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Profesor: Victor Manuel Martínez Cervantes
Alumno: José Guadalupe Jaimes
Con ello María y solo ella abre por esta mediación maternal ante Dios, la salvación
ganada por la pasión, muerte y resurrección, ganada por el único redentor que es
su hijo, nuestro señor Jesucristo.
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Profesor: Victor Manuel Martínez Cervantes
Alumno: José Guadalupe Jaimes
Entonces los demonios comenzaron a gritar:
“¡Oh enemiga nuestra! ¡Oh ruina y confusión nuestra! ¿Por qué
viniste del cielo a atormentarnos en forma tan cruel? ¿Será preciso que
por ti, ¡oh abogada de los pecadores, a quienes sacas del infierno; oh
camino seguro del cielo!, seamos obligados –a pesar nuestro– a
confesar delante de todos lo que es causa de nuestra confusión y
ruina? ¡Ay de nosotros! ¡Maldición a nuestros príncipes de las tinieblas!
¡Oíd, pues, cristianos! Esta Madre de Cristo es omnipotente, y
puede impedir que sus siervos caigan en el infierno. Ella, como un sol,
disipa las tinieblas de nuestras astutas maquinaciones. Descubre
nuestras intrigas, rompe nuestras redes y reduce a la inutilidad todas
nuestras tentaciones. Nos vemos obligados a confesar que ninguno
que persevere en su servicio se condena con nosotros. Un solo
suspiro que Ella presente a la Santísima Trinidad vale más que
todas las oraciones, votos y deseos de todos los santos.
La tememos más que a todos los bienaventurados juntos y
nada podemos contra sus fieles servidores.
Tened también en cuenta que muchos cristianos que la
invocan al morir y que deberían condenarse, según las leyes
ordinarias, se salvan gracias a su intercesión…
Que en vez de ser gracias a su intercesión, lo correcto es decir se salvan gracias a
su mediación maternal como abogada de nosotros pecadores por Jesús, con
Jesús, en Jesús y para Jesús.
María realiza esta mediación maternal por causa doble, primero por el don de la
maternidad que existe de María con Jesús, derivada de la sagrada encarnación a
raíz del primer “Si” explicito que da María en el misterio de la enunciación; y
segundo por el don de la maternidad espiritual no solo para con los discípulos,
sino universalmente con toda creatura humana, con toda la iglesia, derivado a
causa del segundo “Si”, qua da María de forma tácita, de esta manera tan
particular de nuestra madre como siempre lo hace por medio de su silencio, pues
todo “lo guarda y medita dentro de su corazón”; es precisamente justo en los
momentos finales en donde Jesús le dice a María: “mujer he aquí a tu hijo” y a su
discípulo más amado: “Juan he aquí a tu madre”, que con este encargo de Jesús,
María cumple con sus propias palabras dichas en las bodas de Canaán: “hagan lo
que Él les diga”, que María es universalmente madre espiritual del género humano
en el orden de la gracia.
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Profesor: Victor Manuel Martínez Cervantes
Alumno: José Guadalupe Jaimes
Es precisamente, por una parte que a razón de la maternidad de María con Jesús
que toda mediación hecha de María con su Hijo es como ya señale una ley de
misericordia para que sepamos que Ella es la que abre los tesoros infinitos de la
misericordia divina a quien quiere, cuando quiere y como quiere; tanto que no hay
pecador, por grande que sea, que se pueda perder si María media por él ante
Dios, quien le concede por especial honor todo cuanto le pide. Y por otra parte al
ser universalmente madre espiritual del género humano que María media por
nosotros pecadores ante Jesús tal y como lo hizo la cananea ante Jesús: “Ten
misericordia de mí; una hija mía es molestada por el demonio”. María habla como
nuestra madre que es, tal y como las madres lo hacen sintiendo como propios los
males de sus hijos, diciendo de esta manera “Señor, ésta pobre alma que está en
pecado es hija mía: ten misericordia, no tanto de ella, cuanto de mí que soy su
Madre”. Es así como María realiza su mediación maternal como abogada
nuestra por Jesús, con Jesús, en Jesús y para Jesús. La realiza por Jesús
porque obedece en todo a Jesús y realiza todo conducida por su Santísimo
esposo el Espíritu Santo; lo realiza con Jesús por que lo hace todo a semejanza y
modelo de su divino hijo; lo realiza en Jesús porque María está formada en la
gracia de Jesús fuente de toda gracia y Jesús formado en ella y finalmente lo
realiza para Jesús porque María esta toda consagrada a Jesucristo y todo su
servicio es para Él, media aboga por nuestra salvación para mayor gloria de Él y
bien y salvación nuestra. Es por estas razones que María tiene como privilegio ser
corredentora por Jesús, con Jesús, en Jesús y para Jesús.