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RINDA EL CULTO – VUELVA A LAS PRIMERAS OBRAS

Salmo 51
Ap. 2: 1-7
Predicador (E) Teresa Valdivieso N.
15 de enero de 2017

Sermón

Difícil porción; complicada en ocasiones; no sé si a ustedes les parezca, pero para mí Apocalipsis
era un libro complicado de entender, como con muchas cosas que no podía entender ni ver, y
hasta temor me producía; esa era mi percepción, pero Dios ha querido que toquemos este tema
con el cual le habla a la iglesia de Éfeso, la que fundó Pablo y Aquila en su segundo viaje; eso
significa que ellos eran gentiles, no eran judíos; a ellos les llegó la palabra y la recibieron; era gente
que se dedicaba a la idolatría, tenían diosa, tenían templo a la diosa Diana, se dedicaban también
mucho a la brujería; de hecho era un lugar muy prominente, era muy visto, tenía mucho
movimiento económico y muy materialistas. Ellos recibieron la palabra de Pablo, se volvieron a
Jesús y entendieron que había un Dios que también los podía salvar y que también para ellos era
esa gracia; Dios le reveló a Juan y le habló no solamente a la iglesia de Éfeso, sino a otras
iglesias. Esta porción me llamó mucho la atención porque nosotros también estamos incluidos ya
que no somos judíos sino gentiles y porque ya hemos creído y tenemos la fe; el sólo hecho de
levantarnos esta mañana y que hayamos venido hasta aquí, es porque entendemos que hay algo
más trascendente y que hay un Dios sobre esta tierra; pero miremos lo que dice la palabra.

Ap. 2: 1 (se lee) y empieza a narrar todo lo que Él ve en la iglesia; dice que conoce sus obras; dice
que Él sabe que es una iglesia que ha estado en contra de la idolatría, de la hechicería, del qué
dirán, y que era una iglesia que se había levantado; ¿sabe qué hacían?; cogían la literatura que
tenían de brujería y hechicería y la quemaban en la plaza púbica para que todos vieran la fe que
tenían, o sea que ellos estaban obrando; estaban se estaban moviendo y predicando la palabra
que conocían; dice que también que conocía de ellos su arduo trabajo; dice que sabía que se
esforzaban; ¡imagínese!; estaban luchando contra la corriente; dice también que ellos tenían
paciencia; no es fácil cuando decimos y decidimos seguir a Cristo; no es fácil cuando yo soy la
única de mi familia que conoce de la fe; le dice que han soportado a los malos; y que ha hallado
mentirosos a los que se dicen ser apóstoles y no lo son; ¡por qué!; porque estaban comparando lo
que Pablo decía, lo que la escritura decía, lo que los evangelios estaban mostrando y lo que los
apóstoles estaban predicando; ¿de qué predicaban?; de lo suyo; de ellos mismos; ¡qué les decía
también!; que ellos habían sufrido y habían padecido, pero que aun así, no habían desmayado;
miren todas las flores que les echa; todo lo que reconoce en ellos; cómo ellos se habían movido tal
vez conforme a Su voluntad, porque eso es lo que Él quiere que hagamos; pero hay una sola cosa;
qué dice Ap. 2: 4 (se lee) eso es como si le pegaran un puño o le dieran con una espada, porque
díganme si Dios o Único y Verdadero que nos ama hasta lo último, en un momento dado nos dice:
-sí; te has esforzado, has hecho todo, te has movido, has trabajado, pero ¿sabes qué?; estás
dejando tu primer amor- eso es lo que Dios quiere que como iglesia entendamos; durante la
alabanza lo cantamos y vemos cómo todo actúa; el grupo de alabanza nunca se pone de acuerdo
para preparar las canciones conforme al tema del sermón, pero fíjense cómo todo está acorde; hoy
tenemos que recordar ese primer amor, porque no podemos caer de él; para que podamos saber
por qué dijo: -has dejado tu primer amor- pero ¡cómo así!; para nosotros en este mundo es muy
fácil y entendemos lo que es –dejar el primer amor- porque nos rompieron el corazón o porque
dejamos de querer; realmente puede que no pase nada porque eso no va a trascender de este
mundo, pero lo que dice Dios, si dejamos el primer amor por Él, eso sí va a tener que ver para la
eternidad; eso no se queda solamente aquí; tenemos por eso que entender cuál es el amor de
Dios.

