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LAS PALABRAS COMO SÍMBOLO Y MOTOR DE RESISTENCIA EN LA

RAZÓN DE MI VIDA Y MI MENSAJE DE EVA PERÓN

En la actualidad las palabras juegan un papel muy importante fundamentalmente para las
mujeres. Son vitales, les permiten expresarse libremente en este momento social y cultural
particular en que las circunstancias han cambiado. A través de ellas se hace visible su
empoderamiento, su desenvolvimiento en los espacios en los que se mueven. Sin
embargo, existieron mujeres situadas en contextos sociales, políticos y económicos
diferentes, donde la palabra realmente estaba negada o no tenía validez. La expresión y
el empoderamiento de la mujer no era ni común ni corriente. Existían focos de hostilidad
que surgían de ámbitos creados solo para el hombre. No obstante, Eva Perón, tomará la
palabra para resistir y luchar frente a esos contextos.

El trabajo que presento en esta ocasión tiene como finalidad analizar las palabras de Eva
Perón como símbolo y motor de resistencia en La razón de mi vida y Mi mensaje, teniendo
en cuenta las diferencias existentes entre ambas obras en cuanto al momento de
producción de cada una de ellas, al objetivo que persiguen y al uso de recursos estilísticos
de los que se vale para dejar constancia de sus ideas y pensamientos relacionados
fundamentalmente con las temáticas presentes en sus obras.

Diferencias en el momento de producción de La razón de mi vida y Mi mensaje

Para poder entender la importancia que adquieren las palabras en la construcción


lingüística tanto de La razón de mi vida como de Mi mensaje, se hace necesario conocer
el momento de producción en el que ambas obras fueron publicadas.

En cuanto a la primera de ellas, “La razón de mi vida” fue publicada en el año 1951 y, si
bien se le atribuye la autoría a Eva Perón, la obra fue escrita por el periodista español
Manuel Penella de Silva, así lo sostienen varios autores, entre ellos José Pablo Feinman
en el prólogo a “Mi mensaje” reeditado en el año 2012 con motivo de los 60 años de la
muerte de Evita:

“Mi mensaje es el texto verdadero de Eva. La razón de mi vida fue escrita por el periodista
español republicano Manuel Penella de Silva, que fuera embajador en Berlín (…), tuvo
que huir y recaló en Buenos Aires, conoció a Eva y le escribió una “autobiografía (…)”.

Esta circunstancia de producción de la obra permite estructurarla en tres partes muy bien
confeccionadas en consonancia con el pensamiento y los intereses de Eva Perón. La

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columna vertebral es la palabra “Misión” que ella consideraba que debía llevar a cabo.
Primera palabra que aparece en sus tres ejes temáticos: Las causas de mi misión, Los
obreros y mi misión, Las mujeres y mi misión. Mas adelante veremos la importancia que
esta palabra adquiere a lo largo de todo el texto.

Es perentorio destacar que esta obra fue publicada para todo el pueblo argentino,
fundamentalmente se difundía como libro de textos en los colegios. Allí se puede concebir
la imagen de una Evita muy conciliadora, sin grandes contradicciones. Se vislumbra una
pasión de su labor no exacerbada, dispuesta a dar cuenta de la misión que debía cumplir
como esposa del presidente tanto con los obreros como con las mujeres. Muy lejos de
resentimientos y odios hacia la clase dominante que ella denominaba “oligarquía”, se
percibe un tono amoroso hacia el General Perón y hacia los ciudadanos que padecían la
pobreza en distintas partes del país.

Respecto de “Mi mensaje”, esta obra a diferencia de la primera y como contracara de ella,
sí fue escrita de puño y letra por Eva Perón. Ella es la autora verdadera de su propio
discurso. Sin embargo, no se publicó inmediatamente. Este documento histórico
reapareció recién en el año 1967 publicado en un matutino porteño, que anunciaba su
remate y le solicitaba al historiador Fermín Chávez testimoniar la autenticidad del
documento. De este modo, Chávez corroboró la legitimidad y se realizó la primera
publicación. En el año 2007 se emitió un dictamen por el Juzgado Nacional en lo Civil
en que se comunica que el escrito es de Eva Perón.

