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Liturgia sacramental
3 septiembre de 2018
Reconocer el hecho de que el ser humano por naturaleza es simbólico y que por ello expresa
su realidad a través de símbolos, ha de llevar a tener claro que la vida sacramental es
precisamente esa expresión simbólica de la realidad religiosa del ser. Pero para usar los
símbolos primero ha de conocerlos, segundo, saberos interpretar para que por último, pueda
emplearlos para comunicar. Es por ello que los sacramentos de iniciación posibilitan esta
realidad comunicativa e interpretativa del ser humano, con el fin de que los símbolos
religiosos posibiliten la verdadera comunicación con Dios.
A partir de esto, la catequesis adquiere un papel preponderante en la vida del que se inicia en
la vida de fe, y la primera catequesis es la del bautismo. Pues en ella se exponen la explicación
sistemática de la realidad simbólica de los sacramentos. Con esto se evita que las personas
lleguen a decir que los símbolos de los sacramentos nada le dicen, es más, en cada celebración
litúrgica la persona ha de recordar y reflexionar sobre el contenido de fe que se expone en el
símbolo y preguntarse ¿Qué me está diciendo este símbolo?
El bautismo, según los Prenotando, consta de cuatro partes: rito de acogida, la liturgia de la
Palabra, la celebración del sacramento o rito bautismal y los ritos de despedida. El rito de
acogida consiste en expresar la acogida de la Iglesia y de los Padrinos a la persona que ingresa
a la Iglesia. los símbolos que así lo muestran son: signación en la frente del bautizando y la
petición y aceptación de las responsabilidades de los requerimientos del bautismo. La
Liturgia de la Palabra tiene su razón de ser en Cristo mismo. Si Dios mismo es quien bautiza
a la persona, lo adecuado es que se le escuche sobre lo que quiere ilustrarnos para la salvación
y perdón. Esta Palabra tiene por fin dar sentido al acto litúrgico que se realiza, evitando caer
en prescripciones sociales vacías sobre el sacramento. La celebración del sacramento consta
de tres partes: 1) la bendición del agua del bautismo, la renuncia a Satanás y la profesión de
fe. 2) La ablución con agua, puede ser por infusión o inmersión, invocando a la Santísima
Trinidad. Y 3) Los actos complementarios, que son la crismación, signo del sacerdocio
común e integración al pueblo de Dios; la ropa blanca y el cirio encendido. Y por último los
ritos de despedida, que es la monición especial del sacerdote en el altar, signo de que la
iniciación ha de culminar en la Eucaristía; luego el padrenuestro, signo de que los bautizados
son hijos de Dios y pueden llamarle padre; y la bendición especial a los Padres y padrinos,
significa la tarea que ha asumir padres, padrinos y la asamblea misma.