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¿CÓMO ACTUAR ANTE LAS MALAS CONTESTACIONES?

Muchos niños y niñas contestan mal a sus padres ante las llamadas de atención o requerimientos que estos le
hacen: “no quiero”, “no me da la gana”, “eres tonto”, y algunas más subidas de tono e incluso amenazantes, son las
respuestas más frecuentes.

Cómo aparecen y evolucionan

Este comportamiento cada vez comienza antes: yo lo observo en niños pequeños de 3 o 4 años, aunque a los padres
les empieza a preocupar a partir de la preadolescencia, 10 u 11 años.

Es un comportamiento que se va consolidando y reforzando por varios motivos: en algunos casos es aprendido por
imitación. Generalmente el niño lo aprende porque sus padres lo utilizan entre ellos, porque lo ven en hermanos
mayores y alguna vez, les influye el ejemplo de otros niños o los modelos que aparecen en televisión.

El problema surge cuando realmente el comportamiento resulta efectivo para el chico. Por ejemplo, con esta
conducta consigue llamar la atención de sus padres. En un principio hasta puede parecer gracioso que un niño
responda así y más adelante, consigue que su familia le preste especial atención a esta conducta.

El segundo motivo por el que puede resultar efectivo es porque consigue salirse con la suya y de algún modo, cierta
sumisión de las personas a las que contesta. Algunos padres o madres se amedrentan ante estas conductas y llegan
a un punto en que no actúan para evitar precisamente la reprimenda de sus propios hijos.

Cómo actuarEs un tema complejo y largo de abordar en este espacio. De todas formas les ofrezco algunas
orientaciones para tratar esta conducta:

1º. Corte las primeras manifestaciones. Como he indicado, las malas contestaciones comienzan muy pronto,
posiblemente entre los 3 o 4 años de edad. Es el momento de prevenirlas y eliminarlas. No “le ría la gracia”, al
contrario, de manera contundente y seria hágale saber a su hijo o hija que no puede responder así. Si es necesario
adopte algún tipo de medida como retirar algún privilegio por comportarse de esa manera. Cuanto antes lo corte,
mejor.

2º. Dé buen ejemplo. Los niños aprenden por imitación. Por tanto, dé buen ejemplo cuando se relacione con los
demás miembros de la familia y especialmente con el niño: si usted no le da malas contestaciones… probablemente
él tampoco. Debe corregirle, regañalarle o llamarle la atención, incluso de manera contundente, pero se puede
hacer sin malas formas. Por otro lado, enséñele cómo debería contestar o reaccionar adecuadamente en las
situaciones en las que da malas contestaciones.

3º. Evite que se salga con la suya. Procure evitar que las malas contestaciones sean una forma de salirse con la suya.
Enséñele que cuando las utiliza, pierde la razón y no consigue lo que quiere.

4º. No le preste especial atención. Después de haberle dejado claro que no es una forma aceptable de actuar,
intente no prestarle especial atención. Simplemente actúe: por ejemplo con frases del tipo “ya sabes que cuando
respondes mal pierdes la razón y no te atiendo” o similares. Por el contrario, cuando le hable correctamente o
exprese sus quejas de manera adecuada, hágaselo saber y refuércelo.

5º. Adopte otras medidas. Si las malas contestaciones son un comportamiento habitual y arraigado adopte otro tipo
de medidas. En primer lugar, hacerle saber que no van a consentir esa forma de actuar. En segundo lugar, adopte
algún tipo de penalización por responder así, adecuada a su edad, como por ejemplo, la retirada de privilegios.

Resumiendo, les he propuesto cinco medidas para actuar frente a las malas contestaciones:

Corte las primeras manifestaciones / Dé buen ejemplo. / Evite que se salga con la suya

No le preste especial atención / Adopte otras medidas

Espero que estas pautas les puedan resultar útiles y eficaces.

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