En este documento se percibe una Evita muy combativa y enojada. Esto será porque,
según algunos historiadores coinciden en el hecho de que la escribió en su lecho de
muerte. José Pablo Feinman sostiene:

“Mi mensaje era un texto último y secreto. Se escribió con el último aliento, de cara a la
Muerte, hecho, el de morirse, que Eva no aceptaba con resignación sino con ira, arrojando
esa ira no sólo contra su injusto destino, sino contra todos los que la habían odiado y ella
odiaba, más aún en ese momento, en ese instante final, cuando ya no caben los buenos
modales ni las falsedades de protocolo.”

En este documento se pueden estructurar distintos ejes temáticos que funcionan como
subtítulos de la obra, frente a los cuales Eva no tiene más que palabras de denuncia.

Aquel tono amoroso de “La razón de mi vida” ha sido sustituido por palabras duras, ya
no es la mujer conciliadora dispuesta a explicar sus acciones, sino que denuncia a todos

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los que considera enemigos de sus ideas, desde el último suspiro de vida, a sabiendas que
el tiempo es tirano, ya no tiene intenciones de guardarse absolutamente nada.

Propósitos de La razón de mi vida y Mi mensaje

Así como el momento de producción de cada una de las obras difiere por las
circunstancias en que fueron elaboradas y publicadas, los propósitos que en ellas se
plasman a través de diversidad de palabras, aunque comparten el común denominador de
“querer expresar”, de “necesitar decir”, también se diferencian entre sí.

Todo aquello que mentalmente Eva tenía en su interior, ya sean palabras de amor,
gratitud, entendimiento, como en “La razón de mi vida”; ya sea por bronca, ira, rencor e
incluso decepción, como en “Mi mensaje”, son palabras que encierran la intención que
ella persigue en cada una de estas obras.

En primer lugar, en La razón de mi vida, Eva despliega en su prólogo, de manera muy


sensible, los propósitos que encuadran la obra y que serán el puntapié para el desarrollo
de todo el texto:

“[…] hablo de mis sentimientos, de mis pensamientos y de mi propia vida, en todo lo que
he escrito, el menos advertido de mis lectores no encontrará otra cosa que la figura, el
alma y la vida del General Perón y mi entrañable amor por su persona y por su causa.”

En este fragmento da cuenta de todas aquellas expresiones que conformarán su relato: sus
sentimientos, su propia vida, la figura y el alma de Perón, su amor por la persona que él
representa y su causa. Todo con el fin de reconocer que el libro está dedicado a Perón, es
una manera de enfrentar y de resistir al entorno que la rodea. Ella es consciente de que
esta obra no solo será leída por sus adeptos a la causa, sino también por los que la
rechazan. Entonces quiere expresar su apoyo incondicional.

La importancia de su vida y de sus sentimientos en consonancia con la figura de Perón,


su amor hacia él y a su causa, reside en el siguiente fragmento:

“Y yo tengo mis razones, mis poderosas razones que nadie podrá discutir ni poner en
duda: yo no era ni soy nada más que una humilde mujer... un gorrión en una inmensa
bandada de gorriones ... Y él era y es el cóndor gigante que vuela alto y seguro entre
las cumbres y cerca de Dios.”

Todo el peso semántico de esta expresión recae sobre dos palabras claves: gorrión y
cóndor. La diferencia de estas dos aves que los representan, están íntimamente

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relacionadas con las características físicas y psicológicas de cada una de esas especies y
de ellos mismos, o por lo menos, desde la visión que ella tiene de sí misma y de él.

Los lectores a través de las imágenes sensoriales visuales que se hacen mentalmente sobre
estas aves, pueden llegar a inferir qué características poseen cada una de ellas, e incluso,
por la contraposición deducir desde la fortaleza, el tamaño, la altura a la que pueden
arribar hasta el peligro de extinción en que se hallan.

