / 6 0 , S U S T I T U I R \ C E M E N T 0 Z^
5/20 m'.m-
POR IGUAL CANTIDAD DE 5/20

^ CONTENIDO DE AGUA OPTIMO


ENSAYO PROCTOR
^ D E N S I D A D PROCTOR

CONFECaONAR TRES
CILINDROS DE
PROCTOR DE CADA

•2%
IfU *2%

RESISTENCIA A LA
COMPRESIÓN A LOS
7 PtA?

DETERMINAR CONTENIDO
DE CEMENTO "
Z(kg/m3). ^000^r(k9/dm3)-Z(%)
^0.5% \ *J% \ f2% 100*Z(%)
CONTENIDO DE CEMENTO
M.V. -- Z:f(= / . - M -
Z(%)

Flg:. 1.—Prueba de calidad en suelos granulosos (resumen).

CALIFICACIÓN DE LOS SUELOS


Idóneos son todos los suelos que mezclados con cemento consiguen una resistencia sufi-
ciente. Para la estabilización de la capa portante que se halla sobre la capa protectora
contra las heladas y bajo la cubierta o la capa bituminosa de base, son apropiadas prácti-
camente todas las arenas y arenas gruesas, incluso si contienen hasta 35 % de fracciones
cohesivas ( = fracciones menores de 0,063 mm) o acusan una composición granulométrica
desfavorable como ^on las arenas de granos iguales (arenas volantes).
Claro que son composiciones granulométricas favorables como las conocidas para estabili-
zaciones mecánicas o en la tecnología del cemento, ya que estos suelos exigen menos ce-
mento. Mejoras en la composición granulométrica sólo se realizan en casos excepcionales
y únicamente al mezclar en instalación fija, ya que la mayoría de las veces es necesaria
una fase de trabajo complementaria que puede resultar muy cara.
En suelos granulosos (arenas y gravas) hay que hacer tres limitaciones:
1. Que no existan piedras de más de 60 a 100 mm de diámetro o bien que se elimi-
nen, ya que, en caso contrario, se averiarían los mezcladores.

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2. Que por lo menos el 30 % del suelo tiene que pasar por el tamiz de 5 mm de
malla, a fin de que se forme mortero suficiente y no se produzcan coqueras.
3. Que el suelo no contenga ninguna sustancia orgánica que retarde o impida el en-
durecimiento del cemento, como es el caso con humus.
Sustancias orgánicas se hallan frecuentemente en capas próximas cercanas a la superficie,
y con suelos permeables se encuentran, a veces, en capas más profundas. Las sustancias
orgánicas han de ser tenidas en cuenta también al realizar la obra, ya que es posible
que sólo aparezcan en algunos puntos y no existan en la muestra de la prueba de cali-
dad.
Suelos coherentes (más de 35 % de fracciones coherentes) se estabilizan como capas por-
tantes para caminos rurales y carreteras comunales, así como en ferrocarriles como remate
del nivel del terreno (inmediatamente debajo del balasto de la vía). En carreteras con
carga mayor, sirven suelos coherentes estabilizados únicamente como remate del nivel de
tierra y para el movimiento de las obras. Suelos coherentes son más difíciles de mezclar
y exigen más cemento para alcanzar un endurecimiento resistente a las heladas. Por lo
tanto, hay que probar siempre si no es más económico en lugar del suelo existente, obte-
ner arena o grava de una cantera cercana y estabilizarla con menos cemento y con ma-
yores rendimientos diarios. Las arcillas con un límite de plasticidad de más de 35 % y una
plasticidad de más de 15 % se eliminan normalmente, ya que no se pueden desmenuzar
suficientemente con los aparatos usuales en la obra.
En terraplenes o como remate superior del nivel de tierra de carreteras se exige mucho
menos en cuanto a la resistencia a la intemperie. A menudo se exige sólo que el nivel
no se comprima por el movimiento de la obra y que los trabajos de montaje puedan rea-
lizarse también en tiempo lluvioso, de modo que en suelos coherentes pueda encontrar-
se suficiente resistencia a la intemperie con pequeñas adiciones de cemento.

