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23.2.

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Prácticas antisindicales - Separación ilegal de
trabajadores participantes en negociación colectiva -
02/12/03 - Rol Nº 717-03
Santiago, dos de diciembre de dos mil tres. VISTOS: Se reproduce la sentencia
en alzada con excepción de sus fundamentos décimo y undécimo que se
eliminan, y se tiene en su lugar, y además, presente: Primero: Que don Cristián
Alarcón Ferrari interpone a fojas 132 y siguientes, recurso de aclaración y de
apelación subsidiaria, por estimar que el fallo de veintisiete de noviembre de
dos mil dos, escrito a fojas 92 y siguientes, en cuanto omite pronunciamiento
acerca de la reincorporación de los trabajadores despedidos con infracción a las
normas sobre protección de la actividad sindical, como de las remuneraciones
devengadas desde la fecha de la separación ilegal hasta la del reintegro efectivo,
por lo que debe enmendarse dicha sentencia conforme a derecho, solicitando en
consecuencia se dicte lo correspondiente en aquello que ha sido omitido.
Segundo: Que doña María Consuelo Zanzo García deduce a fojas 136 y
siguientes en representación de la Inspección Provincial del Trabajo de
Santiago, recurso de apelación en contra de dicho fallo, señalando que se dedujo
denuncia por prácticas antisindicales consistentes en la separación ilegal de
nueve trabajadores que participaban en el proceso de negociación colectiva con
la denunciada, las presiones indebidas del empleador con el objeto de obtener la
desafiliación sindical de los trabajadores y, el cambio ilegal de funciones de que
fue objeto el delegado sindical don Jorge Murúa Saavedra. Agrega que dichas
conductas fueron debidamente establecidas en el fallo apelado, sin que se
dispusieran las medidas de reparación de conformidad a ley, al no dar lugar a la
reincorporación de los trabajadores separados ilegalmente en virtud del fuero
que los amparaba, así como también, en cuanto se debe declarar que el proceso
de negociación colectiva ha concluido con el contrato colectivo que ha tenido
lugar al no haber dado respuesta el empleador al proyecto de contrato colectivo
presentado por los trabajadores, todo lo cual lo pide con expresa condenación
en costas. Tercero: Que son hechos de la causa, los siguientes: a) Consta a fojas
67 y siguientes, que fue recepcionado por la empresa con fecha 8 de julio de
2002, el proyecto de contrato colectivo presentado por el Sindicato Nacional de
Trabajadores Metalúrgicos, Comunicación, Energía y Actividades Conexas, que
consta de 32 cláusulas y que se aplica a los 15 trabajadores que en nómina anexa
se indican, de entre los que se encuentran los nueve trabajadores despedidos. b)
Que de acuerdo al documento acompañado a fojas 65, don Juan Arellano
Gutiérrez en representación de la empresa, en carta de 5 de julio de 2002,
comunicó su negativa a proporcionar los antecedentes solicitados por esa
organización sindical para la negociación colectiva, con fecha 4 de julio de 2002,
atendida la incertidumbre financiera y la situación comercial que afecta
nuestras actividades empresariales. c) Que de la documental de fojas 23 a 33 y
fojas 87, consta de las fiscalizaciones practicadas por la Inspección del Trabajo,
que entre el 3 y el 8 de julio de 2002 la empresa despidió a los nueve
trabajadores de que da cuenta la denuncia, Claudio Bravo Jara, Juan Sade
Guerrero, Héctor Varela Bustamante, Pedro Sepúlveda Araya, Johnny Castro
Cifuentes, Washington Mellado Retamales, Victor Hernández Carrera, Roberto
Parra Rojas y Sergio Mercado Beltrán. e) Que consta a fojas 51 que la
denunciada se negó a reincorporar a los trabajadores despedidos. Cuarto: Que
nuestro ordenamiento jurídico consagra el principio de la libertad sindical,
tanto por las garantías y derechos que reconoce nuestra Carta Fundamental en
su artículo 19 numerales 16 y 19, cómo de lo preceptuado en los Convenios 87,
98 y 135 de la Organización Internacional del Trabajo, incorporados al derecho
interno de acuerdo a lo dispuesto en el inciso segundo del artículo quinto
constitucional, así como también, por las normas contenidas en el Código del
Trabajo, en la forma modificada por la Ley 19.759 de 5 de Octubre de 2001, todo
lo cual ha sido reconocido en diversos fallos de nuestro más alto tribunal. De
conformidad a lo anterior, es que el derecho interno, consagra no sólo el
reconocimiento efectivo de dicho principio, sino además, ha establecido los
mecanismos correspondientes, destinados a una efectiva tutela de los derechos
de libertad sindical, entre otros, disponiendo los mecanismos de sanción en
sede jurisdiccional, de aquellas conductas que lesionen su efectivo ejercicio.
