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La concepción de Lenin
sobre el socialismo en un solo país, 1915-1917
Erik Van Ree
2010
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CRÍTICA MARXISTA-LENINISTA
Lev Trotsky echó los cimientos de la interpretación según la cual Lenin sólo
se estaba refiriendo al establecimiento de la “dictadura del proletariado” en un solo
país [4]. El punto de vista que sostiene que Lenin no estaba hablando de la
construcción de una economía o sociedad socialista en un solo país sino
únicamente de la revolución y el establecimiento del poder obrero, puede
encontrarse expresada de varias formas en los trabajos de muchos distinguidos
especialistas [5]. El problema con esto es que Lenin habla en su artículo, en los
términos más claros, de la organización de la “producción socialista” en un solo
país –un punto extrañamente ignorado en la literatura especializada [6].
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Con la economía moderna creciendo más allá del marco del Estado-nación, no se
podría construir una economía socialista en un solo país – y por deducción, ni
siquiera en un país capitalista desarrollado [18]. Trotsky nunca escribió sobre este
asunto antes del inicio de la guerra.
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hasta tal punto que los Estados-nación se hacían obsoletos. Entre los que
defendían con firmeza el internacionalismo radical estaban los bolcheviques de
izquierda Nikolai Bujarin y Georgy Piatakov. En su obra seminal “El imperialismo y
la economía mundial”, escrita en su mayor parte en 1915, Bujarin lanzó la
“consigna de la destrucción de las fronteras estatales y la unión de las naciones en
una sola comunidad socialista”. Él veía a la economía imperialista como un todo,
global e integrado, sometida a un proceso de “nivelación económica”.
Paradójicamente, los Estados imperialistas se estaban constituyendo, también, en
unidades nacionales cerradas, enfrascadas en la competencia y la guerra; pero el
socialismo sería el heredero de la primera tendencia [19]. Durante 1915, los
bolcheviques de izquierda produjeron varios documentos en los que propusieron
unos Estados Unidos de Europa socialistas como objetivo de la lucha proletaria
[20]. Al mismo tiempo, en “La guerra y la Internacional” de 1914 (originalmente
escrito en alemán), Trotsky sostenía también que las fuerzas productivas habían
sobrepasado el Estado nacional, y que la economía mundial se había convertido
en un todo único e interdependiente. La defensa de la patria no tenía sentido para
el proletariado, y Trotsky ponía sus esperanzas en la creación de una “patria
mucho más poderosa y robusta: los Estados Unidos de Europa republicanos” [21].
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países individuales sólo fue posible durante las etapas iniciales del capitalismo
[27].
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Lenin postulaba que aunque Rusia no estaba lista para el socialismo, podía
sin embargo encontrarse comprometida en una guerra revolucionaria. En octubre
de 1915, sostuvo que si el partido del proletariado ruso tomaba el poder y
establecía la democracia, tendría que someter propuestas de paz a los Estados
beligerantes, que incluirían la liberación de las colonias. Sin embargo, esto no
debería considerarse como un esfuerzo serio para una paz justa sino como un
pretexto para que el futuro gobierno revolucionario ruso continúe la guerra sobre
una nueva base. Lenin admitía que ni Alemania ni Gran Bretaña ni Francia
aceptarían sus condiciones; en consecuencia, la “guerra revolucionaria” para
levantar a los pueblos de las colonias y al proletariado europeo a la revolución,
sería inevitable [34].
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Más audaz que Hilferding, Kautsky especuló sobre la posibilidad de que los
imperialistas lleguen a una solución pacífica de sus conflictos. Denominó “ultra-
imperialismo” a esta tendencia [48]. Esta especulación indignó a Lenin que estaba
convencido de la esencia belicosa del imperialismo. Lenin absolutizó la tesis de
Hilferding sobre el desarrollo desigual de las potencias capitalistas, insistiendo que
esa tendencia es una “ley absoluta”; de ahí que ninguna reconciliación entre los
imperialistas es realmente concebible. En su “Imperialismo”, Lenin reconoce la
realidad del “proceso de nivelación global” [nivelirovka mira] pero considera
inevitables las “diferencias en el ritmo [bystrotoi] del crecimiento de las diferentes
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Después de la revolución de Febrero, abruptamente, Lenin dejó de referirse
a la posibilidad del socialismo en un solo país. Esto obedeció a que concentró su
atención en el desarrollo revolucionario de una Rusia socioeconómicamente
atrasada. No se apartó de la posición ortodoxa que sostenía que los países
capitalistas estaban listos para el socialismo mientras que la Rusia
predominantemente campesina no lo estaba.
