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EL PROFETISMO SEGUN EL TARGUlM JONATAN

Y EL TARGUM P,A LESTINENSE

l. La imagen del Profeta reflejada


en el Targum Jonatán (Tj)

Clasificando con cierta lógica los datos que nos brinda el TJ,
nos damos cuenta enseguida que el Profeta en el Tj no es un vi-
sionario, sino que es ante todo el transmisor de la Palabra de
Yahvé y de su mensaje. Así, pues, el concepto de visión y de viden-
te se interpreta casi siempre por profecía y profeta (cf, Tj Is 1,1;
2,1; 13,1; 21,2.8; 22,1; Jr 23,25; Ez 7,13; 12,23; Os 12,11; Am 1,1;
7,12; Miq 1,1; 3,6; Hab 1,1; 2,2.3; Zac 13,4). Sólo en dos ocasiones
el Tj Ez, que no deja de ser un targum algo singular, conserva la
palabra "visión", pero añadiendo el calificativo de "profética" (Tj
Ez 1,1; 8,3) 1_
Asimismo toda palabra que Dios comunica al Profeta com-
porta siempre la calificación de "profética", de ahí que práctica-
mente cada vez que en hebreo hallamos la expresión debar Yhwh
dirigida a un Profeta, en el Tj se parafrasea pitgam nebu'ah min
qodam Yhwh con sus variantes gramatícales correspondientes ( cf.
Tj Is 38,4; Jr 1,2.4.9.13.19; 2,1; 5,14; 7,1; 11,1; 13,3.8; 14,1; 1'6,1;
18,1.5; 21,1; 24,4; 25,1.3; 28,12; 29,30; 30,1; 32,1.6.26; 33,1.19.23;
34,1.8.12; 35,1.12; 36,27; 37,6; 39,15; 40,1.; 42,7; 43,8; 44,1; 45,1; 46,1.13;
47,1; 49,34; 51.64; Ez 1,3; 2,7; 3,4.14; 6,1; 7,1; 12,1; 8.17.21.26; 14.2.12;
15,1; 16,1; 17,1.11.20; 31,1; 32,1.17; 33,1.22.23; 34,1; 35,1; 37,15; 3,8,1;
Os 1,1; Jl ,1; Jon 1,1; 3,1; Miq 1,1; Ag 1,1.3; 2,1.10.20; sor 1,1;
Z·ac 1,1.7; 4,8; 6,9; 7,1.4.8; 8,1.18) 2•
Con cierta frecuencia el Tj precisa el sentido profético de al-
gún mensaje introduciéndolo con la frase 'emar nebiyya' "El Pro-

1 Ya en el Deuteronomio se identifica el dabar profético con el


dabar de la Torá, cf. A. M. Artola, La Biblia como libro sagrado: "Cul-
tura Bíblica" 278 (1980) 180 y nota 39. Por otra parte, el Tj evita la
imagen del profeta visionario tan característica de la literatura apo-
calíptica.
2 El Tj cuida con esmero de distinguir por medio de dos vocablos
diversos el concepto de palabra profética, pitga.m nebu'ah, del de la
palabra personal de Yahvé, memra/ deyhwh (cf. D. Muñoz de León,
Dios-Palabra. Memrá en los Targumim del Pentateuco, Granada 1974,
605ss). En cuanto a la traducción de Ia expresión adverbial mn qdm
cf. J. Ribera, La expresión aramaica mn qdm y su traducción: "Aula
Orientalis" 1 (1983) 114-115.
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feta ha dicho" {Tj Is 5,1.9; 6,1; 8,17; 9,5; 21,2.7 .8.1'0.12; 22,14; 24,16;
28,16.23; 33,15; 35,3; 61,1; 63,7; Jr 8,18.22; Ez 1,1; 8,1; 14,1; 19,14;
20,1; Miq 7,1; Hab 3,18), o con la fórmula imperativa nebiyya' 'emar
lehon, "Profeta, diles" :(Tj Is 5,3; 58,3; Jr 2,24; 31,3; Ez 16,23; Os
10,6; 12,4.9.13.14) 3•
A menudo el Tj resalta la imagen del Profeta como transmisor
de la palabra de Yahvé: Dios coloca su palabra en la boca del
inspirado {Tj Is 6,6.7; Jr 1,9), por eso éste abre su boca profética-
mente {Tj Ez 29,21). Las palabras del Profeta son 1a voz de Dios
(Tj Miq 6,9; Sof 3,2), son palabra de Yahvé {Tj Jr 6,19; 9,19; Ez
1,25), transmitida a veces con vehemencia (T] Is 8,11). Por tanto,
escuchar a los Profetas es escuchar a Yahvé (Tj Ez 20,8) porque su
profecía es revelación divina {Tj Is 28,19).
.Según este criterio targumista todos 1os vocablos que en he-
breo conllevan la idea de hablar, decir, comunicar un mensaje en
nombre o por mandato divino se traducen en el Tj por el término
"profetizar" con todas sus variantes morfológicas correspondíen-
tes. Así sucede con la expresión imperativa hebrea dabber, we-dib-
barta (Tj Jr 1,17; 9,21; 22,1; Ez 3,1.11; 14,4; 20,3.27; 24,27; 33,2) u
otras formas verbales finitas de dbbr (Tj 65,12; Jr 1,6; 17,15; 20,8;
22,21; 25,2; 26,7.8; 35,14.17; Ez 24,18), como también oon el sinó-
nimo 'mr (Tj Jr 5,14; 2,6,2; Ez 11,2'5; 12,23). El verbo arameo 'tnby
toma un énfasis especial cuando reemplaza al hebreo qr' sobre
todo en el modo imperativo {Tj Is 40;6; Jr 2,2; 3,12; 7,2.27; 11,6;
19.2; 35,17; Miq 3,5; Jon 1,2; 3,2; zac 1,4.14.17.).
En el Tj se insiste en que el Profeta es un enviado de Dios
para cumplir su misión especíñca de profetizar '(Tj Jr 1,7; Ez 3,5;
Ag 1,12; Zac 4,9; 6,15). Su presencia es como un toque de alerta
(Tj Jr 6,17) y su profecía es cual lluvia benéfica para el pueblo
(Tj Is 5,6), medicina que sana {Tj Jr 8,22), reposo para el mismo
Profeta (Tj Jr 45,3), aunque a veces es una carga tanto para el
Profeta oomo para el pueblo (Tj Jr 23,33.34.36.38); de ahí que algu-
na vez el Profeta intente huir para no profetizar {Tj Jon 1,3).
Ahora bien, todo el valor del mensaje profético depende· según
el Tj de que el Profeta posea o no el espíritu profético, ruare
nebu'ah (Tj Is 61,1; Ez 11,5; 31,1; 37,1; Miq 3,7.8) o el ospíritu san-
to {Tj Is 40,13; 44,13; 59,21; Jl 3,1.2). Por esta misma lógica el Tj
identifica los Prof,etas oon el espíritu de Dios (Tj Is 30,1; Ag 2,5) y
el Memrá de Yahvé oon el de los Profetas {Tj Is 11,15; 63,ln). En
el Tj de Ezequiel el espíritu profétioo se identifica con la mano de

