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INTRODUCCIÓN
Fue la religión oficial del Imperio Persa durante siglos, pero tras la conquista
islámica de Persia en el siglo VII empezó su decadencia. Muchos zoroastrianos
emigraron a la India, especialmente a la zona de Bombay, donde aún se encuentran
practicantes de esta religión (denominados parsis).
2.1 Origen
Más tarde, la dinastía sasánida (226-mediados del siglo VII n. e.), que se
consideraba a sí misma como la defensora de la ortodoxia zoroástrica, intentó borrar
de la fe todo rastro de influencia griega. Cuando los sasánidas fueron derrotados a
su vez por los ejércitos musulmanes, el zoroastrismo empezó a quedar reducido a
una religión marginal.
Las comunidades, en creciente disminución, no podían sostener la formación
sacerdotal en interés propio, y el saber zoroástrico lo acusó. Enfrentados a esta
amenaza, los sacerdotes pusieron por escrito todo lo que pudieron de sus tradiciones
durante el siglo IX y el X.
Su fundador Zoroastro; presenta sus enseñanzas como las propias de un profeta que
innova y desarrolla la antigua religión iránica de la que era sacerdote. Su doctrina
se centra en las cuestiones relativas a la naturaleza espiritual y moral del hombre, y
trata de explicar la condición humana, así como el encuentro entre el bien y el mal.
Aunque ha sido descrito en ocasiones como dualismo ontológico y di-teismo, el
Zoroastrismo enseña en realidad un monoteísmo que trata de resolver el problema
del mal, y afirma en el hombre libertad de elección moral. Es una religión que no
sólo no se sitúa más allá del bien y el mal, sino que se encara directamente con lo
que la Revelación bíblica denomina "misterio de iniquidad".
Los textos permiten afirmar que Zoroastro fue educado en la veneración de los tres
ahuras, es decir, de «Mazda, y de los otros dos ahuras», y que fue él mismo quien
desarrolló la adoración de Mazda no solo como el más grande y mayor de todos los
ahuras, sino también de todos los dioses. Mazda es para Zoroastro simplemente
Dios, en el sentido del único inmortal y eterno Ser divino. Este Ser trascendente es
visto por el profeta como fuerza activa que puede ser también inmanente según
voluntad, a través de una fuerza que denomina Espíritu o Santo (Spenta Mainyu).
Se trata en suma de un Creador trascendente que se inmanentiza en el universo
mediante poderes que se conciben al modo de hipóstasis divinas.
La tradición propia identifica estos dos Espíritus como Ahura Mazda y Angra
Maingu, es decir, Ohrmaz y Ahoriman. Pero dado que Zoroastro suele modificar su
terminología, y habla del Espíritu más Santo para referirse a Mazda, y del Espíritu
Malo para nombrar a su adversario, hay autores que interpretan gemelos no como
par sino como engendrados en el mismo nacimiento, y concluyen que Mazda es
padre tanto del Buen Espíritu como del Malo. El bien y el mal tendrían así una única
fuente, como ocurre en las tres grandes religiones monoteístas.
Esta doctrina mantiene una distinción absoluta entre el origen del bien y el de su
antítesis, el mal: «El mal claramente no puede venir de Dios... Hay así un dualismo
fundamental que absuelve a Dios de toda mancha de mal...
De cualquier manera, Zoroastro llegó hasta el rey Guhtasp, que gobernaba una tribu
situada posiblemente en Balkh (al noroeste de Kabul), en Afganistán. Zoroastro
convenció al rey y a su tribu de sus creencias. De esta manera llegó a religión oficial
una de las primeras religiones monoteístas —aunque en un marco dualista— de la
historia, denominada mazdeísmo (o zoroastrismo). El nombre de mazdeísmo
procede del nombre de la deidad Ahura Mazda, que está enfrentado a un ente
maligno que recibe el nombre de Angra Mainyu o Ahrimán, hermano gemelo de
Ahura Mazda. El conflicto entre el Bien y el Mal marca la vida de los hombres.
Como base escrita del mazdeísmo, Zoroastro dejó una obra, el Avesta, redactado
en avéstico. Fue transmitido durante mucho tiempo de manera oral. En tiempos del
Imperio sasánida se recopilaron los textos que pasaron al Avesta. Los más
importantes son los cánticos sagrados, llamados gathas. Es posible que date de
tiempos de los sasánidas, entre el siglo IV y VI d.C., aunque recogen una tradición
oral mucho más antigua.
El Avesta contiene entre otros textos a los Gathas, conjunto de cánticos que recitan
a diarios los seguidores de Zarathustra. Habría sido escrito en distintos tiempos.