Quinto: Que de acuerdo a lo establecido en los artículos 289 y siguientes del
Código del Trabajo, se sancionan las prácticas desleales o antisindicales, que son
aquellas definidas en el inciso primero de esa disposición, que establece como
ilícitos, aquellas acciones que atenten contra la libertad sindical, de modo que el
bien jurídico protegido es la libertad sindical en sus diversas manifestaciones,
sin perjuicio de aquellas conductas que se consideran especialmente como
constitutivas de ilícitos de antisindicalidad, de acuerdo a lo establecido en las
citadas disposiciones legales, como aquellas específicas relativas a la
negociación colectiva, consagradas en los artículos 387 y siguientes del mismo
Código, normas éstas en concordancia con lo dispuesto en el Convenio 98 y que
consagran la tutela contra todo acto que menoscabe la libertad sindical, en
especial aquellos que dicen relación con la participación en actividades
sindicales, de entre las que se encuentra la negociación colectiva, conforme lo
establece el artículo tercero del Convenio 87, ambos de la Organización
Internacional del Trabajo, en cuanto consagran el derecho de los sindicatos a
organizar sus actividades y a formular sus programas de acción. Sexto: Que en
la especie, consta que se inició un proceso de negociación colectiva de parte del
Sindicato al que estaban afiliados los trabajadores, de carácter reglada, esto es,
de acuerdo a la modalidad normada en el Código, disposiciones éstas de orden
público laboral que consagran los derechos y deberes de las partes en el
procedimiento de negociación colectiva, el que no admite alteración en cuanto a
las normas reguladoras, por lo que no le es posible a las partes sustraerse del
imperio de las aplicables al procedimiento. ab Séptimo: Que tratándose de un
sindicato interempresa, deben aplicarse las normas especiales contenidas en el
artículo 334 bis y siguientes, como aquellas contenidas en el Capítulo I de Título
II del Libro IV del Código del Trabajo, al tenor de lo dispuesto en el artículo 334
bis C. Octavo: Que de acuerdo a la carta de 5 de julio rolante a fojas 65, la
empresa se negó a otorgar la información solicitada por el sindicato a efectos de
la negociación colectiva y que le fueran solicitadas el día anterior, sin que exista
constancia de que haya procedido a responder o a negarse a negociar
colectivamente de conformidad a la ley, de acuerdo al proyecto que por lo
demás, le fuera presentado tres días después. Que en virtud de lo anterior, la
empresa no ejerció la facultad relativa a la negociación interempresa contenida
en el artículo 334 bis A, ni dio contestación al proyecto de contrato colectivo de
acuerdo al artículo 330, por lo que procede se aplique el artículo 332 del Código
del Trabajo que dispone que llegado el vigésimo día de presentado el proyecto
de contrato colectivo sin que el empleador le haya dado respuesta, se entenderá
que lo acepta, salvo prórroga acordada por las partes de la que no existe
constancia en la especie. Noveno: Que en lo que corresponde a la separación
ilegal de los trabajadores, debe aplicarse la norma del artículo 328 del Código
del Trabajo que dispone que una vez presentado el proyecto de contrato
colectivo, el trabajador deberá permanecer afecto a la negociación colectiva
durante todo el proceso, sin perjuicio de las excepciones que la propia
disposición establece, lo que por lo tanto hace también aplicable la norma
contenida en el artículo 309 de la ley, en orden a que no ha podido el empleador
proceder al despido de esos trabajadores, por encontrarse afectos a un proceso
de negociación colectiva, y dentro de los plazos a que esa norma hace referencia.
