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NOTAS
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LA AVENTURA Y EL ORDEN:
LA VANGUARDIA Y LA REVISTA SUR
Nora Pasternac*
la que corresponde a sus autores, los A pesar de que éste y otros ras-
‘realistas italocriollos’. Dos tipos de gos son síntomas de cómo el grupo
escrituras y también dos públicos: era heterogéneo en su ruptura, poco
los que son ‘argentinos sin esfuerzo’ a poco va adquiriendo características
y los que, por su origen y por su
propias, más definidas, sin abando-
lengua, no pueden reivindicar una
larga tradición nacional.9
nar del todo cierto lirismo romántico.
En el número 4 aparece un manifies-
Aunque en los primeros números to redactado por Oliverio Girondo.
la revista es bastante ecléctica, tiene En primer lugar, hay una serie de
mucho del espíritu rebelde de la elementos ‘intelectualistas’ que son
vanguardia. Sus ataques se dirigen rechazados. En segundo lugar, apare-
contra Pío XI, contra el embajador ce la lista de valores positivos para
de la Rusia zarista todavía en funcio- la revista:
nes, Rubén Darío, la Liga Patriótica
MARTÍN FIERRO se encuentra,
–organización de extrema derecha–, por eso, más a gusto en un transat-
el regente de la ciudad de Buenos lántico moderno que en un palacio
Aires, Ricardo Rojas, Jacinto Bena- renacentista, y sostiene que un
vente, insultado sin atenuantes por buen Hispano-Suiza es una OBRA
haber aceptado una condecoración DE ARTE muchísimo más perfecta
del directorio de Primo de Rivera. que una silla de manos de la época
Entre todos, Lugones es el blanco de Luis XV.
MARTÍN FIERRO ve una posi-
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repetido, a pesar de que no faltan
los que sienten una condescendiente bilidad arquitectónica en un baúl
‘Innovation’, una lección de síntesis
y temperada admiración por el vate
en un ‘marconigrama’, una organi-
oficial, víctima de los más sarcásti-
cos y crueles ‘epitafios’ que se pro-
espectáculo; no me asustan sus convicciones de
digaban tanto a los enemigos como último tren y hasta me divierte la indignación que
a los amigos.10 provocan entre los paniaguados de la sociología
[...] Empecemos por confesar que la música del
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Carlos Altamirano y Beatriz Sarlo, Ensayos verso es pobre como música.” En cambio, Roberto
argentinos..., p. 150. Mariani, en el mismo número, escribe: “Hay un
10
Leopoldo Marechal dirá, resumiendo la pecado capital en Martín Fierro: el escandaloso
posición de algunos de los jóvenes colaboradores respeto al maestro Leopoldo Lugones. Se le ad-
de la revista: “Los que profesamos el versolibrismo mira en todo, sin reservas, es decir, como filólogo,
creemos agotado en nuestro favor el ya enojoso como versificador, como fascista [...] ¡Maestro: su
tema; rezongos de abuelo contra motivos más adhesión al fascismo es una porquería!”. Leopoldo
o menos hipotéticos nos resultan las palabras un Marechal, “Retrueque a Leopoldo Lugones” y
tanto candorosas del venerable maestro y tocayo Roberto Mariani, “Florida y Boedo, Martín Fierro
[...] Ante todo diré que no soy lugonófono: admiro y yo”, Martín Fierro, Adolfo Prieto, El periódico
la vida y la obra del maestro como se admira un ‘Martín Fierro’”..., p. 61 y 44.
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campo cultural cada vez más sólido sensibilidad’ como se decía un poco
y diversificado en una consolidación pomposamente, aunque el único
de la profesión de escritor, pintor, mú- que se conservó radicalmente ‘van-
sico, caricaturista, crítico literario y guardista’ hasta el final fue Oliverio
periodista como nunca antes se había Girondo. En realidad, los resultados
producido previamente a la década de de un cambio profundo en las formas
1920 en la historia argentina. poéticas sólo se perciben con verda-
Contradiciendo en parte la prime- dera agudeza un poco más tarde, por
ra afirmación de Guillermo de Torre ejemplo, en el grupo de la revista
que he citado, la producción de Poesía Buenos Aires, en los años
nuevas obras es abundante. Para 1950-1960. Sin embargo, el gozoso
los martinfierristas será sobre todo ambiente juvenil y el tono afirma-
el ejercicio de la poesía aunque no tivo y exultante ya no volverán a
falten los prosistas. repetirse de esta manera, entre otras
En 1927, Martín Fierro deja de cosas porque, a partir de 1929-1930,
publicarse, y es el año en que pare- desaparecido el relativo bienestar
ce terminar la etapa gregaria de la económico y la calma política, los
generación de jóvenes ultraístas y martinfierristas aparecerán como
martinifierristas. Los autores se rea- ‘los últimos hombres felices’ de
grupan nuevamente en otras empre- nuestra literatura.
sas ‘revisteriles’, pero ya no forman En cierto modo, Sur, cuyo primer
un frente único. En realidad, el cierre número aparece en enero de 1931, es 133
de Martín Fierro se produjo por una la heredera del martinfierrismo. No
división política y no estética: un sólo por los colaboradores, sino por
grupo de colaboradores proponía cierta continuidad de concepciones:
apoyar la candidatura a la reelección Jorge Luis Borges, Oliverio Giron-
del presidente radical Irigoyen y otro do, Conrado Nalé Roxlo, Francisco
sector se oponía a tal proyecto. A Luis Bernárdez, Ricardo Güiraldes,
estas divergencias se debe agregar Ramón Gómez de la Serna, Bernardo
el paso del tiempo y la maduración, Canal Feijoo, Eduardo Mallea, Ricar-
además de cierta tendencia a reple- do Molinari, Norah Lange, Leopoldo
garse en una obra personal que ya Marechal, Córdova Iturburu... Hay
no dependiera de una estética más o que decir, sin embargo, que para
menos compartida. 1930, la mayoría había abandonado
En conjunto, y gracias a la reno- los principios demasiado rigurosos
vación aportada por los jóvenes de la vanguardia. Además, la línea
ultraístas, se impone una ‘nueva sigue su curso a través del primer
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Victoria Ocampo, “Sur”, Sur, n° 268,
enero-febrero de 1961, p. 7-14.