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LA TALA ILEGAL DE ARBOLES EN LA

SELVA PERUANA

Se conoce como tala ilegal a cualquier afectación del bosque sin autorización o
fuera de cualquier régimen regulado que permita el uso responsable de los
recursos del bosque. Este fenómeno se presenta de 3 formas: los cultivos de
supervivencia; narcotráfico y minería ilegal; y la tala ilegal con fines de
comercialización.

La primera de ellas explica el 95% de la deforestación de la Amazonía peruana


según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), y
la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (CEPAL). Se trata de la
tala de bosques, seguida por la quema del terreno para que sirva como cultivo
para alimentar a grupos familiares en extrema pobreza, migrantes que provienen
del espacio andino. Bajo esta práctica, desde la década del 70, se han perdido 8
millones de hectáreas. Por su parte, en los últimos 3 años la afectación fue de 150
mil hectáreas, lo que representa US$ 3 mil millones. Esta cifra no toma en cuenta
la pérdida de la biodiversidad del bosque ni las emisiones de gases de
invernadero producto de la quema.

La Amazonia peruana ocupa más de la mitad del territorio nacional, tiene 31


ecosistemas, casi 15.000 especies de animales y más de 60 etnias indígenas.
La región más extensa y biodiversa del Perú es la Amazonia, que abarca el 60 por
ciento del territorio nacional con 782.880 kilómetros cuadrados. Incluye los
departamentos de Amazonas, Loreto, Madre de Dios, San Martín y Ucayali, y acoge
a una población de alrededor de 3 millones de habitantes.

Aventurarse en la selva, entramos en otra dimensión, los árboles gigantes pueden


alcanzar 40 metros de altura con un tronco de 3 metros de diámetro, las flores, las
hojas son inmensas, la cacofonía es permanente, la selva nunca duerme

La Amazonia peruana aporta el 5,2 por ciento del producto nacional a la economía
del país (más de 7.000 millones de dólares). Si bien en esta región se realizan
actividades económicas como la extracción de petróleo, gas y minerales, también
encontramos otras de gran importancia como la agricultura, la ganadería, la caza,
la silvicultura, el comercio de bienes y servicios y el aprovechamiento sostenible de
Áreas Naturales Protegidas por el Estado peruano (ANP).

En el departamento de Madre de Dios se concentra la mayor cantidad de bosques


de castaña (nuez de Brasil) del país. Su cultivo ofrece un beneficio muy particular
debido a que, por su naturaleza, el castaño no puede vivir solo: necesita asociarse
con árboles no maderables para sobrevivir y producir frutos. Por ello, este esquema
de producción obliga a asumir su plantación como si se tratara de un bosque, y no
de un simple terreno cultivable; así se produce un impacto positivo en el ecosistema
y el turismo.

Estas actividades de aprovechamiento sostenible son posibles debido a que en la


Amazonia existen cada vez más ANP, que poseen beneficios muy particulares. Por
ejemplo, en el departamento de Loreto, se encuentra la Reserva Comunal
Pucacuro, donde, gracias a las técnicas ancestrales de caza de la etnia kichwa (que
habita la región), se realiza un aprovechamiento sostenible de la ‘carne de monte’.
El Instituto de Investigaciones de la Amazonia Peruana (IIAP), en un estudio
publicado en 2012, destaca que el conocimiento de los kichwa en este tema debe
ser tenido en cuenta.

En el Perú, la organización del sistema de Áreas Naturales Protegidas cuenta con


tres categorías establecidas de acuerdo con su condición legal, su finalidad y el uso
permitido: áreas de uso directo, que permiten el aprovechamiento de recursos,
prioritariamente por las poblaciones locales; áreas de uso indirecto, que no permiten
ningún tipo de modificación del ambiente natural; y zonas reservadas establecidas
de forma transitoria que requieren realizar estudios técnicos adicionales.

Las categorías específicas permiten el mejor aprovechamiento de los recursos


porque cuentan con un marco legal establecido que distingue entre parques
nacionales, santuarios, áreas con valor histórico, reservas, paisajes, bosques,
reservas comunales y otras actividades especiales como los cotos de caza y los
refugios de vida silvestre. Esto brinda al sistema una mayor flexibilidad y eficiencia
para aprovechar más áreas de la Amazonia y beneficiar, especialmente, a las
poblaciones locales menos favorecidas.

