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Anotaciones
LA ENSEÑANZA DE LOS
ADVENTISTAS DEL SEPTIMO DIA
Y LOS TESTIGOS DE JEHOVA
SOBRE LA VIDA DESPUES DE LA MUERTE
La Naturaleza Constitucional Del Hombre
La Naturaleza Constitucional del Hombre. Acorde a Génesis 2:7 el hombre
es una combinación de dos cosas: “el polvo de la tierra” y el “aliento de vida”.
“La combinación de estas dos cosas (o elementos) produjo un alma viviente o
criatura viviente llamada hombre” [Sea Dios Veraz, Pág. 59]. Dicen también en
el mismo libro, página 60 que un estudio de la forma en que la palabra Hebrea
nephesh y la palabra Griega psuchee (las palabras Bíblicas usualmente traducidas
alma) son usadas en la Escritura revela que estos términos en ninguna parte están
conectados con palabras tales como “inmortal, sempiterna, eterna o imperedecera”;
es concluido por tanto que la Biblia en ninguna parte enseña que el alma humana
es inmortal. Que más bien al contrario la Biblia enseña que el alma humana es
mortal, usan tales pasajes como Ezequiel 18:4, “El alma que pecare, esa morirá”,
e Isaías 53:12, donde Cristo, quien es el profetizado, es dicho que “... derramó
su alma hasta la muerte ...” [Versión Moderna, Biblia de las Américas] - (Sea
Dios Veraz, Págs. 61-62).
En Asegúrense de Todas las Cosas, Pág. 349, alma es definida como sigue:
Un alma, celestial o terrenal, es un viviente, persona o criatura consciente (o
poseyendo sentido, consciente, inteligente). Un alma, celestial o terrenal, consiste
de un cuerpo juntamente con el principio de la vida o la fuerza de la vida actuando
en ella.
En su libro La Verdad Que Lleva a la Vida Eterna, en las páginas 35-37 leemos:
“... Entonces, ¿qué es el alma? ... Por tanto el hombre era un alma... Puesto que
el alma humana es el hombre mismo, entonces no puede ser algo parecido a una
sombra que meramente habite el cuerpo o que pueda existir separado de la persona
.... Puesto que el alma es la persona misma ... En consistencia con esta verdad
fundamental, ni una sola vez en todos sus versículos dice la Biblia que las almas
humanas o las almas animales sean inmortales, imperecederas, que no puedan ser
destruidas ni morir ... Vemos, pues, que el alma humana es la persona misma, y
cuando la persona muere, es el alma humana lo que muere”.
Estas declaraciones declaran que no puede haber alma que exista separada y
aparte del cuerpo. Un hombre es dicho que es un alma; él no posee un alma. Dicen
los Testigos en Sea Dios Veraz, Pág. 66: “No hay cosa alguna que indique que
Dios quiso decir que el pecador Adán nada más moriría de una manera ilusoria
pero que su alma seguiría viviendo para siempre”.
Por tanto, los Testigos de Jehová se oponen a la visión de que el hombre consiste
de cuerpo y alma; enseñan que el hombre es un alma que consiste de un cuerpo
conjuntamente con un principio de vida que actúa dentro de este. Vigorosamente
repudian la doctrina de la inmortalidad inherente del alma humana como el fun-
damento de la religión falsa.
En esta página 74 nos es dicho que el infierno descrito en Isaías 14:9, al cual el
rey de Babilonia — quien representa a Satanás — es dicho que desciende, es al
abismo al cual Satanás es arrojado al inicio del milenio (Apoc. 20:1-3). La palabra
aquí traducida infierno es, no obstante, Seol. [Compárese la Versión Moderna y
la Biblia de las Américas]. En este caso Seol obviamente no significa sepulcro,
en vista de que el diablo no tiene cuerpo que pueda ser arrojado a un sepulcro.
De esta manera su visión, también puede ser llamada la extinción del alma.
Aunque los Testigos afirman que no todas las personas serán resucitadas de los
muertos, pero que algunos permanecerán en la condición de no existencia en la
cual la muerte los ha sumergido, y aunque los Testigos también enseñan que los
miembros de los 144.000 que murieron ahora no se abaten en la inexistencia, sino
que son cambiados inmediatamente a espíritus inmortales, permanece cierto para
ellos, que todos los que no caen en la última categoría experimentarán la extinción
del alma cuando mueran.
¿Qué diremos acerca de esta visión? Debería ser observado primero que esta
visión del futuro del hombre entre la muerte y la resurrección nunca ha sido sos-
tenida por alguna rama reconocida de la Iglesia Cristiana. Aunque han habido
grupos que han abrazado visiones similares como por ejemplos los Anabaptistas
y los Socinianos del siglo 16, quienes sostenían que las almas de los hombres,
aunque aún en existencia después de la muerte, existen en un estado de completa
inconsciencia, y aunque han habido y hay teólogos ocasionales que están de esta
manera inclinados, la posición esbozada anteriormente nunca ha sido incorporada
en algunos de los credos históricos de la Cristiandad.