PRUEBA DE CALIDAD EN SUELOS GRANULOSOS


3.1. Componentes orgánicos
Tan pronto llega la muestra al laboratorio, se toma una pequeña cantidad con la que se
efectúa el conocido ensayo con sosa caustica al 3 % (1). Si el líquido resultante después
de 24 horas es incoloro o amarillo claro, no es de esperar una influencia perjudicial por
parte de los compuestos orgánicos.
Con papel indicador puede determinarse el valor pH del suelo. Con valores de pH mayo-
res que 7 son inofensivos la mayoría de las veces los compuestos orgánicos en pequeña
proporción, en tanto que con valores de pH inferiores a 7 pueden ya perjudicar al endu-
recimiento del cemento, (2). La tabla 2 contiene más indicaciones con respecto a la cali-
dad.
TABLA 2
Valor del pH del suelo y compuestos orgánicos - indicaciones con
respecto a la calidad.
Valor pH Color en el ensayo con sosa cáustica Calidad previsible

> 7 Incoloro, amarillo claro o Buena.


amarillo oscuro.
< 7 Amarillo oscuro. Problemática
Rojo-marrón o marrón. Mala. !
1 ^ '^ Negro. Inadecuada.

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El que realmente no existan en el suelo sustancias orgánicas perjudiciales, no se com-
prueba con seguridad hasta que tiene lugar el endurecimiento inicial de la mezcla de en-
sayo con cemento. (En el ensayo de Proctor subsiguiente [véase 3.3] es conveniente le-
vantar la última muestra y al día siguiente se comprueba si se ha endurecido perfecta-
mente). Cemento Z 475 o una adición de cloruro de calcio (aproximadamente 0,6 % del
peso del suelo) puede conducir en suelos con endurecimiento inicial malo a una resisten-
cia suficiente. Como quiera que los componentes orgánicos pueden a menudo estar repar-
tidos irregularmente en el suelo, y por consiguiente crear un gran riesgo en la obra, con-
viene analizar, en primer lugar, si no se puede estabilizar otro suelo que no contenga nin-
gún compuesto orgánico.

3.2. Preparación de la muestra y ensayo de tamizado


Se seca la muestra (temperatura m á x i m a : + 60°C), para que no sean demasiado grandes
las diferencias de humedad en el interior de la misma. Entonces es más fácil confeccio-
nar probetas con un determinado contenido de humedad. A continuación se divide la
muestra en los grupos granulométricos 0/5, 5/20, 20/60 y más de 60 mm, para que en el
ensayo de Proctor y en la confección de muestra pueda mantenerse igual relación de gra-
no grueso a grano fino. No es necesario separar cuidadosamente todas las partes finas ad-
heridas a los granulos de grava, ya que esto tampoco ocurre en la ejecución de la obra.
Los granos de más de 20 m m se tiran normalmente después de la pesada. En una mues-
tra parcial de la proporción 0/5 m m se procede la mayoría de las veces a un tamizado
húmedo, con lo que en casos especialmente urgentes sólo se determina la proporción me-
nor de 0,063 mm. En suelos coherentes se determina también, en la fracción menor que
0,04 mm, el límite de líquido y el límite de plasticidad según Atterberg, (3).

3.3. Ensayo de Proctor


A continuación se realiza, inmediatamente, el ensayo de Proctor, (3), con el contenido de
cemento que probablemente se necesite, y que puede estimarse la mayoría de las veces con
suficiente exactitud a base de la clase del suelo (tabla 3).

T A B L A 3

Normas para el contenido de cemento necesario.

Necesidad media de cemento Contenido de cemento para el


Clase de suelo ensayo Proctor

%
(%) (kg/m3)

Grava. 4-6 80-120 5

Arena, a r e n a limosa. 6-10 120-160 8

Arena de gran o uniforme. 8-12 140-200 10

Limo. 7-12 120-180 10

Arcilla. 9-16 150-220 12

De acuerdo con la experiencia, aumentando el contenido de cemento, de, por ejemplo, 6 al


8 %, casi no varía en la mayoría de los suelos el contenido de agua óptima, y la densidad