Cabe indicar que la lengua gática tendría un ancestro común con el sánscrito védico.
Así lo han demostrado las semejanzas de muchas palabras. Un ejemplo: la palabra
asura que en sánscrito védico significa ‘demonio’ tiene su cognado en la palabra
gática ajura.
En el siglo XX los gathas fueron traducidos al inglés por el doctor Ali Jafarey, un
notable erudito de la Asamblea Zarathustriana, y al castellano por Ronald de la
Vega y el doctor Luis Abreu. Esta última edición, de gran mérito, circula entre
amigos y estudiantes, y requiere algunas correcciones estilísticas.
El Avesta
El Avesta, el libro sagrado del zoroastrismo, es una colección de todos los textos
conservados escritos en lengua avéstica, una lengua indoeuropea estrechamente
relacionada con la lengua védica. Como tal no aparece en ningún manuscrito, sino
que es la recopilación de textos que aparecen en diferentes tipos de manuscritos. La
mayor parte de estos manuscritos son misales o libretos de una serie de
celebraciones rituales. Contienen el texto del ritual en cuestión acompañado de una
serie de pequeñas instrucciones rituales (similares a las acotaciones teatrales) que
no están redactadas en avéstico, sino en pahlaví, pāzand, persa o gujarati,
dependiendo de la fecha del manuscrito y de su lugar de copia.
Gathas:
Yasna:
Vendidad:
Según la tradición de los Parsis, este libro es el único, de todo el Avesta, que se
conserva íntegro, de principio a fin. Es una compilación de leyes sagradas y de
historias mitológica; Mills, sin embargo, en su edición de 1887 prefiere definirlo
como un código de purificación. De sus 22 Fargard, seis son de carácter mitológico:
Los dos primeros podrían recopilar, por sus características, fragmentos de un
antiguo poema épico-cosmogónico del que, por lo demás, nada se sabe: el primero
habla de la creación y la, podemos denominar, contracreación de Ahura Mazda y
Angra Mainyu respectivamente y el Segundo habla de Yima, el fundador de la
civilización. Otros tres Fargard, colocados al final del libro, versan sobre los
orígenes de la medicina, y, por último, un Fargard, el XIX, trata sobre la revelación
de la ley, por parte de Ahura Mazda, a Zoroastro. El resto de los Fargard, de mucho
menor interés, recopilan observancias y normas, además de otros pequeños
momentos mitológicos sin importancia y ciertas discusiones de tipo moral
2.4. Símbolos
El fuego
El Fuego y el Faravahar, son los dos símbolos del Zoroastrismo. Zaratustra vio en
el fuego una representación física de Asha (Orden/Verdad/Rectitud). Es fuente de
luz, calor y energía, y como tal es símbolo de Sabiduría, Amor y Vida
respectivamente. El fuego no se adora, el fuego es un símbolo de la divinidad. El
fuego, se le llama fuego de pensamiento en los Gazas. El fuego para el zoroastrismo
es la expresión de la fuerza divina, la espiritualidad en potencia y la pureza.
Todas las criaturas y fenómenos del mundo, con excepción de los humanos, fueron
creados por Ahura Mazda o por su maligno oponente, Angra Mainyu, y, por tanto,
no se les puede ayudar a ser buenos o malos. Los elementos de la creación buena
(como el fuego, el agua, la tierra, las plantas útiles, los animales benéficos y las
personas justas) merecen reverencia. Los hombres son las únicas criaturas capaces
de elección moral, y a cada individuo se le exige elegir en favor de Ahura Mazda,
colaborando con ello a la derrota definitiva de Angra Mainyu.
Características
Los dioses supremos son Aura Mazada y su hermano gemelo Angra Mainyu.
El primero representa el bien y la luz; y el segundo el mal y la oscuridad.
Los seguidores deben rezar sus oraciones (llamadas Gahs) diariamente para
evitar que el malo los invada.
No se adoran imágenes.
Pensamiento adecuado
Rectitud
Buen imperio
Serenidad
Inspiración
Integridad
Mentalidad progresiva
Inmortalidad
Tal como apuntamos, la costumbre de llevar Kosti o Koshti era muy antigua y
provenía de la época indoeuropea. La cual según al-Bīrūnī fue establecida por
Ferydoon, rey perteneciente a la época indoeuropea, quien tras acabar con el poder
del usurpador Zahak ordenó a los persas que se pusieran el Kosti en agradecimiento
por su liberación y cuando Zoroastro entró a la corte de Gashtaseb llevaba este
símbolo religioso-cultural. Además de representar el buen pensamiento, lo bien
dicho y lo bien hecho esta cuerda de forma simbólica anunciaba continuamente a
los zoroástricos que tenían que dominar a las manifestaciones del mal, tal como lo
hizo Hum y cautivó a Afrasiab con su Koshti.
