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Cuando los dioses y los mortales dejaron de tener un contacto directo y de comer

juntos, se estableció una nueva relación en la que los mortales sacrificaban animales a
los dioses y compartían a la víctima con ellos sin encontrarse cara a cara. Según la
costumbre griega, la carne y los despojos de las víctimas servían de comida después
del sacrificio, mientras que los huesos se envolvían en grasa y se quemaban en el altar
para los dioses. Para explicar este acuerdo, que parece ir en desventaja para los dioses,
Hesíodo presenta la siguiente historia.

Prometeo, por alguna inexplicable razón, hizo que los mortales ganaran la disputa por
medio de un engaño preparado para Zeus. Mató un buey, lo despiezó y separó la carne
y las entrañas de los huesos. Después cubrió la carne y las entrañas con el estómago del
buey para hacer que esa porción fuera poco apetitosa, y luego ocultó los huesos bajo
una capa de grasa brillante. Aunque el poeta intenta salvaguardar la sabiduría de Zeus
y señala que no lo engañó por completo, se nos dice que Zeus, en todo caso, eligió la
parte más vistosa, condenando a los dioses a recibir la peor parte en los sacrificios de
animales a partir de entonces.

Zeus estaba tan enfadado por el engaño que retiró el don del fuego a la raza de los
mortales, pero Prometeo volvió de nuevo en su ayuda al robar fuego del cielo. Zeus
respondió a esta segunda provocación imponiendo un segundo castigo a los hombres
mortales y condenando a Prometeo a un tormento eterno.

Cuando más tarde Prometeo robó el fuego para beneficiar a los mortales, Zeus envió a
la primera mujer para que generara problemas a los hombres. Por mandato de Zeus,
Hefesto mezcló tierra con agua para modelar a una mujer joven tan hermosa como las
diosas inmortales. Atenea la vistió y la adornó y le enseñó a coser y a tejer. Afrodita le
concedió gracia y seducción. Las Gracias (la personificación de la persuasión amorosa)
la engalanaron con joyas. Las Horas (Estaciones) la coronaron con flores de primavera
y por último Hermes le enseñó todas las formas de astucia y engaño y le concedió el
don de la palabra. La llamó Pandora {παν, todo, δορα, dones) porque todos los dioses
del Olimpo la presentaron a los hombres como regalo y sufrimiento. Zeus ordenó
entonces a Hermes llevarla a Epimeteo (Ocurrencia a destiempo), el hermano tonto de
Prometeo que la aceptó como esposa a pesar de que Prometeo le había avisado de que
no debía aceptar ningún regalo de Zeus, puesto que daría lugar a sufrimiento para los
hombres. Sólo después, cuando ya era demasiado tarde, entendió qué había hecho. De
forma muy extraña, dado que Epimeteo tiene estatus divino, este matrimonio era el
medio por el que Pandora se introdujo en la raza humana.

En cuanto a Prometeo, lo ató a un pilar con cadenas imposibles de romper y envió un


águila para que cada día picoteara su hígado, que volvía a regenerarse por la noche.

Tras su llegada al mundo mortal, Pandora abrió la tapa de una gran jarra que traía con
ella, dando lugar a una gran cantidad de males y enfermedades que se extendieron por
primera vez entre los mortales, ya que hasta ese momento los hombres habían vivido
en la tierra libres del duro trabajo, enfermedades y otrosmales.

Es una historia similar a la de Eva, ya que los humanos, debido a este incidente, fueron,
por un lado, apartados del paraiso, y por el otro, sufrieron todos los males que Zeus
había dado a Pandora.

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