3Esta frase introductoria, que se encuentra especialmente en el


Tj de Isaias, sirve para dar "autoridad profética" a las interpretacio-
nes que el Tj inserta dentro del texto bíblico; cf. B. Chilton, The Glory
of Israel; the Theology and Provenience of the Isaiah Targum (Sheffield
1983) 55.
EL PROFETISM O SEGUN EL TAR GUM JONATAN Y EL PALESTIN ENSE 491

Y.ahvé que se posa sobre el Profeta (Tj Ez 1,3; 3,22; 8,1; 37,1; cf.
también Tj Jr 1,9) 4•
El Profeta debe estar atento a la inspiración divina, por este
motivo la frase idiomática hebrea sim paneka 'el con el significado
de "presta atención", el Tj la entiende como una invitación al ins-
pirado para que escuche y acoja el mensaje profético: qabbel
nebu'ah {Tj Ez 6,2; 21,2.7; 25,2; 28,21; 29,2; 35,2; 38,2). De modo
parecido constatamos que el Tj en algunos pasajes da una interpre-
tación profética ,a ciertas expresiones metafóricas como "propón
una parábola" que traduce por "vaticina una profecía" (Tj Ez 24,3),
y "apacienta", por "profetiza" (T] Zac 11,4). Asimismo interpreta
proféticamente algunas acciones simbólicas como "cógete el zu-
rrón" que el Tj entiende por "sal y profetiza" (Tj Zac 11,15) o el
mandato que Dios comunioa a Oseas de tomar una ramera {Tj Os
1,2). Merece la pena anotar también que ,el Tj traduce siempre la
conocida frase ne'um Yhwh en forma verbal pasada: 'emar Yhwh
(cf., por ejemplo, Tj Is 14,22.23 ... ) 5• Finalmente advertimos que
el Tj atribuye a algunos personajes de la Biblia el carisma profé-
tico como al sacerdote Urías (Tj Is 8,2) y a Yigdaly,ahu (Tj Is 35,4) 6•

2. Misión del Profeta según el Tj

Una de las misiones características y coincidentes en ambos tar-


gumím, el Tj y el Targum palestinense (Tp), es el de Profeta como
Maestro e Intérprete de la Ley. La mejor íntroducción para este
apartado sería el conocido párrafo del Pírqe Abot cap. 1, vers. 1:
"Moisés recibió la Torá desde el Sinaí y la transmitió ·a Josué, Jo-
sué a 1os ancianos, los ancianos a los profetas, los profetas 1a trans-
mitieron a los hombres de la Gran Asamblea" 7• En el Tj, pues, la
4 Sobre la distinción y antigüedad de la expresión "espíritu san-
to" con respecto a la de "espíritu profético" cuando ambas se refieren
a la inspiración profética, cf. A. Diez Macho, NEOFITI IV: Números
(Madrid 1974). Introd. pp. 38, 43-47; cf. también J. Ribera, La exége-
sis rabínica postbíblica reflejada en la versión aramea de los Profetas:
"El Olivo" 13 (1981) 71-72. Es también interesante constatar que en
la Biblia el espíritu santo nunca está relacíonado con la profecía;
cf. G. Moore, Judaism in the first centuries of the Christian era (Har-
vard 1927) vol I, p. 421.
s Esta expresión en tiempo pasado podría indicar que para el Tj
el profetismo "canónico" es algo ya concluido, si bien continúa pervi-
viendo en Israel el espíritu profético del que el mismo targumista se
cree depositario según la tradición rabínica; cf. TB Megillah 3a.
6 Junto con el sacerdote Urias se menciona el profeta Zacarías,
sobre el cual cf. McNamara, M., The New Testament and the Pales-
tinian Targum to the Pentateuch (Roma 1966) 160-163; cf. también
D. Petersen: Late Israel Prophecy (Missoula 1977).
7 Se dice en el Seder 'Olam Rabbah (ed. por B. Ratner, Wilna 1984
cap. 6, p. 2): "Alejandro Macedonio reinó 12 años. Hasta entonces los
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mision de enseñar aparece paralela a 1a de profetizar (Tj Is 6,8;