Entre otros rituales los zoroástricos estaban obligados a realizar oraciones diarias.
Ellos se preparaban para las oraciones lavándose previamente la cara, las manos y
las piernas. Después abrían su Kosti, mirando fijamente al fuego y así se
comunicaban con Ahura Mazda.
Los momentos del día en los que se deben rezar los Gahs son:
A mediados de primavera.
A mediados del verano.
A finales del verano.
A principio del otoño.
A mediados del invierno.
Y en la noche del año viejo, se celebraba la fiesta en honor a las almas de los
difuntos.
La fiesta más importante de los persas fue Noruz. Esta fiesta era muy antigua y la
estableció Zoroastro, la cual simbolizaba la resurrección después de la muerte y la
posterior eternidad. No solo esto, se creía que en este día la vida se puso en marcha.
En esta dirección sostiene al-Bīrūnī que, debido a la creencia de que en este día
nació la naturaleza, los persas llegaron a considerar que en este día Dios puso en
marcha el universo inmovible hasta entonces, creó el sol, el mundo terrenal, a los
hombres; asimismo, fue en este día en que Kiumars llegó a ser rey. También se ha
dicho que tras el establecimiento de la religión ṣaʻabī, Yamshid en este día
renovó la religión, descubrió la caña de azúcar y ordenó que extrajeran de ella el
azúcar. Asimismo Yamshid ordenó que le fabricaran un carro, montó en él y los
daevas lo alzaron al aire. Así viajó volando desde Helmand –según Ferdosi– o desde
la montaña Damawand– según al-Ṭabarī, Ṯaʽalabī y al-Bīrūnī– hasta Babilonia en
un solo día que fue bautizado con el nombre de Noruz. Esta leyenda ha sido creada
y recreada en el imaginario popular para explicar que la revolución más importante
de la naturaleza es la primavera, estación trascendental en los asuntos económicos
y sociales.
Estas no eran las únicas fiestas que se celebraban en Persia. Según comentan cada
uno de los meses persas tenía un nombre, asimismo los días tenían su propio
nombre. Cuando el nombre del día coincidía con el nombre del mes se celebraba
una fiesta. Estas fiestas estaban relacionadas generalmente con los acontecimientos
importantes de tipo histórico-legendario-religioso. Acontecimientos que obligaban
a los persas a realizar una serie de rituales de tipo religioso-cultural para
conmemorarlos. Estos rituales conmemorativos se realizaban con el objetivo de
preparar a las personas para el cambio estacional.
Como se sabe, todas las religiones tienen sus propios sistemas de normas que
consisten en conductas que las personas deben seguir y las que deben evitar tanto
en la vida privada como en la pública. En ese sentido, el zoroastrismo obligaba a
los persas a seguir no sólo normas morales y espirituales, sino también una serie de
normas sociales que más bien tenían connotaciones religiosas. Por ello, los
zoroástricos al seguirlas de forma continua reconocían sus condiciones cósmicas.
En esta dirección Zoroastro estableció que se debía evitar el contacto con algunos
elementos que él consideró impuros:
Los zoroástricos consideraban que la saliva era sucia. No oraban en voz alta
sino murmuraban. En este sentido, teniendo en cuenta que para los persas el
fuego era sagrado y la manifestación terrenal de la luz divina, esa habría sido
la razón que les impulsaba a no cometer ningún sacrilegio contra este
elemento sagrado impurificándolo con su saliva.
Por otro lado, estaba permitido el incesto e interrumpirlo se consideraba de
los peores pecados.
Era prohibió comer y beber en las vajillas de madera y arcilla, porque
absorben cualquier tipo de suciedad.
Estaba permitida la poligamia, mientras que quedaba prohibido el divorcio y
sólo se permitía en caso de adulterio probado, la brujería y la herejía.
El adulterio, la homosexualidad y el aborto estaban penados con la muerte.
2.7. La Cosmovisión del Zoroastrismo
Según esta religión monoteísta, en este mundo material existen tanto la maldad
como la bondad, y por eso, el deber del ser humano, el único ser capaz de distinguir
entre lo bueno y lo malo, es acabar con el mal siguiendo al buen pensamiento, lo
bien dicho y lo bien hecho. Esta creencia constituye una de las más puras
enseñanzas de Zoroastro que en gran número de los himnos de gathas hacen
referencia a ello.
