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xn INTRODUCCION.

LA MODERNIDAD:
AYER, HOY Y MAÑANA
taJmcnte motlernos es ser antimodernos: desde los tiempos de Marx
y Dostoievski hasta Jos nuestros, ha sido imposible captar y abarcar
las potencialidades del mundo moderno sin aborrecer y luchar con-
tr1 algunas de sus realidades más palpables. No hay que asombrarse
c~tonccs de que, ~omo dijera el gran modernista y antim.9dernista
K1erkegaard, la seraedad moderna más profunda debe.expresarse a tra-
vés de ~a ironía. La ironía moderna ha animado muchas grandes obras
del arte y el pensamiento a lo largo del siglo pasado y al mismo tiem-
po penetra en la vida cotidiana de millones de personas corrientes.
Este libro pretende reunir esas obras y esas personas. devolver la d~ Hay una forma de experiencia vital -Ja experiencia dr! tiempo y rt
q~cz.a espiritual de la c:ultura modernista a lo~ hombres y mujeres mo~ espacio, de uno mismo y de los demás, de las posibilidades y los pe·
dernos de la calle, mostrar en qué fonna, para todos nosotros el mo- Jigros de la vjda- que compnrten hoy los hombres y mujeres e.le wdo
dernismo es .realismo. Esto no.resolverá ~as contradicciones ~ue im- el mundo de hoy. Llamaré a este conjunto de experiencias h. "mo-
-pregnan la vada moderna; pero deb~rfa ayudarnos a comprenderl~s, dernidad». Ser modernos es encontrarnos en un entúrno que nos pro~
de manera que podamos ser daros y honrados al hacer frente y ajus~ mete aventuras, poder, alegría, crecimiento, transformación <le noso-
tar las cuentas y superar a las fuerzas que nos hacen ser lo que somos. ·tros y del mundo y que, al mismo tiempo, amenna con destruir todo
Poco después de terminar este libro, mi querido hijo Marc, de cin· lo que tenemos, todo lo que sabernos, todo lo que somos. Los en .
co años, me fue arrebatado. A él dedico Todo lo sólido. se dewanece . tornos y las experiencias modernos atraviesan todas )as fronteras de
en el aire. Su vida y su muerte a.cercan al hogar muchos de los temas la geografía y la etnia, <le la ·dase y la nacionalidad 1 de I~ religión y
e ideas" del libro: la id.ea de qu~ los que están más felices en el hogar. la ideología: se puede decir que en este sentido la modernidad unr ::i
como el lo estaba, en el mundo moderno. pueden ser los más vulne- toda la hunumidaJ. Pero es una unidad paraJójic:i, la uí1id:id tf c la des-
rables a Jos demonios que lo ron~an; Ja idea de que la rutina cotidi~­ unión: nos arroja a codos en una vorágine de perpetua dcsint cgra.
na de Jos parques y las bicicletas, de las compras, las comidas y las ción y renovación, de lucha y contradicción, de ambigOi:dad y ;-¡n-
limpiezas, de los abrazos y besos habituales, puede ser no sólo infi- gustia. Ser modernos es formar parte de un universo en el quct como
nitamente gozosa y belJa sino también infinitamente precaria y frá- dijo Marx, tttodo lo sólido se desvanece en el ai rc)f.
gil; que mantener esta vida puede costar luchas desesperadas y he- Las personas que se encuentran en el centro de esta vodginc son
roicas. y que a veces perdemos. tvan Karamaz.ov dice que, más que propensas a creer que son las primeras. y t.nl vez las únicas, que p;t·
cualquier otra cosa, fa muerte de un niño Jo hace querer devolver su san por ella; esca creencia ha generado numerosos mitos nostálgicos
billete al universo. Pero no lo devuelve. Sigue luchando y amando; de un Paraíso Perdido premoderno. Sin embargo, Ja reafid:ld es que
sigue ;idelante. · . · un número considerable y creciente de personas h:i.n pasado por ella
durante cerca de quinientos años. Aunque probablemente la mayoría
Nueva Y~rk, enero de 1981 de estas personas. han experimer_itado la modernidad como una :lmc-
. naza radical a su historia y sus tradiciones, en el curso de cinco si-
glos ésta ha 9esarrollado una historia rÍc::\ y una multitud de tradi-
ciones propias. Deseo explo·r~r y traz.u el mapa de estas tr:1dicionr.s 1
comprender las formas en que pueden nutrrr y enriquecer nuc.Hr;l.
propia modernidad, y Jas formas en que podrían oscurecer o r.mpo ..
brecer nuestro se~tido de lo que es Ja modernid;tc{ y di: fo que pue-
de ser.
La vodginc de la vida moderna ha sido :ilímrntada por much~s
2
Mnrsha/J Dtrman

fucnt~s: los gra.qde~ d,escubrimjcntos c·n las ciencias físicas. que han . miria, una época que genera insurrecciones explosivas en todas las di-·
camb!a~o n.~estras 1magcnes del universo y nuestro lugar en él; Ja in- mensiones de la vida personal, sedal. y política. Al mismo tiempo~ el
d.ustr;~lsz.acion de Ja producción, que transforma el conocimiento · público moderno del siglo XIX puede recordar lo que es vivir. mate-
cientif '~ en tec11ología, crea nuevos entornos humanos y déstruyé , rial y espiritualmente, en mundos que no son en absoluto modernos.
los antiguos, acelera. el ritmo general de la vida 1 genera nuevé\s for,¡, De esta dicotomía interna, de esta sensación de vivir simultáncamcn-
mas de pod:~ colect1vo y de lucha de cl:m·'": las inmensas alteracio- . te en dos mundos, emergen y se desplieg~n las ideas de m.odcrniz.a-
n~s demograf1cas, que han scparado'a millones de ¡.H.'rionas de su há- ción y modernismo. En el' siglo XXt nuestr.á f.ase tercera y final, el pro-
bitat a~1c~stral, lan:tándoJa.s a nuevas vidas a través de ml!dio mundo· ceso de modernización se expande para a~arcar prácticamente todo
el cr~cm~1,cnto urb~no, rápido y <tmenudo caótico: los sistemas de ca~ el mundo y la cultura del modernismo en el mundo en desarrollo con-
rnumcac:on de masas, de dc~arr~Ho dinámico, que envuelven y unen sjgue triu~fos espectac~la~es en el arte y el pensamiento. Por Qtra par-
a las sociedades y pueblos mas diversos, los Estados cada vez. más po- te, ~.!1..:~~1d~~ '1~~.~c·~· pt;i~:l~~~ ~oder!1~ -se..expande, se rompe en un:t
derosos, estructurados y dirigidos burocráticamente, que se esfuer- mult1tua de fragmentos, que hablan idiomas privados incpnmensu-
zan co~srantemente por ampliar sus· poderes; los movimientos socia- _r,~~~~s:; !.~ .l~e~ :de .1a tnO-:de'f~idai:I; c~n.cé~i.da en n\lmeros;¡s formas frag-
l~~ masivos d~ p7rsonas )' pueblos, que desafían a sus dirigentes po- .~~nt~r~as, pierde buena parte de. s~ ~~veza, su resona'ncia y su pro.
1mcos Y 7conom1~0$ y se esf uerz.an por conseguir cierto control so . . fundidad~ y 'pie~tle· su éapácidad de organizar y dar un significado a
bre sus vidas; Y. h~aJn:entc. conduciendo y manteniendo a todas e$ 1~.'Yi4á 'dé la~ personas: Como resultado de todo esto, nos encontra-
tas perso~~s e ms~1t~ctones un mercado capitalista mundial siempre mos hoy en medio de una edad moderna que ha perdido el contacto
1 en ~xpnns1on y dras.ucamente fluctuante. En d siglo XX, los procl·sos
. con. las raíc~s. de su propia modernidad.
( 5 ?.1 ~l~!!.:~..9.~:. dan origen a esta vorágine, manteniénd.ola.eil-~ullé;iliclo
en
Si la primera fase de la modernidad h~y una voz moderna ar ..
l 0.l·.pcrpctu.l? .~1,e~~~!r; háH fécibido eJ 1í"ombrc de -m~dernizació~·:·i E$ .. quetípica, antes de. las revoluciones francesa y americana, ésta es la
t?S procesos de la his.toria mundial han nutrido"~í;~·:á~sorril>rosa ·va- 1 de Jean-Jacques Rousseau. Rousseau es el primero en utilizar la pa-

:1edad Je j~~~.~.r . .v}:.~!'.?'::~.q~_e ~~7.t~~.de.~ ~acer de los hombres y mu;. labra moderniste en el sentido en que se usará en los siglos XJX y XX;
Jeres los .suJetoU~f!tQ.. ~9~qJq~ ..~hJ~.t.os. de la modernización, darles y es la fuente de algunas de nuestras tradiciones modernas má~ vita-
el p~der de cam..b1.a.r.. ~Lmu.ndp ..,que.. está: !=ambiándoles, abrirse paso a les, desde fa ensoñad6n nostálgica hasta Ja introspección psicoanalí-
traves de la vor~~me y hacerla suya. A lo largo del siglo pasado, cs- tica y la democracia particip.ativa. Rousseau fue, como todo el mun~
do sabe, un hombre :de profundos conflictos. Gran parte de su an"!
..~Q.S "~!c;]~{rJ!~ Jl~g~r~.n ?. s~r. ~grupad~s bajo el nombré"de
(~tJ.~P~·: .Este l1bro es un estudio.de la-dialéctica entre moder- gustia emana de las peculiaridades de su propia vida en tensión, pero
TU:?.~C.~~p ..y,~ mod ern is mo. algo de ella se deriva de su aguda sensibilidad hacia las conéiiciones
Cél'n la esperanza de aprehender aJgo tan amplio como la historia sociales que estaban empezando a configurar las vidas de millones de
de la mo~ernida~.t la he djvidido en tres fases. En la primera. fase. ·personas. Rousseau asombró a sus c9ntemporáneos al proclamar que
que se extiende más o menos desde comienzos del siglo XVI hasta fi- la sociedad europea estaba •al borde del abismo~, en. vísperas de los,
na.les deJ XVIII,. l:.ts personas comienzan a experimentar la vida mo- alzamientos ·revolucionarios más explosivos. Experimentaba la vida
derna; apenas s1 ~aben. con qué han tropezado. Buscan desesperada- cotidiana en esa sociedad -especialmente ~n P:arlst su capital- como
menteJ per~ medw a ciegas, un vocabulario adecuado; tienen poca o
un torbellíno, le tourbillon social 1• ¿Cómo iba el individúo a mover-
. nula sensación de pertenecer a un público o comunidad moderna en se y vivir en el torbelHno? .
eJ seno de la cual pudier~n compartir sus esfu~rzos y esperanzas. 1 EmUe, ou de /'tJucation, 1762, en la edición de J:i Bibliotheque de la Plfüdt dt'
N.uestra segunda fase comJenza con la gran ola revoJudonaria de la l:u OtHvres complilts de Rou.uuu (París, G:allimard, 1959 u.) volumen 1v. Pan la idea
década de 1790. Con. la Revolución frances'a y sus repercusiones, sur- de Rousscau del tourbillon social y de cómo sobrevivir en él, vhse el libro IV. p. j5 I.
ge. abrupta y espectacularmente el gran público moderno. Este pú- Sobre el carácter voluble de l:a socied:ad europea y los futuros levantamientos nvnlu-
blico comparte la sensación de estar viviendo una época revolucio- cionarioi, Emilt 1 l, p. 252; m, ~· .f68¡ 1v. pp. 507·508.
}.( arshall Btrm1tn l.ll. mot/erniJ"d: 1tycr hoy y mMiana
1

