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Tema 12: Los alumnos y las alumnas de

Educación Primaria. Desarrollo


evolutivo en los diferentes ámbitos:
motor, cognitivo, lingüístico, afectivo y
social. Alteraciones en el desarrollo.

A lo largo de esta exposición enmarcaremos legislativamente la etapa de


Educación Primaria, trataremos las características del desarrollo en los distintos ámbitos
así como sus alteraciones más significativas, en ese orden.
Todos estos aspectos debemos conocerlos para orientar la acción educativa en la
dirección del desarrollo y consecución de los objetivos de la etapa.
Es importante destacar tres cuestiones:
 Los distintos ámbitos se encuentran estrechamente interrelacionados, de tal manera
que su separación resulta difícil y sólo útil desde un punto de vista didáctico.
 Las edades que se marcarán tienen un carácter indicativo, siendo la secuencialidad
de las adquisiciones, y no la cronología, lo que tiene valor evolutivo.
 El desarrollo se concreta en cada niño de manera individual en función de la
articulación de factores personales y socioculturales.

La Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación, dedica el Título I,


Capítulo II, a la Educación Primaria. La Ley Orgánica 8/2013, de 9 de diciembre, para
la mejora de la calidad educativa, lo modifica parcialmente. Esta etapa constituye el
primer tramo de la enseñanza obligatoria. Es gratuita, comprende seis cursos
académicos que se cursarán ordinariamente de los 6 a los 12 años de edad. Se organiza
en áreas de carácter global e integrador, que a su vez se agrupan en tres bloques de
asignaturas: troncales, específicas y de libre configuración autonómica.
El Real Decreto 126/2014, de 28 de febrero, establece el currículo básico de la
Educación Primaria. El Decreto 89/2014, de 24 de julio, del Consejo de Gobierno, por
el que se establece para la CM el Currículo de la EP, en su artículo 3, dice que la
finalidad de esta etapa es facilitar a los alumnos los aprendizajes de la expresión y
comprensión oral, la lectura, la escritura, el cálculo, la resolución de problemas y la
geometría, la adquisición de nociones básicas de la cultura, y el hábito de convivencia

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así como los de estudio y trabajo, el sentido artístico, la creatividad y la afectividad, con
el fin de garantizar una formación integral que contribuya al pleno desarrollo de su
personalidad y de prepararlos para cursar con aprovechamiento la ESO. La acción
educativa en esta etapa procurará la integración de las distintas experiencias y
aprendizajes de los alumnos y se adaptará a sus ritmos de trabajo.

Hechas estas consideraciones, cabe preguntarse cómo es el desarrollo evolutivo


en los diferentes ámbitos para después hablar de sus alteraciones.
En el desarrollo psicomotor, según Luque (2004), continúan jugando un papel
esencial los aspectos vivenciales, perceptivos y manipulativos.
Primero se dará una afirmación definitiva de la lateralidad y la independencia de
los segmentos corporales. Poco a poco aumentará su flexibilidad, agilidad, velocidad,
resistencia, fuerza, equilibrio y organización espacio-temporal. El esquema corporal
estará elaborado a los 12 años, disponiendo de una representación mental de su cuerpo,
sus posibilidades y limitaciones de movimiento y acción.
La motricidad fina se terminará de desarrollar en la adolescencia pero mejorará
su coordinación y precisión óculo-manual.
La entrada en la pubertad conlleva cambios físicos (aumenta su estatura, la
musculatura, se redondea la figura, surge el vello) y emocionales, que dan lugar a una
nueva imagen de sí mismos.

El desarrollo cognitivo se caracteriza por las operaciones concretas de Piaget.


El pensamiento operatorio es anterior al hipotético-deductivo pero posterior al
preoperatorio; por lo que supera el pensamiento subjetivo, inestable y rígido, el
egocentrismo y la centración perceptiva que se dan en Infantil; pasando en este periodo
a una mayor objetividad, exactitud, crítica y flexibilidad. La descentración posibilita la
coordinación de distintos puntos de vista, la reversibilidad hace que veamos la
posibilidad de llevar a cabo una acción contraria a la que acabamos de hacer, y gracias a
la conservación comprendemos que las relaciones cuantitativas entre dos objetos
permanecen invariables a pesar de que se puedan producir en uno de ellos
deformaciones perceptivas que no impliquen adición o sustracción. La conservación de
la cantidad se adquiere a los 7 años, la del peso a los 9 y la del volumen a los 11.
En esta etapa se mejora su rendimiento memorístico, la percepción de los objetos
es más detallada y analítica.