Osinfor pasó el mes pasado bajo el control directo del Ministerio del Ambiente. Esta
medida llevó al presidente de la institución, Máximo Salazar Rojas, a renunciar a su
cargo en diciembre del 2018. Este mes, el representante comercial de Estados
Unidos, Robert Lighthizer, tildó de “inaceptable” la decisión, que podría constituir
una violación del Acuerdo de Promoción Comercial entre los dos países.

El análisis de Global Witness revela también cómo algunos de los mayores


aserraderos de nuestro país procesan grandes cantidades de madera ilegal y cómo
los madereros ilegales encuentran formas cada vez más creativas y deshonestas
de destruir la Amazonía para su beneficio, evadiendo los mecanismos de rendición
de cuentas del Osinfor.

“La tala ilegal tiende a ser selectiva, se enfoca en especies de interés comercial. La
mayoría de la madera que se vende en el Perú no viene de bosques
manejados y termina en todas las construcciones y muebles que se hacen
en todo el Perú. También hay madera que se exporta. Ahí hay más regulaciones
para cumplir con las normas, pero también hay informes que sustentan que en el
camino se blanquea parte de la madera”

El informe señala que el potencial de ventas de este comercio ilegal es cuantioso.


Una variedad de permisos de tala que se detallan en el informe, incluidos los
permisos de cambio de uso agrícolas, de predios privados, de bosques locales y
otros tipos de permisos, se han utilizado para blanquear madera cuyo valor
estimado es de 112 millones de dólares.

La tala ilegal de árboles tiene la capacidad de destruir ecosistemas enteros. Miles


de especies de seres vivos que dependen de los árboles y los bosques ven su
hábitat natural reducido a la nada, viéndose obligados a migrar a otros lugares o a
fallecer a causa de la imposibilidad de encontrar recursos.

No son únicamente los animales y plantas los que se ven afectados por la tala ilegal.
La irrupción de grandes compañías en determinadas zonas también puede alterar
la vida de las personas que viven en la zona, como ha pasado con numerosas tribus
de la Amazonia. Estas empresas destruyen el hábitat de estas personas y se llevan
sus recursos y parte de su biodiversidad.

Asimismo, la tala ilegal de bosques produce cambios en el suelo y la temperatura


del lugar, dando lugar incluso a alteraciones de clima y al aumento de las sequías
(con otras consecuencias añadidas como la reducción del caudal de agua en los
ríos). Por supuesto, las especies que habitan ese ecosistema se ven afectadas
negativamente por todos estos cambios.

Como su propio nombre indica, la tala ilegal es un delito. Si la tala legal de árboles
ya supone un problema, la tala ilegal hurga aún más en la herida. Y lo peor de todo
es que muchas compañías han talado de forma ilegal impunemente durante años,
reduciendo de forma drástica el número de bosques primarios.

Por último, provoca graves alteraciones en el paisaje y la destrucción del


entorno. Talar grandes superficies de bosque no lleva mucho tiempo, pero que esa
superficie vuelva a recuperar su estado, lleva cientos de años.

El Estado peruano ha encontrado el problema de la tala ilegal como una medida


urgente que afrontar y la necesidad de ver de una manera transversal entre todas
las entidades que tienen competencias en el sector. El Perú es un Estado Unitario
y Descentralizado, eso hace que la gestión esté distribuida entre diferentes órganos
de gobierno, y que las funciones de promoción, administración, supervisión, control
y fiscalización hayan sido entregadas a diversas entidades pertenecientes a
diferentes niveles de gobierno; por ello, la solución a la problemática antes
planteada deba ser inclusiva y debe comprometer a todo el Estado.
Es por ello que en el marco de la política de Estado y de la irrestricta defensa de los
recursos naturales y de la diversidad biológica que forman parte del patrimonio del
Perú, se ha creado la Comisión Multisectorial Permanente de Lucha contra la Tala
Ilegal (CMPLTI), conformado por diversos actores del Poder Ejecutivo, quienes
actuaran como una instancia que propondrá acciones que coadyuven a la lucha
contra la tala ilegal y mejorar el uso sostenible de nuestros bosques.

¿Y qué hacer nosotros? Bueno, siempre hay cosas que se pueden hacer por el
medio ambiente. Podemos empezar por hacer un uso más eficiente del papel, y
reciclar siempre que podamos. O podemos apoyar a algunas de las múltiples
organizaciones que luchan día a día para evitar la destrucción de nuestros bosques.