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Proctor sólo varía ligeramente. El contenido de cemento se expresa en partes en peso re-
feridas a 100 partes de suelo seco. En la práctica estas partes en peso se expresan como
tanto por ciento.
Para el recipiente Proctor de 10 cm de diámetro no ha de tener la muestra ningún grano
mayor de 20 mm, ya que estos granos falsearían el resultado. No se tienen en cuenta las
piedras mayores de 60 mm, ya que están repartidas irregularmente en la obra. La pro-
porción de grava entre 20 y 60 mm se sustituye por una cantidad en peso igual de grava
de 5/20 mm. Se obtiene así la misma densidad aproximadamente que en el ensayo con
el material primitivo en un recipiente de 30 cm de diámetro, (4).
Primeramente hay que determinar los contenidos de agua de las proporciones de 0/5 y
5/20 mm por secado en horno de muestras suficientemente grandes según la tabla 4, y
en el cálculo tener en cuenta las cantidades necesarias secadas al aire.

T ABL A 4

Cantidad de muestra para la determinación del contenido de agua (*).

Grano máximo de la muestra Peso en húmedo aproximado


(mm) (g)

2 100
5 300
20 750
60 3.000

(*) Estas cantidades de muestra son en parte mayores que las indicadas en (3), porque se-
gún la experiencia en el cilindro Proctor es donde el agua se distribuye más irregular-
mente.

Generalmente, en el ensayo Proctor se compacta varias veces la misma muestra con con-
tenido de agua creciente, sin intercalar ninguna pausa de trabajo. En suelos sin gravas de
más de 5 mm, pesa esta muestra corrientemente 3.500 g. Si el suelo contiene grano más
grueso, se necesitan 5.500 g. Si existen granos quebradizos que quedan destruidos al es-
tamparlos, para cada ensayo parcial hay que tomar una nueva muestra del suelo de 2.400
ó 3.300 g cada una. Para determinar el contenido de agua se toma del centro de cada cuer-
po Proctor una muestra parcial (según tabla 4) y se la seca en estufa. En el último ensa-
yo parcial ha de conservarse el cilindro de la muestra, para poder comprobar al día si-
guiente si se produce un endurecimiento normal. Por eso se toma la muestra de contenido
de agua después de introducir la segunda capa de la mezcla restante.
Para la ejecución de la obra suministra el ensayo Proctor el contenido de agua que se
persigue, el cual se indica como en la mecánica del suelo en partes en peso referidas a
100 partes de peso de sustancias sólidas o bien en por ciento, con la diferencia de que aquí
se cuenta entre las sustancias sólidas no solamente el suelo, sino también el cemento con-
siderado en estado anhidro. En suelos granulosos se queda, en la ejecución de la obra, la
mayoría de las veces, escaso en el contenido de agua óptimo; en suelos coherentes el so-
brepasar el contenido de agua óptimo es favorable para la resistencia a las heladas, siem-

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pre que el suelo se deje compactar perfectamente. La mayor densidad en seco (densidad
Proctor) que puede alcanzarse en el ensayo Proctor hay que perseguirla también en la
ejecución de la obra, en el supuesto de que se confirme el resultado del ensayo Proctor en
la subsiguiente confección del cilindro de ensayo.

3.4. Confección de cilindros de ensayo


A base de la densidad Proctor y de las proporciones de más de 5 y de menos de 0,063 mm
puede estimarse más exactamente el contenido de cemento necesario. Para esto sirve un
diagrama que se creó a base del análisis de varios miles de muestras de suelos (fig. 2).
Con el contenido de cemento tomado de la ta-
bla se confeccionan los cilindros de ensayo. Si
se aspira a una resistencia a 7 días de unos
CONTENIDO DE CEMENTO ( % )
18 kp/cm^, se preparan además cilindros con
un contenido de cemento 2 % menor y 2 %
mayor. Si se exigen resistencias a 7 días de
30 a 40 kp/cm^, sirve como límite inferior el
contenido de cemento tomado de la figura 2.
Los demás cilindros de ensayo contienen pro-
porciones de cemento 2 y 4 % mayores.

