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INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DE LA SOCIEDADES ALUMNO : ALEJANDRA LÓPEZ

COMISIÓN DE LOS MIÉRCOLES L.U 708.227


PROF. MERCEDES QUIÑONES FECHA: 08/11/10

Trabajo Práctico
El Movimiento Obrero en América Latina

Hall, M y H. Spalding Jr: “La clase trabajadora urbana y los primeros movimientos obreros de
América Latina, 1880-1930”, en Bethell, L (Edit): Historia de América Latina. Crítica: Barcelona.
Tomo 7. 1991.

1) Caracterizar los sectores vinculados al trabajo y al capitalismo en América Latina a fines del
siglo XIX y principios del XX.
2) Periodizar y caracterizar cada etapa en la conformación del movimiento obrero en América
Latina.

Punto 1
La población de América Latina seguía siendo rural en el periodo de 1880 a 1930 y la mayoría de
los países latinoamericanos eran exportadores de productos básicos e importadores de productos
manufacturados. Los empleados del sector de la exportación se encontraban aislados de otros
trabajadores. Mineros y empleados del transporte eran, en la línea de fuego, los más controlados pero
también a través de sus luchas los que más beneficios recibían al momento de la negociación.
Aquellos que se encontraban ajenos a esta actividad se repartían en diversas y pequeñas empresas
como en la de alimentos, vestimenta y zapatos. Los trabajadores que ejercían estos oficios no eran
necesariamente artesanos independientes pero podían ejercer alguna influencia política y fueran ellos
quienes consiguieron formar en muchos casos organizaciones bastante combativas.
El proletariado industrial acababa de aparecer a principios del siglo XX y en ningún lugar ocupaban
un lugar central en la economía nacional antes de 1930. Las fábricas textiles representaban las
empresas modernas y en algunos lugares, únicas. Esta invisibilidad también se debía a que había muy
poca diferencia en aquel momento entre la fábrica y el taller; además resultaba muy difícil organizarlos
por la gran presencia de mujeres y niños en estos lugares.
Otro factor que impedía esta organización fue la alta tasa de inmigrantes que engrosaba las filas
trabajadoras y que creó una nutrida reserva de mano de obra durante las primeras épocas de la
industrialización y que a su vez quitaba fuerza al única arma que tenían los trabajadores por aquellas
épocas, la huelga.
También existía una burguesía que muchas veces se encontraba reticente a negociar, ya que, la gran
parte del coste total de la producción provenía de la mano de obra y en ningún caso estaban dispuestos,
los propietarios de las industrias, a pasar esos costos a los consumidores. Se debía sumar a esto la
variada nacionalidad de los propietarios, que influía en las relaciones con los empleados, y los gados de
mecanización de las fábricas, que hizo difícil la cooperación entre los diversos segmentos.
Si bien esta burguesía industrial no era hegemónica en ningún punto de América Latina, tenían en
común que el Estado permanecía en mayor parte en manos del sector exportador y que no tenían
problema alguno en reprimir violentamente a los trabajadores.
Otras cuestiones en común se daban a partir de las condiciones de trabajo y de vida que
mantenían los trabajadores, que eran miserables. El hacinamiento al que eran sometidos, las
enfermedades que contraían a partir de esto y las irregularidades en el empleo contribuían al
descontento general y a las huelgas frecuentes.

Punto 2

EL MOVIMIENTO
OBRERO

1840 – 1917 El primer intento que realizaron los trabajadores para proteger sus condiciones de vida y de
Antes de la trabajo fueran las mutualidades. Estas organizaciones aparecieron en América Latina a
1º Guerra mediados del siglo XIX e intentaban, a cambio de una cuota, cubrir al obrero en caso de
accidente, enfermedad o muerte. En México este movimiento cobró gran fuerza e importancia
detrás de ideas políticas de signo igualitario y liberal, donde se intentaba unir a los productores
directos con los medios de producción.
Los anarquistas tuvieron un importante papel en estos periodos, atacando constantemente la
colaboración con el Estado. Una muestra de esto fue el Gran Círculo, fundado en México,
que durante un tiempo funcionó de manos de los anarquistas, pero fueron vencidos cuando el
Estado comenzó a subvencionarlo.
En otras partes de América Latina los artesanos independientes y los trabajadores asalariados
eran menos numerosos y durante mucho tiempo las mutualidades siguieron siendo las únicas
formas de organización obrera.
Los movimientos obreros comenzaron a surgir en varios países latinoamericanos hacia finales
del siglo XIX. La incorporación de conocimiento y doctrinas traídas del extranjero y
modificadas en América dio lugar a varios agrupamientos políticos diferentes.
Los anarquistas seguían manteniendo cierta influencia pero había entre ellos grandes
diferencias, muchos se encontraban escépticos a los sindicatos que consideraban de corte
reformista pero otros se afiliaban a ellos de todas maneras alegando que era una manera de
difundir la ideología y tratar de revolucionar las direcciones.
La corriente conocida por Anarcosindicalismo desempeño un papel muy importante en gran
parte de América Latina, en donde se adaptaron algunos principios anarquistas a las
condiciones del capitalismo industrial. Se la consideró una doctrina tanto proletaria como
revolucionaria.
El concepto de la Acción Directa fue uno de los principios que más fuerte se escuchó del
anarcosindicalismo, se trataba de que los militantes debían recurrir a huelgas, sabotajes y
boicots para hacer valerse frente a las instituciones del Estado burgués. Pero en la historia no
hay ejemplos de sindicatos anarcosindicalistas tratando con el Estado, si encontramos huelgas
que movilizaron a gran parte de la clase trabajadora.
Otros grupos fueron, los socialistas que avanzaron poco durante este periodo, y en algunos
casos hubo partidos que se declararon independientes de toda doctrina política, como los
Sindicatos Amarillos que generalmente funcionaban bajo el auspicio de la Iglesia o de
compañías.
En las postrerías del siglo XIX las sociedades de resistencia comienzan a aparecer, en general
eran artesanos especializados, y lograron crear más metas, tácticas y las sucesivas oleadas de
organización se propagaron a otros campos y categorías trabajadoras. Si bien la forma de
organización continuo siendo el sindicato profesional local con el tiempo aparecieron los
sindicatos industriales.

