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Este es el primero de los libros proféticos menores. Se les llama menores, no porque
lo sean en importancia, sino en relación a la cantidad de contenido. En este sentido
están en contraste con los escritos de ls profetas mayores. En 2 Reyes 14:23-15:31
vemos los antecedentes históricos del libro.
Autor y lugar donde profetizo: Oseas. Éste fue un profeta del reino del norte (las 10
tribus). Profetizó al mismo tiempo que Amós en Israel e Isaías y Miqueas en Judá. Su
ministerio profético, que duró unos sesenta años, es el de más larga duración de
todos los profetas.
Destinatario: Oseas escribió este libro para recordar a los israelitas –y a nosotros-
que el nuestro es un Dios de amor, cuya lealtad al pacto con Su pueblo es
inalterable. A pesar del continuo extravío de Israel al ir tras falsos dioses, la fidelidad
del amor de Dios es representado en el sufrimiento del esposo de la mujer infiel. El
mensaje de Oseas es también uno de advertencia para aquellos que dieran la espalda
al amor de Dios. A través de la presentación simbólica del matrimonio de Oseas con
Gomer, el amor de Dios por la nación idólatra de Israel es revelado en una rica
metáfora en los temas del pecado, el juicio, y el amor que perdona.
Citas Clave: Oseas 1:2, “El principio de la palabra de Jehová por medio de Oseas.
Dijo Jehová a Oseas: Ve, tómate una mujer fornicaria, e hijos de fornicación; porque
la tierra fornica apartándose de Jehová.”
Oseas 2:23, “Y la sembraré para mí en la tierra, y tendré misericordia de Lo-ruhama;
y diré a Lo-ammi: Tú eres pueblo mío, y él dirá: Dios mío.”
Oseas 6:6, “Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más
que holocaustos.”
Oseas 14:2-4, “Llevad con vosotros palabras de súplica, y volved a Jehová, y decidle:
Quita toda iniquidad, y acepta el bien, y te ofreceremos la ofrenda de nuestros
labios. No nos librará el asirio; no montaremos en caballos, ni nunca más diremos a la
obra de nuestras manos: Dioses nuestros; porque en ti el huérfano alcanzará
misericordia. Yo sanaré su rebelión, los amaré de pura gracia; porque mi ira se
apartó de ellos.”
Joel
Autor y lugar donde profetizo: Joel, profetizo desde Juda.
Destinatario: Judá, la escena para el libro, es devastada por una gran horda de
langostas. Esta invasión de langostas destruye todo – los campos de grano, los
viñedos, los jardines, y los árboles. Joel describe simbólicamente a las langostas
como la marcha de un ejército humano, y ve todo esto como el juicio divino viniendo
contra la nación por sus pecados.
Contenido: Lo que motivó la profecía de Joel fue una plaga de langostas que devastó
la tierra, destruyendo cosechas y trayendo una gran hambruna. El profeta ve en esa
calamidad un severo juicio del Señor y una aplicación profética sobre el final de los
tiempos (1:15). Como muchos de los demás profetas Joel predice el futuro a la luz de
los hechos del presente, considerando estos como un tipo de lo que en el futuro va a
acontecer. De forma que él ve en la invasión de las langostas un tipo de invasión: la
invasión que pronto habría de venir del ejército asirio (2:1-27; Isaías 36,37). Mirando
aún más lejos, en el futuro, Joel ve esto mismo como tipo de la invasión final de
Palestina por los ejércitos del anticristo. Tomando el día del Señor como el
pensamiento central de la profecía de Joel podríamos resumir así el tema de este
libro: El día del Señor, visto en tres etapas. Como inmediata (en la invasión de la
langosta), como inminente (por la invasión de los asirios) y como futura (en la
invasión final).
Citas: Joel 1:4, “Lo que quedó de la oruga comió el saltón, y lo que quedó del saltón
comió el revoltón; y la langosta comió lo que del revoltón había quedado.”
Joel 2:25, “Y os restituiré los años que comió la oruga, el saltón, el revoltón y la
langosta, mi gran ejército que envié contra vosotros.”
Joel 2:28, “Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán
vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes
verán visiones.”
Amós
Autor y lugar de donde profetizo: Amós. Era oriundo de Tecoa, como a diez
Km. al sur de Belén. Estaba habitado en su mayoría por pastores. Amós era
uno de ellos y también era recogedor de higos silvestres. No había sido
ordenado oficialmente como profeta, ni había asistido a la escuela de los
profetas.
