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¿DE QUÉ LE SIRVE LA ANTROPOLOGÍA A LA HISTORIA?

JUAN DIEGO BEDOYA BELTRÁN

Estudiante de Historia

MANIZALES, CALDAS

DEPARTAMENTO DE HISTORIA Y GEOGRAFÍA

UNIVERSIDAD DE CALDAS

2017
Con frecuencia, solemos preguntarnos a lo largo de nuestras vidas o básicamente en nuestros
estudios, tanto primarios como de educación superior, ¿Qué relación hay entre una doctrina y
otra? ¿Por qué tenemos que ver materias tan poco relacionadas como las matemáticas y lenguajes
en un mismo año escolar o en un semestre en la universidad? O principalmente ¿es realmente
importante determinada materia para la vida y para mi futuro como profesional? Por estas y
muchas otras cuestiones realizaremos un análisis en el cuál vamos comparar dos doctrinas que
pertenecen a la rama de las ciencias humanas, la Antropología y la Historia, vamos a hallar la
relación entre ambas y a explicar ¿de qué le sirve la Antropología a la Historia? ¿Es posible
aplicar una para realizar el estudio de la otra?

Para ello empezaremos por dar una breve definición de ambas disciplinas, la Antropología, por
definición, es una ciencia que surgió en el siglo XIX que se enfoca principalmente en el estudio
del hombre, tanto físicamente como en indagar cuál es su papel en la sociedad y la cultura; la
Antropología se divide en distintas ramas que le dan un enfoque distinto pero al mismo tiempo
muy relacionado el uno del otro, dichas ramas tienen como objetivo de estudio, el hombre en
función de la economía, el hombre en un medio social, el hombre y la familia o las relaciones de
parentesco, etc. La Antropología no sólo se dedica al estudio de poblados preindustriales, es una
disciplina científica que analiza todas las sociedades, tanto antiguas como modernas.

Por otro lado, la Historia, es una ciencia humana que se dedica a estudiar el pasado del hombre,
de las acciones que han hecho determinados personajes, de los acontecimientos que han afectado
al hombre, que han marcado y moldeado la vida del hombre moderno. Hay historiadores y
personas del común que afirman que la Historia se encarga de estudiar nuestro pasado, ya que
este tiende a repetirse y por ello es importante conocerlo, sin embargo esta teoría no es más que
una mala interpretación de lo que realmente quiere lograrse a través de la Historia. “Sí bien la
Historia científica no puede «predecir» fenómenos ni proporcionar ejemplos de conducta
infalibles, sí permite explicar los orígenes del presente e iluminar las circunstancias de su
gestación, funcionamiento y transformación.” (Moradiellos, 2001, Pág. 10).

“Usar la historiografía pasada como una comparación sobre lo que hacemos ahora, y como un
recordatorio de que si la historia -como sujeto- ha cambiado a lo largo del tiempo, puede volver a
hacerlo.” (Arnold, 2000, Pág. 30).
Ahora bien, ya que hemos dado una pequeña definición de ambas ciencias, el siguiente paso es
explicar en qué se relacionan; la respuesta resulta bastante sencilla, ambas son ciencias humanas,
ambas estudian al hombre. Sin embargo, detrás de todo esto hay un trasfondo más profundo,
tanto la Antropología como la Historia, buscan explicar el porqué de la sociedad, cómo el
hombre la ha construido y qué papel desempeña cada sujeto en la misma. Como se mencionó
anteriormente, la Antropología estudia la cultura y esta, es simplemente todo aquello que define
al hombre, cultura es todo lo que somos, nuestra forma de pensar, actuar, vestir, nuestras
creencias, etc. Todo esto transmitido generalmente a través de símbolos que identificamos y nos
expresan o dan a entender algo, una religión, una figura política, una ceremonia; todos estos son
tipos de símbolos que fueron heredados de nuestros antepasados y que de una forma u otra
fueron quienes crearon la cultura, a partir del momento en que aprendieron a darle un significado
a un símbolo, como nos explica Kottak. “Nuestro aprendizaje cultural depende de la capacidad
exclusivamente desarrollada por los humanos de utilizar símbolos. Signos que no tienen una
conexión necesaria ni natural con aquello a lo que representan.” (Kottak, 2007, Pág. 22).