En consideración a lo anterior, es que ha debido declararse la ilegalidad del
despido y ordenarse la reincorporación de los trabajadores afectados, de
acuerdo a lo establecido en el artículo 292 del Código del Trabajo, debiendo
asimismo pagarse las remuneraciones que hubieren correspondido entre el día
de la separación ilegal y el día del a reincorporación. Por estas consideraciones y
disposiciones legales citadas, y ejerciendo esta Corte las facultades que le
confiere el artículo 472 del Código del Trabajo, se confirma el fallo apelado de
veintisiete de noviembre de dos mil dos, escrito a fojas 92 y siguientes, con
declaración en cuanto: a) que el proyecto de contrato colectivo de trabajo
presentado a la empresa Electroerosión Japax S.A., de fecha 8 de julio de 2002 y
que rola a fojas 68 y siguientes, tiene el carácter de contrato colectivo de trabajo;
y, b) que la demandada Electroerosión Japax S.A. deberá proceder a la
reincorporación de los trabajadores Claudio Bravo Jara, Juan Sade Guerrero,
Héctor Varela Bustamante, Pedro Sepúlveda Araya, Johnny Castro Cifuentes,
Washington Mellado Retamales, Victor Hernández Carrera, Roberto Parra
Rojas y Sergio Mercado Beltrán y que fueren despedidos ilegalmente, actuación
además constitutiva de práctica antisindical, debiendo pagárseles las
remuneraciones que habrían percibido entre el día en que se produjo de cada
uno el despido ilegal y el día en que se les reincorpore a su trabajo. Se condena a
la demandada en costas de la causa y del recurso. Acordada con el voto en
contra del Ministro señor Muñoz Pardo quien estuvo por confirmar la sentencia
apelada sin modificaciones en virtud de los fundamentos allí consignados.
Regístrese y devuélvase con los documentos. Redacción del abogado integrante
señor Tapia. Rol 717-2003 Dictada por la Décima Sala de esta Corte, presidida
por el Ministro don Juan Manuel Muñoz Pardo y conformada por el Ministro
don Alejandro Solís Muñoz y Abogado Integrante don Francisco Tapia
Guerrero. No firma el ministro señor Solís, no obstante haber concurrido a la
vista y al acuerdo por encontrarse haciendo uso de feriado.
5.3.07
Negociación colectiva - Sistemas de ascensos

Santiago, cuatro de julio de dos mil seis.


Vistos:
Ante el Cuarto Juzgado del Trabajo de Santiago, en autos rol Nº 5.372-02, don
Hernán Norambuena Morales por si y en representación de los profesionales
afiliados al Sindicato Nacional de Profesionales Trabajadores del Instituto de
Investigaciones Agropecuarias, deduce demanda en contra de este último,
representado por su Director Nacional, don Francisco González del Río, a fin
que se declare que ésta obligado a cumplir los contratos individuales de trabajo
celebrados con los demandantes y, en consecuencia, calificarlos anualmente
conforme al Reglamento y ascenderlos en la escala de grados una vez que
reúnan el puntaje necesario y señalar como grado de cada uno de los afiliados el
indicado en la tabla que acompañan, ordenando incorporar a cada afiliado en
dicho grado y remunerarlo de acuerdo a ello, como también condenar al
demandado a pagar a los afiliados del Sindicato, desde octubre de 2000 hasta la
de pago efectivo, la diferencia de remuneraciones que existe entre lo que
percibieron y las que les correspondían si el Instituto hubiera cumplido desde
1998 en adelante con su obligación de calificar anualm ente conforme al
reglamento, según lo que se indica en la tabla acompañada, debidamente
reajustado y con intereses. En subsidio del punto anterior, piden aplicar el
mismo criterio empleado para el ascenso de grado y remuneraciones en la
situación análoga que se vivió y que se resolvió por el acuerdo de 1998 y, por
último, también en subsidio de los puntos anteriores, se ordene calificar de
acuerdo al criterio del reglamento y se incorpore en el grado y con la
remuneración respectiva. El demandado, contestando la demanda, opuso la
excepción de falta de capacidad del demandante o de personería o de
representación legal del que comparece a su nombre y, además, solicitó el
rechazo de la acción deducida en su contra, por las razones que detalla. El
tribunal de primera instancia, en fallo de doce de noviembre de dos mil tres,
escrito a fojas 267, rechazó la excepción dilatoria y la demanda, imponiendo a
cada parte sus costas y por mitades las comunes. De este fallo apeló la parte
demandante y una de las salas de la Corte de Apelaciones de Santiago, en
sentencia de veintinueve de septiembre de dos mil cuatro, que se lee a fojas 326,
confirmó la decisión de primer grado, sin modificaciones. En contra de esta
última sentencia, la demandante deduce recurso de casación en el fondo,
solicitando su anulación y la dictación de la sentencia de reemplazo que
describe, con costas.
