You are on page 1of 2

CASO N°1

K. E. H. A. de 13 años de edad, soltera, católica, cursa el primer año de secundaria, originaria y


residente de San Nicolás de los Garza. N.L. Peso: 48kg Talla: 149cm IMC: 21.6 kg/mt2
Desde los 10 años de edad comienza con preocupación por su peso, así como su imagen corporal,
ya que ella refiere que no quiere estar gorda, sino que quiere ser como las modelos, por lo que
además del ejercicio que le imponían los padres, observa que puede usar los productos naturistas
que vendía la madre, posteriormente en farmacias adquiere pastillas con extracto de ciruela que
funcionan como laxantes, y además al referir que cursa con "ansiedad" producto de rabietas con
sus padres, comienza a realizar episodios de comer rápido y en demasía, posterior a ello se
provoca el vómito, mediante los cuales ella trata de regular su peso así como la estética de su
cuerpo. Los episodios de ansiedad y sobreingesta de alimentos, asi como el posterior vómito
sucedían menos de una vez por semana, al comienzo. Posteriormente para los 12 años de edad
ella los llegaba a realizar hasta 4 veces a la semana. Los alimentos que prefería eran las comidas
de la casa.
Sus padres hubieron realizado dietas, ellos trataban de bajar de peso aunque su complexión
siempre ha sido robusta. Desde el último año de la primaria y el primero de secundaria cursa con
problemas con sus demás compañeras ya que ella les quitaba a sus novios, trataba de mantener
una imagen estética (referido a que quería ser como las modelos, Ximena Navarrete), así como
también mantenía actitudes negativistas y desafiantes hacia los padres (como son quitarles los
celulares, mentir, ocultar cosas, no seguir sus reglas y salir con sus amigos a altas horas y sin el
permiso de los padres). Inmediatamente al entrar a la secundaria tiene problemas graves con sus
compañeras, ya que comienza a provocar la envidia de éstas, saliendo con los chicos, siendo
atractiva, viendo como rivales a éstas. En septiembre del año 2012 tiene una discusión con su
padre, ya que la paciente se encontraba en la calle con sus amigos, a altas horas de la noche y su
padre la reprende, por lo que ella de inmediato acude a su casa y realiza sobreingesta de
"tamales", lo cual su padre la toma del cuello y hace que los vomite en el bote de la basura,
argumentando que no eran suyos, sino de su abuela.
En enero del presente año, presenta una rabieta con los padres por lo que decide realizar
sobreingesta de fármacos hipoglicemiantes, en su casa, pero este evento pasa desapercibido para
los padres y no se atiende en medio intrahospitalario, al parecer no hubo daño físico, en abril
vuelve a presentar rabietas con los padres, además refiere que tiene conflictos en la escuela con
sus compañeras, porque "les estaba quitando a los muchachos", así como también había publicado
fotos de ella semidesnuda en una red social, por lo que sus padres estaban muy enojados con ella
y ella amenaza con hacerse daño y suicidarse con sobreingesta de fármacos, sin llegar a realizarlo.
Motivo por el cual acude a valoración e internamiento el día 18 de abril de 2013.
Historia familiar
Abuelo paterno se describe que tuvo un carácter fuerte y agresivo, la madre de 43 años cursa con
síndrome metabólico (HTAS, DM – 2, Obesidad), el padre de la misma edad (Obesidad) cuenta con
2 hermanos, de 18 y 12 años, los cuales se refieren como sanos. Historia personal Personales
patológicos negados. Personales no patológicos: Uso dietas para bajar de peso, así como
productos para bajar de peso como son metaboltonis, herbalife las cuales le aumentaban la
diuresis, laxantes (ciruelas), así como también llego a usar cremas que se aplicaban en el
abdomen. Desde hace 3 años. Examen mental Femenino de edades concordantes, integra, bien
conformada, constitución meso mórfica, sin fascies característica, , conciencia clara, orientada
globalmente, normocinetica, actitud cooperadora (en momentos seductora), regular contacto visual,
con hipergesticulaciones (levantaba la ceja, hacia muecas), se comunica mediante un lenguaje
verbal en tono y velocidad moderados, coherente y congruente.
CASO N° 2
María L tiene veintitrés años, es la segunda de tres hermanas y pertenece a una familia de clase
media. Ha cursado estudios superiores y aparenta ser una persona instruida. De su aspecto físico
la característica más notable es la obesidad: pesa ochenta y cuatro kilos y mide un metro cincuenta
y ocho centímetros de estatura.