Juan 3: 13-17 (se lee) este es el amor de Dios; Juan está diciendo que así como Moisés levantó la
serpiente en el desierto, así mismo es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado; eso está
hablando de la cruz (es que cuando el pueblo de Israel iba por el desierto, eran picados por las
serpientes y morían; entonces Dios le dijo a Moisés que erigiera una serpiente de bronce para que
cuando fueran picados, miraran la serpiente y no morían; iban y miraban y no morían) esto nos
está hablando de la obra de Jesús en la Cruz; pero ¡por qué tendríamos que mirar la cruz si a
nosotros no nos ha picado ninguna serpiente!; es posible que creamos que no necesitamos eso
porque no nos ha picado ninguna serpiente y no vamos a morir; pero ¡qué dice la palabra con
respecto a esto; miremos Salmo 51: 1-11 (se lee) dice en otra versión que desde el vientre somos
pecadores; eso significa que nosotros también necesitamos mirar esa cruz; significa que
necesitamos salvación; esto lo dice David, un hombre, dice la palabra, conforme al corazón de
Dios; un hombre que obedecía y clamaba a Dios, pero un hombre que reconocía su pecado; clave
y fundamental en nuestra vida de fe reconocer el pecado y la maldad que hay en nosotros;
podemos llevar poco o mucho tiempo en la vida de fe, pero si no nos arrodillamos, si no
reconocemos que el Justo es Él, que el que quiere toda la gloria y toda la honra es Él, no nos
vamos a poder arrodillar. ¡De qué pecado estamos hablando!; dice la palabra que por un hombre
entró el pecado a todos nosotros y por eso David está hablando de ese pecado, pero ahora
nosotros, por cuanto el hecho ocurrió y Jesús se manifestó y murió en la cruz, ahora mirándolo,
reconociendo que es Jesús, el Hijo de Dios prometido en el Antiguo Testamento para nuestra
salvación, para reconciliarnos por el Padre, ese hecho ya ocurrió; ahora nosotros debemos aceptar
ese sacrificio que limpia nos pecados para no morir; para tener la vida eterna. La religión ha
enseñado que el pecado es robar, matar, y adulterar, pero la ley de Jesús, el mandamiento de
Jesús es alago mucho más alto, porque Jesús dijo que aún si pensamos ya hemos pecado;
entonces, ¿quién podrá tirar la primera piedra?; cuando le trajeron a Jesús la mujer hallada en
adulterio, él les dijo: -el que esté libre de pecado, tire la primera piedra- nosotros estamos ahí
también juzgando a la mujer; ¿tiraremos la primera piedra?; no podemos; también nos tocaría
soltarlas y retirarnos; hoy tenemos la oportunidad no de retirarnos, sino de quedarnos y entender
que también somos pecadores porque aunque nuestro pecado no se vea.. (Pensaba: Dios bueno,
Dios Perfecto, ¡qué tal que lo espiritual se viera!; ¡cómo se vería mi espíritu!; ¡cómo se vería el de
cada uno!) Así es como Dios lo ve; así es como David se sentía; sucio, apartado, indigno,
encarcelado, en esclavitud; esa es nuestra condición; para poder recibir el amor de Dios, para
poder recibir la plenitud de la existencia, esa libertad, esa vida, hemos de mirar a la cruz; por eso
leímos Juan 3: 16 dice que todo aquél que en él cree no morirá; significa que nuestro ha sido
saldado; el enemigo lo que quiere es condenar siempre; -¿sí ve?; usted lo ha hecho; ¿si ve?; volvió
y cayó; ¿si ve?; se equivocó de nuevo; ¿si ve?; otra vez- pero la palabra dice que tenemos un
abogado en el cielo, que nos libra, que nos limpia todos los días; pero Señor, ¿todos los días lo
mismo?; sí; todos los días confiese su pecado y apártese.