Considerando:
Primero: Que la demandante funda su solicitud de nulidad en la infracción de
las disposiciones contenidas en los artículos 7, 41 y 10 Nº 4 del Código del
Trabajo y 1545 del Código Civil. Argumenta, en primer lugar, que de la
definición de contrato individual de trabajo se desprende que uno de sus
elementos esenciales está constituido por el pago de la remuneración acordada
por parte del empleador y que el no pago de ella hace incurrir a este último en
incumplimiento, tal cual como si el trabajador se negara a prestar los servicios
para los que fue contratado. Agrega que, de acuerdo al artículo 41 citado, la
remuneración es la contraprestación en dinero y las adicionales en especie,
avaluables en dinero, que el trabajador debe percibir del empleador por causa
del contrato de trabajo y que las partes concuerdan en que el Reglamento de
1993 incidía en las remuneraciones, específicamente e n la de los años 1993 y
1994, años en los que se aplicó ese Reglamento, por lo tanto, reguló lo que según
el artículo 7º mencionado es la principal obligación del empleador para con el
trabajador. Sostiene que tratándose de una materia en que las partes pueden
convenir libremente modificar, han determinado de mutuo acuerdo y mediante
voluntad tácita, manifestada en la aplicación en el tiempo del Reglamento de
1993, alterar los contratos de trabajo de manera que dicho reglamento regule y
determine las remuneraciones a percibir por cada trabajador como lo reconoce
el fallo de primer grado. En un segundo aspecto, se dice en el recurso que el
legislador reconoce la posibilidad que ciertas materias se modifiquen
unilateralmente por el empleador, esto es, el denominado jus variandi, lo que
hace excepción al artículo 1545 del Código Civil y 5º del Código del Trabajo,
pero esa facultad tiene límites, constituido por el menoscabo del trabajador, lo
que se presenta en el caso que se disminuyeran los ingresos del dependiente,
como ocurre en autos. Se sostiene que el error consiste en reconocer que dentro
de la facultad de mando del empleador no estuvo obligado a mantener el
sistema de evaluación del año 1993, pues se infringen los límites del jus
variandi, permitiendo la alteración unilateral del reglamento que formaba parte
del contrato de trabajo, contraviniendo los artículos citados. Añade que en nada
obsta que la sentencia se apoye en el artículo 3º inciso tercero del Código del
Trabajo, pues es un derecho excepcional, admitido solo cuando respete los
derechos del trabajador sobre sus condiciones de trabajo, siendo la esencial la
remuneración. Por último, el recurrente expone que el sistema de
remuneraciones basado en una escala de grados y el ascenso según calificación
anual, existió desde la creación del demandado y así fueron contratados los
demandantes quienes fueron ascendiendo e incrementando sus
remuneraciones. Incluso -dice el recurrente- el acuerdo del año 1998 reconoce
el incumplimiento en el que incurre el Instituto al no aplicar el Reglamento de
1993, durante los años 1995, 1996 y 1997, por lo tanto, es una convención
porque ha nacido del acuerdo de voluntades y no de la decisión unilateral de la
empresa. Agrega que se trata de una cláusula no escriturada, lo que no afecta su
validez por lo que debe entender se incorporada al contrato, pues ha sido
aplicada por las partes, para luego incluso reconocer que su incumplimiento
generó una deuda. Se sostiene que no reconocerla como cláusula tácita infringe
los artículos 1564 y 1546 del Código Civil, relativos a la buena fe contractual y a
que los contratos obligan no sólo a lo que en ellos se expresa, sino a todas las
cosas que emanan precisamente de la naturaleza de la obligación, o que por la
ley o la costumbre pertenecen a ella. Finaliza describiendo la influencia
sustancial en lo dispositivo del fallo, de los errores de derecho denunciados.
Segundo: Que en la sentencia impugnada, se establecieron como hechos, los
siguientes:
a) los trabajadores miembros del Sindicato son profesionales que prestan sus
servicios para el Instituto de Investigaciones Agropecuarias.
b) el 7 de enero de 1993 se aprobó por parte del Instituto de Investigaciones
Agropecuarias un Reglamento de Evaluación y Ascensos de los empleados y la
escala de remuneraciones de los mismos.
c) el Reglamento del año 1993, se aplicó ese año y durante 1994 y no se ha
incorporado al contrato de trabajo de los demandantes.
d) el acuerdo de 1998 estableció un mecanismo de solución ante un eventual
conflicto que pudiera suscitarse entre la Directiva del Instituto de
Investigaciones Agropecuarias y los Sindicatos por la no aplicación del
Reglamento de Evaluación durante los años 1995, 1996 y 1997.