Amós ve el pecado de Israel como mucho más grave que el de las naciones
vecinas, por haber éste despreciado los grandes privilegios que el Señor le
otorgaba como su pueblo y de los que carecían ellas. Su pecado era mayor y
también lo sería su castigo. Podríamos resumir el libro de Amós de la siguiente
manera: la exposición de los pecados de un pueblo privilegiado que no supo
responder a tan alto privilegio, y por consiguiente trajo sobre sí los juicios de
Dios de acuerdo a la luz que había recibido.
Citas: Amós 2:4 “Así ha dicho Jehová: Por tres pecados de Judá, y por el
cuarto, no revocaré su castigo; porque menospreciaron la ley de Jehová, y no
guardaron sus ordenanzas, y les hicieron errar sus mentiras, en pos de las
cuales anduvieron sus padres.”
Amós 3:7, “Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a
sus siervos los profetas.”
Amós 9:14, “Y traeré del cautiverio a mi pueblo Israel, y edificarán ellos las
ciudades asoladas, y las habitarán; plantarán viñas, y beberán el vino de ellas,
y harán huertos, y comerán el fruto de ellos.”
Abdías
Autor: No se sabe absolutamente nada acerca de Abdías. Hay muchos con
ese nombre mencionados en el Antiguo Testamento.
Fecha en que profetizo: Los versículos 10-14 indican que este libro se
escribió después de la destrucción de Jerusalém.
Destinatario: Juda
Por la historia sabemos que recibieron otra derrota terrible por los judíos bajo la
guía de los Macabeos, en 109 a.C. El antagonismo entre Edom y Judá siguió
existiendo aún en la época de Cristo. Jesucristo era judío, descendiente de
Jacob. Herodes era idumeo, descendiente de Esaú. El Señor nunca dirigió la
palabra a Herodes (Mt. 14:6-9, Lc. 23:9). Después del asedio a Jerusalén por
las tropas romanas, año 70 d.C., los idumeos no aparecen más en la historia.
Cita: Abdías verso 4, “Si te remontares como águila, y aunque entre las estrellas
pusieres tu nido, de ahí te derribaré, dice Jehová.”
Abdías verso 12, “Pues no debiste tú haber estado mirando en el día de tu hermano,
en el día de su infortunio; no debiste haberte alegrado de los hijos de Judá en el día
en que se perdieron, ni debiste haberte jactado en el día de la angustia.”
Abdías verso 15, “Porque cercano está el día de Jehová sobre todas las naciones;
como tú hiciste se hará contigo; tu recompensa volverá sobre tu cabeza.”
Jonás
Autor y lugar de donde profetizo: Jonás, galileo, de Gat-efer. Los fariseos en
tiempo de Cristo, pasaron por alto esto, cuando dijeron al Señor que ningún
profeta había venido nunca de Galilea (Jn 7:52).
Jonás 1:17, “Pero Jehová tenía preparado un gran pez que tragase a Jonás; y
estuvo Jonás en el vientre del pez tres días y tres noches.”
Jonás 3:10, “Y vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino; y
se arrepintió del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo.”
Miqueas
Autor: Miqueas. Nació en Moreset, una aldea como a treinta kilómetros al
suroeste de Jerusalém. Era un profeta nacido en un lugar rural (ningún profeta
dijo haber nacido en Jerusalém, aunque sí era la ciudad donde la mayoría de
ellos testificaron y murieron. Jerusalém mataba a los profetas, pero no los
enviaba. Normalmente eran enviados por el Señor desde regiones montañosas
y aldeas campesinas. Miqueas profetizó durante los reinados de Pekaía, Peka
y Oseas, sobre Israel (las 10 tribus), y Jotám, Acab, Y Ezequías sobre Judá (2
Reyes 15:23-30). El mensaje de Miqueas fue tanto para el reino de Judá como
para Israel, profetizando el cautiverio de los dos. Hizo su obra principal durante
el reinado de Ezequías, quien fue profundamente impresionado por sus
profecías (Jeremías 26:18-19). Su profecía sobre la destrucción de Jerusalém
contribuyó a salvar la vida de Jeremías, cuando se le iba a dar muerte por
haber hecho éste una predicción similar (Jeremías 26:10-19).
Habacuc
Autor: Prácticamente no se sabe nada a ciencia cierta sobre quién fue el autor
del libro; tampoco sobre el personaje central, Habacuc, excepto lo que algunas
tradiciones dicen, que dicho sea de paso no están muy de acuerdo entre sí. Por
3:1,19 se cree que era levita y participaba de la música en el Templo.
Cita :
Habacuc 1:5, “Mirad entre las naciones, y ved, y asombraos; porque haré una obra en
vuestros días, que aun cuando se os contare, no la creeréis.”
Habacuc 1:12, “¿No eres tú desde el principio, oh Jehová, Dios mío, Santo mío? No
moriremos.”
