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rece en una sucesión cíclica tiene ponden justamente a las antiguas cosmólogos contemporáneos. Es el ca-
muy antiguos precedentes. Uno de ideas del eterno retorno), representa so de G. Gamow, cuya teoría al res-
ellos se encuentra en el hinduismo, la transposición al plano de un pro- pecto hemos bosquejado en el artículo
que influyó en este respecto sobre el ceso único de la doctrina de la "repe- sobre cosmología ( VÉASE ). Es cu-
budismo. En este último se habla, tición". Es también el caso de Juan rioso comprobar que la teoría en
en efecto, de Kalpas, es decir, de pe- Escoto Erigena, si bien no debe ol- cuestión se parece extraordinariamen-
ríodos que van desde el nacimiento vidarse que la deificatio de todas te, en sus líneas más generales, a
hasta la destrucción de un mundo. las cosas no expresa, como parece los precedentes más remotos de la
La duración de cada Kalpa es inde- a primera vista (véase JUAN Escoto doctrina del eterno retorno; en efec-
terminada, pero se supone muy grande E RI GE N A ), una radical absorción to, en esta cosmología contemporánea
— posiblemente, varios millones de de ellas en el seno de Dios. En la interviene la noción de condensación
años. El nacimiento del mundo tiene época contemporánea Nietzsche ha extrema de la materia y su expansión
lugar por condensación extrema; su formulado la doctrina del eterno re- hasta alcanzar un estado de rarefac-
final, por una conflagración. El torno (die ewige Wiederkunft) al su- ción extrema, a partir del cual se
número de Kalpas es infinito, de modo poner (o imaginar) que, en un mundo produce de nuevo la condensación
que el proceso cíclico es eterno. La en donde los átomos sean indestructi- y así hasta el infinito.
doctrina del eterno retorno o sucesión bles y finitos, las infinitas combinacio- Karl Löwith, Nietzsches Philoso-
phie der ewigen Wiederkehr des
cíclica de los mundos fue defendida nes posibles de los mismos en la eter- Gleichen, 1935; 2a ed., 1956. — O.
asimismo por muchos pensadores nidad del tiempo darán un número Becker, "Nietzsches Beweise für seine
griegos; era común entre éstos infinito de mundos entre los cuales es- Lehre von der ewigen Wiederkunft",
considerar cada ciclo como un "Gran tará comprendido un número infinito Blätter für deutsche Philosophie, IX
Año". Así, la teoría atribuida a Herá- de momentos iguales. El hombre ha (1936). — M. Heidegger, Nietzsche, 2
clito, según la cual el mundo surge de vivir, por consiguiente, un número vols., 1961. — M. Éliade, Le mythe de
del fuego y vuelve al fuego según ci- l'étenel retour: archétypes et répé-
infinito de vidas. Nietzsche llama a tition, 1949 (trad. esp.: El mito del
clos fijados y por toda la eternidad esta doctrina "una profecía" y exige eterno retorno, 1952, especialmente
( Di og. L., IV, 9), es u na for ma para llegar a ella "libertarse de la Caps. III y IV). — A. Blum, Die
de la doctrina del eterno retorno. Lo moral". Unamuno llama a la doctrina Lehre von der ewigen Wiederkehr,
mismo ocurrió con muchos pitagóri- del eterno retorno "una formidable 1951 ( especialmente desde el punto
cos y en particular con los estoicos, tragicomedia" y un "remedo de la de vista del problema moral). — Ch.
que tomaron en parte su cosmología inmortalidad del alma". Jaspers supone Mugler, Deux thèmes de la cosmolo-
de Heráclito. Los motivos filosóficos gie grecque: devenir cyclique et plu-
que la doctrina nietzscheana del eterno ralité des mondes, 1953. — M. Hei-
de esta doctrina son, entre otros, la retorno es exclusivamente ética y en degger, Was heisst Denken?, 1954
necesidad de reconocer el movimiento modo alguno cosmológica (o mi- (trad. esp.: ¿Qué significa pensar?,
y de limitarlo mediante una ley o, tológico-cosmológica ) : lo que tal doc- 1958).
