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Glademos del Sur

AÑO 12 - N9 21 Mayo de 1996

Tierggffucgo
Índice

EDITORIAL 24 de marzo: Veinte años después 5

EDUARDO GRÜN ER La cólera de Aquiles. Una’m'od'esta' 9


proposición sobre la Culpa y la
Vergüenza

FLORESTÁN Revolución: un fantasma que no 35


FERNÁNDEZ fue conjurado

DANIEL BENSAID Francia: la contrarreforma liberal 43

y la rebelión popular '

JOHN HOLLOWAY La Osa Mayor: p'osfordismo 53


- y lucha de clases. Un comentario
sobre Bonefeld yJessop

BOB JFSSOP Osos polares y lucha de clases: - 67


- ‘ mucho menos que una autocrítica

ROLANDO La importancia revolucionaria 97


ASTARIT A de la “lógica del capital” para la
estrategia socialista

EZLN Encuentro Intercontinental 121

por la Humanidad y contra


el Neoliberalismo

ALBERTO PLA 125 años de la Comuna de París 126

RESEÑAS Tierra y libertad. Una mirada 131


radicalmente solidaria

REVISTA DE REVISTAS 135

Cuadernos del Sur 3


La Osa Mayor: posfordismo

y lucha de clases

Un comentario sobre Bonefeld y JesSop*

John Holloway“

l. Introducción
maciones actuales del capitalismo
y del Estado capitalista.
l trabajo de Werner Bo- El argumento central de Bone-
nefeld en torno a la Re-
feld es que en la teoría de la refor-
formulación de la teoría
mulación, cuyo principal exponen-
del Estado es importante te es Hirsch, la “lucha de clases es
al menos en dos aspec- reducida a una ‘posición de pero

tos. En primer término porque también’ dentro de la historia, y


ofrece una introducción compren- como tal es separada de las leyes
siva a las teorías de la reformulación objetivas del desarrollo” y que el

en tomo al Estado fordista y neofor- papel de la lucha de clases, si bien


dista así como una crítica de las se menciona, se subordina a las
mismas y, en segundo, porque al “Leyes objetivas” del desarrollo ca-
hacerlo implícitamente desarrolla pitalista. Consecuentement‘e, al
algunos elementos de un marco tratar a la lucha de clases “como
teórico para entender las transfor- un mero objeto de la historia” la
teoría, nalmente, promueve el
acomodo de la lucha de la clase
* Este artículo, así como el de Bob
trabajadora a la nueva cara del
jessop que incluimos a continuación,
capitalismo.
fueron tomados de Bonefeld, Werner y
La relación entre la lucha de
john Holloway, ¿Un nuevo Estado?Debate
clases y las “leyes objetivas del de-
sobre la reestructuración del Estado y el
mjn'lal, Cambio XXI-Fontamara, Méxi- sarrollo capitalista” ha sido siem-

co, 1994. pre la cuestión central de la teoría


** john Holloway es profesor-inves- marxista. Esto es así especialmen-
te en el momento actual, cuando
tigador del Instituto de Ciencias Socia-
les y Humanidades de la Universidad parece con frecuencia que las le-
Autónoma de Puebla, México. yes objetivas están ordenando to-

Cuadernos del Sur F52


do a su manera y que la lucha de dad de la crisis capitalista, ahora
clases ha sido suprimida. La cues- sirven para sostener la inevitabili-
tión es central, en particular, para dad del restablecimiento del capi-

cualquier discusión de la teoría de talismo.

la regulación o para cualquiera de De este modo, la cuestión de la


las otras teorías en tomo al fordis- relación entre estructura y lucha

mo y pasfordismo que tanta in!uen- va mucho más allá de una crítica


cia han tenido en los últimos años. especí ca al debate de la reformu-

No es sólo el trabajo de Hirsch lación: se trata de la cuestión cen-

el que puede ser criticado por su- tral en cualquiera de los intentos
bordinar la lucha de clases a las para comprender el desarrollo ac-

leyes objetivas del desarrollo capi- tual del capitalismo y las perspec-
talista. Por el contrario, en el tra- tivas para la lucha de clases. En
bajo de Hirsch la vinculación entre este sentido, la réplica dejessop a

estructura y lucha es cuando menos Bonefeld no logra abordar ade-


una preocupacrón consciente y cuadamente este punto central,
constante, mientras que en muchas haciendo, como lo hizo, una ecua-
otras contribuciones a la discusión ción extraordinaria entre la lucha
en tomo a las transformaciones de clases y las estrategias del capi-
actuales del capitalismo, la lucha tal. Sin intentar resolver el proble-
está completamente ausente. ma, el objetivo de esta contribu-
Esta eliminación de la lucha en ción es llevar adelante la discusión
los análisis de los cambios actuales abierta por Bonefeld, a través del
tiene implicaciones teóricas y polí- examen de algunos de lOs funda-
ticas muy importantes. La resolu- mentos teóricos del debate de la

ción capitalista de la crisis implica reformulación, y de sus implicacio-


una reescritura de la historia, en nes políticas.
la cual debe establecerse la inevi-

tabilidad del capitalismo. Ocultan-


do a la mirada los desequilibrios y 2. Estructura y lucha en el
los conflictos del pasado y del pre- debate sobre la derivación

sente (cf. Holloway 1987). Y tal del Estado

parece que aquellos que se dicen


marxistas pueden desempeñar un El problema central en la obra de
papel importante en esta purga de Hirsch ha sido siempre el de una
la memoria. Por un extraño giro tensión no resuelta entre las “leyes
de la teoría, las “leyes objetivas del objetivas del desarrollo capitalis-
desarrollo capitalista”, antes utili- ta” y la lucha de clases. Esta ten-
zadas para señalar la inevitabili- sión está presente en todo su

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Mayo de 1996
trabajo, desde su contribución al sa muestra sin embargo que‘ el
. :lebate sobre la derivación del Es- artículo de Hirsch era contradicto-

; ¿ado en adelante. rio. Esta contradicción puede ras-


, El debate sobre la derivación trearse en la historia del artículo,
i del Estado, que buscó ofrecer un el cual fue publicado dos veces. La
Ï marco riguroso para el análisis del
primera versión se publicó en
; Estado capitalista, derivando la Braummühl et al. (1973) —la tra-

forma Estado de la naturaleza del ducción al español de esta última


' capital, ha sido acusado con fre- versión apareció en Críticas de la
3 cuencia de adoptar la lógica del Economia Política, núm. 12-13, Mé-
capital o un enfoque funcionalis- xico, Ed. El Caballito, 1979-, y la
ta. Si bien puede decirse justamen-
segunda versión revisada se publi-
te que algunas de las contribucio- có al año siguiente, como parte de
nes al debate asumieron que el un libro de Hirsch (1974), y es la
11mm...
..,.-.
..
_, ...
desarrollo del Estado podía ser de-
versión que se publicó en inglés en
ducido de la “lógica del desarrollo Holloway y Picciotto(1978).
capitalista”, el gran mérito del ar- En la primera versión del artí-
mix;
.y tículo de Hirsch, The State Appara- culo, Hirsch deriva la existencia
,_...,
_,.,...‘._.._.,.,s.-
__
,tus and Social Reproduction: Ele-V del Estado de la falta de cohesión

Í ments of a Theory of the Bourgeois social en una sociedad productora


{State (1974/1978), fue .que trató de mercancías. En una sociedad
de alejarse del enfoque de la lógi- basada en la división del trabajo y

—Hca en la propiedad privada, la cohe-


del capital, al mismo tiempo
sión social se establece básicamen-
que continuó subrayando la im-
portancia de ncar el análisis del. te a través de la ley del valor, a
Estado en la naturaleza del capital. espaldas de los productores. Dado
Uno de los temas principales del que la producción mercantil, al
extenderse, destruye la cohesión
artículo de Hirsch en su argumen-
tación en contra del funcionalis- social del feudalismo, surge la ne-
rái mo del cual Bonefeld lo acusa en cesidad de que el valor sea com-
' su discusión en torno a su último plementado por el Estado, en tan-
trabajo. En este sentido,]essop es- to encarnación alienada de la

#36
ni tá en lo correcto
3.73113: cuando dice que totalidad social: “Dado que los in-
a.
“los colaboradores gennano-occi- dividuos ‘ni están subsumidos bajo

dentales de la reformulación desa- una comunidad natural, ni pue-


rrollaron el enfoque antifuncio- den, en tanto miembros conscien-
i¿nalista en el debate sobre la tes de la comunidad subordinar la
derivación del Estado”. comunidad a si mismos, ésta debe
a5
{1' Pero una revisión más minucio- confrontarlos, en tanto sujetos au-
á;

Cuadernos del Sur 55


tónomos, como una cosa objetiva contradicciones de la relación en-

fortuita, externa, igualmente autó- tre el Estado y la acumulación de


noma. Esa es precisamente la con- capital. Como siempre sucede con
dición para que ellos puedan, en Hirsch, el articulo es rico en agu-
tanto personas privadas autóno- deza, pero no es necesario discu-
mas, existir al mismo tiempo en tirlas aquí.
una relación social’ (Grundrisse, En el artículo de 1974, la cues-

ed. alemana, 909). Así como la tión de la derivación del Estado se

relación entre los trabajos de los encuentra profundamente revisa-


individuos presenta al trabajo cor- da. La primera interpretación es
no algo que les es enajenado, co- implícitamente rechazada en tan-
mo una 'cosa (dinero), del mismo to funcionalista. Después de sub-
modo es necesario que la colecti- rayar nuevamente la importancia
vidad social deba tomar una for- del valor como el medio a través
ma particular. Así como el valor del cual se establece la cohesión
de cambio —encamado en el dine- social en una sociedad productora
ro- produce la unidad social de la de mercancías, Hirsch ahora seña-

producción independientemente la que el “establecimiento de las


de la voluntad individual, del mis- relaciones sociales capitalistas es la
mo modo es necesario el Estado condición para el desarrollo y la

para garantizar las condiciones ge- generalización plenos de la pro-

nerales de la producción y la re- ducción mercantil” (1974/ 1978, 59),

producción, que es exterior a los y entonces procede a derivar la

productores individuales” (Hirsch forma del Estado no de la produc-


1973, 201-202). ción y el intercambio de mercan-

Después de derivar de esta ma- cías, sino de la naturaleza de las


nera la necesidad de la existencia relaciones sociales capitalistas:

del Estado bajo el capitalismo, “Debido a que el proceso de repro-

Hirsch procede, en una parte im- ducción social y la apropiación del

portante del artículo, a argumen- producto excedente por la clase domi-

tar que el desarrollo del Estado nante es mediado a través de la libre

sólo puede comprenderse en el circulación de mercancias, basada en


contexto del análisis de la crisis
el principio de igualdad del intercam-
capitalista y, particularmente, -en bio, así corno a través de la libre
la movilización de contratenden- disposición que el trabajador asalaria
cias a las tendencias a la caída de
do-tiene su propia fuerza de trabajo y
la tasa de ganancia. Esto es segui- el capitalista del valor excedente que
do por una discusión en torno a se ha apropiado y que ha acumulado,
las funciones del Estado y a las la abolición de todos los obstáculos

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Mayo de .1996
que se prmentan en el camino (p. e. pital y el trabajo, como una rela-
de las relaciones directas de ción de clase. El capital no es lo
entre los propietarios de los medios de económico que determine lo polí-
producción y las relaciones privadas tico, sino que tanto lo económico
de dependencia y restricciones —feuda- como lo político son formas (su-
lismo- en la esfera de circulación de per ciales) de una forma históri-

las mercancías) es un elemento esen- camente especí ca de dominación


cial en el establecimiento de la forma de clase (cf. Holloway/Picciotto
capitalista de sociecüzd. La manera 1978; Clarke 1988a). El capital no
como se establece el vinculo social se es algo externo a la lucha de cla-
distribuye el trabajo social, y se apro- ses, sino la forma histórica asumi-

pia u plusvalía, requiere necesaria- da por ésta. Esta derivación del


mente que los productores directos Estado abre el camino a una inter-

sean privados del control sobre los pretación del Estado como una
medios de fuerza fisica y que estos .se forma particular de la relación del
localicen en una instancia social que capital, entendida como una rela-
se levante por encima del proceso eco- ción de lucha de clases. Conside-

nómico de reproducción: por un lado, rando este enfoque del capital, se


la creación de la libertad y la igual- sigue que el análisis del desarrollo
dad burguesas formales y, por otro, el del Estado no pudo ser simple-
establecimiento de un Estado que mo- mente una cuestión de la deduc-
nopoliza Mfuaza” (1974/1978, 61). ción lógica de leyes abstractas sino
La importancia de esta deriva- de la comprensión conceptual-
ción del Estado se encuentra en el mente informada de un proceso

hecho de que nca la forma del histórico” (Hirsch 1974/1978, 82);


Estado no en la necesidad de esta- es así que la nueva derivación pro-
blecer alguna clase de interés ge- porciona las bases para un análisis
neral en una sociedad anárquica histórico no funcionalista del Esta-

(como estaba implícito en el artí- do (véase Holloway y Picciotto


culo de 1973 y en muchas de las 1978 para una discusión más com-
otras contribuciones al debate so- pleta). El problema es que Hirsch
bre la derivación del Estado), sino nunca profundizó del todo en las
en la naturaleza de las relaciones implicaciones de su derivación del
sociales de dominación en la socie- Estado. En la versión de 1974 de
dad capitalista. Esto. implica un su artículo, las partes más funcio-
cambio en la concepción del capi- nalistas de su primera argumenta-
tal. El capital es entendido como ción fueron revisadas, y en varios

una relación social, como una re- puntos se subraya la importancia


lación de dominación entre el ca- del análisis histórico; pero la ma-

Cuadernos del Sur 57


lucha puede considerarse como
yor parte del análisis acerca la re-
lación entre el Estado y la crisis, crucial en el análisis de la crisis.

así como del análisis de las funcio- Uno de los aportes más importan-
nes del Estado, permanecieron tes del artículo de Hirsch es que

inalterables. El resultado fue un estableció la relevancia central de

artículo altamente contradictorio, la crisis como la clave para enten-

en el cual la importancia de enten- der el desarrollo del Estado. Am-

der al Estado en el contexto del bas versiones del artículo dedican

desarrollo concreto de la lucha de gran parte al análisis de las ten-


clases es continuamente enfatiza- dencias a la caída de la tasa de

do, mientras que la lucha de clases ganancia, y al de la crisis como la


desempeña ahora una parte muy movilización de contratendencias.

pequeña o ninguna en la explica- La crisis se presenta no como un


ción más detallada que proporcio- fenómeno económico sino como

na Hirsch en torno al desarrollo una reorganización total de las

de las funciones del Estado. Esta condiciones sociales de la produc-


contradicción nos llevó a Sol Pic- ción, reorganización que se logra,
ciotto y a mí a sugerir, en nuestra si es que lo hace, mediante un

introducción a la traducción ingle- proceso de lucha social en el cual


sa al debate sobre la derivación del el Estado desempeña un papel im-

Estado, que había un giro en el portante, y también mediante el


artículo de Hirsch: “de argumen- cual el Estado se desarrolla. Sin
tar que la acumulación debe ser embargo, aún en el núcleo de este
considerada como un proceso de análisis de la crisis como un proce-
forma determinada, inscrito en la so de lucha social, reaparece la
crisis, de lucha de clases a sugerir tensión entre leyes objetivas y lu-
que la relación entre la acumula- chas subjetivas: “el curso del desa-

ción y la actividad del Estado debe rrollo capitalista no está determi-


ser vista como siendo mediada a nado mecánicamente o por
través de la lucha de clases” (H0- alguna clase de ley de la naturale-

lloway y Picciotto 1978, 28). La za. Dentro del marco de sus leyes
tensión no resuelta entre estructu- generales, el desarrollo capitalista

ra y lucha, tan plenamente analiza- es determinado más bien por las

da por Bonefeld en relación a la acciones de los sujetos y las clases

literatura de la reformulación, ya actuantes, las condiciones concre-

estaba presente cn la contribución tas resultantes de la crisis y sus


de Hirsch al debate sobre la deri- consecuencias políticas”
vación del Estado. (1974/ 78, 74-75; subrayado mío).
La tensión entre estructura y La tensión se expresa en la frase

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Mayo de 1996
“dentro del marco”, que implica sis en la naturaleza inherentemen-
una relación externa entre la obje- te inestable del capitalismo. A fi-

tividad de las leyes generales del nes de los ochenta, el llamado a

desarrollo capitalista y la subjetivi- “las líneas ineludibles de la ten-


dad de la lucha de clases, una re- dencia y la dirección establecidas
lación en la cual la subordinación por el mundo real” (Hall 1985, 15)
de la lucha de clases es. evidente. se ha vuelto un argumento refor-

rrrista para adaptarse a la reestruc-


turación inevitable del capitalismo.

3. Crisis y lucha de clases En un mundo en donde aparente-

mente las leyes objetivas del desa-


El analizar el dualismo existente rrollo capitalista han aplastado las
en la contribución dc Hirsch al luchas subjetivas de la clase traba-
debate sobre la derivación del Es- jadora, parece que la única opción

tado no tiene como objetivo avivar abierta para los marxistas es la de

viejas polémicas. El problema es escoger entre lamentar el aumen-


que ese mismo dualisrno se en- to de la violencia y la represión
cuentra en el núcleo de su análisis capitalista (Hirsch), o argumentar
fatalista en torno al desarrollo ac- a favor del acomodo con las nue-
tual. Las luchas sociales son irn- vas “realidades”- (Hall,jessop). Aun-

portantes, pero “es siempre el que rnuy diferentes en sus orígenes

capital mismo y las estructuras que e inspiración, ambas variantes del


éste impone ‘objetivamente’, a es- tema del posforclismo tienen las
paldas de los actores, el que esta- mismas aplicaciones: la lucha en
blece las condiciones decisivas contra de las leyes del desarrollo

para las luchas de clases y el pro- capitalista es una lucha sin espe-
ceso de la crisis” (Hirsch y Roth ranzas. El rmrndo se ha cerrado, el
1986, 37). futuro está determinado.
El desarrollo histórico ha dado Pero hablar de una relación ex-

un nuevo signi cado a los entra- terna entre las “leyes objetivas del
mados teóricos de los setenta. Lo desarrollo capi talista" y la ltrclra de
que con anterioridad se podía clases no tiene sentido. Las “leyes

considerar como ambigiiedades del desarrollo capitalista” no son


productivas se ha convertido aho- otra cosa que el movimiento de la
ra en contradicciones con implica- lucha de clases. Las categorías de
ciones reaccionarias. A principios El Capital son categorías de lucha.
de los setenta, hacer hincapié en, El conflicto yace en el núcleo
las leyes objetivas del desarrollo del análisis de El Capital. La forma
capitalista signi caba poner énfa- en la cual una parte de la pobla-

Cuadernos del Sur 59


ción explota a la otra es la clave cosas, cosas que nosotros produci-

para entender a la sociedad (vol. mos pero que no controlamos ni


III, 133), una relación antagónica reconocemos como nuestras, co-

de explotación y resistencia. El sas que se vuelven en nuestra con-


materialismo de Marx no es el de- tra: es el dominio del trabajo

terminismo inerte sugerido en el muerto sobre el trabajo vivo.

desafortunado planteamiento ba- La teoría del valor puede ser


vista como una teoría de la lucha
se-superestructura en el Prefacio
de 1859; es el con!icto, un con!icto entre la vida y la muerte. La forma

que se centra en la producción, lo del valor convierte la expresión de

que constituye el núcleo de los pa- nuestro trabajo vivo en cosas

trones de desarrollo en cualquier muertas, en mercancías fetichiza-

sociedad de clases. No son las leyes das que se nos enfrentan, cosas

del desarrollo capitalista, sino las extrañas y poderosas.