Con los tres contenidos de cemento distintos


y el contenido de agua óptimo se confeccio-
o ^ 70 75 20 25 30 35 W ^5 50% nan tres cilindros de ensayo para cada caso.
PROPORCIÓN DE GRANOS MENORES DE 0,063 mm
Para cada cilindro se hace la mezcla por se-
Fig. 2.—^Diagrama para calcular el contenido de
cemento necesario, (4). parado con el fin de poder mezclar más cui-
dadosamente y evitar segregaciones en la
composición. Se necesitan cantidades de sue-
lo de 2.400 g o, en suelos con granos de más
5 mm, de 3.300 g. Primeramente se mezcla a mano el suelo secado al aire de 0/5 mm y
cemento seco, añadiéndole a continuación la cantidad de agua necesaria hasta que se pro-
duce una coloración uniforme. Entonces se le agrega mezclando la parte de suelo de 5/20
milímetros. En suelos coherentes se agrega ya el agua el día anterior y durante la noche
se le deja, penetrar en la muestra, con el fin de que los terrones de tierra estén bien
humedecidos en su interior y al entrar agua posteriormente no se creen fuerzas de hin-
chamiento elevadas (véase 4.3).
Las mezclas se compactan como en el ensayo Proctor, pero con las siguientes diferencias:
— Antes de introducir la segunda y tercera capa hay que hacer rugosa la capa an-
terior, con el fin de que se adhieran bien entre sí. Para ello, con un cuchillo o
destornillador se hacen en la superficie estrías de varios mm de profundidad.
— En suelos pedregosos, después de verter la mezcla, hay que pinchar hacia abajo
en las paredes del cilindro con un cuchillo largo o una espátula estrecha, con el
fin de que no se formen coqueras.
— Una vez introducida la segunda capa, del resto de la mezcla se toma una muestra
parcial para determinar el contenido de agua (véase tabla 4).
Después de rascada la superficie se pesan los cilindros con el recipiente y a continuación
se prensan, desmoldándose en estado fresco (fig. 3). Esto se hace fácilmente en muchos

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suelos, si el recipiente Proctor es ligeramente cónico, de modo que su diámetro inferior
sea aproximadamente 0,4 mm mayor que el superior. No obstante, para el prensado se
aconseja utilizar un gato de coche, porque el prensado a mano crea unas sacudidas y se
estropea fácilmente el cilindro de ensayo. En cilindros que se deforman al agarrarlos o se
desmoronan completamente, antes del prensado se coloca debajo un disco de celuloide de
unos 0,2 mm de grueso y 9,9 cm de diámetro y con una espátula se levanta la base del
cuerpo. Los cilindros se llevan así con la superficie rascada sobre una base plana, por
ejemplo una placa de vidrio. La mayoría de las veces ya no es necesario un rascado de
las superficies de compresión con el mortero de cemento o yeso.

La dispersión de la densidad Proctor no debe


sobrepasar los 0,05 kg/dm^ y la del conte-
nido de agua óptimo el 1 %.
Generalmente se almacenan los cilindros de
ensayo 7 días en cámara húmeda a + 20°C,
y antes del ensayo de resistencia a la compre-
sión se colocan 4 horas bajo agua. Una per-
manencia en agua de más de 24 horas sólo
tiene una influencia muy reducida en suelos
impermeables, pero tiene el inconveniente
técnico de que, por ejemplo, para ensayos
en un lunes hay que empezar el domingo an-
terior la permanencia en el agua.
A veces se exigen también resistencias a los
28 días. De la resistencia a los 7 días se pue-
de deducir normalmente la resistencia a los
28 días y no se cometen grandes errores. Pe-
ro en ningún caso debe de renunciarse a una
determinación de la resistencia a los 7 días,
porque sustancias orgánicas perjudiciales, a
menudo, no se reconocen ya a los 28 días.

