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La mala salud mental se asocia asimismo a los cambios sociales rápidos, a las
condiciones de trabajo estresantes, a la discriminación de género, a la exclusión
social, a los modos de vida poco saludables, a los riesgos de violencia y mala
salud física y a las violaciones de los derechos humanos.
Estos datos y cifras ponen de relieve los aspectos más importantes de la salud
mental y los trastornos mentales. Entre las imágenes hay dibujos hechos por niños
que participaron en el Concurso Escolar Mundial sobre la Salud Mental en 2001,
Trastornos mentales
Datos y cifras
Hay una gran variedad de trastornos mentales, cada uno de ellos con
manifestaciones distintas. En general, se caracterizan por una combinación de
alteraciones del pensamiento, la percepción, las emociones, la conducta y las
relaciones con los demás.
Entre ellos se incluyen la depresión, el trastorno afectivo bipolar, la
esquizofrenia y otras psicosis, la demencia, las discapacidades intelectuales y
los trastornos del desarrollo, como el autismo.
Hay estrategias eficaces para prevenir algunos trastornos mentales, como la
depresión.
Se dispone de tratamientos eficaces contra los trastornos mentales y medidas
que permiten aliviar el sufrimiento que causan.
Los pacientes deben tener acceso a la atención médica y los servicios sociales
que les puedan ofrecer el tratamiento que necesitan. Además, es fundamental
que reciban apoyo social.
Respuesta de la OMS
El Plan de Acción Integral sobre Salud Mental 2013-2020 de la OMS, que fue
aprobado por la Asamblea Mundial de la Salud en 2013, reconoce que la salud
mental es un elemento esencial para el bienestar de todas las personas.
Este Plan tiene los cuatro objetivos siguientes:
reforzar un liderazgo y una gobernanza eficaces en el ámbito de la salud
mental;
proporcionar en el ámbito comunitario servicios de asistencia social y de salud
mental completos, integrados y con capacidad de respuesta;
poner en práctica estrategias de promoción y prevención en el campo de la
salud mental;
fortalecer los sistemas de información, los datos científicos y las
investigaciones sobre la salud mental.
El Programa de acción de la OMS para superar la brecha en salud mental,
presentado en 2008, utiliza orientaciones técnicas, instrumentos y módulos de
capacitación basados en evidencias para ampliar la prestación de servicios en
los países, especialmente en entornos con escasos recursos. Dicho programa
se centra en una serie de afecciones prioritarias y, hecho importante, dirige la
capacitación hacia los profesionales sanitarios no especializados con un
enfoque integrado que fomenta la salud mental en todos los niveles
asistenciales.
Datos y cifras
También existe una serie de medidas eficaces para prevenir el suicidio, prevenir y
tratar trastornos mentales en niños, prevenir y tratar la demencia y tratar los
trastornos relacionados con el consumo de sustancias. El Programa de acción
para superar la brecha en salud mental (mhGAP) ha elaborado directrices
basadas en la evidencia para que los no especialistas puedan identificar y atender
mejor una serie de trastornos mentales prioritarios.
Respuesta de la OMS
La OMS presta apoyo a los gobiernos con el fin de promover y reforzar la salud
mental. La OMS ha evaluado los datos científicos para promover la salud mental y
está colaborando con los gobiernos para difundir esta información e integrar las
estrategias eficaces en las políticas y planes.
Con miras a alcanzar sus objetivos, el Plan de acción propone y pide a los
gobiernos, los asociados internacionales y la OMS la adopción de medidas claras.
Los Ministerios de Salud deberán asumir un papel de liderazgo, y la OMS
colaborará con ellos y con los asociados internacionales y nacionales, incluida la
sociedad civil, en la ejecución del Plan. Dado que no existe una medida apropiada
para todos los países, cada gobierno deberá adaptar el Plan de acción a sus
circunstancias nacionales específicas.
Desde una perspectiva diferente, que parte de una lectura compleja y crítica de la
situación de salud colectiva en nuestra región, el Movimiento de Medicina
Social/Salud Colectiva propone una referencia creciente a la idea de promoción de
la salud asociada a un conjunto de valores colectivos: vida, salud, solidaridad,
equidad, democracia, ciudadanía, desarrollo, participación y asociación, entre
otros (Czeresnia & Freitas, 2006). Se refiere también a una combinación de
estrategias, que no se reduce a campañas de "buena alimentación" o promoción
del deporte en los individuos, sino que define, junto a cada población, cuáles serán
las acciones promotoras de salud. La gran valorización del conocimiento popular y
de la participación social consecuente a este conocimiento está en la base de su
formulación conceptual. Desde esta corriente tomamos la idea de promoción de
salud referida al fortalecimiento de la capacidad colectiva para lidiar con la
multiplicidad de los condicionantes de la salud y la vida. Se sostiene así también
una postura crítica ante las corrientes de la medicina y la psicología que, basadas
en una perspectiva biomédica, sostienen la imposibilidad de la prevención y
promoción en el campo de prácticas en salud mental, desconociendo la
implicancia de la trama vincular y la dimensión subjetiva en los procesos que
hacen a la salud y la vida de las personas.
Al considerar la salud desde una perspectiva integral, estamos lidiando con algo
tan amplio como la propia noción de vida (Czeresnia & Freitas, 2006). La salud se
relaciona a la posibilidad de ganar grados de autonomía sobre el "modo de vivir en
la vida" (Merhy, Feuerwerker & Silva, 2012). En este sentido, la Medicina Social
Latinoamericana propone la idea de buen vivir o vivir bien, que implica la
confrontación del individualismo y la competencia, típicos de la sociedad de
mercado, para sustituirlos por la solidaridad y la cooperación, en un modelo de
desarrollo que permita la satisfacción de las necesidades de todos (Asociación
Latinoamericana de Medicina Social [ALAMES], 2011).
Numerosos autores (Briceño León, 1998; Rifkin, 1996; Zeledón & Noé, 2000)
acuerdan en afirmar que la evolución de esta retórica ha propiciado formulaciones
siempre globales y abstractas, reflejando visiones simplistas e idealizadas de las
características comunitarias y los mecanismos de participación y desconociendo la
complejidad de la dinámica real y concreta en que se dan las experiencias
participativas.
Reflexiones finales