Por lo tanto, se puede concluir que ella se considera un gorrión porque es un ave/persona
común y pequeña. La pequeñez puede estar relacionada con distintos aspectos de su
persona, como su delgadez, por ejemplo. Al mismo tiempo junto con otros/as conforman
una bandada, eso puede explicar que unidos pueden ser más fuertes o que el pueblo tiene
el poder.

Es un gorrión porque está cerca del pueblo, porque se considera pueblo, porque viene de
ese lugar y no de los estratos más altos de la sociedad. Es un gorrión porque no es tan
fuerte, incluso ante sus enemigos, puede sentirse débil. Y esa debilidad y pequeñez
también puede estar relacionada con su condición de mujer. Y, en cuanto al pueblo, la
debilidad de sentirse en condiciones dispares con sus gobernantes, con las clases
dominantes o con quienes los someten.

En cuanto a Perón, ella considera que es un cóndor gigante, esto puede deberse a su
aspecto físico que denota su condición de militar, siempre en guardia. Respecto a la
expresión “vuela alto y seguro entre las cumbres”, se relaciona con otras expresiones que
son expuestas por ella en distintos pasajes de la obra donde da cuenta de su seguridad, de
su visión mucho más de los “hombres comunes”, una especie que no se encuentra, como
el cóndor en extinción, un hombre de cualidades sobrenaturales en relación con su
cercanía a Dios. Y esto no son más que elogios y expresiones de admiración hacia él
presentes en la obra:

“[…] él, con la inteligencia; yo, el con el corazón; él, preparado para la lucha; yo,
dispuesta a todo sin saber nada; él culto y yo sencilla; él, enorme, y yo, pequeña; él,
maestro, y yo, alumna. Él, la figura y yo la sombra. ¡El, seguro de sí mismo, y yo,
únicamente segura de él!”

Estas palabras referidas simbolizan una gran metáfora, implican la resistencia ante
aquellos que la asustan, que la martirizan, que la doblegan. Sin embargo, al mismo tiempo
las palabras son el motor que encienden la acción. Desde el momento en que se está

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expresando, que está plasmando por escrito lo que tiene solo como idea en su mente,
considera que va a ser leída por los gorriones, por el pueblo. Y si ella resiste, el pueblo
resiste; si ella acciona, el pueblo acciona. Y si ella cuida de Perón al igual que si él cuida
de ella y del pueblo, no podrá ser extinguida la especie de hombres a las que él pertenece,
así lo afirma Eva en “La razón de mi vida”:

“[…] conceden un valor extraordinario a todo aquello que es necesario hacer. Estos no se
conforman sino con la gloria. Aspiran ya el aire del siglo siguiente, que ha de cantar sus
glorias y viven casi en la eternidad. Hombres para quienes un camino nuevo ejerce
siempre una atracción irresistible.”

En segundo lugar, Eva Perón manifiesta en Mi mensaje, primer subtítulo de la obra, su


condición de enferma, situación completamente diferente a las circunstancias de La razón
de mi vida. Si bien el tiempo es tirano y la enfermedad le va quitando paulatinamente su
existencia, no abandona el estado de mujer pensante, generadora de ideas, que la mueven
a escribir esta obra. Primer encuentro dicotómico enfermedad/fortaleza.

Ella misma sostiene que en La razón de mi vida no dijo todo lo que quería, por lo que Mi
mensaje cumple el propósito de consumar aquellas primeras entrelíneas inconclusas y
desordenadas de sus sentimientos y pensamientos.

Las palabras denotan su intención de liquidar las farsas de las cuales tiene conocimiento,
porque ella se adentró en el mundo de los poderosos, en la falsedad de sus vidas, y así lo
expresa el siguiente fragmento:

“Quiero decirles la verdad que nunca fue dicha por nadie, porque nadie fue capaz de
seguir la farsa como yo, para saber toda la verdad […]. Yo me vestí también con todos
los honores de la gloria, de la vanidad y del poder. Me dejé engalanar con las mejores
joyas de la tierra. Todos los países del mundo me rindieron sus homenajes, de alguna
manera. Todo lo que me quiso brindar el círculo de los hombres en que me toca vivir […]
lo acepté sonriendo, "prestando mi cara" para guardar mi corazón. Sonriendo, en medio
de la farsa, conocí la verdad de todas sus mentiras.”