3.5. Elección del contenido de cemento

Fig. 3.—Prensado de u n cilindro Proctor. La pregunta de a qué resistencia se ha de as-


pirar, se discute con mucha frecuencia.
Según la experiencia, conglomerantes pulverulentos como el cemento pueden mezclarse
en cantidades aumentadas, al contrario de lo que ocurre con sustancias líquidas, sin que
se creen dificultades en la ejecución de la obra. Pero, llega un límite para el que no au-
menta más el valor de utilización de la capa estabilizada. Para hacer que un suelo se en-
durezca hasta formar una sustancia sólida y para evitar que se reblandezca por agua,
heladas o cargas móviles, bastan resistencias relativamente bajas. La figura 4 muestra el
aumento de la capacidad portante de una capa estabilizada con contenido de cemento cre-
ciente. Tan pronto es suficiente el contenido de cemento para endurecer el suelo de ma-
nera que sea resistente a las heladas, no aumenta más la capacidad portante. Única-
mente con mayores espesores de capa se obtiene una capacidad resistente mayor, pe-
ro no por un mayor contenido de cemento.
La resistencia a la helada es, pues, decisiva para determinar el contenido de cemento,

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no influyendo tanto en la resistencia a la compresión. Pero para arenas y gravas, a par-
tir de una resistencia a la compresión de unos 18 kp/cm^ se puede estar seguro, después
de 7 días, de que el suelo se ha endurecido a prueba de heladas, (4).

2 4
CONTENIDO DE CEMENTO (EN 7o)
Fig. 4.—Inñuencla del contenido de cemento en la capacidad resistente
de grava arcillosa estabilizante (con 6 % de cemento resistente a las
heladas), (5).

Por lo tanto, en lugar de los costosos ensayos de resistencia a las heladas se emplea, ac-
tualmente, la resistencia a la compresión, mucho más fácil de realizar, no siendo esta re-
sistencia más que un índice de calidad fácil de comprobar sin importancia directa para
el valor de utilización de la capa estabilizada.
Es esencial el que se haya alcanzado con seguridad la resistencia a las heladas y un endu-
recimiento permanente, a pesar de las mayores irregularidades naturales de la estabili-
zación del suelo.
Si se pudiera hacer una estabilización de cemento con resistencia uniforme, es decir, sin
dispersiones, bastaría en la carretera, según el tipo de subsuelo, movimiento de las obras
e influencia de las heladas, una resistencia a la compresión de unos 10 a 15 kp/cm^ des-
pués de 7 días. Claro es que hay que prever seguridades para que la capa estabilizada se
endurezca perfectamente en toda su extensión. Esta seguridad ha de ser mayor en carre-
teras de primer orden y, en este caso, se exigen frecuentemente resistencias a la compre-
sión a los 7 días de 30 kp/cm^, lo que conduce a resistencias a los 28 días de unos 50
kilopondios/cm^. En carreteras secundarias y caminos son más bajas las resistencias y
el contenido de cemento, con el ñn de que las grietas de enfriamiento no penetren tan
fácilmente por la delgada capa bituminosa. En este caso se han generalizado resisten-
cias a 7 días de 18 kp/cm^, correspondientes a una resistencia a 28 días de unos 30
kilopondios/cm^.
Si hay que alcanzar resistencias de 30 kp/cm^ después de 7 días, por ejemplo en la esta-
bilización de capas protectoras contra heladas de autopistas, se toma entonces el contenido
del cemento con el que los cilindros de ensayo han dado esta resistencia y se le aumenta

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en una determinada medida de reserva, a fin de considerar la peor mezcla en obra. Si se
trabaja con mezcladoras de varios pasos, es aconsejable una medida de reserva de apro-
ximadamente 2 % ; con mezcladoras de 1 paso, basta a menudo 1 % ; y en mezcladoras
con tiempo de mezclado lo suficientemente largo y dosificación exacta, puede ser suficien-
te un aumento de 0,5 % de cemento.
El último proceso de la prueba de calidad es, en resumidas cuentas, la conversión del con-
tenido de cemento en tanto por ciento a kg por m^ de mezcla compactada según:
1.000 . Ttr (kg/dm^) . Z (%)
Z (kg/m^) = —
100 + Z (%)
en la cual:
Ytj, es la densidad Proctor (en kg/dm'^).

Para mezcladoras fijas hay que indicar la relación de mezcla M. V. según:

100
M.V. = Z : K = 1 : k = 1
Z (%)

El contenido de cemento ha de ser en obra, con mezcladoras de varios pasos, por lo menos
de 105 kg/m^; en mezcladoras de un paso, por lo menos de 100 kg/m^; y en mezcladoras
forzadas fijas, como mínimo de 80 kg/m^, ya que, en caso contrario, no se garantiza, in
situ, una mezcla uniforme.