Ef. 2: 1-2 (se lee) ¿Qué dice?; ¿que quién nos dio vida?; que estábamos muertos; que estábamos
apartados; que por nuestras obras no podíamos acercarnos a él; eso querían los judíos, acercarse
por sus obras; hallar gracia delante de Dios por sus obras porque diezmaban, ofrendaban,
obedecían la ley, pero no es por las obras. Dice Ef. 2: 3 (se lee) decir que existe Dios y afirmar que
Él es el que nos ayuda, eso no nos da la posibilidad de conocer la libertad y de tener la vida; es
más que eso; la religión ha enseñado que sí, que basta con ir domingo a la iglesia y dar una
ofrenda, rezar unas ave marías y un padre nuestro y ya; no se refiere a eso; es más que eso;
porque estábamos haciendo como creíamos, pero vemos por la palabra cómo es que tenemos que
volvernos al Padre; cómo es que conforme a la palabra hemos de recibir el perdón de los pecados
y la salvación por cuanto estábamos muertos y es solamente a través de Jesús. Ef. 2: 4-5 (se lee)
tenemos que volver a ese primer amor; es sano recordar de dónde caímos; cuándo Dios nos llamó;
cómo era nuestra vida antes de conocerlo; antes que nos predicaran a ese Dios Vivo, de Jesús
Vivo, del perdón de pecados, de la salvación y la vida eterna, ¡cómo era nuestra vida!; ¡cómo fue
ese momento en que nuestros ojos espirituales fueron abiertos!; cuando vimos la luz; cuando
vimos la esperanza no en las cosas de este mundo ni en las riquezas, sino en Jesús, en Dios;
¡cuándo y cómo fue ese momento!; ¡cuándo dejamos de vivir para nosotros en la manera en que
creíamos que era; porque por gracias; no lo elegimos nosotros a Él; algunos dicen –ay, yo busqué
a Dios- la palabra dice que Él nos buscó y nos halló y ¡cómo nos halló!; desnudos, en angustia, en
pecado, encarcelados, inmundos, impuros, indignos, en oscuridad, muertos; pero nos ha dado vida
con su muerte en la cruz y ha pagado el precio que usted y yo debíamos pagar; el atributo que hoy
estamos aprendiendo de Dios es que Él es Justo y veamos lo que Dios hizo por nosotros; si Él es
justo, ¡quién debía pagar el precio!; nosotros; pero ¡quién lo pagó!; él; por eso él debe tener toda la
gloria, toda la honra y todo el poder y el único lugar en nuestra vida debe ser para él.

Vamos a ver a qué se refiere –Volver a las primeras obras- Ef. 2: 6-10 (se lee) hace 8 días el
pastor tocó el tema de las obras; en esta porción habla de las obras y según Ef. 2: 9 (se lee)
porque hay unas obras que son nuestras, pero no es por esas obras que nos podemos acercar al
Señor Jesús; pero habla de las obras que fueron preparadas desde antes de la fundación del
mundo y esa es la obra a la que nosotros tenemos que volver. En Apocalipsis Dios le habla a la
iglesia de Éfeso –has dejado tu primer amor, pero arrepiéntete y vuelve a las primeras obras- haber
dejado el primer amor es olvidarse de dónde nos sacó; no es estar aquí diciendo –soy pecador,
soy pecador, soy un desgraciado, yo tan malo, ¡qué porquería!- si lo reconocemos es para que
entendamos que Él nos perdona y esa condenación no puede estar más en nosotros, porque si no,
en vano murió Cristo; en vano dio su vida si no recibimos ese perdón y no vivo en la libertad a la
que fuimos llamados; así que si nos perdonó, dice la palabra que Él echa los pecados a los más
profundo del mar y nunca más vuelve a tener memoria de ellos; dice la palabra que las cosas
viejas pasaron y que ahora todas son hechas nuevas; entonces ya no hay más por qué
arrepentirse de ese pecado; ya no tenemos por qué permitir esa condenación en nuestra vida; no
abramos puertas; si nos ha perdonado; si nos ha limpiado; si nos ha lavado, entonces ¡por qué
dejamos nuestro primer amor!; porque hemos caído; arrepintámonos; sí, Señor, hasta aquí he
llevado una vida vana, sí, soy cristiano, ya sé de la vida, de la salvación, de la vida eterna, pero
aun así llevo una vida vana, nuestra vida sigue siendo liviana; por eso clamábamos que no
salgamos hoy lo mismo; que salgamos transformados hoy; que salgamos con la libertad que sólo
Cristo en su palabra brinda; ¡cómo!; arrepintiéndonos si es que hemos dejado ese primer amor; si
es que ese amor ha menguado; si es que hemos dejado esas primeras obras; ¡cuál es la obra de
Dios!