En la novc:Ia román tic.a de Rousseau La nueva Eloíra, su joven hé- saje de máquinas de v::i.por, fábricas automáticas~ vías férreas, nurvas
roe, Saint-Preux. realiza un movimiento exploratorio :--m.ovimiento
arquetípico de millones de jóvenes en los siglos venideros- del cam~
po a la ciudad. Es~ribe a su amada, Julie, desde las profundidades del
it y vastas zonas· industriales; de ciudades rebosantes que han crecido
de Ja noche ~ la mañana, frecuentémente con consecuencia.~ humanas
pavorosas; de diarios, telegramas, telégrafos, teléfonos y otros me-
tourbi/1011 1odal, tratando de transmitirle su asombro y su miedo. ~
r dios de comunicación de masas que inform11.n a una escala c2d:¡ vc1.
Saint-Prcux experimenta Ja vida metropolitana como •un choque pcr~ ¡ más ampfü; de Estados nacionalc~ y acumulaciones multinacionales
pctuo de grupos y cábalas, un flujo y reflujo continuo de prejuicios de capit_af cada vez más fuertes·: de movimiento~ soci:iles Je rnas'1~
y opiniones en conflicto-[ ... ) Todos entun constantemente en con~ que luch~n contra cst1 moderniz.arióo desde uriba cun ms propi;is
tradicción consigo mismoSit y •todo es absurdo, pero n;.tda es cho- formas de modernización desde abajo; de un mcrc:uJo mundi,.J sit'.'-ni··
cante. porque todos estfo acostumbrados a todo•. Es un mundo en pre en exp:rnsión que lo abarc:t todo, cap::tz del crecimiento m2s c.r;-
el que .. fo bueno, lo m:alo, lo hermoso, lo feo. la verd:id, la virtud, pecucuhu, capaz Je un despilfarro y una devast~ción esp:rntoso~, o-
sólo tiene una cxistenda local y limitada•. Se presenta una multitud pn. de todo salvo de ofrecer solidez y est~bifid~d. Todos Íos grar11frc;
de nuevas experiencias. pero el que quiera gozarlas «debe ser m5s 2co- modernistas del siglo XIX ~tacrn ~p:ision;idamente este en to mol trJ ·
modadcio que Alcibíades, estar dispuesto a. cambiar sus principios tando de destro1.ulo o hacerlo añicos desde dentro; sin emb;rri;o, to-
con su público, a ajustar su espíritu a cada pasoi., Al c;ibo de unos dos se encuentr1n muy cómodos en él. sensibles a sus posibiliu.2do,
pocos meses en es.te ambiente •. afirmativos incluso w sus negaciones radicales, juguetones e irc)nirns
incluso en sus momentos ·de mayor scriechd y prof undidd.d.
estoy comen7.:t11do :a scndr Ja embriaguez en que te sumerge esta vida a.girada Podemos h~cernos una idea de la complejidad y riq11e7-:i del mo·
y tumultuosa. La muhitud de objetos que pasan ante mis ojos, me causa vér~ dernismo del siglo xrx y de fas unidades que le instilan su divrni~
tigo. De todas hu cosas que me impresionan, no hay ninguna que cautive mi dad, si escucharnos brevemente dos de sus voces más distintiv::t~:
corazón, aunque todas juntas· perrnrbeo mis sentidos, haciéndome olvidar
Nietzsche. que es generalmente considerado como una de LH f uentn
quién soy y a q~i~n pert~nezco ... j primarias de muchos de los modernismos de nuestros tiempos! y

¡
.-"-.:;,:'
Marx, que no es· normalmente asociado ;i ninguna clase de rnocJcrnÍ\-
Reafirma su comp~omiso con su primer amor; si~ embargo, com·o él
mismo dice, teme que «no sepa un día que voy a amar al siguiente ... mo.
He aquí a Marx, hablando en un inglés incorrecto, pero podero-
Anhela desesperadamente algo sólido a lo que asirse, pero «sólo veo ¡¡
t. so en 1856 J. «Las Hamadas re vol ucjones de 1R 48 no f ucron .rn ás '1 u e
fantasmas que hieren mi vista, pero desaparecen en cuanto tuto de
pequeños hechos episódicos·,,,, cornienz.a, ~digrr~s rracturns y íisur;\.~
atraparlos,. 2 • Esta atmósfera --de agitación y turbulencia, vértigo y l en la dura corteza de !a socied::td europea. ilastaron, sin cmb~r¡~o,
embriaguez· psíquicos, extensión de las posibilidades de la experien-
para poner de· manifiesto el abismo que se extendía por debajo. l )e
cia y destrucción de Jas barreras morales y los vínculos personales, 1 mostraron que bajo esa superficie, tan sólida en apariencia. cxí5tbn
expansión y desarreglo de Ja personalidad, fantasmas en las caHes y
en el alma- es Ja atmósfera en que nace la sensibilidad moderna.
Si avanz=imos unos cien años y tratamos de identificar los ritmos
¡ verdaderos océanos, que sólo neccsitab.ln ponerse en rnovimir.n10
para hacer saltar en pedazos continentes enteros de Juros pr1i:tsco5 ··.
Las clases dominantes de la reaccionaria déca<la dr 1850 dijeron ;il
y tonos distintivos de Ja modernidad del siglo XIX, Jo primero qüe
mundo que todo volvía a ser sóJiJo; pero no está claro que rllas mi~~
advertimos es el nucv9 paisaje sumamente des;irrollado, diferenciado 1
y dinámico en el que tiene lugar la c)(perierida moderna. Es un pai-
J ·Spe:a:ch ar the annivcrury of thc I'eopfe'1 Paper•, r:n Rohert C. Tucker, cnrnr ..
2julit, ou '4 na1wtll~ Hiloht, 1761, segunda parte. canas 1-1 y 17. En Oru~reJ Tht Marx-ErrgelI rt1tder, V ed., Norton, 1978, pp. 577~~1 78. {..:Discurso promrnciaJn
complile1, volumen U, pp. 23 l ·2J6, 255-256. En Tht politía of 11uthtntidty. Arrie· en la fiesta .de aniv.crsario dd Ptopfe'1 War· en K. M:i.rx y f., Engds O/mu rnnvd,11
neum, 1~70, cspecialrncmc pp. 1JJ~l19, 16.l,177, he examinado estos cuadros y tem~J (en iddanlc OE). 2 vofs., Madrid, Abl, 1975, vol. 1; rP· J68~J69j. Er1 ;ulclmtr t\IC
de Roussciu desde un punto efe vista ligeumcnte dlfcrentc. volumen sed ciu.do como MER.
6
L11 moJrno'JJd: a1er, hoy y mañar11:1 7

~as se l.o creyeran. De hecho, dice Marx. <l(la atmósfeu en la. que vi-";
vimos ejerce sobre cada uno de nosotros una presión de 20 000 libras
[pero] ¿ac~so la sentimos h Uno de los objetivos más urgentes de
!v1arx es hacer que la gente .-la sienta1t; ésta es la razón por Ja que sus
I bres nuevos, y que tales hombres nuevos son los obreros. fütos son.·
iguaJment~ un invento de Ja época moderna,· como las propias m3-
quinaS>t. Por lo tanto una dase de •hombres nuevos,., hombres to-
Jdcas. están expresadas en imágenes tan intensas y extravagantes
-abismos, terremotos. erupciones voldnjcas, aplastante fuerza de
gr~vcdad-, imágenes que seguarán resonando en el arte y el pensa·
f '
r.~
talmente mode'rnos; será capaz de resolver las contradicciones de la
· madernidad, de superar las presiones aplastantes, lo.s terremotos, lo~
. hechizos sobrenatural~s, Jos abismos personales y sodalcs 1 en medio
de los c'-'ales están obligado~ a vivir los hqmbres y mujeres modcr·
miento modernista 'de nuestro siglo. Mane continúa: •Nos hallamos
e~ prese~cia de ~n gran hecho característico del siglo XIX. qt.Í~ nin- nos. Habiendo dicho esto, Marx se vuelve de pronto juguetón y re-
gun partido se atteverá a r1egar,.. El hecho fundamental de la vida mo- laciona su visión <lel futuro con el pasado, con el folklore inglés, con
derna, tal como Marx. Ja experimenta, es que ésta es radicalmente con- Shakespeare: -.En todas las manifestaciones que provocan el descon·
tradictoria en su base: cierto de la burguesía, de la aristocracia y de los pobres profetas de
la regresión, reconocemos a nuestro buen amig~ Robin Goodfclluw,
al viejo topo que sabe cavar Ja tierra con ranta rapidez, a ese digno
Por un lado han dcspcmdo a Ja vida unas fuerzas industdalcs y científicas
z.apador que se llama :Revolución•.
de cuya existencia no hubiese podido sospechar.siquiera ninguna de las épo·
cas históriq.s precedentes. Por otra lado, existen unos sintomas de decaden·
Los escritos de Marx son famosos por sus finales. Pero si Jo ve-
cia que superan en mucho a los horrores que registra la historia de los últi- mos como un modernista, advertiremos el movimiento dialéctico sub·
mos tiempos del Imperio Rom2no._f · yacente que anima su pensamiento, movimiento sin fin que fluye a
Hoy día, todo parece llevar en ·¡Ju seno su propia contradicción. Vemos contracorriente de sus propios conceptos y deseo~. Así, en el }.{,,,,;.
que las máquina~, dotadas de la propiedad maravilloJa de acortar y hacer mb {resto comunista, v~~os que el dinamismo revolucionario que' derro-
fructífero el trab;ajo humano, provocan el hambre y el agotamiento del tra· cará a la moderna burguesía nac'c de los· impulsos y necesidades mh
bajador. Las fuentes de riqueza recién descubiertas se convierten, por arte de. profundos de esos burgueses:
un extraño malefido) en Cuentes de privaciones. Los triunfos :del arte pare-
cen adquiridos al precio de cualidades morales. El dominio del hombre so~ La -burguesía no puede existir sino. a condición de rcvoludonu incrun1c-
bre ht naturalcz.a es caqa vez mayor; pero. al mismo tiempo, el hombre se ment~ los instrumentos de producción y, por consiguicntt, l:as relaciones <le
convierte en esclavo de otros hombres o de su propia infamia. Hasta Ia·pura producción, y con eHo todas las relaciones sociales [..• ]Un:a revolución con·
luz de la ciencia parece no poder brillar más que s~bre el fondo tenebroso· tinua en la producción, una inctsa~u: conmoción de toe.las las condiciones so·
de 11 ignorancia. Todos nuestros inventos y progresos parecen dotar de vida. dales, una inquietud y un movimiento constantes distinguen la Epoca hur·
intelectuaJ a I" fuerus materiales, mientras que reducen a la vida humana al guesa de todas las anteriores.
nivel de una fuerz.a material bruta. .
Probablemente sea ésta la v:isión definitiva del entorno moderno, ese
1 entorno que ha dado origen a una plétora asombrosa de movimicn~
Esta.s 1~1iserias y misterios llenan de desesperación a muchos moder..
tos mod.crnistas, desde los tiempos de Marx hasta los nuestros. La \•i-
nos. Algunos quisieran «deshacerse de los progresos modernos de la
técnica con tal de verse libres de los conflictos actuales»; otros tra-
sión se desarrolla:
tarán de equilibrar los progresos en la industria con una regresión Todas l:as relaciones estancadas y enmohecidas, con su cortejo de crcrncia1
neof eudal o neoabsolutista en la poHtica. Sin embargo, Marx procla- 1
t
y de id~as veneradas durante siglos, quedan rota!; las nuevas se hiccn aiiciH
ma una fe paradigmáticatnente modernista: •Por Jo que a nosotros :intes de haber p·ódido osificarse. Todo ló' sólido se desvanece en el aire; tmlo
se refiere, no nos engañamos respecto a Ja naturaleza de ese espíritu
t lo sagrado es profanado, y los hombres, al fin, se ven fonados a considerar
maligno que se manifiesta en la_s ~ontradicdoncs que acabamos de se- f serenamente sus condiciones de existencia y sus relaciones recíprocas•.
ñalar. Sabemos que pan hacer trabajar bien a las nuevas fuerzas de \t'
la sociedad se necesita únicamente que éstas pasen a manos de hom· • MER, pp. ~75-.f76. He variado ligéramcnte la traducción cl:isica, hecha por S:a·
mutl Moorc en 1888. [OE• w>I. 1, p. 2Si traducdó_n corregida.]