PRUEBA DE CALIDAD EN SUELOS COHERENTES


En suelos coherentes y en todos los suelos granulares en los cuales existan temores con
respecto a la resistencia a las heladas —acaso debido a grano grueso muy quebradizo, po-
roso o expuesto a la intemperie^-, son necesarios los ensayos de heladicidad.
Hay que tener en cuenta que la seguridad a prueba de heladas de un suelo no tiene nada
que ver directamente con el endurecimiento a prueba de heladas de una estabilización.
Si un suelo coherente que se mueve mucho por las heladas, es decir, que forma lagunas
de hielo, se estabiliza correctamente, por la acción de las heladas, se mantiene como una
sustancia sólida y no forma lagunas de hielo en el futuro. Si, por ejemplo, una grava que
como suelo es resistente a las heladas, se mezcla sólo con 2 % de cemento o se le compac-
ta mal, las heladas pueden producir esponjamientos, de forma que de un suelo estabiliza-
do resulta nuevamente grava.

4.1. Elevaciones o esponjamientos por heladas


Si sólo se trata de evitar elevaciones por el hielo, la formación de lentejones de hielo se
reproduce en el laboratorio mediante un ensayo sencillo, en el cual se congela desde arri-
ba el cilindro de ensayo, manteniendo su parte inferior sumergida en un baño de agua
que se mantiene a + 4°C, (6). Pequeñas adiciones de cemento impiden ya que se formen
lentejones de hielo (fig. 5). Aquí desempeña un papel grande el contenido de agua. Cuan-
to más mojado se halla el suelo en la compactación, tanto menos cemento se necesita, (7).

4.2. Reblandecimientos superficiales


Con contenidos de cemento que no permiten una formación de lentejones o lagunas de hie-

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lo, las heladas pueden, sin embargo, producir aflojamientos, los cuales empiezan como
reblandecimientos superficiales y se van profundizando rápidamente, sin que con ello se
formen lentejones de hielo. Con el ñn de evitar esto, hay que probar con qué contenido
de cemento una acción reiterada de las heladas no puede aflojar más la estructura del
suelo estabilizado.

SUELO:
ARENA DE GNEISS
A LA INTEMPERIE
CON 1 9 , 6 % DE LIMO

10 20 30
MO 50 60 10 80 90 100
TIEMPO (EN h 1
Fig. 5.—Elevaciones o esponjamientos por heladas en u n suelo estabilizado, (6).

Desde 1935 se prueba en USA la resistencia a las heladas por medio de un ensayo en el
que los cilindros, después de 7 días de endurecimiento, colocados sobre ñeltro mojado, se
congelan 12 veces cada 24 horas en aire a — 23°C y a continuación vuelven a desconge-
larse durante 24 horas en el recinto húmedo
a + 21°C. Este ensayo se describe en la nor-
ma ASTMD 560-57, (8), y se reproduce bre-
vemente en (9) y (10). Al principio, los cilin-
dros se cepillaban después de cada período
de descongelación para eliminar las partícu-
las superficiales sueltas, prescribiéndose que
durante los 12 cambios de congelación-des-
congelación, y de acuerdo con la clase del
suelo, sólo debe de perderse, como máximo,
7 al 14 % del peso, (9). Hoy en día, se em-
plea un criterio más sencillo: no se cepillan
los cilindros, sino que se mide su longitud
después de la primera y después de la duo-
décima congelación (fig. 6). Si el alarga-
miento en dirección longitudinal no sobrepa-
sa el 1 %o, es decir, 0,12 mm, es suficiente el ^. ' \ ^ ^. .- ^ , . , „,^„^-« !«.
' ' ' Fig. 6.—^Medición de variaciones longitudinales
c o n t e n i d o d e c e m e n t o , (11). en el ensayo de ciclos de hielo-deshielo.
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Para el ensayo en los ciclos de hielo-deshielo, basta una probeta por cada contenido de
cemento. Los índices de medición se adhieren con rexina epoxi rebajada con polvo de pie-
dra o fibras de amianto hasta formar un caldo espeso. Y siendo el cilindro de prueba de
3 ó 4 días, se le fijan por ejemplo, sobre una superficie de base, como puntos de medición,
tres arandelas suplementarias de latón, y al día siguiente, sobre la otra superficie de ba-
se, un remache de cobre. Los cuerpos se hallan aquí sobre fieltro mojado únicamente du-
rante los períodos de descongelación, pero no durante los períodos de congelación, ya que,
caso contrario, se adherirían con el frío y no podrían ser medidos.
Muchos suelos coherentes dan, con el contenido de cemento suficiente para un endureci-
miento resistente a las heladas, una resistencia a 7 días que se encuentra por debajo de
18 kp/cm^. Para resistencias mayores se necesita mucho más cemento, sin que aumente
el factor de utilización de la capa final (véase 3.5). En algunos limos de baja formabilidad,
los cuales son muy adecuados para la estabilización, no hay modo de conseguir las resis-
tencias de 7 ó 28 días prescritas para suelos granulosos, ya que estos suelos endurecen
lentamente al principio. Mayores contenidos de cemento no dan en estos suelos un au-
mento de resistencia hasta después de meses, (12). Por lo tanto, en suelos coherentes se
ha de exigir únicamente la resistencia a las heladas y no se prescribirá adicionalmente
una determinada resistencia a la compresión. Se indica sólo la resistencia para el con-
tenido de cemento necesario después de los ensayos de cliclos de congelación y desconge-
lación, ya que esto puede ser necesario para el control de la ejecución de la obra, (13).