A lo largo de todo el análisis de
formas que asume este con!icto
El Capital, el tema de la vida y la
bajo el capitalismo, las que consti-
tuyen el foco del análisis en El muerte es central: el capital es la

Capital. dominación inestable y transitoria


Las categorías de El Capital son de la muerte sobre la vida, la do-

categorías de antagonismo desde minación de la mercancía como

el inicio. Ello queda claro desde el forma muerta de nuestro trabajo


primer párrafo de El Capital. En la sobre el trabajo vivo que nos de -

sociedad capitalista, la riqueza se ne como hermanos y nos distin-


DOS presenta como una vasta CO- i gue de la naturaleza. Este tema se

lección de mercancías y la mercan- re!eja constantemente en el análi-


cía es en primer término un “ob- sis de Marx, en el contraste funda-

jeto externo”.justo al principio se mental entre capital constante y


nos muestra el mas violento de variable, en la discusión del proce-
todos los antagonismos: el capita- so de trabajo, en la discusión so-
lismo es el régimen de la muerte, bre la acumulación, etcétera.

de la mentira, la negación de nues- La critica fundamental a la teo-

tra identidad. La riqueza de la so- ría burguesa es que ésta no ve la


ciedad no es, por supuesto, algo distinción entre vida y muerte,2

exterior a nosotros, es el fruto de entre capital constante y capital


nuestro trabajo, la única fuente de variable. Para la teoría burguesa,
su valor. En la discusión en tomo la vida no existe. Es por esta razón
al valor se desarrolla el violento que no puede entender la plusva-
antagonismo del capitalismo. El lía, porque la distinción entre ga-
capitalismo es el dominio de las nancia y plusvalía sólo tiene sentí-

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Mayo de 1996
do en ténninos del antagonismo to constante, como amenaza. El
entre trabajo vivo y trabajo muer- poder creciente de la clase traba-
to. Para la teoría burguesa, la ga-
jadora es un subtema constante a
nancia es exterior, algo que se en- través de las páginas de El Capital.
cuentra fuera de nosotros. La
El trabajador se inicia como un
categoría de plusvalía abre la cate-
pobre individuo (en El Capital se
goría de la ganancia mostrando
asume generalmente que el traba-
que el origen de ésta es la explota- jador es masculino) forzado a ven-
ción, que es, a su vez, el resultado
der su fuerza de trabajo en el mer-
de una lucha constante en contra
cado. Una vez que la venta se ha
de la clase trabajadora: la lucha del efectuado y que el pobre hombre
reloj despertador, de los detalles sigue al ricacho a la fábrica, al
de la organización del lugar de nalizar el capítulo 4 su sonomía
trabajo, la lucha del tiempo, de los cambia y él se transformar de un
minutos y de los segundos. La ga-
pobre hombre que era en un tra-
nancia no es algo exterior a noso- bajador, de un víctima pasiva del
tros sino que, por el contrario,
infortunio en un productor y pro-
existe porque estamos dentro de tagonista activo de una relación
ella. La teoría burguesa presenta a
lucha/ explotación. En el capítulo
la ganancia como algo que no es 8, el trabajador une sus fuerzas a
externo; El Capital nos muestra la de otros trabajadores, para lu-
que ella es un momento de una char por la reducción de la jorna-
relación de dominación y lucha da de trabajo. Posteriormente,
del cual, nos guste o no, forma- mediante el desarrollo de formas

mos parte. de cooperación, una relación cua-


Si bien la lucha de la clase tra- litativarnente diferente se desarro-

bajadora no es el objeto explícito lla entre los trabajadores, en tanto

del análisis de El Capital, ella se elementos de un trabajador colec-

encuentra implícita en cada cate- tivo. A través del análisis de la

goría. El Capital es un análisis de circulación, la clase trabajadora se

la sociedad burguesa desde la extiende desde la fabrica hacia la

perspectiva de la lucha de la clase sociedad entera. Sin ser nunca el


trabajadora, contempla el mundo foco explícito del análisis, el desa-
a través de los ojos de la clase rrollo de la clase trabajadora y la
lucha de la clase trabajadora son
trabajadora. Es justamente por es-
inherentes al desarrollo del análi-
ta razón que ésta no es el foco del
análisis, pero está presente en to- sis en El Capital. De modo que el
do momento como el sujeto implí- análisis del capital no puede sepa-
cito del análisis, como contrapun- rarse del análisis de la lucha de

Cuadernos del Sur 61


clases, por la sencilla razón de que mente en el fetichismo que es ob-

el capital es la lucha en la cual jeto de la crítica de Marx en El

participamos inevitablemente. Capital.

La presencia de la clase trabaja- Las leyes (o tendencias) del de-


- dora como una fuerza antagónica al sarrollo capitalista no son el mar-

interior del capital es justamente la co dentro del cual la lucha de cla-

clave para entender el desarrollo y ses tiene lugar (como dice Hirsch);
la inestabilidad del capitalismo. ellas simplemente describes los rit-
Todos los modos de explota- mos típicos de la lucha que resulta
ción son' inestables, debido sim- de la forma histórica especi ca de

plemente a que se basan en la dominación y resistencia.‘Si bien


dominación de la mayoría de la estos ritmos son muy importantes,

población por la minoría y porque ellos no son externos a la lucha de

la minoría dominante siempre de- clases, sino que se expresan a tra-

pende del trabajo de. la mayoría vés de esta lucha; son ritmos que
dominada; pero el capitalismo es- pueden, romperse o cambiarse. Al
tá caracterizado por una inestabi- igual que los ritmos del cuerpo,
lidad singular dcbido a su codicia afectan la marcha de nuestras ac-

históricamente sin precedentes, a tividades, pero no son externos a

su voracidad lobuna por el trabajo ellas.

de los trabajadores. Esta codicia se La crisis, entonces, no es un

expresa en la contradicción de la marco externo impuesto sobre la


plusvalía relativa: para incremen- lucha de clases, es la crisis de la

tar la plusvalía el capital se ve obli- relación de clase, la crisis del do-

gado a expulsar al trabajo vivo del minio del capital sobre el trabajo.
proceso de producción. Pero sin La crisis muestra los límites de la
el trabajo vivo, sin nosotros, el ca- dominación capitalista: los patro-
pital no puede sobrevivir; ésta es nes establecidos de las relaciones
la contradicción fundamental del de clase ya no pueden contener al
capitalismo moderno. Se expresa trabajo, ya no pueden suprimir la
bajo una forma económica en la
vida. En la crisis, los patrones de
tendencia a la caída de la tasa de dominación se trastocan; estalli-
ganancia, pero esta es simplemen- dos del futuro, de lo posible, del
te una manifestación económica
Aún-No, aparecen por doquier. La
de la contradicción básica: la pre- crisis en el colapso de la domina-
Sencia del trabajo vivo en el capital. ción.

Hacer una oposición entre las Para sobrevivir, el capital debe


. leyes del desarrollo capitalista yla reimponer su autoridad y rees-
lucha de clases, es caer precisa- tructurar su dominación. El mun-

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Mayo de 1996
do debe ser puesto' al derecho de tar de acuerdo con Bonefeld acer.

nuevo, el futuro cerrado. Pero es- ca de la importancia de respetar la

to dista de ser proceso automáti- “herejía de la realidad”, no signi -


co. En gran parte de la literatura ca simplemente tener, contra vien-
acerca del fordismo y del posfor- to y marea, un optimismo vacío. El
disrno existe una tendencia a elu-
oscuro panorama pintado por
dir la crisis-como-colapso y la cri- Hirsch en torno a los aconteci-
sis-como-reestructuración, y a mientos actuales es acertado en

asumir que la transición de una a muchos aspectos. Las transforma-


otra se presenta sin problemas o ciones que tienen lugar hoy por
que puede darse por sentada. Pe- hoy en la dominación capitalista
ro esto es olvidar buena parte de son de un carácter radical y en
la excitación de la historia recien-
general bastante negativo; ha habi-
te. El miedo al futuro y la concien- do una muy severa descomposi-
cia urgente de la necesidad de ción de la clase trabajadora a nivel
reimponer la disciplina, la morali- internacional. Criticar la fetichiza-

dad,‘ y el derecho a controlar, se ción de las tendencias teóricas ac-

ha expresado en todas las formas tuales no debe conducimos a la

de la cultura burguesa desde prin- negación de la importancia de los


cipios de los setenta. En el grado cambios que están sucediendo. El

en que el capital ha logrado reim. problema con los análisis de


poner en buena medida la estabi- Hirsch, al igual que con muchos

lidad, esto ha sido a través de un otros relativos al fordismo y pos-


proceso de lucha difícil y sangrien- fordisrno, no está en que el cuadro

to que está lejos de haber conclui- que pintan sea inexacto, sino en
do, tal como lo afirma claramente
que es una naturaleza muerta, una
Simon Clarke en su contribución pintura desolada, una pintura que
a este volumen. Asumir que el pos- ja la apariencia de la sociedad
fordismo simplemente surge, con- burguesa en lugar de captar su
solidar las tendencias actuales en movimiento. Los acontecimientos

un nuevo patrón de dominación, presentes son mucho más contra-


tal como lo hacen muchos de los dictorios, mucho más vitales que

análisis ¡del fordismo y posfordis- lo que est-os análisis permiten a'd-

mo, es participar en esa puesta al mitir.


derecho del mundo, en la clausura
del futurq, que es el prerrequisito
Referencias
esencial para la dominación capi-
talista. Hacer énfasis en que el de-
sarrollo capitalista está abierto, es- Bonefeld, Werner (1987), véase “La re-

Cuadernos del Sur 63


formulación de la teoría del Estado”, lación, el posfordismo y el Estado”,
en “Los estudios sobre el Estado y la en ¿Un nuevo Estado? Debale sobre la

reestructuración capitalista”, Fichas reestructuración del -Estado y el capital,


Temáticas de Cuadernos del Sur, Bue- Cambio XXI-Fontamara, México, 1994.

nos Aires, 1992. Marx, Karl (1974). Grundrisse der Kritik


Branmühl, Claudia et al. (1973). Proble- der politischen 0konomie, Berlín (Es-
me einer materialistischen Staalstheorie, te). (En español: México, Siglo XXI
Suhrkamp, Frankfurt. Editores, 1982). '

Clarke, Simon (1988a), Keynesianism, Negri, Antonio (1978/79). “Capitalist


Monetarism and the Crisis of the State, Domination and Workin Class Sabo-

Edward Elger, Aldershot. tage", en CSE/Red Notes, Working


Clarke, Simon (1988b), “Sobreacumula- Class Autonomy and the Crisis',l.ondres.
ción, lucha de clases y el enfoque de
la regulación”, en “Los estudios so-
bre el Estado y la reestructuración Notas
capitalista”, Fichas Temáticas de Cua-
dernos del Sur, Buenos Aires, 1992.
lJessop se equivoca'bastante cuando
Hall, Suart (1985). “Realignment for
sugiere que la importancia del artículo
What”, en Marxism Today, Londres,
Hirsch radica en que abre un espacio
diciembre, pp. 12-17.
para el análisis político autónomo.
Hirsch, Joachim (1973). “Elemente ei-
Aquellos que trabajan en el área de la
ner materialsistischen Staatstheorie",
política (cómo Jessop, como Hirsch y
en Branmi’rhl, C. et al. (Publicado en
como yo) nunca han tenido la menor
español por Críticas de la Economía
dificultad de encontrar espacio para el
Política, núm. 12/ 13).
análisis político autónomo. Si sentimos
Hirsch, Joachim (1974/ 78). “The State
que formando parte de la izquierda to-
Apparatus and Social Reproduction:
davía queremos ser “cientí cos políti-
Elements of a Theory of the Bour-
cos” siempre nos queda el recurso de
geois State”, en Holloway and Pic-
acudir a Poulantzas para salvar nuestras
ciotto (1978).
conciencias. Esto, gracias a Dios, nunca
Hirsch, Joachim y Roth, Roland (1986).
fue una aportación de Hirsch. Por el
Das neue Gesiucht des KapitalLsmrLs,
contrario, todo el señalamiento del de-
VSA-Verlag, Hamburgo. bate sobre la derivación del Estado, in-
Holloway, John (1987). “The Red Rose
cluyendo el artículo de Hirsch, así como
of Nissan”, en Capital ¿7’ Class, núm.
la causa de que este fuera revoluciona-
32, Londres. ("La rosa Roja de Nis- rio en sus implicaciones, respondieron
san", Cuadernos del Sur, núnr. 7, Bue-
precisamente a lo opuesto: a rmar que
nos Aires). el desarrollo del Estado no puede ser
Holloway, John y Picciotto, Sol (1978).
analizado de modo autónomo en rela-
State and Capital, Edward Arnold,
ción al análisis del capital. Eso se subra-
Londres.
ya en repetidas ocasiones en el artículo
Jessop, Bob (1988). “La teoría de la regu-
de Hirsch. Y es justamente por esta

64
Mayo de 1996
razón que gran parte del articulo de siada frecuencia, el objetivo de la teoría

Hirsch ha sido retomado en la discusión marxista del Estado ha sido el de ofrecer


de la crisis.
una ciencia política alternativa, respues-
2 No existe ninguna continuidad en- tas alternativas a las presuntas plantea-
tre el marxismo y la teoría burguesa. La das por la teoría burguesa. Pero esto no
teoría burguesa, por de nición, supone es posible; el resultado es un amasijo
la existencia continua de la sociedad
confuso y reaccionario de categorías. Si
burguesa; no puede concebir otro futu-
se quiere suponer que esta clase de teo-
ro más allá. Sus categorías son catego- rías del Estado es marxista, lo único que
rías de predetermi nación, categorías de
nos queda por hacer es citar a Negri: “Es
muerte. El marxismo, por el contrario, obvio que con esa gente estamos ha-
sienta sus bases en la naturaleza transi- blando de cosas diferentes, es como si
toria de la sociedad capitalista. Sus cate- ambos habláramos de la Osa Mayor,
gorías no tienen ningún significado a
pero que para ellos signi car-.1 una leja-
menos que el futuro se vea como algo na constelación de estrellas mientras
abierto, a menos que la transición a una que para nosotros supone la realidad
forma diferente de sociedad se asuma
presente de un feroz animal" (Negri
como el problema central. Con dema- 1978/79, 116).

lbyngunnms practicas btrarrasaims


¿L 44

Cuadernos del Sur 65


66
Mayo de 1996
Osos polares y lucha de clases:

mucho menos que una autocrítrca

Bob Jessop*

l presente trabajo tiene ro dado que ya me he referido a


su origen en dos críticas ellas en mi respuesta anterior a
recientes deJohn Hollo- Bonefeld aquí sólo las mencionaré
way (1988) y Simon Clar- brevemente (cf. Bonefeld 1988;
ke (1988a) a la teoría de Jessop 1988).
la regulación. En él no intento
simplemente reproducir los viejos
debates sobre la teoría del Estado, l. Introducción al debate

ni tampoco los nuevos debates so-


bre el posfordismo; mi objetivo es, En su réplica,John Holloway con-
más bien, ampliarlos.l Ambos au- . rma, antes que otra cosa, la do-
tores insisten en que en la dinámi- ble crítica hecha por Bonefeld a la
\ca del capitalismo la lucha de cla- teoría francesa de la regulación y
ses tiene primacía sobre sus a la reciente teoría germano-occi-

formas institucionales, también dental del Estado en los siguientes


llamadas leyes objetivas. En lugar términos: a) ambas consideran
de tratar de defender al regulacio- que la lucha de clases se encuentra
.nismo adoptando una posición restringida y limitada por las lla-
contraria a la anterior, presentará madas leyes “objetivas” del desa-
un tercer punto de vista que co- rrollo capitalista o, cuando
rresponde con mayor exactitud mucho, la contemplan simple-
tanto al enfoque de la regulación mente como el canal a través del
(de aquí en adelante ER) como al cual estas leyes se realizan; y b)
propio análisis de Marx. Esta alter- ambas consideran a la clase traba-
jadora como un objeto pasivo de
nativa tiene implicaciones obvias
para el estudio del posfordismo, pe- la historia y, por tanto, animan a
los trabajadores a acomodarse o a

someterse a la nueva cara del capi-


*B0b Jessop es profesor de sociolo-
talismo (Holloway 1988: 93-4).
gía en la Universidad de Lancaster.
Holloway a rma entonces que en

Cuadernos del Sur 67


gran parte del trabajo sobre el for- dora como una fuerza antagónica

dismo y el posfordismo se ha rees- alinterior del capital (Holloway

crito la historia del capitalismo, se 1988: 99-101).


ha a rmado la inevitabilidad de la Clarke, por su parte, desarrolla

recuperación capitalista como una línea de ataque ligeramente


consecuencia de sus leyes objeti- diferente, argumentando que el

vas y, por consiguiente, se ha cola- ER considera como primarias a las

borado en la supresión de la lucha necesidades estructurales de la re-

de clases (Holloway 1988: 94). Ar- producción. De acuerdo con esta

gumenta que esto es un error teó- crítica, el ER asume que la función

rico, dado que “la relación entre principal de los modos de regula-
la lucha de clases y ‘las leyes obje- ción es la de asegurar un equili-

tivas del desarrollo capitalista’ brio adecuado entre los diferentes

siempre ha sido la cuestión central departamentos o sectores de la


de la teoría marxista” (1988: 93). producción, de tal modo que per-
mitan que el circuito del capital se
Y que, por otro lado, conduce a
integre y estabilice. Como-lo admi-
errores políticos, al conspirar en el
sentido de que la clase trabajadora te Clarke, esto no signi ca que los

se resigne frente a la ofensiva del capitalistas puedan simplemente


imponer su voluntad, pero sí que
capital, provocada por la crisis, y
cuyo n es reestructurar la rela- la regulación es vista como un ob-

ción del capital. jetivo inserto en las estructuras ca-

Esta crítica descansa en el argu- pitalistas, y no en el equilibrio


mento de que “las ‘leyes del desa- cambiante de fuerzas en una lucha
rrollo capitalista’ no son sino el por la dominación de clase (Clar-
movimiento de la lucha de clases. ke 1988a: 68-9). Al respecto, Clar-

Las categorías de El Capital son ke señala que los modos de regu-

“categorías de lucha” (Holloway lación deberían ser analizados

1988: 99). Holloway señala que la como el producto de las estrate-


lucha de clases se menciona a lo gias capitalistas tendientes a mane-
largo de toda la obra maestra de jar el equilibrio de las fuerzas de
Marx, y es considerada desde am- clase, es decir, que su propósito
bos lados. Según él, El Capital está primario no es asegurar un creci-
permeado por la metáfora del pre- miento equilibrado sino reprodu-
dominio dela muerte sobre la vida cir la dominación de clase. Siendo

(“el antagonismo más violento de este su objetivo, se muestran tan

todos”), y también se encuentra problemáticos para el capital co-

repleto de referencias especí cas mo para la clase trabajadora (Clar-


a la presencia de la clase trabaja- ke 1988a: 15-16; 1988b: passim),

68
Mayo de 1996
como es el caso de las políticas del lo político son formas (super cia-
Estado de bienestar keynesiana, les) de una forma históricamente
que lejos de 'enar la lucha de
especí ca de dominación de cla-
clases y de estabilizar al régimen
se”; y, segundo, que “el capital no
fordista, intensi caron la lucha, es externo a la lucha de clases,
crearon nuevas formas de resisten-
sino que es la forma histórica asu-
cia, y precipitaron la crisis del Es-
mida por la lucha de clases”
tado (Clarke 1988b: 77, 79; cf. (1988297). A pesar de sus semejan-
1988a: passim). zas aparentes estos argumentos
tienen implicaciones muy distin-
tas. Mientras que el primero nos
2. El capital es más que lucha permite analizar la determinación
de clases de la forma de la lucha de clases

(en particular el “desdoblamien-


La cuestión central en estas críti- to” de las formas de dominación
cas es que el ER comete una equi-
en dos esferas separadas: la políti-
vocación al separar las leyes del ca y la económica) y su transfor-
movimiento del capital de la lucha mación en y a través de la lucha,
de clases, y al sugerir que el desa- —el segundo reduce al capital a un
rrollo de la lucha de clases y su efecto no mediado de la lucha de

impacto están con nados dentro clases y no concede ningún efecto


de los límites impuestos por esas independiente a la forma de esa
leyes. Es así que contraponen una lucha. Este último argumento de
premisa diferente: que el capital hecho parece sugerir que pueden

es lucha de clases (v.g. Holloway existir una explotación, una domi-

'1988: 101-2). Si bien yo comparto nación y una lucha de clases puras

esta premisa, no estoy del todo —un antagonismo puro, sin media-
convencido de que siempre se la ción a través de las formas y los
interprete correctamente. De mo- aparatos sociales, los recursos asi-
do que en seguida me abocaré a métricamente distribuidos, y las téc-

analizar el modo en que Holloway nicas particulares de explotación y

la maneja y sus implicaciones, de- dominación (cf. Balibar 1985: 512),


jando para el nal algunos proble- lo que reduciría al planteamiento

mas que plantea la interpretación de que “el capital es lucha de cla-


de Clarke sobre la lucha de clases. ses” a una tautologr'a: “la lucha de

Al bosquejar las implicaciones clases es la lucha de clases”. Me


de su premisa, Holloway adelanta niego a creer que esto es lo que
dos argumentos bastante diferen- Holloway quiere argumentar.

tes: primero, que “lo económico y La anulación que él hace con

Cuadernos del Sur 69


ambos argumentos es posible gra- que lo considera como “el domi-

cias a que plantea una alternativa nio de la muerte, de la mentira, la

falsa y sesgada: por un lado, dife- negación de nuestra identidad”


renciar 'estructura y lucha y con (Holloway 1988: 99). Estas metáfo-
ello suprimir la efectividad históri- ras, poderosas y evocativas, nos
ca de esta última; por otro, reducir invitan abiertamente a ponernos

al capital a la forma histórica asu- del lado de la vida, de la verdad, y

mida por la lucha de clases y a r- de la identidad de la clase trabaja-

mar, en consecuencia, la primacía dora frente a las manos muertas

de esta lucha como motor de la del capital. Además, como él mis-


historia. Este dilema aparente es mo lo observa, estas metáforas

falso dado que fácilmente pueden aparecen también en El Capital.2


identi carse otras opciones. Y es Pero aquí hay que aclarar que a
sesgado porque al restringir de es- pesar de todas sus herramientas
te modo _la elección, Holloway cla-' literarias y de su amor por la me-
ramente nos invita, en tanto mar- táfora y el símil, la intención de
xistas, a optar por la segunda Marx no era proporcionamos un

alternativa. Pero si los vemos más. análisis metafórico del capitalismo

de cerca, los'mismos argumentos desde un punto de vista proleta-

de Holloway nos ofrecen una ter- rio. Tampoco nos estaba ofrecien-

cer alternativa: una explicación de do un análisis metafísico de cómo


las formas en que el trabajo muer- la lucha entre la vida y la muerte
to domina al trabajo vivo y las se re!eja en la dinámica de la acu-
consecuencias que esto tiene para
mulación de capital. Lo que él
la lucha de clases. Si desarrollamos hacía era retomar una crítica de la
esta tercer alternativa, es bastante economía política a partir del aná-
probable que aparezcan algunas lisis cientí co de las leyes de su
ideas básicas que son comunes a movimiento. Holloway comienza