~
'·· _...,w......-:--. - ..... ·-··· ··- ' - ··--· ... ···- •. ' .
' 8 !..a modernidad: ayer, ho,Y y m<1tia11a 9

Así, el movimiento dialéctico de la modernidad se vuelve. irónicamen- ligro, la madre de la mor:alida<l -un gr:m pc!igro- pero esta nz tra!ladá~o
te contra su fuerza motriz fundamental, Ja burguesía.' Pero puede que a lo individuat a lo más cercano y mh querido, a la cafle 1 2 nuestro propto
no se detenga allí: después de todo. todos los movimientos moJer~ hijo, nuestro propio corazón, nuestros más interno~ y secretos reductos del.
nos se yen atrapados en este ambiente, incluyendo el dcl·propio Marx. deseo y la voluntad.
Supongamos, como Marx supone, que ·Jas formas burguesas se des-
componen y que un movimiento comunista alcanza el poder: ¿qué. En· tiempos como éstos, f(el individuo se atreve a individu ... !i1.n~
impedirá a esta nueva forma social compartir Ja suerte de sus ante- se~. Por el contrario, este valí ente individuo .ti necc~dta un conjunto
cesores y desvanecerse en el aire moderno? Marx comprendió esta de leyes propias, necesita d.e ~llf> propias habiJid:tdes y astucias par;\
cuestión y sugirió algunas respuestas que revisaremos más adelante. su ~u to-conservación, :lUto-c!cvación, auto-despertar, iHHo· llbe1 :t·
,- Pero una de las virtudes distintivas del modernismo es Ja de dejar que ción,,·. Las posibilidades son a la vez gloriosas y ominosíls. ·Ahora
el eco de Jas interrogaciones permanezca en el aire mucho después de nuestros instintos pueden desbocarse en todas fas di rcccione' posi-
i que los propios interrogadores, y sus respuestas, hayan abandonado bles; nosotros mismos somos una especie de caos.~ El sentido de sí
la escena. mismo y de Ja historia del hombre moderno 4'Se convierte realmente
Si avanzamos un cuarto de siglo, hasta Nietzsche en la década de en un instinto para todo, un gusto por probarlo todo". En este pu n~
1880, nos encontramos con prejuicios, lealtades y esperanzas muy di- to se abren muchos caminos. ¿Cómo encontradn los hombres y las
fcrentcs, pero con una voz y un sentimiento de la vida moderrn1 sor~ mujeres modernos los recursos para hacer frente a su •todo)t? Nictz.s-
prcndentemcnte similares. Para Nietzsche, como para Marx, las co- che apunta que hay muchos ~ Li.ttle Jack Horne.rs" por toda.s _rar-
rrientes de Ja hi~.~oria m9dcrna eran irónicas y dialécticas: así los id ta- tes, cuya solución al caos de la v1dl.l moderna es mtentar no vivir rn
les cristianos dctla integridad del alma y el deseo de verdad habían absoluto: para ellos «Ser mediocres es la única moríllidad rpie tic11e
llegado a destrüir el propio cristianism~. El resultado eran los sucesos sentido.".
traumáticos qu~ Nietzsche Hamó «la muerte de Dios• y el «adveni- Otro tipa de moderno se dedic~ a parodiar el pasa'do: !(Necesita
miento del nihilísmo». La humanidad moderna se encontró en me· de fo historia porque es el anna.rio en que se g\~ardan w.do.s Jo; r:~jcs.
dio de una gr¿ri ausencia y vac.ío de valores pero. al mismo tiempo, Advierte que ninguno le v;t cornplctamcntc b1enlJ -n1 el pnm1t1vo,
una notable abundancia de posibilidades. Aquí, en Más allá del bien ni el clásico, ni el medieval, ni el oriental-, ..-a.~f que ~iguc probfo-
y del mal, de Nietzsche (1882). encontramos, como encontrábamos dose unos y otros,., inc:Jpaz de aceptar el hecho de que un hombre
en Marx, un mundo en el que todo está preñado de su contrario 5 : moderno 4(nunca puede verse verdaderamente bien vestido•, porque
no hay· ningún rol social en los tiempos modernos en que se pueda
En estos puntos cruciales de 12 historia aparecen -yuxtapuestos y a menudo calzar perfectamente. La postura de Nietzsche hacia los peligros de
entrelazados- una.especie de tempo tropical rivalizando en desarrollo, mitg- la modernidad es aceptarlos con alegría: "'Nqsotros Jos mo'dernos,
nrfico, múltiple, de fu~rza y crecimiento similares al de Ja junga. y un:a cnor~
los semi-bárbaros. Sólo estamos en medio Je nuestra ·bienaventuran~
· me destrucción ·y autodestrucd6n, debida a lps egoísmos vio1cnu.mcnte en-
frentados. que explotan y se combaten en busca del sol y Ja luz. incapar.es za cuando el peligro es mayor. El único cstírnuto que nos halaga es
de encontrar algún .Jtmitc:, algún control, alguna consideración dentro de la lo infinito, fo inconmensurable». Y sin embargo Nict1.sche no csd
moralidad 'de que disponen ... Nada más que nuevos •porqués•, no más fór- dispuesto a vivir para siempre en medio de este peligro. Tan ardien-
mulas comunales; una nueva fidelidad· al m~dc:ntendido. y a laJalt:A: de respeto temente como Marx, afirma su fe en una nueva clase de hombre -·d
mutuo; decadencia, vicio y Jos deseos más elevados terriblemente lig:idos hombre de mañana y pasado mañana,,.- quien, "en oposición a su
unos con otros, el genio de (a raza íluycndo sobre la cornucopia·dcl bien y ~crear nuevos va1ores"' ne-
hoy .. , tendrá el valor y Ja imagin:1ción para
del.mal¡ una simultaneidad fatal de primavera y otoño ... Nuevamente hay pe- cesarios para 'que los hombres y las mujeres modernas se abran ca-
mino a través de los peligrosos infinitos en que viven. .
s Los p.uajes citados estin tomados de las secdones 262, 223 y 224. La traduccion \
\
Lo distintivo y notable de la· voz que comparte~ Marx y N 1.et7.s-
ts de M:tri:mnc Cowan (1955; Gatcway1 J967}. pp. 210-211 1 146-150. chc no es solamente su ritmo frenético, su energía vibrante, su nque-
t

1
10 Lli modrmidad: a; cr, ho,-.• )' maiian.i
Marshall Berman 1

z~ imaginadva, sino también sus cambios rápidos y drásticos de tono das. Jackson Pollock imaginaba sus cuadros chorrcantcs como selvas
e mflcxión, su disposición a volverse contrá si misma, a cuestionarse en que los espectadores podían perderse (y desde luego encontrarse);
Y negar todo I_o ~uc se ~a dicho. a transformarse en una amplia gama pero en gran medida hemos perdido el arte de introducirnos en el cua-
d.e vo~cs armon1cas o dJ~on.a~tes y a estirarse, n:ás ·allá de sus capa- dro, de 'reconocernos como participantes y protagonistas del me y
c1e.ladcs, hasta una gama 111f1n1tamentc más ~mplra, a ·expresar y cap- el pensamiento de nuestro tiempo. Nuestro siglo ha engendrado 1.111
~ar ~~ mundo en el que tod.o está preñado de su contrari~ y •todo arte moderna espect~cular; pero parece que hemo5 olvidado cómo
lo solido se desvanece en cJ :urc•. En esta voz resu.ena, al mismo ticm- captar la vida moderna de la que emana este arte. El pensamiento mo·
P.º• e1 aut0dcscubrimiento y la buda de sí mismo, la autocomplaccn;. ·derno, desde Marx y Nietz.sche, ha crecido y se ha desarrollado en
~1a y la duda de sí mjsmo. Es .una voz q~e conoce el dol9r ·y el mie- · muchos aspectos; no obstante nuestro pensamiento acerca de la mo·
do. per~ que cree en su capaetdad de salir adelante. Los graves pcli- . dernidad parece haber llegado a un punto de estancamiento y regre-
gros e~ta? e1; tod~s par.tcs1 y pueden atacar en cualquier momento, sión.
pero ~11 s1qu1era las hendas más profundas pueden detener que esta ~ Si prestamos atención a los pensadores y escritores de la modcr·
ene.rg1a fluya y se desborde. Es i.rónico y contntdictorio polifónico nidad deJ siglo XX y los comparamos con los de hace un siglo, en·
Y dialé~tico, denunciar la vida mode~na en nombre de los 'valore.~ que contramos que la perspectiva se ha achatado 'radicalmente y que el
la propta modernidad ha creado, esperar -a menudo contra toda es- e.ampo imaginativo s.e ha rcdu.;ido. Los pensadores del siglo XIX eran,
p,erariza--. que las modernidades de mañ~na y pasado mafüma cura- al mismo tiempo, enemigos y entusiastas de la vida moderna. en in-
nin las hendas que destro~an a los h~mbres y Jas mujeres de hoy:To- c.ansable lucha cuerpo a cuerpo con sus ambigüedades y sus contra-
dos Jos grandes modernistas del siglo XJX -espíritus tan· diversos dicciones; Ja fuente primordial de su c=ipacidad creativa radicaba en
como Marx y Kicrkegaard, Whitman e Ibscn, Baudclairc Mclville sus tensiones internas y .en su ironía hacia sí mismos. Sus sucesores
Carlyle, Stirner, Rimbau<l, Strindberg, Dostoicvski y muchos más~ del siglo XX se han orientado mucho hacia las polarizaciones rígida~
hablan en este ritmo y en esta tonalidad. y las totaljzaciones burdas. La modernidad es aceptada con un entu-
siasmo ciego y acrítico, o condenada con un distanciamiento y un des-
¿Qué ha sido del modernismo Jcl siglo XlX en el siglo XX? En al .. precio neoolímpico; en ambos casos es concebida cornll un mon{ll;to
gu,nos aspectos ha madura~o y crecido ·por encima de .las esperanzas c'errado. incapaz de ser configurado o cambiaJo por lo.~ hombres mo-
m.as desenfreradas. En la pmtµra y la escultura. la poesía y la novela, dernos. Las visiones abiertas de la vida moderna han sido supl:mta-
el tcam~ y la 1 dan1~a, en Ja arquitectura y el diseño, en toda una gama das por visiones cerradas; el es·to y aquello por el esto o aquello.
de. medios electrónicos y en un amplio espectro de disciplinas cien- Las polariz.aciones fundamentales tienen lugar al comienzo mis-
t~f 1cas que ni siquiera ex.istfan hace un siglo, nuestro siglo ha produ- mo de nuestro siglo. He aquí a los futuristas italianos, partidarios api1-
cido una sorprendente cantidad de obras e ideas de la más alta cali-. sionados de la modernidad en los años que precedieron a la prim~ra
dad. Pued~ que el siglo XX sea el más brillantemente creativo de toda guerra mundial: «Compañeros, os decimos ahora que el triunfante
la historia ~~ndial, en gran medida porque sus energía~ creativas han progreso de la ciencia hace que los cambios en Ja humanidad sean ine-
h~.cho cclos1on en. todas partes del mundo. La brilJantez y la pn.:>(un-. yitables, cambio~ que e$tán abriendo un abismo entre los dóciles es-
d1d2d del modernismo vivo -vivo en Ja obra de Grass, García Már- clavos de la tradición y nosotros. los modernos libres que confiamos
quez,. Fuentes, Cúnningharn, Nevdson, Di Su vero, Kem:.o Tange, en el esplendor radiante de nuestro futuro• 11 • Aquí no hay ambigüe-
Fassbtnder, Herz.og, Sembcnc, Robcrt Wilson, Philip Gla.ss. Richard dades: «tradición,. -todas las tradiciones del mundo en el mismo
Foreman, Twy!a Tharp, Maxine Hong Kingston y tantos otros que saco- es igual .a dócil esclavitud, y modernidad es igual a libertad.
nos rodean~ nos ofrecen mucho de qué enorguUecernos, en un inun ..
do en que hay tanto de ,qué avergonzarse y de qué temer. Y sin em- ' ... Mrniícsto oí che íuturist paintcrs. 1910 ... de Umbcrto Boccioni tt ~l., traJuc.:i·
bargo, me parece. no sabemos cómo utilizar nuestro modernismo; he- do por Roben Sra.in. en Umbro ApoUonio, comp., Futuriu mttnifwos, Viking, t91J.
mos perdido o roto Ja conexión entre nuestra cultura y nuestras vi- p. 25.