Juan 6: 25-29 (se lee) ¡cuál es la obra de Dios!; que creamos; ¡en quién!; ¡que creamos qué!; en el
que Él envió; ¡para qué lo envió!; para que tengamos salvación y perdón de pecados; si yo digo
creer en Dios y sigo en condenación, no he creído; si digo creer en Dios y no acepto el perdón, no
me arrepiento y no vivo en libertad, no he creído y no estoy haciendo la obra de Dios. (Alguien me
dijo en Escuela Dominical: –hay una persona que está como mal en su vida de fe; está como
tambaleando; ¡por qué no se le da la oportunidad de servir en Escuela Dominical; así no cae y se
pierde y puede alcanzar y permanecer en su vida de fe y permanecer) ese no es el camino ni la
forma; porque si no amo, si no tengo la vida, si no tengo fe y esperanza en mí, ¡cómo voy a servir!;
la iglesia de Éfeso servía y hacía obras juiciosamente, pero no tenían el primer amor; antes que
servir; antes que ser maestro de escuela dominical; antes que servir en la alabanza; antes que ser
ujier; antes que predicar, antes que hacer grupos de estudio, antes que eso, hemos de hacer la
obra de Dios, y la obra de Dios es creer en su Hijo; es creer en el que Él envió; no por las cosas de
este mundo; por eso es que les dijo: -me buscan no por las señales sino porque les di el pan y se
saciaron- que no busquemos a Jesús por los que nos provee día a día; que no busquemos a Dios
simplemente por la necesidad económica o coyuntural sino que busquemos a Jesús porque
entendemos que él es el Cristo, el Hijo del Dios Viviente; esa es la obra de Dios la que usted y yo
podemos hacer; no necesitamos dinero, no necesitamos capacitación, sólo necesitamos conocer
su palabra y saciarnos del pan que descendió del cielo porque las palabras de Jesús son espíritu y
vida para cada uno de nosotros; son espíritu para que nuestro espíritu tenga la vida y crea en la
obra de Jesús y no viva en condenación, no viva en oscuridad, no viva en tinieblas, no viva en la
cárcel, porque si no, en vano murió Cristo; por eso les dice a los de Éfeso, arrepiéntanse y vuelvan
a las primeras obras; así que si yo entiendo y vivo en esa libertad, voy a poder hacer la obra de
Dios (les cuento que antes que me predicaran la palabra de Dios, llevamos 5 ó casi 6 años de
asistir a Palabra Viva, llevo 25 en el Evangelio; unos días antes, en el 2009 tuve un sueño; esos
sueños en los que usted no sabe si está despierto o dormido; me desperté y era tan vívido que no
sabía si estaba despierta o dormida porque fue tan real; soñé que estaba muerta; pero lo sentía en
mi carne; fue impresionante porque me quedó aquí (señala el pecho) me desperté y mi corazón
palpitaba rápidamente; me pregunté, -esto qué es, qué pasó, en qué momento, qué sucedió- y me
quedé ahí, me pellizqué y supe que estaba viva; dije: -Señor, ¡qué me quieres mostrar con esto!;
¡qué está pasando en mi vida!; yo era una mujer que servía en la iglesia donde nos
congregábamos en todas las áreas; pero un día tuve la oportunidad de asistir a un grupo de
estudios con el pastor Diego y él presentó el evangelio) entendí que estaba muerta y que por la
obra de Jesús tenía la vida; que por eso Jesús le dijo a la Samaritana que el Padre está buscando
adoradores que lo adoren en espíritu y en verdad; supe que tenía el espíritu y no lo sabía; que
tenía la vida y no lo sabía; en ese momento fue quitada la venda de mis ojos; en ese momento mi
mayor anhelo fue conocerlo; llevaba 18 ó 19 años buscando y no lo conocía o quizá, si sigo en esa
forma creyendo que por mis obras podía agradarle a Dios, me hubiera quedado muerta
espiritualmente; en ese momento dije: -quiero más; quiero conocer más de esa palabra; (criticaba a
mi hija porque decía, ¡cómo así!; tú dónde estás yendo; cómo así que predican solo de Jesús;
cómo así que sólo hablan de la salvación; necesito saber en qué secta estás metida) pero gracias
a Dios pude ver y entender lo que es estarse muriendo espiritualmente; nosotros los que estamos
aquí congregados hemos dado el paso de fe; hemos creído en Jesús y hoy necesitamos saber y
volver a las primeras obras; volver a enamorarnos; (esta semana tuve la oportunidad de visitar a
Angelita, ella se congrega con nosotros; está atravesando una situación muy difícil y delicada en su
cerebro, le hicieron cirugía; hay un grupo que está orando; fui ministrada mientras hablaba con ella;
una mujer que tiene 3 hijos, su esposo, muy joven, me dije, -cómo la voy a encontrar, de pronto
conmovida, mal por la situación que está atravesando; imagínese; le tocaron la caja negra; no; la