Bonefeld y a Holloway, a los teóri- a reconocer este hecho cuando

cos de la reformulación del Esta- considera al capitalismo como un

do, a los regulacionistas franceses modo especí co de explotación y

y a mi mismo. dominación y, en este contexto,


encuentra que la “lucha entre la

vida y la muerte” se expresa en la


3. De la metáfora a la metaforma ley del valor.
Pero frente a la alternativa de

Holloway desarrolla su critica al vincular la metáfora de la vida y la


capitalismo desde él punto de. vis- muerte con las formas capitalistas
ta de la clase trabajadora; es así actuales de dominaciónde clase o

70
Mayo de 1996
a rmar simplemente que el capi- el descubrimiento del verdadero
tal es lucha de clases, Holloway
secreto de laproducción capitalis-
opta por esto último y pierde, por
ta: “ia forma económica especi ca
tanto, la oportunidad de explorar
en la cual el trabajo excedente no
la dialéctica de la lucha de clases.
pagado es extraído de los produc-
Por consiguiente, no puede darse tores directos” (Marx 1894: 791).
cuenta de cómo esta lucha se ins- Porqtle esto revela el secreto últi-
cribe en las formas de la relación mo, la base oculta de la estructura

del capital, y cómo éstas moldean, social en su totalidad, la clave para


a su ve; a las formas de la lucha descifrar la anatomía de la socie-

de clases y a sus resultados. Ni dad civil y la forma del Estado.


puede mostramos cómo la domi- Esta forma económica especí ca
nación burguesa de clase involu- esla plusvalía. Es el predominio
cra mucho más que la habilidad de la forma valor (o, más bien, la

del capital para imponer su volun- metaforma, dado que presenta di-
tad a la clase trabajadora. Sin du- versos y variados momentos) en
da, tampoco se da cuenta de que
un sistema generalizado de pro-
incluso la misma clase capitalista
ducción de mercancías lo que de-
se encuentra subordinada a la do-
termina, en el modo de produc-
minación del trabajo muerto so- ción capitalista, la identidad
bre el trabajo vivo y, para conti- conceptual de las clases, la natura-
nuar con la metáfora de Marx, que leza de las relaciones de clase, las

mediante las fuerzas impersonales formas de la lucha de clases, y la


de la competencia “un capitalista dinámica de la lucha de clases y de
la competencia en su conjunto. En
siempre aniquila a muchos” (Marx
1867€: 715).- resumen, más que iniciar su traba-
El mismo Marx no consideró jo con la lucha de clases, él nos
que el triunfo del capital en su muestra cómo la lógica del trabajo

lucha contra el trabajo fuera la abstracto se impuso sobre los tra-


base última para el predominio bajadores y también sobre los ca-

del modo capitalista de produc- pitalistas.


ción (o MCP). Y, de hecho, recha- Marx argumenta que el MCP es
zó el crédito por el descubrimien- único debido a que, más que de-
to de la existencia de las clases o pender de las relaciones explícitas
de la lucha de clases (fenómenos y directas de coerción y domina-
que ya eran bastante familiares pa- ción extra-económicas, está gober-
nado por formas cuasi-autónomas
ra los economistas y publicistas
burgueses).4 Su originalidad, co- de relaciones sociales y por una
mo él mismo lo señaló, radica en lógica que opera a espaldas de los

Cuadernos- del Sur 71


productores. De este modo, la re- nes para la acumulación. La forma
lación del capital no es sólo una de la relación del capital domina

forma que el con!icto de clases las acciones de los individuos: es,

puede asumir, como si la lucha de como Marx lo observó, anárquica.


clases existiera como tal a todo lo

largo de la historia y simplemente


tomara ésta o cualquier otra for- 4. Las clases y la lucha de
clases en Marx
ma. El capital es una forma parti-
cular de las relaciones sociales y

posee una lógica institucional y Holloway señala que en El Capital


una dinámica direccional propias. de Marx la lucha de clases se men-

Una vez que la producción de ciona con frecuencia; sin embar-

mercancías se ha generalizado (de go, no discute explícitamente


modo que la misma fuerza de tra- cómo es que Marx se re ere a ella.
bajo asume la forma de una mer- Un examen más profundo revela
que la crítica de Marx n.o parte de
caricia)5 y que la plusvalía relativa
se ha convertido en la forma do- ' la lucha de clases. De hecho, él

minante de plusvalía, la domina- sólo pudo considerar el papel de

ción capitalista se realiza a través aquélla en la acumulación después


de una cadena de relaciones socia- de introducir las categorías de la

les cuasi-naturales, emergentes e economía política necesarias para


impersonales (cf. Marx 1867: 733, de nir las relaciones de clase y los
1024). Dado que la cadena se re- intereses en juego en la lucha de
produce mediante agentes huma- clases. Él primero utilizó la catego-

nos, no podría ser entendida sin ría de clase para establecer una
referencia a sus acciones; pero la identidad conceptual y sólo poste-
dinámica de la relación del capital riormente la empleó para analizar
se encuentra también más allá de los con!ictos entre fuerzas especí-
su control, cuando menos en dos cas, cualesquiera que fueran su
aspectos. Primero, que en un mo- identidad propia y sus formas de
mento dado la relación del capital organización; no es nunca una de-
antecede a estas acciones como su nominación dada a algo preexis-

condición —no reconocida o per- tente, un “agente de clase


cibida fetichistamente- de exis- conocido en sí mismo” (cf. Balibar

tencia y de acción. Y segundo, que 1985: 520; y Rosenthal 1988: 29).


ella opera “a sus espaldas” de una La lucha de 'clases no es el punto
manera sistemática, produciendo de partida, sino una de las media-
consecuencias no intencionadas ciones en y a través de las cuales
que tienen profundas implicacio- se analiza la acumulación de capi-

72 Mayo de 1996
tal. Si vamos a analizar la naturale-
—Marx típicamente se re ere a
za y la dinámica de la lucha de los capitalistas (individualmente o
clases, necesitamos criterios obje-
como clase) como la personi ca-
tivos que permitan establecer la
ción del capital, o como los porta-
relevancia de clase6 de los antago- dores conscientes del movimiento

nismos y de las luchas sociales, sin propio del capital. El contenido


importar que las fuerzas involucra- objetivo de la interminable e ilimi-
das estén subjetivamente organiza-
tada metamorfosis del capital, v.
das o no, y que conduzcan su
g., su auto-valorización, es él pro-
lucha en términos de identidades
pósito subjetivo del capitalista. Pe-
y/o intereses de clase. Estos, a su
ro hace hincapié en que “es sólo
vez, deben ser derivados de la na- en la medida en que la apropia-
turaleza de la relación del capital ción continua de riqueza en lo
así como de sus implicaciones pa- abstracto es la única fuerza motriz

ra los antagonismos de clase. detrás de sus operaciones, que él


Podemos resumir esquemática-
funciona como un capitalista, v. g.,
mente las referencias de Marx a la
como él capital personi cado y
lucha de clases en El Capital de la dotado de conciencia y voluntad”
manera siguientez7
(Marx 1867. 254, cf. 990). Es a
—En la crítica de Marx el sujeto partir de esta capacidad que los
activo es el capital, considerado capitalistas buscan incrementar la
como la auto-valorización del va- plusvalía extraída en el proceso de

lor. El valor es un “sujeto automá- trabajo.

tico” que se activa como “el movi- —Cuando Marx se re ere a los

miento propio” del capital en capitalistas actuales como personi-


tanto, a través de su metamorfosis caciones, lo hace generalmente
alterna y continua en mercancías en dos contextos. Algunas veces se
y dinero, agrega plusvalía a sí mis- re ere a ellos para ejempli car las
mo (Marx 1867: 255). De modo tendencias generales del antago-
que podemos considerar al capital nismo entre el capital y el trabajo
en sí mismo como el sujeto, o bien (v. g. los reportes acerca del sobre-

considerarlo como un “proceso trabajo en fábricas particulares). Y


sin sujeto”.8 Marx subraya siempre otras veces se re ere a la compe-

que el capital es el sujeto, y obser- tencia entre capitalistas individua-

va que su independencia se expre- les como la forma en y a través de

sa de la mejor manera en la forma la cual la ley del valor se realiza en


dinero (Marx 1867: 255; el mismo su apariencia capitalista. En am-

punto de vista es planteado con bos casos seria más acertado co'n-
cluir que el antagonismo de clases
rmeza por Clarke 1988b).

Cuadernos del Sur 73


ducir la relación de capital. Las
surge debido a las cualidades inhe-
rentes a la relación del capital, que referencias a la burguesía y a sus

señalarque esta relación es anta- diversas fracciones y tendencias

gónica debido a la ocurrencia con- son mucho más comunes en los

tingente de la lucha de clases y/o estudios políticos de Marx y en sus


de la competencia. Con respecto comentarios, pero aquí también

al segundo contexto, Marx argu- se presentan con freCuencia sin


menta claramente quelas leyes in- una explicación clara de las media-

manentes de la producción capita- ciones implicadas entre función o

lista se imponen ellas mismas lugar en el circuito del capital y_la


como las leyes coercitivas de la postura especí ca adoptada en la

competencia y, por lo tanto, se lucha política (cf. Cutler et aL, 1980).


intcrnalizan en la conciencia del '—Cuando Marx menciona a la

capitalista individual. El no deriva clase trabajadora no es en oposi-


las leyes inmanentes de la natura- ción al capital, él no yuxtaponc al

leza de la competencia capitalista, capital y a la clase trabajadora co-

sino que señala que “un análisis mo si fueran dos términos exter-

cientí co de la competencia sólo nos uno del otro sino que, por el
es posible si podemos aprender la contrario, el trabajo (y por tanto
naturaleza interna del capital” todas las prácticas de la clase tra-
(Marx 1867: 433). Igualmente ob- bajadora ligadas a la venta, uso y
serva que “la lucha entre el capita- reproducción del trabajo asalaria-
lista y el asalariado comienza con do) es considerado como un ele-
la existencia de la misma relación mento integral del movimiento
del capital” (Marx 1867: 553). No del “capital” (v. g. Marx 1867: 718-
escribe que la relación del capital 20). Esto queda claro en sus análi-

se inicia con la lucha entre capita- sis de las i‘luchas cotidianas” en

listas y asalariados y, por supuesto, torno a la duración de la jornada


concluye que el límite para la acu- laboral, de los “elementos históri-

mulación de capital es el capital cos y morales” en el “valor” de la


mismo y no la lucha de clases fuerza de trabajo o de las fuentes
(Marx 1867). de la plusvalía relativa. En cada
—La burguesía cs mencionada
uno de estos casos primero identi-
sólo para darleal capital alguna
fica el espacio'para la ,lucha en
individualidad histórica, como términos de su subdeterminación
una fuerza política en la génesis a través de categorías de valor, y

del capitalismo (en el proceso de también establece sus parámetros


la acumulación primitiva)y/o en en relación a las identidades de

los con!ictos tendientes a repro- clase antagónicas que se encuen-

74
Mayo de 1996
u-an insertas en la estructura de cio por su mercancía. Por lo de-
explotación. En este sentido, Marx más, como Marx lo señala, a dere-

considera que el entorno y los in- chos iguales la fuerza es la que


tereses en juego en la lucha alre- decide (1867, 348-4, cf. 1069-71).

dedor de la plusvalía son de forma —En las escasas ocasiones en


determinada, pero insiste igual- que Marx se re ere al proletariado,
mente en que, a este nivel, no oscila entre considerarlo como

están totalmente determinadas. El una clase o como una masa —siem-

escribe, por ejemplo, que “la jor- pre intentando describir una es-
nada laboral... puede ser determi- tructura de clase típica y mostrar
nada, pero es en sí y para sí inde-
el modo en que una condición
terminada”. O también que “la proletaria se transforma en» un
naturaleza del intercambio de movimiento de masas (cf. Balibar
mercancías no impone por símis- 1985, 516-18). Bajo este último
ma ningún límite a la jornada la-
contexto, el proletariado puede
boral, ningún límite al trabajo ex- ser ¿mejor entendido “en el gran
cedente” (Marx 1867, 341, 344). sentido histórico”, v. g., como el
En sus análisis, en resumen, la de- desarrollo histórico, espontáneo y
terminación plena de las catego- gradual del movimiento dela clase
rías del valor debe aguardar su trabajadora en su totalidad, inclu-
explicación de la lucha de clases. yendo cada una" de las manifesta-
—La forma de la lucha “cotidia- ciones de su organización y cada

na” entre el capital y el trabajo al una de las alianzas implicadas en


interior de la relación del capital su movimiento.
está condicionada por la forma
mercancía distintiva asumida por Estas conclusi'Ones sugieren que la
la fuerza de trabajo bajo el capi ta- lucha de clases en la sodedad ca-

lismo, lo que da al encuentro en- pitalista desempeña el papel que


tre el capital y el trabajo en la tiene debido a que la sociedad se
esfera de la circulación la forma encuentra organizada del modo

de una antinomia, un choque que en que lo está (cf. Postone 1988:


enfrenta derecho contra derecho. IX: 19). El conflicto de clases es
A su vez,"esto moldea sus identida- una fuerza motriz del desarrollo

des y demandas d'e clase. De este capitalista únicamente porque es-


modo, Marx observa que siempre tá estructurado por, y se encuen-
que el capitalista “sostiene la ley tra inserto en, las formas sociales
del intercambio de mercancías”, el de la mercancía el capital. bos

trabajador, como cualquier otro antagonismos de clase ekisten ppr-


vendedor, demanda el mejor pre- que el capital es una relación ¡de

Cuadernos del Sur 75


clase inherentemente antagónica 5. La forma valor y la lucha de
clases
de explotación y dominación; el
capitalismo no es antagónico por-
que se den con!ictos entre fuerzas A n de poder explorar esta rela-

que se identi can a sí mismas co- ción, debemos comenzar por ana-
mo fuerzas de “clase”. El carácter lizar con más detalle la forma

dinámico y totalizador que Hollo- valor misma. Esta comprende va-

way le atribuye a la lucha de clases rios elementos orgánicamente in-

como tal, depende de hecho de las terrelacionados que se presentan

formas que estructuran esta lucha como momentos del conjunto de


y que determinan los efectos de su la reproducción de la relación del
dinámica y su dirección, “a espal- capital. En la esfera de la circula-
das" de las fuerzas activas de clase. ción nos encontramos con las for-
Esto signi ca que no podemos to- mas mercancía, precio y dinero,
mar a los sujetos de clase, a las que sirven como intermediarios

identidades subjetivas de clase y a en el intercambio de bienes y ser-


las demandas conscientes de clase, vicios. La producción capitalista

como nuestro único punto de re- está organizada como un proceso


ferencia para interpretar el signi - de valorización que depende, a
cado de las luchas de clase. Los través de las presiones competiti-
sujetos más signi cativos, las iden- vas, de la necesidad de reducir los
tidades más importantes y las de.- costos y/o de incrementar la pro-
mandas más cruciales no ductividad. A su vez la fuerza de

necesitan expresarse en términos trabajo, al ser mercantilizada, se


de “clase”. Lo que es realmente subordina al control capitalista en
crucial son sus repercusiones so- el proceso de trabajo y su remune-

bre la reproducción ampliada del ración y reproducción se realizan

capital, sobre la habilidad del capi- a través de la forma salario. En

tal para continuar con su auto-va-_ términos generales, la forma valor

lorización, sobre la totalidad se encuentra vinculada a la ley del


compleja de condiciones necesa- valor, la cual gobierna la dis- tribu-
rias para la acumulación continua. ción del tiempo de trabajo entre
Y es por esta razón que debemos _las diferentes actividades produc-
partir de categorías tales como tivas, de acuerdo con las !uctua-

mercancía, valor, dinero, capital y ciones de los precios del mercado


de su articulación, antes de que en relación a los precios de pro-
podamos siquiera comenzar a ducción que, a su vez, están deter-
comprender el signi cado de las minados por el tiempo de trabajo
luchas ,de clase especi cas, socialmente necesario incorpora-

76
Mayo de 1996
do en las diversas mercancías. En do en que estas formas se sobre-
las economías capitalistas, en la determinan y adquieren un conte-
realización de la ley del valor inter- nido especí co depende del equi-
vienen las !uctuaciones en las ga- librio de las fuerzas de clase

nancias (el precio de mercado involucradas en las luchas econó-


menos el precio de costo) y las micas y económicamente relevan-
decisiones —no coordinadas- que
tes, dentro de los límites impues-
toman los capitales en competen- tos por la (meta—) forma valor.
cia a partir de las oportunidades Además, los diversos momen-

de obtener ganancias y frente a los tos de la (meta—) forma valor se


diversos patrones de inversión y reproduce únicamente en y a tra-
producción (cf.Jessop 1985: 337-8). vés de la lucha de clases (cf. Jessop
Asurniendo que estas formas di- 1985: 338). En este contexto, lo
versas son reproducidas de tal mo-
que está en juego en la lucha de
do que aseguran la dominación clases no es tanto la ventaja (o
continua de la (meta—) forma va-' desventaja) relativa dentro de los
lor (lo cual no es un humilde logro
parámetros del valor sino el pre-
histórico y depende del éxito en la dominio mismo de la (meta—) for-

lucha de clases), de nen los pará- .ma valor. Si bien referirse de este
metros para la acumulación de ca- modo a diferentes apuestas de la
pital y también delimitan las for- lucha de clases no signi ca que las
mas posibles de su crisis.9 No luchas (o, más bien, los sitios de la
obstante, aún cuando esta forma lucha) están en realidad nítida-

es dominante, no puede por sí mente separadas en aquéllas que


misma determinar el curso de la afectan a la forma valor como tal

acumulación de capital por com- y aquéllas cuyo impacto se encuen-

pleto. De hecho, en tanto momen- tra encerrado en esta forma, es


tos formales de la relación de ca- necesario, sin embargo, establecer
pital, las categorías del valor son al respecto una distinción analítica
subdeterminadas, sólo se mani es- y política importante. Holloway no
tan plenamente cuando se añaden hace esta distinción y por consi-

categorías más sustantivas que guiente llega a confundir el recha-


también pueden ser analizadas en zo hacia alguna; aspectos especí -
distintos niveles de abstracción; cos o hacia algt .as consecuencias
desde las formas más fetichizadas de la (meta-) forma valor, con un

en que aparecen las categorías ob- rechazo hacia la relación del capi-

jetivas, hasta los modos especí cos tal en su conjunto. Es por ello

que adoptan la acción y el cálculo también que él puede acusar falsa-


estratégico. Precisamente, el mo- mente tanto a los “politólogos” iz-

Cuadernos del Sur 77


quierdistas como a los teóricos de conforman la relación del capital,

la regulación por colab rar en la sino que proviene de la relación


derrota de la clase trab adora en del capital mismo. Para decirlo en
la lucha que ésta sostiene en con- palabras de Postone:
tra del capital—, puesto que no “De acuerdo con Marx, la pro-

comparten‘su apreciación del gra- ducción capitalista, además de la


do de resistencia radical a la rees- explotación de clase, se caracteri-
tructuración posfordista relaciona- za por una dinámica peculiar que
da con las “nuevas” corrientes tiene su origen en la expansión
“realistas” en el movimiento obrero. constante del valor que se consti-
Pero de hecho, sí es posible ana- tuye como un momento central
lizar las luchas de clases en y en del capital, y por las diversas inver-
contra de la forma valor, y/o la siones del proceso de valorización
separación fetichizada entre-las es- descritas anteriormente, las cua-

feras política y económica. Incluso les... se materializan en la forma

Clarke, recientemente, subrayó la concreta del proceso industrial del

necesidad de lucha “en y en contra trabajo. Marx funda estos rasgos


de las formas institucionales del característicos en la forma valor

modo de producción capitalista” de la riqueza y, por consiguiente,


(Clarke 1988b: 16; cf. Holloway del producto excedente. Ellos no

1980). Al aplicar esta distinción pueden comprehenderse de ma-


podremos apreciar mejor qué es nera adecuada sólo en relación a
lo que signi ca exactamente argu- la circunstancia de que los medios
mentar que el “capital es lucha de de producción y los productos
clases”. pertenecen a los capitalistas y no
No obstante que el con!icto de a los trabajadores. En otras pala-
clase es un momento esencial en bras, la concepción de Marx res-
la reproducción ampliada del capi-
pecto a las relaciones sociales que
talismo, él no conforma como tal se establecen en la esfera de la

la totalidad, ni da origen a su tra- producción no puede ser entendi-

yectoria dinámica (cf. Postone da únicamente en términos de las

1988: IX. 19). Si nos centramos relaciones de explotación de cla-


demasiado en el con!icto entre las se” (Postone 1988: VII. 27-8).

fuerzas conscientes de clase, sin Argumentar de otra manera se-


duda se nos escaparán otros ras- ría reducir la crítica de la econo-

gos esenciales de la relación de míarpolítica de Marx a una socio-


capital, porque laidentidad con- logía de la lucha de clases desde el

ceptual de las relaciones de clase punto de vista de la clase trabaja-


no es construida por las clases que dora. Más bien es ésta la clase de

78 Mayo de 1996
critica (y no el enfoque de la regu- ne y en qué aspectos precondicio-
lación, como Clarke sugiere) que nes extra-económicas, qué tanto
corre el riesgo de “quedarse corta espacio existe ahí para la sub- y la
en una critica sociológica de la sobre-determinación, al menos es-
economía y no lograr desarrollar tas cuestiones nos proporciona-
una critica marxista de la econo-
rían una base para la discusión.
mía política” (1988a: 69). En su
forma más extrema, esta reduc-

ción consideraría que la conducta 6. Forma y contenido en


consciente de las clases, actuando Holloway y Picciotto
para si en la lucha, sería no sólo
una fuente de evidencia de la ex-
Podemos profundizar un poco
plotación y la dominación de cla- más en este debate si analizamos
se, sino el único principio explica-
el modo en que Holloway desarro-
tivo de todos los fenómenos que lla realmente su tesis de que el
tienen su origen en las relaciones capital es lucha de clases. Acerta-
de clase. No es mi intención atri-
damente, Holloway observa que el
buir tales puntos de vista a Hollo- enfoque de Marx contradice el ar-
way o a Bonefeld, pero sí quiero gumento de que el movimiento
señalar que no basta repetir que el histórico del capital es simplemen-
“capital es lucha de clases”, como te el producto de las leyes objeti-
si los diversos lugares y formas de vas, mediadas a través de la lucha

lucha, las tendencias y contra-ten- de clases. Hasta aquí todo va bien.