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-----•-;··-h.¡-------··
. - .... •h·---- .. ·-·
Manh"fl Btm111n la modernidad: ityrr, hoy y mariana IJ

•;Lcvant:uJ vuestras piquctu, vuestras hachas y martillos, y destruid, jóvenes futuristas se lanzaron ardientemente a lo que llamaban .. la
destruid sin piedad las ciudades vénerables! ¡Adelante! ¡QuemaJ los guerra, la única higiene del mundo~, en 1914. En el pJaz.o dr. dos años,
estantes de Jas bibliotecas! ¡Desviad eJ curso de lós canales para que sus dos espíritus más creativos -el pintor-escultor Umbrrto Boccio-
inunden los muscos![ •.. ] ¡Que vengan los alegres inct;mc.Harios de de- ni {el arquitecto Antonio Sant'E.lia- resultarían muertos por las rn~­
dos tiznadosf ¡Ya.están aquí! ¡Y2 están aquí!,. Mux y Nietzsche tam- qumas que adoraban. El resto sobrevivió para convertirse en peones
bién podrían rcgocijars~ por la destrucción modcrná de las estructu- cuftur:zles de Mussoliní, pulve.riz:tdos por la mano negra del futuro.
ras tradicionales; pC'rO ellos COOOCÍílll el COStC humano del progreso Los futuristas l_I7varon Ja glotificación de Ja tecnología moderna
y sabían que fa modernidad tendría que recorrer un largo camino an- a un extremo ·grotesco y'autodrstructivo que aseguró que sus cxtr:l-
ees de que pudieran cicatrizarse sus heridas. se
vagancías no repitieran jílm:is. Pero su romnncc acrftiw con Lu rni-
quínas, unido a su total alejamiento de la gente, se reencarnaría en
Canuremos a J~s gnndcs multitudes cxcir~das por el trabajo, d plnccr y el formas menos fantásticas, pero de vida más larga. Dr.spués de Ja pri·
mdtín; canuremos las mareas pofüónicas y muhicoJorcs de fa revolución en mera guerr:l mundial, encontramos este nuevo tipo _de modernismo
las capitales modern:as; cantaremos el fervor nocturno de lon.rsenaJes y los en las formas refinadas de fa «estética de 1~ máquina><, las pastorales
astilleros brillando bajo violentas lun.as cJéctricas; 'codiciosas estaciones de fe- tecnocráticas del Bauhaus, Gropius y Mies van der Rohc, Le Cor~
rrocarril que devoran serpientes emplumadas de humo; fábricas que ctÍelgan busier y Léger, el Ballet mécanique, Volvemos a cncont~ado después
de las nubes con las scrpentcantes líneas de su humo; puentes que mo_ntan a de una nueva. guerra mundial, en las rapsodias espaciadas de al ta tec-
horcajadas sobre los ríos. cómo gimnastas gigantes. briltando al sol con su nología de Buckminstcr Puller ·y MarshalJ McLuhan y en Fut11re
resplandor de cuchillos; aventurados barcos de vapor; .. locom.otons de en·
schock, de Afvin Toffler. Aquí, en Undmtanding mediii, de McLu·
. trañas profundas ... y)a luz luscros:a de Jos aeroplanos [ ... ] 1•
han, publicado en 1964,
Setenta años más tªrde, la verba y el entusiasmo juvenil de Jos futu-
Resumiendo. el ordenador promete, rnedí~nte la tecnología, um condirlc'1n
ristas todavía puede conmovernos junto con su deseo de fundir sus pentccostal de unidad y comprensión universales. El siguiente paso lógico pa-
energías con la tecn:o1ogfa moderna y crear el mundo de nuevo. Pero rcccrÍ2 ser (... J la superación de los lenguajes en aras de una conciencia rú.~­
¡es tanto Jo que q~.eda fuera de este mundo nuevo! Podemos verlo mica general [... ] La condición de .. ingr:widcz .. que a d ccir de los_ biólogos
incluso en esa maravillosa metáfora: •las mareas polifónicas y mul- promete Ja inmortalidad física, tal vez sea paralefa ;t la condición dr. mudez
ticolores de Ja revoluci6n1t. La capacidad de experimentar los tras- que podría conferir una perpetuidad de paz. y armonía colectivas 9 •
tornos políticos de manera estética (music~l. pictórica) es una expan-
sión real de la sensibHidad hu mina. Pero~ en cambio, l qué pasa con Este modernismo está subyacente en los modelos de modernización
todos los que son barridos por estas marcas? Su .experiencia no se ve que Jos ciendficos sociales norteamericanos de J::i posguerra --cuyo
por ninguna parte en el cuadro foturista. Parece ser que algunos ti- trabajo a menudo estuvo amparado por generosas subvenciones dd
pos muy importante~ de sentimientos humanos mueren cuando na- . gobierno y de diversás fundaciones- desarrollaron para exportar al
cen las máquinas. De hecho, en los escritos futuristas posteriores Tercer Mundo. He aquí, por ejemplo, el hjmno a fo fábrica moderna
cbuscamos Ja creación de un tipo no-humano para quien se hayan del psicólogo social Alex InkeJes:
abolido Jos sufrimientos morales, la bondad de corazón, el afecto y
el amor, esos venenos coi:-rosivos de la en~rgía yifal,. ipter~pt.ores de Una fábrica guiada por una política de gesti6n y de personal moderna d::irá
nuestra poderosa electricidad corporaJ,. 1 • De acu'erdo con esto. los
writings,, F.urar, Straus Y. Giroux, 1972, pp. 90-91. P:n;a un 1r~umiento ingenioso (aun-
7
F. T. }vt:arineni, •11ie founding and m:aniíesto of futurism, 1909•, traducido por que p:iiru~ma) dd furummo dentro dd cont~xto de la evolución de la rnodnnid:.d,
R. w. FJint, en futurist mAni[tstos, p. 22. ·. véase Reyner D.:inham, Th(ory tJttd de1ign in the fim machint 1tgt, Praegt'r, 1967,
1 pp. 99-tJ7.
M:uinctti, ·Muhiplicd man :and the reign of tite machine•, en ll'1Ar, tbe wor/d•1
Under1tantli11g mrtlitt: rhe rxtm.riom of man, McGraw~Hill, J%5, p. RO.
9
only h1gítnt, 1911-1915, en R. W. Flint, compilador y tuductor, M11rinwi, ulecud

-------·-- --······ .. ···-----·-·-.