mejor dicho, una "medida". Las cau- trina tiende a mostrar es que el hom- ÉTICA. El término 'ética' deriva
sas empíricas que promovieron su bre es responsable por sus acciones de de h(/qoj , que significa 'costumbre' y,
adopción son probablemente la ob- un modo definitivo, hasta el punto por ello, se ha definido con frecuen-
servación del carácter cíclico de mu- de que cada una de sus acciones se cia la ética como la doctrina de las
chos procesos naturales (por ejemplo, repite un número infinito de veces. costumbres, sobre todo en las direc-
el cambio de las estaciones, que daba Heidegger hace de la doctrina del ciones empiristas. La distinción aris-
la idea de un continuo regresar al eterno retorno nietzscheana uno de los totélica entre las virtudes éticas,
punto de partida). Varios pensado- elementos fundamentales de la "des- h= q ikai a) r etai/ , y virtudes
res medievales, especialmente árabes, trucción de la metafísica occidental". dianoéticas, dianhtikai/ a)retai/, indica
expresaron ideas parecidas. Así, Al- Con frecuencia se estima que dicha que el término 'ético' es tomado
kindi, Avicena, Averroes —y también teoría sufre de las mismas contradic- primitivamente sólo en un sentido
el llamado averroísmo latino— admi- ciones con que choca toda doctrina "adjetivo": se trata de saber si una
tieron una reaparición periódica de que opere en la realidad con el con- acción, una cualidad, una "virtud" o
los acontecimientos, una evolución cepto de lo infinito. En su significa- un modo de ser son o no "éticos". Las
circular del mundo único regido por ción física excluye la posibilidad de virtudes éticas son para Aristóteles
la revolución eterna de los astros. sistemas cerrados o relativamente ce- aquellas que se desenvuelven en la
Los autores cristianos no podían ad- rrados dentro del Universo; en su práctica y que van encaminadas a la
mitir, en cambio, la idea de un eterno sentido metafísico excluye la idea de consecución de un fin, en tanto que
retorno; "lo que pasa" no vuelve a la irreversibilidad del tiempo y la re- las dianoéticas son las virtudes
pasar, porque es historia, y hasta "dra- ducción de todas las realidades a un propiamente intelectuales. A las
ma". Sólo en algunos casos se conci- mismo nivel. primeras pertenecen las virtudes que
bió el "devenir" a modo de un vol- Considerada como una descripción sirven para la realización del orden de
ver: el "volver a la unidad primera". plausible del proceso cósmico y no la vida del Estado —la justicia, la
Ello sucedió cuando se rozó, o se su- como una teoría filosófica apoyada en amistad, el valor, etc.— y tienen su
pone que se rozó, el "panteísmo". Es la posibilidad de un número infinito origen directo en las costumbres y en
el caso de Orígenes, cuya apocatásta- de combinaciones de los mismos ele- el hábito, por lo cual pueden llamarse
sis de todas las cosas, la restitutio mentos, la doctrina del eterno retor- virtudes de hábito o tendencia. A las
universalis (expresiones que corres- no ha sido reformulada por algunos segundas, en cambio,
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pertenecen las virtudes fundamenta- ideas de carácter moral que tienen hombres tienen que comportarse de
les, las que son como los principios de una base filosófica, es decir, que, en una cierta manera. Podemos citar a
las éticas, las virtudes de la inteligen- vez de darse simplemente por su- este respecto las reflexiones éticas de
cia o de la razón: sabiduría, σοφία, y puestas, son examinadas en sus fun- Demócrito. Pero sobre todo entran
prudencia, φρόνησις. En la evolución damentos; en otros términos, son fi- en este capítulo las meditaciones al
posterior del sentido del vocablo, lo losóficamente justificadas. No importa respecto de Sócrates y de Platón.
