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Los judíos creen en un solo Dios, que reveló la ley a su pueblo. Descendientes de
los antiguos hebreos, Abraham (nacido en Ur -actualmente Irak- hacia el 2000 a.C
), fue el primer líder. Abraham, por orden de Dios, emigró a Canaán
Judaísmo Ortodoxo
Judaísmo Reformistas
Comenzó en Alemania a fines del siglo XIX con el objeto de proponer una reforma
del culto, ritual y creencias. El movimiento enfatiza la experiencia, la ética de los
profetas y la fe. Hombres y mujeres se sientan juntos en el templo y ellas no se
cubren la cabeza. También admiten el trabajo en el Shabbat.
Judaísmo Conservador
Judaísmo reconstruccionista
Leyes Alimenticias
Los animales que se permiten son los cuadrúpedos, rumiantes y con pezuñas.
Como son los vacunos, ovejas, cabras y venados. Las aves permitidas son el pollo,
el pavo, el ganso, el faisán y el pato. Solamente se permiten los pescados que
tengan aletas y escamas. El consumo de mariscos y cerdo están prohibidos por la
Torá.
La sangre, está prohibida como alimento. Por ello, el proceso “kosher” legitimiza la
carne antes de cocinarse. La legitimización remoja la carne en agua, se sala,
después se desagua y se lava tres veces para eliminar la sal.
En la casa de los judíos ortodoxos, deben tener dos tipos de platos diferentes, uno
de plata y otro de losa. Uno para las comidas con carnes y otro para los lácteos.
Festividades
El Shabat o día de descanso, se conmemora los días sábados, es el día santo más
importante. La mejor comida de la semana es la del viernes a la noche. El día
sábado no se permite cocinar ni calentar alimentos, deben utilizarse los preparados
el día anterior.
Costumbres y Tradiciones
Los tefilín consisten de dos pequeñas cajas de cuero unidas a correas de cuero.
Cada una de las dos cajas contiene cuatro secciones de la Torá escritas en
pergamino. Esos pasajes son: el Shemá, el Kadesh y dos pasajes de la Vehaia. Una
de las cajas se coloca en el brazo izquierdo, sobre el corazón. Es el llamado tefilín
del brazo. La otra caja, el tefilín de la cabeza, se coloca sobre ésta, reposando sobre
el cerebro. De esta forma, la atención siempre irá dirigida al corazón, a la mano y a
la cabeza de una persona.
Cuando los judíos se casan tienen la costumbre de romper un vaso envuelto en un
pañuelo blanco para recordar el templo sagrado, que está destruido.
Las leyes también hablan de cómo debe ser el duelo o cómo se deben enterrar a
los muertos. El duelo consta de 30 días posteriores a la muerte de una persona
cercana. El cuerpo debe ser enterrado en tierra virgen y no se permite la
incineración. Aquellas personas que han muerto en atentados y han sido
desmembradas o que han sido amputadas, deben ser enterradas en su totalidad,
con cada parte de su cuerpo.
La ley judía require que las tumbas tengan lápidas, y se acostumbra a colocar
piedras sobre la tumba que se visita. En las lozas se coloca la abreviatura ZL-
ZIJRONO LIBERAJA – que significa en lengua Hebrea sea recordado para la
bendición.
Legado germánico
El proceso de fusión se llevó a cabo sobre suelo romano, por lo cual este legado
constituyó una sólida realidad que aportó sus estructuras fundamentales. Bajo el
peso del orden político y jurídico romano, casi no subsistieron otras tradiciones de
poblaciones nativas de la zona, y lo que subsistió se tuvo que adecuar al riguroso
marco que otorgaba la romanidad, que no mucho después ya podía parecer propio
de esas regiones o culturas conquistadas. Además ese orden otorgaba una idea de
la vida. Cada principio político, cada norma jurídica, se basaba en una actitud
definida y resolvía algún problema cotidiano como por ejemplo la organización de la
familia, el régimen patrimonial, las relaciones económicas, los principios morales,
los deberes sociales y las obligaciones frente al estado, siendo todas estas
estructuras fundamentales aún en la actualidad. Cuando los conquistadores
germánicos llegaron, se encontraron con una moral ciudadana y un orden político
resquebrajados. La vida pública había dejado de ser la expresión de los intereses
de la comunidad, y el ejercicio de los cargos públicos se había tornado pesado y
obligatorio, mientras que el fisco oprimía a los más pobres. El Estado, en lugar de
representar la majestad del pueblo romano, se había vuelto un grupo privilegiado
que se interesaba sólo por su riqueza. El Estado era un amo, y cuando llegaron los
conquistadores germánicos el pueblo sufrió únicamente el cambio de un amo por
otro.
Los germanos asumieron la dirección política de los nuevos reinos, pero el legado
cristiano se presentó de diversas maneras, principalmente en la organización
eclesiástica y otorgando de a poco un marco para una sociedad constituida y
convulsionada sobre el hecho de la conquista. Brindó un ideal remoto para el
complejo social que comenzó a formarse y poco a poco se fue afirmando en las
conciencias.
Frente a los otros dos, el legado germánico fue el más simple. Los conquistadores
traían una idea de la vida menos elaborada, más espontánea y más libre. Creían en
la naturaleza que se encuentra en el hombre, exaltaban el valor y la destreza, el
goce de los sentidos y la satisfacción de los apetitos. Tenían como aspiración el
ideal heroico, al que impusieron cuando constituyeron las aristocracias de los reinos
que fundaron por la conquista. El ideal heroico se refiere a la búsqueda del honor al
precio del sacrificio -si es necesario-, al valor altruista y a la fuerza descomunal,
aunque no monstruosa.
Entre las tribus germánicas, además de la lengua existían otros rasgos ampliamente
extendidos entre ellos. Todos se regían por una monarquía electiva. El rey o jefe de
la tribu era elegido por una asamblea de guerreros, que además administraban la
justicia, pactaban la paz o declaraban la guerra. La organización en cuanto al poder
era bastante simple. La clase de los nobles era la que tenía acceso a los puestos
de mando (asamblea de guerreros, mandos militares) y de donde podían ser
nombrados los reyes de las tribus. Los hombres libres, quienes formaban parte del
ejército, practicaban la caza y otras actividades cotidianas mientras los esclavos
debían trabajar las tierras y obedecer a un amo. Su organización social era de tribus
independientes, que ocasionalmente se confederaban para la guerra. Eran pastores
y agricultores seminómadas, cuyos asentamientos eran poco duraderos. No tenían
alfabeto (el rúnico de los escandinavos se usaba sólo para fines religiosos), por lo
que no hay registros escritos de su historia hasta su encuentro con los romanos.
Tenían esclavos y hacían vasallos semilibres a los pueblos conquistados. Algunas
tribus establecieron relaciones de clientela con los romanos, sirviendo
ocasionalmente en sus ejércitos. Estas relaciones sentaron la base del régimen
feudal y los dominios que establecieron fueron el origen de los reinos medievales y
los actuales países europeos.