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INTRODUCCIÓN
La palabra enfermería deriva del latín infirmus, que vendría a ser algo así como lo relacionado
con los no fuertes. Se podría decir que la enfermería es tan antiguo como la humanidad ya que
las personas siempre han necesitado cuidados de enfermería cuando están enfermos o heridos.
Se cree que la figura de la enfermera apareció en durante la Edad Media. Las enfermeras eran
en su mayoría mujeres sin formación que ayudaban a traer niños al mundo o era nodrizas. Por
otro lado, el cuidado de los enfermos estaba muy asociado a las monjas, con más formación y
un voto religioso que les impedía a cuidar de los más débiles. De cuidar a los enfermos las
Monjas tenían más formación y cuidados a los enfermos.
A lo largo de los años, las guerras han aumentado la necesidad de enfermeras y han tenido una
gran influencia en la evolución de la enfermería. Florence Nightingale, es ampliamente
considerada como la madre de la enfermería moderna, destacando por sus servicios en la guerra
de Crimea de 1853 a 1856. Sus esfuerzos de saneamiento disminuyeron drásticamente la tasa
de mortalidad y a su vuelta fundó la Escuela Florence Nightingale para Enfermeras en Londres.
Fue el primer paso para la auténtica profesionalización de la enfermería. En 1861 las
enfermeras empezaron a usar uniforme. Hoy día, la enfermería es ampliamente reconocida en
el mundo.
Esta es la historia y evolución de la enfermería desde sus orígenes. Para fines específicos en
esta investigación se hablará sobre las enfermeras más importantes en la historia de América
del Sur, sus acciones más importantes y su bibliografía. Es importante mencionar que este tema
fue expuesto en la galería en el hospital Naval de Guayaquil.
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Gracias a su labor, que marcó un hito en toda Iberoamérica, fue candidata a la Medalla Florence
Nightingale 2007, la distinción más importante a nivel mundial otorgada por el Comité
Internacional de la Cruz Roja para honrar los servicios ejemplares y la entrega excepcional en
favor de los enfermos en los ámbitos de la prevención, de la salud pública y de la formación a
los cuidados de enfermería.
En 1925 ingresó al colegio del Sagrado Corazón de Bogotá. En 1927 viajó a Europa, en donde
estudió en los internados del Nativity Convent en Eastbourne (Reino Unido) y en el English
Convent de Brujas (Bélgica), así como en el internado de Ixelles del Colegio del Sagrado
Corazón, en Bruselas. A su regresó a Bogotá en 1930 ingresó nuevamente al Sagrado Corazón.
Dos años más tarde entró al colegio de hermanas de la Presentación, llamado San Façon. En
1938, después de una disciplinada insistencia, su padre le permitió estudiar enfermería en el
Centro de Acción Social Infantil, dirigido por Ana e Isabel Sáenz Londoño, quienes habían
estudiado cursos de enfermería en París.
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Su visión profesional sobre transfusiones de sangre comenzó a madurar al tiempo que concibió
su tesis de grado. Sin embargo, durante la Primera Guerra Mundial, excepto las transfusiones
de plasma, las de sangre no habían tenido ningún éxito en pacientes en ninguna parte del
mundo, por lo cual sus profesores y médicos cercanos la exhortaron para elegir un tema no sólo
ordinario, sino también sin riesgos para la salud humana. No obstante, contra los consejos
adversos de la comunidad médica, escribió una tesis abiertamente revolucionaria sobre
Transfusiones de Sangre y Plasma la cual fue Aclamada, lo que actualmente equivale a una
tesis Laureada.
En el marco de la exposición de ‘’La era de Rodin‘’, la cual se llevó a cabo, entre otras ciudades
del mundo, en Bogotá entre el 23 de abril y el 20 de junio de 2008, el Museo de Arte Moderno
de Bogotá (MAMBO) y el Museo Soumaya (custodio de la colección más grande del maestro
François-Auguste-René Rodin fuera de Francia), registraron como uno de los hechos más
relevantes del año en que murió Rodin, precisamente el nacimiento de Elvira Dávila Ortiz, a
quien calificaron como Pionera de la enfermería y los bancos de sangre en Iberoamérica.