ético se ha identificado cada vez para el caso que la justificación de Muchos autores consideran a Sócrates
más con lo moral, y la ética ha lle- un sistema de ideas morales sea extra- como el fundador de una reflexión
gado a significar propiamente la moral (por ejemplo, que se base en ética autónoma, aun reconociendo
ciencia que se ocupa de los objetos una metafísica o en una teología ) ; lo que la misma no hubiera sido posi-
morales en todas sus formas, la fi- decisivo es que haya una explicación ble sin el sistema de ideas morales
losofía moral. racional de las ideas o de las normas dentro de las cuales vivía el filósofo
Antes de describir los problemas adoptadas. Por este motivo, los y especialmente sin las cuestiones sus-
fundamentales de la ética tal como historiadores de la ética suelen seguir citadas acerca de ellas por los sofis-
se presentan al filósofo contemporá- los mismos procedimientos y adoptar tas. En efecto, al considerar el pro-
neo, nos ocuparemos brevemente de las mismas divisiones propuestos por blema ético individual como el pro-
la historia de la ética y de las posicio- los historiadores de la filosofía. Ello blema central filosófico, Sócrates pa-
nes capitales adoptadas a lo largo de plantea para la historia de la ética el reció centrar toda reflexión filosófica
ella. Ante todo, cabe advertir que la mismo problema que se plantea a la en la ética. En un sentido parecido
historia de la ética como disciplina fi- historia de la filosofía, a saber, el de trabajó Platón en los primeros
losófica es más limitada en el tiempo averiguar si es justo limitar tal historia tiempos, antes de examinar la idea
y en el material tratado que la historia a Occidente y de si no deberían del Bien ( VÉASE ) a la luz de la teoría
de las ideas morales de la humanidad. también introducirse capítulos sobre la de las ideas y, por consiguiente,
Esta última historia comprende el es- ética filosófica de varios pueblos antes de subordinar, por así decirlo,
tudio de todas las normas que han re- orientales, especialmente de los de la la ética a la metafísica. En cuanto
gulado la conducta humana desde los China y la India, en los que parecen a Aristóteles, no solamente fundó la
tiempos prehistóricos hasta nuestros haberse suscitado cuestiones filosóficas ética como disciplina filosófica, sino
días. Este estudio no es sólo filosó- análogas a las que han existido en que, además, planteó la mayor parte
fico o histórico-filosófico, sino tam- Occidente y, por consiguiente, de los problemas que luego ocuparon
bién social. Por este motivo, la histo- problemas éticos susceptibles de ser la atención de los filósofos morales:
ria de las ideas morales —o, si se descritos e historiados filosóficamente. relación entre las normas y los bienes;
prefiere eliminar el término 'historia', La respuesta que damos a esta cues- relación entre la ética individual y
la descripción de los diversos grupos tión es la misma que hemos dado la social; clasificación y jerarquía de
de ideas morales— es asunto de que al tratar el problema de la filosofía, los bienes; clasificación (precedida
se ocupan disciplinas tales como la de la historia de la filosofía y de la por la platónica) de las virtudes; exa-
sociología y la antropología. Ahora filosofía oriental. En efecto, conside- men de la relación entre la vida teó-
bien, la existencia de ideas morales ramos que aun cuando en otras co- rica y la vida práctica, etc. Después
y de actitudes morales no implica to- munidades distintas de la occidental de Aristóteles muchas escuelas filo-
davía la presencia de una particular se hayan dado ideas morales, y aun sóficas —tales los cínicos, cirenaicos
disciplina filosófica. Así, por ejemplo, importantes sistemas de ideas mora- y en parte estoicos— se ocuparon
pueden estudiarse las actitudes e les, la consideración de la ética como principalmente de escrutar los fun-
ideas morales de diversos pueblos disciplina filosófica especial ha sur- damentos de la vida moral desde el
primitivos, o de los pueblos orienta- gido solamente en su madurez dentro punto de vista filosófico. Especial-
les, o de los hebreos, o de los egip- del Occidente, de modo que una his- mente ocupó a los pensadores post-
cios, etc., sin que el material resul- toria de la ética filosófica coincide aristotélicos la magna cuestión de la
tante deba forzosamente encuadrarse con una historia de la ética occi- relación entre la existencia teórica y
en la historia de la ética. En nuestra dental. la práctica, con frecuente tendencia
opinión, por consiguiente, solamente De hecho, esta historia comenzó a establecer —si bien por considera-
