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1. Antecedentes históricos
Según (Serway, 2009) Muchos historiadores de la ciencia creen que la brújula, que
utiliza una aguja magnética, fue usada en China desde el siglo xiii a. C., y que su
invención es de origen árabe o indio. Desde el año 800 a. C. los griegos ya tenían
conocimientos sobre el magnetismo. Descubrieron que la magnetita (Fe3O4) atrae
fragmentos de hierro. La leyenda adjudica el nombre magnetita al pastor Magnes, que
atraía trozos de magnetita con los clavos de sus sandalias y el casquillo de su bastón
mientras pastoreaba sus rebaños.
En el año 1269 un francés de nombre Pierre de Maricourt descubrió que las direcciones
a las que apuntaba una aguja al acercársele un imán natural esférico formaban líneas que
rodeaban a la esfera y pasaban a través de ésta en dos puntos diametralmente opuestos
uno del otro, a los que llamó polos del imán. Algunos experimentos demostraron que
todo imán, tiene dos polos, uno norte (N) y otro sur (S), que ejercen fuerzas sobre otros
polos magnéticos de manera similar como las cargas eléctricas ejercen fuerzas entre sí.
Esto es, polos iguales (N-N o S-S) se repelen y polos opuestos (N-S) se atraen.
En el año 1600 William Gilbert (1540-1603) amplió el experimento de Maricourt
aplicándolo a una diversidad de materiales. Con base en que la aguja de una brújula se
orienta en direcciones preferenciales, sugirió que la Tierra misma es un imán
permanente gigantesco. En 1750, en otros experimentos se utilizó una balanza de
torsión para demostrar que los polos magnéticos ejercen entre sí fuerzas de atracción o
de repulsión y que estas fuerzas varían en función del inverso del cuadrado de la
distancia entre los polos que interactúan.
La correspondencia entre la electricidad y el magnetismo fue descubierta en 1819
cuando, en el transcurso de una demostración en una conferencia, el científico danés
Hans Christian Oersted descubrió que una corriente eléctrica en un alambre desviaba la
aguja de una brújula cercana. Durante 1820, Faraday y Joseph Henry (1797-1878)
demostraron, de manera independiente, relaciones adicionales entre la electricidad y el
magnetismo. Mostraron que es posible crear una corriente eléctrica en un circuito ya sea
moviendo un imán cerca de él o variando la corriente de algún circuito cercano. Estas
observaciones demuestran que una variación en un campo magnético crea un campo
eléctrico.
Años después, el trabajo teórico de Maxwell demostró que lo contrario también es
cierto: un campo eléctrico que varía crea un campo magnético. (Serway, 2009).
2. Fuerzas magnéticas sobre cargas móviles
La fuerza magnética ejercida sobre una carga en movimiento tiene cuatro características
esenciales. La primera es que su magnitud es proporcional a la magnitud de la carga.
La segunda característica es que la magnitud de la fuerza también es proporcional a la
magnitud, o “intensidad”, del campo; si duplicamos la magnitud del campo (por
ejemplo, usando dos imanes de barra en vez de uno solo) sin cambiar la carga o su
velocidad, la fuerza se duplicará.
4. El magnetismo en la naturaleza
(Buffa, A & Willson, J. 2007) menciona que, durante siglos, los seres humanos
confiaron en las brújulas para obtener información sobre el rumbo que querían seguir.
Investigaciones recientes indican que algunos organismos parecen tener sus propios
sensores direccionales incorporados. Por ejemplo, se sabe que algunas especies de
bacterias son magneto táctica, es decir, sienten la presencia y la dirección del campo
magnético terrestre.
En la década de 1980, se hicieron experimentos con bacterias que comúnmente se
encuentran en lodazales, pantanos o estanques. En un campo magnético en el
laboratorio, cuando se observaba al microscopio una gota de agua lodosa, había una
especie de bacterias que siempre migraban en dirección del campo, de la misma forma
como lo hacen en su ambiente natural, con el campo de la Tierra. Además, cuando esas
bacterias morían y ya no podían migrar, mantenían su alineamiento con el campo
magnético, incluso cuando este cambiaba su dirección. Se concluyó que los miembros
de esta especie funcionan como dipolos magnéticos o brújulas biológicas. Una vez
alineadas con el campo, emigran a lo largo de líneas de campo magnético, tan solo
moviendo sus flagelos (apéndices con forma de látigo).
5. Aplicaciones:
5.1. Galvanómetro de cuadro móvil
El galvanómetro de cuadro o bobina móvil se basa en el fenómeno anteriormente
descrito. La expresión del momento M de la fuerza magnética aplicada a una bobina de
N espiras resulta de multiplicar por el número de espiras el momento de una sola, es
decir:
𝑀 = 𝑁 · 𝐵 · 𝐼 · 𝑆 · 𝑠𝑒𝑛 𝜑
Como verás el momento M y la intensidad de corriente I son directamente
proporcionales.
En un galvanómetro de cuadro móvil una aguja cuyo extremo señala una escala
graduada se mueve junto con una bobina, y un resorte en espiral se opone a cualquier
movimiento de giro, manteniendo la aguja, en ausencia de corriente, en el cero de la
escala.
Si se hace pasar por la bobina una corriente eléctrica, el par de las fuerzas magnéticas
deforman el resorte oponiéndose al par recuperador de éste. Cuando sus momentos
respectivos se igualan, la aguja se detiene en una posición que estará tanto más
desplazada del origen de la escala cuanto mayor sea la intensidad de corriente que
circula por el galvanómetro.
5.2. Motor eléctrico
Aun cuando una bobina por la que circula una corriente eléctrica puede girar por la
acción de un campo magnético, dicho giro es transitorio y acaba cuando el plano de la
bobina se sitúa perpendicularmente al campo.
Para conseguir un movimiento de rotación continuado es necesario que en cada media
vuelta se invierta el sentido de la corriente que circula por la bobina, con lo que el nuevo
par actuando en el sentido del movimiento provoca la siguiente media vuelta y así
sucesivamente.
Aun cuando en la posición de la bobina perpendicular a las líneas de fuerza el momento
es nulo, dicha orientación es sobrepasada debido a la inercia de la bobina en
movimiento, lo que permite que el nuevo par entre en acción.
6. EL MAGNETISMO NATURAL
6.1. El magnetismo de la materia
El hecho de que los campos magnéticos producidos por los imanes fueran semejantes a
los producidos por las corrientes eléctricas llevó a Ampere a explicar el magnetismo
natural en términos de corrientes eléctricas.
7. Bibliografía
Hugh, Y & Freedman, R. (2009). Física universitaria con física moderna.
volumen 2. Decimosegunda edición. México: editorial. PEARSON
EDUCACIÓN
Serway, R & Jewett, j. (2009). Física para ciencias e ingeniería con Física
Moderna. Volumen 2. Séptima edición. Santafé, México. Editorial : Cengage
Learning Editores,S.A. de C.V
Bufa, A; Wilson, J. & Lou, B. (2007). Física. Sexta edición. México. Editorial:
PEARSON EDUCACIÓN.