encontré sentada, confiando en su Señor; su única preocupación son sus hijos; ¿sabe qué le
preocupa de sus hijos?; no quién los va a bañar o quién les va a dar de comer o quién los va a
llevar al colegio; no; lo que le preocupa de sus hijos es quién los va a traer a la iglesia; le preocupa
de su esposo que él venga a la iglesia y siga conociendo de la vida de fe; allí en ese lecho, en esa
clínica, preocupada y pensando en su familia, en sus hermanos, en la gente que conoce y que ella
tiene que predicarle) ¿saben qué?; pude ver el amor de Dios y las primeras obras de Dios en ella;
me dije: -Dios, si ella puede estando en esta dificultad y este tiempo tan difícil, yo también puedo;
nosotros mayormente tenemos que poder; tenemos que tener la fortaleza, la esperanza y la
confianza en que Dios no nos abandona ni nos deja; porque lo dice la palabra; ¡qué vida estamos
anhelando!; ¡cuál es nuestra esperanza!; ¡cuál es nuestro deseo!; ¡cuál es nuestro sueño!; ahora
que estamos iniciando año, comúnmente decimos: -este año voy a hacer esto y esto y esto- que
nuestro propósito este año sea ese; que tengamos la vida; que podamos demostrarle el amor a
Dios; que podamos amarlo como Él se merece, como él es; Él debe ser el único en nuestro
corazón; Él no comparte su gloria con nadie; (a alguien le parecía absurdo; dijo: ¿cómo así!; ese
Dios en el que usted cree como tan egoísta, como así que Él es lo único; ¡cómo así que maldito el
hombre que confía en el hombre!; ¡cómo así!) ¡Qué tristeza!, ¿no?; nuestro anhelo debe ser que Él
sea lo único; que Él sea lo primero; que Él sea nuestro motor; que Él sea nuestro centro; en ese
momento es que vamos a poder hacer todo lo demás; podemos servirle con todo el amor; en ese
momento es que hemos salido de las tinieblas a la luz, de la oscuridad a la luz, cuando hemos
entendido que todos nuestros pecados han sido lavados, perdonados y limpios, en ese momento
deberíamos servir con toda el alma honestamente para Dios y delante de Dios; ningún servidor
debe servir para el hombre porque el hombre no nos da la paga, tenemos que servir para Dios; Él
conoce lo interno de nuestro corazón; dice en uno de los libros de Samuel, dice que cuando Balam
miró a David como rey, él miraba el parecer físico, lo externo, pero dice que Dios mira lo interno; el
corazón; eso es lo que Él mira en nosotros; eso es lo que le preocupa de nosotros; eso es lo que
anhela en nosotros; sí; tal vez tenemos la palabra aquí y venimos religiosamente cada domingo al
culto; hacemos el grupo de estudio, aunque lleguemos tarde; servimos en escuela dominical y si no
podemos llegar, no importa, alguien nos reemplaza; y si somos ujieres, no importa llegar en Jean;
sí importa porque todo lo que hacemos en la vida de fe, lo hacemos para Dios; si lo amo, me
desvivo; ¡cómo hacemos para demostrar nuestro amor a quien amamos!; tenemos que volver al
primer amor; tenemos que mirarlo de frente porque es la relación que Dios quiere que tengamos
con Él; la relación íntima; la relación en la que cada uno de nosotros pueda identificarse
plenamente con Él; gracias a Dios no tenemos un grupo de danzarinas aquí al frente y el grupo de
alabanza no está mostrándose porque debe haber la libertad para que podamos expresar
libremente como quiera su amor a Dios durante la alabanza; arrodillarse, levantar las manos,
sentarse o cerrar los ojos, tiene que ser su forma propia e individual de demostrarle a Dios que lo
ama; que el tiempo que invertimos hoy domingo, primer día de la semana en que venimos a decirle
que reconocemos que somos pecadores, por eso oramos en arrepentimiento reconociendo que
hemos pecado y que sabemos que nos ha limpiado, nos ha lavado y que por eso podemos estar
nuevamente delante del trono de la gracia como si nunca hubiéramos pecado; no acepte más la
condenación; no acepte una vida tibia o mediocre espiritualmente; esto lo consigue solamente
recibiendo el perdón y viviendo en la libertad a la cual Él nos llamó; ¡para qué sacó Dios al pueblo
de Israel de la tierra de Egipto!; ¿no era para que le sirviera?; ¿no era para que lo buscaran?; ¿no
era para que lo adoraran? Miremos Deut. 6: 5 (se lee) versículo 12 (se lee) ¡cuídate de no olvidarte
de Jesús!; ¡cuídate de no olvidarte de dónde te sacó!; ¡qué obra ha hecho en tu vida!; ¡qué obra ha
hecho en nosotros para que lo podamos amar como Él Es; esa es su justicia; que le amemos
porque para eso fuimos creados por él y para Él.