hay historia de la ética dentro del solamente de un modo formal con ciones teóricas— el primado de la
marco de la historia de la filosofía. Aristóteles, con cuyas ideas sobre la última sobre la primera. Común a
Aun así, la historia de la ética ética y las virtudes éticas hemos ini- muchas escuelas de la época fue —co-
resulta a veces de una amplitud con- ciado este artículo. Sin embargo, antes mo ocurrió con los estoicos— el in-
siderable, pues se hace difícil con de Aristóteles se hallan ya preceden- tentar descubrir un fundamento de
frecuencia establecer una separación tes para la constitución de la ética la ética en la Naturaleza. Por este
estricta entre los sistemas morales como disciplina filosófica. Entre los motivo, muchas comentes éticas de
—objeto propio de la ética— y el con- presocráticos, por ejemplo, pueden la época pueden ser calificadas de
junto de normas y actitudes de ca- encontrarse reflexiones de carácter naturalistas, si bien teniendo presente
rácter moral predominantes en una ético que no están ya ligadas a la que el término 'naturalismo' (v.) no
sociedad o en una fase histórica da- aceptación de ciertas normas sociales debe entenderse en el mismo sentido
das. Con el fin de solucionar este vigentes —o a la protesta contra tales que ha llegado a tener en la época
problema, los historiadores de la ética normas—, sino que procuran descu- moderna. También fue común a la
han limitado su estudio a aquellas brir las razones por las cuales los mayor parte de tales escuelas el ma-
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ninfestar los dos siguientes rasgos. Pri- necesario que los aspectos hedonistas, mencionamos las teorías éticas fun-
mero, el de considerar la ética como naturalistas y autonómicos que ca- dadas en el egoísmo (Hobbes), en el
ética de los bienes, es decir, el esta- racterizaron a varias escuelas éticas realismo político (maquiavélicos), en
blecer una jerarquía de bienes con- griegas se pusieran completamente de el sentimiento moral (Hutcheson y
cretos hacia los cuales aspira el hom- lado. En tanto que se considerara otros autores). Fundamental para la
bre y por los cuales se mide la mora- que el hombre es un ser peregrino mayor parte de los pensadores mo-
lidad de sus actos. Segundo: el bus- que está en esta tierra con el fin de dernos fue la cuestión del origen de
car la tranquilidad de ánimo, que prepararse para una vida futura ultra- las ideas morales. Algunos las encon-
según algunos (los estoicos) se halla terrena, era natural que la noción de traron en ciertas facultades innatas
en la impasibilidad, según otros (los felicidad, tan importante en muchos! del hombre, ya sea de carácter in-
cínicos) en el desprecio a las con- éticos griegos (véase EUDEMONÍA),; telectual o bien de carácter emotivo;
venciones, y según otros (los epicú- fuera sustituida por otras nociones otros buscaron las bases de la ética en
reos) en el placer moderado o, mejor más adecuadas a la vida cristiana. una intuición especial, o en el sentido
dicho, en el equilibrio racional entre Ahora bien, ello no significa que la común, o en la simpatía, o en la
las pasiones y su satisfacción. ética cristiana fuese siempre y nece- utilidad (individual o social); otros
El auge del neoplatonismo y la apa- sariamente una ética de índole ascé- llamaron la atención sobre el papel
rición del cristianismo modificaron tica. Como en muchas otras cosas, que desempeña la sociedad en la
sustancialmente muchas de las ante- en el terreno ético el cristianismo formación de los conceptos éticos;
riores ideas éticas. Por un lado, los ofrece variantes. Los bienes terrena- otros, finalmente, insistieron en que
neoplatónicos tendieron a edificar la les, especialmente en la medida en el fundamento último de la ética
ética al hilo de la teoría platónica que fueron considerados como otor- sigue siendo la creencia religiosa o
de las ideas, aun cuando es cierto gados por Dios, no fueron tampoco la dogmática religiosa. Las cuestiones
que en algunos autores —como Plo- eliminados. De ahí la posibilidad de de la libertad de la voluntad frente
tino— la ética platónica se presenta adoptar poco a poco puntos de vista al determinismo de la Naturaleza; de
mezclada con ideas morales aristotéli- éticos que durante algún tiempo ha- la relación entre la ley moral y la
cas y en particular estoicas. Por otro bían sido considerados como especí- ley de la Naturaleza, y otras análogas,
lado, los pensadores cristianos tuvieron, ficamente griegos y punto menos predominaron durante los siglos XVII
cuando menos en los comienzos, una que incompatibles con una vida cris- y XVIII. Se formaron así diversas co-