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Se dan las nociones de clase, que tienen que ver con la relación de pertenencia a
un grupo en función de sus semejanzas. Aparecieron primero las colecciones figurales,
luego las no figurales y, desde los 7-8 años, la inclusión de clases.
La seriación es la contrapartida a la clasificación, ya que hay que centrarse en las
diferencias. Primero hacen grupos de dos o tres elementos, luego forman series y, en
esta etapa, intercalan nuevos elementos en ella.
El concepto de número supone unir la conservación de cantidad, la inclusión de
clases (1+1 son 2 y 1+1+1 son 3) y la seriación (1, 2, 3).
Al alumno le resulta más fácil operar con estímulos conocidos, propios de su
experiencia. De ahí que los docentes intentemos generar aprendizajes significativos
(Ausubel) y trabajar en su zona de desarrollo próximo (Vygotsky).

El desarrollo lingüístico en Primaria, según Descals (2006), consiste en:


 La consolidación de la lectoescritura, posibilitando el acceso a los saberes de la
cultura.
 Una progresiva diferenciación de los fonemas y perfeccionamiento de su
articulación.
 Continúa aumentando el vocabulario y se enriquecen los significados. El lenguaje es
más elaborado y formal.
 La acomodación de la pragmática al uso convencional. El medio escolar y los
contextos sociales suponen nuevas experiencias y modelos, en ellos se les exige una
mayor claridad y comprensibilidad de sus producciones, aprendiendo a variar de
registro en función del contexto. Adquieren conductas instrumentales comunicativas
que facilitan la relación interpersonal y el aprendizaje social.
 Además, se manejan estructuras sintácticas más complejas (coordinadas,
subordinadas y yuxtapuestas), se introducen matices en el tiempo, modo y aspecto
verbal. Los logros más tardíos son el orden de los pronombres en las referencias
intraverbales de objeto directo o indirecto y la voz pasiva.

En referencia al desarrollo afectivo:


Freud destaca que de los 6 a los 12 años los niños están en un periodo de
latencia donde predomina la ternura, disminuye la agresividad y se deriva la energía
hacia los aprendizajes y los juegos sociales.

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Erikson les sitúa en una etapa semejante, de laboriosidad vs inferioridad, donde
debe surgir el sentido de competencia y seguridad en uno mismo. Cuenta que las
relaciones con los padres evolucionan hacia un nivel realista de dependencia,
apareciendo otros adultos significativos y cobrando importancia los iguales.
En Primaria, según Hidalgo y Palacios (2004), los niños comienzan a describirse
no sólo según sus características físicas sino también en términos psicológicos y
sociales, como personas con pensamientos, deseos y sentimientos distintos de los
demás. El autoconcepto se elaborará en base a sus propios juicios y no sólo según lo que
opinen de él. Su experiencia en diferentes contextos, la relación y comparación con
iguales y adultos y el éxito académico influirán en su autoestima. Ésta puede disminuir
al discrepar su “yo ideal” con el “yo real”. Una visión realista de sus capacidades y
limitaciones conlleva una autoestima más ajustada.
A estas edades los niños conciben la identidad sexual como un rasgo
permanente, primero en base a estereotipos externos y luego en función de sus
diferencias anatómicas. La tipificación sexual se flexibiliza a lo largo de la etapa,
entendiendo al final de ella que actividades normalmente asignadas a un grupo sexual
pueden realizarse por personas del otro sexo.

En el desarrollo social influyen las relaciones en la familia, en la escuela y con


los iguales, así como los medios de comunicación (Moreno, 2004).
La escolarización obligatoria supone una ampliación considerable de las
relaciones externas al hogar. La familia y la escuela influirán en su dependencia o
autonomía, en su motivación de logro y en las relaciones afectivas que se establezcan.
Los medios de comunicación y las nuevas tecnologías (adecuados a su edad)
educan y globalizan, aportando información, modelos, valores y hábitos culturales.
En Primaria disminuye la flexibilidad de horarios, por ello, las relaciones con
iguales dependen en gran medida del clima que se propicie en clase y de la organización
social de las actividades. Si es de mutua aceptación y apoyo, el logro de los objetivos se
verá favorecido.
En el colegio los niños cumplen distintos roles; pueden ser populares,
rechazados, ignorados, controvertidos o promedio.
La amistad pasa de concebirse, a los 6-7 años, como un apoyo unidireccional
donde los amigos son los que hacen cosas que nos gustan a verse, desde los 8 años,
como un proceso bidireccional de naturaleza recíproca.