Motivo de la consulta.
Desde hace nueve años se muestra triste, apática, inhibida, sin ilusiones y con frecuentes
autorreproches acerca de su pasividad y desinterés. También, desde la fecha indicada, sufre unos
episodios en los que, durante breves momentos, se siente extraña, como si no fuera ella: [1] Me
pregunto, «¿ésta soy yo?», y me miro en el espejo y me digo, «tengo que ser yo». Otras veces esta
extrañación afecta a los objetos de su entorno: [2] Me pregunto, «¿por qué esa silla ahí, o esa
mesa?». Por otra parte, a menudo tiene ideas de suicidio y en uno de los días que precedieron al
de la consulta verificó un intento de suicidio mediante la ingestión de psicofármacos; la insuficiente
dosis ingerida frustró la tentativa. Este intento fue fruto de la disvaloración que hace de su
identidad; valora negativamente todos los aspectos de ésta pero, sobre todo, a causa de su
obesidad, es su aspecto físico lo que más rechaza de sí misma.
La causa de su obesidad es la ingestión excesiva de alimentos. En la pubertad, cuando tenía
catorce años, comenzó a comer de forma tan desmesurada que engordó treinta kilos en el
transcurso de un año. Desde entonces sufre unos episodios en los que se siente impulsada a
ingerir gran cantidad de. Estos impulsos suelen aparecer bruscamente, de forma imperiosa,
aunque también, ocasionalmente, son premeditados; Cuando se siente angustiada come y con ello
logra calmar su angustia; aunque después se siente culpable por no haber podido controlarse: [3].

He llegado a intentar reprimir el impulso a comer pero, cuando se manifiesta de una forma
permanente, tengo que satisfacerlo porque me obsesiona; en el momento en que lo hago me siento
relajada y lloro, puede que por la frustración que supone el no haberlo podido reprimir. Muchos
aspectos de sus relaciones interpersonales están determinados por la obesidad; uno de ellos es la
sexualidad: en los últimos tres años ha mantenido relaciones sexuales esporádicas con un hombre
de cincuenta años de edad (M). La influencia que sobre estas relaciones tiene la obesidad es
descrita por María L de la manera siguiente: [4] El me trata como a una niña; yo también me siento
niña con él. En él busco apoyo y me siento protegida. Pero la situación con él no es normal y, por
tanto, mantener una relación afectiva y también sexual con él no es viable. Si adelgazara, llegara a
una estabilidad, ¿fracasaría esta mínima relación con esta persona que quiero? Gran parte del
tiempo que estamos juntos lo ocupamos con mis problemas. Si llegara a ser adulta, ¿fracasaría
esta relación?
Como ya se ha dicho, este impulso apareció cuando la paciente tenía catorce años de edad; poco
antes, tras experimentar las transformaciones propias de la pubertad había sufrido una crisis de
identidad erótica que tuvo como referente su imagen corporal: [5] ...empecé a percibir mi cuerpo
como algo imperfecto; no me resultaba tan desagradable su casi total ausencia de formas.
Pensaba de mí que no era normal y que padecería algún síndrome terrible; que yo no era una
mujer sino un hombre y que parte de ello había sido debido a los grandes esfuerzos que realicé en
el trabajo que me obligaron a hacer cuando era pequeña, que de alguna manera habían contribuido
a desequilibrar mi situación hormonal. Sentía una necesidad imperiosa de que mi primera y tan
deseada menstruación apareciera, cosa que tardó en ocurrir y que me angustiaba. Para adquirir un
aspecto más femenino se sometió a un régimen de adelgazamiento y realizó intensos ejercicios
físicos, conductas que sus padres consideraron absurdas y reprobables.
El comienzo de su voracidad es descrito por la paciente de la siguiente manera: [6] Según mis
padres, ya estaba delgada y siempre querían que comiera más. Un día mi padre me amenazó y me
obligó a comerme un bocadillo; me lo comí y desde aquel momento no he parado de comer.
Empecé a comer de una forma que al principio agradó a mis padres pero que pronto empezó a
alarmarles y que hoy, tal vez, los culpabilice porque a mis veintitrés años continúo con el mismo
problema. Mi cuerpo se fue deformando; no paraba de comer. Prefería hacerlo cuando nadie me
veía; Por otra parte, la paciente sufrió una amenorrea primaria hasta la edad de quince años.

You might also like