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“El poder militar de un país con los bancos nacionalizados es mayor que el
de un país con los bancos en manos privadas... Siempre se señala el
heroico patriotismo y los milagros del coraje militar de los franceses en los
años 1792-1793. Pero se olvida las... condiciones que hicieron posible
esos milagros... la transición del país entero... a un modo de producción
superior... El ejemplo de Francia nos demuestra una sola cosa: para hacer
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Poco después, ese mismo mes, Lenin escribió que los bolcheviques serán
prudentes al tomar el poder, para que nada pueda impedirles sostenerse en él.
Una vez tomado el aparato económico de las manos de la burguesía y puesto a
funcionar, podrán construir un Estado suficientemente fuerte que proseguirá hasta
la victoria de la revolución socialista mundial [76]. En suma, Lenin llegó a la
conclusión que una Rusia soviética aislada podría introducir un sistema socialista
en la banca y en la industria, y que esto la haría casi invencible y la convertiría en
un efectivo instrumento militar de la revolución mundial.
Conclusión
¿Qué nos dice todo esto acerca de Lenin? El líder bolchevique aparece
como un hombre preparado para desafiar lo que era considerado entonces como
ortodoxia marxista. Su aceptación del socialismo en un solo país como una opción
para los países capitalistas desarrollados y su defensa del inicio de la construcción
socialista en la Rusia atrasada, eran parte del único y mismo paquete del nuevo
pensamiento de Lenin. Teóricamente, ambas innovaciones estaban ligadas a su
admiración por el poder del mecanismo del Estado capitalista, Kriegssozialismus,
que supuestamente haría el camino al socialismo mucho más fácil de lo que los
socialdemócratas habían asumido anteriormente.
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¿No habrán sido unos pocos años o décadas? No. Ese no fue un desliz de
la pluma... Recuerdo bastante bien cómo durante el primer período, en el
Smolny, Lenin repetía, una y otra vez, en el Consejo de Comisarios del
Pueblo: en medio año contado desde ahora, tendremos socialismo y
seremos el Estado más poderoso de la Tierra... Él creía lo que decía [78].
Pero no pasó mucho tiempo para que Lenin fuera confrontado por la
realidad. La situación catastrófica en la que encontró a Rusia lo convenció pronto
de que sus sueños de una guerra revolucionaria victoriosa habían sido demasiado
ingenuos y presuntuosos. Cuando a inicios de enero de 1918, Lenin escribió –en
sus tesis sobre la cuestión de la paz– que para “el éxito del socialismo en Rusia”
eran necesarios “... por lo menos varios meses”; de hecho, estaba adoptando una
posición más realista. El líder soviético abogó por la paz con la Alemania imperial
porque el ejército no estaba en condiciones de llevar adelante una guerra
revolucionaria en los “próximos meses” [79]. En este punto, es fascinante ver que
la lógica subyacente en el pensamiento de Lenin permanece intacta: la
superposición de dos marcos temporales sugiere que el poner al ejército ruso en
un nivel de preparación suficiente estaba condicionado por la consecución de
alguna forma de consolidación económica socialista en ese país. No obstante, el
cambio en el estado de ánimo es innegable. El Tratado de Brest-Litovsk del 3 de
marzo de 1918 fue el principal fruto del reciente realismo de Lenin.