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Aurora López Pérez (Maracaibo, Venezuela; 13 de julio de 1911 – 18 de julio de 1993) fue
una enfermera líder y pionera del gremio en Venezuela. Presidenta de la Asociación Nacional
de Enfermeras de Venezuela y de su Junta Electoral Principal. Fundadora de la Asociación de
Enfermeras del estado Zulia y de la Asociación de Enfermeras, Seccional Distrito Bolívar,
Estado Zulia.
En 1917 el dictador Juan Vicente Gómez dictó orden de encarcelamiento a su padre y confiscó
todos los bienes de los hermanos López Bustamante.5 “Su condición de primogénita, de una
familia que percibía en desamparo, despertó en ella un temprano sentido de responsabilidad
que formó su carácter. Fue entonces cuando desarrollo el firme temperamento que le permitió
gobernar un hospital y protagonizar liderazgo nacional entre las enfermeras”
Según la crónica familiar Aurora López Pérez soñó con ser enfermera desde niña,
demostrándolo en todos sus juegos infantiles y manifestándolo a sus hermanos. En 1980, en
ocasión del Día Internacional de la Enfermera, su hermana Rosario López Pérez de Cova, le
dedicó el poema “A Aurora en el Día de la Enfermera”, donde queda claramente reflejada su
temprana vocación.
En 1940 comenzó su actividad dentro del campo de la salud estudiando becada por los
Laboratorios Biogen, mientras trabajaba como practicante en los laboratorios del Hospital
Central de Maracaibo. En 1945 se graduó de enfermera, en la primera promoción del estado
Zulia, revalidando su título ese mismo año en la Universidad Central de Venezuela. Desarrolló
toda su carrera en del Hospital Central de Maracaibo. Allí se formó pasando por los cargos de
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enfermera jefe del Servicio de Maternidad, del Puesto de Socorro y del Servicio de Pediatría.
En 1951 fue nombrada enfermera jefe, supervisora general, cargo que desempeñó durante 24
años hasta su jubilación en 1975.
Su primera causa gremial fue la de crear consciencia, entre las enfermeras recién graduadas,
sobre la necesidad de instruir con procedimientos modernos, a las hasta entonces encargadas
de cuidar a los enfermos. Miles de personas habían trabajado como colaboradoras y, frente a
la labor de las primeras profesionales, su posición dentro del gremio médico comenzaba a dejar
de tener importancia. Aurora López Pérez desplegó por primera vez su condición de líder por
esta causa y logró que las nuevas profesionales se convirtieran en educadoras de las religiosas
y asistentes que antes habían llenado sus espacios. Así nació en el país la figura de la Auxiliar
de Enfermería, hoy en día parte importante del sistema nacional de salud de Venezuela.
Esta iniciativa, y la forma en que llegó a convertirse la enfermera auxiliar en integrante del
sistema de salud, fue tema de sus ponencias en congresos internacionales. Ello le dio liderazgo
entre las representantes de otros países en vías de desarrollo, para quienes el ejemplo sirvió de
inspiración y lo aplicaron en sus países. La Gobernación del Estado Zulia creó en 1970 el
Premio Estatal de Enfermería “Enfermera Aurora López Pérez”, en honor a su labor pionera
dentro de la enfermería venezolana y a su liderazgo gremial.
Tras su muerte, ocurrida en Maracaibo el 18 de julio de 1993, fue velada con honores en la
Escuela de Enfermeras del Estado Zulia y sus restos fueron llevados el Panteón de la Enfermera
en el Cementerio Corazón de Jesús de Maracaibo, donde actualmente reposan.
Ignacia Zeballos Taborga (La Enconada, Santa Cruz, Bolivia; 27 de junio de 1831 - La Paz,
Bolivia; 5 de septiembre de 1904) fue una heroína boliviana que participó en la Guerra del
Pacífico como enfermera. Al concluir la guerra fue distinguida con el rango de Coronela de
Sanidad y declarada Heroína Benemérita de la Patria; de manera póstuma fue declarada Madre
del Soldado Boliviano por las Fuerzas Armadas de su país.