Miremos Sal. 51 y veamos lo que produce reconocer el pecado; lo que produjo en David. Sal. 51:
6-19 (se lee) mire lo que produce; mire lo que él está pidiendo; que ahora cree en él un corazón
limpio y un espíritu recto dentro de él; ese espíritu no puede ser el de nosotros; tiene que ser la
vida de Jesús; la vida de Dios en nosotros; por eso Jesús les dijo a los discípulos: -vendré a
ustedes y haré morada y habitaré con ustedes- y eso lo hace a través de su Espíritu Santo porque
somos su Templo; porque somos el Lugar Santísimo de él. Sal. 51: 11 (se lee) ¿qué fue lo que le
dijo a la iglesia?; que si no se arrepiente, ¿qué le iba a pasar?; que si no volvía al primer amor,
¿qué le iba a pasar?; iba a quitar de ella el candelero; iba a perderse; van a morir si no vuelven;
van a morir si no viven constantemente arrodillados, creyendo, recibiendo el perdón, la salvación y
la vida eterna que viene de la cruz, de la obra de Jesús, porque si no, va a ser quitado el
candelero; Jesús dijo que volvería y que aunque estemos muertos, porque el candelero
permanece, por cuanto tenemos la fe, la vida y el amor de él, porque hemos vuelto a las primeras
obras, dice la palabra, que aunque estemos muertos, viviremos; viviremos por la eternidad; ese
debe ser nuestro anhelo este año; que si Dios tiene a bien llamarnos a su presencia, tengamos la
certeza, la seguridad, y la plena convicción de que tenemos salvación y vida eterna y que por la
eternidad lo adoraremos y estaremos con Él. Sal. 51: 12 (se lee) vuélveme esa alegría; esa
esperanza; ayúdanos. Dice Sal. 51: 13 (se lee) pues claro; ahora podemos ir y anunciar el
evangelio; ahora podemos dar testimonio de Él; si estoy aquí, es por su gracia porque no soy
digna, pero hoy me ha dado la gracia de poder anunciar el evangelio, de predicar a otros y de dar
la vida a otros; eso debe producir en nosotros la vida; querer hablarle a otros; querer contarle a
otros la libertad que cada uno de nosotros vive; la esperanza que ahora tenemos porque todo lo
demás va a pasar; todo pasa; -el mundo pasa y sus deseos- dice la palabra –pero el que hace la
voluntad de Dios permanece para siempre- ese debe ser nuestro anhelo; ese debe ser nuestro
deseo; dar testimonio de Él (¡ay!, ¿pero será que me escuchan?; ¿será que no se burlan de mí?;
¡ay!, pero como no creen; pero es que como son tan duros; ¡qué dirán de mí) no importa; cuando
hay amor, eso pasa a un segundo plano; cuando hay amor, no importa, puedo abrir mi boca donde
sea y con quien sea porque hoy entendemos que la obra la hace Él no nosotros; el que convence
de pecado, de justicia y de juicio es el Espíritu Santo no nosotros; nosotros, demos la palabra;
contemos de la esperanza que tenemos; de la vida; de la salvación; la gente sí quiere oír la
palabra; la gente aunque sea religiosa, sí anhela; entonces por qué buscan un lugar; nosotros
hemos de volver al primer amor; hemos de volver a las primeras obras; vuélvase a las primeras
obras; no olvidemos, primero: que ya fuimos perdonados; que ya Jesús hizo la obra; que ya él
murió en la cruz; los pecados que cometemos en esta carne todos los días, oremos todos los días
la oración de Padre Nuestro; todos los días hemos de buscarlo en oración clamando que nos