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Durante la escolaridad, los niños formarán grupos en base a unas metas y
generarán sus propias normas (formas de vestir, gustos) que les darán coherencia y
cohesión interna; también aparecerá el líder, quien suele poseer habilidades intelectuales
y sociales adecuadas para satisfacer las necesidades del grupo.
El desarrollo moral evoluciona a la autonomía moral de Piaget, y al nivel
convencional de Kohlberg. Las reglas ya no dependen sólo de una autoridad externa,
sino que se tiene en cuenta el mutuo acuerdo y los beneficios que se derivan para las
personas. Desde los 8 años evalúan éticamente la conducta con independencia de los
adultos, centrándose en los motivos subyacentes y piensan que el castigo ha de
adecuarse al delito cometido.
Los sistemas e instituciones sociales se ven como sistemas aislados que
organizan conjuntos de hechos sociales, no será hasta la adolescencia cuando se
entienda la sociedad como sistemas múltiples en interacción, donde lo que sucede en
uno repercute en los demás.
Representarán la sociedad con datos más abstractos y menos observables como
las costumbres, actividades políticas o creencias religiosas. Pero la visión del mundo
social es estática, hasta la adolescencia no comprenderán el cambio social y la diacronía
histórica.

Tras haber tratado el desarrollo evolutivo en los diferentes ámbitos, reseñaremos


las distintas alteraciones en el desarrollo. Éstas se definen como desviaciones
significativas de los ritmos y pautas evolutivas típicas, viéndose justificada una
intervención temprana.

Las principales alteraciones sensoriales son las de la visión y audición.


Un alumno con baja visión puede ver objetos a pocos centímetros y adquirir la
lectoescritura en tinta, aunque con adaptaciones en los elementos de acceso.
Con ceguera parcial percibe luz, masas, movimientos e incluso colores; si es
total lo máximo que percibe son estímulos luminosos. En ambos casos requiere acceder
a la lectoescritura en braille.
El sujeto con hipoacusia tiene una audición funcional para la vida diaria y
puede adquirir el lenguaje oral por vía auditiva (con prótesis o sin ella), aunque puedan
estar presentes dificultades de articulación, léxicas o de estructuración.

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La persona con sordera tiene una audición no funcional que impide la
adquisición del lenguaje por vía auditiva, pudiendo hacerlo por vía visual.

Las alteraciones en el desarrollo motor pueden ser transitorias o permanentes,


se deben a un deficiente funcionamiento en el sistema óseo-articular, muscular y/o
nervioso, y limitan en grados variables algunas actividades propias de la edad (Basil,
2004).
Los trastornos con base orgánica pueden ser:
 De origen cerebral: parálisis cerebral, traumatismos craneoencefálicos o tumores.
 De origen espinal/medular: poliomielitis, espina bífida, enfermedades
neuromusculares y traumatismos medulares.
 De origen muscular: miopatías.
 O de origen óseo-articular: malformaciones congénitas, distrofias óseas, infecciones
microbianas, reumatismos de la infancia y lesiones por desviaciones del raquis.
En la 5ª edición del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos
mentales encontramos como alteraciones funcionales:
 El trastorno del desarrollo de la coordinación, consistente en una torpeza, lentitud
e imprecisión en la realización de habilidades motoras. Es frecuente que se
acompañe de cierto déficit en la resolución de tareas viso-espaciales.
 El trastorno de movimientos estereotipados se basa en un comportamiento motor
repetitivo, aparentemente guiado y sin objetivo, que puede dar lugar a autolesión.
 Los tics son vocalizaciones y/o movimientos súbitos, rápidos, recurrentes y
arrítmicos. Pueden ser crónicos o transitorios. El Trastorno de la Tourette es el más
grave.

Al referirnos a las alteraciones en el desarrollo cognitivo debemos mencionar


la discapacidad intelectual (TDI). El DSM-5 lo define como un trastorno que
comienza durante el período de desarrollo y que incluye limitaciones del
funcionamiento intelectual como también del comportamiento adaptativo en los
dominios conceptual, social y práctico.

Pueden darse las siguientes alteraciones en el desarrollo de la comunicación:

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El Trastorno Específico del Lenguaje supone dificultades persistentes en la
adquisición y uso del lenguaje debido a deficiencias de la comprensión o la producción,
que incluye: vocabulario reducido, estructura gramatical limitada y deterioro del
discurso. No es atribuible a condiciones médicas o neurológicas. De ser así sería una
afasia.
El DSM-5 incluye el trastorno de la comunicación social que recoge las
dificultades en el uso de un lenguaje apropiado al contexto y comprensión de lo que no
está explícito.
Los trastornos del habla que afectan a la articulación se denominan: dislalias si
son funcionales, disartrias si se derivan de lesiones en el sistema nervioso y disglosias si
se producen por anomalías anatómicas en los órganos del habla. La disfemia es una
alteración de la fluidez y organización temporal del habla. La disfonía afecta a los
parámetros de la voz y la afonía supone una pérdida total de voz.