28,24; 50,4; Jr 32,33; Os 11,2; Miq 2,6). El Profeta exhorta al servi-
cio de Yahvé que coincide con la instrucción en su Ley {Tj Is
43,22). Uno de los castigos con que amenaza Dios a su pueblo es
la privación de Profetas, escribas y maestros que son quienes 1e
instruyen con la enseñanza de la Ley {Tj Is 29,10.11). E incluso
manda al Profeta, guardador de la Ley, que la esconda (Tj Is 8,16).
La misión del Profeta según el Tj es establecer las normas que
orienten al justo {Tj Is 33,15), y encaminar el corazón del pueblo
por el sendero recto {Tj Is 62,10). Por eso, obedecer al Profeta es
lo mismo que observar 1a Ley de Yahvé (Tj Is 50-,10) 8•
Siguiendo el espíritu del Profeta bíblico el Tj resalta la mi-
sión del Profeta como denunciador del pecado de Israel y de. las
naciones. Así constata la maldad que cunde por doquier {Tj Miq
7,13), la infidelidad del pueblo al amor de su Dios (Tj Os 3,1), su
pecado de idolatría (Tj Jr ,8,19; 19,5~ Ez 23,3) sus actos de pillaje
(Tj Jr 20,8), la rebeldía contra la Ley de Yahvé {Tj Is 58,1; 65,2;
Os 8,1) y la actitud opuesta al arrepentimiento (Tj Is 65,12; 66,4)
y a la conversión {Tj Jr 6,29; 7,13; 35,17; Ez 16,2 7; 21,18). De ma-
1

nera especial el Tj pondera el desprecio y rechazo de que han sido


objeto los Profetas por parte de Israel, que ha hecho el sordo a
sus palabras (Tj Is 35,5; 50,2.4; 66,4; Jr 7,13; Ez 20,25; Os 5,8;
Zac 7,13), se ha cansado (Tj Is 7,13) y burlado de ellos (Tj Is 7,13;
1

28,11; Jr 8,18), intentando ocultar sus profecías (Tj Jr 1,19) y acu-


sándolos incluso de proferir profecías falsas {Tj Jr 43,2) 9•
Igualmente al estilo bíblico el Tj insiste en la evocación de las
penalidades pasadas y en la amenaza de los castigos futuros. En-
tre las calamidades del pasado se recuerda especialmente el destie-
rro {Tj Os 3,3; Am 9,1) y las matanzas (Tj Ez 19,14). Con respecto

profetas profetizaron en nombre del espíritu santo; desde entonces en


adelante inclina tu oído y escucha las palabras de los sabios".
s Cf. J. Ribera, Elementos comunes del Targum a los Profetas y del
Targum Palestinense, en "Simposio Bíblico Español" (Madrid 1984)
482-493, donde se hace una síntesis de los conceptos más significativos
sobre la Ley (su enseñanza, observancia, transgresión y conversión a
ella) tal como los exponen ambos targumim, Cf. también L. Smoiar/
M. Arberbach, Studies in Targum Jonathan to the Propets (Nueva York
1983) 159-164: Torah and good deeds, y B. ohnton, o.c., pp. 13-;18.
J. Eioenig en su obra L/Herménutique analogique du Juda"isme antique
a/aorés les témoins textuels d'lsaie (Leiden 1982) 34,72,221 insiste en
que los Profetas en el Judaísmo antiguo, tanto doctrinal como litúr-
gícamente, ejercen a menudo la función de aplicar y elucidar la Torá.
9 Una de las causas aducidas por los rabinos para justificar el cese
de la Profecía en Israel es la actitud injuriosa del pueblo contra los
profetas, cf. E. Urbach, ¿Cuándo cesó la Profecía?, en "Liqqute Tar-
bis" 1 (1979) 59 (en hebreo). Se aducen también otras causas como la
ausencia de la Shekinah en el segundo templo al ser éste construido
por manos extranjeras.
EL PROFETISM O SEGU N EL TARGU M JON ATAN Y EL PALESTIN ENSE 493

al .íuturo en las profecías de maldición {Tj Jr 15,17) se predíce


toda clase de desgracias y estragos (Tj Jr 4,15.19; 19,2); en concre-
to: el asedio, la destrucción, el píllaje, la cautividad y el destierro
(Tj Is 22,1.5; Jr 1,6; 6,11; Ez 23,46), 1a enfermedad incurable {Tj
Os 5,13) y el castigo definitivo die la segunda muerte (Tj Is 22,14),
final lógico pare el Tj ya que según el targumista todos 1os malva-
dos fenecen como la hierba {Tj Is 40,6) 10• También las naciones,
por su actitud negativa con respecto a Yahvé y ,a su pueblo, están
sometidas al castigo divino. Para el Tj Egipto (Tj Ez 32,16.Hl) y
Nínive {Tj Nah 1,1) son prototipos de dichas naciones.
En la mente del Profeta bíblico todas las calamidades del pa-
sado y las amenazas futuras tienen un objetivo fundamental: instar
al pueb1o a la conversión, que en el Tj consiste sobre todo en el
retorno al cumplimiento de la Ley (Tj Jr 6,29; Os 2,3), al culto de
Yahvé {Tj Os 10,12) o a su Temor (T] Jr 17,1-6). De ahí también
el deseo del Profeta expresado por la condicional "si se convirtie-
ran" para predecir los beneficios que este cambio de actitud repor-
taría al pueblo {Tj Is 28,10; 42,19; Os 1,3; Hab 3,1) 11•
A pesar de la actitud a menudo negativa de Israel con respecto
a Yahvé, a su Alianza y a su Ley, Dios continúa amando a su pue-
blo de modo singular. Por ello, los Profetas, fíeles transmisores de
la voluntad salvífica de Yahvé, predicen consolaciones para Israel
(Tj 40,9; Os 2,16). Así como lo habían hecho desde antiguo y cuyas
predicciones se cumplían (Tj Is 41,7) por la fuerza del mismo espí-
ritu profético, ahora anuncian las consolaciones venideras a favor
de Israel {Tj Is 40,1; Ez 37,21), de modo singular ,en la era mesiá-
nica, que en el Tj es un acentecímíento cercano e inminente (Tj
Is 21,11.12; 40,2; Jr 31,26). Entre 1os bienes de la era escatológica
el Tj resalta la liberación de 1os cautivos y el retorno de los deste-
rrados {Tj Is 61,1; Ez 37,19).
Así el Profeta en el Tj se constituye en el predíctor clariví-
dente de la era escatológica y mesiánica ya que precisamente a él
se 1e revela el secreto de las postrimerías del justo y del malvado
(Tj Is 24,16). Este futuro, que en el Tj se percibe como un aconte-
cimiento próximo e inmediato, comporta ·una gran convulsión en
todos 1os órdenes, convulsión de la que el justo se sentirá prote-
gido (Tj Is 28,16). No cabe duda que para el pueblo de Israel de
la época postbíblica, si hay algún anuncio profético consolador,
éste ha de cifrarse en la venida del Mesías y la era escatológica.
Este es el motivo por el que el Tj se encuentra taraceado de alusío-