Habacuc 2:4, “He aquí que aquel cuya alma no es recta, se enorgullece; mas el justo
por su fe vivirá.”
Habacuc 2:20, “Mas Jehová está en su santo templo; calle delante de él toda la
tierra.”
Habacuc 3:2, “Oh Jehová, he oído tu palabra, y temí. Oh Jehová, aviva tu obra en
medio de los tiempos, En medio de los tiempos hazla conocer; En la ira, acuérdate de
la misericordia.”
Habacuc 3:19, “Jehová el Señor es mi fortaleza, El cual hace mis pies como de
ciervas, Y en mis alturas me hace andar.”
Sofonías
Autor y Rey contemporáneo: Sofonías. Contrario al uso común, Sofonías
traza su descendencia hasta su bisabuelo, Ezequías. Algunos creen que este
hecho indica que descendía del rey Ezequías o que era de descendencia
noble.
Citas: Sofonías 1:18, “Ni su plata ni su oro podrá librarlos en el día de la ira de
Jehová, pues toda la tierra será consumida con el fuego de su celo; porque
ciertamente destrucción apresurada hará de todos los habitantes de la tierra.”
Sofonías 2:3, “Buscad a Jehová todos los humildes de la tierra, los que
pusisteis por obra su juicio; buscad justicia, buscad mansedumbre; quizás
seréis guardados en el día del enojo de Jehová.”
Hageo
Autor: Hageo. Es poco lo que se sabe de la historia personal de Hageo, “el
profeta del segundo templo” excepto que profetizó después del cautiverio y que
su misión era animar al pueblo en la reconstrucción del templo. La obra de
Hageo fue muy importante. Es el primero de los profetas conocidos como los
profetas postexílicos, es decir, que profetizaron después del cautiverio.
Zacarías y
Malaquías son los otros dos. El Señor lo usó para despertar la conciencia y
estimular el entusiasmo de sus compatriotas en la reconstrucción del templo.
Ningún profeta apareció en un momento tan crítico de la historia del pueblo, y,
podemos decir que
ninguno tuvo tanto éxito.
Época: Hageo desarrolló su ministerio durante la construcción del segundo
templo.
Contenido: Bajo el favorable decreto de Ciro, el remanente judío volvió a su
tierra bajo la dirección de Zorobabel, su gobernador, y Josué, el sumo
sacerdote. Después de establecerse en la tierra el pueblo levantó un altar de
holocaustos en el lugar donde se hallaba el templo. Dos años más tarde y en
medio de un gran regocijo, se echaron los cimientos de éste. Pronto su regocijo
se volvió tristeza porque, por causa de los hostiles esfuerzos de los
samaritanos, se ordenó mediante un decreto imperial que se suspendiera la
obra. Por espacio de dieciséis años el templo permaneció sin terminarse, hasta
el reinado de Darío, quien publicó un decreto permitiendo su terminación.
Mientras tanto el pueblo se había vuelto indiferente y egoísta, y en vez de
construir el templo estaban ocupados en embellecer su propia casa. Como
resultado de esta negligencia fueron castigados con sequía y esterilidad. El que
se preguntasen
el por qué de estas desgracias, dio a Hageo la ocasión para su mensaje,
declarándoles que la indiferencia y su propio egoísmo, en relación a las
necesidades del templo, eran las causas de sus infortunios. Podríamos resumir
el tema del libro diciendo que el descuido en la terminación del templo dio lugar
al castigo divino. Por el contrario la terminación de éste produjo la bendición de
Dios y promesas de gloria futura.
Zacarías
Autor: Zacarías. Este profeta, posiblemente, nació en Babilonia. Comenzó su
ministerio cuando aún era un joven (2:4) y empezó a profetizar un poco
después que Hageo, siendo su compañero. Su ministerio consistía en inspirar
el fervor debilitado del pueblo y animarlo a quitar la mirada del oscuro presente
y ponerla en el brillante futuro que vendría.
Malaquías
Autor: No se sabe con certeza quién fue el autor de este libro. Unos creen que
fue Malaquías y otros piensan que no. Nada se sabe de la historia de este
profeta. Se cree que profetizó durante la época de Nehemías y le respaldó, así
como Hageo y Zacarías hicieron con Zorobabel (Esdras). El libro de Malaquías
se adapta como anillo al dedo a la situación en que Nehemías ejercía su
llamado. El profeta denunció los mismos males que Nehemías (compárese
Nehemías 13:10-12 con Malaquías 3:8-10 y Nehemías 13:29 con Malaquías
2:4-8). Escribió tanto acerca de Cristo que alguien dijo: “La profecía del Antiguo
Testamento terminó con el evangelio en los labios de Malaquías”.