Entonces ¿cómo esto asemeja la Antropología de la Historia? La contestación yace en que para
el hombre y la sociedad en si llegar a ser lo que es hoy día, tuvo que sufrir ciertos factores que
moldearon su camino, que forjaron a cada sujeto a su manera, basados en la forma de pensar y
actuar de sus antecesores en el pasado, cada actitud y decisión tomada por un antepasado nuestro
pudo marcar drásticamente nuestro futuro. Y allí es donde entra en papel la Historia, para
estudiar e intentar dar estas respuestas, para intentar explicar por qué las cosas están así hoy día,
por qué estamos como estamos. Además, la Historia no es la única de ambas doctrinas que
estamos contrastando que estudia el hombre y las sociedades mediante su pasado, la
Antropología, también lo hace, por medio de la práctica de la rama Arqueológica. La
Arqueología, consiste en la búsqueda, datación, preservación y protección de vestigios, zonas en
las cuales se han hallado rastros de civilizaciones antiguas, de hombres pre-históricos, de
artefactos y herramientas usados por grupos nómadas con miles de años de antigüedad, huesos y
otros objetos pertenecientes a animales ya extintos que convivían con el hombre de las cavernas.

Esta es una de las principales semejanzas que se pueden encontrar entre la Antropología y la
Historia, ambas doctrinas pueden hacer el estudio de las mismas, mediante procesos
arqueológicos, y es que, pese a que los Historiadores no frecuentan el trabajo de campo, existen
aquellos apasionados por el mismo, que no solamente se quedan con los pergaminos,
documentos y demás registros textuales que hay sobre determinado tema, sino que, prefieren
salir a buscar, a recolectar aquello de lo que están escribiendo, buscando así tener una
información de primera mano infalible. Aquellos apasionados del campo, suelen confundirse con
los anticuarios, que son expertos coleccionistas, amantes de los cachivaches sin embargo, no
todos lo son, no hay que confundir coleccionistas que buscan satisfacer su deseo por poseer
reliquias, con aquellos Historiadores que buscan la verdad para sus textos, a través de
expediciones y excavaciones a lugares recónditos, y que mejor manera de hacerlo que siendo
ellos mismos quien puedan maravillar al público con información redactada de primera mano.

La Arqueología y la Antropología proporcionan un terreno obvio de caza para los que son
impulsados por la pasión de encontrar y arreglar, que es tan común a los coleccionistas de toda
clase de cosas, desde timbres postales hasta armaduras de guerreros. La antropología ha tenido
también siempre en su favor a los románticos, a los que se llegaron a ella porque sentían
fuertemente la atracción de los lugares lejanos y las gentes exóticas. (Kluckhon, 1949, Pág. 14).

Sin embargo, la arqueología no es el único sub estudio o método que pueden realizar tanto
antropólogos como historiadores ya que no todos se dedican a reunir materiales para las vitrinas
de un museo. Existen otras técnicas para la recolección de datos, entre ellas una que resulta ser
principalmente utilizada por antropólogos, y es la Etnografía, desde sus inicios y hasta la fecha
actual, los antropólogos en sus estudios han requerido realizar por lo menos una vez en su vida
un trabajo de campo, el cual consiste en ir a observar sociedades pequeñas y relativamente
aisladas de la modernidad de los países industrializados, dicho acto de observación se le conoce
como etnografía, la cual puede ser practicada de diversas formas, pero que básicamente consiste
en lograr dejar a un lado la enculturación que nos han infundido y acercarnos a estas sociedades
sin ningún tipo de sesgo y así, lograr entender o interpretar de una manera más profunda todo
aquello en lo que creen, piensan y hacen los individuos que estamos observando.

Los etnógrafos realizan su trabajo mediante la libre elección de qué cultura desean estudiar, qué
metodología usarán y lo principal, deben tener claro que lograrán obtener datos innovadores, que
van a adquirir y transcribir conocimientos que no se habían demostrado; para ello, como explica
Kottak “Los etnógrafos tienen que prestar atención a cientos de detalles de la vida cotidiana. A
eventos estacionales y sucesos inusuales. Tienen que observar el comportamiento individual y
colectivo en situaciones diversas y registrar lo que ven tal como lo ven.” (Kottak, 2007, Pág. 6).

El etnógrafo debe observar y memorizar todo aquello que pueda ver en la vida cotidiana de dicha
sociedad que sea destacable, que rompa con el día a día ya conocido del hombre moderno e
industrializado, para luego hacer sus respectivas anotaciones en el diario de campo que esté
desarrollando.

La pregunta que nos concierne ahora es, ¿es posible realizar trabajo etnográfico siendo
historiador? En efecto la respuesta es sí, sin embargo, resulta más complicado para un historiador
realizar trabajo debido a que toda la información debe ser observada, vivida y anotada de primera
mano según lo vivido en la comunidad que se está estudiando, como indica el padre de la
etnografía, Bronislaw Malinowski.

El etnógrafo es, a un tiempo, su propio cronista e historiador; sus fuentes son, pues, sin duda de
fácil accesibilidad pero también resultan sumamente evasivas y complejas, ya que no radican
tanto en documentos de tipo estable, materiales, como en el comportamiento y los recuerdos de
seres vivientes. (Malinowski, 2005, Pág. 2).