10 Sobre el tema de la segunda muerte en el judaísmo, cf. M. Me


Namara, o.c., pp. 118-125.
11 B. Chilton, o.c., pp. 37-46, remarca que el arrepentimiento enten-
dido como conversión a la Ley, es uno de los objetivos primordiales del
mensaje profético según el Tj de Isaías.
494 J. RIBERA

nes claras y explicitas sobre el Mesías. Según el Tj el Mestas es


Maestro e intérprete fidedigno de la Ley {Tj Is 9,5; 42,7); su misión
consiste en promover la conversión de Israel {Tj Os 3,5), interceder
por sus pecados {Tj Is 53,4.7.11) y dar la debida recompensa a jus-
tos y malvados (Tj Is 53,9). A él se le atribuye también la misión
de liberar al pueblo de 1a tiranía extranjera (Tj Hab 3,17 .18), reunir
a los desterrados '(Tj Os 14,8), restaurar el reino de Israel {Tj Miq
4,8; 5,11) y reconstruir el templo {Tj Is 53,5; Zac 4,7; 6,12) 12•
Para terminar este apartado queremos mencionar algunas de
las funciones que según el. Tj desempeña el Profeta. Así se le iden-
tifica con el "guardián" (mismarii Tj Hab 2,1), "el centinela" (ha-
mesappeti Tj Is 21,6), ",el amonestador" {yolca]:I, Tj Os 4,4); igual-
mente aparece como intercesor del pueblo {Tj Is 8,17) y conocedor
de los designios secretos de Yahvé '(Tj Am 3,7).

3. La figura del falso profeta en el Tj

El Tj manifiesta una preocupación por distinguir claramente


qué actitudes proféticas en 1a Biblia son verdaderas y cuáles son
engañosas, dándonos así una descripción asaz cabal de la figura
del falso profeta como contraposición ,a la del Profeta auténtico,
inspirado.
Hay que advertir que la identificación entre falso profeta y
profeta idolátrico, tal como lo entiende P. Churgin en su conocida
obra Targum Jonathan to the Prophets (New Haven 1927) p. 118, no
es exacta. cierto que aparecen falsos profetas que son claramen-
te servidores de los ídolos {Tj Jr 218.26; Os 13,2), pero son los me-
nos. Falso profeta en la mente del Tj es ante todo el que carece de
inspiración profética divina {Tj Jr 13,13) aunque alardee de poseer-
la {Tj Jr 23,2 5); no tiene, por 1o tanto, el espíritu santo o profético
1

(Tj Miq 3,7) sino el espírrtu de mentira (Tj J.r 4,12; Miq 2,11) por
no haber sido enviado por Yahvé (T] Jr 14,14; 23,21; 27,15; 29,7);
de ahí que vaticine según el antojo de su corazón {Tj Jr 23,31; Ez
13,2.3.17). Por esta razón, cuando el verdadero Profeta predice el
castigo que Israel se merece por su pecado, el falso profeta vatici-
na 1a paz y ,el bienestar {Tj Jr 4,9-11; 23,17; Ez 13,10.14.15.16), niega
las calamidades anuncíadas por 1os Profeta:s inspirados como el
ataque de Babilonia a Jerusalén (T] Jr 14,15; 37,19), el destierro a

12 En la época rabínica el tema mesiánico es tratado con menos


entusiasmo que en el Tj y como un acontecimiento distante y lejano,
cf. J. Ribera, La exégesis rabínica ... , pp. 80-81. Una síntesis reciente
sobre el mesianismo en el Tj la encontramos en B. Chilton, o.c., pp.
86-96 y 112-117.
EL PROFETISM O SEGU N EL TARGUM JON ATAN Y EL PALESTIN ENSE 495