Este fragmento explica claramente los espacios en los que se movía Eva Perón, como
consecuencia de su rol como Primera Dama. Para mencionar las características de la clase
dominante, Eva utiliza el recurso de la metáfora, en el caso de Me vestí con todos los
honores de la gloria, de la vanidad y del poder, también añade prestando mi cara para
guardar mi corazón.

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Estas palabras son el símbolo de resistencia que exteriorizan el malestar de Eva Perón
ante estos sitios hostiles con los cuales no se identificaba, aunque debía estar, debía seguir
el juego y debía seguir la farsa.

Otro recurso predominante visible en algunas expresiones es el recurso de la antítesis, por


ejemplo, en los siguientes enunciados:

¡Sí, todavía quedan sombras y nubes queriendo tapar el cielo y el sol de nuestra tierra,
[…]!

“Me tienen sin cuidado los odios y las alabanzas de los hombres que pertenecen a la raza
de los explotadores […]”

“[…] conozco a los hombres en sus grandezas y en sus miserias.”

“Ahora conozco todas las verdades y todas las mentiras del mundo”

Las palabras revelan en estos ejemplos el sentir dicotómico de Eva. Ella expresa una
polaridad de sentimientos que intensifican su posición de denunciante.

Las contraposiciones de sombras/sol, nubes/cielo, odios/alabanzas, grandezas/miserias,


verdades/mentiras ponen en acción las palabras, las movilizan para mostrar que ella ya
no se encuentra en una posición sutil de aceptación, de explicación y justificación de sus
actos, sino que su postura es combativa.

Las palabras han cobrado vida, se han despertado porque ella ya no siente miedo, porque
ya no tiene tiempo de sentirlo.

Las palabras de las cuales hace uso denotan antipatía total por las clases dominantes,
fortaleza ante las mentiras y la hipocresía, dolor ante el sufrimiento del pueblo. Es
crudamente sincera, sus palabras son su estandarte de lucha, el símbolo y motor de su
eterna resistencia.

Recursos estilísticos en relación directa con las temáticas manifiestas en La razón de


mi vida y Mi mensaje

Teniendo en cuenta las temáticas presentes en La razón de mi vida y en Mi mensaje, se


han seleccionado palabras que son el común denominador de ambas obras. Estas
encuentran su punto de inflexión y le otorgan a los sentimientos y pensamientos de Eva
Perón una cierta linealidad. Es decir, ella cree fehacientemente en la lucha como

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resistencia. Esa resistencia es el común denominador en el que descansan y se unen las
palabras expresadas en las dos obras.

El amor y la misión son palabras que tienen una connotación auténtica en ambas obras.
El amor está presente en Eva desde que conoce a Perón, conoce su causa y trabaja para
ella.

“Viéndolo se me ensanchaba el espíritu como si todo aquello fuesen cielo y aire puros.
La vieja angustia de mi corazón empezaba a deshacerse en mí como la escarcha y la nieve
bajo el sol. Y me sentía infinitamente feliz. Y me decía a mí misma, cada vez con más
fuerza: Sí, este es el hombre. Es el hombre de mi pueblo. Nadie puede compararse a él.”

En este fragmento podemos encontrar diferentes recursos estilísticos a los que apela Eva
para dar cuenta de ese amor incondicional. Por ejemplo, utiliza la metáfora para expresar
se me ensanchaba el espíritu; hace uso de la comparación cuando manifiesta mi corazón
empezaba a deshacerse en mí como la escarcha y la nieve.