doble actitud frente a la ética. En un tiana. Esto explica, entre otras cosas, rrientes éticas que han recibido los
sentido, absorbieron lo ético en lo la creciente introducción de las teo- nombres de naturalismo, egoísmo,
religioso, y de ello nació una tendencia rías éticas aristotélicas en los filóso- asociacionismo, intuicionismo, etc. Un
a edificar el tipo de ética que luego se fos escolásticos, al compás de la in- cambio radical experimentó la ética
ha llamado heterónoma o, más troducción de la filosofía general aris- con la filosofía de Kant. Según he-
propiamente, teónoma, es decir, la que totélica que culminó en el siglo XIII. mos expuesto en varios artículos ( véase
fundamenta en Dios los principios de De hecho, en la última época de la BUE N A V OLUNT AD , CON CIEN CI A
la moral. En otro sentido, en cambio, escolástica clásica se llegó a la for- MORAL, DEBER, INTENCIÓN, KANT ),
aprovecharon muchas de las ideas de mulación de una teoría ética que lo- Kant rechazó toda ética de los bienes
la ética griega —principalmente las gró fundir la mayor parte de los prin- (véase BIEN ), y procuró en su lugar
platónicas y estoicas—, de tal modo cipios fundamentales éticos griegos fundamentar una ética formal, autó-
que partes de la ética tales como la con las normas cristianas. noma (V. AUT ON OMÍ A ) y, en cierta
doctrina de las virtudes y su La historia de la ética se compli- medida, penetrada de rigorismo. La
clasificación se insertaron casi ca a partir del Renacimiento. Por un meditación de ,Kant al respecto in-
enteramente dentro del cuerpo de la lado, resurgieron muchas tendencias fluyó grandemente sobre muchas teo-
ética cristiana. Muy corriente fue el éticas que, aunque no totalmente rías posteriores de la ética. Es cierto
adoptar ciertas normas éticas de abandonadas, habían sido atenuadas que en el curso del siglo XIX domina-
algunas escuelas (como la estoica), considerablemente: es el caso del es- ron otras corrientes además de la kan-
negando sus fundamentos naturalistas y toicismo. Fuertes corrientes neo-es- tiana y de la desarrollada por el
suprimiendo aquellas porciones (por tóicas se divulgaron durante los si- idealismo alemán (especialmente por
ejemplo, la justificación del suicidio) glos XV, XVI y XVII, alcanzando a Fichte). Mencionamos entre ellas la
que eran incompatibles con las ideas filósofos como Descartes y, sobre todo, prosecución de las corrientes adscritas
morales cristianas. Ahora bien, a Spinoza. Por otro lado, los nuevos a la filosofía del sentido común (v.),
medida que se fue acogiendo el problemas presentados al individuo la tendencia a examinar las cuestio-
pensamiento griego dentro del y a la sociedad a partir especialmente nes éticas desde el punto de vista
cristiano se pusieron de relieve ciertos del siglo XVII, los cambios de normas psicológico, el desarrollo del utilita-
fundamentos que resultaron ser en las relaciones entre personas y rismo (v.), el intuicionismo inglés, el
comunes a ambos. Entre ellos entre naciones, condujeron a refor- evolucionismo ético, la tesis de la
mencionamos como el principal la mulaciones radicales de las teorías absoluta diferencia entre la ética y
clásica equiparación de lo bueno con éticas. De ello surgieron sistemas di- la religión (v.). El evolucionismo
lo verdadero, que los filósofos versos que, aunque apoyándose en ético en particular renovó el natura-
cristianos desarrollaron en su teoría nociones tradicionales, aspiraban a lismo ético agregándole un aspecto
de los trascendentales (v.). Para con- cambiar las bases de la reflexión ético- dinámico que el antiguo naturalismo
seguir tal comunidad de supuestos fue flosófica. Como ejemplo de ellos no había conocido. De ello surgieron
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cambios revolucionarios en las con- efecto, los principios éticos superio- la realización de un valor positivo
cepciones éticas que terminaron, co- res, los imperativos, son absolutamente sin sacrificio de los valores superio-
mo ocurrió con Nietzsche, con esfuer- válidos a priori y tienen con respecto res y de completo acuerdo con el
zos para introducir una inversión a la experiencia moral la misma carácter de cada personalidad.
completa en todas las tablas de va- función que las categorías con respecto En lo que se refiere al problema
lores. Consecuencia de ello fue la a la experiencia científica. El resultado del origen, la discusión ha girado
adopción de puntos de vista axioló- de semejante inversión de las tesis sobre todo en torno al carácter au-
gicos, que habían sido poco atendi- morales conduce, por lo pronto, al tónomo o heterónomo de la moral.