En el VII Congreso del Partido reunido después ese mismo mes, Lenin
observó que “es una verdad absoluta que sin la revolución alemana estamos
perdidos” [80]. Años después, en julio de 1921, célebremente resaltó que antes de
la revolución “pensábamos: o estalla inmediatamente la revolución –o por lo
menos muy pronto– en los otros países, más desarrollados en el aspecto
capitalista, o, de lo contrario, habremos de sucumbir” [81]. Según el punto de vista
común, confirmado ex post facto por el mismo Lenin, la revolución fue una apuesta
que sólo se atrevió a realizar porque esperaba que los obreros alemanes sacaran
del apuro al aislado régimen proletario. Sin embargo, el más breve vistazo a sus
escritos demuestra que sus reminiscencias de 1921 reflejan de modo incompleto
lo que había en su mente en la víspera de la revolución. Lo que le falta a esta
interpretación es que aún en caso de que los obreros alemanes no se levantaran,
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Lenin tenía confianza en que la Rusia soviética podría poner fin a su fatal
aislamiento por sí misma y abrir el camino al socialismo en Alemania mediante
una guerra revolucionaria. Una vez más, este escenario depende del supuesto de
la superioridad del sistema económico soviético. En otras palabras, junto a su
indudable fe en los obreros alemanes estaba su convicción de que el mecanismo
económico socialista podía ser establecido en un solo país –y en una forma
modificada o parcial, incluso en la atrasada Rusia. Esto fue lo que, en primer lugar,
dio a Lenin la confianza para llevar adelante la insurrección de Octubre.
Notas
1. Véase Lenin, Polne sobrante sochinenii (en adelante PSS), vol. 26, 351-55.
2. Véase: Elwood, “Lenin on holiday”, 125-27; y Rappaport, Conspirator, capítulos
16 y 17.
3. Daniels, The Conscience of the Revolution, 251-52 (453n.); y Daniels, The
Nature of Communism, 30, 174. Véase también: Meyer, Leninism, 220f. La
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Harding, Lenin’s Political Thought, vol. 2, 64; Haynes, Nikolai Bukharin, capítulo
2; y Kowalski, The Bolshevik Party, 30–44.
20. Véase: Gankin y Fisher, The Bolsheviks, 187–88, 190, 219–30, 222.
21. Trotzky, Der Krieg, 3, 6, 84. Sobre la posición de Trotsky durante la Primera
Guerra Mundial en relación con la “simultaneidad de las revoluciones
modernas”, sus interconexiones y su operación en la forma de una “reacción
en cadena”, véase Knei-Paz, The Social and Political Thought of Leon Trotsky,
303, 306–10. Véase también: Day, Leon Trotsky, 13–14; y Thatcher, ‘Uneven
and Combined Development’, 253–54.
22. Axelrod, Die Krise, 10–11, 13, 43.
23. Martov, Izbrannoe, 339–43 (también 521–12).
24. PSS, vol. 26, 21.
25. PSS, vol. 26, 35. Véase también: ibid., 281. Kowalski (The Bolshevik Party, 46)
interpreta esto como un “rechazo implícito de la posibilidad de una revolución
socialista en un solo país”.
26. MEW, vol. 4, 479.
27. PSS, vol. 26, 39–40. Véase también ibid., 75.
28. Véase: Gankin y Fisher, The Bolsheviks, 179–80; y Tiutiukin, Voina, 165–67.
29. KPSS, 329. En mayo-junio de 1915, Lenin escribió que en caso el socialismo
triunfara en Europa o Estados Unidos y fuera atacado por Japón o China,
aunque sólo sea diplomáticamente, “la guerra revolucionaria ofensiva” sería la
respuesta correcta. Lenin se refería a las sugerencias de Marx para la guerra
revolucionaria alemana contra los eslavos contrarrevolucionarios: PSS, vol. 26,
226f.
30. PSS, vol. 49, 101.
31. PSS, vol. 49, 112.
32. PSS, vol. 26, 352–55. Véase también: vol. 49, 119–20.
33. En “El Programa de la Paz”, Trotsky (Voina, 478–79) se dirige contra el artículo
de Lenin de agosto de 1915. El acepta que un proletariado no debe esperar por
los otros para hacer su revolución pero una “Rusia revolucionaria” o una
“Alemania socialista” aisladas estarían predestinadas al fracaso. En una
probable referencia a Lenin, Trotsky rechaza el “mesianismo nacional-
revolucionario que asume que precisamente su propio Estado nacional... está
llamado a conducir a la humanidad al socialismo o a la democracia”.
34. PSS, vol. 27, 50–51.
35. MEW, vol. 4, 374–75.
36. Bernstein, Grundsätze.
37. PSS, vol. 30, 133.
38. MEW, vol. 35, 357–58. En uno de sus cuadernos, Lenin copió un pasaje de
Engels de 1894 que decía que incluso una Rusia capitalista no podría alcanzar
el socialismo en ausencia de una revolución proletaria en: PSS, vol. 228, 484.