perdone y que nos ayude para no volver a caer; que todos los días anhelemos que nos use de
manera diferente; que podamos ser los que extendamos ese reino; que podamos permanecer para
que como dijo Pablo en 1ª a los Corintios 9: 27 (se lee) claro que sí; tenemos que esforzarnos;
tenemos que volver a la lectura de la palabra; si no la hemos iniciado hoy, ayer ya pasó;
empecemos; porque ella es la que nos da la revelación, la que nos enseña de Jesús; busquemos
tiempos de oración; cada uno tiene su forma, su tiempo, su momento para orar, pero que cada vez
sea ese tiempo de quietud para orar (alguien me decía: -¡nooo!; yo sí oro; mientras me arreglo, mis
hijos, mi esposo, Señor, esto, lo otro, salgo y en la buseta voy orando y clamando por los otros) no;
tenga el tiempo; 1, 2, 5 minutos, yo no sé cuánto tiempo; el que necesite; haga un alto en su vida y
reconozca quién es Dios; permítale a Dios que ministre y hable a su vida por la palabra. Oremos
para que Dios nos ayude; oremos para que si aún hay condenación en nosotros; si hay algo que se
está levantando para traer condenación; si hay algo que esté impidiendo que vivamos esa libertad;
si hay algo que esté impidiendo que sirvamos y que amemos a Dios con todo nuestro corazón,
confesémoslo hoy; reconozcámoslo delante de Él; ahí en donde usted está; orando; reconozcamos
que sólo por Jesús somos salvos; somos limpios; somos renovados y que el gozo de la salvación,
si no lo hemos experimentado, esté en nosotros; los que vinieron hoy por primera vez y no lo han
experimentado, que puedan experimentarlo; que podamos vivir esa libertad; que podamos
experimentar la salvación y el perdón de pecados; que podamos experimentar que Dios nos ve
como si nunca hubiéramos pecado luego que hemos confesado el pecado; que ese gozo esté en
nosotros; que esa alegría, que ese anhelo de conocerlo más; que ese anhelo de venir el próximo
domingo para reunirnos y congregarnos como iglesia desde ya esté en nosotros; que ese anhelo
por salir a contar y decir; que nuestro corazón arda. Éfeso significa –deseo ardiente- en nosotros
debe estar ese deseo ardiente por Jesús antes que las obras o acciones que podamos tener para
Él sirviéndole como iglesia afuera; lo primero para nosotros tiene que ser Jesús; eso va a
transformar nuestra vida sino la de quienes están a nuestro alrededor cuando vean el cambio en
nosotros; eso es lo que debemos anhelar; como iglesia este año, Dios le dio al pastor el propósito
de servir con temor reverente; no puedo servir con temor reverente a quien no amo; por eso
debemos amarlo, anhelar más; sé que todos aquí lo amamos, anhelamos y deseamos más, pero
no nos conformemos; anhelemos más; vamos a orar juntos; cada uno haga su oración; cada uno
permita que en esta hora el Espíritu Santo le muestre, le ayude, le hable y haga que podamos abrir
la boca, desnudar nuestro corazón delante de él; a decirle que lo necesitamos; que nos perdone;
que nos limpie; que nos lave porque anhelamos salir diferentes; porque anhelamos tener la
plenitud de la existencia; anhelamos hacer las primeras obras; anhelamos obedecer su palabra;
anhelamos no caer del primer amor.

Oremos

RINDA EL CULTO - VUELVA A LAS PRIMERAS OBRAS

MNA

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