Tercero: Que sobre la base de los hechos narrados en el motivo anterior, los
jueces del grado concluyeron que el Reglamento de 1993 nace como una forma
de establecer un mecanismo de evaluación y calificación que el Instituto de
Investigaciones Agropecuarias, en el ejercicio de su potestad de dirección,
consideró indispensable para el desarrollo de sus labores, facultad que
corresponde privativa y exclusivamente al empleador, conforme lo dispone el
artículo 3º inciso tercero del Código del Trabajo y que el demandado no estaba
obligado a mantener ese mecanismo y menos a aumentar las remuneraciones de
los trabajadores, lo que constituía una mera expectativa para ellos, siendo
admisible que aplicara otros sistemas en el tiempo. Por tales motivos
rechazaron la demanda intentada en estos autos.
Cuarto: Que, en primer término, debe anotarse que el recurso de autos
descansa en la noc ión de que el sistema de Evaluación y Ascensos fijado en el
reglamento dictado en 1993 por el Instituto de Investigaciones Agropecuarias
no podría haber sido modificado por el demandado, en la medida que se había
incorporado y formaba parte de los contratos de trabajo de los actores.
Quinto: Que esa premisa no tiene asidero, desde el instante que esa normativa
no se originó en un acuerdo de voluntades entre empleador y sus dependientes,
sino que nació del ejercicio de las potestades de dirección del primero y, por lo
tanto, el referido sistema de evaluación podía ser modificado unilateralmente
por la misma parte, sin lesionar derechos adquiridos de los trabajadores,
aunque afectara expectativas de mejores niveles de remuneraciones como
consecuencia de los eventuales ascensos que pudieran obtener según sus
calificaciones.
Sexto: Que, en esta perspectiva es dable señalar que la facultad de organizar,
dirigir y administrar la entidad empleadora reconocida en el inciso segundo del
artículo 306 del Código del Trabajo, como privativas del empleador, y por ende,
expresamente excluidas de la negociación colectiva, comprende la de establecer
sistemas de ascensos, con los respectivos incrementos de remuneraciones para
los trabajadores dependientes de la organización, sin que ellas estén limitadas
por las restricciones que el legislador ha impuesto en determinados aspectos
específicos a esta amplia facultad, entre otras disposiciones, en el artículo 12 del
Código del Trabajo, pues un criterio contrario pugnaría con el concepto de
empresa sujeta a una dirección que se consigna, a su vez, en el inciso tercero del
artículo 3º del mismo cuerpo legal.
Séptimo: Que de lo anterior se sigue que no sea posible sostener que la
dictación del aludido reglamento de 1993, por parte del Instituto demandado en
estos autos haya traído consigo la sanción de cláusulas tácitas en los contratos
de su personal, en cuanto esa normativa no nació de un acuerdo de voluntades
sino de la aplicación de facultades propias del empleador.
Octavo: Que las consideraciones expuestas conducen a concluir que la
sentencia impugnada no incurrió en los errores de derecho que le atribuyen los
recurrentes y que, por lo tanto, procede desestimar su solicitud de anulación de
dicho fallo.
Por estas consideraciones y visto, además, lo dispuesto en los artículos
764, 767, 771, 772 y 783 del Código de Procedimiento Civil, se rechaza, sin
costas, el recurso de casación en el fondo deducido por la demandante a fojas
327, contra la sentencia de veintinueve de septiembre de dos mil cuatro, que se
lee a fojas 326. Redacción del Ministro don Urbano Marín V.
Regístrese y devuélvase con sus agregados.
Nº 5.383-04.

Pronunciada por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por los Ministros
señores Orlando Álvarez H., Urbano Marín V. y Jorge Medina C. y los Abogados
Integrantes señores José Fernández R. y Ricardo Peralta V.. No firman los
señores Fernández y Peralta, no obstante haber concurrido a la vista y acuerdo
del fallo de la causa, por estar ausentes. Autoriza la Secretaria Subrogante de la
Corte Suprema, señora Carola Herrera Brummer.

--
MARIO ENRIQUE AGUILA INOSTROZA
Abogado U. Católica de Chile
http://aucia.cl
Puerto Montt

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