dencias complejas que surgen de Pero después, equivocándose
la acumulación de capital, los mo- completamente, atribuye este últi-
dos de calcular y las orientaciones mo punto de vista a los teóricos de

estratégicas, así como las formas la regulación, los cuales también

de organización asumidas por las niegan la existencia de leyes obje-

distintas rerzas, no tuvieran nada tivas predeterminadas, que se re-


que ver con el curso y el resultado alizan a través de una lucha de

de la lucha de clases. Si, por el clases subjetiva y secundaria. Lejos


contrario, uno acepta que todo de ello, los teóricos de la regula-
esto sí establece alguna diferencia, ción exploran la dialéctica de for-
entonces la “acumulación de capi- ma y contenido en la relación del
tal es un resultado de la determi- capital de la misma manera en que
nación de la forma de la lucha de Marx lo hizo anteriormente —y
clases”. Y si bien aún tendríamos por consiguiente, también le atri-
que investigar como es que esta buyen efectividad a las luchas de
misma forma se reproduce, si tie- clases y a las formas que éstas asu-

Cuadernos del Sur 79


ran las luchas económicas de los
men. Aglietta, teórico pionero de
la regulación, formula esto con trabajadores de sus luchas políti-
claridad cuando señala que el sig- cas, volviendo más difícil su en-
frentamiento con la dominación
ni cado general del materialismo
histórico es “el desarrollo de las burguesa. Una vez dada esta sepa-

fuerzas de producción bajo el efec- ración general de las formas eco-


to de la lucha de clases, y la trans- nómica y política de la lucha de
formación de las condiciones de clases, el contenido de las luchas
esta lucha así como de las formas especí cas re!ejará las contradic-
en las cuales encarna bajo el efec- ciones inherentes y las tendencias
to de ese desarrollo” (1979: 16). a la crisis de la relación del capital

La crítica de Holloway al ER así como las tendencias de la crisis.

sugiere que la.única manera de Es en y a través de esta dialéctica


evitar dar prioridad a las leyes ob- entre forma y contenido que cons-

jetivas es a rmando que el “capital tantemente se renueva y se organi-


es lucha de clases”. Sin embargo, za el complejo histórico de pre-

su mismo trabajo toma de hecho condiciones económicas, políticas

un rumbo distinto anticipando, en e ideológicas de la acumulación de

la medida en que sigue a Marx y capital, en tanto relación social de


aunque él no se dé cuenta de ello, explotación (Holloway y Picciotto
los métodos del ER. Es así que él 1977: 79-85, 94; y 1978: 14, 17-18).
y Picciotto argumentan que el de- Holloway y Picciotto parten de
sarrollo del Estado capitalista está la relación del capital en su con-
determinado por la dialéctica en- junto, y consideran a las esferas

tre las formas políticas y económi- política y económica como ele-


cas duraderas de la lucha de clases mentos distinu'vos de esa relación,

y su contenido cambiante en am- por lo que su interpretación de la

bos campos. Señalan que la parti- forma se ve limitada por la separa-


culan'zación del Estado produce ción fetichista de las luchas econó-
una forma de dominación de clase micas y políticas de la clase traba-
que no obstante ser distintiva está jadora; todo esto se explica en
correlacionada con el dominio de términos de los esfuerzos del capi-
la forma mercancía en la econo- tal por mantener la ilusión de que
mía, lo que sienta las bases mate- el Estado capitalista es neutral e
riales de las prácticas políticas e independiente de la economía. Es-
ideológicas burguesas que, al feti- te análisis tiene cierto mén'to pe-
chizar lo económico y lo político ro, por otro lado, ignora la plura-
como esferas completamente in- lidad de las formas sociales que
dependientes una de la otra, sepa- existen en cada una de las dos

80
Mayo de 1996
esferas, que también afectan la na- exposición de Clarke sobre el for-
turaleza de las luchas económicas dismo y, segundo, comparando és-
y políticas de clase, de tal manera ta con el análisis hecho por Aglietta
que existe igualmente una dialéc- en tomo al mismo fenómeno.
tica de forma y contenido al inte-
La interpretación de Clarke so-
rior de cada esfera. De este modo, bre el fordismo descansa en un en-
una interpretación cabal de la lu-
foque analítico de la forma del
cha económica necesitaría tornar
capital. El argumenta que el régi-
en cuenta la forma dinero, la for- men del capital no está incorpora-
ma salario, los sistemas de relacio-
do en la persona del capitalista
nes industriales, la forma impues- sino que se deriva del dominio de
to, etcétera. (cf. Clarke 1988b); la forma dinero (Clarke 1988b:

mientras que en el terreno de la 17), y añade que es la forma capi-


lucha política, necesitarían consi- talista del Estado la que subyace a
derarse el sistema de repre- la in!uencia política de los capita-
sentación, el “Estado interno” (o listas, y no a la inversa (Clarke
articulación de los aparatos de Es- 1988b: 120-1). Esto no signi ca
tado), y las formas de interven- que dichas formas Surjan de modo
ción. Pero si aceptamos esto, las espontáneo, funcionen automáti-
diferencias entre Holloway y el ER camente y mágicamente garanti-
ya no resultan tan evidentes. cen tanto la acumulación de capi-
tal como la dominación de clase.

Estas formas son productos de la


7. La lucha de clases en Clarke lucha de clases y no pueden impe-

dir que las luchas de clase vayan


Clarke cn'tica al ER acusándolo de más allá de sus límites e imponen
ser estructural-funcionalista y ar- barreras a la habilidad de los capi-
gumenta que el, interés principal
talistas y de los trabajadores para
de los modos de regulación es el perseguir sus intereses de clase
de manejar el equilibrio de las fuer- (Clarke 1988b: 15-16). Estas for-

zas de clase. Sin embargo, su propio mas institucionales, por consi-

enfoque descansa en supuestos no guiente, no pueden comprender


aclarados sobre la dinámica de la nunca una totalidad funcional-
acumulación de capital, que hacen mente integrada, uni cada y esta-
que el suyo no Sea tan diferente ble, sino que siempre deben ex-

del de los estudios regulacionistas presar la lógica provisional,


como Clarke sugiere. Demostraré contradictoria y antagónica de la

esto en dos pasos: primero, a tra- relación de capital.


vés de un breve recuento de la Sin embargo, a pesar de que la

Cuadernos del Sur 81


lucha de clases conserva la prima- la posguerra. Clarke señala que

cía, ella se encuentra siempre arti- éste se “basó inicialmente en la

culada a la contradictoria lógica generalización de los métodos


de acumulación inscrita en la rela- ‘fordistas’ de producción de bie-

ción de capital. Clarke cs bastante nes de consumo y las correspon-

consciente de que para asegurar la dientes industrias del acero, los

acumulación de capital hace falta energéticos y la maquinaria” (Clar-


algo más que una sucesión de vic- ke 19881): 267); que esto implicó

torias capitalistas cn las luchas de el establecimiento monopólico de

clases; es decir, que los resultados precios y de economías de escala;


de éstas deben también ser con- la amortización del capital obsole-

gruentes con las condiciones téc- to mediante políticas de precios y


nicas y materiales cambiantes de la de depreciación; una negociación
acumulación de capital. También colectiva institucionalizada a nivel

explora las formas particulares de fábricas; salarios relativamente


altos y en aumento, en ocasiones
que asume la lógica contradictoria
de la acumulación bajo regímenes directamente relacionados con la
productividad olas ganancias; cré-
predominantemente extensivos o
intensivos, y examina sistemática- dito al consumidor; medidas de

mente el conjunto de normas ins- seguridad y de asistencia social; y


titucionales que supuestamente la creación de un crédito keynesia-
corresponden a patrones de acu- no (Clarke 1988b: 269-70); y que
mulación especí cos. De este mo- todo ello fue sostenido por el Es-
do, no obstante sus criticas a la tado de bienestar keynesiana —una
teoría de la regulación, el análisis forma de Estado que lo involucra-
de Clarke acerca de los ciclos típi- ba “directas indirectamente en la
cos y de las crisis en el capitalismo regulación de la reproducción de

durante el siglo diecinueve (basa- la clase trabajadora, a través del


do en la acumulación extensiva, el salario y la seguridad y la asisten-
consumo masivo limitado, y el es- cia sociales, y sobre la base de una
caso desarrollo de los sistemas expectativa generalizada de au-
bancarios y crcditicios) tiene se- mentos salariales, la garantía de
mejanzas impresionantes con el un mínimo de subsistencia, y un
que Aglietta presenta (Clarke compromiso político dirigido al
1988b: 167-8, 189). pleno empleo" (Clarke 1988a,
Y aún más sorprendentes —da- 275). Además, aunque no las exa-
da la acometida principal de la mina con mucho detalle, se re ere
critica de Clarke- son las similitu- también a las formas estructurales
des con su análisis del “boom” de (en la educación y la capacitación

82
Mayo de 1996
industrial, las instituciones nan-
tal ha logrado canalizar con éxito
cieras, las relaciones industriales, la lucha de clases en todos los

la seguridad social, y las disposi- campos (especialmente por medio


ciones asistenciales) que se supo-
del control del poder del Estado)
nen en un sistema fordista in tegra-
de modo que sean compatibles
do (1988a, 269).Tales semejanzas con la acumulación (Aglietta
re!ejan claramente que Clarke ini- 1979: 19, 22, 32, 66-7, 72-3, 197-8,
ció su libro Con la idea de ofrecer
243,. 383). Pero esto no signi ca
una topología de los regímenes de nunca que la lucha de clases pue-
acumulación más adecuada (Clar- de ser con nada dentro de los

ke 1988b: 89). El que posterior- límites de un modo de regulación


mente llegue a privilegiar la lucha dado. Aglietta subraya que la lu-
de clases no debería cegamos al cha de clases misma se encuentra
hecho de que él explora las luchas
más allá de cualquier “ley”: no está
de clases dentro de un contexto gobernada por determinismo rne-
del análisis de forma. tafísico y desborda todos los lírni-
Aglietta, de modo inverso, hace tes que se le imponen (1979: 67-8).
hincapié en la relación antagónica Esto debe ser así por dos razones:
inherente entre el trabajo asalaria- primero, porque las formas estruc-
do mercantilizado y el capital.lo turales sólo pueden mediar e ins-
Por consiguiente, considera al tay- titucionalizar el antagonismo en la
lon'smo y al fordismo como respues- medida en que permanezcan en con-
tas capitalistas a la lucha y la resis- tacto con sus fuentes; y segundo, por-
tencia de la clase trabajadora en el que pueden desarrollarse nuevos
proceso de trabajo y más allá de con!ictos, tangenciales a aquéllos
él (1979: 114-17, 162), y también ya codi cados y canalizados a tra-
indica cómo la lucha de clases li- vés de las formas estructurales es-
mita la acumulación de capital tablecidas (1982: x). Aglietta llega
(1979: 67, 119-21, 168, 356). En a la conclusión de que las tenden-
términos más generales, de nió cias a la crisis son genéricas al
las formas estructurales como “las capitalismo, y que deben ser con-
relaciones sociales complejas, or- sideradas como primarias. De este
ganizadas-en instituciones, que modo, si en los períodos de expan-
son productos históricos de la lucha sión’tienden a prevalecer las ten-
declases” (Aglietta 1979: 19; subra- dencias integracionistas, esto no
yado mío). Es ‘así que cualquier significa que el con!icto de clase

armonía en el proceso de trabajo ha desaparecido (1982: x-xi).


y en la reproducción de la clase Como lo revela esta breve rese-

trabajadora obedece a que el capi- ña, el ER y el enfoque de Clarke

Cuadernos del Sur 83


tienen más en común de lo que él lizadas, e-l enfoque de sus oponen-
mismo acepta. Ciertamente, tam- tes pre ere los análisis históricos

bién existen diferencias evidentes detallados acerca de los modos es-

en cuanto a la estrategia teórica, pecí cos de crecimiento y los pa-


los temas de investigación prefe- trones institucionalizados de com-

rentes, y el método de análisis. promiso de clase. Sin embargo, es

Mientras que los teóricos. de la posible que si se adopta una inter-


regulación están más preocupa- pretación analítica de la forma de
la lucha de clases, estos contrastes
dos por especi car el rango inhe-
rentemente limitado de patrones demuestran ser más complemen-
institucionales que pueden soste- tarios que contradictorios. Por
ner un crecimiento económico ca- ejemplo, la agenda de investiga-
ción implícita en el análisis de
pitalista relativamente equilibra-
do, los teóricos que se enfocan en Clarke acerca del keynesianismo y
las luchas de clases están con fre- el monetarismo no parece ser tan

cuencia más interesados en la am- diferente de aquélla que subraya


plia variedad de coyunturas de cla- la selectividad estratégica de las

se y si éstas son o no realmente formas estructurales y su naturale-

consistentes con la acumulación za clasista con!ictiva, presente en


de capital a largo plazo y/o con la la interpretación del ER.
dominación capitalista de clase.

En segundo lugar, mientras que


los teóricos de la regulación inten- 8. La dialéctica de forma

tan periodizar al capitalismo en y contenido

términos de una serie de alternan-


cias entre fases de acumulación de A continuación haré un par de
capital más o menos integradas y señalamientos metodológicos
periodos de transición más o me- acerca de la teoría de la regulación
nos desorganizados, los teóricos que podrían ser de utilidad para
de las clases distinguen los “mo- aclarar un poco más los asuntos
dos de regulación” en términos de puestos a discusión en este debate.
etapas en la lucha de clases, rehu- Porque, de acuerdo con los argu-
sándose a considerar que aquellos mentos del realismo cientí co

involucran “regímenes de acumu- marxista, la teoría de la regulación


lación” cualitativamente diferen- trabaja con diferentes niveles de
tes. Y, tercero, que en tanto los abstracción y sus conceptos clave
regulacionistas frecuentemente cambian a medida que el análisis
utilizan modelos econométricos
se vuelve más concreto. Es así que,
y/o formas de razonamiento esti- aunque las cuestiones analíticas de

84
Mayo de 1996
forma tengan el lugar privilegiado damentales en juego y las formas
en los niveles mis abstractos, los típicas de con!icto. Sabemos en-
conceptos teóricos de clase obtie- tonces que la lucha de clases se
nen un sitio más importante en los presenta en la esfera de la circula-
niveles más concretos del análisis.
ción, entre los propietarios de la
Al respecto, es necesario subrayar
fuerza de trabajo y los dueños del
dos cosas:
capital, que gira en torno al precio
Primero, que dado que el pro-
de la fuerza de trabajo, y que es
ceso de trabajo en tanto unidad de conducida a través del intercam-
la producción material y de la va-
bio de mercancías y la libertad
lorización reside en el núcleo del
contractual. Sabemos igualmente
circuito del capital, el “análisis” que en la esfera de la producción,
del capital como la auto-valoriza- el dueño del dinero se transforma
ción del valor re ere necesaria-
en un capitalista, y el propietario
mente a la lucha de clases entre el
de la fuerza de trabajo en un tra-
capital y el trabajo. En este senti- bajador. Aquí el con!icto deja de
do, cualquier análisis acerca de las ser guiado por los “derechos hu-
“leyes férreas” de la producción manos innatos” y en lugar de ello
generalizada de mercancías expre- se centra en la habilidad del capi-
sa ya las tendencias de la lucha de tal para controlar a sus trabajado-
clases y de la competencia en el res, a través de un sistema fabril
núcleo del circuito del capital. Al despótico, organizado para mini-

considerarlas como “leyes objeti- mizar la‘cantidad de tiempo de


vas” no se pretende separarlas ra- trabajo socialmente necesario in-
dicalmente del ámbito de la “ac- corporado en la mercancía de que

ción subjetiva” sino que por el se trate, y maximizar la suma total


Contrario, al descubrirlas como de tiempo de trabajo socialmente

“objetivas” se trata de enfatizar su necesario gastado en la produc-

modo de operar emergente, cuasi- ción de mercancías. Aquí encon-

natural e independiente, que se tramos la distinción entre plusva-

realiza a “espaldas” de los produc- lía absoluta y plusvalía relativa y el


tores; es decir, que sin las acciones con!icto en torno al tiempo de

conscientes de los productores no trabajo socialmente necesario que


se producirían tales efectos emer- de ne a los intereses fundamenta-

gentes. les en juego. Sin embargo, cono-

Segundo, que en niveles tan ele- cer estas formas típicas de con!ic-
vados de abstracción la “lucha de to y antagonismo no nos dice nada
clases” sólo puede ser introducida acerca de las estrategias especi -
en términos de los intereses fun- cas o los resultados de la lucha en

Cuadernos del Sur 85


una situación coyuntura] dada. esto n'o introduce mayormente
En resumen, dado que la (me- una distinción radical entre leyes

ta-) forma valor es sustancialmen- “objetivas” y lucha de clases “sub-


te indeterminada y que sólo de - jetiva” que la que el mismo enfo-
ne tendencias y contratendencias que establece en niveles más abs-

más amplias en la acumulación de tractos de análisis. Por el

capital, ella debe ser determinada contrario, estamos ahora mucho

más plenamente ,en los niveles más mejor situados para explorar la
concretos del análisis. _ interactión dialéctica entre am-

Es así que debe otorgarse algu- bas. Las formas sociales abstractas

na especi cidad institucional a los y'las tendencias y contratenden-


diversos momentos de la forma cias fundamentales son demasia-

valor (cf. los comentarios de Marx do indeterminadas como para po

sobre la cooperación simple y la der explicar el curso actual de la


división del trabajo, la manufactu- acumulación de capital, y se redu-
rey la producción con maquina- cen ala aclaración de su direccio

ria, las diferentes formas del sala- nalidad y dinámica generales. Es


rio, las del dinero, etcétera). Es así que, al tratar de especi car las

igualmente necesario remover las formas institucionales y las formas


máscaras que representan al capi- de lueha en un estadio detemtina-

tal y al trabajo, las cuales ocultan do del deSarrollo capitalista, los


las estrategias y modos de calcular teóricos de la regulación no están
más específicos (cf. la diferencia rompiendo con la lógica general
que Marx establece entre el ateso- de la interpretación marxista; ellos

ramiento de los avaros y la reinver- se enCuentran, sin duda, rme-


sión de los capitalistas, o sus diver- mente ubicados dentro de la tradi-

sas observaciones en torno a la ción marxista.


plusvalía absoluta y la relativa, las
Marx exploró las impliCaciones
estrategias para superar los obstá- que para la dinámica de la acumu-
culos al libre movimiento del capi- lación del capital tuvo la transi-
tal, o las estrategias sindicales rela- ción de la manufacture a la indus-
tivas a los salarios mínimos).
trias en. gran escala. Del mismo
Al especi car estas formas ins- modo, la esc‘uela de la regulación
titucionales y sus modos asociados se ha interesado por las implica-
decálculo y de conducta estratégi- ciones de la Musición que va del
ca, lo que se hace justamente es predominio del departamento I
descarnar la estructura formal del
(bienes de capital) sobre el depar-
capitalismo y de nir las modalida- tamento II (bienes de consumo),
des de la lucha de clases. Todo
hasta el crecimiento equilibrado

86
Mayo de 1996
entre ellos, en un sistema en el darse cuenta de la continuidad

cual predomina la producción y el fundamental entre el enfoque de


consumo masivos. Esto supone, a la regulación y el método básico
su vez, investigar las formas insti- utilizado por Marx en El Capital.
tucionales asumidas por la rela- Por supuesto, el que esta continui-
ción salarial, el proceso de trabajo,
dad exista no signi ca que cl enfo-
la formadón de precios, la compe-
que regulacionista se haya aplica-
tencia, el dinero, el crédito, etcé- do siempre con éxito.
tera, y las estrategias de acumula-
De este modo, lo que tienen en
ción y los patrones de resistencia
común El Capital de Marx y el
de la clase trabajadora relacionada
enfoque de la regulación cs su in-
con esas formas. terés por la dialéctica de forma y
No existe, en principio, ningu-
contenido, dialéctica que no debe-
na otra razón para analizar el cur- rá confundirse con la. yuxtaposi-
so de la acumulación de capital a ción mecánica de “leyes objetivas”
este nivel de abstracción en térmi-
y “lucha subjetiva”, ni tampoco ser
nos de “leyes férreas” que operan
equiparada con un simple contras-
de modo completamente inde- te entre estructuras duraderas y
pendiente. de la lucha de clases las estrategias que las reproducen.
que la que lleva a hacerlo al nivel De hecho, el enfoque que presen-
del capital en general. Y, en res- to en mi respuesta a Bonefeld ope-
puesta a la acusación de volunta-
ra con una concepción de estruc-
rismo por mi interés en las “estra- tura y estrategia muy distinta, ya
tegias de acumulación” (v.g. que ni subordina la lucha a las
Clarke 1983), tampoco hay, en es- leyes objetivas ni considera que la
te nivel de abstracción, ningún lucha es simplemente el medio a

motivo para argumentar que el través del cual se realizan leyes

capital obtiene de alguna manera predeterminadas. Por el contra-


la capacidad de realizar cualquier rio, en ella Se hace hincapié en la

estrategia que quiera perseguir, doble dialéctica que existe en la

aunque en tanto capital en general interacción entre estructura y es-

carezca de este poder; Sugerir'que trategia: hay un cambio en los tér-


la teoría de la regulación debe, de minos del análisis, pasando de la

modo inevitable, ser “estructura- simple dicotomía implícita en _“es-


lista” (la inexorable marcha hacia ' tructura vs. estrategia" a una rela-

adelante de las leyes objetivas) o Ició'n compleja entre la “selectivi-


“voluntarista’ (la inexorable mar- dad estratégica” inscrita en las
cha hacia adelante de la voluntad estructuras, y las “transformacio-

de los capitalistas) es no querer nes estructurales” que se produ-

Cuademos del Sur 87


a través de las consecuencias no
cen en y a través de la interacción
estratégica. En la interpretación anticipadas de la interacción entre
de Marx acerca de la forma valor los patrones de la conducta estra-
se advierte el mismo enfoque (v. g. tégica con otros objetivos. En re-
en el contraste entre la lógica del sumen, la dialéctica estructura/es-
intercambio en el mercado labo- trategia no separa a la lucha de las

ral, y la lógica de la valorización en estructuras sino que muestra sus

la esfera de la producción), al formas complejas de interacción.

