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PUNTOS CLAVE
Los plaguicidas o pesticidas son un conjunto heterogéneo de
xenobióticos ampliamente utilizados en la agricultura y en productos
domésticos (biocidas), siendo clasificados por su acción en herbicidas e
insecticidas.
Pese a que su uso es frecuente, la mayoría de exposiciones tóxicas
suelen ser por lo general leves.
El paraquat es un herbicida de gran toxicidad produciendo un estrés
oxidativo celular que lleva al desarrollo de un fracaso multiorgánico.
La toxicidad del glifosato parece ser debida a los diluyentes del
producto, como el surfactante y otros disolventes.
Los insecticidas organofosforados inhiben la acetilcolinesterasa de forma
irreversible, causando una hiperestimulación de los receptores
muscarínicos y nicotínicos, siendo el uso de atropina y de regeneradores
de la enzima u oximas los antídotos de la intoxicación.
Los insecticidas carbamatos inhiben la acetilcolinesterasa de manera
reversible, siendo el cuadro habitualmente de menor gravedad que el
causado por los organofosforados.
Como norma general, el manejo de los pacientes intoxicados por
plaguicidas vendrá dado por la naturaleza del tóxico, así como por la
dosis absorbida, siendo las medidas de descontaminación y las medidas
de soporte los pilares del tratamiento de estos pacientes.
CASO CLÍNICO
Durante una guardia en los servicios de urgencias extra-hospitalarios, recibe un aviso
desde un área rural para atender a un paciente de 27 años encontrado por su familia con
disminución del nivel de conciencia en un cobertizo donde guardaba sus aperos de
labranza. A su llegada, encuentra al paciente estuporoso, con relajación de esfínteres, un
olor aliáceo en el ambiente, y una botella de 250 mL con una dilución de Dipterex ® 80 PS
(triclorfon al 80%), con las siguientes constantes vitales: presión arterial: 100/60 mmHg;
frecuencia cardíaca: 30 lpm, Tª: 35,6ºC; FR: 40 rpm; SatO2 basal 82%. A la exploración
física destacan pupilas mióticas, debilidad muscular generalizada simétrica, presencia de
fasciculaciones, diaforesis, sialorrea y semiología de broncoespasmo.
Pregunta 1:
¿Cuál de las siguientes medidas tomaría en primer lugar en la atención de este paciente?
Pregunta 2:
a) Succinilcolina.
b) Mivacuronio.
c) Cisatracurio.
d) Etomidado.
Pregunta 3:
Tras su estabilización inicial, se traslada al paciente al centro sanitario más próximo. Una
vez allí, persisten los signos muscarínicos, por lo que se inicia una perfusión de atropina a
dosis de 1 mg/h. Tras retirar las ropas del paciente y la descontaminación cutánea con
agua y jabón, cuál sería su siguiente paso en su manejo clínico:
A las 48h de su ingreso, el paciente presenta nuevo deterioro respiratorio y del nivel de
conciencia, estando afebril, con debilidad generalizada y reaparición de broncoespasmo y
signos de distrés respiratorio, siendo la analítica y la radiografía de tórax normal, pero que
obligan a su reintubación.
Pregunta 4:
1. INTRODUCCIÓN
Los plaguicidas o pesticidas son un conjunto heterogéneo de xenobióticos utilizados para
destruir, controlar o prevenir la acción de animales, vegetales o microorganismos
perjudiciales para el hombre o las cosechas. Los plaguicidas de uso no agrícola (p. ej., de
uso doméstico) se denominan biocidas.
2. PERSPECTIVA HISTÓRICA
Desde los inicios del siglo XX se comenzaron a desarrollar en Europa y en los Estados
Unidos de América patentes químicas con la finalidad de eliminar los peligros que
acechaban cada año las cosechas de las que dependían en gran medida la supervivencia
de una población mayoritariamente agraria. Paradójicamente, su gran desarrollo fue
consecuencia de la investigación en armas químicas durante la II Guerra Mundial, siendo
el primer herbicida comercializado el ácido 2,4-diclorofenoxiacético (2,4-D) en el año 1945,
seguido de otros herbicidas fenoxiacéticos y del paraquat en los años 60.
