Este capítulo se trata de un breve recorrido histórico de cómo pensar la denominación
estado-nación. En este, el autor trae conceptos de algunos importantes autores. Esta concepción de estado-nación se da desde principios del siglo XIX y estuvo fuertemente ligada al liberalismo. Esta, fue modificándose con el correr del tiempo. A fines de esta centuria, la hegemonía estuvo en manos del estado Argentino, y este estructuró un sistema educativo que respondía a propósitos establecidos en sus programas políticos y económicos. Ya a mediados del siglo XX, durante el Peronismo, el estado, en su afán de sustentar las necesidades básicas del pueblo, pasaron a tomar el carácter de Derechos la educación, el trabajo, etc. Entre las décadas de 1960 y 1970 esta concepción entró en crisis como consecuencia del ascenso al poder de grupos armados en sucesivos golpes de estado. En este punto, se planteó la relación entre educación y mercado, y quien pasó a ocuparse del devenir político fue el mercado en lugar del estado. Nacen así los planes Taquini, el plan Dual, la descentralización de los servicios edcuativos y la Ley orgánica de 1958. Tomando lo planteado por Tedesco, el autor nos dice que si el poder se expresa a través del sistema político, el que a su vez se concreta en el poder del estado, y por otra parte la educación ha sido una función del estado, adquiere significativa importancia ubicar la educación en la esfera del poder. Tedesco establece dos perspectivas teóricas aplicables al análisis: en primer lugar, la educación como mecanismo de control, y en segundo término “el control que se ejerce sobre la educación misma” en la medida en que las elites gobernantes adquieren el manejo de las medidas de control social; entre ellas la educación. Ambas perspectivas resultan explicativas de cómo y porqué esta fue (y lo es hoy) en gran medida, una función primordial del estado. Desde la primera perspectiva enunciada, es posible admitir que a través de la educación, se socializa a los educandos en las pautas de los sectores dominantes. Tal cuestión ha sido desarrollada desde otra perspectiva marxista (AIE[1]), la segunda perspectiva, relativa al control ejercido sobre la educación misma, es útil para dar cuenta de cómo en este marco, diversos sectores pugnaron por ejercer el control de la educación. En el caso de argentina, tres modelos estuvieron en pugna: “el control estatal, el control privado de carácter institucional (Iglesia), y el control popular (a través de vecinos).