El caso es que la cuestión de la lucha contra la tala ilegal no debe ser ninguna broma
ya que los bosques son esenciales para la vida en el planeta. Y muchos ya han sido
demasiado maltratados.
 https://www.semana.com/contenidos-editoriales/especiales-regionales-
peru/articulo/amazonia-peruana-rica-en-biodiversidad/532384
 https://www.osinfor.gob.pe/tala-ilegal/
 https://elcomercio.pe/peru/tala-ilegal-amazonia-peruana-continua-
descontrolada-global-witness-noticia-598369
 https://laprensa.peru.com/actualidad/noticia-medio-ambiente-peru-
amazonia-deforestacion-75096
 https://elcomercio.pe/economia/dia-1/afecta-tala-ilegal-economia-peruana-
noticia-521693
 https://elblogverde.com/qu-es-la-tala-ilegal/
 https://elcomercio.pe/economia/dia-1/afecta-tala-ilegal-economia-peruana-
noticia-521693
 https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-46912405
 https://forestsnews.cifor.org/45234/deforestacion-en-peru-son-los-
pequenos-productores-los-verdaderos-responsables?fnl=es
¿Cuánto afecta la tala ilegal a la economía
peruana?

Anualmente, el Perú pierde aproximadamente US$250 millones debido a la tala


ilegal, de acuerdo a cifras del Gobierno Regional de Loreto. Los números a nivel
global son incluso más impactantes: según el Programa de la ONU para el Medio
Ambiente, este delito movió en el 2016 entre US$50,7 mil millones y US$152 mil
millones y se estima que entre el 15% y 30% de toda la madera comercializada en
el mundo se hace a través de esta actividad, de acuerdo a Interpol.

En el Perú, algunas de las razones por la cuales la tala ilegal es tan difícil de
erradicar es la falta de formalización, la agricultura de subsistencia, ausencia del
Estado y “la lógica de hacer dinero rápido”, explica Michael Valqui, coordinador del
proyecto Amazonía Resiliente de PNUD.

En referencia al comercio maderero, el director académico del Foro de la Economía


del Agua, Gonzalo Delacámara, afirma que “en el Perú existen muy buenos
incentivos para tomar muy malas decisiones”.

La ONG Global Witness expresa en su último informe sobre la tala ilegal en Perú,
en el que constata que estas prácticas están "descontroladas" y advierte que las
últimas decisiones tomadas por el gobierno peruano pueden empeorar la situación.
El informe, titulado "El justiciero forestal", ofrece un alarmante dato para ilustrar la
situación: durante la última década, más del 60% de la madera que el Organismo
de Supervisión de los Recursos Forestales y de Fauna Silvestre (Osinfor)
inspeccionó en los dos núcleos de producción más importantes del país es de
origen ilegal.
"Algunos de los datos son escalofriantes", destaca Laura Furones, una de las
autoras del informe y directora de la campaña Perú de Global Witness.

En este contexto, la organización pone el foco en la importancia de la labor de


Osinfor, que se ha convertido en pionera en la lucha contra la tala ilegal pero cuya
"independencia está debilitada tras su absorción por el ministerio de Ambiente", una
polémica medida tomada por el gobierno el año pasado.
¿Quiénes son los responsables de la tala ilegal?

En varios acuerdos internacionales y bilaterales (aunque no legalmente


vinculantes), Perú se ha comprometido a detener la deforestación en el futuro
cercano. Pero a pesar de estas obligaciones, la deforestación continúa.

Hacer frente a esta situación requiere comprender y abordar sus causas: quién
deforesta, por qué y dónde.

En un nuevo estudio publicado en Conservation Letters, investigadores de CIFOR


abordan el complejo conjunto de causas de la deforestación en la Amazonia
peruana y analizan los orígenes de lo que consideran un relato explicativo
demasiado simplificado de la deforestación. Sugieren que la versión pública común
no tiene base empírica y recomiendan algunas alternativas para adoptar un enfoque
más equilibrado para entender el problema.

Durante reuniones públicas celebradas en Lima desde 2014, comenzando con los
preparativos de la 20a Conferencia de las Partes (COP20) de la Convención Marco
de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, un grupo de científicos de
CIFOR presenciaron repetidas expresiones públicas de una versión particular de las
causas de la deforestación que no parecían muy adecuadas.