Marshall Bmnan
14
los otros grandes críticos del siglo XlX- también compremli~ron las
a sus trabajadores un ejemplo de conducta rncion.il, equilibrio emocional, co- Co:mas en que 1~ tecnología y l~ organizacióh social modernas deter-
munic:ición abierta y respeto a las oplniones, los sentimientos y la dignidad :.mmaban el de~uno del ~ombre. Pero todos creían que los individuos
deJ trabaj.idor, que puede s~r un ejemplo poderoso de las prácticas y los prin· 'mod.ernos tenia~ capacidad para comprender este destino y, tras ha·
10
cipieis de la vida moderna •
:berlo comprendid.o, luchar contra él. De aqui que incluso en ·mediu
_de ~n presente m1scr~ble, pudi~ran imaginar un futuro abierto. Los
Los fu turistas deplorarían la escasa intensidad de esta pr~sa, pero se- 1 críucos d~ la modermdad del siglo XX carecen c:ui por completo de
guramente estadan encantados con .Ja· visión de la fábrica como un
esa empat1a y esa fe en los hombres y mujeres contemporáneos. Para
ser humano ejemplar que los hombres y mujeres deberían tomar
We~:r, esos con.tcmp~ráneos ~o son nada más que •cspcdalistas sin
como modelo para su vida. El ensayo de Inkeles se titula i(The mo-
e~pmtu, sensualistas sm corazon; y esta nuJidad se rcrlcja en Ja ilu-
dernization of man,. y tiene por objedvo mostrar la importancia del
s1on de. que se ha l!egado a un nivel de cf e.i;arrollo nunca antes alcan-
deseo y la iniciativa humanos en la vida moderna. Pero su problema,
zado P?r la h~mamdad .. 11 • Por lo tanto la sociedad moderna no 5 ,;¡ 0
y el problema de todos los modernismos de la tradición futurista. es
· es una 1auJa. smo que todos. los q~e. la h~bitan cst~n configurados por
que, con unas máquinas resplandecientes )' unos sistemas mecánicos
:sus barrotes; somos seres .sin espmtu, sm corazón, sin identidad ~r·.
que desempeñan todos los p;\peles principales --de igual modo que
.•.! .xual o personal (~esta nulidad ... reflejada (atrapada) en la ilusi<1n tic
'1 en la cita anterior el sujeto es la fábrica-, al hombre moderno le que-
l. ;que se ha llegado ... :), casi podríamos decir sin ser. Aquí, al igual que
'.;~ da muy poco que hacer que no sea enchufar las máquinas.
en las formas futur1stas y tecnop:istorales del modernismo, el horn·
Si nos trasladamos al polo opuesto del pensamiento del siglo XX,
bre n:~derno como sujetó --como ser vivo capa7. de respuesta, juicio
que dice un rotundo •t¡nol» a la vida moderna, encontramos una vi-
sión sorprendentemente similar de lo que es la vida. En el clímax de
1Y ~~CIOl1 en r sobre el mu~do- ha desaparecido. I rónicamentc, lm
_crmcos d:J stglo X~ de la "Jaula de hierro• adoptan b per~pectiva ·de
la ética protestante y el espíritu del capitalismo, de Max Wcb~r, es-
los guardianes de esta;. puesto que los que se encuentran dentro ele
crita en 1904, todo el «poderoso· cosmos del orden económico mo·
ella es~á~.. desprovistos de libertad o dignidad interior. Ja iaul 3 no ... ~
derno» es visto como '-!-"ª •jaula de hierro•. Este orden inexorable, una p~1s1on; simplemente ofrece, a una raza de nul9dadcs, el \•adn que
capitalista, legalista y burocn\tico, ec.determina las vidas de todos ,los necesitan y anhelan •>. ,;
individuos nacidos dentro del mecanismo[ .•. ] con una fuerza irresis-
tible». Está destinado :i 41.detcrminar el destino del hombre h:tsta que 11
Tbt p~nlrsldnl tthic 11nd rhnpirit of c11pitalism 1 tradudJ" ~1 in~lrt pur Taknw
se queme la última tonelada' de ·carbón fósil ... Ahqra bien, Marx y Parsons, Scnbn.c:r, 19.)0, pp. 181-lSJ [La r.tica pro1t11tt11"it y el tJpirilu Jtl rr1.pi11tlisma.
Nietz.sche -y Tocqucvillc y Cadyle y MiU y Kierkegaard y todos Bar~:lona,. Pe~1~sula, 1972). 1le aherado hgenmc:nte la traducción. de :acuerdo con Ja
vcrs1?n ~m v1v1da de Pctcr Gay en ~olumbi.:a Collcg~, Man in cnnttmpo,ary 1acirlJ,
C?Jumb11, 1953, 11, PP· 96-97. Gay. Sin embargo, sustituye •iaula dr hierro• r<>r •U·
10 • Thcmodetniution oí man•, en Myron Wcincr, comp., MoJtmiu,tion: tht Ji- misa de fucru.•.
namics of growth, Basic Books, l 966, p. 1~9. Esta compilación da una buena idea del ~ En algu~o~ d,e los ensayos p?sttriorcs de ~e~cr se pucdt encontrar una pcn·
par2dígn1::& ~mericano de ·1a modcrniudón en su punto culmin:inte: Entre las .~bras pecu~a f"ÍJ d1alec11ca, como por CJ~mplo .en •Palmes as a \.'Ocatinn• y ·Scienct' H .a
princip:ilcs de c::su tradición $C encuentun Daniel Lerncr, Thc pawng o/ m1Jwonal . ,vocauon• (en Hans Gerth y C. Wr1¡;ht M1lh, compil~dorcs )' 1uductorn, Fram ),Id~
JDclt!fy, Í'ree Prcss, 1958, )' W. W. Rostow, Th' sragts of economic growth: A non· ,Weber, Oxford, 194&). Georg Simmtl, amigo y conu:mporineo de Wdur, ÍnJÍnúa prrn
communi1t mamfesto, Cambridge, 1.960. P:ira una temprana cridc~ udical de. csu li· nunca IJ.eg~ ª,desarrollar rc:il~ente lo q.ut probabJe~tnlC $U Jo más paucido J unp
tcrarura, véase Michacl Waiur, e 1ñe only revolution: not~s o~ thc: th~ory of ~?der· teorí:a d1alccttca de la modern1d:d del siglo XX. Véase, por cjc:"mpln, .. Thc cnníli(t ¡~
niz.ation•, DiutrJI, t 1, 196~, pp. Dl·HD. Pero este cuerpo teórico "mb1én sumto mu~ modern cuh~rc:•. oiTh~ rnetropolis and. mcnul li(~,., ·Group upan.'iion an<l dtt Jrvt·
chu criticas y concroversias dentro de la corriente central de las ciencia.• sociales oc· I~pmenl of 1nd1v1duahty•.·en f'?torf StmmeJ º? 1náiviá1111lity dnJ snriAI forms, cmn·
ddcntalcs. L:u poléinic::u esd.n incisivamente resumidas en S. N. Eiscnstadt, TraJi· pilado por Donald ~evsne, Univtrsedad aeCh1cago, 1971. .En Simmtl -y más urde
tion. r:bangt And modernity. Wilcy, 1973. V:ale la pcni señalar que cuando la obra .de en sus Jóvenes .segmdores como Georg Lukács, T. W. Adorno y Walter 8,njamin-
lnkclc.s :apareció Hnalmcntc en form:a de libro, como Alex l?keles y David Smid1,. Be- Ja profundid:ad y la visión dialécticas van siempre entrelazadas, 1 menudo en la mÍ•ma
coming modem: indiviáutrl changt in 1íx Jrvtloping counrnt1, Harvard, 197.f, I~ tm:a.- frase, con una desesperación cultural monoHtka.
gcn pangloshma de la vida modero~ dio puo a perspectivas mucho mis compleJIS •

.1 •·'
i: ·''·
't
11\.'_
~:
16 1-a moarrmctaa: ayer, l;oy y n11ma11a 11

Wcbcr tenía poca fo en el pueblo, pero :iún menos en sus clases quienes aman el mund.o moderno y por quienes lo ocflan: la rnoder~
dirigentes. ya fueran aristocráticas o burguesas. burocráticas o revo- nidad está constituida por sus máquinas, <le las cu;iles los hombres y
lucionarias. De ahí que su postura política, por lo menos duran~"~ los las mujeres modernos son meramente reproducciones mednicas.
últimos años de su vida, fuera un Jibcralismo perpetuamente eh ar- Pero es una parodia de la tradición moderna del siglo xrx. en cuya
mas. Pero cuando el distanciamiento y el desprecio webcrianos hacia órbita Marcuse pretendía moverse, la tradición crítica de Hegel y
los hombres y mujeres modernos se sepnraron de la ínstrospecci?n Marx;·'Invocar a estos pensadores a( tiempo que se rechai.a su visión
crítica y del escepticismo webc:rianos, el resultado fue una política de la historia com~ un_a actividad agitada, una contrJdicción dinámi-
mucho m:ís a la derecha que Ja del propio Weber. Muchos pensado- ca. una lucha y trri' progreso dialécticos, es conservar de dios poco
res del siglo XX han visto las cosas _de esta man.era: esas m~sas pulu- más que sus nombres. Mientras tanto, aun cuando los jóvenes radi-
Jantcs que nos apretujan en las calJcs y en el Estado, no uenen una cales de los sesenta lucharon por comcguir c:tmbios que permitiesen
sensibj}jdad, una espiritualidad o una dignidad corno la nuestra: ¿no a la gente que les rocle~ba controlar su vida, el paradigma «unídímen-
es absurdo entonces que estps «hombres masa» {u «hombres vadosit) sional•1 procJamaba qul.i no había cambio posible y que, de hecho. esa
tengan no sólo el derecho de gobernarse, sino también,· a través de gente no estaba ni siqu'iera realmente viva. A partir de este punto se
sus mayorías masivas, el'po~er de gobernarnos? En las ideas y gestos abrieron dos caminos., Uno fue la búsqueda de una vanguardia que
intelectuales de 'Ortega, Spengler, Maurras, T. S. Eliot y Allen Tate, estuviera totalmente «fuera,. de la sociedad moderna: 4(El subStrato
vemos cómo la perspectiva neoolímpica de Weber ha .sido usurpada, de los marginales y desclasados, Jos expJotados y perseguidos de otras
, distorsionada y magnificada por Jos modernos mandarines y aspiran- rnas y otros colorest los parados y J_os inservibles)t 1 ); Estos grupos,
tes a aristócratas de 1a derecha del siglo XX. ya es-tuviesen en los guetos o las cárceles de Norteamérica o en el Ter-
L~ más .~orprcndente 1 y Jo más inquietante, es IP., forma e~ .que cer Mundo, podrían calificarse como vanguardia revolucionaria pues-
prosperó est~ perspectiva entre algunos de los dem~ratas paruc1pa- to que supuestamente no habían sido alcanz.ados por e1 beso' de b
tivo$ de la r_ec.icnte Nueva Izquierda. Pero esto es lo •ue sucedi6, por muerte de la modernidad. Desde Juego t;i] búsqueda csti condenada
lo menos du~rantc un ticmpf?, a finales de los años s+enta, cuando el a la futilidad; no hay nadie que esté o pueda estar .fuera" del mundo
•hombre u11fdimensional• de Hcrbcrt Marcuse se cGlflvÍrtió en el pa .. contemporáneo. A los radicales que, habiendo comprendido esto, Lo-
radigma dominante del pensamiento crítico. De acuttdo con este pa- maban sin embargo a pecho el paradigma unidimensional )es parecía
radigma. tanto Marx como Freud están obsoletos: no sólo las luchas que lo.único que quedaba era 1:i futilidad y la desespcr~cicSn.
sociales y de dase, sino también los conflictos y contradicciones psi- La atmósfera voluble de los sesenta generó un cuerpo amplio }'
cológicos han sido abolidos por el estado .de «~dministradón totaf ,.. vital de pensamient~ y controversia sobre el sentido último de la nio-
Las masas no tienen .cyoi., ni •elfo,., sus almas están vacías de ten- dernidad.·En buena parte, lo más interesante de este pensamiento giró
sión interior o dinamismo: sus ideas, necesidades y hasta sus. sueños en torno a la naturaleza del modernismo. El modernismo de los se-
•no son suyos~; su vida interior está •totalmente administrada•. pro- senta se puede dividir a grandes rasgos en tres tendencias. basa<l:ts en
gramada para producir exactamente aquellos deseos que el sistema so- las_ actitudes hacia la vida moderna en su conjunto: afirmativa. ncga-
cial puede satisfacer, y nada más. •Las pcrsc;:mas se reconocen en sus
mercancías; encuentran su alma en su automóvil, en su equipo de alta 13 lbiel., pp. 256-257. Véase mi crírica a este libro rn l'artiJ.m Rrvitrv, oroño de
fidelidad, en su casa ·a varios niveles, en el equipamiento de su coci- 196~. y Ja polémica entre Mucuse y yo en el número siguiente, invierno de 1965. El
n:1,. 12. . : . .... . ,~, pensamiento de Marcuse se haría mh abierto y dialéctico 2 finales de los sesenta, r
seguiría un curso diferente a mediados dt": los setenta. Los hitos más noublcs son A11
Ahora éste es un estribiIIo familiar dd siglo xx. compartido por
e1111y on libtrt:ttion, Bt!acon, J969 (Un tmayo sobrt> &s. Nbtr.uión, México, Morti1., 2: cd.
1972) y su último libro The ae1thecic dimemion, Beacon, 1978 [L" dimtmión wérioi,
1

u Ont!•JimensionAI tndn: StHJits ¡~ the. Utofugy o/ lfVtt.nct!tl intlustrittl somíy, Bea- BarctlC1n2, Mucriales, 1978). No obstante, por una ironfa histórica nuligm '11 sido 1

con Press, t96'4. p. 9 [El hombrt uniJi,,;uuionAl:.tst11áios sobrt IA itftolagl4 Je /.n 10- el Marcuse rígido, cerrado y •Unidimensional• el que ha atr:iído mis :a.tendón y rjrr-
citJArÍts inJJ11tri.dlt1 avan:i4J111, Barcelona, Seix-fürral, 1969] . ddo má.s influencia hasu ahor:.i.