No obstante, aunque la dificultad de realizar trabajo de campo (etnografía) resulta superior a la


de indagar en libros y replicar lo ya conocido, la consecuencia de realizarlo plenamente nos
puede conducir a descubrir material nuevo, a experimentar lo desconocido y a poder ser pionero
a la hora de aplicar los conocimientos adquiridos, de generar teoría innovadora, de salir de la
hegemonía de lo que ya está escrito y construir nosotros mismos la parte de la historia que no se
conoce o de la cual se ha hablado de manera superficial o errada. Es mediante la observación,
tanto directa como participante que se puede conocer a fondo o por lo menos, interpretar de la
mejor manera posible todo aquello que podemos aprender de la comunidad en la cual estamos
desarrollando labor de campo. Como es el caso del egresado Santiago González, de la
Universidad Nacional, quien nos fascinó en su tesis de pregrado, la cual trataba sobre jais y
jaibanás: envidia, miedo y loquera, dicha tesis fue realizada en un resguardo indígena y Santiago
se involucró tanto en investigar dichas enfermedades transmitidas por espíritus (Jais) que
enfermó de los mismos.
Creo que una de las primeras dificultades, incertidumbres de lo que aquí se lee es
no saber cómo compartir lo que compartí con otros y conmigo. Ese no saber lograr
transmitir de forma indicada las vivencias vividas por los sentidos que trascienden
el papel y la palabra escrita. (González, 2013, Pág. 5).

Como nos expresa Santiago Gonzáles en la anterior cita extraída de su tesis de pregrado, la
acción de plasmar en un papel lo aprendido, lo vivido en una comunidad mediante el trabajo de
campo, es algo sumamente difícil, la complejidad del asunto es indescriptible, requiere ser
trabajado con dedicación, pero si se logra, si se es llevado a cabo y se transmite a la sociedad, es
sencillamente maravilloso.

Para concluir, vamos a analizar después de destacar las similitudes y métodos que ambas
ciencias pueden compartir y beneficiarse la una de la otra, ¿cuál es la utilidad y meta de la
historia partiendo del uso de la etnografía? Para responder esta pregunta empezaremos por
responderla desde la Antropología y posteriormente la Historia. En la Antropología, se hace
etnografía no sólo con el fin de llenar cientos de escritos o de finalizar un trabajo de grado y
simplemente olvidarse del tema, sino de crear conciencia acerca de las problemáticas que se
están analizando en dicha comunidad, de intentar buscar soluciones a estas o simplemente de
retribuirles por la deuda histórica que se tiene con las comunidades, sean indígenas o afro. O al
menos así era anteriormente. En cuanto a la Historia, ocurre lo mismo, no se realiza únicamente
para explicar lo aprendido en un trabajo de campo mediante textos y no hacer nada más al
respecto, sino de lograr un objetivo aún mayor, hacer que se tengan en cuenta los estudios
realizados a dicha comunidad con el fin de que se puedan cambiar los problemas, que tengan
soluciones, que se protejan dichas comunidades pero sin afectarlas, industrializándolas o
llevándoles el sanguinario capitalismo del siglo XXI, simplemente luchar por sus derechos, que
sus necesidades no queden sólo escritas en un papel.

La meta de una narraci6n histórica nunca era solamente cognitiva o intelectual. La historia debía
ser útil. Una gran parte del valor de la historia en el mundo antiguo era percibido como
conectado con su funci6n educacional. De una u otra manera se veía la historia como una
beneficiosa guía para la conducta o una maestra de vida.

(Aurell, Balmaceda, Burke y Soza, 2013, Pág. 13)


BIBLIOGRAFÍA

 Arnold, J, H. (2000). Una brevísima introducción a la Historia. Océano.


 Aurell, J. Balmaceda, C. Burke, P. y Soza, F. (2013). Comprender el pasado, Una historia
de la escritura y el pensamiento histórico. Madrid, España. Ediciones Akal, S.A.
 Gonzáles S. (2013). Jais y jaibanás: envidia, miedo y loquera. Universidad Nacional de
Colombia.
 Kluckhon, C. (1949). Antropología. México. Fondo de cultura económica.
 Kottak, C. P. (2007). Espejo para la humanidad, introducción a la antropología cultural.
Madrid, España. McGraw-Hill / Interamericana de España. S. A. U.
 Malinowski, B. (2005). Los Argonautas del pacífico occidental. Exlibris.
 Moradiellos, E. (2001). Las caras de Clío. Madrid, España. Siglo XXI de España editores,
S. A.

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