igual que en su explicación acerca Este es también el método implíci-

de cómo las estrategias capitalistas to en El Capital de Marx._


in!uyen en la dinámica de la acu-
mulación (v. g., en tomo a los cam-
bios que tienen origen en los in- 9. La primacía de la política en

tentos capitalistas por obtener la recepción de la teoría de la


regulación
plusvalía relativa).. _
En este sentido, la dialéctica'de
estructuras y estrategias involucra Si como hemos visto existen entre
—la temprana teoría de la regula-
un proceso complejo de condicio-.
namiento histórico mutuo y de ción y los enfoques de sus críticos
transformación reCursiva recípro- puntos de vista que se sobrepo-
ca. Su dialéctica no es nada más nen, entonces parece necesario
(pero tampoco nada menos) que buscar la explicación de su contro-
el condicionamiento estructural versias en algún otro lado. Aquí
de las estrategias y la transforma- no hay ningún secreto. Tanto Bo-

ción estratégica de los conjuntos nefeld como Holloway y Clarke

estructurales. Las estructuras con-


argumentan que la teoría de la
dicionan a las estrategias tanto en regulación conduce a conclusiones

cuanto se conforman como pun- políticas pesirnistas, y que por lo

tos de referencia explícitos para el tanto debilita la lucha de clases al

cálculo estratégico, como en tanto sugerir que el capitalismo surgirá

son parte de" un conjunto de limi- inevitablemente con más fuerza

taciones estructurales y de oportu- de la crisis actual. Aún si esto. es

nidades cóyunturales,. parcialmen- aplicable a algunos teóricos de la


te reconocido, para esas- regulación y/o a aquéllos que utili-
estrategias. Y a la inversa, las estra- zan los conceptos regulacionistas
tegias transforman a las estructu- para justi car su posición política,
ras tanto a través de los intentos no se trata de algo intrínseco al
deliberados —aunque no siempre. enfoque de la regulación. Recha‘zar
exitosos- para modi carlas, como a la teoría de la regulación porque

88
Mayo de 1996
eri algunas ocasiones se encuentra
ducción del circuito del capital. En
vinculada a conclusiones políticas lugar de ello, los regulacionistas
impasables, sería como rechazar a analizan la dialéctica entre forma
la economía política marxista por-
y contenido, y estructura y estrate-
que alguna vez re invocada para gia, en la reproducción de la do-
justi car el stalinismo. Uno podría minación capitalista en su conjunto.
igualmente rechazar a las teorías Al parecer Clarke tomó esto en
que se basan en la primacía de la consideración cuando escribió

lucha de clases porque algunas ve- que “el enfoque de la regulación


ces han sido utilizadas para justi - es muy valioso en tanto centra la
car estrategias ultra-izquierdistas. atención en el carácter sistemático

Y seguramente seria mejor criticar de la regulación de la acumulación


al trabajo teórico porque no ha de capital, relacionando las for-

logrado encontrar criterios teóri- mas de regulación de la produc-


cos adecuados. ción capitalista con las formas de
A pesar de todo, si nos aparta-
regulación por medio del dinero y
mos de las diferencias políticos y del Estado”. Sin embargo, tam-
nos centrarnos en las teóricas, no bién a rma que el enfoque de la
hay evidencia de que la teoría de regulación es inadecuado en parte
la regulación sea inconsecuente “debido a que carece de una teoría
con un énfasis en la lucha de cla- del dinero y del Estado en tanto
ses. Sin duda muchos de los pri- formas duales del poder capitalis-
meros teóricos de la regulación (co- ta, así como de una concepción

mo Aglietta y Lipietz), al igual que ' acerca del carácter contradictorio

algunas corrientes teóricas regula- de la regulación capitalista” (Clar-


cionistas más recientes (como la ke 1988a, 11).11 Sin con rmar ne-
escuela de Amsterdam), han he- cesariamente la validez de esta crí-

cho hincapié en la primacía que tica, sí podemos observar que se

tiene la lucha de clases para asegu- basa, sin duda, en una interpreta-

rar la acumulación de capital, si ción analítica de la forma de do-

bien se niegan a considerarla úni- minación de clase. Lejos de privi-


camente en relación a la domina- legiar una lucha de clases amorfa,
ción de clase. Esto implicaría que intenta explicar la dominación de
la dominación de clase es una clase en términos del dinero y del

cuestión que atañe solamente a las Estado como formas interconecta-

relaciones de poder asimétricas y, das del poder social del capital.


por consiguiente, que está total- Ellas reproducen la dominación

mente separada de las precondi- capitalista a través de la separa-

ciones materiales para la repro- ción en esferas, económica y polí-

Cuadzmos del Sur 89


tica, a las quese imponen lógicas sugerido que las disputas teóricas

distintas: la racionalidad del mer- se basan en una oposición en ex-


cado y la competencia electoral, tremo simplista entre la a rma-

respectivamente. En este sentido, ción correcta pero elíptica de que


Clarke desarrolla una interpreta- “el capital es lucha de clases” y la

ción de la determinación de forma tesis indefendible, erróneamente

de la lucha de clases y muestra atribuida la teoría de la reguürción,


cómo un fracaso al enfrentar la de que existen leyes objetivas del
imposición de estas formas subor- desarrollo capitalista que están
dina necesariamente a la clase tra- mediadas (pero nada más) por la
bajadora al dominio del capital. lucha de clases. Cuando desata-
Por el contrario, cuando la clase rnos el primer argumento y lo

trabajadora desafía esas formas, el comparamos con la interpretación


regulacionista de la determinación
poder social del capital entra en
crisis. La misma clase de lógica de la fornma de la lucha de clases,

subyace al trabajo realizado por queda poco por debatir. Esto su-
los regulacionistas y ha dado forma giere asu vez que hay algo más en

también, en gran medida, a mi juego Íen el debate. En este senti-


propio enfoque. do, considero que los críticos ac-
tualmente objetan menos el
enfoque de la regulación qtte a sus
10. Conclusiones equivocadas apropiaciones refor-

mistas por parte de algunos co-


Este trabajo es una respuesta a las mentaristas sociales y políticos
constantes críticas dirigidas al en- que se ocupan de la transición ac-
foque de la regulación que apare- tual al posfordismo. No debemos
cen en el presente libro. En él he negar que tal lectura reformista
argumentado que la teoría de la existe (particularmente en las co-
regulación es absolutamente el a lumnas de la revista Marxism To-

los principios de la economía po- day y en las revisiones del

lítica marxista, en su interpreta- mani esto político del Partido La-


ción analítica de la forma del borista). Pero la hostilidad de los

capitalismo y de la lucha de clases, críticos ha sido reforzada, al pare-


y que existen a nidades entre los cer, por el hecho de que Bonefeld
regulacionistas y aquellos enfoques y Holloway tienen su propia lectu-
que dan ¡prioridad a la lucha de ra idiosincrática, “obrerista”, de la

clases, a nidades que no han sido teoría marxista.12 Si bien yo no


observadas por los críticos que comparto esta lectura del marxis-
pertenecen a estos enfoques. He mo, existe sin duda un terreno

90 Mayo de 1996
común." dado que ambos subraya- formas y modalidades de la lucha
mos la necesidad de considerar a
que le son complementarias y
la lucha de clases como un ele-
aquellas que podrían ser disrupti-
mento integral de la relación del vas. En los tres casos debemos dis-
capital. Pero diferirnos en la medi-
tinguir cuidadosamente los dife-
da en que yo creo que Marx siem- rentes tipos de lucha: luchas
pre relacionó la lucha (le clases marginales que pueden adquirir
con las formas básicas y la dinámi- una relevancia de clase, luchas que
ca del capital en tanto fuerza do- se encuentran dentro de los pará-
minante (uebergreinfmdes Subjekl). metros de' un régimen y que ayu-
De esta exposición pueden de- dan a reproducirlo, y luchas cuyo
rivarse dos concltrsiorres. Primera, efecto es quebrantarlo y transfor-
que si nos centramos en la lucha marlo. Al respecto, las referencias
de clases sin tomar en cuenta sus generales a la lucha de clases son

fonnas y modalidades especí cas, inútiles.

estaremos equivocados tanto teó- Segundo, que si se enfatiza la


rica como políticamente. En la cuestión de los sujetos de Clase y
práctica esto signi ca que debe- de las subjetividades a costa de la
mos aproximarnos (a) a las formas relevancia de Clase de las fuerzas,
y modalidades especí cas de la lu- estrategias y acciones especí cas,
cha de clases que contribuyeron a también pueden cometerse erro-
reproducir el fordismo, y (b) a las res. El cálculo de la relevancia de

estrategias que al desa ar los pa- clase requiere del desarrollo de


rámetros inherentes a los regíme- criterios que no dependen de las

nes de acumulación y los modos identidades subjetivas de clase si-

de regulación fm‘distas, pudieron no que, por el contrario, nos remi-


haberlo desestabilizado. También ten a los intereses vinculados con

signi ca que hay que considerar estrategias económicas especí -


seriamente las formas especí cas cas. Puesto que una vez que pasa-
y las modalidades de la lucha irn- mos nuestra atención de la repro-
plicada en la transición al posfordis- ducción ampliada del capital en

mo, lo que no puede ser restringi- general a la dirección particular y


do a las formas (le integración de los ritmos dc la acumulación_(o la
la clase trabajadora en- la transi- transición al socialismo) debemos
ción sino que debe comprender dar alguna sustancia a la indeter-
las diversas formas de resitencia. Y minación formal de la relación del
necesitamos de nir no sólo si se capital. Las trayectorias particula-

va a establecer un régimen posfor- res de la acumulación de capital

dísta y cuándo, sino también las (ya sea que se les analice en térmi-

Cuademat del Sur 91


tiCa, a las que se imponen lógicas sugerido que las disputas teóricas
distintas: la racionalidad del mer- se basan ¡en una oposición en ex-
tremo simplista entre la a rma-
cado y la competencia electoral,
ción correctazpero elíptica de que
respectivamente. En este sentido,
Clarke desarrolla una interpreta- “el capital es lucha de clases” y la
tesis indeferrdible, erróneamente
ción de la determinación de forma
de la lucha de clases y muestra atribuida la teoría de la regulación,

cómo -un fracaso al enfrentar la de que existen leyes objetivas del


desarrollo capitalista que están
imposición de eStas formas subor-
dina necesariamente a la clase tra- mediadas (pero nada más) por la
lucha de clases. Cuando desata-
bajadora al dominio del capital.
Por el contrario, cuando la clase rnos el primer argumento y lo
comparamos con la interpretación
trabajadora desafía esas formas, el
regulacionista de la determinación
poder social del capital entra en
crisis. La misma clase de lógica de la fornma de la lucha de clases,

subyace al trabajo realizado por queda poco por debatir. Esto su-
los regulacionistas y ha dado forma giere a su vez que hay algo más en
juego en el debate. En este senti-
también, en gran medida, a mi
propio enfoque. do, considero que los críticos ac-
tualmente objetan menos el

enfoque de la regulación qtte a sus


10. Conclusiones equivocadas apropiaciones refor-

mistas por parte de algunos co-


Este trabajo es una respuesta a las mentaristas sociales y políticos
constantes críticas dirigidas al en- que se ocupan de la transición ac-
foque dela regulación que apare- tual al posfordismo. No debemos
cen en el presente libro. En él he negar que tal lectura reformista
argumentado que la teoría de la existe (particularmente en las co-
regulación es absolutamente el a lumnas de la revista Mamism To-

los principios de la economía po- day y en las revisiones del


lítica marxista, en su interpreta- mani esto político del Partido La-
ción analítica de la forma' del borista). Pero la hostilidad de los

capitalismo y de la lucha de clases, críticos ha sido reforzada, al pare-


y que existen a nidades entre los cer, por el hecho de que Bonefeld
regulacionistas y aquellos enfoques
y Holloway tienen su propia lectu-
que dan prioridad a la lucha de“ ra idiosincrática, “obrerista”, de la

clases, a nidades que no han siclo teoría marxista.12 Si bien yo no


observadas por los críticos que comparto esta lectura del marxis-
pertenecen a estos enfoques. He mo, existe sin duda un terreno

90 Mayo de 1996
somún; dado que ambos subraya-
formas y modalidades de la lucha
nos la necesidad de considerar a
que le son complementarias y
a lucha de clases como un ele-
aquellas que podrían ser disrupti-
nento integral de la relación del vas. En los tres casos debemos dis-

:apital. Pero diferimos en la medi- tinguir cuidadosamente los dife-


ia en que yo creo que Marx siern- rentes tipos de lucha: luchas
are relacionó la lucha de clases marginales que pueden adquirir
:on las formas básicas y la dinámi- una relevancia de clase, luchas que
ca del capital en tanto fuerza do- se encuentran dentro de los pará-
minante (mbergreiïy’mdm Subjekt). metros de‘ un régimen y que ayu-
De esta exposición pueden de-
dan a reproducirlo, y luchas cuyo
rivarse dos conclusiones. Primera, efecto es quebrantarlo _y transfor-
que si nos centramos en la lucha marlo. Al respecto, las referencias
de clases sin tomar en cuenta sus generales a la lucha de clases son
formas y modalidades especí cas, inútiles.

estaremos equivocadós tanto teó- Segundo, que si se enfatiza la


rica como políticamente. En la cuestión de los sujetos de clase y
práctica esto signi ca que debe- de las subjetividadcs a costa de la
mos aproximarnos (a) a las formas relevancia de Clase de las fuerzas,
y modalidades especí cas de la lu- estrategias y acciones especí cas,
cha de clases que contribuyeron a también pueden cometerse erro-
reproducir el fordismo, y (b) a las res. El cálculo de la relevancia de

estrategias qtre al desa ar los pa- clase requiere del desarrollo (le
rámetros inherentes a los regíme- criterios que no dependen de las

nes de acumulación y los modos identidades subjetivas de clase si-

de regulación jordistas, pudieron no que, por el contrario, nos remi-


haberlo desestabilizado. También ten a los intereses vinculados con

signi ca que hay que considerar estrategias económicas especí -


seriamente las formas especí cas cas. Puesto que una vez que pasa-
y las modalidades de la lucha irn- mos nuestra atención de la repro-

plicada en la transición al posfordis- ducción ampliada del capital en

mo, lo que no puede ser restringi- general a la dirección particular y


do a las formas de integración de los ritmos de la acumulación(o la

la clase trabajadora en la transi- transición al socialismo) debemos

ción sino que debe comprender dar alguna sustancia a la indeter-


las diversas formas de resitencia. Y minación formal de la relación del

necesitamos de nir no sólo si se capital. Las trayectorias particula-

va a establecer un régimen posfor- res de la acumulación de capital


dista y cuándo, sino ta-rnbién las (ya sea que se les analice en térmi-

Cuademas del Sur 91


tica, a las que se imponen lógicas sugeridoque las disputas teóricas
distintas: la racionalidad del mer- se basan en una oposición en ex-
cado y la competencia electoral, tremo simplista entre la a rma-
ción correcta mero elíptica de que
respectivamente. En este sentido,
Clarke desarrolla una interpreta- “el capital es lucha de clases” y la
ción de la determinación de forma tesis indeferrdible, erróneamente

de la lucha de clases y muestra atribuida la teoría de la regulación,

cómo ¡un fracaso al enfrentar la de que existen leyes objetivas del


desarrollo capitalista que están
imposición de estas formas subor-
dina necesariamente a la clase tra- mediadas (pero nada más) por la
bajadora al dominio del capital. lucha de clases. Cuando desata-

Por el contrario, cuando la clase mos el primer argumento y lo

trabajadora desafía esas formas, el comparamos con la interpretación

poder social del capital entra en regulacionirta de la determinación


crisis. La misma clase de lógica de la fornma de la lucha de clases,

subyace al trabajo realizado por queda poco por debatir. Esto su-

los regulacionistas y ha dado forma giere a su vez que hay algo más en
también, en gran medida, a mi juego ‘en el debate. En este senti-
propio enfoque. do, considero que los críticos ac-
tualmente objetan menos el
enfoque de la regulación que a sus
10. Conclusiones equivocadas apropiaciones refor-
mistas por parte de algunos co-
Este trabajo es una respuesta a las mentaristas sociales y políticos
constantes críticas dirigidas al en- que se ocupan de la transición ac-
foque de la regulación que apare- tual al posfordismo. No debemos
cen en el presente libro. En él he
negar que tal lectura reformista
argumentado qtre la teoría de la existe (particularmente en las co-
regulación es absolutamente el a lumnas de la revista Mancism To-

los principios de la econonría po- day y en las revisiones del

lítica marxista, en su interpreta- mani esto político del Partido La-


ción analítica de la forma del borista). Pero la hostilidad de los
capitalismo y de la lucha de clases,
críticos ha sido reforzada, al pare-
y que existen a nidades entre los cer, por el hecho de que Bonefeld
regulacionistas y aquellos enfoques y' Holloway tienen su propia lectu-
que danprioridad a la lucha Ide ra idiosincrática, “obrerista”, de la

clases, a nidades que no han sido teoría marxista.12 Si bien yo no


observadas por los críticos qtre comparto esta lectura del marxis-
pertenecen a estos enfoques. I-Ie mo, existe sin duda un terreno

90
Maya de 1996
común; dado que ambos subraya- formas y modalidades de la lucha
Inos la necesidad de considerar a que le son complementarias y
la lucha de clases como un ele- aquellas que podrian ser disrupti-

mento integral de la relación del vas. En los tres casos debemos dis-
capital. Pero diferimos en la medi- tinguir cuidadosamente los dife-
da en que yo creo que Marx siern- rentes tipos de lucha: luchas
pre relacionó la lucha de clases marginales que pueden adquirir

con las formas básicas y la dinámi- una relevancia de clase, luchas que
ca del capital en tanto fuerza do- se encuentran dentro de loslpará-
minante (rrebergreinjmdes Subjekt). metros de un régimen y que ayu-

De esta exposición pueden de- dan a reproducirlo, y luchas cuyo


rivarse dos conclusiones. Primera, efecto es quebrantarlo y transfor-

que si nos centramos en la ltrcha marlo. Al respecto, las referencias


de clases sin tomar en cuenta sus generales a la lucha de clases Son

formas y modalidades especí cas, inútiles.


estaremos equivocados tanto teó- Segundo, que si se enfatiza la
rica como políticamente. En la cuestión de los sujetos de clase y

práctica esto signi ca que debe- de las subjetividades a costa de la


mos aproximarnos (a) a las formas relevancia de Clase de las fuerzas,

y modalidades especí cas de la lu- estrategias y acciones especí cas,


cha de clases que contribuyeron a también pueden cometerse erro-

reproducir el fordismo, y (b) a las res. El cálculo de la relevancia de


estrategias que al desa ar los pa- clase requiere del desarrollo (le

rámetros inherentes a los regime- criterios que no dependen de las

nes de acumulación y los modos identidades subjetivas de clasesi-

de regulación jordistas, pudieron no que, por. el contrario, nos renri-


haberlo desestabilizado. También ten a los intereses vinculados con
signi ca que hay que considerar estrategias económicas especí -
seriamente las formas especí cas cas. Puesto que una vez que pasa-
y las modalidades de la lucha irn- rnos nuestra atención de la repro-

p‘licada en la transición al posfordis- ducción ampliada del capital en

mo, lo que no puede ser restringi- general a la dirección particular y


do a las formas (le integración de los ritmos de la acrrrnrrlacióri_(o la
transición al socialismo) debemos
la clase trabajadora en la transi-
ción sino que debe comprender dar alguna sustancia a la indeter-
las diversas formas de resitencia. Y minación formal de la relación del

necesitamos de nir no sólo si se capital. Las trayectorias particula-

va a establecer un régimen posfor- res de la acumulación de capital

dr'sta y cuándo, sino también las (ya sea que se les analice en térmi-

Cuademas del Sur 91


nos locales, nacionales o globales al”. Al parecer él piensa que la Osa .ï

y/o en relación a empresas, secto- Mayor a la que se enfrentan los


res o circuitos especí cos) depen- trabajadores “se encuentra en el
den de las estrategias emergentes Artico (que ’es donde sin duda

y las alianzas que llegan a prevale- pueden encontrarse osos polares),


cer en el transcurso de la com e- mientras que los intelectuales es-

tencia y de la lucha de clases.l . tán buscando su Osa Mayor en el

Por último, es necesario que di- Antártico (en donde no hay rringu-

gamos algo sobre la Osa Mayor. no) y dividiendo así las fuerzas que
En una nota de pie de página, se oponen al capital, están ¡debili-
Holloway cita la ocurrente frase tando el ataque en contra del ene-

de Tony Negri quien dice que al- migo común. Pero como he trata-

gunas veces parece que los intelec- dode demostrarlo, este contraste

tuales y los trabajadores ven al ca- es exagerado. Los teóricos que él

pital como a una Osa Mayor, pero ataca comparten algún terreno en.