Ignacia Zeballos Taborga nació en Bolivia en la Enconada, actual Municipio de Warnes del
departamento de Santa Cruz el 27 de junio de 1831. Hija de Pedro Zeballos y Antonia Taborga,
tuvo dos hermanos y contrajo matrimonio en dos ocasiones, enviudando en ambos casos. Luego
del fallecimiento de su segundo marido, se trasladó a la ciudad de La Paz, donde se dedicó al
oficio de costurera. En 1876 participó de la quema del Palacio de Gobierno, en el intento fallido
de derrocar el gobierno del entonces Presidente Tomás Frías, retornado luego de estos
acontecimientos a Santa Cruz.
Estando en Santa Cruz, enterada de la comunicación del Ministerio de Gobierno del 3 de marzo
de 1879 que con carácter de “urgente”, instruía el acopio de armamentos y municiones para la
defensa de la nación ante la invasión del ejército chileno al puerto de Antofagasta el 14 de
febrero de 1879; comunicado que debido a las condiciones de acceso en ese entonces al oriente
boliviano llegó a la Prefectura de Santa Cruz el 28 de marzo de ese mismo año. A pesar que el
comunicado eximía a los residentes de Santa Cruz y Beni de enlistarse, debido a la distancia y
falta de recursos; Ignacia Zeballos se trasladó hasta la ciudad de La Paz a lomo de caballo junto
al “Escuadrón Velasco” o “Rifleros del Oriente”. En esta ciudad, se enlistó al Batallón
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A su llegada a Tacna, se incorporó como enfermera a la Cruz Roja, entonces conocida como
Ambulancia, participando junto a las tropas de Bolivia y Perú en las batallas de Ite y Moquegua,
en las que a lomo de mula cargaba a los niños de las Rabonas (esposas o madres de los soldados
que los acompañaban para proveerles comida y ropa limpia) y los rifles de los soldados.
El 27 de mayo de 1982 los restos de Ignacia Zeballos fueron trasladados en una urna a su tierra
natal Warnes, y colocados al pie de su monumento en la rotonda norte de la carretera a Montero.
Mediante Decreto Supremo Nº 1232 de 17 de junio de 1948, el Presidente Enrique Hertzog
determinó que la Escuela Nacional de Enfermeras de La Paz sea nombrada “Ignacia Zeballos”
en honor a la heroína boliviana.
El 27 de mayo de 1982, coincidiendo con la celebración del '"Día de las Madres Bolivianas",
en ocasión del traslado de los restos de la heroína boliviana a su tierra natal en Warnes, las
Fuerzas Armadas de Bolivia la declararon Madre del Soldado Boliviano. Calles en los
departamentos de Santa Cruz, Chuquisaca y La Paz llevan su nombre, así como institutos y
unidades educativas de su país.
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Dora María Ibarburu Irazusta (Salto, 27 de abril de 1918-19 de noviembre de 1992), fue una
enfermera y profesora uruguaya. Sus padres fueron Simona Irazusta y Joaquín María Ibarburu.
Entre los años 1931 y 35 cursó sus estudios en la Sección femenina, donde realizó sus estudios
de preparatoria de medicina entre los años 1936 y 38, y cursos de anatomía y fisiología en
Facultad de Medicina.
El 4 de marzo 1940 ingresa a la Escuela de enfermeras Dr. Carlos Nery. Completa el curso de
prueba de tres meses, y es incorporada a la planilla de sueldos el 14 de junio de 1940.
Abanderada de la Escuela por sus altas calificaciones el 5 de diciembre de 1942 se gradúa como
enfermera. Entre los años 1944 y 1950, recibe una beca de la Fundación Rockefeller para
realizar cursos de Salud Pública, educación y administración de escuelas y psiquiatría, en la
ciudad de Toronto, Canadá; estudios del funcionamiento de las escuelas de enfermería de Chile.
En 1949 participa del Congreso Regional de Enfermería en Lima, como delegada del Servicio
Cooperativo Interamericano de Salud Pública.