El punto de partida para alcanzar a «la tierra eterna» tal como destaca el Avesta, se
engendra en la mente, en el buen pensamiento, lo que en los gathas se denomina
como la «sabiduría sagrada». A partir de ella se puede decir lo bueno y actuar
correctamente.
El verdadero devoto del zoroastrismo que sigue el buen pensamiento, dirá buenas
palabras y siempre la verdad. El zoroastrismo insiste en la importancia de la verdad
para conseguir la felicidad y la paz. Zoroastro se considera enemigo de los
mentirosos y protector de los seguidores de la verdad. Él rechaza rotundamente la
mentira puesto que corrompe la tierra. Asimismo esta religión prometía el paraíso
como recompensa a los seguidores de la verdad y el infierno como el castigo a los
que mienten. Tan repugnante se consideró este hábito entre los persas que según
Heródoto: Tienen por la primera de todas las infamias el mentir; y por la segunda,
contraer deudas; diciendo, entre muchas otras razones, que necesariamente ha de
ser mentiroso el que sea deudor.
Entre los zoroástricos los elementos naturales como el agua, la tierra y el fuego eran
muy sagrados, respetados y venerados. Por ello los que injuriaban contra estos tres
elementos sufrían castigos eternos en el infierno. Por esa razón los persas
zoroástricos quienes consideraban impuro al cuerpo humano después de la muerte,
según Heródoto no quemaban ni enterraban a sus muertos sino que los dejaban a
merced de perros y aves de presa. Asimismo destaca la importancia del agua entre
los persas con las siguientes palabras: «veneran en tanto grado a los ríos, que ni
orinan, ni escupen, ni se lavan las manos en ellos, como tampoco permiten que
ningún otro lo haga». Cabe decir que en los tiempos prezoroástricos también los
elementos naturales eran respetados entre los persas. Sin embargo, entre todos los
elementos naturales respetados y venerados, se eligió al fuego para establecer
comunicación con Aura Mazda. Según Zoroastro al considerar que el fuego es
de naturaleza divina lo eligió para rendirle culto a Ahura Mazda, cosa que
también ha sido subrayado en el Avesta.
En el contexto histórico podemos decir que los persas a través de sus esquemas
sociales estaban programados para reconocer al fuego como el único elemento
tangible que podría hacerles forjar una idea acerca de un mundo no concebible. Por
ello, Zoroastro eligió este símbolo que tanto en él como otros persas generaría las
mismas concepciones. Un fuego que representaba al más allá, pero también como
un símbolo para unir a los zoroástricos y que permita comunicar las conciencias de
unos con otros para que tomasen conciencia de su unión moral y social.
El culto que rendían los persas a Ahura Mazda ante el fuego, elemento venerable
llamado como hijo de Dios en el actual Avesta, hizo ver a otros pueblos como los
griegos que el fuego era el dios al que veneraban los persas. De modo que los persas
desde la antigüedad protegían y cuidaban al fuego para evitar que fueran
contagiados por elementos considerados por ellos impuros o maléficos.
El Zoroastrismo surgió como una reforma de la religión de las tribus de lengua iraní
que se instalaron en el Turquestán. Estas tribus estaban estrechamente ligadas con
los indoarios, que aportaron el sánscrito y algunas de sus creencias. Zoroastro
presentaba sus enseñanzas como las propias de un profeta que innovaba y la antigua
religión iránica de la que era sacerdote.
Esta religión reconoce a Ahura Mazda como el único Creador increado de todo, es
el comienzo y el fin, el que no puede ser visto, el Eterno, el Puro y la única verdad.
La creación de Ahura Mazda es la antítesis del caos. Todo el universo incluido la
humanidad está implicados en este conflicto entre el Orden y el Caos. En la
tradición zoroastrista el mal es representado por Angra Mainyu (el principio
destructivo). Por otra parte existe el concepto de Ley Eterna (Daena), cuyo orden
ha sido revelado a la humanidad, es el orden correcto del universo, el cual debe
seguir la humanidad, sería una especie de camino santo. Esta Ley Eterna no se debe
confundir con el principio de asha, la ley que rige todo el universo, todo lo
observable por ejemplo la salida o puesta de sol.
Otras características:
Como hemos visto las similitudes con el cristianismo en algunos puntos son
evidentes. Otras influencias del Zoroastrismo que podemos encontrar en las tres
grandes religiones monoteístas, son:
IV. CONCLUSIÓN