Babel (Tj Jr 7,15; 27,9), predice engañosamente la eliminación del


yugo babilónico (Tj Jr 28,1-2) o la vuelta inmediata de los exiliados
(Tj Jr 2:8,5.10.12.16). Por eso sus vaticinios son vanos e inútiles
(Tj Jr 5,13.31; Zac 10,2), su enseñanza es errónea (Tj Jr 14,14;
Ez 13,6.9; Zac 13,4), ya que hace necios a sus oy,entes {Tj Os 9,7)
y los descarría {Tj Os 2,7; Miq 3,5). El -falso profeta, astuto cual
zorro {Tj Jr 23,26; Ez 13,4) hace sufrir en gran manera al Profeta
verdadero {Tj Jr 23,9).
Por todo 1o cual la ira de Dios se desfoga contra los falsos
profetas (Tj Jr 23,30.32; Ez 13,15), Lanzando sobre ellos el golpe
de su castigo {Tj Jr 8,1; 13,13; 23,15; Ez 13,9), para que tropiecen
y queden confundidos '(Tj Os 4,5; Miq 3,7), sufran tribulación (Tj
Miq 3,6) y no vivan (Tj Jr 28,17; z,ac 13,3). El gran consuelo de la
era mesiánica · será la aníquílación de los falsos profetas (Tj Ez
13,15; Zac 13,2.4) y de la profecía engañosa de en medio de Israel
(Tj Ez 12,24).
Añadamos corno apostilla final de este apartado que en algu-
nas ocasiones el Tj, refiriéndose al profeta que no cumple debida-
mente su misión, utiliza el vocablo sappar "escriba" en sentido pe-
yorativo {Tj Is 9,14; 28,7; Jr 6,13; 14,18; 18,18; 23,24; Ez 22,25;
Zac 7,3) 13•

4. La imagen del Profeta según


el Targum Palestinense {Tp)

El Tp, basándose en un texto targúmico de Isaías {Is 40<,8),


afirma rotundamente que la palabra profética de Yahvé perdura
para siempre {Neo Nm 23,19), y sólo Israel, a diferencia de las
demás naciones, tiene Profetas verdaderos (Psj Dt 18,14).
Siguiendo la tradición judaica que se funda en Dt 34,10, según
el Tp Moisés representa la imagen ideal y perfecta del Profeta y,
por eso, muy a menudo el Tp añade al nombre de Moisés el oalifi-
cativo de "el Profeta" o "el Profeta de Yahvé" {d., por ejemplo,
Psj Ex 6,27; Neo, frag V Nm 11,26; frg P Nm 1-6,1; Psj Dt 31,14;
frg P. Dt 33,21, etc.) . De lo cual ,se deduce fácilmente que para el
Tp hay una íntima relación entre Legislador y Profeta. entre la Ley
y la Profecía, entendida ésta corno enseñanza ,e interpretación auto-

13 El hecho de que no siempre la palabra "escriba" tenga en el


Tj un sentido peyorativo (cr., por ejemplo, Tj Is 29,10-11) prueba una
vez más la evolución histórica del Tj, el cual a partir de un núcleo cen-
tral antiguo va acumulando tradiciones y corrientes ideológicas pos-
teriores; cf. B. Chilton, o.c., pp. 97-102. En el Tp el vocablo "escriba"
tiene siempre una connotación positiva; cf', M. Pérez, Tradiciones me-
siánicas en el Targum Palestinense (Valencia 1981) 126,
496 J. RIBERA

rizada de la Torá. Esta simbiosis entre Legislador y Profeta apare-


ce plasmada en la afirmación del Tp: "Moisés, el profeta y el escri-
ba de Israel" (Neo Psj Gn 27,29; frag V Nm 11,26; 24,9; frg P, V
Dt 33,21) 14•
Es lógico, pues, que Moisés posea como nadie el espíritu san-
to o espíritu de profecía que él comunica .a los demás (frg P Ex
2,12; Psj Nm 11,17.25; Neo M, frag P Nm 11,26) y que puede retirar
(Psj Ex 33,16; Psj Neo Nm 11,28). Porque Moisés tiene con Yahvé
una comunicación más íntima y personal que los demás Profetas
(Neo Nm 12,6.7) su palabra es de manera singular palabra proféti-
ca de Yahvé en la que siempre se puede conñar (Neo Psj Ex 14,31;
Neo frg P, V Ex 19,9) 15•
Ciertamente la misión profética más característica de Moisés
es, según el Tp, la enseñanza de la Ley (Psj Nm 26,11; _Neo frg P,
V Dt 30,12; y Tj Miq 4,4), explicándola, adoptándola (Psj frag V Lv
22,27; frg P, V, Dt 32,3) y decidiendo-en las causas que de ella deri-
van (Psj Gn 14,7; Psj frg P. Lv 24,12; Psj Nm 2,10; 9,8; 15,34; 27,5).
Como Profeta, Moisés exhorta al cumplímiento de la Ley anuncian-
do las bendiciones que ello reporta y, a .1a vez, las calamidades que
su inobservancia origina (Psj Dt 6,5; 11,26; 28,12.15; Neo Dt 32,3;
Neo, Psj frg. P, V Dt 32,14). También, al estilo profético, reprende
al pueblo por no cumplir la Ley {Psj Lv 2·6,29; Dt 28,15; 29,9) y no
escuchar a los verdaderos Profetas (Psj Dt 18,14). El Tp cita junto
con Moisés a Isaías como testimonios contra Israel (Neo Psj frag V
Dt 32,1). Por otra parte, para el Tp Moisés es sin duda el vatici-
nador sobre el futuro de las tribus de Israel '(Neo frag V Da 33,7;
Neo Dt 33,8.12; Neo frag V Dt 33,18.20.22; Neo Dt 33,23.24). Tam-
bién cabe anotar que el Tp denomina a Moisés Profeta cuando 1o
presenta como vencedor de los enemigos de Israel (Neo Nm 34,15) 16.
Según el Tp, el espíritu santo profético se infunde en aquellos
que de forma permanente o esporádica ejercen la misión proféti-
ca. Yia Abraham es considerado en el Tp Implícitamente inspirado
por cuanto transmite la palabra profética, pitgam tie-ruibu' (Neo
frg V Onq Gn 15,1; Neo Gn 15,4; frg V Neo M Gn 18,1), mientras
el Tj le llama de manera explícita "Profeta" {Tj Miq 4,4) y le re-
conoce el don de predecir el futuro {Tj Is 43,12). A Jacob se le