que mientras los primeros se re e- común con aquellos que argumen-


ren a ella como una constelación tan4 que el “capital es lucha de
distante, los segundos la enfren- clases”. Tienen también algunas
tan a diario como un animal feroz diferencias especí cas en relación

y salvaje. Sustancialmente, esta ob- a la mejor manera de interpretar


servación es parecida a la de este planteamiento tan elíptico.
Aglietta acerca de las ilusiones del Por ello, en lugar de polarizar el
“nuevo realismo”, las cuales “no debate (e incluso sugerir que algu-
engañan a la clase trabajadora, la nos colegas marxistas son una
cual se enfrenta cotidianamente a nueva clase de “fascistas sociales”
las realidades concretas de la ex- y, por consiguiente, un enemigo

plotación” (1979: 112; cf. 122-3). de clase aún mayor que las fuerzas
Sin embargo, el efecto que la pri- movilizadas alrededor del thatche-

mera frase produce es diferente rismo) ¿no sería más provechoso


dado que, de una manera diverti- explorar el terreno común más
da, polariza las posiciones, tanto cuidadosamente? Existen ya su -
con nes polémicos como políti- cientes cuestiones teóricas reales

cos. Holloway, con su empeño a en la mesa de discusión para con-


ultranza en la primacía de la lucha tinuar el debate entre los teóricos

de clases, considera los trabajos de del ER y sus oponentes como para


teóricos como Poulantzas, los de añadir a la controversias acusacio-

la escuela de la regulación, y los de nes como la de “thatcherismo so-

la reformulación del estado, como cial”. Si vamos a desperdiciar


polos separados del “marxismo re- nuestro tiempo cazando osos po-

92
Mayo de 1996
Aldershot, Edward Elgar.
lares imaginarios, el posfordismo
(si es que ese es el siguiente régimen Cutler, Anthony et al., (1978). Manc’s
de acumulación) seguramente nos "Capital" and Capitalism Today, Lon-
dres, Routledge and Kegan Paul.
tomará desprevenidos a todos.
Holloway, john (1988). Véase la contri-
bución de Holloway, “La Osa Mayor:
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Cuadernos del Sur 93


Marx, Karl (1867a). Capital: a Critique of 3 Con esto no quiero argumentar
Political Economy, vol. lll, Moscú, tanto que Holloway no observa estas
Progress, 1970. cuestiones, sino más bien señalar que si
Norton, Bruce (1988). “The Power Axis: uno considera (¡x la lucha de clases es
Bowles, Gordon, and Weisskopfs la verdad, toda la verdad y nada mas que
Theory of Postwar U. S. Accunurla- la verdad, entonces aquellas no pueden
tion”, en Rethinki-ng Marxism, l (3), ser comprendidas teóricamente.
pp. 643. 4 Véase su carta ajoseph Weydeme-
Oakley, A. (1984). Manr's Critique of Po- yer del 5 de marzo de 1852; en ella él
litical Econo-my: Intellectual Sources and siguió demandando un triple crédito

Ermlulion, vol. l, Londres, Routledge. por revelar la lucha de cines en el capi-


Postone, Moishe (1988). “Time, Labor, talismo, su culminación en una dictadu-
and Socier Domination”, mimeo. ra del proletariado y una eventual
Roserrtlral,jtrlrrr (1987). “Who Practices transición a una sociedad sin clases. Em-

Hegemony? Class Division and the pero, sólo en su última crítica a la eco-
. Subject of Politics", en Cultural Criti- nomía política Marx develó, nalmente,
que, primaven , 25-32. la necesidad oculta y la dinámica de la
lucha de clases en el capitalismo.
5 Aunque por supuesto, no es real-
Notas mente una mercancía.
Ü Cf. la distinción entre conciencia

de clase y acciones relevantes de clase


l En la elaboración de este trabajo
presentada porjessop 1982, 242-3.
tengo un deuda intelectual especial con
7 En la formulación de estos seis
Moislre Postone, tanto la lectura de su
libro Time, Labor and Social Domination, puntos me baso no sólo en mi lectura
de El Capital, sino también en los análi-
como las múltiples discusiones que con
sis de este texto realizados anteriormen-
él sostuve, ayudaron a pulir nris ideas
te por Balibar (1985) y Postone (1988);
sobre la forma valor. l’ero puesto que
el quinto punto también toma en cuenta
combine sus argumentos con los míos,
a Rosenthal (1988). '
me hago responsable por la forma en
8 A partir del modo en que los regu-
que aquí aparecen. Escribí este trabajo
durante mi estancia en el Centro (le lacionistas utilizan esta frase, Bonefeld

concluye equivocadamente qtre ellos


lnvestigrció'n lnterdisciplinaria (ZlF),
en Bielefeld, mientras disfrutaba (le una niegan la existencia de sujetos (de clase)
en elcapitalismo. Pero esto sólo signi -
beca personal de investigación otorgada
ca que la dinámica de la relación del
por el ESRC. Quisiera agradecer a arn-
capital opera “a espaldas” de estos suje-
bas organizaciones por su apoyo.
(OS.
2 Si bien en ningún lado con tanta
9 Resulta conveniente distinguir
frecuencia como Holloway lo sugiere, a
entre la crisis causadas por factores en-
menos que interpretemos cada men-
ción al capital constante y objetivado dógenos al capitalismo y aquellas provo-
cadas por fenómenos exógenos (como
como una referencia al capital muerto.

94
Mayo de 1996
los terremotos); pero aún en este último necesario trabajar sobre el papel del

caso (y suponiendo que en la actualidad Estado a n de que la teoría de la regu-


pudiéramos determinar realmente en lación capitalista estuviera completa
qué medida fenómenos como las inun- (Aglietta 1979), y también hizo hincapié
daciones o el hambre son verdadeia- en las contradicciones de la regulación.
mente exógenos) la (meta—) forma valor Si los análisis sobre la regulación por los
moldeará las formas en que estos son autores de la reformulack’m del Estado

enfrentados con las sociedades capitalis- sono no adecuados es, por supuesto,
tas. uno de los puntos a discusión en mis
1° Es justo recordar que cuando respuestas a Bonefeld y Holloway.
Aglietta desarrolló su explicación del ¡2 Por “obrerista” entiendo la posi-
fordismo se centró en la relación salarial ción que enfatiza la lucha (le clases y que
en oposición al análisis comunista del da primacía a la clase trabajadom.
capitalismo monopolista de Estado, en- ¡3 El espacio es demasiado corto y la
tonces dominante. Bajo este contexto, paciencia bastante limitada como pala
la relación salarial (rap/¡art salarial) abar- que repita mis argumentos acerca de la
al nmcho más que las formas de remu- importancia que para la identi cación
neración: involucra un conjunto de de los intereses de clase tienen las estra-

relaciones capital-tiabajo antagónicas. tegias de acumulación, o aquellos relati-


H No es verdad en absoluto que vos a la diferencia que resulta de
Aglietta careciera de una teoría del di- establecer horizontes temporales en

. nero como una forma del poder capita- cualquier intento por calcular intereses

lista, pero sí reconoció que era estratégicos. Véase Jessop l983.

Cuadernos del Sur 95


,1r

Mónic c. Currell

96 Mayo de 1996
La importancia revolucionariade

la concepción de la "lógica del

capital" para la estrategia

socialista*

Rolando Mtarita

Introducción
hasta slogans del tipo “que la crisis
la paguen los de arriba”, están co-

os efectos de la_ reestruc- nectados, invariablemente, con


turación capitalista en
una'serie de supuestos y marcos
curso y el aumento dra- teóricos de análisis que es necesa-
mático de la desocupa- rio explicitar y analizar:
ción ponen ala orden del Dadas las características mun-
día la discusión sobre las'respues- diales dela ofensiva del capital, no
tas de la izquierda (partidos, orga- es casual que en otras latitudes se
nizaciones sindicales, escritores y 'estén debatiendo muchos de los
militantes independientes) frente problemas que son objeto de
a esta ofensiva del capital. Progra- nuestras preocupaciones cotidia-
mas de “cambio de modelo econó- nas. En particular, el llamado “de-
mico neoliberal”, propuestas de bate sobre el Estado” (que en re-
“pacto social progresivo impulsa- alidad abarca el centro del

do por un nuevo bloque popular”, problema sobre la reestructura-


ción capitalista), entre Holloway,
Picciotto, Clarke, Bonefeld, por
* Este trabajo se presentó, con leves
un lado (corriente que llamare-
modi caciones, en el Simposio por el
mos de “la lucha de clases”), y la
Socialismo realizado en Rosario, en se-
llamada escuela de la regulación
tiembre de 1995. Tuvo su inspiración y
estímulos en discusiones Sobre estrate- (Lipietz, Coriat, Boyer, etc.) y la
gia obrera frente a la ofensiva del capi- escuela de la reformulación

tal, desarrolladas en la Liga Marxista, y (Hirsch, Jessop), por el otro, nos


plasmadas en una elaboración colectiva ofrece un buen punto de partida
en Debate Marina, núm. 3, mayo de 1994.
,para clari car algunas de estas

Cuadernos del Sur 97


cuestiones. Además de la profun- de trabajo y el progresismo keyne-
didad con que han desarrollado siano (en particular estadouniden-

los argumentos, sus partiCipantes: se) y los ecos de estas corrientes

han explicitado las vinculaciones en 'el pensamiento político de la


entre sus enfoques teóricos y los izquierda argentina.

problemas de interpretación de la Luego haremos una defensa del

coyuntura y de orientación políti- enfoque de la “lógica del capital”


ca implicados. En nuestro país, y del determinismo marxiano, des-

una parte de la izquierda ha hecho tacando su importancia para una

suyos los planteos de algunas de política revolucionaria, de la iz-


las corrientes en debate (en parti- quierda; es decir, presentaremos
cular la escuela de la regulación); una visión que se distancia tanto

por otro lado, el enfoque de la de las interpretaciones estructüra-


corriente “lucha de clases” subya- listas- rncion‘alistas, como‘de la
ce tácitamente en la orientación posición de la corn'ente “lucha de
de gran parte de la izquierda, tan- clases”.

to radicalizada como reformista.


En todos los casos está involucra-

da la discusión sobre la'relevancia, Crisis ylucha de clase en la


para la política de la izquierda, de perspectiva de la regulación y
las tesis marxistas acerca de una de la reformulación
dinámica objetiva —una “lógica del
capital”— inherente al sistema ca- Podemos a rmar con Holloway
pitalista, y las posibilidades o nece- (1994 a) que “la tensión entre es-
sidades de .enfrentarla.
tructura 'y lucha puede conside-
Este trabajo arranca entonces rarse como crucia en el "análisis de

con un análisis de las principales la crisis”; agreguemos que tam-

líneas interpretativas de estas es- bién, e inevitablemente, es crucial

cuelas con respecto a los cambios para la detemlinación de la políti-

ocurridos en el capitalismo, focali- ca a seguir.


zando la atención en la relación En nuestra opinión existe un

entre las tendencias del sistema y planteamiento básico de Marx


las posibilidades de cambio ema- fundante por cuanto marca la rup-
nadas de la lucha de clases. Se tura con el socialismo utópico y el
complementa con la referencia a subjetivismo sociológico sobre el
las conexiones que pueden esta- funcionamiento y desarrollo del
blecerse con otras líneas de pensa- sistema capitalista, que hace hinca-
miento, como el autonomismo ita- pié en la existencia de una lógica
liano, los debates sobre procesos del capital. Esto es, Subraya la exis-

98 Mayo de 1996
tencia de leyes objetivas de la valo- post fordista. Tanto la escuela de
rimdón, de la explotación y de la la regulación, como la de la refor-
acumulación capitalista, que de- mulación, ponen énfasis en la
terminan la recurrencia periódica adaptabilidad del capitalismo para
de crisis económicas y sociales que poner en juego mecanismos esta-
ponenen cuestiónamiento al con- bilizadores de tipo “feed back”.l
junto. del sistema. Esta lógica tam- En esta visión, la lucha de clases
bién subyace a las evoluciones en no está incorporada- orgánicamen-
las relaciones entre cl capital y el 'te al desarrollo de esta “lógica del
trabajo (ver Braverman, por ejem- capital”, salvo -—tal vez y parcial-
plo), a las relaciones.intercapitalis- mente-5, en los primeros trabajos
tas (las tendencia-s a la centraliza- de Lipietz (ver Lipietz, 1979). La
ción y conccntración 'de, los lucha de clases genera institucio-
capitales, por ejemplo) y a las rela- nes. y procedimientos sociales que
ciones en el mercado mundial. (la- terminan convirtiéndose en “crea-
tendencia a la inter-nacionalizaa 'ciones" funcionales para el esta-
ción creciente de la economía, por
blecimiento de nuevos regímenes
ejemplo). ' de acumulación. Aglietta, es muy
Este planteo de.-El Capital y de claro enesto: la lucha de clases‘es
la literatura marxiana, ha sido un proceso de creación en elmás
adoptado —y modi cado- por la estricto sentido; de creación de
escuela de la regulación, primero,
instituciónes2 que actúan de regu-
y luego por'su “derivada”, la escue- ladoras entre las instancias de la
producción y del Consumo, que
la de la reformulación, para ali-
mentar las interpretaciones y- las están en el centro —según la visión
posiciones políticas del “neo” re- del regulacioni smo- de las contra-
formismo frente a la reestructura- dicciones del capitalismo. ,Una in-
ción del capi tal. y sus perspectivas. terpretación de las crisis económi-
A partir de la idea (de la escuela, cas “subconsumista” constituye un
de la regulación) de la existencia apoyo sustancial para esta inter-
de variadas “estrategias de acumu- pretación (especialmente relevan-
lación”, cada una de las cuales al- te para explicar la salida de la crisis
canza la estabilización mediante del treinta- y lo que. llaman la “épo-
un particular “modo de regula- ca doradavdel fordismo”).

ción” (cuya forma de operar a _me- Es en este marco que se genera


nudo se analiza en los términos de la dicotomía casi absoluta entre

la teoría grarnsciana de la hegemo- “estructura” y “lucha de clases”;


nía), se sostiene que elmundo está mientras la primera evoluciona de
entrando en un nuevo régimen acuerdo a líneas de desarrolloine-

Cuadernos del Sur 99


luctable, la segunda “está .en el mo, en ese período, “cesa de pre-
aire”. Como muy bien dice valecer la apariencia [¿sólo la apa-

Psychopedis (1994): “la idea de la riencia?] de un determinismo es-


‘creación’ de un entramado insti- tricto basado lo económico o lo

tucional producto de un proceso tecnológico”; dado que los modos

de lucha que no puede ser objeto de regulación del pasado ya no


de un acercamiento racional per- aseguran la coherencia económica

mea todo el análisis de la escuela y social del sistema, serán las lu-

de la regulación”. Esto nos abre chas, junto a los cambios e innova-


un camino al campo de lo “imagi- ciones, las que buscaránimponer
nario”, de la alternativa política nuevas reglas del juego, pero que
sin consistencia “material”, que en última instancia resultarán fun-

luego analizaremos. Aglietta cionales para el restablecimiento


(1979) es muy claro sobre este te- de la reproducción capitalista. Si
ma: mientras domina la morfolo- bien los regulacionistas se de en-
den de la acusación de mecanicis-
gía —un espacio estructurado por
relaciones sometidas a principios mo (“ningún automatismo garan-
bien determinados- “los posibles tizará el paso de la fase B
estados del sistema se cOnocen de descendente a una fase A ascen-

antemano”, y el movimiento pue- dente”, Boyer, 1989), no pueden


de ser representado “por funcio- evitar caer en el funcionalismo es-
nes continuamente diferencia- tructuralista, en cuya óptica la cri-
bles”. En ese caso “... la lucha de sis no sería más que un factor
clases se desenvuelve en función curativo —iy sólo eso!— de los “de-
de modalidades compatibles con sajustes” del sistema. Todo tiende
la extensión de las relaciones mer- 'a exaltar la “plasticidad” de las
cantiles”; en una palabra, está “ca- relaciones sociales capitalistas, su
nalizada” por el conjunto de las adaptabilidad casi in nita. En el
relaciones mercantiles. Cuando la extremo de la especulación teóri-
reproducción es amenazada —o ca, se llega a concebir la emergen-
sea, cuando la reproducción de la
cia de una crisis “última” del capi-
invariante fundamental del siste- talismo, en la cual se produciría
ma es puesta en tela de juicio- se un “bloqueo insuperable en el se-
abre un período de intensa “crea- no del modo de producción” (Bo-
ción social”, que ya no puede estu- yer, 1989). Pero en este enfoque,
diarse con los instrumentos analí-
sería necesario “demostrar” que
ticos anteriores, donde surge “lo ya no habría posibilidad de supe-
nuevo” como creación de la lucha
ración de los bloqueos producidos
de clases. Boyer (1989) explica có- al desarrollo. Boyer (1989) termi-

100
Mayo de 1996
na admitiendo que nada indica —a rrollando lo que llaman la dialéc-
mediados de los ochentaq que tica entre estructura y estrategia.
exista algún impedimento funda-- En esta visión, las acciones de los

mental a la recomposición de las seres humanos tienen sentido en

formas institucionales que permi- el marco de estructuras, que si-


tan un nuevo régimen de acumu- multáneamente constriñen y per-

lación. Es interesante cómo, en miten alos actores que las ocupan

este enfoque, la posibilidad de la un rango de posibles acciones; es-


superación del capitalismo se con- tas estructuras no determinan di-

cibe sólo en los términos del ago- rectamente los resultados, sino
tamiento absoluto del desarrollo que simplemente de nen el rango
de las fuerzas productivas;3 lo que, de opciones disponibles, en las
como bien dice Boyer, es de hecho cuales se da un complejo juego de

imposible —o casi- de probar ana- acciones y estrategias. Las estruc-

líticamente. Pero de esta manera, turas a su vez se concibenjerárqui-


desaparece todo fundamento para camente ordenadas, lo que condi-
convocar a la acción uni cada y ciona las posibilidades y las líneas
revolucionaria de los trabajadores tendenciales del desarrollo (ver

contra el capital. La recomposi- Jessop, 1990). Por ejemplo Hirsch


ción del capitalismo es inevitable, “concretiza” el análisis basado en
porque nada excluye “en abstraen la tendencia decreciente de la tasa
to” que el capitalismo no se pueda de ganancia con la mediación de
reproducir. La lucha de clases crea la efectividad —o no- de las ten-
“lo nuevo”, pero en esencia, no dencias contrarrestantes, de las
crea nada nuevo. Las implicancias condiciones de su operabilidad,
políticas de esta interpretación las que “... son la expresión deun
veremos luego. complejo históricamente especí -
Los trabajos de Jessop y Hirsch co de condiciones sociales, tecno-
han tratado de superar la crítica lógicas, político-institucionales e

que recibió la escuela de la regula- ideológicas” (Hirsch, 1994). De es-


ción, en cuanto presentar un mun- ta forma, la realidad social se cons-
do cerrado, estructuralista-funcio- tituye a partir de la articulación de-
nalista, en el cual aun la lucha de múltiples secuencias causales (que

clases no deja de jugar su rol “fun- provienen de las instancias políti-


cional” en aras de la reproducción ca, económica, cultural, etc.), lo
de la lógica del capital. Tratan en que da como resultado que los

consecuencia de superar la divi- fenómenos históricos sean el re-

sión entre estructura y lucha de sultado complejo de muchas de-

clases, entre objeto y sujeto, desa- terminaciones. Las estrategias del

Cuadernos del Sur 101


capital son el resultado de múlti- clases discurre por los canales que

ples “ensayos y errores”, dilemas, le imponen los mecanismos regu-

riesgos, luchas, etc. Es io que Jes- lativos del capitalismo y las formas

sop llama, “determinismo sin re- insútucionales,“que en realidad

duccioni-smo”. Esto da origena un “...crean signi cativas barreras pa-


intento de “concretización” desde ra un ataque general a la relación

lo abstracto, para explicarse la capitalista mediante la fragmenta-

existencia _de regímenes fascistas, ción y/o Canalización a lo largo de


o liberales, _o fordistas, etc, Lo con- senderos parti :ulares donde me-
creto surge como producto deuna nos amenaza _al centro de las insti-

articulación específica _de las ins- tuciones capitalistas” (citado por


tancias antes dichas, a través de las Bonefeld, 1,993). En esteenfoque

cuales actúan las leyes ineludibles de hecho no hay posibilidad de un

del capital. ataque general al capital, por la

A pesar .de los esfuerzos por constricción que imponen las es- -
eludir el funcionalismoe incorpo- tructuras capitalistas y su funcio-
rar la dimensión lucha de clases, namiento. El sujeto revoluciona-

