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I. INTRODUCCIÓN.
La valoración económica de los servicios ambientales es una herramienta eficaz para la toma de
decisiones y el diseño de políticas que afectan el estado de los ecosistemas. Con la valoración
económica, es posible medir y comparar los beneficios derivados de ecosistemas específicos y
así mejorar el uso racional de estos recursos. También sirve para compensar de manera justa a
usuarios y pobladores que dependen de estos ecosistemas ante una eventual alteración del
ecosistema provocada por actividades productivas o el desarrollo de infraestructura, el
desconocimiento del valor de bienes y servicios que no se cotizan en los mercados, como es el
caso de una gran parte de los servicios ambientales, conduce a una explotación excesiva y a la
conversión de ecosistemas en otros usos para el desarrollo.
En las primeras décadas del siglo XX el dominio de los biólogos en el estudio de los recursos
renovables era claro. Quizá, la supuesta abundancia de los recursos pesqueros seguía siendo el
motivo fundamental de la ausencia de estudios económicos sobre el tema. Con todo, debemos
resaltar que en muchos de los artículos publicados por los biólogos se expresaba ya la necesidad
de introducir variables fuera de su estricto dominio, incluidas las económicas. Por su parte, en el
ámbito de la economía de los recursos no renovables ya existía entonces una palpable
preocupación que se plasmó en diversos trabajos y estudios, la mayor parte de ellos de carácter
empírico.
La Ley General de Pesca (LGP) constituye el marco para el ejercicio de los derechos y
obligaciones que se asigna tanto a la administración como a los administrados o agentes que
intervienen en las actividades propias del sector. En ese sentido, se implementa a través de
un reglamento. La actual LGP ha tenido dos: el primero aprobado en 1994, y el segundo y
actual en el año 2001. El DS N.° 01-94-PE aprobó en 1994 el primer Reglamento de la LGP.
En su artículo 3 se precisa que todos los gastos en que el Estado incurra para garantizar la
conservación y aprovechamiento serán cubiertos por quienes se benefician de la actividad
pesquera a través del pago de derechos, permisos o licencias.
El artículo 11 dispone que son los Planes de Ordenamiento Pesquero (POP) los que regulan
pesquerías específicas. También es conveniente agregar que el Reglamento de 1994 tiene un
enfoque multidisciplinario, en tanto que el segundo es notoriamente reglamentista y
prescinde de la experiencia práctica o de campo en la que se debería basar toda norma
pesquera. Es el DS N.° 012-2001-PE el que aprobó el Reglamento de la Ley General de
Pesca, el cual se halla vigente desde el año 2001.
En lo referido al ordenamiento pesquero (título segundo), las disposiciones del Reglamento
de la Ley General de Pesca son las siguientes: El artículo 5 establece la necesidad de contar
con Reglamentos de Ordenamiento Pesquero para especies o recursos hidrobiológicos que
tengan que ser administrados como unidades diferenciadas según el hábitat que ocupan o la
distribución geográfica que abarcan; se modificó así la denominación de POP del primer
reglamento (de 1994) por la de ROP. Se establece que los ROP deben ser aprobados por
Decreto Supremo (DS) y contener los principios y medidas de regulación de la pesca para
cada caso específico.