Este amor se hace extensivo al pueblo argentino y a todos los pueblos del mundo que
sufren los dolores de la explotación: Quiero demasiado a los descamisados, a las mujeres,
a los trabajadores de mi pueblo, y por extensión quiero demasiado a todos los pueblos
del mundo.

La palabra amor está en relación directa con la palabra misión. Ella era una mujer
dispuesta a todo por Perón y por su causa:

“[…] me habló siempre únicamente de su pueblo y yo terminé por convencerme que su


promesa de amor estaba allí, en su pueblo, en mi pueblo. […] él, me hizo conocer todo
cuanto era necesario saber para cumplir la misión que yo tenía que cumplir.”

La palabra misión tiene dentro de sí dos expresiones que la componen y que manifiestan
al unísono una gran dualidad, una doble personalidad: Eva y Evita. Mientras Eva
representa a la primera dama que aparece en diarios y revistas de todas partes, Evita es
la mujer que lleva a cabo las funciones de embajadora de los humildes, los obreros y las
mujeres:

“[…] sin ningún esfuerzo artificial, sin que me cueste íntimamente nada, tal como si
hubiese nacido para todo esto, me siento responsable de los humildes como si fuese la
madre de todos; lucho codo a codo con los obreros como si fuese de ellos una compañera
más de taller o de fábrica; frente a las mujeres que confían en mí me considero algo así
como una hermana mayor, en cierta medida responsable del destino de todas ellas que
han depositado en mí sus esperanzas.”

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Sin embrago la palabra misión aparece con una connotación muy ligada a la palabra odio
o repulsión hacia los sectores sociales privilegiados y a los que no adherían a la causa de
Perón, por lo que se puede llegar a inferir que, si bien en La razón de mi vida la misión
era la de trabajar codo a codo con los humildes, los obreros y las mujeres; en Mi mensaje
la misión será otra.

Desde la diversidad de palabras que la mueven a expresar determinados sentimientos


podemos encontrar expresiones vinculadas a la mediocridad del entorno y a la traición, a
la deslealtad y deshonor, enemigos. A estas se le suma la falsía de procedimientos para,
finalmente, acabar en la indignación de su rebeldía. Todas estas palabras indican el
descontento y la misión de DENUNCIA.

La última palabra que semánticamente, según desde donde se la estudie o el contexto en


el que se la mencione, es controversial es la palabra Fanatismo. Esta palabra que aparece
en ambas obras para Eva tiene una connotación positiva. Ella considera que estos no son
ni sectarios ni idealistas, sino que sirven al pueblo y están dispuestos a todo por él:

“El fanatismo que convierte a la vida en un morir permanente y heroico es el único camino
que tiene la vida para vencer a la muerte. Por eso soy fanática. Daría mi vida por Perón
por el pueblo. Porque estoy segura que solamente dándola me ganaré el derecho de vivir
con ellos por toda la eternidad.”

Esta manifestación está muy relacionada con el momento en que se encontraba.


Posiblemente ella se visualiza como una gran fanática, porque justamente en ese instante
crucial se encuentra cercana a la muerte.

La vida como personificación, dos palabras antitéticas vida/muerte, el combate entre


ambas. Pero en realidad es el combate de Eva con la muerte, su vida con su muerte
próxima y el advenimiento de la muerte inexorable, que aparece, aunque no haya decidido
morir por una causa. Creo que allí reside su decepción.

Todas estas palabras son símbolo y motor de resistencia. El amor que resiste la
destrucción, que es para siempre, que es leal, que es honrado y esto se visualiza en sus
acciones. La misión para con los humildes, los obreros y las mujeres, que unidos resisten
porque ellos tienen el poder, son el pueblo, la mano de obra, el voto femenino. La misión
en cuanto a la denuncia, resistir ante las clases privilegiadas, por último, el fanatismo,
morir por una causa, sin querer. El fanatismo símbolo del miedo, de eso que no se puede

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resistir, que es la muerte. Sin embargo, ella la inmortaliza en cada una de estas palabras
que son el símbolo y motor de resistencia de una humilde mujer.

Resulta pertinente destacar en el Prólogo a “

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