ésta vuelve a aparecer de hecho rio desaparece, no por el efecto de


los procesos históricos que tuvie-
como un “epifenómeno”. La ra-
zón fundamental, creo, ,está en lo ron que ver con las derrotas de
que Bonefeld, (l 993.) correctamen- este siglo —en particular las poste-
te le critica ajessop: las relaciones riores a la revolución rusa, el as-
humanas vuelven a aparecer en su censo del stalinismo, la guerra,

enfoque como meros efectos de; etc.; volveremos sobre este punto

las leyes estructurales. Hirsch lo crucial- sino a causa de la estruc-


expresa también con estas pala1 tura; omnipresente. >Las cn'sis en-

bras: Ï‘... el concepto de estrategia tonces se convierten —y no pue-


[de acumulación] no debe ser'ma- den dejar _de hacerlo, porque no
linterpretado en cuanto a que im- se ve salida revoludonaria en el
plique ' una teoría. con la acción
mundo dominado por las estruc-
consciente: al contrario, la irnple- 'turas— en funcionales a la recom-
8
mentación de una estructura de posición del sistema: n.. su fun-
acumulación hegemónica siempre ción _[de las crisis] consiste en
es el resultado de las acciones con- “revolucionar” dicha estructura de

tradi ctorias' y estructuralmente de- tal modo que el proceso de acu-


terminadas de los grupos y de las mulación pueda de nuevo conti-
clases, y es, entonces, un “proceso- nuar sobre una nueva base social”

sin sujeto” (Hirsch, 1994). Por. este (...) La crisis funciona como un

motivo para jessop la lucha de momento de resoludón y como

102
Maya de 1996
vehículo para la “reconstrucción de propuestas - que tratarán de

de la sociedad”..." (Hirsch, 1994). asentarse en un nuevo racionalis-

Dada esa imposibilidad de ata- mo supra histórico (paradójica-


que general contra el capitalismo, mente, el utopismo y el racionalis-
los enfoques de la escuela de-la mo abstracto Se dan la mano). El

regulación y de la reformulación discurso al respecto es conocido.


terminan quitandobase material a ' Tomamos “muestras” signi cati-
la acción política revolucionaria vas de algunos delos tantos textos,
para enfrentar la‘ofensiva' del ca- de la escuela de la regulación prin-

pital durante la crisis. Los sujetos cipalmente,- q'iJe proliferan en las


de hecho han desaparecido, hasta revistas de ciencias sociales —de

el punto que incluso durante las nuestro país: dado que el capitalis-
crisis, la posibilidad -de “creación” mo inevitablemente impone sus
que asignaba Aglietta ala lucha de tendencias, determinadas por la
clases parece haber desaparecido, lógica del capital y las estructuras
de hecho, por lo menos en algu- en juego, es necesario adaptarse,
nos escritos de laÏreformulación. negociar, restablecer un pacto so-
Por ejemplo, Hirsch ( 1994) plan- cial, o fijar “reglas de coordina-
tea' que enuna soCiedad dividida ción entre los agentes económi-
y “desformalizada” (como produc- cos” (orientadas preferentemente
to de la crisis; recordemos que se
según los “modelos” sueco o ale-
trata de un “proceso sin sujeto”), mán) para que la necesaria transi-
los intereses materiales podrían ser ció‘n hacia. el nuevo modo deacu-

“conformados político-ideológica- mulación sea lo menos traumática


mente, quebrantados, recombina- posible. Así se habla, por ejemplo,
dos, puestos uno 'en contra del de luchar por la “implicación ne-
otro, y remodelados, de modo que gociada” de Alemania, que llega-
encajen en el entramado de una ría eventualmente a un reparto de
nueva estructura hegemónica”. los frutós de la producción “equi-
Verdaderamente queda muy poco tativo y progresista” a nivel de to-
aquí para la acción revolucionaria, da la sociedad. Frente al desem-
para la ofensiva generalizada del pleo, las alternativas Son del
trabajo, para ejercer efectivamen- mismo tipo: es necesario “un nue-
te el “poder del trabajo”, que resi- .vo acuerdo histórico entre el capi-

de, potencialmente, en la relación tal y el trabajo” un compromiso


capitalista (ver más abajo). ' “comparable al gran compromiso

De allí que la acción politica no fordiano”, que “rechace-la subor-


pueda evitar el voluntarismo y el dinación social al cconomicismo
utopismo; .de allí la proliferación moderno”, etc. Como'muy'bien

Cuadernos del Sur 103


sintetiza Durand (1983), este dis- sa, etc., etc., en convivencia con un
curso del nuevo reforrnismo de la capitalismo ilustrado y “moderno”.5

regulación viene a decir: “recree-


mos el entorno social e institucio-
.
La critica de la escuela “lucha
nal que permita al capitalismo re-
comenzar a funcionar de la de clases” a la regulación y la
reformulación
manera en que ha demostrado

que sabe hacerlo (etapa fordista


‘de oro')”. El rechazo a este moderno reforv

En la óptica regulacionista este mismo ha inspirado gran parte de


la crítica de la llamamos la escuela
programa se complementa con el
rechazo de las tesis leninistas so- “lucha de clases” que tiene como

bre el estado —expresión de los - destacados exponentes a Hollo-


intereses de la clase dominante- way y Bonefeld.
Para la corriente “lucha de cla-
para reemplazarlo por la concep-
ción mucho más neutra —tiibuta- ses”, si aceptamos la teoría de la

ria en gran medida del último regulación y de la reformulación,


Poulantzas- del estado como tota- estamos confrontados a un mun-

lización de un conjunto de “com- do estructuralista y funcionalista

promisos” entre diferentes secto- al que no se puede cambiar, y


res sociales.4 frente al 'cual no vale la pena lu-

Dejando de lado la discusión char.G Según Holloway y Bene-


sobre la casi inevitable desapari- feld, el gran error de los estructu-
ción del “sujeto histórico del mar- ralistas marxistas —aun de sus

xismo clásico” que acompaña a es- representantes más abiertos a in-


tos análisis, es de notar que la corporar la Variable de la subjetivi-
imposición de ese eventual pacto dad, del proyecto y la estrategia,

social se postula en base a la “ne- como jessopT consiste en’ ver la


cesidad social” (sic, objetiva, ahis- dominación del capital realizándo-

tórica, por fuera de los condicio- se- mediante una lógica imperso-
nar..ientos sociales) que se nal, por una red social de conexio-
impondría con la fuerza de la evi- nes casi natural. En el enfoque
dentia de lo racional; el pacto so- regulaCionista (o en la “reformula-
cial por venir garantizaría un smo- ción”) se habla de la lucha de cla-

delo” en que se desarrollarían las ses, pero lo que realmente cuenta


posibilidades del ocio recreativo y
es la trayectoria planteada por las
el tiempo libre, del uso reciclable ' líneas de desarrollo inevitable del
de los recursos naturales, de la
capitalismo, que incluso convierte,
productividad !exible y armonio- como vimos, a la lucha de clases

104
Mayo de 1996
en componente funcional de su en el trabajo. Lejos de ser un ob-
desarrollo.
jeto pasivo de las manipulaciones
Frente ala dicotomía sujeto-ob- del capitalismo, sostiene esta co-
jeto en que se enraiza profunda- rriente, el obrero es el sujeto acti-

mente el planteo regulacionista, vo de la producción, el polo anta-

Holloway y Bonefeld desarrollan" gonistico e irreductible, ante el


una alternativa radical, y atractiva cual el capital debe reaccionar y
para todos los que rechazamos el readaptarse constantemente, a fm

moderno y so sticado reformis- de incorporar a este “otro”, tan


mo: el capital es sólo trabajo alie- indispensable como enemigo de

nado, es nuestra subjetividad alie- suexistencia.7 Otras variantes de

nada, la sustancia del capital es el esta posición podemos encontrar-

poder del trabajo, de forma que la la en la polémica sobre proceso de


dicotomía entre estructura y lucha trabajo, especí camente en las crí-
de clases, desaparece. En una for- ticas dirigidas al trabajo de Braver-
mulación altamente signi cativa man. Recordemos que para Bra-

de su pensamiento, sostienen tam- verman, las necesidades de la

bién que el capital es lucha de valorización del capital se impusie-


clases. Lo que aparecen como esa ron inevitablemente en el curso

tructuras no son más que las for- del desarrollo capitalista, a través

mas en que se mani esta la sustan- del taylorismo, del fordismo o an-
cia del capital, el poder del tes de la división del trabajoen la
trabajo. O sea, no sólo las huelgas manufactura. Para sus críticos,8

o manifestaciones, sino también el Braverman incurre enel pecado

valor, el dinero, la contradicción de ver a la clase obrera como un


entre capital productivo y moneta-
mero objeto pasivo, sujeto a las
rio, etc., son formas en que se imposiciones del capital; .de esta

mani esta esa sustancia del capi- forma niega'el poder de los traba-
tal. Por lo tanto el poder del tra- jadores para rebelarse contra el
bajo está en el centro mismo dela
capital, para torcer el curso que
comprensión del estado, de las cri- aparentemente dictaría la “lógica
sis, etc. El capital debe responder d'el capital”, para transformar al
siempre a ese poder del trabajo. lugar del trabajo y al intercambio
Esta línea teórica tiene gran a - entre el capital y el trabajo en un
nidad con el “marxismo autono- verdadero “terreno de intercam-

mista”, para el cual también el cen-- bio disputados”.9


tro del pensamiento de Marx es la Al estar el poder del trabajo en
a rmación de que el verdadero el centro de la problemática so-
poder reside, no en el capital, sino cial, al ser la esencia del capital,

Cuadernos del Sur 105


Holloway y Bonefeld sostienen misrno keynesiana, que sostiene

que no podemos hablar entonces que nada está determinado en


de determinismo, sino sólo de cuantoal curso del capitalismo,

ciertos ritmos y tendencias'en el porque: es pc ale modi car sus-


movimiento de lucha. La sustan- tancialmente el rumbo del capita-

cia, el poder del trabajo, desborda lismo mediante la acción estatal,

constantemente a la'forma, es in- apoyada en la presión popular y/o


contenible y la obliga a reconsti- la movilización. Para la tradición

tuirse. Esta presencia de la clase keynesiana (de fuerte arraigo en la


obrera como fuerza antagónica en izquierda argentina), la crisis es
el interior del capital es clave para producto de políticas económicas

entender entonces .el desarrollo equivocadas; en esta visión, la po-


inestable,del capitalismo y_el he- lítica económica se autonomiza

cho de que el futuro esté comple- con respecto a las tendencias del
tamente abierto c indeterminado, capital y deja de ser su “comple-
porque depende del resultado de mento y coadyuvante” para “trans-
una lucha siempre renovada, nun- formarse en su pilar” (según la

ca cerrada. La lucha de clases no feliz expresión de Boyer, 1989).


se da dentro del “marco” de las Por eso de enden la propuesta de

tendencias ineludibles del desa- un “modelo” de tipo keynesiana


rrollo capitalista, sino que por el estatista (a veces con énfasis en el

contrario, estas. tendencias no son nacionalismo), como si éste se pu-


diera imponer —mediante la lucha
otra cosa que las formas que adop-
ta esa contradicción básica entre del “bloque social progresivo"-
el trabajo vivo y el trabajo muerto por fuera y por encima de las ten-

que constituye la relación capita- dencias actuantes del sistemacapi-

lista. Por este motivo la imposi- talista. En esta tesitura encontra-

ción delpost fordismo está lejos mos, por ejemplo, a los postkeyne-

de ser un proceso automático e sianos y a los keynesianos institu-

inevitable; la lucha de clases puede d cionalistas,10 para quienes es posi-


cambiar decisivamente el curso de ble no sólo volver a la política
los acontecimientos. keynesiana sino, más todavía, es
En el terreno político, encon-, posible ,—y necesario-L aplicar. las
tramos ecos de esta posición tanto recomendaciones más “radicales”

en las propuestasvde la izquierda del propio Keynes, que habrían


radicalizada, revolucionaria, comq sido tergiversadas y en realidad
en sectores del moderno reformis- nunca aplicadas por el keynesia-
mo. En relación a este último, es nismo “bastardo”.de la posguerra.
característico el enfoque del refor- Particularmente, el manejo de la

106 Mayo rie-1996


inversión debería estar e'n su ma- Paradójicamente, ' una variante

yorparte a cargo del estado, dada muy parecida encontramos en las


la incapacidad del capitalismo pri- corrientes más radicalizadas de la

vado para garantizada en forma izquierda. Estas, además de corn-


sostenida; seriamente s'e de ende partir en ló fundame'ntal'mudia‘s
esta posibilidad, sin-acompañarla
de las propuestas def keynesiañis-
del planteo de'aCabar Con la pro- mo de izquierda agregan una serie
piedad privada-Capitalista. de propuestas que van en contra,
Otra variante de estas propues- 'aún más claramente, cie-la lógica
tas la constituyen los trabajos de del capital y sus’leyes inmanentes,
Bowles, Gordon y Weisskopf, que aunque no eXpliCi'tan la necesidad
también encuentran "eco entre
de acabar con el sistema. 'El ejem-
nuestros cientí Cos sociales pro.- plo más claro-lo tenemos en la
gresistas y políticos de izquierda. exigencia -'—hoy muy extendida-
Criticando el econornicismo' del ¡de que-í el estado “prohíba los ¡des-
movimiento obrero norteamerica-
pidos”, "como forma de acabar con
no, que perseguía objetivos distri- el "flagelo de 'la desocupación.

bucionistas a través del estado, es- Otro ejemplo nos lo da la formu-

tos autores admiten que en esta lación deque basta ser consecuen-
perspectiva no hay. respuesta fren- te en la lucha reivindicativa ecónó-

te a la amenaza del Capital .de la mica para revertir el deterioro

huelga de inversiones. Plantean salarial a que empuja la crisis capi-


entonces la necesidad de que se talista. Para esta óptica, toda tesis
“imagine un modelo alternativo determinista, ‘Sobre: la inevitable
de racionalidad económi ca, comu- imposiciónide las. tendencias del

nidad y demócracia”, único cami- capitalismo es sospechosa dé' “de-


no para armar a los trabajadores r'rótismo”, de f‘infundir la desmo-

“contra una huelgadel capital y ralización”, de “caer en "el refor-


unirlos a otros -movimientos ' de- rnismo”; ’

mocráticos” (Bowles, Gordon y Holloway expresa acabadamen-


Weisskopf, 1989). En la misma tó- te esta concepción, c'uandoa rma

nica encontramós las protestas de que el gran pecado, del revisionis-


O’Connor (1987) contra los' teóri- mo de Bernstein fue el determinis-

cos dela lógica del capital. La 'mo: que la crítica de RosaLuxem-


lucha popular sería c'apaz' de cam- 'burgo al refonnísmo, y la base de
biar las tendencias de la economía su solidez teórica revolucionaria

.actual, sin postular la necesidad de estaba en el rechazo al determinis-

acabar revolucionariamente ton mo, ïy que hasta'muchos pasajes de


el sistema capitalista. _ la obra de Manr y también» Lenin

Cuadernos del Sur 107


son pasibles de crítica pOr su “de- nacionalista. Una estrategia para-
terminismo”. dójica, 'porque se intensi ca cuan-
do desde el mismo estado se diri-

gía el ataque cgntra las conquistas


El fracaso de la estrategia centrales del movimiento obrero;ll

reformista frente a la ofensiva p c) nacionalista cuando la movi-

del capital: el ejemplo argentino lidad intemacional del capital qui-


taba las bases materiales para esa

Lo anten'or tuvo su re!ejo en la estrategia;


estrategia con que la izquierda de d) que hacía énfasis, en sus ver-
nuestro país enfrentó la ofensiva siones más combativas, en-la inter-
del capital. Existió un punto común minable “guerra de guerrillas” que
a prácticamente todas las organiza- Marx desaconsejaba (ver Marx,
ciones que actuaron en el terreno 1975), precisamente por la exis-
de la lucha sindical: ninguna plan- tencia de límites infranqueables a
teó que sin acabar con la propiedad la lucha reivindicativa.

privada, las luchas reivindicativas te- El fracaso de esta estrategia a su


nían limitadones insuperables fren- vez alimentó la ola de “postmancis-

te a la crisis del capitalismo. De esta mo” que hoy hace “furor” en mu-
forma se enfrentó la ofensiva del chos círculos de intelectuales de

capital y la crisis con una estrategia izquierda decepcionados. Decep-

globalmente cionados ante la imposición de la

a) reformista keynesiana cuan- lógica del capital, sin asimilar crí-


do ya no había espacio, no sólo ticamente la caída del stalinismo

para lograr nuevas reformas, sino muchos intelectuales de izquierda

tampoco para sostener lo logrado abandonan los análisis marxistas


en forma duradera; esto se debía del valor y la explotación; ponen
a que la movilización de las contra- énfasis eri la política y la ideología
tendencias a la caída de la tasa de como fuerzas autónomas con res-

ganancia y la reimposición de la peCto a lo económico; la lucha de


disciplina monetarista del merca- clases ya no es vista como central,

do hacían Completamente inviable y en su lugar subrayan la necesi-

la vieja politica keynesiana. Un co- dad de establecer la línea demar-

rolario de esta concepción fue el catoria entre bloque de poder y el


hacer eje en el cambio de políticas, pueblo, estado y sociedad civil, etc.
gobiernos o ministros, y no en el Ante esto se plantea con toda
sistema;
su importancia para el rearme de
b) estatista, dado que estaba li- una estrategia revolucionaria, ubi-
gada a un proyecto keynesiano y. car en su justa perspectiva la rele-

108 Mayo de 1996


vancia de la tesis de Marx sobre la pierde nada de- su cienti cidad, a
lógica del capital, que a su vez pesar de su “determinismo” (por
evite caer en el refonnísmo utópi- lo menos, debe admitirse que no
co y voluntarista de los estructura- se la puede recha- zar “a priori”
listas. con el argumento del “pecado de
determinismo”).
Más todavía, podemos a rmar

Una revaluación de la posición que la crítica a la escuela de la


de la lógica del capital y sus regulación puede hacerse más es-
implicancias revolucionarias pecí ca sin necesidad por ello,
nuevamente, de negar que efecti-
El error del estructuralismo mar- vamente opera una lógica del ca-
xista no está, en nuestra opinión, pital. La escuela de la regulación
en a rmar la existencia de una se ha equivocado tanto en lo que
lógica del capital, y de desarrollos respecta a las leyes dela acumula-
determinados por la estructura ca- ción como a las de la crisis; parti-
pitalista; tampoco consiste en sos- cularmente, ha considerado que
tener que los seres humanos son los principales obstáculos a la acu-
portadores (“Tráger”, según la co- mulación se encuentran en las des-

nocida expresión de Marx) de las proporciones que pueden suscitar-


relaciones sociales, sino en haber se entre la producción y el consumo
unilateralizado ese aspecto de la (ver la interpretación de la crisis
realidad del capitalismo, hasta el del treinta y los regímenes-de acu-

punto de haber disuelto el sujeto mulación), y por ende concluyó en


y en última instancia, haber anula- que la intervención institucional
do la posibilidad de transformar podía dar lugar a un sendero de
radicalmente su entorno social. desarrollo “de oro” por medio de

Esta “deformación” no se corrige la regulación.“

negando todo determinismo e En esta concepción la idea de


identi cando a la determinación contradicción se ve reemplazada

cientí ca con la negación de la por la de regulaciones cibernéti-


lucha de clases, como hace la es- cas, un desarrollo re nado de las
cuela de la “lucha de clases”.12 teorías del estructuralismo marxis-
Cuando decimos que, por ejemplo, ta. Es sabido que la escuela de la
los precios de producción están regulación reconoce su deuda con
determinados —no mecánicamen- las concepciones de. Althusser y

te- por el tiempo de trabajo inver- Balibar; este último llega a soste-

tido en su producción, estamos ner que “la contradicción no es


haciendo una a rmación que no otra cosa que la estructura misma”

Cuadernos del Sur 109


(Althusser y Balibar, 1983). El es» Para explicarnos más a fondo,
tructuralismo funcionalista des- "exarninemos un punto central, la

plaza así la centralidad de la con- concepción de Holloway y‘Bone-


tradicción (el verdadero “alma” de feld sobre el capital en cuanto “lu-

la dialéctica, según Marx),para. cha de clasesz-¡‘o “poder del traba-

reemplazarlo por los principios de joÏ". En nuestra opinión esta tesis


totalidad e interacción de las ins- deSconoce la importancia de la
tancias. Siguiendo esta tradición, propiedad privada de los medios
la regulación concibe el desarrollo de producción como fuente de un
del capitalismo durantelas fases poder propio,-inherente, a la es-
de auge como una muestra del, tructurasocial capitalista. El capi-
funcionamiento regulado de estas tal esvalór en proceso, que se
estructuras, libres de contradiccio- valoriza mediante una relación de

nes. Por el contrario, en elconcep- explotación de su opuesto, el tra-


bajo vivo; Al Ser “valor”, es trabajo
to de El Capital y en la realidad del
desarrollo capitalista, la contradic- objetivado, existente bajo la forma"
ción nunca desaparece, sino. que social. de propiedad . privada, que
encuentra formas de desarrollo, se valoriza imponiendo condiciones a
para estallar con todas sus fuerzas quienes nada tienen excepto su

en y a través de las crisis. fuerza de trabajo. No _es casual que


La comprensión de este proce- el capital se presente siempre en
so dialéctica no implica negar la escena en la forma de dinero, la
existencia de una “lógica de la encarnación del trabajo abstracto,
mercancia y del capital”, central a y la concretización del poder so-
la estruct‘urateór'ica de El Capital. cial del. que disponen los capitalis-
En este punto nuestro planteo se tas, dada la ausencia _de propiedad
diferencia de Holloway y Bonea de los medios de. producción por

fel'd, quienes al cn'ticar las posicio- parte de los obreros. Ese Valor que
nes regulacionistas .y estructuralis- se .au tonomiza y valoriza, adquiere
tas, terminaron arrojando al niño la fuerza de las cosas e impone una
con el' agua sucia, esto es, dese- dinámica propia. Por eso Man: re-
chando todo determinismo y toda curre a expresiones tales como las
“lógica del capital" (y por ende de “leyes que se imponen con la fuer»
la mercancía). De esta manera des- za de lo natural”, nopara signi -
pojan al marxismo de su carácter car que estamos ante un fenóme-
materialista, e incurren-en última no de la naturaleza, sino para
instancia, en el mismo voluntaris- subrayar que se trata de un fenó-
mo e idealismo en que cae la po- meno social, pero que se inde-
sición que critican. pendiza de la acción consciente de