Las dificultades de aprendizaje pueden referirse a la lectura, escritura,


numeración, cálculo y/o razonamiento matemático en sujetos con una capacidad
intelectual y escolarización adecuada.
La dislexia se manifiesta en importantes dificultades en la lectura. Puede ser
diseidética (por afectación de la ruta visual), disfonética (por afectación de la
fonológica) o mixta. Suelen aparecer problemas con el reconocimiento de palabras de
forma precisa o fluida, pérdidas de posición en el texto y falta de comprensión,
dificultades ortográficas y de deletreo.
Dentro de las dificultades en la escritura, podemos hablar de disgrafía cuando
afecta a la realización de los trazos gráficos, o de disortografía cuando afecta la
capacidad de escribir palabras correctamente.
La discalculia es un trastorno del cálculo que se manifiesta en la dificultad para
manejar símbolos matemáticos y realizar operaciones aritméticas elementales.

El DSM-5 define el Trastorno del Espectro Autista como:


 Deficiencias persistentes en la comunicación social y en la interacción social en
diversos contextos. Manifestado por: dificultades en la reciprocidad socioemocional;
en las conductas comunicativas no verbales; en el desarrollo, mantenimiento y
comprensión de las relaciones.

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 Patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades.
Manifestado por (dos o más): Movimientos, utilización de objetos o habla
estereotipados o repetitivos; insistencia en la monotonía; intereses muy restringidos
y fijos; hiper- o hiporreactividad a estímulos sensoriales.

El Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad es un patrón


persistente de inatención y/o hiperactividad-impulsividad que interfiere con el
funcionamiento o el desarrollo. Está presente antes de los 12 años en varios contextos.
Existe un déficit en las funciones ejecutivas (planificación, atención, memoria de
trabajo, inhibición, flexibilidad cognitiva y fluidez verbal) que mediatiza sobre su
persistencia en actividades, organización, control motor y premeditación.

Son trastornos destructivos del control de los impulsos y de la conducta los


siguientes:
Los trastornos de la conducta consisten en una falta de respeto a los derechos
básicos de otros. Provocan agresiones a personas o animales, destrucción de la
propiedad, engaño o robo e incumplimiento grave de normas. Pueden iniciarse en la
infancia o en la adolescencia.
El trastorno negativista desafiante suele darse antes de los 9-10 años. Viene
marcado por un patrón de enfado e irritabilidad, discusiones y actitud provocadora o
vengativa que se exhibe durante la interacción por lo menos con un individuo que no sea
un hermano. Estos niños se resienten con quienes les señalan sus errores, tienen una
baja tolerancia a la frustración y pierden el control fácilmente.
El trastorno explosivo intermitente se basa en arrebatos recurrentes, no
premeditados, de agresividad física y/o verbal frente a factores estresantes. Puede surgir
a partir de los 6 años.

Entrando en el plano de las emociones nos encontramos con:


El trastorno bipolar caracterizado por oscilaciones extremas entre un estado de
ánimo y de energía exaltado (manía o hipomanía) y su opuesto (depresión mayor). El
trastorno ciclotímico es una forma leve que en niños y adolescentes ha de durar al
menos un año.
El trastorno depresivo es una tendencia patológica a la tristeza, manifestada a
esta edad por: irritabilidad, agresividad, quejas somáticas (cefaleas, dolores

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abdominales), pérdida de interés en las actividades, abulia, cansancio excesivo o
aumento de la actividad motora, pérdida o aumento de peso y apetito, insomnio o
hipersomnio, disminución de la concentración y rendimiento, baja autoestima e incluso
ideas suicidas.
El trastorno de desregulación destructiva del estado de ánimo se caracteriza
por accesos de cólera graves y recurrentes unidos a un estado de ánimo persistentemente
irritable o irascible. Se diagnostica por primera vez entre los 6 y los 18 años.

Los trastornos de ansiedad más importantes en esta etapa son:


Ansiedad por separación, caracterizado por una preocupación injustificada a
posibles daños que pudieran sucederle a personas significativas, un rechazo a ir al
colegio, a irse a la cama sin compañía o a estar solo. Puede provocar pesadillas o
síntomas físicos.
El mutismo selectivo se da en un niño que demuestra su capacidad lingüística
en algunas circunstancias pero deja de hablar en otras situaciones definidas y
previsibles. Se suele acompañar de ansiedad social, retraimiento, hipersensibilidad o
negativismo.
La fobia específica consiste en un temor excesivo e irracional a objetos y
situaciones concretas.
La ansiedad social es un miedo o ansiedad intensa en situaciones sociales en las
que el individuo está expuesto al posible examen por parte de otras personas.