El relato se manifestó de diferentes maneras en distintos momentos, pero un


ejemplo muy llamativo fue un cartel exhibido en el evento público Pabellón de
Bosques, que se desarrolló a lo largo de una semana, en paralelo con la COP20. El
cartel decía:

“El 90% de la tala y la quema de los bosques amazónicos de Perú se produce a


manos de campesinos que viven en la pobreza y emigran desde las tierras altas y
practican la agricultura de subsistencia”.

A partir de la experiencia del equipo de CIFOR en sus investigaciones de ecología


política y forestal en los dinámicos paisajes de la Amazonia peruana, nos llamó la
atención que una afirmación tan genérica y condenatoria se emita de forma tan
pública y con tanta seguridad. Hay diversos procesos en juego en la deforestación
de la Amazonia, y las causas inmediatas y subyacentes de este fenómeno son, sin
duda, más complejas que lo que sugiere esta afirmación.
La principal premisa subyacente en esta versión es que la principal causa de la
deforestación en Perú es la agricultura de pequeña escala o “migratoria”.

El equipo se dispuso a investigar el origen de esta conclusión, y qué evidencia la


respaldaba. Los resultados fueron sorprendentes. En resumen, se determinó que la
única prueba del relato público provenía de datos de teledetección, que indicaban
que las parcelas de deforestación reciente eran muy pequeñas. Punto.

Los estudios citados en apoyo de este análisis basaban su evaluación en la


frecuencia de las pequeñas zonas deforestadas. En una fuente se informaba que
un 75% de las parcelas desmontadas eran menores de 0,5 ha y que un 15% eran
de entre 0,5 y 1,0 ha. Sin ninguna evaluación aparente de cuál era el uso de la tierra
en esas parcelas, el estudio utilizó estas cifras para concluir que los principales
responsables de la deforestación eran los agricultores de subsistencia.

Asimismo, un hallazgo fundamental del equipo de investigación de CIFOR fue que


ninguna de las fuentes citadas para respaldar esta conclusión contaba con
verificación en el campo de los datos de teledetección. En realidad, las zonas
deforestadas pequeñas pueden indicar una cantidad innumerable de procesos:
desde la agricultura de subsistencia en sistemas sostenibles de rotación, hasta el
desmonte especulativo en bosques primarios para la expansión de cultivos
comerciales.

La verificación de los datos satelitales a partir de los hechos en el terreno puede


revelar quiénes fueron los actores, cuáles fueron sus motivaciones para la
deforestación, con qué fin se realizó y qué tipo de bosque se desmontó. Y esta
información puede dar lugar a la formulación de estrategias eficaces para hacer
frente a las causas inmediatas y subyacentes de la deforestación.
CAPITULO II

Delitos ambientales: solo el 7% de casi 20 mil


denuncias terminaron en condenas
En el Perú, hay delitos que están acabando con el medio ambiente. El año pasado,
155.914 hectáreas de bosques húmedos de la Amazonía fueron deforestadas por
la construcción de nuevos caminos y actividades como la minería ilegal. Los
extractores ilegales de oro no tienen límites y han alcanzado a reservas como la de
Tambopata.

La tala ilegal también ha contribuido a la destrucción de bosques. Según Osinfor,


solo en Loreto, entre octubre del 2017 y noviembre de este año, se extrajeron
ilegalmente más de 389 mil metros cúbicos de madera de bosques y comunidades
nativas. Cargamento que solo podía ser trasladado en 7 mil camiones de carga. El
daño es irreversible. ¿Qué pasa con los responsables?

Según el Ministerio Público, entre el 2015 y setiembre de este año, las 54 fiscalías
especializadas en materia ambiental (FEMA) han atendido 19.451 denuncias
por delitos ambientales. La mayoría de ellas por el delito contra los bosques o
formaciones boscosas (que incluye la tala y el tráfico ilegal de productos forestales
maderables), contaminación ambiental (emisiones de gases tóxicos, ruido,
vertimientos contaminantes en la atmósfera, el suelo, etc.), minería ilegal y tráfico
ilegal de flora y fauna protegida. La mayoría se cometió en Loreto, Madre de Dios,
Piura y Puno.

Así como en otros delitos, en los procesos por daños ambientales hay procesados
pero pocos condenados. Entre el 2015 y setiembre del 2018, las fiscalías lograron
solo 1.472 sentencias condenatorias, es decir, apenas el 7% de las denuncias
terminaron en condenas.
La coordinadora nacional de las fiscalías especializadas en materia ambiental,
Gianina Tapia, atribuye esta problemática al poco presupuesto con el que cuentan
las fiscalías para hacer las investigaciones y a la alta carga procesal que tienen los
juzgados ambientales.