4.3. Trituración
En suelos coherentes surge la cuestión de a qué tamaño hay que desmenuzar los diversos
terrones del suelo. Aquí hay que tener cuidado, ya que el grado de trituración puede alte-
rar muchísimo el resultado del ensayo en el laboratorio y la calidad en la obra. Cuanto
mejor se tritura, tanto mayores son la consistencia a las heladas y la resistencia.
Normalmente se prescribe que en el lugar de la obra ha de pasar por la criba de 5 mm,
por lo menos el 80 % de la mezcla suelo-cemento, escogiéndose aquí granos de grava que
queden sobre la criba y que no cuentan. También en la prueba de calidad se aspira a un
paso de 80 %. Después del mezclado no deben existir ya trozos de material conglomerado
mayores de 20 mm. Además, todos los trozos coherentes han de estar húmedos interior-
mente (véase 3.4).

EESUMEN
En la prueba de calidad se determina:
m el contenido óptimo de agua con el que ha de compactarse en el lugar de la obra;
J la densidad Proctor que ha de alcanzarse aquí;
1 el contenido de cemento con el que la capa estabilizada se endurece con resisten-
• cia a las heladas.
Los cilindros de ensayo (h = 12 cm, d = 10 cm) de mezcla de suelo-cemento se compactan
con el contenido óptimo de agua como en el ensayo Proctor y se los almacena húmedos
durante 7 días. Antes del ensayo de resistencia a la compresión se los mantiene durante
4 horas bajo agua. Suelos granulosos estabilizados con cemento son resistentes a las hela-
das cuando la resistencia a la compresión a los 7 días es de 18 kp/cm^. En carreteras pa-
ra tráfico pesado se determina el contenido de cemento necesario con arreglo a una mayor

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resistencia a los 7 días, de unos 30 kp/cm^ a pesar de que, por ello, la capacidad por-
tante de la capa estabilizada ya no aumenta más en forma perceptible; sin embargo, se
aspira a una mayor seguridad contra las irregularidades en la ejecución de la obra. Con
el fin de compensar la peor mezcla en obra, de acuerdo con la calidad de la mezcla, se
aumenta el contenido de cemento de 0,05 a 2,0 %.
En suelos coherentes y todos los suelos con granos quebradizos, porosos o blandos, se en-
sayará directamente la resistencia a las heladas. Las probetas se someten a 12 ciclos de
hielo-deshielo según ASTM D 560-57. Pero ya no se cepillan más los cilindros, sino que se
mide su longitud después de la primera congelación y después de la duodécima. El con-
tenido de cemento es suficiente si el alargamiento no sobrepasa 1 %o.

(7) Springenschmid, R.: Der EinfluB des Elnbau-


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