dos por los autores anteriores. Ahora trastorno de todas las teorías existentes Para los partidarios del primero, lo
bien, la fundamentación de la ética con respecto al origen de los principios que se ha realizado por una fuerza
en una explícita teoría de los valores éticos: Dios, libertad e inmortalidad no o coacción externa no es propiamente
—posición defendida por varias teo- son ya, en efecto, los fundamentos de moral; para los que admiten el
rías éticas contemporáneas— vino la razón práctica, sino sus segundo, no hay de hecho posibilidad
asimismo por otros lados. En efecto, postulad os. De ahí que el de acción moral sin esa fuerza extraña,
como reacción contra el formalismo formalismo moral kantiano exija, al que puede radicar en la sociedad o,
y rigorismo kantianos —interpretados, propio tiempo, la autonomía ética, como ocurre en la mayor parte de los
por lo demás, demasiado al pie de la el hecho de que la ley moral no sea casos, en Dios. A ellas se han
letra— autores como Brentano inten- ajena a la misma personalidad que sobrepuesto asimismo tendencias
taron edificar una ética que fuese al la ejecuta. Opuestas a este formalis- conciliadoras que ven la necesidad de
mismo tiempo material y rigurosa y mo se presentan todas los doctrinas la autonomía del acto moral, pero que
no dependiese de un sistema de bie- éticas materiales, de las cuales cabe niegan que esta autonomía destruya
nes o arbitrariamente seleccionado, distinguir, como ha hecho A. Müller, el fundamento efectivo de las
o considerado como establecido por la entre la ética de los bienes y la de normas morales, pues el origen del
sociedad, o estimado como conocido los valores. La de los bienes com- acto puede distinguirse perfectamente
de un modo inmediato y evidente, prende todas las doctrinas que, fun- de la cuestión del origen de la ley.
o fundado en una heteronomía. Des- dadas en el hedonismo o consecución En otros sentidos, se han contrapuesto
de entonces la ética ha entrado en de la felicidad, comienzan por plan- entre sí las tendencias aprioristas y
una fase muy activa de su desarrollo. tearse un fin. Según este fin, la mo- empiristas, voluntaristas e
Y ello de tal modo que se hace di- ral se llama utilitaria, perfeccionista, intelectualistas, que se refieren
fícil presentar un cuadro de la ética evolucionista, religiosa, individual, más bien al origen efectivo de los
contemporánea desde el punto de social, etc. Su carácter común es el preceptos morales en el curso de la
vista de las diversas escuelas, y re- hecho de que la bondad o maldad historia o en la evolución de la in-
sulta más plausible dar una breve de todo acto dependa de la adecua- dividualidad humana y que quedan
descripción de los problemas funda- ción o inadecuación con el fin pro- con frecuencia sintetizadas en una
mentales de la ética y de las prin- puesto, a diferencia del rigorismo concepción perspectivista en la cual
cipales soluciones propuestas para so- kantiano donde las nociones de de- el voluntarismo y el intelectualismo,
lucionarlos. Examinaremos cuatro de ber, intención, buena voluntad y mo- el innatismo y el empirismo son con-
estos problemas: la esencia de la éti- ralidad interna anulan todo posible cebidos como meros aspectos de la
ca, su origen, su objeto o fin y el eudemonismo en la conducta moral. visión de los objetos morales, de los
lenguaje ético. En una dirección parecida, pero con valores absolutos y eternamente vá-
En lo que toca a la cuestión de distintos fundamentos, se halla la lidos, progresivamente descubiertos
la esencia, hay dos concepciones an- ética de los valores, la cual repre- en el curso de la historia. En cuanto
titéticas, que pueden designarse con senta, por un lado, una síntesis del al problema de la finalidad, equi-
el nombre de ética formal y ética formalismo y del materialismo y, por vale en parte a la misma cuestión
material. Ninguna de ellas aparece, otro, una conciliación entre el empi- de la esencia de la ética y hace re-
naturalmente, en toda su pureza y rismo y el apriorismo moral. El ma- ferencia a las posiciones eudemonis-
puede decirse, por lo contrario, que yor sistematizador de este tipo de tas, hedonistas, utilitaristas, etc., que
toda doctrina ética es un compuesto ética, Max Scheler, la ha definido, responden a la pregunta por la
de formalismo y "materialismo", los de hecho, como un apriorismo moral esencia, siempre que ésta sea defi-
cuales se han mantenido como cons- material, pues en él empieza por nida de acuerdo con un determinado
tantes a lo largo de toda la historia excluirse todo relativismo, aunque, bien.