110
Mayo de 1996
los seres humanos Por esto tam- parte del capital productivo “tanto
bién Marx, recurriendo a las for- como lo son los medios de pro-
mas dialécticas de la lógica de la ducción”. ¿Confunde Marx el fac-
esencia de -Hegel, nos recuerda
tor subjetivo y el objetivo? ¿niega
que el capital es el verdadero “suje- la “otredad” del trabajo, su poder

lo ", que hace un mundo “a su ima- de negación del capital? ¿desapa-


gen y semejanza". El capital es en-
rece el sujeto, comido por la estruc-
tonces más que la lucha de clases; tura, por la “lógica del capital”?
en última instancia, como dicejes- No, a esta conclusión arriban

sop (1994) respondiendo a Bone- los que ven sólo un aspecto del
feld, sostener _que el capital es lu- problema, reproducción simétrica
cha de clases es caer en la del error en que, incurren quienes
tautología, s'ólo venia imposición de la lógica,
La a rmación de Bonefeld, que y al sujeto absorbido por las es-
el trabajo, al en 'entarse con el tructuras. En cierto sentido, el su-

capital, _se enfrenta contra el traba- ' jeto se hace objeto, aunque no por
jo rei cado, corre el riesgo de mi- . ello desaparece como sujeto (se
nusvalorar la importancia de esa “cosi ca”, de allí que experimente
“rei cación” del trabajo en las la explotación como alienación;
condiciones “normales” de la acu- no es casual que el estructuralismo
mulación capitalista. La “cosi ca- no haya visto este problema). Pero
ción" del trabajo debe ser valora- entonces se establece una dialécti-
da en toda su implicancia social y ca entre estos dos polos objetiva-

política. Signi ca que los medios ción y subjetivación que nos mues-

de producción adquieren una pro- tra el camino para salir en la falsa


piedad social, la de dominar y ex- aporía propia del pensamiento no
plotar al trabajo, porque corpori- 'dialéctico en que nos metió el es-

zan una relación Social cuya base tructuralismo. La clave no está en

es la propiedad privada. Esto im- negar el carácter dc “objeto” do-

plica a su vez que el “otro” del minado por la lógica del capital,
capital, el trabajo, su antítesis,14 en que el sistema convierte a la
sea durante el proceso de trabajo fuerza de trabajo, sino en mostrar
parte del capital, y hasta cierto el carácter nunca acabado, incom-
pleto y contradictorio, de ese pro-
punto entonces su “objeto”. Co-
mo dice Marx (184, cap. _1, vol. 2), ceso. El punto es superar la abso-
tan pronto como la fuerza de tra- lutización de la cosi cación (que

bajo, a través de su venta, entra en posiblemente arranca en el mar-

combinación con los medios de xismo occidental con el Lukács de

producción, se convierte en una Historia y concienciaude clase), para

Cuadernos del Sur lll


ver que nunca puede anular la Lenin y Trotsky comprendieron
contradicción entre la producción esta dialéctica al subrayar el carác-
ter inherentemente inestable del
privada y su naturaleza social, en-
tre el "capital y el trabajo, etc., pero doble poder ¿e los consejos obre-

que también esa contradicción no ros frente al poder burgués. Sólo

anula, por sí misma, la objetiva- en esos estadios excepcionales -

ción que sufre la fuerza de trabajo que exigen una de nición revolu-
en manos del capital. cionaria o contrarrevolucionaria

¿Pero cuál es entonces la reso- perentoria puede a rmarse que el


lución de esta dialéctica? Esto exi- poder reside realmente en el polo

ge análisis concretos, que remiten del trabajo, dentro de la sociedad


al estado de la lucha de clases y a capitalista.15 De lo que se trata es
de hacerse consciente de la exis-
la comprensión, a la conciencia,
de los explotados de esa misma tencia potencial de ese poder de la
contradicción (y esto está en la movilización independiente de los
explotados, pero también de seña-
esencia del proyecto teón'co y po-
litico de Marx). El verdadero po- lar sus límites cuando discurre por

der está en el trabajo, en la clase los canales de la institucionaliza-

obrera, sólo cuando ésta se movi- ción burguesa. l


liza revolucionariamente contra la Esta perspectiva explica los ex-

tiranía del capital, cuando se insu- tensos capítulos de El Capital en

rrecciona y emprende el camino los que Marx nos presenta la re-

de la lucha anti- capitalista. De lo producción ampliada del capital

contrario, ese poder es sólo “en con los trazos de lo que se desarro-

potencia”, y tiende a imponerse la lla con la fuerza de lo automático,


lógica del capital, de las leyes de la de lo inevitable, donde el capital
acumulación, con la fuerza de lo reproduce sus propios supues-
inexorable. Esta lógica del capital tos.16 Las concepciones estructu-
se impone precisamente con la
ralistas absolutizaron el poder de
_“huelga de inversiones”, con la re- la reproducción (ver de nuevo Ba-

creación permanente —y en espe- libar y sus resonancias en la regu-


cial durante las crisis- del ejército lación), para terminar postulando
industrial de reserva. De allí la ne- que la crisis, no sólo es funcional
cesidad de acabar con este poder a las necesidades de la valoriza-
autonomizado del capital frente al ción capitalista (tesis correcta, en
trabajo, acabando con la propie- nuestra opinión, que recusa la es-
dad privada de los medios de pro- cuela “lucha de clases) sino" tam-
ducción. bién la inevitabilidad de tal rees-

Desde el punto de vista político, tructuración (tesis incorrecta, que

112
Mayo de 1996
lleva al derrotismo, como’sostie- cas y en la extensión del ejército
nen Holloway y Bonefeld). El industrial de reserva, principal ca-
planteo de Marx es revoluciona- dena que ata a la clase obrera.
rio: la reproducción reproduce las Desde este punto de vista, no exis-
contradicciones en escala crecien- ten impedimentos absolutos, “es-
te, que estallan en las crisis de tructurales”, a esa toma de con-

acumulación, lo que plantea la ne- ciencia; ni la cosi cación absoluta

cesidad de acabar con el origen de queteorizó mucho del marxismo


esa verdadera “catástrofe social”, occidental, ni el determinismo tec-
esto es, acabar con la propiedad nológico que impresiona a tantos,

privada y el estado capitalista. De ni las estructuras impersonales de

lo contrario, las tendencias a res- los estructuralistas constituyen


taurar la tasa de ganancia y la in- esos obstáculos absolutos (aunque
versión terminan imponiéndose, a re!ejen una parte de la realidad).
costa de enormes sacri cios de las Por eso las crisis son mucho más
masas (Mandel, 1979). que un momento funcional a la
La'crítica de Marx a la econo- reconstitución de las condiciones
mía política tiene un objetivo muy de la acumulación. Son un verda-

preciso: demostrar que no se pue- dero “derrumbe”, donde la con-


den acabar los males del sistema tradicción interna al modo capita-
cambiando gobiernos o ministros; lista -entre el desarrollo 'de las

que no se trata de la moralidad o fuerzas productivas y las condicio-


inmoralidad de determinados se- nes de su valorización- estalla de

res humanos, sino de un sistema manera tal que se abren las condi-
que hay que destruir. Que es ne- ciones óptimas para la ofensiva
cesario romper con la cosi ca- general del trabajo sobre el capi;
ción, con el dominio de l'o que se tal, a condición de que ese con!ic-
impone con la fuerza de lo natural to se haga consciente. Pero en esto
e independiente de los seres hu-
entran a jugar los factores políti-_
manos (pero que es profundamen- cos, el papel de la crítica marxista,
te social). La esencia del trabajo de las experiencias de las luchas pasa-
Marx fue poner de relieve la nece- das y de las revoluciones, triunfan-
sidad de superar la cosi cación tes o derrotadas. No es casual que.

desnudando los límites inherentes los modernos reformistas pasen

a las mejoras progresivas dentro por alto los efectos —de escala gi-
del capitalismo; mostrar la posibi- gantesca- que tuvieron la derrota
lidad —creciente en tendencia- de de la revolución rusa de 1917, la
esa toma de conciencia en la uni- entronización del stalinismo, las

versalización de las crisis periódi- políticas de los frentes populares,

Cuadernos del Sur .113


etc.,, sobre la perspectiva socialista, también mal planteada: precisa-
sobre la conciencia dela posibili- mente Bernstein intentó “liberar”

dad de superar la dominación del a marxismo del determinismo y

capital. Con este “olvido”, las espe- buscó entoncesïuna fundamenta-


culaciones acerca de la “desapari- ción al accionar socialista en el

ción del sujeto revolucionario del idealismo ético ‘kantiano.(como lo

marxismo cláSÍCO”_ (punto de par- hizo la escuela. austriaca neokan-

tida invariable del moderno-refor- tiana de la Segunda Internacional,

mismo) pierden consistencia y po- Hilferding, .etc.).17 Y Rosa Luxem-

der de explicación teórico e burgo.(1975) defendió una políti-


histórico. ca' revolucionaria contra» 'Berns-

En nuestra óptica entonces, el tein recordándole a éste las

derrotismo del nuevo reformismo férreas leyes del capitalismo que


ac‘ademicista y estructuralista no conducirían, en su opinión. al ine-
vitable colapso del sistema. ¡3 De la
s‘e supera rechazando al determi-
nismo como supuesta fuente de misma forma, como explica Tim-
todo reformismo. Contra lo que panaro (1973), podemos plantear
que, por debajo de algunas formu-
piensan muchos —Holloway lo ex-
pone de la forma más “pura”— no laciones super ciales, en-la estra-
es cierto que el determinismo lle- tegia y teoría stalinista del “socia-
ve al 'revisionismo reformista, y el lismo en un solo país” existía una
fuerte dosis de idealismo y volun-
no determinismo a la política re-
volucionaria; esta relación está tarismo, que despreciaba- las cons-
mal planteada, teórica e histórica- tn'cciones —materiales- impuestas
,mente. Teóricamente porque si por el mercado mundial y el atra-
no-se perciben los límites, inhe- so tecnológico ruso. Lo mismo se
rentes al sistema capita-lista, de la dio, de forma" multiplicada, en las

lucha reivindicativa, no se puede formulaciones -más clásicas del


entender por qué surgirá la con- maoísmo. ,
ciencia de trascender el sindicalis- Nuestro planteo ha sido ,enri-
rno reformista, por qué no se pu- quecido por los trabajos recientes
de_seguir soñando con un- de marxistas que han revalorizado

capitalismo .“humano”, impuesto la lógica dialéctica de El Capital, y


por el bloque de “progresista”, 'o. en particular; su relación con He-
seguir reduciendo la lucha al cam- gel.” Entre ellos, Smith (1990) ha
bio de ministro o gobierno de tur- destacado que el pensamiento de
no. Desde el puntode vista de la Marx incluye el énfasis en la “ne-
historia delas ideas y debates den- cesidad sistemáticaÏ’, derivada de.
tro del marxismo, la relación está la. dialéctica deldesarrollo de las

114
Mayo 1926
for-mas sociales mercantiles y capi- la teoria ‘de Marx del valor y la
talistas. Por eso mismo esta pers-
plusvalía'p'a‘ra s'u práctica politica
pectiv'a fundamenta una pólitiCa cotidiana). Citando una vez más a

revólucionaria; porque ésta'impli-V Smith, el objetivo de Marx era

ca la afirmación que las estructu- mostrar cómo los problemas so-


ras fundamentales. del capitalismo ciales que pretende'solucionar el
son necesariamente explotadoras reformista-tales como la explota-

y llevan en sí el germen de crisis. ción las crisis- son inherentes


Por el contrario, todo reformista de, y necesariamente conectados
—por una razón u otra- está preo- a, la forma "valor, y por lo tanto

cupado por cambiar estructuras demandan la abolición revolucio-

no fundamentales, con el'objetivo nan'a‘ de .las condiciones sociales

de convertirlas en no explotadoras existentes. '

y/o libres de c'risis. El tema es que En de nitiva, la teoría marxia-

—Como dice Sinith- sólo desde na del capital está destinadaa dee
una teoría que trabaje con catego- mostrar la verdad de la 'sig'uiente

rías sistemáticas —que responden tesis (formulada en_ palabras de


a su vez al objeto social bajo estu- Engels, 1971): “... mientras exista
dio— se puede distinguir entre es- el modo de producción capitalista
tructuras fundamentales y no fun- será absurdo querer resolver aisla-
damentales, y no Caer en la ilusión
damente .-.. cualquier cuestión so-
deun con un poco de manipula- cial-que afecte a la suerte del obre-
ción estatal se pneden dar pasos .ro. La solución reside únicamente
decisivos hacia la abolición de la en la-abolición del modo de pro»
explotación capitalista. El mandé ducción capitalista.”

ta revolucionario sostiene que só- Pero esta tesis es rechazada por


lo atacando la propiedad privada, prácticamente todo el espectro de
la forma mercantil y dineraria, la lalizquierdïi (marxista y no marxis-
relación capital/ trabajo asalaria- ta) por “abstracta”, por .“no dar
_do, se puede avanzar en una trans- soluciones’Ï, porfderrotista”, por
formación revolucionaria hacia el “determinista y mecánica”, e'tc. Es-
socialismo; y el fundamento de es- ta tesis, sin embargo, la conside-

ta posición se encuentra en El Ca- ramos esencial para el rearme de

pital. Esto implica basar laactivi- la _‘lucha y la estrategia del movi-


miento obrero y de izquierda. No
dad política en la comprensión de
las tendencias inherentes y la lógi- niega la necesidad ni la posibili-
ca del sistema (no es casual que dad de arrancar todareforma po-
aun la izquierda radicalizada haya siblc al sistema, o- por defender
encontrado póco menos que inútil conquistas. Lo que subraya son las
L

Cuadernos del Sur '115


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Introducción) esta vinculación está explí-
para la critica de la economía politica
citamente señalada.
(Gmndrisse) 1857-1858, Siglo XXI,
2 Dice Aglietta (1979): “Denominare-
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pretarse como una creación social".

Cuadernos del Sur 117


3 Tesis central. por otra parte, de la tiempos”, sostuvieron que la clase trabaja-
interpretación trotskista tradicional de las dora debía admitir y adaptarse a “las líneas
condiciones de la revolución; se basa enla ineludibles de la tendencia” imperantes en
famosa frase de Marx, sobre que ningún el mundo actual. y llegaron a sostener que
régimen desaparece hasta que no ha ago- era inútil la luc de los mineros ingleses.
tado las pósibilidades ¡de desanollo de las Como lo han pla rt'aldo las teóricos de la
fuenas productivas. En nuestra opinión, “lucha de clases", estamos ante un caso de
Elster'( 1990) demuestra convincentemen- verdadero derrotismo, fundamentado en
te cómo esta tesis'de Marx no es aplicable una so sticada elaboración amdémim.
—ni habria sido intención del propio Marx 7 Ver Witlrcford (1994) para un parto
hacerlo- al capitalismo. ' ' rama general. Negri (1991) ilustra esta
4 Poulantzas terminó abandonando to- tesis. aplicada a la interpretación del key-
da posición revolucionaria lcninista en fa- nesianismo. . - .
vor dcl doble poder —influido por-lla 3 Elger (1979) o Burawoy‘(1978) son
experiencia dc la revolución portuguesa ejemplos signi cativos. Un resumen de la
de 1974- en favor ‘de. una estrategia de discusión, con una posición evaluativa. en

penetración y ocupación de puestos claves última instancia favorable a Braverman.


en‘cl aparato “estatal; argumentó que la qúe comparte nuestro trabajo puede verse
lucha dentro del aparato estatal sería ne- en Harvey (1990).

cesaria para cambiar el balance de fuer-¿as , 9'Ver en este sentido. la escuela nortea-

y permitir una transición socialista (Pou- mericana del “contested exchange", por
lantzas, 1979). Un ejemplo de cómo las ejemplo, Bowles y Gintis (1993).

interpretaciones estructuralistas extremas »_‘° Una expresión teórica de los


culminan, en la mayoría de los en primeros es. la revista journal of Past-Kqu
un voluntarismo idealista también extre- sian Economia; de la segunda coniente es
mo, que desconoce las constricciories de el journal qf Momia luna. En Argentina
clase —iparadójicamentelé, en este caso prácticamente todo el irevnesianismo es
del estado. . mas modemdo,- excepto cuando es torna-
5 Sin adscribir a las escuelas de la regu- do, de hecho. por los programas de la
lación o de la reformulación, ettContmmos isquierda radicalizada (por ejemplo, cuan-
este tipo de pensamiento y propuestas en do exige. programas de obras públicasr -
otros autores, que ven en un desarrollo nanciados con impuestos progresivos.
autónomo y lineal de la automatización el etc.).
demiurgo de la nueva realidad. Es el Cam ” HoWell (1995) señala este problema
de Gon, para quien la desaparición del clave de la estrategia sindical en el' movi-
trabajo asalariado sería producto de las miento obrero inglés.
tendencias ineludibles del desarrollo tec- ' ¡2 Para una defensa del determinismo
nológi'co, y no de la lucha delclases '-'que como central para la posibilidad de la
en esta visión no tiene rol que cumplir. La explicación cientí ca de los acontecimien-
reducción del tiempo de trabajo para re- tos históricos, ver Pereyra (1979). Hoy la
dueir la desocupación se cónviertc tam- palabra determinismo ha adquirido un sig-
bién en una necesidad “natural” que se nificado casi peyomtivo. ya que se _la iden-
impone a‘ la sociedad de conjunto; ver tifica con “fatalismo”, esto es, que ‘un
Gorz (1989) y (1994). ' ' acontecimiento debe suceder cualesquiera
5 Recordemos que en Inglaterra teóri- sean las circunstancias prevalecientes y sin
cos y dirigentes del Partido Comunista importar lo que se haga para evitarlo"
inglés y otros apologistas de los .‘nuevos (Pereyra, l979). Tampoco debe identi -

118
Mayo de 1996
canse —en lo que hace al determinismo pecto a la economía, la tesis de que existe
mandano- con la idea de que el proceso “una capacidad creciente. para dirigir la
histórico avanza hacia una metal nal, que ' evolución económica". En consonancia
guian'a el curso de la historia. cOn sus postulados neokantianos, también

¡3 Una CI'ÍLÍGI extensa y abarcativa la afirma entonces que existe cada vez más
encontramos en Brenner y Gliclt (1991); espacio, bajo el capitalismo, para la activi-
ver también Clarke (1992). La fuerte in- dad independiente en el terreno de la
fluencia de las tesis de la crisis basadas en ética; todo esto en el marco de limitar la
el subconsurnismo encaja en el caracter “férrea necesidad de la historia” en aras de
funcional de las luchas reivindicativas —en _abrir terreno “ala práctica de la democra-
última instancia- para salir de las crisis; cia social”. Vemos difícil de exagerar la
esto es tnuy claro en la interpretación de importancia de la “lógica del capital" cla-
la crisis del treinta. _ ‘ borada por Marx para combatir-a este
“ Dusscl (1985) cn su lectura de los refonnísmo, con tantas resonancias en la
Gmndrisse ha destacado este _aspectodel actualidad.
análisis de Marx, la “otredad” irreductible '3 Todavía más explícita es esta posi-
del trabajo frente al capital. ción en la crítica de'R. Luxemburgo a
'5 Y esto fundamenta la posibilidad'de Sombart (en La “dencia alemana" a rela-
formas “transitorias” de organización soda] guardia de las obreros). Este sostenía que la
revolucionarias, como'la instalación del participación de los salarios obreros en la
poder obrero. De lo contrario se cae en renta nacional sólo dependía de las rela-

formulaciones reformistas; ver al respecto ciones de fuerza entre las clases. Rosa
Trotsky (1980). Sobre la transitoriedad del Luxemburgo rechaza esta posición; expli-
doble poder en Rusia, ver Lenin (1973). ca que es precisamente la economía vulgar
¡5 También en Marx (1989, vol.- l) se la que “rechaza con la mayor complacen-
puede leer que "...no bien ha llegado _aser cia las ‘leyes naturales" establecidas por la
capital en cuamotal, produce sus propios economía clásica”, pero “con ello elimina,
supuestos... estos supuestos que origina- en general, toda eXplicaciÓn sometida a
riamente aparecían corno condiciones de leyes de la economía capitalista y proclama
su devenir se presentan ahora- como _elreirio de la ‘libre voluntadÏ, de la ‘ínter-
resultados de su propia realización, como vención consciente en los procesos socia-
realidad puesta por él: no como-condicio- les’, de la ‘fuerza‘ de los grupos sociales"
nes dc su génesis, sino como resultados de (R. Luxemburgo, 1974, '141).
su exrstencra". 19 Ver, por ejemplo, además de,Smith
¡7 Ver Benrstein (1966), primer capítu- (1990), a Shamsavar (1991) y Moseley, ed.
lo, donde el padre del revisionis‘mo de en- - (1993),"pata una revalorización de, la im-
de. con base en eSa independización portancia de la lógica hegeliana en El Ca-
creciente de los factores políticos con res- pital.

Cuademos del- Sur 119

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