t4 Sobr,e la figura profética de Moisés en el Tp, cf. M. Pérez, o.e.,


pp. 183-186.
15 Para el Tp los textos escritos de la Ley y los Profetas sustituyen
a las tradiciones orales de los antepasados para informar y orientar
al pueblo en su religión, por eso dice el PsJ Dt 32,7: " .. .leed los libros
'de la Ley y os informarán, los libros de los Profetas y os lo dirán".
16 Cf. nota 8. Según el Tp la Torá se explica por los Profetas espe-
cialmente aquellos textos que son susceptibles de interpretación esca-
tológica y mesiánica como, por ejemplo, Neo Gn 49,11-12 interpretado
por el targum de Is 63,1-6; cf. M. Pérez, o.e., pp. 136-141.
EL PROFETISM O SEGUN EL TARGUM JONATAN Y EL PALESTINENSE 497

atribuye de forma expresa el espíritu profético por ,el que, según


el Tp, prevé el futuro y conoce 1015 hechos presentes ocultos ,a los
demás (Psj Gn 30,2'5; 31,21; 35,22; Psj frg P Gn 37,33; Psj Gn 41,38;
frg P Gn 42,1; Psj Gn 43,14; 45,27; 46,2). También José posee el
espíritu profético para interpretar los sueños (Psj Gn 41,38), e in-
cluso sus hermanos prevén proféticamente (Psj Gn 37,17).
Aparte de los patriarcas, el Tp atribuye a otros personajes bí-
blicos el don de profecía. Así un Profeta llamado Hur se aparece
delante de Aarón (Neo Ex 32,5); Besalel recibe el espíritu santo,
que le otorga el don de la sabiduría (Neo Psj Ex 31,2.3; Psj 37,8);
igualmente E1dad y Medad, quienes predicen el futuro inmediato
y escatológico {Neo Psj frg P, V Nm 11,26; Psj Nm 11,29) 17• Josué
hereda el espíritu profético de Moisés (frg P Nm 11,2,6; Neo Psj Nm
27,18);. también los ancianos, colaboradores de Moisés, participan
constantemente de su espíritu (Neo Psj Nm 11,25), incluso el mismo
pueblo recibe el espíritu profético (Psj Ex 33,16), que es precisa-
mente uno de los anhelos de Moisés (Neo Psj Nm 11,29), tal como
se promete ,a los descendientes de Jaoob (Psj Gn 35,11). En la era
mesiánica surgirá precisamente un Profeta que poseerá como Moi-
sés el espíritu santo profético (Psj Dt 18,18) y cuyo mensaje habrá
que obedecer (Psj Dt 18,19) 18.
El Tp recoge no pocos elementos hraggádicos en torno a la per-
sonalidad un tanto paradójica de Balaam. Ante todo, el Tp recono-
ce que Balaam posee el ,espíritu profético {Neo Psj Nm 24,2) y que
sus oráculos son de modo especial "proféticos", a causa de su índo-
le escatológica y mesiánica {Neo Psj frag P Nm 23,7; Neo frg V
Nm 23,23; Neo Psj frg P, V Nm 24,3; Neo Psj Nm 24,15.20.21.23).
Tanto el conocimiento de su propia muerte como el de la era me-
siánica pertenecen al gran secreto oculto a la mayoría de los profe-
tas y sólo a él revelado {Neo Psj frg P, V Nm 34,3.4; Neo Psj frag
V Nm 24,15.16) 19.

11 sobre la tradición mídráshíea del profeta Hur cf. R. Le Déaut,


Targum du Pentateuque II, exode-Lévitique (París 1979) 251, nota 6.
Es característico de la corriente apocalíptica entender el profetismo
como la revelación de secretos presentes y futuros ocultos a la mayoría
del pueblo tal como parece entenderlo también el Tp. En cambio el
Tj intenta hacer comprensibles al pueblo los vaticinios proféticos acla-
rando todo cuanto haya de simbólico y metafórieo en estas profecías.
18 El Psj dice textualmente: "Y:o les suscitaré, de en medio de
sus hermanos, un profeta que tendrá como tú el espíritu de santidad
y yo pondré en su boca las palabras de mi profecía, y les dirá todo
lo que yo le prescribiré". Hay una tradición haggádica antigua acerca
del retorno de Moisés al final de los tiempos como Profeta precursor
del Mestas, cf. R. Le Déaut, La Nuit Pascale (Roma 1963) 298-303, y
M. Pérez, o.e., pp. 185s.
19 G. vermes en su obra Scripture and Tradition in Judaism (Lei-
den 1973) 127-1_77 nos ofrece una amplia visión sobre las tradiciones
32
498 J. RIBERA

A Sara se le denomina "profetisa" (Psj Gn 21,12). También


María, hermana de Moisés, recibe a menudo en el Tp este califi-
oativo (trg P Ex 15,20; Neo Psj frg P, V Nm 12,16; frag P Nm 20-,2;
Neo frag V Nm 21,1; Psj Nm 33,17) y, según el Tj, su misión consis-
te en instruir a las mujeres (Tj Miq 4,4) 20•
El Tp de manera muy concisa, pero suñcíentemente clara, nos
traza los rasgos del falso profeta en contraposición al verdadero.
Falso profeta es aquel que sirve a los ídolos e induce al pueblo a
la idolatría {Neo Psj Dt 33,2.4.6). Pero, en realidad, hay dos clases
de falsos profetas: el idolátrico y el que finge una inspiración que
no ha recibido (Psj Dt 18,20.32).