Por su parte, los insecticidas carbamatos surgieron del estudio de las propiedades de la
fisostigmina, sintetizada a partir de la planta africana “Physostigma venenosum” o haba de
Calabar, y de los ésteres alifáticos del ácido carbámico, siendo comercializados ya entrada
la década de los 50 del siglo pasado, como el carbaril, el aldicarb o el carbofurano.
La polémica sobre la toxicidad de estos agentes, tanto para el ser humano como para el
medio ambiente, se hizo patente a partir de los años 60 con la aparición del libro de la
bióloga estadounidense Rachel Carson “La primavera silenciosa” o con el desastre de
3. EPIDEMIOLOGÍA
El uso de plaguicidas en nuestro medio es frecuente, con la consiguiente exposición
accidental o intencionada a estos productos. Las exposiciones tóxicas son en su mayoría
accidentales y cursan con una sintomatología leve.
Así, en el registro anual del año 2014 del Servicio de Información Toxicológica, de un total
de 91.901 consultas telefónicas registradas ese año, un 6,7% estuvieron relacionadas con
la exposición a plaguicidas (4,9% a plaguicidas de uso no agrícola o biocidas domésticos;
1,6% a plaguicidas de uso agrícola, y un 0,2% de la asociación de los anteriores), no
publicando este informe la gravedad de estas.
4. HERBICIDAS
Es un grupo de pesticidas heterogéneo cuya finalidad es la eliminación de las plantas
herbáceas que crecen espontáneamente dificultando el buen desarrollo de los cultivos. Se
clasifican según su espectro de actividad (selectivo o no selectivo), su estructura química,
su mecanismo de acción (herbicidas de contacto, desreguladores hormonales), su uso (pre
emergentes o post emergentes) o por su toxicidad en ratas (DL50), siendo esta última la
utilizada por la Organización Mundial de la Salud (ver tabla 1). Los más tóxicos son el
paraquat, el diquat, el glifosato, el glufosinato y los derivados del ácido fenoxiacético.
4.1. Paraquat
Se absorbe mal tanto por el tubo digestivo (10% de la dosis ingerida) como por la piel
intacta, y prácticamente no se absorbe por la vía pulmonar. El 96% de la dosis absorbida
El mayor riesgo del paraquat deriva de su ingesta oral. La dosis tóxica es inferior a 20
mg/kg y la potencialmente mortal menor de 40 mg/kg. Al cabo de una hora de la ingesta
de más de 6 gramos del producto, aparecen náuseas, vómitos, dolor abdominal y diarrea.
Posteriormente se observan signos y síntomas de shock, tanto por hipovolemia como por
depresión miocárdica, disminución del nivel de conciencia y convulsiones. Al cabo de 12-
24 horas, aparecen signos de insuficiencia respiratoria rápidamente progresiva, con edema
pulmonar no cardiogénico, sobreviniendo la muerte por shock y/o hipoxemia refractaria.
La ingesta de entre 3 y 6 gramos se acompaña del cuadro digestivo ya descrito, pero con
mejoría espontánea a las 24 h; el paciente presenta entonces dolor bucofaríngeo, tos
irritativa y dificultades para la deglución y el habla, al tiempo que la mucosa orofaríngea
muestra unas placas blanquecinas que posteriormente se ulceran, con el mismo resultado
en las mucosas esofágica y gástrica. A las 72 h se objetivan los signos biológicos de
necrosis hepatocelular y tubular renal, estando el paciente subictérico y anúrico. Al cabo
de 5 a 7 días se inician los signos de insuficiencia respiratoria con progresión a distrés
respiratorio, siendo esta la principal causa de muerte. Si se ingieren entre 1,5 y 3 gramos,
se producen igualmente síntomas digestivos; la lesión renal o hepática es poco frecuente y
de intensidad moderada. La afectación respiratoria puede tardar entre 10 y 20 días en
aparecer, siendo también la causa de la muerte, incluso pasadas de 4 a 6 semanas tras la
intoxicación. El desarrollo de una acidosis láctica es un factor de mal pronóstico. Los
supervivientes pueden quedar con secuelas pulmonares graves (fibrosis). Aunque la
cuantificación de paraquat en plasma u orina tiene valor pronóstico, esta determinación
sólo está disponible en algunos laboratorios especializados.