•• _ _ .. _ _ _ _ _ ... _ _ ,.¡. _ _ _ _ _ . . . . . . . . . ~- .. -
18

tiva y marginada. Pu~clc que esta. divis~ón parezca purda, pero ..las.ac- adversaria·· (Lionel TriUing) 17, una «cultura de la negación• (Renato
titudes recientes hacia Ja modcrn1dad tic.ndert de hecho a ser m~s stm- Poggioli) -u. Se decía que Ja obra de arte mod·erna •nos molesta con
ples y burdas, meno~ sutiles y dialécticas qüe las de hace.un siglo. · una absurdidad agresiva,. (Leo Steínberg) 19 • Busca el derrocamjento
. El primero de' esos modernismos, el que intenta margmarse de la violento de todos nuestros valores y se prcocu~a poco de Ja recons-
vida moderna, fue proclamadó cun más fucrz.a p~r Rolotnd Batthes, trucción de los mundos que destruye. Esta imagen adquirió fuerza y
en literatura, y Clemcnt Grecttbcrg en las artes visuales. ~reenbcrg · credibilídad a medida que avanzaban Jos años ~csenta y se caldeaba·
alegaba q~H.' la única prcocupaciór:t lcgftima del arte modernm:t era el el dima político: h~bo círculos en que·el •mod.ernismo• se .convinió
arte en sí; es más, para un artista el único enfoq.uc. correcto, e~ cual: en el santo y seña de todas las fuerzas en rebelión 20 • Obviamente
quiera form:t o género, era la natu.raleza y lo~ l!m1tcs de ese gcnc~c;>. esto revela parte de la verdad, pero es demasiado lo que omite. Omi-
el mensaje es el medio. Así, por e1emplol el unaco tema qu.c .un ~m­ te el gran romance de la construcci6n. fuerza crucial del modernismo
tor modernisu podía permitirse era la lisura de la superf1c1c 91~n­ desde Cadyle y Marx hasta Tatlin y CaJder, Le Corbusier y Frank
zo, etc.) en que se realiza la pintura, porque «sólo la lisura es ~n1ca LJ9yd Wright, Mark di Suvero y Robert Smithson .. Omite la fuerza
y exclusiva del arte» 1.i. El modernismo se pre~entaba, pues, com~ la afirmativa y vitalizadora que en los modernistas de más altura .va
búsqueda del objeto de arte puro y aucorrefcndo. Y eso e.ra todo. l:i siempre entrelazada con el 1salto y la revuelta: la· alegría erótica, la
relación apropiada del arte moderno con .Ja vida sed.al m~d~rna era . beHeu natural y la ternura humana de D. H. Lawrence, siempre uni-
una total falta de relación. Barthes puso esta ausencia b110 una luz do en mortal abrazo con su cólera y desesperación nihilista; las figu-
·positiva, incluso heroica: el escritor moderno •:uelve la cspal~a a la ras del Guernictt. de Pica.sso, luchando para mantener con vida a la
sociedaJ y 'se enfrenta al mundo de los objetos sm pasar por nm~una vid.a misma, aun en su gemido de muerte; los últimos coros triunfa-
de las formas de la historia o la vida social)t 15 • Y 7sí el modernismo les 'de A /ove supreme de Coltrane; AHosha Karamazov, que en me-
. aparecía corno un gran intento de li~e'rar a Jos arustas moder~os de dio del caos y fa angustia besa y abraz:t la tierra; Molly Bloom que
las impurezas y vulgaridades de la vada modern.a. Muchos arustas Y cierra él libro modernista arquetípico con un •SÍ dije sí quiero Sí•.
escritores -y más aún, críticos de ;me y Hteranos- se han . most~a­ Hay otro problema ert .Ja idea de que el modernismo no significa
do agradecidos a este modernismo por establec7r la autono.m1a Y d1g- más que problemas: tiende a proponer como modelo de sociedad mo-
.d d de sus vocaciones. Pero muy pocos armtas o escrit~res mo ... derna una sociedad que en sí misma está exenta de problemas. Omite
ni ª han pe 1maneCido
demos · fieles mueho t!cmpo
· · a :ste mo.,dcrni s!11 o·· un todas .clas perturbaciones ininterrumpidas de todas las relaciones so-
arte sin sentimientos personales o relaciones sociales. esta destinado a l

parecer árido y carente de vida al cabo de poco. La bbetta~ que con· .


11
Btyond culturt, Prefacio, Viking. 1965 [M4s •IU dt LA culturtt, Barcelon1, Lu·
fiere es la libertad de un sepulcro hermosamente construido Y per-. men, 1969}. Em idea es desarrolJada con gran íutrz.a en TriUing, • The modcrn ele~
ment in modcrn literarurc•,..Partisan Rtvitw, 1961, reediudo en Bqoná Culturt,
fectamente se!lado. ., pp. 3-JO. bajo e1 dtulo de ·On lhc u:aching o( modc:rn litcmuurc•.
Luego vino la visión del modern'ismo como revoluc1on pcrma- u Tht thtary o/ tJ:t avanc ..gará(, 1962, traducido del italiano al inglh por Gcr:dd
sin fin co.1 tra la totalidad de la existencia moderna: era la •tra- FitzgeraJd, Huvard, 1968, p. 11 i:
nen t e Y
de derrocar la tradición (Ha ro Id Rosen berg ) Jf> • una •cultura ·Contcmporary art and the plight of its public•, con!crcncia pronunciada en d
19
dición lt
Musco de: Arte Moderno, cri 1960, editada en H11.rper 1s, 1962, rcC'diuda en Baucock.,
The,nru1 drt, pp. 27-<t7, y en Steinberg, Othtr crittrÍ4: confront4tiom u•ith twtntkth
•• .Modc:rnist p:iinting•. 1961, en Grcgory D.mco~k. comp., Tht ntw "''· Out· ctntury 11111, Oxford. 1972, p. IS. .
2,0 frvtng Howc: inaliu crhicamcntc la •guerra entre la cultura modernista y 11 so-
ton 1966 pp.100-110. e J' S · h L
'u writíng Jtgru urot tr 1 Jucido al'inglés por Anncue L.avers y m ;.'; 'X~~· º. ciedad bu.rgutsll•, de ida y vuelta, autintica y falsa, en •lhc cuhure oE rnodunísm•,
"P'" 1967 p 58' {El grado erro Jt l.rt tsmtHrti, México, ig o • Commtntary, no'viembrc Je: 1967¡ reeditado b2jo el titulo •The ide3 of thc modem•,
ª" . ...
d res, Jomtt h C 1
r d
J 973). Asocio e.nt! libro con lo~ años scJtnt:a porque ue entonces cuando s~ 'd
• impacto
como introducción a la antología de Howe, literttry moJtrnúm, Fawcctt Prcmicr,
se dejó sentir a gran escala, t:anto en ~ran'da como en Jngl:ucJ~ ~ Ejta 1:~ut~a.º~a­

.-1
1967. Ene conflicto es el tema centrat de la compilación de Howe, que incluye .a los
'' The mulilion of tht nrw, Horiz.on, 1959, p. ,1 {La tra m n t Ú cuatro .aulores ;tntcs citados, ;unto con muchos otros contemporáneos inrercnnces, y

~anifrutos ~arineui ~:~.atin.


r:acas, Monle Avil.aJ.
los ••plfodidos de -- - ·- - ·- .....•.

......--·-··. ·-"·· .. ~
20
la moJerm'ádtl: ayer, hoy y mañana
21
dales Ja inquietud y la agitación perpetuas,. que dunnte doscientps
años hansido elementos fun?amcntales de la.vida moderna. Cuando f~c~b:i. en primer lugar, romper las barreras entre el «arte111 r otras ac-
Jos estudiantes de Ja Universidad de Columbia s.e .rebelaron en !968, ~11·1dad~s humanas tales c?mo el espectáculo comercia!, la tecnologfa
algunos de sus profesores conservadores ~escnbaeron sus acciones tndustnal, la moda y el drseño. la política. También estimulaba a es-
como •modernismo en las calles•. Presum1blemente esas c:i.lles ha- critores, pintores, bailarines, compositores y cineastas a romper Lu
brían estado tranquilas y en orden -¡.en el cc~tro de Manhattan!- front~ras de sus especialidades para trabajar juntos en ·producciones
sólo con que de alguna manera se h~b.'cra podido mantener ~ la ~ul­ y actuaciones que combin:mm diversos medios y c.:rcaran un<\s <irles
más ricas. y poliyafentes.
tura moderna al margen de. ellas, con!snándola a las au~~s u~1v~rma­
rias, a las bibliotecas y a los museos. de art~ moderno •. 51 Jos pro- Para fos· nil.;dcr.nisds
de esta cfase. que a vcce.s se 1hmab:ln a sí
fesores hubiesen aprendido sus propias lecc1ones, habmn r~cordad? misn~os «posmodernist~~"• d modernismo d; la forrm pum y el rno-
cuánto del modernismo -Baudclairc, ioccioni. Joyce, Ma1a~ovsk1, dermsmo de la revofucmn pura. eran demasiado estrcchn!I, <lcmasi.a-
Léger y otros- se ha nutrido de !os
pro~lcmas .reales de l:is c;J.Ues clo farisaicos, demasiado opresivos del espíritu moderno. Su i<leaJ ern
abr~rse a la inmensa variedad y riqueza de las cosas, los materiales y
modernas y ha transformado su ruado y dasona~c1a en belleza Y ver-
dad. Irónicamente, fa imagen radical del modernismo como pura s~b­ J:t.q ideas que el mundo moderno producía inagot:tblemcnre. Insufla-
versión ayudó a alimentar Ja fantasía neoconservadora de ~n !11undo ron aire fresco y iúdko en un ambiente cuhural que en los ::iños cin-
urificado de la .subversión modernista. «El seductor ha. st.do el r,no- cuenla se había vuelto insoport:iblemcntc solemne, rígido y cerrado.
.~crnismo•, escribía Daniel Bell en The cultural con!rad1ctums of ca- E.1 .~oderni.'>mo pop recreó b apc-rtura al mundo, la generosidad de
pitafüm. «El m,ovimiento moderno q~ebra~ta la umdad de ht c~.J.t~~ v1smn, ?e algunos de fos grándcs modernín:ts del pasatlo: Daudcbi-
ra,., «hac'e pedazos Ja "co~mología racional • ~n que se basa Ja va.s1on re, W.h1tman, Apollinaire, Maiakovski, Wilriam Carlos Wiilla1m.
burguesa del mundo consm.ente en un~ relac1on ordenada e~tre uem- Pero. s1 este modernismo iguaJó en re:~nancia imaginativa a estos mo-
po y espacio•, etc .• etc 22• Si fuera p~slblc ~xpulsar a la serpiente ~o­ d,ern1stas dd p~s.ado1 nu~ca aprendio a rccupcrnr su garra crítkrt.
dcrnista del járdín moderno, el espacto! el ttempo y el cos~os se arre- Cuando un espmtu creativo como John Cagc aceplaba el apoyo del
glarían· por sf solos. Entonces, prcsumtblemente, r:torn;a.r_ia .una e~ad shah de Irán y mont":ba espectáculos modernístas :t pocos kiJórnctros
de oro tecno-pastoral. y máquinas y hombres podm.n v1v1r. Juntos fe- del Jugar donde gemían y morfan prisioneros políticos. Lt fo/u de ima-
lices para siempre. . · ginación moral no era sólo suya. El problema fue que el. rnodcrni.i;~
. La visión afirmativa del modernismo fue desarrollada en. los ~e· mo pop nunca desarrolló una perspectiva crítica que pudiera clarifi-
senta por un grupo heterogéneo de autores entre los que ~e ·~.clurnn car cuál era d punto en que la apertura· al mundo moderno dcbi:l
Joh,&1 Cage, Lawrence Alloway, Marshall McL.uh~n, Leshe ~1e~le.r: detenerse y el punto en que cJ artista moderno debe ver y decir
SusJn Sontag, Richard Poirier, Robert Ventun. En parte comcadto
cort la aparición del pop art a comienzos de los sese~ta. Sus tei:n~s. do-
minantes eran que ..-debemos abrir los ojos a I~ vida iue v1v11;ios.... vol. 2; tambii::n en cue volumen, "Tlie death oí avJnt~g:irdc litcr;uure•, 196..f y • 11H:
ne"': murants•, 1965. Su san Sontag, .. Qne culture :md thc new scnsibility ., 1965, ~ f f:ip-
(Cage), y «Cruzar fa frontera, salvar el vacfo,. (F1c:dJer) . EJlo s1gn1-
pC'n~nr;s•, 1962, y -Note~ 011 "omp"•, 1964, cnA¡:,~imr intrr¡irrtation, P:u-rar Str;iu~
Y G1roux, 1966 fContr,1 '"fntcrprrldción, D:ircdon:i, Scix BHral, 1969). Rc:afmcni", c:~­ 1