39. Véase por ejemplo: PSS, vol. 30, 50–51, 111–12. Véase también: vol. 26, 226f;
vol. 27, 405; vol. 28, 652–55.
40. PSS, vol. 30, 133–34.
41. PSS, vol. 30, 152. Véase también: ibid., 13; vol. 49, 288. En una crítica a Rosa
Luxemburgo escrita en julio de 1916, Lenin sostenía que era posible una
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“guerra de defensa del Estado socialista contra los Estados burgueses”: PSS,
vol. 30, 13.
42. PSS, vol. 30, 218–20. Véase también: Tiutiukin, Voina, 174.
43. Zinov′ev, ‘Rossiiskaia sotsial-demokratiia’, 129.
44. PSS, vol. 33: 50, 92, 94, 97–98, 101
45. Hilferding, Das Finanzkapital, Chapter 22 (cita en la página 452).
46. Véase: Fletcher, Revisionism, 61–62, 91; Bloch, ‘Der Kampf’, 261–62;
Schröder, ‘Eduard Bernsteins Stellung’.
47. PSS, vol. 27, 392–94.
48. Kautsky, ‘Der Imperialismus’, 919–21; ‘Zwei Schriften’, 144–45. Véase también:
Salvadori, Karl Kautsky, 181–203.
49. PSS, vol. 27, 367, 372–73, 378, 391–95, 415–17, 422–23. Véase también: vol.
28, 408–09. Para referencias al “ultraimperialismo”, véase también: vol. 26,
228–31; vol. 28, 243–5, 731. Para referencias al concepto de “desigualdad de
crecimiento” en los cuadernos de Lenin, véase: vol. 28, 177, 212. Véase
también: 411. Para referencias a los “Estados Unidos de Europa”: ibid.: 87,
111, 187, 304, 358ff, 401, 406, 408–09, 412, 418, 421–23, 592, 598, 666–67.
Sobre la teoría de Lenin sobre el imperialismo y el desarrollo desigual: Harding,
Lenin’s Political Thought, vol. 2, capítulo 3.
50. PSS, vol. 28, 360–61. Véase: Kautsky, ‘Krieg’, 105–07.
51. Fel′shtinskii, Arkhiv, 101. Véase también: Trotzki, Verratene Revolution, 284–
86; Trotsky, The Third International, 12, 43–44. Para referencias a Vollmar en
esta capacidad, véase también: Goodman, The Soviet Design, 4; Knei-Paz,
The Social and Political Thought of Leon Trotsky, 339n; Fetscher, Der
Marxismus, 33, 644, 647; Jansen, Georg von Vollmar, 16, 21–23, 88;
Steinberg, Sozialismus, 22, 31.
52. Vollmar, Der isolirte sozialistische Staat.
53. Atlanticus, Produktion.
54. Balabkins, ‘Der Zukunftsstaat’, 217, 229. Trotsky se refiere a eso en
“Resultados y Perspectivas”, 90-1. Para 1913, Lenin ciertamente lo había leído.
Véase PSS, vol. 28, 111.
55. La edición revisada conserva los pasajes cruciales acerca de la posibilidad de
que el socialismo se alcance primero en un país: Ballod, Der Zukunftsstaat,
49–50. Para la reacción de Lenin, véase: PSS, vol. 42, 342–43, 488n; vol. 44,
51; vol. 54, 146. Véase también: Balabkins, ‘Der Zukunftsstaat’, 229.
56. Para la historia del concepto de socialismo en un solo país en la
socialdemocracia alemana, véase: van Ree, “‘Socialism in one Country’ before
Stalin”, passim.
57. PSS, vol. 27, 386, 425–26.
58. PSS, vol. 34, 191–93.
59. PSS, vol. 33, 49–50, 97–8, 100–01.
60. Véase: Ascher, ‘“Radical” Imperialists’; y Sigel, Die Lensch-Cunow-Haenisch-
Gruppe. Para la opinión de Lenin sobre la interpretación de Lensch del
Kriegssozialismus, véase PSS, vol. 34, 191. Véase también: vol. 28, 576.
61. Hilferding, Das Finanzkapital, Capítulo 25. Para Parvus, véase, por ejemplo, su
Der Staat, die Industrie und der Sozialismus, de 1910, 126. Para el punto de
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