En el trastorno obsesivo-compulsivo se presentan obsesiones o pensamientos


recurrentes y persistentes causantes de ansiedad, y compulsiones o conductas destinadas
a evitar o neutralizar el contenido de la obsesión.

Son trastornos relacionados con traumas y factores de estrés:


Los trastornos de estrés agudo o postraumático pueden darse tras una
exposición a la muerte, lesión grave o violencia sexual (ya sea real o amenaza).
Implican síntomas de intrusión, evitación de estímulos asociados al suceso, alteraciones
negativas cognitivas y del estado de ánimo, alerta y reactividad. Es agudo si dura de tres
días a un mes y postraumático si es más prolongado.

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El trastorno de adaptación supone síntomas emocionales o del
comportamiento en respuesta a un factor o factores de estrés identificables. Una vez el
factor o sus consecuencias terminan se desvanecen en menos de seis meses.

Ya en Primaria pueden aparecer trastornos alimentarios como:


El trastorno de pica en la infancia. Se basa en la ingestión persistente de
sustancias no nutritivas, puede ser un síntoma de un trastorno más amplio o darse de
forma aislada.
La anorexia nerviosa implica una restricción en la ingesta de alimentos y miedo
intenso a engordar que distorsiona la imagen corporal. Pueden darse un ejercicio físico
excesivo, atracones o purgas.
En la bulimia nerviosa se presentan episodios recurrentes de ingesta
descontrolada y compulsiva de grandes cantidades de alimento en un periodo breve de
tiempo, a los que le sigue la provocación de vómitos o el uso de laxantes y diuréticos.

La importancia de los trastornos de la excreción radica en que merman la


autonomía del niño, pueden causar problemas emocionales, afectar a las relaciones
sociales y, en casos complicados, a la vida escolar.
La enuresis es la emisión repetida de orina en la cama o en la ropa, después de
los 5 años, de manera voluntaria o involuntaria. Puede ser primaria (desde el
nacimiento) o secundaria (si aparece después de un periodo de control vesical).
La encopresis consiste en deposiciones de heces, reiteradamente y en lugares
inapropiados, después de los 4 años, voluntaria o involuntariamente. Puede ser primaria
o secundaria.

Dentro de los trastornos del sueño-vigilia nos encontramos con:


El sonambulismo. Conlleva episodios en los que el niño se levanta de la cama y
camina durante el sueño, con torpeza de movimientos y escasa reactividad a estímulos
externos. Al despertar no suele recordar los hechos.
Las pesadillas son sueños sumamente disfóricos que por lo general implican
esfuerzos para evitar amenazas. Al despertar sí recuerdan el contenido.

Termino mi exposición del tema con una vista atrás, hemos visto que en esta
etapa se desarrolla la motricidad gruesa, los niños entran en las operaciones concretas,

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aprenden a leer y escribir, afectivamente se encuentran en un periodo de latencia y las
relaciones con sus iguales aumentan. Pero pueden surgir alteraciones en el desarrollo
sensorial, motor, cognitivo, lingüístico, socio-emocional y comportamental.
El estudio de estos contenidos nos permitirá como maestros de Pedagogía
Terapéutica conocer mejor al alumno, detectar tempranamente sus necesidades
educativas, participar en la evaluación de las mismas, y colaborar en el diseño y puesta
en práctica de una respuesta educativa ajustada.
Desde la escuela es imprescindible una labor preventiva basada en el respeto y
aceptación de las diferencias, la educación emocional y la resolución de conflictos.
La relación con la familia y colaboración entre los distintos profesionales resulta
indispensable para generalizar los aprendizajes, dar coherencia y continuidad a la acción
educativa.

Las fuentes bibliográficas y documentales utilizadas para elaborar el tema han sido:
 APA (2014). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Quinta edición.
Madrid: Médica Panamericana.
 Coll, C.; Marchesi, A. y Palacios, J. (2004). Desarrollo psicológico y educación. Psicología
evolutiva. Madrid: Alianza Editorial.
 Córdoba, A. I.; Descals, A. y Gil, Mª. D. (2006). Psicología del desarrollo en la edad
escolar. Madrid: Pirámide.
 González González, E. (2003). Necesidades educativas específicas. Intervención
psicoeducativa. Madrid: CCS.

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