1917 – 1920 En gran parte de América Latina, a excepción de México, este periodo fue el testigo de una
Postguerra explosión sin precedentes de la actividad obrera. Las huelgas generales con participación de
numerosas regiones y sectores empezaron a tener forma de sindicatos y de grupos que
empezaban a tomar otras medidas.
Las grandes huelgas nacían a causa de las penalidades producidas por la Primera Guerra en
América Latina. La interrupción del comercio internacional produjo un alto costo de vida a
una ya castigada clase trabajadora.
La Revolución Rusa también tuvo su papel en este periodo, ya que inspiraba a militantes y
alarmaba a los grupos gobernantes. A partir de 1918 las huelgas producidas en América
estaban lejos de ser insurreccionales, más bien estaban bañadas por un clima enardecido por
las perspectivas de revolución mundial y el temor que ésta despertaba.
En muchos lugares se comenzó a reclamar una extensa lista de exigencias moderadas que no
fueron bien recibidas por parte del los estados. En este momento también fue una época de
clausura de sindicatos y se comenzó una extensa ola de detenciones y deportaciones, como
sucedió en Brasil. Esto llevó a que el movimiento obrero pierda, en muchos puntos, sus
militantes más calificados y genere una creciente división interna.
En Argentina, la llamada Semana Trágica marcó la historia, cuando cientos de trabajadores
murieron a manos de una policía represora y otros tantos terminaron encarcelados. De esto
hubo dos resultados, el movimiento obrero fue debilitado durante esta época y aquellos que
habían contribuido con el Estado, como los Patrióticos de Derecha, salieron muy fortalecidos y
beneficiados.

1920 – 1930 La depresión de postguerra, que afectó a la mayoría de los países latinoamericanos en 1920-21,
contribuyó a poner fin a un ciclo de expansión de los movimientos obreros. No obstante la
significativa movilización que se produjo en el periodo anterior (1917- 1920) produjo cambios
importantes en las características de la lucha entre el capital y el trabajo durante este momento.
En muchos países, la magnitud de la agitación obrera había sacudido al Estado y a los grupos
gobernantes. En consecuencia se reforzó el aparato represivo, aunque estas medidas no se
consolidaron hasta después de 1930, este fue el periodo en donde se innovó institucionalmente
creando nuevos modos de dominación sobre la clase obrera.
En varios países se comenzó a crear o fomentar sindicatos que cumplieran los objetivos del
Estado. Se prohibieron las federaciones sindicales a escala industrial y el Estado pasó a
controlar tanto los procedimientos de huelga como el reconocimiento jurídico de los
sindicatos, así como sus finanzas y sus elecciones.
También se produjeron otros cambios, los gobiernos adoptaron o ampliaron varias formas de
legislación social durante este decenio para disminuir la agitación obrera y en algunos casos
responder a las presiones electorales. Aunque a menudo su aplicación era limitada y se hacía
cumplir de forma irregular, la legislación social de este periodo mitigo parcialmente algunos
de los peores abusos por parte de la patronal.
Las corrientes reformistas y colaboracionistas ganaron fuerza en varios países, a resultas de
una política estatal que estimulaba tales movimientos con fines políticos. La participación
política y la negociación parecías proponer nuevas alternativas. Al mismo tiempo, aparecieron
también partidos leninistas que competían con las tendencias que predominaban en los
movimientos obreros americanos antes de 1917.
El prestigio de la Revolución Rusa sirvió para inspirar a militantes de todo el continente. Los
primeros partidos comunistas sufrieron mucha persecución a causa de las disputas entre
facciones. Sin embargo durante los años 20´lograron en varios países a crear sindicatos entre
grupos que antes no estaban organizados.
En contraste con los socialistas y los anarcosindicalistas, los comunistas pretendían combinar
estrategias dirigidas tanto a la participación electoral como a la organización del sindicato.
Estos apoyaban a gobiernos nacionalistas, hacían hincapié en el imperialismo como un gran
obstáculo para el desarrollo y fomentaban la idea de realizar alianzas breves con otros grupos
que les permitieran avanzar en los objetivos.
La Internacional Comunista que hasta entonces había prestado poca atención a América
Latina comenzó alrededor de 1928 el llamado Tercer Periodo a partir del cual se intentaba
obtener la adhesión de la “clase contra clase”. Entre otras cuestiones rechazaba la
colaboración comunistas – socialistas, esto hizo que en muchas zonas los comunistas
abandonaran las organizaciones obreras existentes y comenzaran nuevos sindicatos
independientes.A finales del 20´y principios del 30´el movimiento obrero comunista fue
perdiendo vigor en varios países.
En 1930 la clase trabajadora de fines del siglo XIX ya había experimentado grandes cambios.
En casi todas partes, los trabajadores habían crecido de forma significativa, habían creado
instituciones para defenderse y adquirido experiencia mejorando la calidad de vida y de
trabajo. Sus luchas dieron lugar a muchos avances en un conjunto de las leyes sociales y un
creciente papel del Estado en cuestiones laborales.

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