5. El concepto de Profeta en la época posbíbl.ica

Nos referimos ,en términos generales al período que abarca


los dos últimos siglos anteriores a la era cristiana y el primer si-
glo siguiente. Es un tiempo de gran efervescencía religiosa en el
que paulatinamente se van consolidando las coordenadas básicas
del rabinismo propiamente dicho. La falta de uniformidad respecto
a las ideas religiosas de la época impide poder dar una visión ar-
mónica sobre el concepto de Profecía. Por eso nos limitaremos a
señalar Las opiniones más significativas al respecto-".
Según los textos rabínicos el Prof,etismo,.normativo de la Bi-
blía concluye en la época griega con los Profetas Ageo, Zaoarías
y Malaquías, quienes a veces son considerados como puros deposi-
tarios del mensaje profético de Jeremías, que pertenece a 1a época
final del primer templo. Sin embargo, a pesar de algunas corrien-
tes contrarias, la mayoría de los grupos religiosos sostiene que el
espíritu profético continúa presente en Israel y los mismos escri-
bas y sabios (IJ,akamim) se consideran los herederos genuinos de
los Profetas bíblicos 22•
judías acerca de Balaam. También M. Pérez, o.e., 213-281 hace un estu-
dio exhaustivo del texto del Tp.
20 El Tp evoca el carisma profético de David (frg P Nm 12,1), de
Jonás (Neo Dt 30,14); d. R. Le Déaut, Targum du Pentateuque IV, Nom-
bres (París 1980) 249, nota 8) y de Isaías (frg V, Neo, Psj Dt 32,1)._
21 Un ejiemplo de interpretaciones de signo contradictorio nos lo
dan las tradiciones haggádícas sobre Balaam, quien mi-entras para unos
es un Profeta verdadero, para otros es un pseudoprofeta; cf. M. Pérez,
o.c., p. 270.
22 Los escribas parecen ser los precedesores de los hakamim. o sa-
bios y no forman una categoría especial; cf. E. Urbach, Sages, en "En-
cyclopaedia Judaica" 14 (Jerusalén 1972) cols. 637s, y Y. Gilat, soterim,
en Ene Jud 15 (Jerusalén 1972) cols, 79-81; E. Urbach, The saqes: their
concepts and beliefs (Jerusalén 1969) 506-507 (en hebreo). Hay también
EL PROFETISM O SEGUN EL TARGUM JONATAN Y EL PALESTINENSE 499

Aunque se diga que el bat qol ha sustituido al ruan. qoiies, (TB


Yoma 9b) de hecho en este tiempo, que coincide con el pleno desa-
rrollo del movimiento esenio de Qumrán, del grupo de los celotes
y de 1a actuación de Juan .el Bautista y de Jesús de Nazaret, pro-
líferan una serie de personajes que son reconocidos por varios sec-
tores judíos como hombres de Dios, portadores del espíritu profé-
tico. Uno de los mejores testimonios contemporáneos es el escritor
Flavio Josefo, quien nos menciona con detalles varios profetas de
su tiempo. Si bien éstos se caracterizan por 1a facultad que poseen
de predecir el futuro más o menos inmediato, con todo, suelen
ejercer también la función de maestros e intérpretes de la Ley y
algunos poseen, además, ciertos poderes taumatúrgicos. Varios de
estos inspirados pertenecen al movimiento esenio como los profe-
tas Judas, Menahén y Simón, citados por Flavio Josefo. Otros, sin
embargo, no forman parte de ningún movimiento determinado
como Honi, Hanina ben Dosa, Yésua' ben Hananíah, Juan el Bau-
tista, Jesús de Nazaret, etc. 23•
Por una parte, los escribas se sienten poseídos por el espíri-
tu profético para interpretar con fidelidad Ja Torá y así orientar
al pueblo fiel en su búsqueda de la voluntad de Dios. Por otra, los
autores de los escritos apocalípticos, tan abundantes en aquel en-
tonces, se sienten también inspirados para interpretar a los Pro-
fetas bíblicos y así animar y consolar a un pueblo afligido por
tantos reveses sociales y políticos. Los sabios dan las orientacio-
nes necesarias pare una conducta moral y religiosa conforme a la
Ley y los apocalípticos, con sus vaticinios, mantienen la esperanza
en la próxima llegada del Reino de Dios 24• ·

una relación entre mehoqeq, soier y ñakam, cf. M. Pérez, o.e., 123-127.
Cf. también M. McNamara, Palestinian Judaism (Dublin 1983) 162-173.
Según la tradición rabínica "desde el día en que fue destruido el templo
fue arrebatada la Profecía de los profetas y entregada a los sabios", cf.
E. Urbach, ar. cit, pp. 60, 64.
23 Sobre los profetas de 1'a comunidad de los esenios cf. G. Vermes,
Los manuscritos del mar Muerto (Barcelona 1981) 159; acerca de los
profetas o ñasidim. Honí y Hanlnah ben Dosa cf. id., Jesús el judío
(Barcelona 1977) 74-85 y E. Urbach, art. cit., pp. 60-63, donde habla
también de la predicación de Yesua: ben Hananíah, Sobre el profetismo
de Jesús de Nazaret y Juan el Bautista cf. J. Ribera, ¿Fue Jesús de
Nazaret considerado Profeta por sus coetáneos?: "EJ Olivo" 18 (1983)
156-161. Gf. también Prophéiisme en DBS vol. 8, cols. 1224-1233.
24 D. S. Russell en The method and message of Jewish Apocalyp-
tic (Londres 1980) 73ss prueba la estrecha relación existente entre la
Profecía y la Apocalipsis; cf. también M. McNamara, Palestinian Ju-
daism ... , pp. 65-120. E. Urbach, en el art. cit., p. 63 se esfuerza en de-
mostrar que los escritos apocalípticos no son prorétícos, pero parece
que el enfoque que da a la cuestión no es acertado. Los escritores apo-
calípticos judíos y el círculo de sus seguidores y lectores creen que sus
obras son interpretaciones fidedignas de los Profetas bíblicos al igual
500 J. RIBERA