de las teorías y actitudes morales. al mismo tiempo, se reconoce la im- Finalmente, en lo que respecta al
No obstante el predominio del ele- posibilidad de fundar las normas problema del lenguaje de la ética,
mento formal en la filosofía práctica efectivas de la ética en un impera- se han presentado varías teorías. Las
de Kant y del elemento material en tivo vacío y abstracto. El hecho de más importantes han sido elaboradas
casi todos los demás tipos de ética, que semejante ética se funde en por autores como C. K. Ogden e I. A.
ha contrapuesto radicalmente el kan- los valores demuestra ya el "objeti- Richards, J. Dewey, A. J. Ayer, R. B.
tismo al resto de las doctrinas mo- vismo" que la guía, sobre todo si Perry, Ch. L. Stevenson, R. M. Hare,
rales y lo ha hecho aparecer como se tiene en cuenta que en la teoría etc., es decir, por filósofos que se han
uno de los primeros intentos, relati- de Scheler el valor moral se halla ocupado de la significación de las ex-
vamente logrados, para establecer lo ausente de la tabla de valores y, presiones éticas, o que han analizado
a priori en la moral. Para Kant, en por lo tanto, consiste justamente en la naturaleza de las "reacciones" de
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un sujeto ante los imperativos éticos. abierta y que mientras las posiciones
Una de las doctrinas más difundidas relativas a la esencia, origen y objeto
ha sido la de J. Dewey al distinguir o fin de la ética están ya bien delimi-
entre términos valorativos (como 'de- tadas, las que se refieren al lenguaje
seado' y términos descriptivos (como ético se encuentran aún en estado de
'deseable' ). Los términos éticos perte- formación.
necen al segundo grupo. Ogden y Ri-
chards han distinguido entre lenguaje
indicativo o científico, y lenguaje
emotivo no científico; el de la ética
pertenece a la segunda serie. El lla-
mado análisis emotivo en la ética ha
sido defendido por Ayer (y Carnap).
Consiste en hacer de los juicios valo-
rativos ( dentro de los cuales se hallan
los éticos) juicios metafísicos, esto es,
no teóricos y no verificables (véase
IMPERATIVO). Ch. L. Stevenson ha ela-
borado estas distinciones, pero refi-
nándolas considerablemente al mostrar
que el hecho de que los juicios éticos
no sean indicativos, sino pres-criptivos,
no significa que tales juicios
pertenezcan pura y simplemente a la
"propaganda" (véase EMOTIVIS -MO).
Los análisis de Perry están dentro del
marco de una ética normativa, la cual
pretende ser a la vez una ciencia
natural. En cuanto a Hare, ha exa-
minado sobre todo los usos de los tér-
minos éticos y axiológicos, mostrando
que aun cuando todos ellos están dentro
de un lenguaje prescriptivo, no pueden
simplemente confundirse entre
imperativos y juicios de valor, y entre
imperativos singulares y universales, o
entre juicios de valor morales y no
morales. Lo común en todas estas
investigaciones ha sido el hecho de
haberse reconocido que hay un len-
guaje propio de la ética, que este
lenguaje es de naturaleza prescripti-
va, que se expresa mediante mandatos
o mediante juicios de valor y que no
es posible en general un estudio de
la ética sin un previo estudio de su
lenguaje. Las principales dificultades
que al respecto se ofrecen aparecen
cuando se examinan las relaciones
entre el lenguaje ético imperativo y el
lenguaje ético valorativo, y
especialmente cuando se plantea la
cuestión de hasta qué punto tales
lenguajes están relacionados con el
lenguaje cognoscitivo. En los primeros
tiempos en que empezó a estudiarse
el problema del lenguaje ético se
tendía a negar que éste tuviese
carácter cognoscitivo. En época más
reciente tal negación se ha atenuado
mucho (V. EMOTIVISMO). Puede de-
cirse que la cuestión está todavía
EUC EUC
EUCKEN (RUDOLF) (1846-1926), cional o lógico, sino como algo que
nacido en Aurich (Ostfriesland), fue trasciende lo racional y lo lógico (aun-
profesor en la Universidad de Basilea que a la vez abarcándolos) forma de
(1874-1920]. En 1908 recibió el Pre- este modo un reino universal en el que
mio Nobel de Literatura. En oposición cada personalidad participa y en el
al naturalismo, al positivismo y al cri- que se resuelven en última instancia
