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Clasificando con cierta lógica los datos que nos brinda el TJ,
nos damos cuenta enseguida que el Profeta en el Tj no es un vi-
sionario, sino que es ante todo el transmisor de la Palabra de
Yahvé y de su mensaje. Así, pues, el concepto de visión y de viden-
te se interpreta casi siempre por profecía y profeta (cf, Tj Is 1,1;
2,1; 13,1; 21,2.8; 22,1; Jr 23,25; Ez 7,13; 12,23; Os 12,11; Am 1,1;
7,12; Miq 1,1; 3,6; Hab 1,1; 2,2.3; Zac 13,4). Sólo en dos ocasiones
el Tj Ez, que no deja de ser un targum algo singular, conserva la
palabra "visión", pero añadiendo el calificativo de "profética" (Tj
Ez 1,1; 8,3) 1_
Asimismo toda palabra que Dios comunica al Profeta com-
porta siempre la calificación de "profética", de ahí que práctica-
mente cada vez que en hebreo hallamos la expresión debar Yhwh
dirigida a un Profeta, en el Tj se parafrasea pitgam nebu'ah min
qodam Yhwh con sus variantes gramatícales correspondientes ( cf.
Tj Is 38,4; Jr 1,2.4.9.13.19; 2,1; 5,14; 7,1; 11,1; 13,3.8; 14,1; 1'6,1;
18,1.5; 21,1; 24,4; 25,1.3; 28,12; 29,30; 30,1; 32,1.6.26; 33,1.19.23;
34,1.8.12; 35,1.12; 36,27; 37,6; 39,15; 40,1.; 42,7; 43,8; 44,1; 45,1; 46,1.13;
47,1; 49,34; 51.64; Ez 1,3; 2,7; 3,4.14; 6,1; 7,1; 12,1; 8.17.21.26; 14.2.12;
15,1; 16,1; 17,1.11.20; 31,1; 32,1.17; 33,1.22.23; 34,1; 35,1; 37,15; 3,8,1;
Os 1,1; Jl ,1; Jon 1,1; 3,1; Miq 1,1; Ag 1,1.3; 2,1.10.20; sor 1,1;
Z·ac 1,1.7; 4,8; 6,9; 7,1.4.8; 8,1.18) 2•
Con cierta frecuencia el Tj precisa el sentido profético de al-
gún mensaje introduciéndolo con la frase 'emar nebiyya' "El Pro-
feta ha dicho" {Tj Is 5,1.9; 6,1; 8,17; 9,5; 21,2.7 .8.1'0.12; 22,14; 24,16;
28,16.23; 33,15; 35,3; 61,1; 63,7; Jr 8,18.22; Ez 1,1; 8,1; 14,1; 19,14;
20,1; Miq 7,1; Hab 3,18), o con la fórmula imperativa nebiyya' 'emar
lehon, "Profeta, diles" :(Tj Is 5,3; 58,3; Jr 2,24; 31,3; Ez 16,23; Os
10,6; 12,4.9.13.14) 3•
A menudo el Tj resalta la imagen del Profeta como transmisor
de la palabra de Yahvé: Dios coloca su palabra en la boca del
inspirado {Tj Is 6,6.7; Jr 1,9), por eso éste abre su boca profética-
mente {Tj Ez 29,21). Las palabras del Profeta son 1a voz de Dios
(Tj Miq 6,9; Sof 3,2), son palabra de Yahvé {Tj Jr 6,19; 9,19; Ez
1,25), transmitida a veces con vehemencia (T] Is 8,11). Por tanto,
escuchar a los Profetas es escuchar a Yahvé (Tj Ez 20,8) porque su
profecía es revelación divina {Tj Is 28,19).
.Según este criterio targumista todos 1os vocablos que en he-
breo conllevan la idea de hablar, decir, comunicar un mensaje en
nombre o por mandato divino se traducen en el Tj por el término
"profetizar" con todas sus variantes morfológicas correspondíen-
tes. Así sucede con la expresión imperativa hebrea dabber, we-dib-
barta (Tj Jr 1,17; 9,21; 22,1; Ez 3,1.11; 14,4; 20,3.27; 24,27; 33,2) u
otras formas verbales finitas de dbbr (Tj 65,12; Jr 1,6; 17,15; 20,8;
22,21; 25,2; 26,7.8; 35,14.17; Ez 24,18), como también oon el sinó-
nimo 'mr (Tj Jr 5,14; 2,6,2; Ez 11,2'5; 12,23). El verbo arameo 'tnby
toma un énfasis especial cuando reemplaza al hebreo qr' sobre
todo en el modo imperativo {Tj Is 40;6; Jr 2,2; 3,12; 7,2.27; 11,6;
19.2; 35,17; Miq 3,5; Jon 1,2; 3,2; zac 1,4.14.17.).
En el Tj se insiste en que el Profeta es un enviado de Dios
para cumplir su misión especíñca de profetizar '(Tj Jr 1,7; Ez 3,5;
Ag 1,12; Zac 4,9; 6,15). Su presencia es como un toque de alerta
(Tj Jr 6,17) y su profecía es cual lluvia benéfica para el pueblo
(Tj Is 5,6), medicina que sana {Tj Jr 8,22), reposo para el mismo
Profeta (Tj Jr 45,3), aunque a veces es una carga tanto para el
Profeta oomo para el pueblo (Tj Jr 23,33.34.36.38); de ahí que algu-
na vez el Profeta intente huir para no profetizar {Tj Jon 1,3).
