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INTRODUCCION
Toda la teología, incluyendo la Doctrina Social de la Iglesia, está basada en la Biblia
como primera fuente. Sin embargo, quedará claro que la Biblia no da soluciones
concretas a problemas de nuestros tiempos. La Biblia no se pronuncia sobre el
desempleo en nuestra sociedad, o sobre la deuda externa. No dice cómo manejar
una empresa multinacional o qué nivel de interés es el más adecuado para una
economía. ¿Cómo podemos considerarla entonces como fuente para la Doctrina
Social de la Iglesia? ¿Y cómo deberemos interpretar la Biblia?
su vez por los discípulos subsiguientes, entre los que destacan los Padres de la
Iglesia. Los “Padres de la Iglesia” a través de sus escritos (homilías, sermones,
cartas, epístolas) aplicaron el espíritu del Evangelio a las circunstancias de su
tiempo, de este modo iniciaron la formulación del mensaje social cristiano.
El tiempo de los Padres de la Iglesia se extiende desde el siglo II hasta el siglo VIII
d.C. Mayormente se les divide
- por la época en la que escribieron (Padres Apostólicos inicio siglo II, Padres
Apologetas siglos II-III) y
- por el idioma en el que escribieron (Padres Griegos y Padres Latinos)[1].
Es evidente que el contexto socio-cultural en que vivieron los Padres de la Iglesia
es muy diferente al nuestro. En la época de los Padres las desigualdades son muy
grandes, la pobreza es masiva, existía un régimen de esclavitud y sobre los esclavos
recae el trabajo más pesado.
Uno de los aportes más importantes de los Padres a la teología moral social es el
amplio tratamiento sobre los bienes económicos, sobre la riqueza y la pobreza que
supone una postura muy clara sobre el sentido cristiano de la propiedad.
Por eso, en consonancia con el Evangelio los Padres de la Iglesia se preocuparon en
primer lugar por la dignidad de cada ser humano. Su fuente es evidentemente la
dignidad tal como nos la presenta la Biblia, tanto en el Antiguo como en el Nuevo
Testamento (cfr. supra). De esta dignidad, adquirida por ser creados a imagen de
Dios, deriva el respeto que se le debe a cada uno, así como la solidaridad, por ser
cada uno parte de ese género humano compartido. La humanidad es una y todo en
realidad pertenece a todos[1].
De allí deriva la solidaridad que debe expresarse en una acción que a nosotros hoy
en día nos puede parecer inadecuada: la limosna. Pero el concepto de limosna en
tiempo de los Padres era muy distinto de la dádiva con la que hoy a veces la
confundimos. La limosna de esa época era un acto de justicia, no de una mal
llamada caridad. Claro está que la propia justicia también se expresaba en el pago
puntual de lo debido y en el rechazo de la usura (el pago de interés por un
préstamo).
[1] Las siguientes citas provienen de varias fuentes: GONZALEZ FAUSS, José Ignacio
(1991) Vicarios de Cristo, Madrid, Trotta; LEURIDAN, Johan (1973) Justicia y
explotación en la Tradición cristiana antigua, Lima, Cep; ROYON, Claude;
PHILIBERT, Robert (1994) Les pauvres, un défi pour l’Église, Paris, Éditions de
l’Atelier; VILLENA LINARES, Federico (2001) Pensamiento Social de los Padres de
la Iglesia, Arequipa, UCSM-EPG-EAD.
FUENTES PATRÍSTICAS
En este contexto es interesante descubrir que, desde su experiencia de fe, los
Padres toman una posición social radical, que se delinea en algunos elementos
comunes[1] de su mensaje social:
- La afirmación de la naturaleza social del hombre.
- El sometimiento de las relaciones sociales y económicas a las normas de la
justicia y la caridad.
- La primacía del bien común sobre el interés particular.
- La unidad e igualdad esenciales de todos los hombres, cualquiera que sea
su condición social.
- La diversidad y pluralidad de condiciones sociales y, por tanto, la
desigualdad accidental de los hombres en ellas.
- La voluntad de Dios de que las desigualdades, dadas las diversidades
naturales y la libertad humana, se nivelan en el desarrollo de la vida social.
- La imposición por Dios de una función social a toda superioridad motivo de
desigualdad.
- La obligación de poner en común y al servicio de los demás toda
preeminencia individual y todo don personal.