4.1.3. Tratamiento
c) Tratamiento antidótico
d) Aumento de la eliminación
4.2. Glifosato
Es un herbicida no selectivo post-emergente (control de malezas y malas hierbas tras su
germinación) usado mayoritariamente en su forma de sal de isopropilamina, habitualmente
en formulaciones al 1-5% ya diluidas, o en concentraciones al 30-50%, requiriendo estas
últimas de dilución para su uso. Es en la actualidad uno de los herbicidas más
frecuentemente utilizados tanto en la producción agrícola como en el ámbito doméstico.
Ejerce su toxicidad en las plantas mediante la interacción con la enzima 5-enolpiruvil-
shiquimato-3-fosfato sintetasa (EPSPS), inhibiendo la síntesis de aminoácidos aromáticos,
no existiendo esta enzima en los mamíferos. Su efecto tóxico o carcinogénico en el ser
humano aún no se ha dilucidado, aunque por su carácter irritativo sobre la piel y las
mucosas, puede actuar como agente corrosivo, además de interaccionar con el
metabolismo celular, probablemente desacoplando la fosforilación oxidativa mitocondrial.
Curiosamente, no se ha demostrado toxicidad destacable en mamíferos, por lo que es
probable que sean los diluyentes (en especial, el surfactante polioxietilenamina y la
isopropilamina) los causantes de la toxicidad. Desde el punto de vista toxicocinético, no se
absorbe por la piel intacta, tiene una absorción digestiva de un 40% en animales de
experimentación, alcanza un pico de concentración plasmática a las 2 horas de la ingesta,
siendo eliminado sin metabolizar por la orina con una semivida de eliminación de unas 4
horas.
4.2.2. Tratamiento
5. INSECTICIDAS
Los insecticidas constituyen el grupo de pesticidas más importante y tienen como misión
fundamental el control de los insectos. Existen cinco grupos principales de insecticidas:
organofosforados, carbamatos, organoclorados, piretroides y neonicotinoides (ver tabla 2).
Su toxicidad es muy variable, y la dosis potencialmente letal por vía oral oscila entre 10 mg
para el paratión y 60 g para el malatión (ver tabla 2). Los organofosforados se absorben
por vía cutáneo-mucosa, respiratoria y digestiva. Tienen un alto volumen de distribución y
son metabolizados en el hígado para generar, en ocasiones, compuestos aún más tóxicos.
Las armas químicas que se conocen como “gases nerviosos” (sarín, VX, etc.) tienen una
estructura química, mecanismo de acción, cuadro clínico y tratamiento superponibles a los
de los insecticidas organofosforados.
5.1.4. Tratamiento
b) Disminución de la absorción
c) Tratamiento antidótico
d) Aumento de la eliminación
Los carbamatos son un grupo de xenobióticos que inhiben transitoriamente la ACE y que
tienen un amplio margen entre la dosis que produce síntomas y la que provoca la muerte.
Pueden absorberse a través de la vía respiratoria, el tracto gastrointestinal y, con mayor
dificultad, la piel. Se eliminan por metabolización hepática.
Los mismos principios generales del tratamiento que se han expuesto para los insecticidas
organofosforados son válidos también para los carbamatos. El uso de las oximas es
controvertido, aunque se aconsejan hasta un máximo de 48 horas tras su ingesta.
