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Estudio de EITI señala que en seis años ninguna institución de las nueve
que analizó llegó a gastar todos sus recursos. Alipio Montes explica que no hay proyectos listos
y que hay demasiado burocratismo para ponerlos en ejecución.
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Redacción:
La República
Redacción sur
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De todas, el Gobierno Regional de Arequipa (GRA) ha tenido un mejor desempeño en esos seis
años analizados (2012-2017). Alcanzó su máxima ejecución en 2012. Gastó el 88% de los 254.1
millones de soles que tuvo entre sus manos.
La Unsa tuvo la peor performance durante dos años, aunque por obstáculos de la propia ley
del canon. En 2014 y 2015, apenas alcanzó el 3% y 1% respectivo de inversión. El analista
político Alipio Montes explica que la Unsa no podía invertir en proyectos de investigación, al
no ser considerados de desarrollo. Con la modificación repuntó en su ejecución.
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La que tuvo una inversión ascendente es la Municipalidad de Caylloma. En 2012 llegó a invertir
el 64%. Aunque tuvo una ligera caída en 2013, su capacidad creció al 85% en 2017.
Las actuaciones de las otras municipalidades son deficientes. Un caso es el de la Municipalidad
de Arequipa; pese a que se le transfiere, el gasto no es oneroso. En 2017 llegó a ejecutar el
56% de S/ 8.7 millones que recibió.
A Yarabamba, por ser área de influencia de la mina Cerro Verde, le inyectan recursos altos.
Pero su ejecución no es óptima. Por ejemplo, sólo llegó al 33% de los S/ 102 millones en 2016.
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Limitaciones
Pero, ¿cuáles son las razones para que la ejecución total se retrase año a año? Alipio Montes
ensaya dos posibilidades. Una es la poca capacidad para la elaboración de proyectos, sobre
todo de las municipalidades pequeñas. Esto sumado al déficit de profesionales competentes.
"Los municipios tienen fuertes limitaciones en la formulación de expedientes", asegura.
La segunda causa para Montes es el burocratismo en el Estado peruano. Las fases para
confeccionar los proyectos, además de las fiscalizaciones que hace Contraloría, hacen lenta la
realización de obras, precisa. Puso como ejemplo el proyecto Majes Siguas II.
El canon por algunos años es bastante significativo, lo que sorprende a la capacidad de las
instituciones, sostiene Montes. El canon se incrementó desde 2009 y el aumento fue violento
en 2012. "Debería hacerse una programación para que en época de vacas flacas se tengan
recursos para continuar ejecutando las obras".
Planteó que en los años de buena recaudación un porcentaje debe ser una reserva de
contingencia para años malos. Para el especialista, de esta forma se puede programar grandes
proyectos multianuales y de impacto y no solo gastar por gastar.