Ahora bien, todo el valor del mensaje profético depende· según
el Tj de que el Profeta posea o no el espíritu profético, ruare
nebu'ah (Tj Is 61,1; Ez 11,5; 31,1; 37,1; Miq 3,7.8) o el ospíritu san-
to {Tj Is 40,13; 44,13; 59,21; Jl 3,1.2). Por esta misma lógica el Tj
identifica los Prof,etas oon el espíritu de Dios (Tj Is 30,1; Ag 2,5) y
el Memrá de Yahvé oon el de los Profetas {Tj Is 11,15; 63,ln). En
el Tj de Ezequiel el espíritu profétioo se identifica con la mano de
Y.ahvé que se posa sobre el Profeta (Tj Ez 1,3; 3,22; 8,1; 37,1; cf.
también Tj Jr 1,9) 4•
El Profeta debe estar atento a la inspiración divina, por este
motivo la frase idiomática hebrea sim paneka 'el con el significado
de "presta atención", el Tj la entiende como una invitación al ins-
pirado para que escuche y acoja el mensaje profético: qabbel
nebu'ah {Tj Ez 6,2; 21,2.7; 25,2; 28,21; 29,2; 35,2; 38,2). De modo
parecido constatamos que el Tj en algunos pasajes da una interpre-
tación profética ,a ciertas expresiones metafóricas como "propón
una parábola" que traduce por "vaticina una profecía" (Tj Ez 24,3),
y "apacienta", por "profetiza" (T] Zac 11,4). Asimismo interpreta
proféticamente algunas acciones simbólicas como "cógete el zu-
rrón" que el Tj entiende por "sal y profetiza" (Tj Zac 11,15) o el
mandato que Dios comunioa a Oseas de tomar una ramera {Tj Os
1,2). Merece la pena anotar también que ,el Tj traduce siempre la
conocida frase ne'um Yhwh en forma verbal pasada: 'emar Yhwh
(cf., por ejemplo, Tj Is 14,22.23 ... ) 5• Finalmente advertimos que
el Tj atribuye a algunos personajes de la Biblia el carisma profé-
tico como al sacerdote Urías (Tj Is 8,2) y a Yigdaly,ahu (Tj Is 35,4) 6•
(Tj Miq 3,7) sino el espírrtu de mentira (Tj J.r 4,12; Miq 2,11) por
no haber sido enviado por Yahvé (T] Jr 14,14; 23,21; 27,15; 29,7);
de ahí que vaticine según el antojo de su corazón {Tj Jr 23,31; Ez
13,2.3.17). Por esta razón, cuando el verdadero Profeta predice el
castigo que Israel se merece por su pecado, el falso profeta vatici-
na 1a paz y ,el bienestar {Tj Jr 4,9-11; 23,17; Ez 13,10.14.15.16), niega
las calamidades anuncíadas por 1os Profeta:s inspirados como el
ataque de Babilonia a Jerusalén (T] Jr 14,15; 37,19), el destierro a
una relación entre mehoqeq, soier y ñakam, cf. M. Pérez, o.e., 123-127.
Cf. también M. McNamara, Palestinian Judaism (Dublin 1983) 162-173.
Según la tradición rabínica "desde el día en que fue destruido el templo
fue arrebatada la Profecía de los profetas y entregada a los sabios", cf.
E. Urbach, ar. cit, pp. 60, 64.
23 Sobre los profetas de 1'a comunidad de los esenios cf. G. Vermes,
Los manuscritos del mar Muerto (Barcelona 1981) 159; acerca de los
profetas o ñasidim. Honí y Hanlnah ben Dosa cf. id., Jesús el judío
(Barcelona 1977) 74-85 y E. Urbach, art. cit., pp. 60-63, donde habla
también de la predicación de Yesua: ben Hananíah, Sobre el profetismo
de Jesús de Nazaret y Juan el Bautista cf. J. Ribera, ¿Fue Jesús de
Nazaret considerado Profeta por sus coetáneos?: "EJ Olivo" 18 (1983)
156-161. Gf. también Prophéiisme en DBS vol. 8, cols. 1224-1233.
24 D. S. Russell en The method and message of Jewish Apocalyp-
tic (Londres 1980) 73ss prueba la estrecha relación existente entre la
Profecía y la Apocalipsis; cf. también M. McNamara, Palestinian Ju-
daism ... , pp. 65-120. E. Urbach, en el art. cit., p. 63 se esfuerza en de-
mostrar que los escritos apocalípticos no son prorétícos, pero parece
que el enfoque que da a la cuestión no es acertado. Los escritores apo-
calípticos judíos y el círculo de sus seguidores y lectores creen que sus
obras son interpretaciones fidedignas de los Profetas bíblicos al igual
500 J. RIBERA
6. Conclusiones
que los escribas sostenían que ellos poseían el espíritu profético para
interpretar auténticamente la Torá.
25 B. Chilton en o.e., p. 52 niega que el espíritu santo en el Tj
lsaías esté de modo especial asociado al santuario y a la Shekiná · sino
más bien al arvepentimiento y conversión. Sin embargo, da la impre-
sión que· el autor confunde el theologoumenon específico del espíritu
santo profético con otras mociones divinas que impulsan al pueblo a
1a conversión. De cuanto hemos dicho en este artículo parece clara
la íntima relación que hay entre el espíritu santo y el lugar sagrado
de donde dimana su acción que es el templo con la presencia divina
de la Shekiná. Sobre los falsos profetas en este período, cf. J. Ribera,
¿Fue Jesús de Nazaret ... ? pp, 150ss. Flavío Josefo habla explícitamente
de los falsos profetas de su tiempo: cf. E. Urbach, art. cit., p. 61.
EL PROFETISM O SEGU N EL TARGUM JON ATAN Y EL PALESTIN ENSE 501
J OSEP RIBERA