ticismo, Eucken aspiró a reanudar lo los problemas de la historia y de la
que consideraba la tradición filosófica cultura. Esta participación no es una
alemana por medio de una metafísica pasiva entrega, sino una actividad
neo-idealista que, sin embargo, no que la persona natural ejerce, pues
niega la verdad de la imagen que pro- la libertad es tanto la condición ne-
porciona de lo real la ciencia de la Na- cesaria de la vida espiritual como su
turaleza. Eucken reprocha al natu- esencia. Lo espiritual es el reino de
ralismo la pretensión de hacer de su los valores superiores, pero estos va-
visión la única admisible. Frente al lores no son presentados por Eucken
naturalismo acentúa Eucken la reali- como esencias rígidas, infinitamente
dad de la vida del espíritu como rea- alejadas del hombre; son más bien
lidad plenamente justificada e inde- vida activa, que se crea constante-
pendiente, pues el espíritu o, mejor mente y se realiza en los actos de
dicho, la vida espiritual (Geistesleben) participación de la persona. La fre-
es no sólo autónoma frente a la vida cuentemente subrayada nebulosidad
psíquica y a la razón, sino que las de la filosofía de Eucken no impide,
engloba en cierto modo como ele- con todo, el reconocimiento de que
mentos inmanentes. Mientras lo psí- en él se perfila la visión de una
quico se halla inevitablemente arrai- realidad peculiar e irreductible. En
ÉTICO-TEOLOGÍA. Véase Físico- gado en la Naturaleza y está some- este camino le siguió sobre todo Max
TEOLOGÍA. tido, por lo tanto, a las categorías Scheler, que fue primitivamente dis-
ETOLOGÍA es la ciencia que es- deterministas y causalistas de la cien- cípulo suyo, así como, en parte, Ju-
tudia los caracteres y especialmente cia, lo espiritual puede desarrollar lius Goldstein y Otto Braun.
los caracteres morales, determinando sin trabas su propia actividad. La
sus tipos y sus variedades. La eto- psicología al uso es impotente para
logía es para J. Stuart Mill una ciencia aprehender la peculiaridad de esta
del espíritu y, como tal, una "ciencia realidad superior de la vida del es-
deductiva" que deriva sus resultados píritu, porque el método psicológico
de las leyes establecidas por la opera con categorías que el espíritu
psicología y que constituye a la rechaza; por eso se impone, según
vez el fundamento sobre el cual Eucken, sustituir el método natural
debe apoyarse necesariamente la por el método "noológico", por el
educación. En cambio, en otras cual debe entenderse una forma de
direcciones (por ejemplo, en Albert aprehensión que penetra en la pro-
Bayet, La science des faits moraux) la fundidad del espíritu, que comprende
etología es estimada como una ciencia la vida espiritual desde su totalidad
puramente empírica; a diferencia de íntegra y permite abrazarla en toda su
la moral, que sería la investigación de realidad y en toda su verdad. Pero la
los elementos aprióricos de la conduc- idea de la vida espiritual, que es
ta, de la jerarquía eterna de los valo- menos explicada que ensalzada, no es
res, etc., la etología se limitaría al es- sólo el resultado de un método
tudio de cómo de hecho se han reali- nuevo: es también aquello a que
zado en el curso de la historia las necesariamente llega la metafísica
normas morales. La etología puede cuando se desprende de todo lastre
considerarse entonces, según los casos, positivista y racionalista. La metafísica
como una ciencia derivada de la moral de Eucken, íntimamente enlazada con
apriórica, que proporciona el cuadro una ética, con una filosofía de la
dentro del cual se inserta la etología, o religión y con una teoría de los
bien como el fundamento de esta valores, procura en todas sus partes
misma moral, que sería el resultado de destacar la peculiaridad de la vida
un concreto estudio "etológi-co", de espiritual, que desde su raíz personal
una investigación de las "costumbres" y concreta se convierte bien pronto
y de los "caracteres morales". en la realidad única, en el fundamento
EUCATALEPSIA. Véase BACON del mundo, en esencia de la divinidad.
(FRANCIS ). Lo espiritual, que Eucken no entiende
como algo puramente ra-
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