“Las principales dificultades son las pruebas, porque no hay presupuesto, por
ejemplo, para hacer un análisis de una contaminación o minería ilegal, es muy
costoso y solo se hacen en Lima. Hay que crear más equipos forenses de materia
ambiental y eso requiere más presupuesto que lamentablemente el Ejecutivo no nos
ha dado”, precisa.

Tapia reconoce que, debido a estos problemas, los procesos judiciales pueden
tardar años y los detenidos en las operaciones terminan absueltos. El jefe de la
Dirección de Medio Ambiente de la PNP, coronel Ricardo Trujillo, acepta una
responsabilidad compartida junto a la fiscalía por la demora en las investigaciones,
sobre todo en los casos de minería y tala ilegal.

En Puno, el año pasado, pese a que el responsable de la tala de 300 árboles de un


bosque de eucaliptos fue detenido y confesó, la fiscalía tuvo que liberarlo porque no
se le halló en flagrancia. “Tenemos que mejorar, hacer un protocolo conjunto para
llevar el proceso a juicio y evitar que los procesos se caigan”, asegura Trujillo.

En el 2015, la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA), a través de su


programa Alerta Ambiental, comprobó que solo en Madre de Dios un juicio
por minería ilegal puede tardar hasta cuatro años y costarle más de S/10 mil al
denunciante. En un reciente análisis de 100 denuncias atendidas entre el 2011 y el
2018, la asociación ha descubierto otro problema: las personas temen denunciar.
Brasil: leñadores ilegales “maquillan las cuentas”
para explotar el valioso lapacho
El lapacho de Brasil es una de las especies arbóreas más valiosas del mundo y uno
de los blancos preferidos de la explotación forestal ilegal, y los mercados de
exportación principales son EE. UU. y Europa.

El deficiente sistema de otorgamiento de licencias, combinado con la constante tala


ilegal e indiscriminada del lapacho (anteriormente denominado Tabebuia spp. pero
reclasificado como Handroanthus spp.), han causado graves daños al bosque
tropical de Brasil, según una investigación de Greenpeace Brasil.

El alto valor de la madera de lapacho –que como piso de interior o exterior puede
venderse a $2500 por metro cúbico en las terminales de exportación de Brasil– lo
convierte en un blanco muy rentable para los leñadores, aunque deban acceder al
bosque profundo para talarlos.
Un lapacho (Handroanthus albus) en Jalapão, Tocantins: una de las especies
arbóreas más valiosas de la Amazonía y blanco frecuente de los leñadores ilegales.
Imagen de Hermínio Lacerda/Banco de Imagens do IBAMA

El informe indica que el daño ambiental resultante está afectando gravemente a la


Amazonía brasileña: los caminos ilegales posibilitan el acceso al bosque tropical
profundo, generan degradación y fragmentación forestal, dañan la biodiversidad e
intensifican la violencia en las zonas rurales.
CAPITULO III
ENCUESTA Y RECOLECCION DE DATOS DE LA
TALA ILEGAL DE ARBOLES
En esta pregunta abierta los encuestados respondieron
diversas especies como monos aves insectos, reptiles y
además algunas especies de plantas
CAPITULO IV

CONCLUSIONES
La tala ilegal es un hecho que ocurre y que seguirá ocurriendo especialmente si las
autoridades mundiales no toman las medidas necesarias para provocar un cambio.
No hay que dejar de lado el papel que jugamos nosotros, los jóvenes, ya que somos
los llamados a generar ideas que en un futuro cercano lleven a una solución de este
problema. Además serviremos como creadores de conciencia en nuestro círculo
cercano y en nuestras futuras generaciones.
El bosque en general, especialmente el tropical, ha experimentado una disminución
drástica, lo que nos puede llevar a eliminar una fuente de riqueza no considerada
hasta ahora. Con esto me refiero a eliminar una fuente de recursos medicinales,
turísticos, climáticos y otros que están por conocerse.
En las partes donde nos presentamos para observar los terrenos se ve claramente
la deforestación de lo que un día fueran cultivados por diferentes clases de árboles
y arbustos. Y esto nos permite ver la necesidad de trabajar muy arduamente para
ayudar en el sistema del medio ambiente. Debemos tener conciencia que al talar un
árbol debemos cultivar otro en su lugar, hacer por lo menos a nuestro alrededor la
tarea de reforestar en los lugares que aun se pueden salvar.

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