De ahí que la cuestión fundamental en esta época estribe no


tanto en negar 1a presencia del espíritu santo profético, que está
íntimamente ligado con el templo y la Shekiná, como en discernir
quienes realmente por su doctrina y su conducta demuestran po-
seer o carecer de este espíritu. Por ello cada movimiento religioso
judío, ya sea ortodoxo o sectario, acusa de falso profeta a todo
aquel que se opone a su propia doctrina, yia que cada grupo pre-
tende poseer la auténtica ínterpr,etación de la Ley y de los Pro-
fetas 25•

6. Conclusiones

Ahora bien, un somero cotejo entre los datos recogidos de los


targumim sobre la imagen del Profeta y las ideas que 'respecto al
:Profetismo predominan en los diversos movímientos judíos del pe-
ríodo posbíblico, nos lleva a las siguientes conclusiones:
El Tj y el Tp resaltan la calidad de la Palabra de los Profetas
bíblioos en cuanto que los que 1a anunciaban eran inspirados por
el espíritu santo profético. En la época posbíblioa, siguiendo este
mismo criterio tal oomo lo hemos constatado, se juzga sobre la
autenticidad de los que s,e proclaman Profetas según demuestren
poseer o no dicho espíritu.
La estrecha relación entre el Profetismo y 1a Ley tal como apa-
rece en .los targumim encuentra una confirmación clara en 1a con-
vioción que tienen los escribas y sabios de que ellos son los segui-
dores de los Profetas en su cometido de maestros e intérpretes
de la Ley. Igualmente, como ya hemos índícado, la mayoría de los
personajes de esta época reconocidos corno profetas, desempeñan
la misión de maestros y promotores de la Ley, invitando a la con-
versión y amenazando oon desgracias a los que no la observan. Es
c:Lerto, sin embargo, que estos profetas no se consideran del mis-
mo rango que los Profetas bíblicos, y su ideal es imitarlos a inter-
pretar genuínamente su doctrina.

que los escribas sostenían que ellos poseían el espíritu profético para
interpretar auténticamente la Torá.
25 B. Chilton en o.e., p. 52 niega que el espíritu santo en el Tj
lsaías esté de modo especial asociado al santuario y a la Shekiná · sino
más bien al arvepentimiento y conversión. Sin embargo, da la impre-
sión que· el autor confunde el theologoumenon específico del espíritu
santo profético con otras mociones divinas que impulsan al pueblo a
1a conversión. De cuanto hemos dicho en este artículo parece clara
la íntima relación que hay entre el espíritu santo y el lugar sagrado
de donde dimana su acción que es el templo con la presencia divina
de la Shekiná. Sobre los falsos profetas en este período, cf. J. Ribera,
¿Fue Jesús de Nazaret ... ? pp, 150ss. Flavío Josefo habla explícitamente
de los falsos profetas de su tiempo: cf. E. Urbach, art. cit., p. 61.
EL PROFETISM O SEGU N EL TARGUM JON ATAN Y EL PALESTIN ENSE 501

Por lo que respecta a los vaticinios escatológicos y mesiánicos


hay sin duda unas coincidencias entre Jos targumim y los escritos
apocalípticos. Ambos tratan el tema como algo inminente apor-
tando una serie de detalles sobre el mismo, pero con la diferencia
de que los targumim intentan clariñcar los vaticinios proféticos
a fin de hacerlos comprensibles al pueblo, mientras que los escri-
tos apocalípticos conservan una atmósfera de misterio y secreto
corno algo inteligible sólo para los ínicíados en el tema.
Por tanto, de los targumim y demás escritos de la época pos-
bíblioa se deduce que la figura del Profeta no desaparece con la
"canonización" de los Profetas bíblicos, aunque tome una expre-
sión distinta. Según esta opinión el espíritu profético perdura en
Israel hasta la destrucción del segundo templo y, más en concreto,
hasta la derrota del caudillo judío Simón Bar Kokeba en el año
135 de nuestra era.
Como apostilla final quisiéramos anotar algunos matices que a
nuestro entender distinguen la imagen del Profeta tal como la pre-
.senta el Tj de la que nos ofrece el Tp. En el Tj la Torá aparece
como una obra viva susceptible de cambios y añadiduras realizadas
por el magisterio profético, mientras para el Tp la Torá es una
obra perfectamente acabada por Moisés a la que ningún Profeta
puede cambiar ni añadir ya nada. Asimismo el Tj por su propia
índole trata con frecuencia y detalladamente de la era escatológica
y mesiánica; en cambio el Tp alude a ella de forma esporádica y
con alusiones más o menos claras. Por otra parte, mientras el Tj
amonesta frecuentemente sobre el peligro de los falsos profetas, el
Tp muestra poca precaución al respecto. Tal vez ciertas alusiones
peyorativas sobre los escribas que encontremos en el Tj, pero no
en el Tp, podrían ser un reflejo de las tensiones religiosas existen-
tes en el período posbíblieo y que luego desaparecíeron. Estas dife-
rencias entre ambos targumim podrían sugerimos que la doctrina
sobre el Profetismo contenida en el núc1eo central del Tj pertene-
cería al período posbiblico, mientras la imagen del Profeta refleja-
da en el Tp encuadraría mejor en la época rabínica siguiente.

J OSEP RIBERA

SIGLAS EMPLEADAS EN ESTE ARTICULO

frg P Targum fragmentario al Pentateuco, ms. de París.


frg V Targum fragmentario al Pentateuco, ms, de la Vaticana.
Neo Neophyti I.
Tj Targum Jonatán a los Profetas.
Tp Targum Palestínense al Pentateuco.

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