Representan una relativamente nueva generación de insecticidas, con muy baja toxicidad
para el ser humano. En los insectos, su efecto tóxico es secundario a la activación de los
receptores nicotínicos acetilcolina-dependientes, no observándose este efecto en los
mamíferos. En el ser humano podría tener un efecto irritante por contacto directo sobre la
piel y mucosas. Los síntomas sistémicos son excepcionales y sólo se han descrito por
ingesta: náuseas, vómitos, diarreas, dolor abdominal, cefalea y vértigo. Dosis muy
elevadas podrían producir signos y síntomas colinérgicos, alteraciones del SNC y fracaso
cardiorrespiratorio. El tratamiento es sintomático e incluye medidas de descontaminación
digestiva (carbón activado) en caso de ingesta reciente (menos de 2 horas).
6. Rodenticidas
Tienen como finalidad la destrucción de los roedores. Se clasifican en tres grupos:
gaseosos, minerales y orgánicos. Entre los gaseosos destacan el ácido cianhídrico y el
bromuro de metilo; entre los minerales, el arsénico, el fósforo, el talio, el bario y el flúor, y
entre los orgánicos, unos de origen natural, como la estricnina, y otros sintéticos, como los
cumarínicos.
6.1. Arsénico
En caso de ingesta aguda debe practicarse un vaciado gástrico, con independencia del
tiempo transcurrido. Puede optarse inicialmente por administrar un emético, pero la
potencial letalidad de esta intoxicación aconseja practicar siempre un lavado de estómago
pertinaz, con el fin de garantizar al máximo el rescate de este producto. Además, se
administrará carbón activado (v. Insecticidas organofosforados) y, si no hubiese diarreas
espontáneas, se añadirá un catártico. El trióxido de As es radiopaco por lo que, si después
de realizar estas medidas se comprobase su persistencia en el estómago, debe valorarse
la práctica de una fibrogastroscopia o de una gastrotomía para retirar los restos de este
potente tóxico.
La última fase aparece en los casos graves y se caracteriza por ictericia, hepatomegalia,
oligoanuria, trastornos de la conducta y coma; esta afección neurológica se debe a la
toxicidad directa del fósforo, y a ella puede añadirse después la encefalopatía hepática. El
25% de los pacientes pueden fallecer con un fallo multisistémico y CID. La mortalidad
global es del 15% para los que han ingerido menos de 0,8 g y superior al 90% en los que
han tomado más de 1,5 g.
Entre los fosfuros destaca el de cinc, cuya dosis letal p.o. se estima en 40 mg/kg, que
produce un cuadro clínico parecido al del fósforo blanco, con la peculiaridad de que al
contactar con el ácido clorhídrico del estómago se produce hidrógeno fosforado (fosfina o
fosfamina), que es un gas irritante para las vías respiratorias y capaz de inducir un fracaso
multiorgánico fulminante por afección de la cadena respiratoria mitocondrial. No hay
antídoto. El fosfuro de aluminio es muy tóxico, incluso por inhalación, al liberar también
hidrógeno fosforado.
Tras la ingesta oral el paciente suele estar asintomático o pueden aparecer náuseas y
vómitos y, después de un intervalo libre de más de 48 h, iniciarse una diátesis hemorrágica
en forma de petequias, equimosis, epistaxis, gingivorragias, hematurias y riesgo de
hemorragias internas.
Tras confirmarse la ingesta deben establecerse controles del tiempo de protrombina cada
12-24 h durante 48-72 h. El tratamiento se basa en la descontaminación digestiva habitual
(carbón activado) y el inicio de fitomenadiona. Si se objetiva un tiempo de protrombina
inferior al 10% y/o diátesis hemorrágica, se continuará con la vitamina K i.v.
6.5. Miscelánea
7. BIBLIOGRAFÍA
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