Entre junio de 1955 y junio de 1956 continúa formándose con otra beca de la Fundación
Rockefeller, participando en la misma y tomando cursos de administración de escuelas,
psicología del aprendizaje, y filosofía de la educación, en universidades de EE.UU. A su
regreso de EE.UU, la EUE había sido trasladada al Hospital de Clínicas, y allí asume por
concurso el cargo de Jefa del Departamento de Enfermería, por dos períodos consecutivos,
haciendo énfasis en la organización y estructura del servicio a fin de mejorar el uso de recursos
humanos y materiales.
Entre el año 1971 y 1980, deja Uruguay para incorporarse como consultora de la Oficina
Panamericana de la Salud en Argentina y Perú, y como consultora de enfermería en Ecuador.
En 1985 se reincorpora como Directora del Departamento de Enfermería del Hospital de
Clínicas de manera efectiva, a la vez que asume funciones como Directora Asistente del
Hospital con dedicación total obligatoria. Poco tiempo después, el Consejo del Hospital y la
Comisión Directiva le piden, por su meritorio desarrollo, que asuma la titularidad del cargo.
En el año 1987, cesa su cargo por límite de edad, pero continua trabajando en programas de
educación continúa y educación para la salud de forma honoraria. A pesar de no ser médico, es
en este mismo año que el Consejo de la Facultad de Medicina y la Escuela Universitaria de
Enfermería, deciden otorgarle el título de Profesora Emérita.
Fallece el 19 de noviembre de 1992, a los 74 años. Dados los importantes aportes que realizó
a la enfermería uruguaya y a su destacada actuación, en el año 2000 el Consejo del Instituto
Nacional de Enfermería, le otorga el título de profesora honoris causa.
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Nunca abandonó su tarea docente. Creó escuelas y otros tipos de establecimientos educativos
con actividades distintas a la medicina y fue pionera en el tratamiento de niños con
discapacidades y otros problemas. Cuando se retiró de la actividad docente fue agasajada
públicamente. Además, luchó intensamente por el reconocimiento de los derechos de la mujer.
Participó en congresos internacionales y elaboró un estudio sobre el Código Civil de su país
natal vigente en el momento, gracias al cual se aprobó un importante cambio en la ley, que
incluyó importantes derechos para la mujer casada.
La enfermedad y posterior fallecimiento de una amiga íntima, Amelia Kenig, que padeció una
enfermedad respiratoria crónica que le hizo sufrir una prolongada convalecencia produce en
Cecilia Grierson la vocación a dedicarse a la medicina, tarea a la que le dedica todo su esfuerzo.
Tarea que no sería fácil, la carrera de medicina en Buenos Aires era por aquel entonces
reservada a los varones, y hasta el momento ninguna mujer había logrado recibirse con el título
de Médico.4 Pero Cecilia no bajó los brazos, ya que ningún reglamento interno de la
Universidad vedaba el ingreso de mujeres a dicha especialidad y ya había un antecedente, Élida
Passo, que logró estudiar Farmacia y graduarse y posteriormente cursar hasta quinto año de
medicina pero la tuberculosis frenó su carrera y terminó con su vida también.
En 1883 ingresó a la Facultad de Ciencias Médicas, donde se graduó seis años más tarde en
1889 pese a haber sufrido las descalificaciones de sus profesores y compañeros de estudio.
Durante estos seis años llegó a ser Ayudante del Laboratorio de Histología, cargo que logró
mediante una carta que envió a un profesor cuando se enteró de la renuncia del ayudante que
se desempeñaba hasta entonces.
Un grupo de estudiantes disconformes, entre los que se encontraban José María Ramos Mejía
y Juan B. Justo, por considerar a la carrera de medicina muy teórica y carente de prácticas creó
el Círculo Médico en donde funcionó una escuela práctica de medicina con consultorios de
especialidades varias y un centro dedicado a la difusión y a la investigación. En este
establecimiento Grierson creó la primera Escuela de Enfermeras de América Latina con un
plan de estudios formal y donde se estableció el uso de uniforme para las enfermeras y
posteriormente fue adoptado por la mayoría los países latinoamericanos. Se desempeñó como
directora hasta 1913.