11 V/ase el pc:rspicu #náfisis en Morris Dickst~in_.. 9~tts of. Et/m: Americ~n cul~ tu trcJ formas de modernismo de los usent1\ se pueden encontr.tr en los di'ICrsos en-
iurt in tht si.tlits, Basic Books, 1977, pp. 266-267. • sayos de que consta el libro; pero llevan viths separ:idn. Sonug nunca tr:u:i de com-
u Bcll C11/turd/ n:mtrAtlictions of capit11liJm~ Basic: Books, 197,, p. 19 f~as con- puarb.s º. c.onfr~ntarfas enlrt. sí. Rid!.'ln.I Poiritr The pcrformíng ulf' rompor;tions and
muHcdon:s cultHrAlt1 Jtl capitt1li1mo, Madrid, Al-ianu! 2.' rd. 1982}; ·~.o~c:rnum and dern:n~oSll~ons m evrryday lifr, Oxford, 1971. Roben Vemuri Comple:r:ity imd ron-
1

c2 pitafism•1. Partisa11 Rtvitw. 4S, 1978, p. 2H,. Este ú.lu~o ensayo NC utilizo como prt~ trodrr11on m t1rch;urr1-tre, Museum oí Modrrn Art, 1966, y Venturi, DeniH Sco
fado para l:t edici6n de bolstllo de Cultural contraá1ction1. 1978. C Drown Y D..a.vid h:c:nour, en lrarning from La1 Vega;, Ml'f, 1972. Sobre Allow:iy, Ri-11
u Cag-c, •Experimental music,., 1957. en Silcnct, Weslcy:in, 1?61, P· 12. " ross chard Ham1.hon, John McHale, Reync:r B:inh.am r Olros britfoicos que: han conrribui·
thc border, dosc the gap•, l970, en Ficdlcr, Collet:tcd mays. Stein and Day, 197t, do a '2 enfoca pop. véase John Rus¡¡ell y Su1.i G1blik, Pop art rrdr{intd, Praegn, J970,
y Ch~rlcs Jcncks, Modrrn movemmtr· in architrrture, Anchor, l 97J, pp. 170~298.

- ......... ---,............. .
22
dernidad. De aquí que el c.liscurso y la controversia sobre el signifi-
que afgunos de los poderes cle este mundo tienen que dcupa .. 1 t'ado de l:i modernidad, tan .viulcs hace una décad:1 ahora práctica- 1

rccer 1:·. mente hayan dejado de existir.


Todos los modernismos y antimodernismos de los sesenta, podo Muchos intelectuales -artistas y literatos- se han sumer~ido en
tanto, tenían serios fatlos. Pe~o su sola plenitud, junto a su ·intensi- el mundo del cstructuralismo·, un mundo que simplemente <leía la
dad y vita~idad de expresión, generó un lenguaje común, un amb.ien- cuestión de lc1 modcn1idad -junto con todas las demá.~ cucsri<>ne5
tc vibrante, un horizonte compartido de experiencia y deseos. Todas acerca dcJ ser }' la historia- fuera del niapa. Otro$ laan adoptado una
estas visiones y revisiones de la modernidad eran orientaciones ncti- m.ística del posmodcrnismo, que se csfucr7.n por .cultivar la ii.tnoran·
vns hacia la historia, intentos de conectar el presente turbulento con ci;t de la historiit y la culumt tnndcrnas, y habla como 5i tndm los
un pasado y un fu tu ro, de ayudar :i las hombres y mujeres de todo sentimientos, la expresividaq, el jue~o, la scxualicl:ld y 13 comunid.ul
el mundo contemporáneo a sentirse cómodos en él. Todas estas ini- humanos acabaran de ser inventados -por los posmmh:rnistas- y
cíativas fracasaron, pero brota.ron de una amplitud de visión e ima- fueran dcsconocidost e incluso incons:cbiblcs una scman:J antes H.
ginación y de un ardiente deseo de disfrutar del presente. Fue la au- Mientras tanto, Jos cic:nlfficos ~aciales, incómodos por los ·at:iqucs crí-
sencia de estas visiones e iniciativas generosas lo que hiz.o de los años ticos a sus moddo~ tecnopasturalcs, han abandon;ido hi tarea de cons-
setenta una década tan triste. Prácdcamente nadie parece hoy en día truir un modelo que pudiera ser más fiel a hi vid~ modcrtHt. Hn \'C7.
querer cm.blecer la gran conexión humana que entraña la idea de mo- de eso, han dividido la modernidad en un~ ~cric de componentes ~c ..
parados -industrinliz.a.ción, construccron dCI Estndo, urb.1ni1acicSn,
desarrollo de los mercados, formación de una ~lite- Y' se h:ln opues-
" Para un ejemplo de riihilismo pop en su forma más despreocupada, véase d mo·
11ólogo de humor negrp <lcl arquitecto Philip Johnso11. entrevistado por Susan Santag
to a, cualquier intento de inü:grarlos en un todo. F.llo lo.li hti librado
para la anc en J965: ·
de generalizaciones extravagantes y totali<lades vagas. pero· también
de un pensamiento que pudiera comprometer sus propias vidas y
SQNTl\G: .Pienso, pienso que en Nueva York el sentido cnético 1atá, de una nu.-
nera curiosa y muy moderna, mis desarrollado que en cualquier otra pirtc. Si las co- l~ los más notables entre fos exponcnleS 1empnnos dcJ rmmud«."rni5nto furrun
sas se expcrimcnhn moralmente se v¡vc en estado de indignación y horror permanen .. Lcslic: Ficdler e lhab ~bss-an: Fiedltr, "'Thc uc:nh of thc annt·t:;3rdc litl!'rall1rc•; 196",
y .. Thc l\ew mut:int~·. 1965, ambos c:n Collútcd tJJtfJ''· volumen u; Ha~s:in,. T/tt e/is-
1
te. pero [ricnj, pero d se tiene una manera muy moderna de •••
JOHNSON: (Supone que c2mbfará el st'ntido Je la moral. el hC'cho de que no po~ mcmbcrmcnt 11.f Orphtus: tow11rd1 d pmtmndcrn litrralurt. Oxford, 1971, y •POST·
d:imos usar la mor:al como medio para juz.gar a cu:a ciud2d, porque no poJ3mos so• modcr..,tSM: a p:ancritic:1I bibliogr:aphy ... en PdrdCTÍlicism: sruru srrc11l1itirms of 1ht
porurl:d ¿Y que cst:.imos cambiando todo nucmo 5istcma moral p~n. cncaj:ar el hecho iimts, lllinois, 1973. Para cicmploic p<nmudernos postr:riorcs. vcnc Charl~s. jrnck~.
de que vivimos ridículamcnter Tbr L1mguaRt uf po1l·m0Jem arcbiiut11rt, Ri:u:f:1li, 1977~ Miclu:I Bcnamnu )' Chulu
SONT AG ~ Bue110, pienso que estamos .iprcndicndo hu limitacione1 de, de la expe· Calleo, Ptrfom1anct in post·moácm culturr, Milwaukee, Coda Prc~s. 1917¡ )' d libro
ric:nciá mor:t! di! las cosas. Creo que es posible ser cnétíco ... en cur.m Boundary 1: d jounial nf postmodtrn li1tr111urt. Para crítku snbrc la lol:ali·
· JOltNSON: Para disfrutar simplemente de las cos:u ul como· son: vemos la bcdlcu. d:u.J del proycc.o. \•ease Robert Alter, ·Thc srlí-conscious nmment: rcílc:ctioo~ on thr
de un modo totahrientc diíc:rcnce de como posiblemente la veía ·(Lcwis] Mumfortl. ahcr;m:nh of post·modcrnism•, Triquarltrly. n." JJ, primavera de: 1975, pp. 209·2.10,
SONTAG: Bueno, pienso, creo que ahora mismo veo cosas a un2 especie de doble y Matcí Calinr.scu,fawofmodtrnity, Indiana.. 1977, pp. U2-1H. Númcru, rccicnm
nivel, a la vez. moralmente y... ·
Je Boull(/ary 2 sugieren ,.)¡tunos de los problemas ·¡nhcrtnlU al concepto de ro~f110•
JOHNSON: l Y de qué Le sirve ercer en cosas buenas?
dernismo. Esta revist:a frecuentemente fascinantr.! se: ha intercsaJo prt'~rcdvamcnlt' por
cscricorc.t como Meh-illc, Poc, hu Bronte, Wnrdsworth, t induso Fiddintt y Swnt.
SONTAG: Porque yo... .
JOHNsqN: Es feudal y {útil. Cr~o que es mucho mrjor ser nihilim y olvidarlo todo. Pcrfccto, pero si e.sos C'scritores prncncccn :al prríodu posmodcrno (Cu:lndn IU\'o lu·
fa decir, si'quc mís amigos moralistas me atac2n, eh, pero, rcilmcntc f2C:UO no se con· gar ia en moderna? ~En Ja EJ1d Mcdfa? f.n el contexto de l:u artes visuales sr Jc,a·
·rrollan otros problcma1 diícrcntcs en Dou¡tlas Davis, •Post·post art•, 1y11 1 y ·Symho·
mueven por nad.a?
lism.o mcets the ía~ric quecnc•, en Villagt Voict, 24 de iunio, U de agosto y 17 dr
El monólogo de Johnson sigue y ~igue¡ interrumpido por t:trumudcos perplejos diciunbrc de 1979. Véase también, en lo que rc.~pcc::ta al teatro, RicharJ Sthcdmrr,
de Somag quien, :&unquc d:aramcntc quiere tntrar en el juego, no puc~c deci~irse del •The dcdín~ :md f:all of thc [American) :ann&·gardc:•, l'rr/omitrg Aru }0Mnt1l, 14. 11/R 1.
pp. ~A-63. .
Lotla ll decir adiós a lit morlll. Citado en Jcncks, Modem movtrtwm m archttrcturt,
pp. 208 ·21 o.

~~-----~---..------~~ -- -----
.......~~~.~..~..
l4
2.5
obras y su lugar en la historia 25 • Et eclipse del problema de la mo-1
dcrnidad en la década de los setenta li:i significado la destrucción de· su materialidad, sus (ucr.z.as, sus cncrgfas, su5 sensaciones y sus pla-
una forma vital de espacio público. Ha apresurado la desintegración ceres~. ¿Actuamos políticamente, derrocamos tiranías, hacemos re-
de nuestro mundo en una agregación de grupos privados de interés voluc1ones, creamos constituciones con el fin de cstablcc:er y prote-
material y espiritual, habitantes de mónadas sin ventanas, mucho más ger los d:rcchos humanos? M:ra t:regrcsión de lo jurídico)\ porque, 1

