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Hipótesis:

Pero hay otro problema aún más grave y sobre el cual el Instituto Nacional de los
Recursos Naturales Renovables (Inderena) ha llamado la atención: el alto índice de
sedimentación del caudal por residuos humanos y vegetales que podrían ocasionar el
represamiento del río en la parte alta de la región de Santa Rosalía, donde se han
producido quemas y explotaciones madereras.

El caudal mínimo del río es de 3.4 metros cúbicos por segundo, de los cuales 1.5 metros
cúbicos corresponden al promedio de consumo de la ciudad.

El diagnóstico actual de la cuenca es desalentador: degradación del suelo por uso


indebido; inestabilidad en las vertientes, contaminación hídrica, deforestación
acelerada y quemas indiscriminadas.

El uso predominante de sus tierras, que ocupan 28.165 hectáreas, se relaciona con la
ganadería extensiva de baja productividad. Como complemento hay cultivos de cacao,
café y pancoger.

El área ocupada por bosques disminuye cada día por la acción de los colonos y
aserradores asentados en la parte alta de la cuenca. Según el Inderena, el área de reserva
deforestada es de 3.051 hectáreas.

La zona crítica identificada a través de estudios de suelos está conformada por 232
hectáreas caracterizadas por pendientes quebradas y escarpadas.

El encañonamiento de la cuenca, en un trayecto de aproximadamente 40 de los 52


kilómetros de recorrido del río, dificulta no solamente la acción de los reforestadores,
sino que debido a los vertimientos de residuos vegetales que se van acumulando en su
lecho, se podrían ocasionar avalanchas que afectarían a diez barrios de Neiva.
La zona de mayor riesgo la conforman los asentamientos de Las Palmitas, Cámbulos,
Santa Lucía, Villa Milena, Alvaro Sínchez, Los Alpes y Rodrigo Lara, ubicados en las
márgenes del río.

El plan de recuperación y manejo interinstitucional diseñado por el Inderena a cuatro


años, tiene un costo de 3.900 millones de pesos y compromete, además del municipio
de Neiva, al ICA, al Himat, al Sena, al Incora, a la Secretaría de Fomento Agropecuario
del Huila y a la Universidad Surcolombiana.

La primera fase del proyecto busca concientizar a los moradores de la cuenca sobre su
reponsabilidad en la conservación de las fuentes hídricas y concertar normas prácticas y
recomendaciones para su regulación.

Contempla además el levantamiento topográfico de los sectores urbanos susceptibles a


inundaciones.

La solución de este problema es prioritaria debido a los perjuicios sociales que para
Neiva implican las periódicas suspensiones del servicio de acueducto por daños en
bocatoma por las fuertes avenidas río.

El más drástico racionamiento de agua por causa de las crecientes de Las Ceibas, lo
soportó la ciudad en abril de 1989, cuando una avalancha destruyó el sistema de
captación del acueducto y dejó sin este servicio a la ciudadanía durante cinco días.

Pese a que el plan fue inscrito en el Banco Nacional de Proyectos, aún no existe una
fuente de financiación definida.

El Concejo de Neiva creó hace dos años el Fondo de Recuperación de la Cuenca del Río
Las Ceibas que debe alimentarse con el dos y uno por ciento respectivamente, de los
presupuestos del municipio y las Empresas Públicas, que para la vigencia de 1992
equivalen a cerca de 160 millones, incluido un aporte del Inderena por ocho millones.
No obstante el trabajo de reforestación iniciado por el Inderena en la parte alta de la
cuenca, la dimensión del problema requiere de una decisión política para que se asignen
lo recursos que demanda la financiación total del plan de recuperación, dijo el gerente
de la entidad, Hernán Javier Rivera.

Consideró que esa debe ser la tarea primordial del Gobierno y la comunidad en 1992
para salvar la única fuente hídrica que suministra agua potable a la ciudad.

La cuenca del río Las Ceibas, único afluente que surte de agua a Neiva, está amenazada
luego de que la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) dio vía libre a la realización
de estudios de impacto ambiental y sísmico del subsuelo para la posterior extracción de
petróleo a cargo de la firma canadiense Alance Energy Corp.

De ser aprobada la extracción de crudo en Las Ceibas, se podrían perder ocho años de
trabajo para la recuperación de este escenario natural, a cargo de la FAO, la
Corporación del Alto Magdalena (CAM) y la Alcaldía, con una inversión de más de 5
mil millones de pesos.

“El aumento de la sedimentación, producto de las excavaciones, pondría en riesgo la


calidad del agua para Neiva porque se requeriría de más químicos para hacerla
potable”, dijo Aurelio Navarro, gerente de las Empresas Públicas de Neiva.

“Sería inaudito que después de tanto esfuerzo se pusiera en riesgo la calidad del agua
para la ciudad”, señaló el alcalde de Neiva, Pedro Hernán Suárez. Según la CAM, los
daños ambientales serían irreversibles.

JOHN MONTAÑO
Corresponsal de EL TIEMPO
Neiva

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