Realizó sus prácticas médicas como Practicante Interna del Hospital Escuela Buenos Aires,
siendo dirigida por Juan B. Justo y en 1888 fue nombrada practicante menor del Hospital de
Mujeres, hoy Rivadavia. Su tesis de graduación se tituló Histero-ovarotomías ejecutadas en el
Hospital de Mujeres, desde 1883 a 1889 y la presentó el 2 de julio de 1889, a los 6 años de
haber iniciado sus estudios, el plazo normal de esa carrera.
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Apenas se recibió se incorporó al Hospital San Roque donde se dedicó a ser ginecóloga y
obstetra pero no cirujana, especialidad que le fue negada por su condición de mujer, a pesar de
tener el título habilitante para ejercer esa especialidad, fue la primera mujer que lo obtuvo.
En 1891 fue miembro fundadora de la Asociación Médica Argentina, de la que fue elegida
presidente de la sesión el 27 de julio de 1907. Y en 1892 fundó la Sociedad Argentina de
Primeros Auxilios que más adelante se fusionaría con la Cruz Roja Argentina. Además fue la
precursora de la idea de abrir Salas de Primeros Auxilios en los diferentes pueblos para ayudar
con la asistencia primaria de los enfermos.
Cecilia Grierson tuvo una intensa actividad docente durante su vida en todos los niveles
educativos, fundó la Escuela de Economía doméstica y la Sociedad de Economía Doméstica
en 1902, establecimiento precursor de la Escuela Técnica del Hogar, primera en el país en esa
especialidad, promovió el estudio de la puericultura y fue pionera en la enseñanza de ciegos,
sordomudos y discapacitados. Dio cursos de nivel universitario entre 1904 y 1905, la temática
fue “Gimnasia Médica y Quinesioterapia" en la Facultad de Medicina.
Además Cecilia Grierson integró el Consejo Nacional de Educación desde 1892 hasta 1899, y
luego viajó a Europa enviada por el gobierno, y a su regreso trajo al país un nuevo plan de
estudios profesionales. Y llegó a ser presidenta del “Congreso Argentino de Mujeres
Universitarias”, que fuera fundado por Elvira Rawson de Dellepiane en 1905.
Manuela de la Santa Cruz Espejo y Aldaz (Quito, 20 de diciembre de 1753 - 1829) fue una
periodista, enfermera, feminista y revolucionaria ecuatoriana. Fue hermana de Eugenio Espejo,
con quien compartió el pensamiento ilustrado y los ideales independentistas.
María Manuela Dominga de Espejo y Aldaz, nombre que consta en la fe bautismal que reposa
en la iglesia parroquial de El Sagrario, nació el 20 de diciembre de 1753 en la ciudad de Quito,2
por aquel entonces capital de la Real Audiencia homónima, parte del Imperio colonial español.
Fue la quinta y última hija del matrimonio conformado por Luis Espejo (Chusig) y Catalina
Aldaz, quienes le proporcionaron una severa educación enfocada especialmente en la medicina
y las ciencias naturales, aunque no de manera formal debido al limitado acceso de la mujer a
las universidades en aquella época.
Contrajo matrimonio con el jurisconsulto José Mejía Lequerica, 22 años menor a ella, en la
iglesia de El Sagrario. Los padrinos del enlace fueron Juan de Dios Morales y su esposa, María
Oleas. Pese a la simpatía por las causas independentistas y científicas que el matrimonio tenía
en común, cuando Mejía se trasladó como diputado a las Cortes de Cádiz entabló una relación
con la joven andaluza Gertrudis Sanalova y Benito, a quien dejó como su heredera universal al
morir. Viviría entonces Manuela junto a la familia de Juan de Dios Morales.
Manuela solía acompañar a su hermano Eugenio en calidad de enfermera durante las visitas
médicas que realizaba, sirvió durante la epidemia de fiebre amarilla que asoló la ciudad en
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1785, y cuidó de su hermano Juan Pablo cuando este enfermó en 1764; por lo que es
considerada la precursora de la enfermería en el actual territorio ecuatoriano. Su formación se
reforzó gracias al científico Lorenzo Heinster, que le heredó veintiséis volúmenes sobre temas
médicos.
