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AUTOCONCEPTO Y AUTOESTIMA PERSONAL

Tal vez las expresiones de Ricardo Dolorier hasta cierto punto en la actualidad tengan
vigencia: “Ser maestro en el Perú es una forma muy peligrosa de vivir y ser maestro en el
Perú es una forma muy hermosa de morir”, porque al maestro de hoy se le achaca muchos
resultados de la educación, se le asigna responsabilidades, pero sin mirar sus condiciones
económicas, sociales y hasta formativas que ha desarrollado.

A menudo nos encontramos que ya hay cambio de currículo, que nos piden una
opinión, que ofrecen justicia social, que dentro de poco tendremos mejores condiciones de
vida, que nuestras instituciones donde laboramos serían mejores y así una retahíla de
promesas y ofrecimientos, sin nada de realidad. Sin embargo, debemos recordar las clases
recibidas en las aulas universitarias que solo la educación cambiará las condiciones de vida
y mientras mejor educación tengamos el porvenir será diferente.

Como maestros tenemos que entender que el cambio tiene que empezar por nosotros
mismos, no podemos llevar al aula desgano, pesimismo; sino al contrario, tenemos que
aceptar y respetar al educando y reconocer sus posibilidades y limitaciones, crear un
ambiente agradable y de confianza, potenciar la comunicación con los estudiantes:
preguntar, escuchar; prestar atención al lenguaje verbal y no verbal, definir con claridad el
perfil de docente que quisiéramos tener en el futuro y comprometer a los estudiantes en su
logro. Peñaherrera (2014), lo manifestaba que el educador proyecta y transmite su situación
anímica a sus alumnos. De allí que la situación real de la educación y del maestro se tiene
que analizar con los estudiantes de una manera crítica y reflexiva.

A veces, pensamos dejar de ser docentes por las múltiples vicisitudes de la vida o de
las políticas económicas y educativas de los gobiernos de turno. Recuerdo que en la época
del 2010, cuando se le atribuyó a los institutos pedagógicos que eran responsables de los
malos resultados de la educación básica, y se intentó cerrar los institutos aduciendo que las
universidades podrían formar los docentes de mejor calidad. Muchos docentes solicitaron
una jubilación anticipada, otros pasaron a la educación básica. Sin embargo, yo no lo pensé
así y creí que tenemos que afrontar la realidad y hacer sentir al gobierno de turno que eso
no es real, que los maestros que trabajamos en los institutos pedagógicos tenemos la
capacidad de formar docentes de mejor calidad que las universidades o en todo caso lo
hacemos igual que ellas.

La decisión tomada con los docentes que trabajamos juntos nos llevó a tomar
decisiones de mejora y pensamos que nuestra responsabilidad es tener una mejor
institución y trabajaríamos por la acreditación institucional que lo logramos sin ningún apoyo
de las autoridades.

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