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Doctrina médica de Galeno. En gris, el aporte hipocrático; en gris medio, aporte galénico y en claro
la ampliación medieval. Fuente: Bayer (1994): http://www.medigraphic.com/pdfs/abc/bc-
2011/bc114g.pdf
El médico austriaco Aureolus Filippus Teofrasto Bombasto de Hohenheim, también conocido como
Heophrastus Bombast von Hohenheim, pero mejor conocido como Paracelso, nació en Zurich en
1493. Alquimista, astrólogo y médico, por su amplia formación, su práctica médica recupera los
cuatro elementos, e incluye elementos de compromisos religiosos, como la fe, causa de la
enfermedad y la salud. Como astrólogo, su obra Astrum o Sydus (astro o constelación) expone la
idea del hombre como microcosmos. Como alquimista, estudió elementos minerales en la curación
y los explica en términos de elementos y su equilibrio.
Cada sistema médico es poseedor de principios elementales que lo conforman como tal. Los
principios fundamentales de las medicinas en Europa y el norte de África se sintetizan en los
siguientes apartados.
La herbolaria y la medicina egipcia
La medicina egipcia fue un parteaguas en la transición del pensamiento mágico-religioso y el
pensamiento racional; fue una medicina ecléctica, particularidad que permitió la coexistencia de la
medicina mágico-religiosa y la medicina empírica-laica; de esta última va surgiendo la medicina
científica tanto por sus métodos como por su fundamento. En sus métodos, el principio clínico se
aplicaba a partir de la observación meticulosa y el interrogatorio, la palpación y las maniobras; con
ello, se construía el diagnóstico y el pronóstico, y los métodos se diversificaron según la edad y el
género y la estación del año. De la práctica laica de la medicina surgió la especialidad
(traumatología, ginecología, la reumatología, proctología, etc.) que fue diversa y cada vez más
apegada a la naturaleza, separándose de las deidades. Conocieron bien la anatomía durante el
periodo de construcción de las pirámides, conocimiento que se ejerció basado en el principio de los
contrarios, es decir, con tratamiento por posición a la causa de la enfermedad. Los recursos
terapéuticos fueron muy diversificados: las plantas fueron un medio terapéutico por excelencia, de
importancia tal que no es posible imaginar los alcances de la terapéutica egipcia sin plantas. El
principio de alquimia ya estaba presente en la medicina egipcia, así como un conocimiento del
contenido interno de la planta, la manera transformarla mediante manipulación, básicamente por
fuego, hasta conseguir un elemento terapéutico.
La herbolaria y la medicina griega
La medicina griega sintetizó lo mejor del conocimiento y la práctica médica egipcia y ayurveda; a
partir de esos elementos, fue posible el desarrollo de nuevas formas de pensamiento, expresadas
en la filosofía y la ciencia, así como por la ausencia notable del pensamiento mágico-religioso. Con
Hipócrates se fundamenta la medicina científica en el principio metodológico de inducción. Con
Herófilo de Calcedonia, la anatomía se convierte en un referente obligado para la práctica médica
empírica. A Hipócrates se le atribuyen los principios de similitud y contrarios, aunque más bien fue
impulsor de ellos, puesto que ya eran conocidos en los textos de ayurveda. La ciencia griega
incorporó la lógica formal aristotélica con lo que surgió la medicina racional que recurre a la
naturaleza y deja de lado a los dioses. Con el principio lógico, la linealidad causa-efecto entra a la
medicina y así, por el método de contrarios, opone el agente terapéutico a la causa de la
enfermedad. Dioscórides aportó una materia médica donde describieron las propiedades
medicinales de algunas plantas.
La herbolaria fue columna vertebral en los sistemas médicos egipcio y europeo, sin menospreciar
el aporte de la anatomía y la fisiología, así como la práctica de la cirugía; en el mismo continente
europeo se consolidó el nacimiento de la química, con lo que un nuevo capítulo en la terapéutica
se abriría al conocerse la composición química de las sustancias obtenidos de las plantas
medicinales. El viejo sistema de utilizar las plantas por sus resultados se vio acompañado de la
consolidación de la química como ciencia, donde las plantas se administrarían por los efectos
propiciados por su contenido químico.
El conocimiento desarrollado en Europa en torno a la medicina y la herbolaria constituye el
parteaguas en la historia de la metodología terapéutica. La vertiente herbolaria se sustenta en la
filosofía y en la tradición étnica y folklórica, así como en el conocimiento ganado por la experiencia.
La vertiente de la fitoterapia representa la validación científica mediante la separación de los
componentes, con el fin de generar principios activos que consolidarían la farmacia moderna.
La fitoterapia es el tratamiento médico con plantas o productos vegetales no purificados. La ciencia
que se encarga de averiguar la composición química de las plantas es la fitoquímica, y su acción
incluye el aislamiento, análisis y purificación, con el fin de elucidar la estructura química y la
actividad biológica.
En el año de 1815, Seydler utilizó por primera vez el término farmacognosia para denominar la
ciencia que se encarga del estudio de las drogas naturales. Otros términos equivalentes para
denominar a la farmacognosia son materia médica vegetal y biología farmacéutica. Actualmente es
una ciencia consolidada que estudia los productos de origen natural con aplicaciones médicas,
textiles, farmacéuticas, cosméticas y farmacológicas.
El uso científico de las plantas ha tomado dos rumbos: uno, el uso del conjunto de sustancias en
su mezcla natural (fitoterapia); otro, por la separación del principio activo (farmacoterapia). El
principio terapéutico de curación por los contrarios aplica a ambas. Este es el rumbo que tomó la
medicina científica dominante en nuestro tiempo; sin embargo, el uso de las plantas cada vez fue
relegándose a favor de los medicamentos de síntesis química.
No obstante, nos encontramos en un marcado renacimiento por el interés en las plantas
medicinales, incluyendo la iniciativa legal de prohibición de algunas de las más utilizadas, las
cuales se reservarían solo a las empresas farmacológicas ¡En mal momento que eso suceda! Las
plantas medicinales son patrimonio del planeta y los seres humanos de cualquier parte del mundo,
con quienes compartimos la existencia, y tienen derecho a ese y otros recursos que la naturaleza
proporcione.