Como miembro del círculo independentista que se creó alrededor de su hermano Eugenio,
Manuela participaba activamente de las reuniones y servía como correo entre los conspiradores,
de la misma manera tuvo que defender a sus hermanos cuando fueron perseguidos, pagando
abogados y acompañándolos en los encierros.
En vista de la ampliación de las funciones que el personal de enfermería debía cumplir en los
hospitales y en los servicios preventivos asistenciales periféricos y a la revisión de la Currícula,
las escuelas de enfermería incorporaron en sus planes de enseñanza las asignaturas de
psicología, sociología, administración, salud pública y control de enfermedades transmisibles.
En octubre de 1948, el Departamento de Selección y Capacitación de Personal del MINSA,
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con la contribución financiera de la Fundación W.K .Kellogg, organizó el primer Curso para
Enfermeras Instructoras en el país, que fue seguido por otros dos cursos en los años 1950 y
1951, respectivamente, alcanzándose a capacitar un total de 50 enfermeras instructoras.
En 1951 el Comité Permanente para el Control de las Escuelas de Enfermería estableció como
requisito que todas las enfermeras tituladas que solicitaran autorización para ejercer su
profesión, debían aprobar un examen final, a cargo del referido Comité. En forma gradual se
fueron implantando diversas normas para que las escuelas siguieran procedimientos similares
en la selección, preparación y evaluación de sus alumnos.
Las profesoras de enfermería del Programa prestan servicios durante los períodos de
vacaciones estudiantiles, y en los últimos tres años han estado capacitando y haciendo el
seguimiento de las promotoras de salud en cada grupo residencial. El Programa además tiene
una representante en el Consejo de Educación y Salud de la Villa autogestionaria de El
Salvador. Por su parte, una vez firmado el convenio, se reorganizaron las experiencias de
aprendizaje de las estudiantes, de modo tal que durante el año la comunidad desarrollara
actividades de salud que cubrieran las necesidades de los pobladores con los que se trabajaba.
El trabajo de mayor envergadura en salud en Villa El Salvador estuvo a cargo de las alumnas
del último año, durante su internado de salud comunitaria, y contó con la asesoría de una
profesora por cada diez estudiantes. Las tareas que estas últimas realizaban fueron las
siguientes:
En 1915, fue una de las fundadoras del Círculo de Lectura de Señoras, una de las primeras
agrupaciones femeninas en Chile de la que también fue su presidenta56 y que se dedicó «a
propiciar y cultivar las letras y las artes desde el punto de vista de la recepción y la producción,
y a mejorar la calidad de la educación recibida por las mujeres».7 Por otro lado, ocupó el cargo
de la presidencia en la Cruz Roja de Mujeres de Chile entre 1918 y 1921, institución en la que
además, fue una de las principales benefactoras y gestoras.8
Escribió principalmente en diarios y revistas a principios del siglo XX, mientras que algunos
de sus poemas aparecieron en varias antologías, entre ellas Amalia Errázuriz de Subercaseaux.
Para algunos autores, su trabajo se puede enmarcar dentro del denominado feminismo
aristocrático, entre las que también se encuentran otras escritoras como Inés Echeverría Bello,
María Mercedes Vial, Teresa Wilms Montt, Mariana Cox Méndez y Luisa Lynch.
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BIBLIOGRAFÍA
Vicuña Urrutía, Manuel (2001). La belle époque chilena: alta sociedad y mujeres de
élite en el cambio de siglo. Santiago de Chile: Editorial Sudamericana. p. 322. ISBN
978-956-262-139-7.
https://es.wikipedia.org/wiki/Manuela_de_la_Santa_Cruz_y_Espejo
https://mujeresconciencia.com/2018/11/09/una-enfermera-en-el-pacifico-mary-louise-
hawkins-1921-2007/
https://www.mujeresenlahistoria.com/2019/05/clara-breed.html#more
https://es.wikipedia.org/wiki/Sof%C3%ADa_Eastman
https://es.wikipedia.org/wiki/Cecilia_Grierson