aislados de lo que nece!titamos estar. ' desde la epoc:l fcudal las constJtuc1ones y los códigos rnn únicamen-
Cnsi el único autor de In r~uacla décad:t que ha dicho ;i.f,;o ·sus- te •das formas que tornan aceptahlc un poder e.'lenciaJmcnte norma-
tancial sobre Ja modcrnidnc.i es Michd Foucauh. Y Jo qu_c dice es una 1~1:ador .. u,. ¿ ~s.~m?s. nu.cs~.rus cerebro~ para dcscntn.ascarar l:a oprc~
serie intcrmiMble y atormcntnda de vari:tcioncs sobre los temas wc- sion, lo que t:oucault aparentemente intenta hacer? Mejor dejarlo,
hcrianos de la jnula de hierro y las nulidades humanas cuya!i almas porque todas las formas de investigación sobre la condición humana
están moldeadas para ndaptttrsc a los barrote~. Foucault cst~ obsesio- ""ºhacen sino remitir a los indivitluos d.c una instancia disciplinaria
nado por l::is pri~iones, los hospitales, los asilos, por las que Erving a ~tra~ _r7aliando, con ello, el triunfal ·•discurso del po<lcr••. Cúal-
Goffrnan ha llamado Jas «institudo-nes totales•. Sin embargo, a dib qu1er crmca suena ·a vado, pues Jos propios críticos están en la ~ ma-
rcncia Je Goffman. Foucault niega la posibilidad de cualquier clasé quina panóptica,_ dominados por sus efectos de poder qúc prolonga-
de libertad, ya sea fu era de es[as instituciones o entre sus intersticios. mos nosotros mismos, ya que somos uno de sus engran:ijes .. 21.
Las totalidades de Foucault absorben todas las facetas de la vida mo;. Después e.le haber estado sometidos a esto durante cieno tiempo,
derna. Foucault desarrolla estos temas con una inflexibilidad obsesi- nos damos cuenta. de que eo el mund9 de Foucault no ha;• libertad
va y, de hecho, con rasgos sádicos, imponiendo sus ideas a sus lec- porque su lenguaje forma un tejido $Ín costuras, una jaula mucho
tores como barrotes de hierro, haciendo que cada djaléctica penetre más hermética de lo que Weber llegara a soñar; y dentro de la cual
en nuestra carne como una nueva vuelta de tornillo. ·no puepe brotar la vida. El misterio es por qué tantos intclcctuaJcs
Foucault rcs~rva su desprecio más feroz para las personas que de hoy en día quieren, ni parecer, asfixiarse en la jaula con él. La rcs-
imaginan qu~ la humanidad moderna tiene h posibilid:u.l de ser libre. p~cst:i es, sospcch~, que I'oucrnlt ofrece ~ una generación de reí u-
¿Creemos sentir:"un acceso espontáneo de deseo sexual? Simplemente g1ad~s .de los scsen.ta. una c~artada his.tórica mundial para explicar r.I
somus movidos -por las modernas tecnologías del poder que toman sent1m1ento de p:u1v1dad e smponancia que se apoderó de cantos de
la vida ~omo su objeto•. somos arrastrados por el ·dispositivo de se- ~~sot;~s en los s:tcnta. Es inútil tratar de rcsi~tir a las opresiones e
xunl~d~d que el poder organiu en su apoderamiento de los cuerpos, an1urnc1ns de la vida moderna, puesto que :hasta nuestros suci10~ de
libertad no hacen s.ino añadir más eslabones a nuestras caden;:i.s; no
obstante, .una vez que comprendemos la total inutilidad de todo~ po-
.u. La princip:.I ;uniíicación para abandonar d conctpln de modcrniución es oíre-
citla con la mayor claridad <'n S:amud liuntington ••:nic Chan~c to chrngc: modc:r-
demos por lo menos relajarnos.
ni:ution. Jcvdopment and politics •, Compt1rati11t Politics. ), 1970- J971, pp. 286-)22.
Véuc umbién S. N. Eiscnmdr, ·Thc dcsintcgration of thc inicial paradigm•, r.n Trt.·· '" Tlu histo,,· of ux~rality, vol. 1, rn1roducción, 1976, tr:iducido :.1 inglés por Mi-
dition, changt tJnd modtrnity (citado en nota 10). pp. 98-J 1S. Pese a la tendencia gcncr~l, chne! Hurlcy., Pand1con. 1978, pp. IH, f 55, }'todo el·capítulo fin;il {Hittorin dr f1t 1-e.
durante los sttent1 unos pocos cicnríficos sociales afinaroq y proíundii.aron d c:ori- xua/,Jad, vol. 1. La volwtr11J J~ saber, Madrid, Siglo XXI, 1971! J.
ccpto de modernización. Véase, por ejemplo, lrving Lconard Markowitz., Pau•u tJnd 11
Discipline ttná punuh: thc birtb of the prúcm, 1975, tr;iJuritfo por Al:zn Shni-
c/1111 in Afr;c-a, Prcntice-Hall, 1977. di~, P~ntheon. J977, pp. 217, 226-228 (Vigilar y castigar. Nttdmierrto dr !11 priJion, 7'·b-
Es posible que la leorb de b: moderniución siga desarroUándo$e dur;tntc lo5 ochcn 4

dnd, Siglo XXI. 1978]. Todo el capítulo ti1ulado ·El panoptismo•. pp. 195-228, mu,cs-
ta, a medida que ic asimile la fecunda. obra de Fcrnand llraudcl y sus seguidores <'n
tra .-& Fouc~~l.t C'n su moment? ,más ~rr?lb.~o~. ?casionalmcnte :aparece en tste opí-
historia comparativa. Vé:ur Braudd. C11pitAlism anti nJdttriAl lift, uoo./800, tradu- lulo una vmon menos monol1t1ca y mas dulecuc1 de la modernidad, pero la lin no
cido por Miriam Kochan, Harpcr & Row, 197.), y Aftrrthoughu rm mar tri.al c:ivili7.r1~ tardn en ap:igarse-. Todo es~o deberh di! ser comp.:irado con li obra :irirerior y mís pio-
tion ancl cttpitali1m, lraducido por Panicia R:anum, Johns Hopkins, 1977;- lmnunwl f~nda dt Gaffman, por c¡cmplo los ensayos sobre ·Char~ctnistics of total inniiu-
Wa!IC'rstein 1 Tbt! mo.átrn tt.rorftl 1yfltm, vols. t y 11, Acfldemic Preu. 197~, 1980. fEI t~ons• y "'Thc und,crl1íe oí a public instittllion .. , en ArylumJ: rna)'J Ott the rnn.al Jitnrr-
mod.crnu sistema mumlbl, M.-idri<l, Si~lo XXI, 1979, 198~]. t:on o(.mmc~/ pat1ent1 anti otht!r imru1fe1, Anchor, 19f1I [!r1tt.'rtJ<1rloL· Eni 4 yor rnlnr ¡11
llluamm 10oaf de los rnfrrmos mrntafe1, Ducnos Aires, Amorron11, l 970J.

··--------·--------------
}.fnrJhall Btrman Lit modemidad: ª)'tr, ho;• y m11ñan11 1.1

En este contexto tan desolado, quisiera tesucitar el modernismo lo más cercano y más querido, a la calle, a n~estro propio hijo, nues·
dinámico y dhtféccico .del siglo XIX. Un gran modernista, el crítico y tro propi.o corazón, nuestros más íntimos y secretos reductos del de-
poeta mexicano Octavio Paz, se ha lamentado de que Ja modernidad,. .seo y la volunt2d •. L~s máquinas modernas han cambiado conside-
,ccortada del pasado y lan1,ada hflci.1 un futuro siempre ino.siblc, vive rablemente durante los años que separan a lós modernistas del si-
al día: no puede volver a sus prirtcípios y, así, recobrar sus poderes glo XIX de .nosotros; pero Jos hombres y las mujeres modernos. t~l
de rcnovoción,. 1". Este libro sosticncquc, de hecho, Jos modernismos como Jos vieron Marx y Nietzsche y Baudclaire y Dostoievski, sólo
del pasndo pueden devolvernos el sentido de nuestras propias raíces ahora podrfan comenzar a s~ntirse totalmente a sus anchas.
modernas, raíces que se remontan. a doscientos año5 atrás. Pucd'cn !Aarx, ~i~tz.~.~~~· y s~s .. contempqráneos experimentaron la mo·
ayudarnos a asociar nuestras vidas con las vida.s de miJlones de per- ~en~fdiCI como una totalidad .en un momento en que sólo una pe-
sonas q uc están viviendo el trauma Je la modcrniz:ición a miJc~ de que:~a parte del mundo era verdaderamente moderna. Un siglo más
kilómetros de dimmcia, en sociedades radicalmcnt~ distintas n la t:irde, cuando el proceso de modernización había arrojado una red
nuestra, y con los rnillonc.~ de personas que lo vivieron hace un siglo ~~ l.~ que nadie, ni siquiera en el rincón más rem?to del mundo, pue-
o más. Pueden if u minar las fuerzas y necesidades c'ontradictorias que de escapar, podemos aprender mucho de los pnmeros modernistas
nos inspiran y ato{mcntan ~ nuestro deseo de estar ~rraig:idos en un no tanto so.bre su época como sobre la nuestra. Hemos perdido nucs~
pas:ido social y per;wnal estnble y coherente, y nuestro insaciable de- tro .control de las contradicciones que ellos tuvieron que captar con
seo de crecimientcf-no solamente de crecimiento económico, sino toda su fuerz.a, en todos los momentos de su vida diaria, simplemen-
también de crecim{ento en experiencia, pJacer, conocimiento, scnsi- te para poder viv~r. Paradójicamente., es posible que finalmente esos
, bilidad-, crecimiehto que destruye tanto los paisajes físicos y socia- pnm.eros modermst~s nos compren~an -la modernización y ~I mo-
~ les de nuestro pascido como nuestros vinculos emocionales con estos dermsmo que consmuye nuestras vidas- mejor de lo que nosotros
! mundos perdidos¡ nuestras desesperadas le;iltadcs a los grupo~ étni~ no~ comprcnde~os. Si podemos hacer nuestras sus visiones y utili-
cos, nacion:tles, de clase y sexo, de Jos que esperamos que nos den zan: sus perspectivas para observar nuestro propio entorno con nue-
.~ una "identidad» sólida, y a la internacionalización de la vida coddia- vos. ojos. veremos que en nuestras vidas hay más profundidad de lo
{ nn ....;_Je nuestros vestidos y objetos domésticost nuestros libros y que pensamos. Sentiremos .nuestra comunidad con las gentes de todo
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nuestra música, nuestras ideas y fantasías- que difunde todas nues- el mundo que han estado luchando con los mismos dilemas que no-
tras identidades por todo el map3; nuestro deseo de vivir de acuerda sotros. Y volveremos a ~onectar con una cultura modernista notable-
con unos valores dnros y sólidos, y nuestro deseo de abraur las po; mente rica }' vibrante, nacida de eus lüchas: una. cultura que contie·
sibilidades ilimita.das de la vidn y la experiencia modernas que anulan ne grandes reservas de fucrza y salud, si somos capaces de recono-
to ti os los valores; las (ucrz.as sociales y políticas que nos Janr.an a con- cerla como propia.
flictos explosivos con otras personas y otros pueblos, aun si desarro .. Entonces. ·podría resultar que el retroceso fuera una manera de
llamos una sensibilidad y una cmp~Hía más prof undns hacia nuestros avanzar: que recordar los modernismos del siglo XIX nos diera J:a vi-
enemigos designados y acabamos por da~nos cuenta, a veces dema- sión y el valor para crear los modernismos deJ siglo XXI . Este acto
siado tarde, de que después de todo no son tan diferentes de noso- de recuerdo podría ayudatnos a devolver eJ modernismo a sus rafees,
tros. Experiencias como éstas nbs ligan al mundo moderno del si . . para que se nutra y .renueve y sea :capaz de afrontar las aventuras y
glo XIX: un mundo en el cual, como dijo Marx cctodo está preñado peligros que Ie aguardan. Apropiarse de las modernidades de ayer
Je su contrario•' y tttodo lo sólido se desvanece en el airc11; un mun- pu~de ser a la vez. una crítica de las modernidades de hoy y un acto
do en el cual, como dijo Nictischc, ~hay pcl1gro 1 b. madre de lamo- ere fe en las modernidades -y en los hombres y mujeres modcrnos-
ral, un gran peligro [... J pero esta vez desplazado a lo indi';'idual, a de mañana y de pasado mañana. ·

111 Alterrtating rnrren1 1967 tr'~duddo del castell:.lnO il in~lés por Hclen Lanc, Vi·
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king 1973, pp. 161·162 [Corrirutt alrrrna. México. Si~lo XXI. 1967}.
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